DE FRENTE A LA ESFINGE
2Qué es lo que siempre viene pero nunca llega?
Dicen que esta era una de las tantas preguntas que la
Esfinge (monstruo con cabeza de mujer, cuerpo de leén y
alas) le hacia a todo aquel que se aventurara a entrar a la
ciudad de Tebas. Si el vigjero conocia la respuesta, la
Esfinge se suicidaba. Si no la sabia, la Esfinge se lo comia.
Y parece ser que nunca nadie supo la respuesta, ya que la
Esfinge se suicidé sdlo después de que Edipo la venciera
adivinando otro enigma, aquel que decia que el hombre
era el Gnico animal que caminaba en cuatro patas a la
mafiana, en dos a la tarde y en tres a la noche.
Es realmente una pena que Héctor German Oesterheld
Francisco Solano Lépez no hayan estado cara a cara con,
la Esfinge, porque le hubieran contestado la primera pre-
gunta con un ejemplar del libro que hoy tienen entre
manos. Porque EI Eternauta Il (0 EI Eternauta segunda
parte, titulo con que la revista Skorpio lo presentara entre
diciembre de 1976 y abril de 1978) es, ni mas ni menos,
que la respuesta febril y emotiva al interrogante que cerra-
ra el primer Eternauta: éSera posible?
Muchas cosas habian pasado, fuera y dentro de la his-
torieta, entre aquella ultima vifieta de 1959 y esta prime-
ra de 1976. El asentamiento triunfal de la revolucién cuba~
na. Una inconclusa segunda parte del Eternauta, en una
forzada versién literaria para su propia revista. La guerra
de Vietnam. El golpe militar que derrocé a Frondiz. Pasién
y muerte del Che Guevara. El mayo francés. La "Nueva
lzquierda’. El golpe militar de Ongania que derrocd a
Arturo Illia. El cordobazo. Una segunda versién de la pr
mera historieta del Eternauta (dibujada por Alberto
Breccia y finalizada abruptamente por decisién del sema-
nario Gente), y con una visién mucho mas latinoamerica~
nista de las fuerzas en juego. Los sacerdotes tercermundi
tas, La adhesién de Oesterheld a la izquierda peronista, en
particular a la organizacién politico-militar Montoneros.
La cruzada anticomunista de los Estados Unidos y su inje-
rencia por tada América del Sur Fl Chile de Salvador
Allende y su asesinato. El ajusticiamiento de Aramburu. La
presidencia de facto de Lanusse. El peronismo de Cmpora.
El Chile de Pinochet. El regreso de Perén. La Triple A. La
guerra de los Antortes. La ruptura de Perén con
Montonerost La muerte de Perén. El Rodrigazo. El éxito
editorial de £1 Eternauta en formato libro. El golpe de esta-
do del 24 de marzo de 1976. Los torturados. Los asesina~
dos. Los desaparecidos. La dictadura de Videla, Massera y
Agosti. El proyecto econémico de Martinez de Hoz.
El plan de los Ellos no sélo fue posible, sino que, como
advirtié el primer plano de Juan Salvo al final de la prime-
ra entrega de E/ Eternauta Il, todo fue peor de lo que podri-
amos haber imaginado. Mucho peor. “Debe quedar claro
dijo Videla por cadena nacional- que los hechos acaeci-
dos el 24 de marzo de 1976 no materializan solamente la
caida de un gobierno. Significan, por el contrario, el cierre
definitivo de un ciclo histérico y la aperturd de uno nuevo"
Y a un nuevo ciclo histérico, entonces, le correspondi
uun nuevo Eternauta, prolongacién natural del que habia
sido, pero enfocado principalmente hacia la causa revolu-
cionaria de los pueblos. Ambos buscaban operar sobre la
realidad circundante y se asumian como vehiculos de cam-
bio politico, pero en donde el primero se mostré universal,
el segundo se asumié militante, Porque entre 1959 y 1976,
Juan Salvo habia dado un paso decisivo y sin vuelta atrés.
De la politica pasé a la politica partidaria. De la metafora
al panfleto. De la resistencia a la resistencia armada.
Ese giro copernicano estuvo sostenido, principalmente,
en las vivencias del matrimonio Oesterheld, Héctor y Elsa
Sanchez. El guionista habia comenzado a militar en la
izquierda peronista alrededor de 1968, influido por la par-
ticipacién politica de sus cuatro hijas, Diana Irene, Beatriz
Maria, Estela Inés y Marina, exponentes de una generacién
joven que veian en la participacién popular una herra-
mienta para e| cambio social. Consustanciado con el
accionar de Montoneros, Oesterheld puso vida y obra al
servicio consecuente de un ideal de lucha, Después de la
masacre de Ezeiza que acompai el retorno de Perén a la
Argentina, segiin los testimonios de familiares, compafie-
ros y amigos, Oesterheld pasé a la clandestinidad. Desde
Un refugio en el Tigre, el guionista vivid el paulatino
derrumbe del proyecto revolucionario y la muerte de sus
comparieros
Sin embargo, lo peor aiin estaba por venir
La tragedia particular de la familia Oesterheld comenz6
a gotear el 19 de junio de 1976, con el secuestro de Beatriz
Maria, de 19 afos, que luego fue asesinada par el Ejército,
Su cadaver fue entregado a la familia el 7 de julio.
Un mes después, en Tucumdn, fue secuestrada Diana
Irene, de 23 afios. En la misma accién paramilitar cayo
asesinado su marido y el hijo de la pareja fue secuestrado
y anotado como NN en la Casa Cuna, antes de ser reinte-
grado a sus abuelos paternos. Al momento de ser secues-
trada, Diana estaba embarazada de ocho meses. Se sabe
que dio a luz en el hospital militar de Campo de Mayo
antes de ser asesinada. Su cuerpo no fue recuperado y su
hijo continda apropiado.
£127 de noviembre de 1976, en San Isidro, fue secues-
trada Marina, de 18 afios y embarazada de dos meses. No
Ocsterheld y Solano Lépez j 3existen registros que permitan rehacer su clandestino itine-
rario hacia la muerte. Su hijo también continda apropiado.
Esta es la carga emocional que Oesterheld puso en juego
at escribir E/ Eternauta Il. Y consecuentemente con su
accionar de toda la vida, lo hizo bancando con el cuerpo lo
que decia con la boca. El eje a través del cual articulé el
cambio de cosmovisién, justamente, pas6 por su persona y
su reflejo gréfico. El anénimo guionista de la primera parte
asd a llamarse, en la ficcién, Héctor German Oesterheld,
‘aunque prefiriera que lo llamen Germén, a secas, como el
“nombre de guerra” que el Oesterheld de care y hueso
usaba fuera de las paginas impresas. Un comprometido
paso, de testigo a protagonista de la accién, dado en el
momento en que parte de la ciipula de Montoneros se exi-
liaba en Italia y Cuba, para planear la contraofensiva de
1978-1980, que terminaria con la tortura, muerte y des-
aparicién de los militantes que se aventuraron a retornar a
la Argentina,
Las reglas cambiaron. Ya nada es lo mismo. El reforma-
teo psicolégico y la redistribucién de los roles afecté a
todos los personajes involucrados en la trama de E]
Eternauta II, volviendo irreconocibles hasta 2 los propios
invasores. Los Manos aparecen como ejecutores concientes
de la maldad en un grado superior al que los obligaria la
gléndula del terror. Al mismo tiempo, un Ello perderd la
Vida por colaborar con la Resistencia. Por su parte, German
cargard la mochila humana y sensible de los luchadores
que se ven sobrepasados por el peso histérico del momen-
to que les toca protagonizar.
Juan Salvo, por razones obvias, es quien muestra mayo-
res divergencias. Mas alld de sus nuevos poderes mutantes,
el Eternauta acta ahora movido por un fanatismo ciego
hacia su deber militante. Verticalista al punto de deshacer
de un manotazo el concepto de héroe grupal, se posiciona
‘como lider absoluto e irreprochable, abandonando la duda
para abrazar un ideal incuestionable. Y una abismal distan-
cia afectiva hacia todos los que lo acompafian. Debe tomar
el poder, metaforizado en el Fuerte, sin importar los costos
que ello conlleve para el Pueblo de las Cuevas, poética
forma de referirse a los hijos y familiares de los militantes
asesinados por la Triple A y la Junta Militar. En el parla-
mento mas reproducido de toda la saga, después de dejar
{que sus compafieros abracen un destino peor que la muer-
te, un inmutable Eternauta sostiene que “era necesario que
desaparecieran.. (..) Pero su sacrificio no sera en vano..
iGracias a ellos todavia podemos luchar contra el Fuerte!
Qué importan unas cudntas vidas?" Para este Juan Salvo,
‘queda claro, primero esta el cumplimiento de la misién; y
después el resguardo de la vida humana, la propia, la de su
familia y la de sus amigos.
El éxito de la misién impondra el costo més alto.
En el mundo arafico, la vida y la muerte son monedas
de cambio que E! Eternauta no dudard en hacer circular.
4 2 8 &temauta lt
‘Aunque entren en juego la continuidad de German y de
Maria, adolescente del Pueblo de las Cuevas que porta el
“nombre de guerra” de Beatriz Maria, primera hija de
Oesterheld en ser secuestrada y asesinada,
En el mundo real, Montoneros y los demas grupos gue-
rilleros quedaron ampliamente superados por las fuerzas
militares y paramilitares. El 27 de abril de 1977, con EI
Eternauta II serializandose en Skorpio, Oesterheld fue
secuestrado por los grupos de tareas. De acuerdo con los
registros obtenidos por la Comisién Nacional sobre
Desaparicién de Personas (CONADEP), el guionista estuvo
ilegalmente detenido en Campo de Mayo y los Centros
Clandestinos “El Vesubio" y “El Sheraton’ Otras fuentes
detectaron su paso también por el Batallén de Arsenales
601 “Domingo Viejobueno’, Por declaraciones testimonia-
les de compafieros de cautiverio, se sabe que en enero de
1978 atin estaba con vida. Se presupone que fue asesina-
do en algtin momento de 1978. Sus restos continuian de-
saparecidos.
Mientras Oesterheld estaba ilegalmente detenido, en
diciembre de 1977, las fuerzas represoras secuestraron y
asesinaron a Estela Inés, la cuarta hija del guionista.
También ultimaron a su esposo. Y secuestraron a su hijo. A
{quien entregaron a la abuela materna luego de ensefdrse-
lo a Oesterheld en su cautiverio.
Gabriel Solano Lépez, hijo del dibujante y cocreador del
Eternauta, también cayé detenido a mediados de 1977 por
su militancia montonera. Gracias a algunos viejos contac-
tos de su padre, fue puesto en libertad. Pero toda la fami-
lia debid exiliarse en Espafia, pais donde Solano terminé de
dibujar el guién escrito por Oesterheld antes, obviamente,
de que fuera secuestrado.
‘Skorpio, la revista donde se publicé £! Eternauta Il hasta
abril de 1978, nunca dijo nada sobre la situacién personal
de los autores, ni siquiera la dejé traslucir. En cambio, ante
¢l éxito alcanzado por la historieta, en marzo de 1979, con
Oesterheld desaparecido (asesinado, en realidad) y Solano
exiliado, dio a conocer desde el correo de lectores sus pla~
‘nes para con la franquicia: “Ya veremos que ocurre con El
Eternauta, si el maestro Oesterheld y las circunstancias
editoriales lo permiten, puede haber una tercera parte.”
En a fiecién, tanto dolor no logré anular el resultado de
la misién, Con la tarea cumplida, Juan Salvo y German ter-
minaron caminando, codo a codo, en la Buenos Aires de
diciembre de 1976. De frente al futuro, a un horizonte en
eterno estado de construccién.
De frente a la Esfinge.
Qué es lo que siempre viene pero nunca llega?
El mafana, porque cuando llega es hoy.
Fernando Ariel Garcia