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“Como en la zamba, las penas seguían siendo de los gauchos y de los inmigrantes, y las
vaquitas de los Anchorena, los Álzaga, los Guerrero”…*
Breve y clara descripción de una sociedad dividida por clases, por cuestiones económicas y de
origen, en el marco de una República Conservadora.
La oligarquía propietaria de la tierra y dueña del poder político conformaba la clase dirigente que
prometía prosperidad a la población basándose en el lema:
“PAZ Y ADMINISTRACION”
Bajo el gobierno de Julio Argentino Roca, las ideas fundamentales eran insertar al país en la
división internacional del trabajo, transformarlo, mantener el orden y evitar los tiranos.
*Adriana Puiggross ¿Qué pasó en la educación argentina? Pag.58
Se ven aquí algunas necesidades que asoman a la luz de tales objetivos: era preciso desarrollar
el consumo y al mismo tiempo profesionalizar la actividad política concentrando el poder en
una elite.
En este contexto era evidente la necesidad de mano de obra, el gobierno argentino hacia
propaganda en Europa para invitar inmigrantes prometiéndoles prosperidad aquí. Incluso en la
etapa anterior a la crisis de 1890 se subvencionaron pasajes.
Al ritmo que crecían las exportaciones de carne y grano lo hacían las redes ferroviarias y la
instalación de frigoríficos.
Se realizaron múltiples obras públicas, se creó el registro civil, como antecedente de separación
del Estado y la Iglesia, se otorgaron cientos de concesiones a manos extranjeras y claro, se
aceptaron también sus empréstitos.
En estas aguas, conservadores (guardianes del orden) y liberales (guardianes del progreso)
navegaban juntos.
Europeos dueños de nuestra industrias, la tierra (nuestra mayor riqueza) en manos de unos
pocos, gauchos “periféricos” y una creciente inmigración, (campesinos sobrantes del modelo
de modernización europeo en su mayoría católicos y analfabetos, y algunos con ideas anarquistas
y socialistas) residuo de la industrialización del otro lado del Atlántico, pintaban en la nación un
arco iris social con profundas desigualdades.
El marco cultural
Así el panorama social, los diarios de la época llevaban nombres como LA NACIÓN, LA
PRENSA, LA ROFORMA, EL FERROCARIL, nada inocentes por cierto y en ellos las
publicaciones de índole socialista y anarquista comenzaban a asomar también.
Los intelectuales que simpatizaron con esta corriente se valieron de algunos escritores
naturalistas para fundamentar la inutilidad y renuencia de la población criolla, los gauchos y los
“recién llegados”.
Lamentablemente las rutas más productivas según nos cuenta Puigross, quedarían en manos
extranjeras.
Continuando con el relato de Hilada Sábato, otro de los pilares del Gobierno de Roca fue abordar
la educación de forma integral.
El normalísimo y el positivismo
Se trataba de las teorías de Augusto Comte y de Heriberto Spencer, quienes hacían hincapié en la
valoración del método experimental, las ciencias naturales, las teorías de Darwin sobre la
evolución.
El normalísimo rápidamente iba adquiriendo una cierta autonomía respecto de las políticas
oficiales y de las teorías de la época, que influían también sobre el pensamiento y la actividad de
maestros y profesores. Los pedagogos “normalizadores” fueron quienes construyeron los pilares
de nuestro sistema fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
Era el pensamiento que dominaba en la docencia, se sentían apóstoles del saber y consideraban
que educar al ciudadano era una misión, su misión.
El normalismo fue influido por el higienismo, una corriente médica y sociológica que
tuvomucho auge en la Argentina, quizá debido a las grandes epidemias que a fines del siglo XIX
habían diezmado la población. Y que hacían temer a las escuelas como foco de contagio. La
preocupación por hábitos higiénicos, alimentarios y sexuales se acrecentó con la llegada de los
inmigrantes, el choque de culturas, diferentes costumbres, la pobreza y la poca infraestructura en
los lugares donde llegaban a vivir, familias asinadas en habitaciones compartiendo baño y cocina
con varias otras familias.
Mientras tanto el higienismo avanzó y penetró la vida cotidiana de las escuelas. Los mobiliarios
escolares fueron cuidadosamente seleccionados para prevenir la escoliosis y garantizar que las
más manos limpias reposarían ordenadamente sobre los pupitres para evitar los contactos
sexuales; el beso, tachado de infeccioso, fue prohibido: los guardapolvos eran impecablemente
blancos, los libros, desinfectados. La escuela se convirtió en un gran mecanismo de adaptación a
las normas.
Una vez que la Ciudad de Buenos Aires se convirtiera en Capital, las escuelas primarias que se
regían por la ley de educación de la Provincia de Buenos Aires, pasaron a jurisdicción de la
Nación. Esto hizo sentir la necesidad de una ley para organizar la educación primaria del
territorio federal.
El presidente Julio Argentino Roca, firmo entonces un decreto por el cual se determino que,
hasta que se hubiera dictado una ley de educación para el Territorio de la Capital Federal, las
escuelas se seguirían rigiendo por la ley de la provincia de Buenos Aires, y se creó el Consejo
Nacional de Educación, al que se confió la dirección y administración general del distrito escolar
de la Capital.
Según el mismo decreto que creaba el Consejo este tenía como inmediata misión redactar un
proyecto de ley de educación, y un informe sobre el estado de la educación en territorio federal.
Domingo Faustino Sarmiento fue designado superintendente general y había 8 vocales, pero las
constantes discrepancias entre Sarmiento y el resto tornaron insostenible la situación y
renunciaron los integrantes en su totalidad.
Se analizó la educación, su estadio y las causas que la limitaban, así como los medios que
permitirían superarlas, e impulsar la educación popular.
“La ley de educación ha sido el fruto de la prolongada acción de Sarmiento que, aunque no
intervino directamente en su sanción la hizo posible con sus años de lucha contra las fuerzas
negativas de la anarquía y del caudillismo”. *
“El estado buscaba ampliar su influencia sobre la sociedad y la iglesia católica que defendía
los territorios de acción hasta entonces en sus manos como la educación y la familia y
criticaba el centralismo estatal”*
Otro punto de discusión radicó en la capacidad del Congreso para legislar en lo atinente a la
instrucción pública en toda la república, según preveía el proyecto presentado por la Comisión.
Primó la posición de algunos legisladores, quienes sostenían que el Congreso sólo podía dictar
leyes generales en lo relativo a la educación, resolviendo sólo sobre la ley de educación para la
capital, los territorios y las colonias nacionales. El Estado nacional limitaría su influencia a las
escuelas de la Capital, colonias y territorios nacionales y en las escuelas normales, dejando a los
gobiernos provinciales la facultad de dictar sus propias leyes de educación. Sin embargo, el
gobierno nacional a través de las subvenciones a las escuelas en las provincias tenía autoridad
para inspeccionarlas. Las autoridades educativas nacionales realizaron persistentes esfuerzos
por establecer líneas de acción en las provincias concordantes con las directivas nacionales.
La ley aprobada estableció la instrucción primaria obligatoria, gratuita y gradual. La
obligatoriedad suponía la existencia de la escuela pública al alcance de todos los niños, medio
para el acceso a un conjunto mínimo de conocimientos, también estipulados por ley. Los padres
estaban obligados a dar educación a sus hijos, pero no implica la concurrencia de estos a la
escuela, pues puede cumplirse en establecimientos educacionales, públicos o privados así como
en el hogar de los niños.
*Hilda Sábato. “Historia Argentina”Pág.144
Los contenidos mínimos abarcaban lectura y escritura, aritmética, geografía particular de la
república y nociones de geografía universal, historia particular de la república y nociones de
historia general, idioma nacional, moral y urbanidad, nociones de dibujo, y música vocal,
gimnastica y conocimiento de la Constitución Nacional.
Además de las escuelas comunes mencionadas, se establece la creación de siguientes escuelas
especiales, Jardines de Infantes, Escuela para Adultos en los cuarteles, guarniciones, buques de
guerra, cárceles, fábricas y otros establecimientos donde pueda encontrarse ordinariamente
reunido un número cuando menos de cuarenta adultos ineducados, Escuelas ambulantes, en las
campañas donde por hallarse muy diseminada la población no fuese posible establecer con
ventaja escuelas fijas. Art. 12 El mínimum de enseñanza pera las escuelas ambulantes y de
adultos comprenderá estos ramos: lectura, escritura, aritmética (las cuatro primeras reglas y el
sistema métrico decimal), moral y urbanidad; nociones de idioma nacional, de geografía nacional
y de historia nacional; explicación de la Constitución Nacional y enseñanza de los objetos más
comunes que se relacionan con la industria habitual de los alumnos de la escuela.
Por último, la formación de maestros, el financiamiento de las escuelas públicas y el control
de la educación –privada o pública- quedó en manos del Estado. No obstante, la sociedad tenía
a través de los llamados distritos escolares en los que participaban padres de familia (elegidos
por el Consejo Nacional de Educación), la facultad de inspeccionar la calidad, higiene y
cumplimiento de las leyes en las escuelas.
La inmigración y la educación, formando ciudadanos
La corriente inmigradora mitigó los efectos de la ley 1420, gran cantidad de los 3 millones de
inmigrantes que llegaran a la Argentina en las últimas décadas del siglo XIX eran adultos
analfabetos, se convirtió así el analfabetismo en un tema de debate en esa época. Y aunque a la
clase dirigente de nuestro país le falto generosidad a la hora de educar al pueblo, y no pudo o no
quiso formar libre pensadores que fueran el día de mañana capaces de cuestionar a sus
dirigentes, aun así se combatió el analfabetismo.En estas décadas se iniciaría esta lucha y se
conseguiría reducir muchísimo el índice de un 77, 4 % en 1870 a 35,9 casi al final de la época
de los gobiernos conservadores en 1914.
“En el sistema escolar se trazaron caminos distintos para diferentes grupos sociales. Los
chicos rubios de las ciudades, hijos de familias asentadas, desde algunas generaciones atrás,
tenían un destino educacional exitoso, en tanto los hijos de los recientes inmigrantes debían
luchar para no quedar marginados y los descendientes de los criollos apenas si alcanzaban a
aprender a leer y escribir en las miserables escuelitas rurales.”*
Con un sistema escolar único y nacional, el Estado será claramente el organizador y
administrador fundamental.
La educación se utilizaría como una herramienta político-cultural para absorver nativos e
inmigrantes que conservaban sus culturas originales se trataba de comunidades tales como judíos
provenientes de Rusia, árabes que llegaban desde el Imperio Turco, Italianos, españoles, etc.
Todos ellos con fiestas propias de sus respectivas patrias, muchos se enriquecieron rápidamente
y empezaron a reclamar derechos políticos.
Se acentuaban las críticas hacia la calidad de inmigrantes y la sensación, que había sido positiva,
se transformó en una creciente desconfianza, reticencia y agresividad.
Una extranjeridad pujante, conformando nuevas elites políticas y con proyectos propios de
expansión que cuestionaba la hegemonía local.
En este escenario la implantación de la nacionalidad fue una respuesta para contener y
contrarrestar la disgregación social, la elite dirigente se ve amenazada y hará uso del “aparato
escolar” para nacionalizar y controlar una población ahora cosmopolita. Enfatizando la
celebración de las fiestas patrias en forma pública y oficial y la enseñanza de una historia que
todos los alumnos internalizaran como la historia propia, de una Patria en celeste y blanco
también propia de todos fuera cual fuera su origen o el de su familia.
La construcción de la historia nacional a fines del siglo XIX constituyó uno de los pilares de la
formación de la identidad nacional. La elaboración de un pasado común que reuniese a todos los
ciudadanos y consolidara una versión de la historia del país ocupó un espacio privilegiado en los
debates intelectuales. El paradigma fundacional de la Historia argentina fue establecido por
Bartolomé Mitre. Sus libros Historia de Belgrano e Historia de San Martín y la emancipación
sudamericana construyeron el relato nacional.
Crisis y recesión
Hacia 1890 la expansión se revirtió y se desató una profunda recesión, a la par que se sumaban
las críticas de una oposición renovada hacia la creciente corrupción administrativa y política:
fraude en los comicios, la concentración de poder en manos del presidente, los negociados en
torno a la adjudicación de concesiones estatales.
*Adriana Puiggross. ¿Qué pasó en la educación argentina?Pág.69
El partido oficialista enfrenta además problemas internos y mientras tanto la oposición alienta
este clima y se organiza. Así surge un grupo de jóvenes que propone unir fuerzas para generar
una vida política con principios rectores alejados del personalismo reinante y sobre la base de
una ciudadanía activa, que desea recuperar la moral y el espíritu públicos que consideraban
olvidados. Primero fue la UNIÓN CÍVICA, luego LA UNIÓN CÍVICA PARA LA JUVENTUD,
decididos a ejercer un oposición sistemática contra el gobierno en todos los frentes. La actividad
partidaria se puso en marcha a pesar de la represión del oficialismo que al mismo tiempo mostró
una intención de aceptar la representación de la minorías…ya sería tarde…los partidarios de la
revolución habían comenzado sus preparativos. El gobierno reprimió la revuelta y los cívicos se
rindieron…pero de todas formas Juarez Celman renunció y dejó el cargo al vicepresidente Carlos
Pellegrini.
La década concluye con una profunda crisis política y económica, probablemente como resultado
de la estrecha dependencia de las condiciones del mercado internacional. De esta forma caía un
gobierno de gran poder y popularidad, afirmado en el orden, la bonanza económica y la
expectativa de una modernización sin límites. El progreso se había interrumpido, la crisis
económica afectaría a la Argentina por varios años más, comenzaba una nueva etapa en la
historia. En los años siguientes sucedieron levantamientos y protestas de índole político y
social…en la Capital Federal y en las provincias, los conservadores ocuparían un lugar en el
poder…pero definitivamente la necesidad de representación de los nuevos integrantes de la
nación fue determinante para que La ley Sáenz Peña abriera el juego político a todos los que
quisieran participar. De la UCJ surgirá la UCR: Unión Cívica Radical que se ubicará en el mapa
electoral junto a los socialistas…así, en 1816, Hipólito Yrigoyen será el primer presidente electo
sin fraude después de muchos años de esa práctica.
Ley Láinez
Se sancionó la ley nacional 4874, de 1905, proyectada por el senador de Buenos Aires, Manuel
Láinez, hombre fuerte del "Roquismo" bonaerense, que autorizaba al Consejo Nacional de
Educación a establecer en las provincias que lo solicitaren, escuelas infantiles, mixtas y rurales,
de acuerdo con el porcentaje de analfabetos resultantes de las listas presentadas por las
provincias. La ley, conocida popularmente como ley Láinez, ha tenido el gran mérito de llevar la
más concreta acción del Estado nacional al interior del país, pero contrariando la letra y el
espíritu de la ley no tardaron establecerse escuelas nacionales en sitios donde ya funcionaban
establecimientos provinciales, y aun en las capitales de provincia o a sus alrededores. Fue la
mala ubicación de las escuelas nacionales lo que impidió que la ley tuviera toda la influencia
benéfica que debió haber tenido.
Laínez consideraba que erradicar el "analfabetismo" posibilitará mejorar las condiciones de vida
de los argentinos.
Bibliografia
Hilda Sabato, Historia de la Argentina 1852-1890, Buenos Aires, Siglo XXI editores , 2012.
Mirta Zaida Lobato y otros, Nueva Historia Argentina, Tomo 5, El progreso la modernización y sus limites, (1880.1916) , Barcelona,
Editorial Sudamericana, 2000.
Puiggrós, Adriana, Qué pasó en la educación argentina: desde la conquista hasta el menemismo Buenos Aires : Kapelusz, 1996.
Manuel H. Solari, Historia de la Educacion Argentina, Buenos Aires, Editorial Paidos, 1949.
Juan Carlos Tedesco, Educacion y sociedad en la Argentina, Buenos Aires,Editoriciones Solar, 1970
Jorge M. Ramallo, Etapas históricas de la educación argentina, Buenos Aires, Centro Editor de America Latina,1980
Videos
La educación prohibida, de German Doin, 2012