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Alonzo Ramírez
En esencia es lo que creen las iglesias que surgieron durante la reforma al haberse
reformado iglesias que antes llamaban católicas, apostólicas y romanas. Esta fe
reformada fe explicada y promovida por los reformadores, Martín Luetro, Zwinglio,
Calvin, en sus escritos, cartas y comentarios.. Pero como la reforma se extendió a otros
países fuera de Alemania, Francia y Suiza, surgieron iglesias reformadas en otros países
como Holanda, Reino Unido, Europa Oriental, y Norte América. Allí surgió una
generación de teólogos que escribieron sendas confesiones de fe, catecismo, y defensas
de lo esencial de las enseñanzas de la reforma cuyo propósito fue presentar un resumen
de la fe cristiana fiel a las Escrituras, que sirvieron para organizar y unir a los cristianos.
1. La perspectiva histórica
Históricamente, los distintivos doctrinales de las Iglesias reformadas son los cinco
solas:
2. La sola Gracia (Efesios 2:8-10). La salvación no se obtiene por los méritos de las
obras.
“Cuando esta sola fide está basada sobre las firmes promesas de Dios, nos salva, como
claramente explica Juan 6:44-55. A la luz de todo ello, se han vuelto tontos, quienes nos
han enseñado otras maneras de llegar a ser piadosos. Todo lo que el ingenio humano
puede idear, no importa cuán luminoso sea, debe caer al suelo si el hombre es salvo a la
manera de Dios, es decir, de una manera diferente a la que el hombre mismo planea.
Aunque el hombre pueda siempre hacer lo que quiera, nunca podrá entrar al cielo, a
menos que Dios dé el primer paso con su Palabra, la cual le ofrece la gracia divina e
ilumina su corazón de modo que llegue al camino verdadero. Este verdadero camino,
sin embargo, es el Señor Jesucristo. 2. Quienquiera que desee buscar otro camino ,
como las multitudes se aventuran a hacer mediante sus buenas obras, ya se han perdido
del verdadero camino (Gálatas 2:21).”
Del mismo modo, al explicar Romanos 3:20 Lutero confiesa que cree esta verdad. Pero,
al mismo tiempo, era consciente que en Santiago 2:26 se afirma que la fe sin obras es
muerta. Y que el mismo apóstol Pablo había afirmado en Gálatas 5:6 que la fe obra por
medio del amor. Y que en el mismo Romanos 2:13, el apóstol había dicho que “los
hacedores de la ley son justos delante de Dios.”
Entonces Lutero se preguntó: ¿cómo es posible que se produzca una justificación sin
que medien obras de la ley, y cómo puede ser por las obras de la ley? (CLR, 138).
En respuesta a esta pregunta Lutero afirmó: “el apóstol hace aquí una distinción entre
ley y fe, entre letra y gracia, y así también entre las obras que son fruto de la una y la
otra…” (CLR, 138).
La implicación que Lutero hace aquí es clara: Hay obras de la ley y obras de la fe. Las
obras de la ley son las que son motivadas por el temor que infunde ley, o estimuladas
por los “bienes materiales que promete.” Por lo tanto, son hechas fuera de ámbito de la
justificación, y no aportan nada a la justificación, sino que más bien son un “serio
impedimento” para la justificación.
Mientras que las obras de la fe son las que tienen como única motivación el amor a
Dios. Por lo tanto, son hechas por los justificados.
Lutero utilizó dos ejemplos para ilustrar esta interpretación: el ejemplo del sacerdote y
el laico, y el del mono y el hombre:
“… un mono puede imitar con mucha habilidad ciertos gestos o trabajos que hace el
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hombre, pero no por eso es un hombre. En caso de ser hecho hombre, ello seguramente
no se debería a esos gestos con que imitó al hombre, sino a otro poder, el de Dios. Pero
una vez hecho hombre, haría también en forma enteramente correcta lo que suelen hacer
los hombres.” (CLR, 139).
A partir de esta distinción Lutero interpretó que Santiago y Pablo estaban rebatiendo a
quienes “creían que la fe en sí era suficiente, aun sin las obras que le son propias.”
Esto quiere decir Pablo no estaba afirmando que “la fe justifica sin las obras que le son
propias, sino que justifica sin las obras de la ley” (CLR, 139).
Por lo tanto, citando Gálatas 5:6, Lutero concluyó que “la justificación no requiere las
obras de la ley, sino una fe viva que produce las obras que le son propias” (CLR, 140).
4. Solus Christus.
A partir de:
Hebreos 4:14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó
los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.15
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse
de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según
nuestra semejanza, pero sin pecado.16 Acerquémonos, pues,
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confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y
hallar gracia para el oportuno socorro.
La teología reformada ha afirmado que la Escritura enseña que la
salvación ha sido lograda una vez para siempre solamente mediante la
obra mediadora de Jesucristo. Que para nuestra justificación y salvación
son suficientes por Su vida sin pecado y la expiación sustitutoria. Por lo
tanto, cualquier otro evangelio, que niegue o que no reconozca esta
verdad de la palabra de Dios, no es el evangelio y no conduciría a la
salvación a nadie (Hechos 4:12).
Lutero afirmaba: “Nuestra teología es solo la cruz”
Calvino:
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inocencia. Por tanto, Cristo es el único camino de salvación de todos los
que fueron, son ahora o serán.
5. Soli Deo gloria. (1 Timoteo 1:17, Vulgata: Regi autem sæculorum immortali,
invisibili, soli Deo honor et gloria in sæcula sæculorum. Amen.) En la salvación,
toda la gloria es sólo para Dios, asimismo todo lo que hagamos como salvos por Cristo.
Las principales obras en las que se encuentra resumida la doctrina reformada son:
Ser reformado ser reformado conocer y suscribir "los cinco puntos del
calvinismo" y las grandes confesiones de fe reformadas, nacidas de la época de
la reforma y de la post-reforma, como: La segunda confesión Helvética, las
fórmula de concordia, la Confesión de Fe Belga y le Catecismo de Heidelberg,
la Confesión de Fe de Wesminster y su Catecismos Mayor y Menor, y los
Cánones de Dortdrecht, y la Confesión de Fe de Londres de 1689.
Ser reformado es tener un concepto muy elevado de Dios como Rey soberano: Es
dejar que Dios sea Dios.
Ser reformado es reconocer y darle a Dios el lugar y la gloria que le corresponden.
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Ser reformado es reconocer que Dios, y no el hombre, está en el centro del
escenario del mundo y del universo.
Ser reformado es confesar que la gloria de Dios es la vocación y finalidad más
elevada del hombre, y no la felicidad egoísta del hombre.
Ser reformado, es finalmente, promover que los creyentes glorifiquen y honren a
Dios en todas las áreas de la vida personal privada y pública, y en la vida
eclesiástica,
Ejercicio aplicativo:
¿Cómo se aplica el Solus Chirstus a nuestras vidas?
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Como Rey, esperamos con confianza su protección sobre su
iglesia, sobre la iglesia perseguida, sobre la iglesia aquí en
Bolivia, sobre su iglesia universal.
Asimismo, oramos con confianza por quienes estén en
el poder de nuestros estados, para que hagan lo correcto,
para que sean premiados cuando hacen el bien y
castigados cunado hacen el mal, Romanos 13, 1 Tim. 2.
Asimismo, salimos a evangelizar con la confianza que
no hay ningún milímetro de tierra en este mundo que no
e pertenezca o en el cual n tenga domino. Ya tenemos
su autoridad y autorización, Tenemos su poder que nos
acompaña. Hagamos la evangelización sin miedo, sin
desconfianzas, pues él hará las conversiones por medio
de la predicación de la Palabra, y por el poder
regenerador de Su Espíritu Santo.
Así también, podemos decir con mayor confianza,
venga tu Reino, y que el reino de las tinieblas, y el
poder de satanás sean destruidos días, porque para esto
también vino nuestro Mediador y Salvador, para
deshacer las obras de satanás.
Para todo esto, es útil y necesaria la doctrina del solus
Christus. AMEN.