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CRÍTICA DE LIBROS

STEVEN LUKES, Power: A Radical View (Segunda Edición), Palgrave Macmillan,


Londres. 2005. 193 páginas.

¿Quién tiene el poder para decidir quien mera vez en 1974, recoge el estudio de este
vive y quien muere? ¿Por qué? ¿Y de qué concepto al otro lado del Atlántico, dejan-
forma se legitima este poder? Con las do en evidencia que, significativamente,
recientes olas de inmigración hacía Euro- los términos del debate sobre el poder están
pa, las fallidas intervenciones humanita- lejos de las inquietudes planteadas en estas
rias llevadas a cabo por países occidenta- líneas.
les o las personas desplazadas internamen- El libro publicado en 1974 trataba de
te debido a catástrofes naturales como los posicionarse en el debate existente entre
huracanes o a conflictos armados, el poder los académicos norteamericanos; un
recobra un sentido biológico. Así, de debate marcado por la búsqueda de rigor
acuerdo con la herencia foucaultiana, científico y metodológico en el estudio de
Mark Duffield se plantea que la goberna- la ciencia política y en el que la defini-
ción mundial es una forma de biopoder1. ción de poder que se impone es la de
Con anterioridad a Duffield, Giorgio Robert Dahl: “A tiene poder sobre B
Agamben en su obra Homo Sacer también cuando consigue que B haga algo que de
se propone completar el paradigma fou- otra forma no haría”3. Esta definición,
caultiano, y, en particular, restaurar la aclara Lukes, es la de poder como domi-
soberanía como una forma originaria de nación, uno sólo de los aspectos del
biopoder. Para él, la soberanía, más que poder, pero el único que, a pesar de las
emerger de un contrato social reside en el críticas recibidas, merece la pena ser
poder para decidir la excepción; es decir, estudiado4. Con esta afirmación presenta
en el poder para fijar dentro del lenguaje la esta nueva edición como una crítica al
frontera entre quién y qué es excluido o concepto foucaultiano de poder. Una con-
incluido como vida válida2. Estas defini- cepción que Lukes considera el punto de
ciones de poder como diseño, que destacan partida de todo un “programa de investi-
en la teoría de las relaciones internaciona- gación” al estilo lakatosiano5 en el que se
les en Europa, se topan con la visión de utiliza la definición de poder propuesta
poder como proceso de dominación pre- Michel Foucault, que resalta el lado posi-
sentada por Lukes en una segunda edición, tivo y productivo del poder basándose en
que supone una nueva obra, de su libro la idea de que si el poder no se ejerce por
Power: A Radical View. Publicado por pri- coerción es porque el sujeto sometido al

1
M. DUFFIELD, “Continuar matando: Gobernación global, humanitarismo y terror”: Revista
Académica de Relaciones Internacionales, nº 3 (Octubre, 2005).
2
Ibidem.
3
R. Dahl citado en S. LUKES, Power, A Radical View. (Segunda Edición), Palgrave Macmi-
llan, Londres, 2005, p. 61. En inglés en el original.
4
LUKES, Power, A Radical View, p. 111.
5
Ibid. p. 104.

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poder consiente el ejercicio del mismo6. como dominación para así poder estudiar-
A pesar de esta crítica, Lukes sí concede lo teórica y empíricamente, pasando por la
la posibilidad de la coexistencia del poder visión unidimensional o la bidimensional
consentido y el no consentido7, subrayan- del poder, centra su atención en su pro-
do que todo poder convive con cierta puesta de poder tridimensional, que sí que
resistencia a la vez que encuentra cierto considera los procesos de no-toma de
consentimiento. decisión, los conflictos latentes y abier-
El porqué de la vigencia de la visión tos, el control de la agenda política y los
tridimensional se explica para Lukes por intereses subjetivos, y que permitirá un
oposición a las otras dos visiones de análisis a la vez normativo, teórico y
poder. La visión unidimensional del empírico10. La diferencia con su anterior
poder, centrada en el estudio del compor- proposición del año 1974 es que ahora
tamiento, en la toma de decisiones, en los hace hincapié en el poder como domina-
asuntos claves sobre los que se toman ción, en cómo los poderosos aseguran la
decisiones, en el conflicto observable y en obediencia de los que dominan y en con-
los intereses definidos como “preferencias creto, cómo hacen para que esta obedien-
demostradas a través de la participación cia sea voluntaria11 a pesar de que coe-
política”8, ofrece un paradigma claro para xista con la resistencia12. Por eso, en un
el estudio behaviorista, aunque al mismo intento de conciliar el nivel macro y el
tiempo perpetúa los perjuicios del sistema micro, la estructura y el individuo, Lukes
político estudiado y no contempla las for- propone seguir a Bourdieu en su concep-
mas en las que la agenda política es con- to de violencia simbólica como ejemplo
trolada9. Por su parte, la visión bidimen- de estudio de un proceso de poder y de su
sional de poder incluye el análisis de los internalización13.
perjuicios y de las formas de control de la Resulta curioso que a pesar de rechazar
agenda, pero lo hace sin tener en cuenta la visión de poder omnipresente y concen-
una perspectiva sociológica en la que trarse en aquellos sujetos que ejercen
encuadrar ni los procesos de decisión y las poder sobre otros, llegue a la misma con-
decisiones no tomadas por los poderosos clusión que Foucault y, antes de él, Weber,
ni los distintos modos de conflictos laten- es decir, a la importancia de estudiar el
tes. Dadas estas dificultades a la hora de poder como proceso y, dentro de este pro-
contestar a su pregunta central, esto es, de ceso, tratar de dilucidar los mecanismos
qué manera es preciso entender el poder que hacen posible la legitimación de este

6
Ibid., p. 88.
7
Ibid., p. 150.
8
Ibid., p. 29.
9
Ibid., p. 50.
10
Ibid., p. 59.
11
Ibid., p. 111.
12
Ibid., p. 148 y ss.
13
Ibid., p. 143.

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poder14. El propio Lukes recoge la defini- Flyubjerg, Donzelot y Bordo— es una de


ción de Weber de dominación como la pro- las dos grandes razones para releer a Lukes,
babilidad de que una orden con un conte- y la que nos conduce a la otra gran razón:
nido concreto sea obedecida por un deter- cómo mediante esta crítica defiende y justi-
minado grupo de personas y, así, la exis- fica la vigencia de su radical visión del
tencia de dominación se concreta en la poder.
presencia real de una persona dando órde- Para Lukes el concepto de poder es
nes a otras de forma satisfactoria15. Así, radical en el momento en que se define
hablar de poder como dominación signifi- como potentia y no como potestas, es
ca, para Lukes, estudiar la imposición de decir en el momento en que se le conside-
límites significativos sobre los sometidos a ra una capacidad diferenciada de su ejerci-
ese poder, ya sea sobre sus intereses, cio o de su forma de ejercerla. Sin embar-
deseos y propósitos, ya sea sobre su posi- go, el debate sobre el poder que interesa a
bilidad de perseguirlos, o incluso sobre la Lukes es el que se centra en el poder como
formulación de dichos deseos, intereses y potestas, como dominación sobre los
propósitos16. En esta definición intenta demás, y la pregunta central que le preo-
reflejar su principal crítica al concepto cupa es cómo es el poder como domina-
foucaultiano, que supuestamente implica- ción y, en particular, cómo son los resulta-
ría una cuarta dimensión del poder, una dos indicados y los mecanismos que los
ausencia de libertad personal debida a la producen, para poder estudiarlo empírica-
omnipresencia del poder estructural, fren- mente, teorizar sobre él y entenderlo18.
te al poder tridimensional defendido por Así, aunque insiste en desmarcarse de la
Lukes, en el que si cabría la posibilidad de corriente behaviorista que dominaba el
resistencia17. panorama académico norteamericano en el
Esta crítica al pensamiento de Foucault, momento en el que escribía la primera ver-
a través de su reinterpretación, pero también sión de su obra, en su metodología no pro-
mediante la crítica de los trabajos de aqué- pone una alternativa clara para el estudio
llos que han tratado de ahondar en su teoría empírico de su concepto tridimensional de
mediante estudios de caso —Hayward, poder revisitado; ni siquiera se plantea una

14
Ver L. McFalls, “L’État bâtard” en G. Rocher y M. Coutu (dir.). La légitimité de l’État et
du droit, Autour de Max Weber, Montreal, Les Presses de l’Université de Laval, 2006. Aquí,
McFalls concluye que en el grueso de la obra de Weber el interés por la legitimidad de poder está
ausente mientras que lo que es relevante es el estudio de las relaciones históricas de los modos de
legitimación, que necesariamente remiten a combinaciones de los ideales tipo de dominación legí-
tima propuestos por Weber.
15
Weber citado por LUKES, Power, A Radical View, p. 112.
16
Ibid., p. 113. No hay que olvidar que el propósito de Lukes es en todo momento proponer
un método de estudio del poder adecuado a lo que él considera exigencias científicas de la disci-
plina. Ver Introducción a la obra.
17
Ibid., p. 88 y ss.
18
Ibid., p. 74.

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pregunta distinta a la que estos autores se cos claves del poder a los que contextuali-
preguntaron. Pero esto aparece en un za situándolos en los distintos debates de
plano secundario en una argumentación la ciencia política, sin olvidar el apéndice
que se centra en la idea de que si bien el dedicado a las obras claves que pueden
concepto foucaultiano de poder sería radi- resultar un aportación interesante a todo
cal por basarse en la potentia perdería su académico cuyas reflexiones giren en
interés al implicar un individuo no libre. torno al poder.
Una razón adicional para leer a Lukes
es su excelente repaso a los distintos teóri- MAYRA MORO COCO

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