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Introducción

Desde los modelos psicológicos cognitivos se enfatiza la influencia de las estructuras, proce-sos y
eventos cognitivos en los problemasemocionales. Ellis (1962) propuso un paradig-ma ABC en el que
establece el principio básicode que las cogniciones median y son centralesen la génesis y mejora de
los trastornos emo-cionales, conductuales e interpersonales.

En elesquema ABC, los acontecimientos y sucesosdel ambiente (A) no producen directamente las
consecuencias cognitivas, emocionales y/oconductuales (C) sino que son los pensamien-tos,
actitudes y creencias (B) que median sobreA las que causan dichas consecuencias.Los pensamientos,
actitudes y creencias delas personas (B) adoptan formas muy diferen-tes. Los conceptos de creencia
racional e irra-cional resultan centrales dentro de este modelo.Las creencias irracionales se
caracterizan porlos siguientes rasgos (Bernard et al. 1983):

1. Son falsas: No se concluyen de la realidad.Pueden iniciarse a partir de una premisa in-adecuada


y/o conducir a deducciones im-precisas que no son apoyadas por la evi-dencia y, a menudo,
representan una sobre-generalización.

2. Son órdenes o mandatos: Se expresan comodemandas, deberes y necesidades.

3. Conducen a emociones inadecuadas como ansie-dad, depresión, etc.4. No ayudan a lograr los
objetivos: Cuando la per-sona está dominada por creencias absolutasy desbordada por las
emociones no está enla mejor posición para llevar a cabo las ta-reas y potenciar los aspectos
positivos de suvida.En definitiva, las creencias racionales con-ducen a conductas de autoayuda,
mientras quelas creencias irracionales propician conductasdestructivas para la sociedad y el
individuo(Ellis y Bernard, 1990; Vernon, 1989).

Este efecto ha sido reforzado por numerosos estu-dios en los que se ha encontrado una asocia-ción
entre las puntuaciones en creencias irra-cionales y diversos síntomas de malestar psico-lógico como
la depresión.
Pensamientos automáticos: ¿qué
son y cómo nos controlan?
Hay pensamientos que escapan totalmente a nuestro control. ¿Cómo
detectarlos y dominarlos?
por Psicología y Mente

Seguramente la frase “siento que vivo en piloto automático” se te hace familiar,


bien sea porque se la escuchaste decir a alguien o porque tú mismo te la repites.
En realidad, es un hábito muy común. Actualmente el estilo de vida es acelerado,
monótono y repetitivo, haciendo que la mayoría de las personas se percaten
solamente de un pequeño porcentaje de todas las actividades que hacen en el día
a día. Nuestro cerebro, y específicamente nuestra memoria, tiene una gran
capacidad para registrar comportamientos repetidos y puede arreglárselas para
que necesitemos menos atención y concentración para llevarlos a cabo.

Por ejemplo: La primera vez que conducimos, la atención está al máximo sobre
el vehículo, el volante, las velocidades, los retrovisores y el camino, pero después
de un tiempo de práctica se necesita menos concentración, los movimientos no
requieren mayor esfuerzo debido a que están guardados en el maravilloso
almacén de la memoria. Algo similar ocurre con los pensamientos automáticos.

 Artículo relacionado: "Los 9 tipos de pensamiento y sus características"

Hábitos basados en conexiones neuronales


A medida que adoptamos un hábito, nuestro sistema nervioso lo interioriza. Este
tipo de registros se lleva a cabo incluso a nivel neuronal.

Cuando alguien nos pellizca, por ejemplo, enseguida las neuronas se comunican
y envían información desde el axón de una a la dendrita de otra, produciéndose
una conexión por sinapsis, la cual remite un mensaje de dolor que provoca la
reacción ante el estímulo, esa sensación inmediatamente queda grabada y si
alguien nos vuelve a pellizcar con la misma intensidad es probable que no
reaccionemos de la misma manera ¿La razón? La información percibida no es
nueva y no sorprende a las neuronas, haría falta cambiar el estímulo o intensificar
el mismo para volver a provocar una reacción.

Así mismo pasa con la vida cotidiana y con las experiencias que repetimos día a
día, donde nos sumergimos en movimientos y comportamientos automáticos.

Ahora bien, estos comportamientos no son solamente los que se realizan o


provienen desde el exterior, como caminar, manejar un vehículo o recibir un
fuerte estímulo en nuestra piel, sino que también tenemos comportamientos en
nuestro interior. Son los pensamientos.

De hecho según las teorías de la Psicología Cognitiva gran parte de las acciones
externas y de las emociones dependen de los pensamientos. Y, al igual que
nuestra conducta física, los pensamientos también se vuelven automáticos.

 Artículo relacionado: "¿Qué es el espacio sináptico y cómo funciona?"

Los pensamientos automáticos


¿Es la existencia de estos pensamientos realmente un problema? Lo es para
aquella persona que empieza a sentirse mal en las diferentes áreas de su vida;
personal, laborar o familiar y comienza a padecer síntomas de tristeza, ansiedad,
preocupaciones o cualquier otro factor causante de desequilibrio físico, social o
emocional entendiendo además que el individuo, en muchas ocasiones, ni
siquiera sabe por qué se siente así.

El pensamiento automático se repite muchas veces y tiene gran influencia sobre


las emociones causando lo que se denomina como rumiación cognitiva y por lo
general su contenido está cargado de una percepción negativa del individuo. Esta
información dura sólo unos segundos pero tiene gran poder.

¿Has notado cómo queda cualquier objeto después de que un ratón lo vaya
comiendo poco a poco? Cuando te das cuenta, ¡hay un gran agujero! Pues así
es la rumiación mental, va creando poco a poco una marca y de tanto repetirse
empieza a formarse un agujero. Si no cazas al "ratón" la situación se puede salir
de las manos.

Pensamientos tan simples como “no sirvo” son suficienteS para ir desarrollando
una conducta de evitación de cualquier actividad que se considere útil porque ya
se ha creado una creencia irracional y la memoria la ha registrado tantas veces
que muchas vivencias harán que se active.

 Artículo relacionado: "Rumiación: el molesto círculo vicioso del pensamiento"

¿Cómo identidicarlos y gestionarlos?


Existen muchas técnicas para identificar y gestionar pensamientos automáticos, y
que funcionen o no va a depender de las capacidades de cada quien, pero lo
primero que siempre se recomienda es buscar ayuda de un profesional de la
Psicología. Ir a terapia es un camino hermoso que te llevará a cuestionarte
muchísimas cosas e identificar las trampas que tú mismo te colocas.

Pero más allá de este tipo de servicios, hay herramientas que se pueden practicar
en casa y son de mucha utilidad. Una de ellas es el auto-registro. Esta técnica es
una de las más utilizadas en la terapia cognitivo-conductual y requiere mucho
compromiso y disciplina. Consiste en registrar tus propias conductas
(pensamientos) y llevar un control de ellas. ¿Parece fácil, no? La verdad es que
requiere un gran nivel de concentración, precisamente para que aquello que es
automático, deje de serlo.
Como se mencionó antes, muchas de las emociones son ocasionadas por ideas
distorsionadas, por esta razón el auto-registro consiste en identificar los
pensamientos causantes de malestar psicológico, buscar en la mente aquellas
creencias desencadenantes de síntomas negativos. Esto es un trabajo arduo y
agotador, pero funciona, y cuando te das cuenta de esos pensamientos
automáticos y de su contenido comprendes lo absurdo y poco verídicos que
pueden llegar a ser.

Otra manera para deshacerse de algunas de estas rumiaciones cognitivas es


insertar, de manera consiente, pensamientos positivos que puedan contrarrestar
los negativos. Lo difícil de esto es que decirse cosas “bonitas” está
sobrevalorado, porque al no estar este tipo de autoafirmaciones registradas en la
memoria se ocasionan dificultades para recordarlas y pensar en ellas.

Una manera de resolver esto se puede observar en el experimento de W. G.


Johnson (1971), en el que ayudó a una estudiante de 17 años a aumentar la tasa
de autoafirmaciones positivas. Le indicó que imaginara pensamientos positivos
cada vez que fuera al baño, ¿Funcionó? ¡Vaya que sí! Al final de este
experimento la estudiante había incrementado notoriamente los pensamientos
positivos y las negativos habían casi desaparecido. ¿La razón de este éxito?
Johnson se basó en el principio que formuló David Premack (1959) que dicta que
una conducta que tiene poca probabilidad de ocurrir (pensamientos positivos)
puede aumentar si se combina con una conducta que tenga alta probabilidad de
ocurrencia (ir al baño).

La mente humana es un mundo hermoso, misterioso y sumamente interesante,


llegar a comprenderla por completo aún está muy lejos pero a pesar de esto
recuerda, no siempre estás reaccionando ante el mundo exterior, en ocasiones,
eres tú el que crea tus propias reacciones.

Autor: David Custodio Hernández, psicólogo Clínico.


Los 9 tipos de pensamiento y sus
características
El pensamiento humano puede ser clasificado en diferentes
categorías según cómo se desarrolla.
por Arturo Torres

Muchas veces resumimos todos los procesos mentales relacionados con el


intelecto llamándolos, simplemente, pensamientos. Sin embargo, la realidad es
más compleja que este concepto tan abstracto. En realidad la psicología
individual de cada persona está compuesta por varios tipos de pensamiento.

Cuando tomamos una decisión, cuando realizamos cálculo mental, o cuando


reflexionamos sobre temas que tienen que ver con la política, por ejemplo,
estamos utilizando diferentes procesos mentales, los cuales se guían por distintas
lógicas e, incluso, involucran distintas partes del cerebro.

Ahora bien, ¿cuántos son los tipos de pensamiento y qué características tienen
asociadas? Veámoslo.

 Artículo relacionado: "Los 10 tipos de falacias lógicas y argumentativas"

¿Qué es un pensamiento?
El concepto de pensamiento hace referencia a procesos mentales relativamente
abstractos, voluntarios o involuntarios, mediante los cuales el individuo
desarrolla sus ideas acerca del entorno, los demás o él mismo. Es decir, los
pensamientos son ideas, recuerdos y creencias en movimiento, relacionándose
entre sí.

Ahora bien, los pensamientos no existen como actividades intelectuales


“puras”, ya que siempre van de la mano de otros procesos mentales que tienen
que ver con las emociones y que están generados y regulados por una parte del
cerebro llamada sistema límbico.

Esto último significa que los pensamientos siempre están “teñidos” por la
emocionalidad, no son ajenos a los sentimientos y las emociones.

Los principales tipos de pensamientos


Con lo que hemos visto hasta ahora ya queda claro que los pensamientos son
altamente complejos y, en muchos casos, tan abstractos que encasillarlos en
categorías herméticas supone caer en el reduccionismo. Sin embargo, conocer
una clasificación orientativa de los tipos de pensamiento ha resultado muy útil
para comprender mejor la mente humana.

Teniendo en cuenta esto, y que muchas de las categorías que veremos a


continuación se solapan entre ellas en ciertos aspectos, veamos cuáles son los
principales tipos de pensamiento propuestos y qué características presentan.

1. Pensamiento deductivo
El pensamiento deductivo parte de afirmaciones basadas en ideas abstractas y
universales para aplicarlas a casos particulares. Por ejemplo, si partimos de la
idea de que un francés es alguien que vive en Francia y Francia está en Europa,
concluiremos que René Descartes, que vivía en Francia, era europeo.

2. Pensamiento inductivo
Este tipo de pensamiento no parte de afirmaciones generales, sino que se basa en
casos particulares y, a partir de ellos, genera ideas generales. Por ejemplo, si
observamos que las palomas tienen plumas, los avestruces tienen plumas y las
garzas también tienen plumas, podemos concluir que estos tres animales forman
parte de una categoría abstracta llamada “saurópsidos”.

3. Pensamiento analítico
El pensamiento analítico crea piezas de información a partir de una unidad
informacional amplia y llega a conclusiones viendo el modo en el que
interactúan entre sí estos “fragmentos”.

4. Pensamiento lateral o creativo


En el pensamiento creativo se juega a crear soluciones originales y únicas ante
problemas, mediante el cuestionamiento de las normas que en un principio
parecen ser evidentes. Por ejemplo, una silla de columpio parece “predestinada”
a ser utilizada en un tipo de juguete muy particular, pero es posible transgredir
esta idea utilizándola como soporte para una maceta que cuelga de un porche.
Este es uno de los tipos de pensamiento más utilizados en arte y artesanía.

5. Pensamiento suave
Este tipo de pensamiento se caracteriza por utilizar conceptos con unos límites
muy difusos y poco claros, a menudo metafóricos, y la tendencia a no evitar
las contradicciones. Actualmente es muy característico de corrientes de
pensamiento vinculadas a la filosofía posmoderna o al psicoanálisis. Por ejemplo,
puedes ver un ejemplo de este estilo en la descripción de los conceptos utilizados
por Sigmund Freuden la teoría del desarrollo psicosexual.

6. Pensamiento duro
El pensamiento duro utiliza conceptos lo mas definidos posibles, y trata de
evitar las contradicciones. Es típico del tipo de razonamientos vinculados a la
ciencia, en los que un ligero matiz en el vocabulario usado puede llevar a
conclusiones totalmente erróneas, y por eso puede resultar difícil avanzar a partir
de él, dado que requiere una buena cantidad de habilidades cognitivas trabajando
a la vez para alcanzar un fin.

7. Pensamiento divergente
En el pensamiento divergente se establece una división entre dos o más
aspectos de una idea, y se explora las posibilidades de mantener esta
“partición”. Por ejemplo, si alguien utiliza una misma palabra haciendo que cada
vez tenga un significado distinto, detectar este error es un caso de pensamiento
divergente en el que se detecta los distintos significados. Puedes ver ejemplos de
esto fijándote en el uso que se hace habitualmente del concepto de “lo natural”
aplicado a productos de alimentación, orientaciones sexuales poco comunes o
tendencias de comportamiento generalizadas en general.

8. Pensamiento convergente
En el pensamiento convergente se da un proceso por el cual nos damos cuenta de
que hay diferentes hechos o realidades que encajan entre sí a pesar de que en
un principio parecía que no tenían nada en común. Por ejemplo, si una familia de
monarcas se da cuenta de que en una guerra les interesa ponerse a favor de uno
de los bandos, habrán partido del análisis de los diferentes actores en conflicto
hasta llegar a una conclusión global acerca de la opción más conveniente.
Este es un tipo de pensamiento utilizado a la hora de detectar patrones comunes y
regularidades, y puede llevar a abstraer un concepto general que explique partes
específicas de la realidad.

9. Pensamiento mágico
El pensamiento mágico confiere intenciones a elementos que no cuentan con
voluntadni consciencia propias, y menos aún capacidad para actuar siguiendo
planes. Por ejemplo, una niña que por su corta edad cree que las olas de la playa
tratan de remojarles el pelo está utilizando el pensamiento mágico.

Por otro lado, el pensamiento mágico no es propio solo de la etapa de la infancia:


también aparece en adultos pertenecientes a sociedades y culturas poco
familiarizadas con la escritura y con la ciencia. El motivo es que no han
desarrollado un sistema para someter hipótesis a un examen de validez, y por
consiguiente se puede sostener explicaciones míticas sobre la realidad que nos
rodea.

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