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El colesterol es un tipo de grasa que se encuentra solamente en los alimentos de origen animal. En
el cuerpo humano, esta grasa es necesaria para producir hormonas como las sexuales, formar las
paredes de nuestras células, las sales biliares y la vitamina D.
Una ingesta elevada de colestrol puede por sí misma constituir un riesgo, más allá de cualquier
efecto sobre las concentraciones séricas de colesterol (OMS, 1990). Los problemas de salud
asociados con cantidades escasas de grasas en la dieta se relacionan con la densidad energética de
las dietas y el volumen total de alimentos que se deben consumir para satisfacer las necesidades de
energía.
Entre las enfermedades que afectan a las sociedades más desarrolladas económica y socialmente,
las que afectan principalmente al corazón constituyen un grupo muy importante. La gran
trascendencia sanitaria que tienen las enfermedades cardiovasculares deriva de su elevada
morbilidad y mortalidad y, en consecuencia, de las importantes incapacidades que producen. Son
el origen del 40-50% de todas las defunciones.
La aterosclerosis, se produce por una infiltración de la pared arterial por sustancias grasas
procedentes del torrente sanguíneo, que originan depósitos de colesterol, que actúan como
irritantes, que dan lugar a la inflamación y proliferación celular. Numerosos trabajos
epidemiológicos y experimentales han venido a confirmar esta teoría que, con el progresivo
conocimiento de los lípidos plasmáticos, ha llevado desde "la participación de las grasas de la
sangre" hasta el análisis del papel de las subfracciones de las apolipoproteínas como agentes
etiológicos de la patogenia de la aterosclerosis. Otros hechos importantes en la reafirmación y
evolución de estos conocimientos son el descubrimiento de Windaus (1910) de que las aortas
ateromatosas contienen mucho más colesterol libre y esterificado que las normales.
La hipertensión arterial constituye una de las causas más importantes de patología del sistema
cardiovascular; cuanto más elevados son los valores de la presión arterial (y de manera especial los
de la presión diastólica), mayor es el riesgo de sufrir un infarto de miocardio. La hipertensión arterial
favorece la implantación y el desarrollo de las lesiones ateromatosas, de manera especial en los
vasos de mediano calibre. Además, da lugar a hipertrofia de la pared del ventrículo izquierdo y a
una serie de alteraciones derivadas de la misma, como son una mayor predisposición a la
insuficiencia cardíaca, el infarto de miocardio o los accidentes cerebrovasculares.
Los triglicéridos son lípidos (grasas), al igual que el colesterol y los fosfolípidos. Los triglicéridos son
la forma ideal para el almacenamiento de energía en nuestro organismo. Existen dos fuentes
importantes de producción. Una de ellas es la fuente externa, es decir, los triglicéridos que
ingerimos con los alimentos, y otra es la fuente interna, que consiste en los triglicéridos que produce
el hígado. Los triglicéridos de ambas fuentes van a circular por la sangre para llegar a todo el
organismo en un medio de transporte que recibe el nombre de lipoproteínas; las que transportan a
los triglicéridos procedentes de la dieta se llaman quilomicrones y las otras, VLDL.
La hipertrigliceridemia es el exceso de triglicéridos en la sangre. Los triglicéridos son sustancias
grasas en la sangre y en el organismo que obtienen su nombre por su estructura química.
El alimento que consume se usa o se almacena. Cuando come, la grasa de los alimentos es
digerida y los triglicéridos son liberados al torrente sanguíneo. Esto le dará energía para realizar
actividades, o simplemente para mantener sus funciones vitales. Si come de más, el resto del
alimento se almacenará como grasa.
Aunque los niveles de triglicéridos varían con la edad, se considera que un nivel es "normal" si
es menor que 150 mg/dL. Los valores normales pueden variar según el laboratorio.
Las grasas insaturadas son líquidas a temperatura ambiente. Generalmente son de origen vegetal
como los aceites de: maíz, soya, oliva, girasol, algodón, canola. El aceite de coco, aunque es líquido
es una excepción porque en su composición contiene una mayor cantidad de ácidos grasos satura-
dos. Es preferible el consumo de grasas insaturadas en cantidades moderadas (no excesivas) para
reducir el riesgo de padecer de enfermedades crónicas y disminuir el de grasas saturadas.
Las grasas saturadas son generalmente sólidas a temperatura ambiente. Pueden ser de origen ani-
mal como: mantequilla, natilla, crema, queso crema, embutidos y cortes de carnes “gordos”. Tam-
bién de origen vegetal como la manteca y algunas margarinas que contienen ácidos grasos satura-
dos, aunque en menor cantidad que las de origen animal.
Las vitaminas liposolubles (A, D, E y K), en las que se centra este artículo,
se absorben en el tracto gastrointestinal mediante mecanismos pasivos y a
Continuación se transportan en quilomicrones. Suelen almacenarse en el hígado,
tejido adiposo y músculo, y eliminarse con las heces.
Vitaminas liposolubles:
A continuación se revisan las características más destacables de cada vita-
mina liposoluble: