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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA


UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL
DE LA FUERZA ARMADA NACIONAL BOLIVARIANA
U.N.E.F.A-EXTENSIÓN PUNTO FIJO.
4to SEMESTRE ENFERMERÍA SECCIÓN “A”
CATEDRA BOLIVARIANA II

UNIDAD 1

DOCENTE: Licda. MILDRED PETIT

Br. MELÉNDEZ, ALFREDO


Br. GARCIA, AIMARA
Br. FIERRO, HUGO
Br. MOSQUERA, ALAINET
Br. MOLLEDA, HEBERTO

COMUNIDAD CARDÓN, OCTUBRE DE 2019


1.- BOLÍVAR LIDER CONTINENTAL: Nuestro líder Simón Bolívar nace como
conductor de la Independencia durante la campaña de 1813, con 70 hombres y ahora
contando con un ejército de oficiales experimentados, entre los cuales ya no habían
vacilantes ni traidores, lo seguían con absoluta confianza y de cada uno de ellos se sabía
muy bien lo que podía esperarse en pericia y arrojo.
La propia población civil comenzaba a aprender lo que tendría que dar para la
defensa común, y de aquellas masas huidizas de la Primera República habría hecho
soldados que los mismos combatían en las ardientes llanuras, a nivel del mar, que en las
montañas, a mil seiscientos o cuatro mil metros de altura; a machete, a lanza o con el fusil,
que aprendían a manejar en el propio campo de batalla.
A partir de ese momento, y a pesar de las derrotas, de las traiciones y los
desengaños, tuvo grandes victorias, importantes adhesiones y la fe inquebrantable del
triunfo de un ideal: la independencia absoluta de América. Sin embargo, en esta etapa, la
falta de conciencia nacional y el carácter remoto de la ideología de la independencia,
desemboca en un regionalismo que es expresión del fenómeno del caudillo, que es otra de
las típicas expresiones de la guerra de la independencia y de la desintegración del orden
social, político y cultural estructurado a lo largo de la colonia.
Los triunfos de Bolívar y Mariño en las acciones militares de la Campaña
Admirable y la Campaña Libertadora de Oriente, no lograron la integración de los patriotas
de oriente y los del centro, y esa falta de unidad va a incidir en el fracaso de la Segunda
República. Esta falta de unidad entre los patriotas, que desemboca en la anarquía que divide
a los republicanos y que les impidió unirse detrás de un líder, fue un problema que tuvo que
enfrentar Bolívar, inclusive hasta el último momento de su existencia.
Los principales caudillos se despreciaban mutuamente, pues cada uno creía que su
versión de la causa patriota merecía el apoyo de todos los demás.
Lo que distinguió a Bolívar de todos los jefes patriotas fue la visión continental de
América, que trascendía los intereses locales, así como su disposición a sacrificar los
intereses de quien fuera, incluso los propios, con el fin de que dicha visión se hiciera
realidad.
2.- ANEXIÓN DE GUAYAQUIL A COLOMBIA: La primera llegada de Bolívar a
Guayaquil se produjo el 11 de julio de 1822. La tradicional cortesía y generosidad
guayaquileña hizo que sea recibido con grandes muestras de júbilo: no se recibía al
“Libertador”, puesto que Guayaquil se había independizado dos años antes y sin su ayuda;
se recibía simplemente a un gran hombre de América.
Durante casi una hora y acompañado por Olmedo, Roca y Jimena -miembros de la
Junta de Gobierno-, cabildantes y personas notables de la ciudad, Bolívar caminó en medio
de la algarabía de la multitud entre los aplausos y el tremolar de las banderas de Colombia
y Guayaquil.
Guayaquil sabía que ella representaba la esencia de la libertad y, generosa como era,
sabía también que, así como su participación había sido determinante para dar la libertad a
Quito y consolidar la independencia de Colombia, de ella dependía también -en gran parte-
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la libertad del Perú; por eso, queriendo compartir su independencia y su condición de
república soberana, Guayaquil aclamó a Bolívar con expresivos gritos de “Viva
Colombia… viva el Libertador” o “Viva Bolívar… Viva el Perú”.
Muchos han querido ver en el entusiasmo guayaquileño un oculto deseo de ser
anexados a Colombia o al Perú, e indudablemente así pudo ser; pero el deseo de mantenerse
independiente lo constató el propio Bolívar, cuando desde veredas y balcones -por encima
de los vivas a Colombia y Perú- la gran mayoría de guayaquileños lo saludó expresándole
con voz emocionada “Viva Guayaquil Independiente”; confirmándole así su deseo de no
ser anexados a ningún país extranjero.
Por otro lado, ¿por qué querría Guayaquil anexarse a Colombia, con la que debido a
las distancias desde épocas coloniales no la unía ningún vínculo? o, ¿por qué querría
anexarse al Perú, que aún permanecía bajo el dominio español?
Y no podía ser de otra manera. “El pueblo de Guayaquil había declarado su
independencia sin la intervención de otros pueblos. Libre por sí mismo, por nadie libertado,
tenía perfecto derecho para darse un gobierno propio o por escoger la nacionalidad que más
le conviniese. Recibió auxilio y armas del Perú y soldados de Colombia para sostener su
independencia, pero a cambio, agotó sus recursos pecuniarios y dio su contingente de
tropas para libertar las provincias de Quito en cuatro campañas sucesivas. Los colombianos
no figuran solos en la batalla del Pichincha que terminó la guerra.
Atenidos a ellos solos no habrían podido librar esa memorable batalla, a la cual
concurrieron dos batallones peruanos, un escuadrón argentino y un batallón de
guayaquileños” (Dr. Aguirre Abad.- Bosquejo Histórico de la República del Ecuador, p.
198).
Ante la complejidad de esta situación y envuelto en su megalomanía -frustrada ante
un pueblo que logró ser libre sin su participación y que por el contrario, le había abierto sus
puertas para que pueda continuar sus campañas-, Bolívar se negó a aceptar la existencia de
un estado soberano que pudiera ensombrecer su grandeza, y respaldado por una fuerza de
1.300 bayonetas que lo acompañaba, inventó un estado de caos republicano para justificar
una resolución violenta que se produjo el 13 de julio cuando -de manera prepotente y
abusiva- asumió el mando civil y militar de la provincia, se proclamó Jefe Supremo y a
través de su secretario envió a la Junta de Gobierno un oficio en el que decía: “S. E. el
Libertador de Colombia, para salvar al pueblo de Guayaquil de la espantosa anarquía en
que se halla, y evitar las funestas consecuencias de aquella, acogió, oyendo el clamor
general, bajo la protección de Colombia al pueblo de Guayaquil; encargándose S. E. del
mando político y militar de esta ciudad y su provincia…” (Camilo Destruge.- Historia de la
Revolución de Octubre y Campaña Libertadora).
Esta comunicación, que ni siquiera llevaba la firma del Libertador, fue recibida con
indignación por los miembros del cabildo guayaquileño, quienes comprendieron que ante
tal atropello no podían ofrecer ningún tipo de oposición.
Así, de manera artera, Bolívar ocupó y tomó por la fuerza la ciudad capital de la
Provincia Libre de Guayaquil, poniendo fin a un año y nueve meses en que había
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permanecido independiente y soberana, con un gobierno propio representado por una Junta
que había sido elegida democráticamente por voluntad del pueblo, con un territorio
definido que -con sus 53.000 km2– integraba en un solo Estado todos los territorios de las
actuales provincias de Manabí, Bolívar, Los Ríos, Guayas y El Oro; el sur de Esmeraldas, y
las estribaciones de la cordillera occidental.
Con una Constitución conjugada en el Reglamento Provisorio de Gobierno, con un
periódico, el Patriota de Guayaquil, que circulaba regularmente informando y orientando a
la ciudadanía a través de una libertad de prensa sin tapujos ni intereses; con un ejército, la
División Protectora de Quito, que con patriotismo había regado con su sangre todos los
campos de batalla para libertar a toda la audiencia; con una marina, representada por la
goleta Alcance y sus fuerzas sutiles; con una bandera -la gloriosa celeste y blanco- que
había flameado en todos los campos de batalla durante las luchas por
la independencia; y una condición de Estado Soberano reconocida por Colombia y Perú y,
sobre todo, por el representante de la corona española, Melchor Aymerich, Presidente de la
Audiencia de Quito, quien en su oportunidad había escrito a Olmedo, dirigiéndose a él
como Presidente de la Junta de Gobierno de Guayaquil.
“Papel mojado fue para Bolívar el Acta de Independencia de Guayaquil, no le
importó la libre determinación de la provincia, nada dijo el derecho de gobierno de los
pueblos al lector de Montesquieu y de Rousseau, no franqueó sino que rompió las puertas
de la ciudad: ¡”Alea jacta est”, hemos hecho la historia! (J. I. Cazorla.- Olmedo y su
Tiempo, p. 73).
La prepotente y abusiva actitud de Bolívar puso fin a la natural alegría de la ciudad,
y acalló los gritos que expresaban su voluntad independentista. El glorioso pabellón celeste
y blanco fue arriado y sustituido por el tricolor de Colombia que fue izado en el muelle, se
disolvió la Junta de Gobierno de Guayaquil y sus miembros, atropellados por el dictador,
tuvieron que abandonar el país.
Consumado el abuso, Bolívar se preparó para recibir al Gral. San Martín, con quien
se había citado en la ciudad que acababa de someter.
Ante estos hechos, los guayaquileños, indignados, escribieron en los muros y
paredes de la ciudad: “Aquí tremoló la intriga… Un tricolor sostenido por la fuerza, con
mengua de los derechos del pueblo guayaquileño”.
Cuando en la mañana del 26 de julio llegó a Guayaquil el Gral. San Martín, con
intenciones de anexarla al Perú, en el mismo muelle fue recibido por Bolívar quien estrechó
su mano diciéndole: “Bienvenido a Colombia…” Pocos días después, el 31 de julio de
1822, la asamblea provincial o colegio electoral -presionado por Bolívar- ratificó lo hecho y
declaró que desde ese momento Guayaquil quedaba para siempre restituida a Colombia.
3.- CAMPAÑAS DEL SUR: Las Campañas del Sur es el nombre con que se conoce a una
serie de campañas militares que emprendió la Gran Colombia al sur de su territorio entre
1821 y 1826 contra el dominio español en la América del Sur y que tuvieron una
importancia decisiva para la independencia de las actuales repúblicas de Ecuador, Perú y
Bolivia.
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La definición de qué hechos comprendieron las campañas del Sur varía, tal que
algunos historiadores llaman así a las campañas libertadoras de Quito y Pasto entre 1820 y
1822, mientras que otros se refieren a las operaciones militares desde 1821 hasta 1826
cuando capituló la fortaleza de El Callao (Ciudad portuaria ubicado en la provincia
constitucional del Callao la cual se ubica en el centro-oeste del Perú y a su vez en la costa
central del litoral peruano y en la zona central occidental de América del Sur). Sin
embargo, se puede decir a ciencia cierta que las campañas del Sur tuvieron por objeto
finalizar la guerra de independencia americana, y como resultado el auge de la influencia y
el poder de la Gran Colombia que bajo la presidencia de Simón Bolívar buscaba la unión de
los nuevos estados

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