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Para explicar la invulnerabilidad de Aquiles, existen dos versiones: una nos dice
cuando nació, su madre Tetis lo sostuvo del talón y lo sumergió en el río Estigia
para volverlo inmortal, pero su talón jamás tocó las aguas, permaneciendo
vulnerable como el de cualquier otro mortal.
Otra versión cuenta que Tetis lo ponía al fuego del hogar para quemar las partes
mortales de su cuerpo y luego ungía al niño con ambrosía, hasta que fue
interrumpida por Peleo, quien le arrebató al niño de sus manos y éste quedó con un
talón carbonizado. Enfurecida, Tetis los abandonó a ambos y Peleo sustituyó el
talón quemado de Aquiles por la taba del gigante Dámiso, famoso por su gran
velocidad. Esta versión también comenta por qué le llamaban “el de los pies ligeros”.
Durante una de las batallas, los troyanos lograron hacer retroceder a las fuerzas
griegas y asaltaron sus barcos. Dirigidos por el príncipe Héctor, los griegos parecían
estar a punto de caer, hasta que Patroclo logró repeler a los troyanos de las playas,
pero murió a manos de Héctor antes de que lograsen tomar la ciudad de Troya.
Cuando Aquiles supo la noticia, la ira y el dolor lo invadieron de tal manera que
estuvo a punto de quitarse la vida. Patroclo fue velado toda la noche, y Aquiles juró
que vengaría su muerte. Le pidió a su madre una nueva y más poderosa armadura
y salió al campo de combate, donde mató a Héctor y luego ató su cuerpo inerte a
su carro, arrastrándolo por nueve días en torno a los muros de Troya, sin permitir
que tuviera los ritos funerales. Hasta que la ayuda del dios Hermes, el rey Príamo
lo convenció a Aquiles de que le permitiese celebrar los ritos funerarios de su hijo.
En la mitología griega, vemos que este dios presidió muchas de las bodas de los
mitos griegos. Así, fue invitado preferente en enlaces de deidades y sus
descendientes.
Si bien es cierto que muchos aseguran que su origen era divino, otras versiones del
mito de Himeneo lo sitúan como un joven ateniense de gran belleza, pero de baja
alcurnia. Al parecer, este joven se enamoró de la hija de un poderoso hombre, uno
de los terratenientes más importantes de toda la ciudad. Para su desgracia,
Himeneo no podía acceder a cortejarla. No obstante, esto no impedía que el joven
se acercara a su amada, pues la seguía a todo lugar espiándola.
En una ocasión, se disfrazó de mujer para unirse a una procesión a la que sólo
acudían mujeres, entre ellas su joven adorada. En mitad de la procesión, parte de
un rito religioso en Eulesis, las jóvenes junto con Himeneo fueron capturadas por
piratas.
En cautiverio, el joven comenzó a urdir un plan con todas ellas para poder escapar.
Finalmente lo lograron. En ese momento, Himeneo prometió que las llevaría sanas
y salvas a Atenas siempre y cuando pudiera casarse con una de ellas. Así fue como
consiguió la mano de esa joven y vivió una vida feliz junto a ella, creando así una
fiesta en su honor que se asoció al matrimonio.
Adonis nació de una relación incestuosa entre Mirra (Esmirna) y su padre Cíniras,
rey de Chipre. Al parecer, la diosa Afrodita estaba realmente enfadada con Mirra,
pues esta no la adoraba. Así pues, haciendo gala de su famosa vanidad, decidió
castigarla. Consiguió que se enamorara de su padre, o por lo menos, que yaciera
con él unas cuantas noches.
Con la ayuda de una de las doncellas del servicio, Mirra conseguiría dormir varias
noches con su padre. Éste no se daría cuenta, pues los encuentros siempre se
realizarían cuando el sol se había puesto.
La diosa Afrodita, que había presenciado toda la escena (muchos aseguran que fue
ella quien convirtió a Mirra en arrayán) quedó absolutamente prendada de la belleza
de este ser celestial. Lo tomó en sus brazos y lo encerró en un cofre, entregándoselo
a Perséfone para que lo guardara.
La disputa entre estas diosas se vería zanjada con la mediación de Zeus. El dios
decidió que Adonis pasaría cuatro meses con Afrodita y cuatro con Perséfone, el
resto del año sería él mismo quien decidiría con quien estar. Cuando le tocó al niño
elegir decidió que sería con Afrodita.
Otras versiones aseguran que sería la musa Calíope quien decidiera, y que le
otorgaría la custodia de seis meses al año a cada una.
Sea como sea Afrodita terminó enamorándose de este mortal. Angustiada por su
futuro, no cesaba en reprender al joven cuando realizaba alguna acción que
entrañara peligros para su persona. No obstante, Adonis era un joven tan bello como
inquieto.
Zeus, conmovido por la tristeza de la diosa, permitió que Adonis resucitase durante
la primavera y el verano, de esta manera podría pasar este periodo de tiempo junto
a Afrodita.
Es hija de Zeus y Metis. Ésta, cuando estaba embarazada de Atenea, sería tragada
por Zeus. Este acto sería incitado por Urano y Gea, los cuales advirtieron a Zeus de
que, si Metis daba a luz a una niña, acto seguido tendría también un hijo varón que
lograría arrebatarle el reino de los cielos a su padre. Zeus no quiso arriesgarse, así
pues, devoró a Metis.
Cuando llegó el momento del parto, Zeus ordenó a Hefesto que le abriera la cabeza
con un hacha. De la cabeza de este dios nacería así Atenea, completamente
armada y gritando tanto que el cielo y la tierra temblaron.
Desempeñaría un papel crucial en la lucha contra los gigantes, siendo ella misma
quien daría muerte a Palante y Encélado. Al primero le arrancó la piel haciéndose
una coraza con ella. Al segundo lo perseguiría hasta Sicilia, lugar en el que lo redujo
lanzándole encima toda la isla.
Protectora de Heracles en sus combates y guía de Ulises fue, además, patrona de
varias ciudades. No obstante, se volvería más conocida por ser la protectora de
Atenas y de toda la Ática.
Hija de los titanes Rea y Cronos, Hera fue tragada al nacer por su padre junto a sus
otros hermanos, excepto Zeus. Su madre Rea lo engañó para que regurgite a sus
hijos, que luego se unieron con Zeus para organizar el derrocamiento de su padre,
episodio conocido como la Titanomaquia (Batalla de los Titanes o Guerra Titánica),
que no debe confundirse con la Gigantomaquia, que tuvo lugar una generación
anterior.
Luego de la victoria de los dioses, Zeus pasó a gobernar el monte Olimpo y Hera se
quedó a su lado como esposa y fue popularmente conocida por su naturaleza
recelosa y vengativa. Solía castigar a las amantes de Zeus y sus descendientes,
como Heracles, así como a aquellos mortales que la ofendían, como Pelias y Paris.
Tales eran sus celos que cuando Alcmena estaba embarazada de Heracles, la diosa
intentó evitar el nacimiento anudando las piernas de Alcmena. Luego de que su plan
fuera frustrado, envió dos serpientes para matar al niño mientras dormía en su cuna.
Heracles estranguló a las temibles serpientes sin el menor esfuerzo y las volvió sus
juguetes.
Así, Rea, desesperada, pidió a Gea ayuda para ocultar al último de sus hijos. El
sexto de los dioses, Zeus. Ambas urdieron un plan escondiendo a Rea en Creta y
haciendo que diera a luz ella sola. Cuando Cronos se enteró, Rea le otorgó una
piedra envuelta en pañales, conocida como Ónfalos. Cronos se la tragó sin mirar si
se trataba de un niño, convencida de que su amante no podría engañarlo.
Así fue como Zeus quedó oculto en la cueva del monte Ida, en Creta. Cuando creció,
el dios usó el veneno que le daría su abuela Gea para obligar a Cronos a regurgitar
el contenido de su saciado estómago en orden inverso.
Cuando liberó a todos sus hermanos liberó también a los Hecatónquiros y los
Cíclopes, a los que Cronos había vuelto a encerrar en el Tártaro tras acabar con
Urano. Ellos fueron los encargados de forjar los rayos de Zeus, el tridente de
Poseidón y el casco de oscuridad de Hades.
Finalmente, tras una larga guerra llamada Titanomaquia, Zeus y sus hermanos
terminaron con Cronos, y así se repartieron el mundo y encerraron a los titanes,
junto a Cronos, en el Tártaro. Así, Poseidón se quedó con las aguas, Hades con el
mundo de los muertos y Zeus consiguió, echándolo a suertes, el cielo y el aire.
HADES, DIOS DEL INFRAMUNDO
En la mitología griega, Hades era uno de los hijos varones de Crono y Rea, hermano
de Zeus y Poseidón. Al nacer, fue tragado por Crono como el resto de sus
hermanos, que sólo pudieron ser expulsados gracias a la intervención de Zeus.
Participó con Poseidón y Zeus en la lucha con los Titanes, siendo armado por los
Cíclopes con un casco que lo volvía invisible, de hecho, su nombre significa “el
invisible”.
Tras esta ardua guerra, los tres hermanos echaron a suertes los reinos a gobernar.
Mientras que a Zeus le tocó el cielo y a Poseidón los océanos y mares, Hades recibió
el inframundo, el reino invisible al que acuden los muertos tras dejar el mundo.
Hades era por tanto el rey del mundo de los muertos, un trabajo que desempeñaba
ayudado con otros dioses menores, sobre los que evidentemente tenía completa
autoridad.
Su reina era Perséfone, hija de Zeus y Deméter. Cómo ni Zeus ni Deméter estaban
por la labor de que su hija pasara su vida en el inframundo, Hades no vio otro
remedio que raptar a la joven. Una vez en sus tierras le dio de comer, algo bastante
inteligente pues todo aquel que comía algo en el inframundo permanecería para
siempre en él.
Hades tenía bastante mal carácter cuando se trataba de sus dominios. No permitía
que sus súbitos lo abandonaran, además reaccionaba con bastante violencia si
alguien trataba de robarle almas. Por último, odiaba a todo aquel que intentaba
burlar a la muerte y cruzar el inframundo, como Sísifo o Piríto.
Como dios de los muertos, los griegos temían muchísimo su figura. Por este motivo
su nombre era muy pocas veces mencionado, pues pensaban que simplemente
nombrarlo ya era un mal augurio. Por este motivo buscaban eufemismos para poder
referirse a él.
Según la Ilíada, cuando el mundo se dividió en tres, Zeus recibiría la tierra y el cielo,
Hades el inframundo y Poseidón el mar.
Este poderoso dios no sólo tiene dominio sobre el mar, también puede desatar
terribles tempestades, hacer caer las rocas sobre las costas con un golpe de su
tridente y conseguir que brote agua de manantiales espontáneos.
Cuentan diversos autores, que Poseidón participaría durante un año, junto a Apolo
y Éaco, en la construcción de la muralla de Troya. No obstante, cuando Laomedonte
se negó a pagar el precio convenido, creó un gran monstruo marino que comenzó
a asolar los pueblos troyanos.
Quizá fuera precisamente este momento en el que Poseidón comenzó a tener ese
rencor por Troya, algo que se puede ver cuando intervino a favor de los aqueos en
su guerra con los troyanos.
Es curiosa la parte de las leyendas que muestran la capacidad del dios a Perder
frente al resto de dioses. Cuando los mortales se establecían en una ciudad, era
costumbre acoger una divinidad para que la protegiera. En ocasiones existían
conflictos entre dichos dioses, pues eran varios los que querían optar a ese papel.
Poseidón perdía bastantes veces. Por ejemplo, podemos destacar cuando puso sus
ojos en Atenas. Quiso tomar posesión de su papel como protector haciendo brotar
un pozo de agua salada en la cima de la Acrópolis. No obstante, pronto llegaría
Atenea, la cual plantó un olivo par reivindicó también su papel como protectora. Al
final, el tribunal fallaría a favor a la diosa y Poseidón, encolerizado, inundó la llanura
de Eleusis.
Eran también famosas las aventuras amorosas del dios. Fueron muchas las que
pasaron por su cama, y engendró muchísimos hijos. No obstante, mientras los de
Zeus eran casi siempre héroes hermosos, los de su hermano eran casi siempre
gigantes, feos, malvados y violentos. Así, con Toosa engendraría al cíclope
Polifemo, con Medusa al gigante Crisaro y con Amimone a Náuplio, por nombrar a
algunos.
Hijo del dios Zeus y la mortal Danae, Perseo es uno de los semidioses mitológicos
favoritos de nuestra cultura. Célebre verdugo de Medusa y salvador de la bella y
sufrida princesa Andrómeda, su heroica imagen evoca las virtudes que desde la
Antigüedad el hombre ha perseguido.
El dios Zeus vio a Danae y ni siquiera luchó contra la tentación. Se convirtió en lluvia
y se unió a Danae, que luego dio a luz a Perseo. Cuando Acrisio lo supo, encerró a
su hija y a su nieto en un arcón y los arrojó al mar. Luego de unos días a la deriva,
arribaron a la isla Serifos, donde fueron rescatados por Dictis, el hermano de
Polidectes, el gobernante. Dictis fue como un padre para Perseo y éste creció hasta
convertirse en un joven fuerte y valiente. Por su parte, el rey había puesto sus ojos
sobre Danae, y para deshacerse de Perseo, lanzó un desafío: traer la cabeza de
Medusa, la más temible de las tres hermanas Gorgonas, que podía convertir a los
hombres en piedra sólo con su mirada.
Para semejante tarea, Perseo obtuvo ayuda de los dioses. Hades le dio un casco
que lo hacía invisible; Hermes le obsequió una sandalias aladas para mayor
velocidad, y Atenea se encargó de brindarle una espada y un escudo tan pulido que
servía como espejo, con lo que logró cortar la cabeza de Medusa sin tener que
mirarla. De la sangre de Medusa surgió Pegaso, el fiel corcel alado que lo ayudaría
en su siguiente aventura.
Sin duda, Perseo es el héroe que vela por el bienestar de los buenos, castiga a los
malos y honra a los dioses; un héroe valeroso, audaz, sensible y humilde que por
siglos fue un modelo a seguir.