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La dactiloscopia a lo largo de la historia

La dactiloscopia es uno de los métodos más usados actualmente para identificar a las personas,

usados popularmente en el campo de la ciencia forense para la identificación de criminales.

Aunque desde hace mucho tiempo atrás en el año 220 algunas personas en China usaban sus

huellas dactilares para firmar documentos importantes, el reconocimiento de la huella dactilar

como una forma de identificación infalible no fue reconocido sino hasta 1684 en el que el

científico Nehemian Grew hizo un exhaustivo análisis de las crestas dactilares de manos y pies.

Johann Christoph Mayer llegó a la conclusión de que no existían dos personas con una misma

huella, según el estudio que el realizó producto de su libro Anatomical Copper-plates with

Appropiate Explanations, Y, aunque aún había mucho escepticismo alrededor de las

conclusiones sacadas sobre este, lo cierto es que probo ser correcta. Gracias a los avances

realizados por Francis Galton en el descubrimiento de los llamados Patrones Galton, en Junio de

1892, en Argentina, un policía aficionado al trabajo que el Señor Galton realizó, se atrapó al

primer asesino usando huellas dactilares, comparando las huellas del asesino con un trozo de

madera con sangre impregnado con su rastro dactilar, de la que en un principio no se pensaba

era la asesina, de inmediato confesos su delito, la cual había asesinado a sus dos hijos.

Este método de identificación desplazó al hasta entonces más usado método de identificación

de criminales: el método de la antropometría o método Bertillon, el cual usaba las medidas del

cuerpo para poder identificar a los criminales. Este método se encontró más dispendioso y menos

efectivo que él método de la dactiloscopia. Así, en 1905, Juan Vucetich implemento a las huellas

digitales como un método estandarizado para el registro e identificación de personas en su

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condado. Mientras que, en 1905, Eduar Henry contribuyó en un método para realizar la primera

base de datos de huellas digitales, que podía usarse para indexar y ubicar las huellas digitales de

manera rápida de entre muchos otros registros. Y fue en ese mismo año en el que una huella

dactilar había sido prueba suficiente para acusar a dos criminales de homicidio.

En estados unidos la dactiloscopia duró más tiempo en ser reconocidas e introducidas. Después

del caso en New Jersey, cuando Eduard Hall y Elionor Mills fueron asesinados, el perpetrador

pudo ser identificado luego de haber encontrado coincidencias en sus huellas con las encontradas

una carta de papel que ella tocó y dejó en la escena del crimen. A partir de ese momento en

Estados Unidos rápidamente se hicieron avances en el campo. Se destinaron 56000 dólares para

establecer el departamento de huellas digitales en el FBI, el cuál, mediante el método de la

captura electrónica el sistema era capaz de guardar cualquier huella digital y luego encontrarla de

nuevo de entre más de 100.000.000 (en el caso del sistema del FBI).

Luego de un gran avance en el campo de la dactiloscopia se ingeniaron herramientas para poder

esclarecer huellas o para resaltarlas, con polvos como el de carbono o el polvo fluorescente que

resalta las huellas en lugares en los que no es muy fácil identificarlas. También usan

herramientas como las distintas escobillas que cuidan de no dañar la huella y de cintas en los

cuales se recogía la huella hallada. Esta era pegada a un formato que se rellenaba escribiendo la

ubicación en donde se ubicaban las huellas antes de extraerse con el fin de ser utilizadas como

material probatorio de un crimen en una corte. Más adelante se ingenió un láser que funciona

para identificar huellas aun cuando la humedad y la grasa de una huella se degrada, ya que este

ilumina los residuos de sodio y otros compuestos que deja la huella luego de secarse.

Luego de estos avances, la dactiloscopia se convirtió en un método ampliamente utilizado en

todos los países del mundo no solo para identificar criminales, sino para validar documentos y
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verificar a las personas, y da pasos agigantados para hacer cada vez más difícil esconder los

rastros de un crimen y facilitar el trabajo forense.