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Nuestros estudiantes, están siendo afectados por tres (3) ámbitos fundamentales: la
familia, la escuela y la sociedad. Existe una gran desigualdad, más que nada en el
aspecto social, debido a la mala distribución de la riqueza, que permite grandes
lagunas entre ricos y pobres.
Aunque nuestro país es inmensamente rico, esa riqueza no llega a los estratos más
bajos, probablemente, por un omnímodo poder de los gobiernos y una pérdida de los
valores esenciales que permitan un trato igualitario en materia social y educativa. Se
puede corroborar los altos porcentajes de pobreza en aquellas áreas de baja
escolaridad, como son los casos de las comarcas, seguidas de Darién. En nuestro
país, estamos siendo objeto de una desigualdad en temas sociales en los que nuestra
sociedad, en su conjunto, está siendo castigada a diario por noticias que hablan de
inseguridad, corrupción, ausencia de valores, pobreza, escasez de empleos,
marginación, crisis económica, ignorancia, migración, malos gobiernos y así, un sinfín
de situaciones que castigan y lastiman el día a día, sobre todo, de aquellos de
estratos sociales medios, bajos y, por así decirlo, extremadamente bajos.
Cada día, vemos con tristeza, cómo los ricos se hacen más ricos y los pobres más
pobres. Las personas de estrato social más alto o mejor conocida como clase alta, se
sienten seguros de dominar a las personas de estratos sociales bajos, mal llamados
perdedores y, se aprovechan, solo para tener y poder satisfacer sus necesidades
individuales y familiares; pero, a su vez, hay perdedores conformistas que se
componen de estratos medios, formados de gente esforzada y muy trabajadora.
A lo antes mencionado, hay que incluir la deserción escolar del género femenino, por
la falta de políticas coherentes y concretas en la educación sexual; tema que adquiere
cada día mayor relevancia, si vemos con tristeza, como nuestras niñas y
adolescentes, salen embarazadas y en ocasiones, hasta de sus propios familiares.
Esto, supone una carga económica para el estado, ya que la mayoría de estas niñas-
adolescentes son de estratos sociales bajos y extremadamente bajos.
Lamentablemente, nuestro género ha sido muy discriminado y los valores y principios
de moralidad, autoestima y amor propio, se ven muy disminuidos, más en la mujer,
que en el hombre.
Sumado a esto, están las comunidades indígenas y aquellas áreas rurales que no
tienen acceso a una educación de calidad, debido a que no existen escuelas con el
personal docente necesario para impartir las clases. Tomemos como ejemplo las
escuelas multigrados, donde un solo docente imparte clases, teniendo que realizar
todos los deberes, tomar decisiones, y ser responsable del manejo del colegio; todo
esto, unido a que deben trasladarse a lugares muy apartados del país. Tomemos en
cuenta que muchos de estos niños de lugares apartados (áreas rurales,
generalmente), tienen que trabajar hombro a hombro con sus padres, ayudándolos en
las cosechas de alimentos para llevar el sustento diario a sus casas, con lo cual, el
tiempo de estudio disminuye y aumenta la deserción escolar.
Ante esta situación y realidad, cabe destacar que sí hay esperanza de incrementar
todo esfuerzo para mejorar la calidad de la educación de nuestro país porque estamos
seguros de que solamente la educación, pero de calidad, puede ayudar a que muchas
de estas personas marginadas puedan salir de la pobreza extrema en que viven y
tener mejor calidad de vida.
Competividad
Grado de inversión
Recepción de inversión internacional
Un gran destino turístico.
Percepción de corrupción
Baja calidad educativa
Alto endeudamiento
Aumento de la inseguridad
Poca infraestructura en el área metropolitana.
Según UNESCO, “las necesidades de aprendizaje de los jóvenes son muy amplias;
comprenden no solamente las competencias necesarias para ganarse la vida, sino también
un desarrollo personal que siente las bases de una vida gratificante.” Destaca el mismo
informe, que los jóvenes que han crecido en condición de pobreza y exclusión tienen más
probabilidades de haber cursado pocos estudios o de haber abandonado la escuela y, por lo
tanto, tienen menos posibilidades de desarrollar competencias para empleos dignos, en el
sector formal.
Las metas educativas de MEDUCA son: