Alebrije/Transformer con ojos de guacamole de fuego (recorrido muy

general por la historia y estado actual del eslam de poesía mexicano)

Rojo Córdova
Mexico City

Abstract: This is a key practitioner’s brief report, both scholarly and artistic in perspective, on various particular-
ities and characteristics of the poetry slam movement in Mexico. Those who exhibit this art are urban and young
(born between 1980 and 2000), participating in a movement that he calls both minitournament and happening,
and making the act of poetry a ludic exercise, open and horizontal, creating bridges and dialogue in the complex
social context of today’s Mexico. The author includes an example of his own poem.

Key Terms: poetry, history of poetry slam, Mexican youth, Mexican culture, contemporary youth speak

Resumen: En el presente texto se mencionan algunas efemérides y características generales de la joven escena
mexicana reunida alrededor del eslam de poesía, mini torneo y happening donde, sobre todo, los nacidos en las
décadas 1980, 1990 y 2000 se apropian de las letras y hacen de la literatura un ejercicio lúdico, abierto y horizon-
tal que genera puentes y diálogo en un contexto social tan complejo como el mexicano actualmente. Al final in-
cluye un poema del autor.

S i la historia del poetry slam en México fuera

un amplio valle donde físicamente pudiéra-
mos poner un señalamiento marcando: “esta historia
comienza aquí”, yo tendría listos varios de estos dól-
menes conmemorativos, pequeños monumentos que
al colocarlos le informarían al paseante la naturaleza
tan viva y rizomática de este valle mismo.
Un dolmen señalaría el 2003 como el año en que se
organizó el primer evento en Monterrey, Nuevo León,
inspirado muy libertinamente en el poetry slam esta-
dounidense por José Eugenio Sánchez, otro señala-
miento en este valle diría que fue el 2005 en un evento
de la performancera Katia Tirado cuando se orga-
nizó el primer poetry slam ya tal cual con ese nombre
y parte de sus dinámicas internas, pero otro señala-
miento diría 2007 y marcaría el momento en que Cara
Cummings con Radio Zapote comenzaron el primer
circuito de eslams periódicos en el país en un bar ya de-
molido llamado el RedFly. . . habría incluso un señala-
miento con tinta fresca ostentando el año 2017 como el
año en que el equipo del Circuito Nacional Poetry Slam
Mx logró organizar el primer torneo con representa-
ción de dieciséis estados de la República Mexicana.
Todos los mencionados (hay muchos más, por su-
puesto) son momentos que centuplican ondas de iden-
tidad y que le dan vida, forma y rumbo a este ejercicio
literario-social llamado eslam. Momentos, personajes,
prácticas y circunstancias que lo hacen muy distinto al
poetry slam que se realiza en otras partes del mundo.
Básicamente porque esta disciplina oral, hija del hap-
pening y la literatura,1 ha sabido ser poco a poco espejo
del corazón barroco-guacamólico que está en nuestro
ADN. México es un alebrije-transformer en plena me-
tamorfosis, pero en nuestra escena nacional puede no-
tarse lo siguiente:
■ El grito de los nacidos en las décadas
1980, 1990 y 2000, como diciéndole
al neoliberalismo y a la gentrifica-
ción voraz, “Nuestra voz cuenta, aquí
estamos”.
■ Impera ante todo un pensamiento po-
líticamente tirando desde la izquierda
moderada hacia sus extremos. 2S
■ Pero dentro de este pensamiento es 1S
temáticamente imposible delinear un N
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Diálogo © 2018 by the University of Texas Press

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rumbo en conjunto en la escena. Hay
demasiadas voces, cada una con sus
estilos, temas y matices ideológicos.
Quizá esto es lo que salta más como
diferenciador de otras escenas ibero-
americanas donde es posible distin-
guir los rumbos y estilos imperantes
(Buenos Aires con lo anecdótico em-
bebido del estilo alt lit; España con lo
interpretativo al máximo, por men-
cionar aspectos muy generales).
■ El público del eslam mexicano aún no
ha sido gentrificado, es decir, las gran-
des televisoras, los grandes capitales
voraces aún no prostituyen el discurso
de estos recitales y los obligan a aban-
donar esta vivienda que se ha cons-
truido con los años por tantas manos.
Siendo julio del 2017 puedo decir que,
aún, tenemos una mayoría de público
de clase media para abajo (un público
crítico y participativo). La entrada a
los eslams es tradicionalmente gratis,
con excepción de los primeros ciclos
organizados en el 2007 donde se pedía
una cooperación (misma que no todos
los poetas jóvenes podían cubrir, por
cierto).
■ Nuestra escena cuenta con una varie-
dad estilística tan rica cual si fuera un
árbol de la vida:
■ Rap (lleno de ego tribal, pero tam-
bién rap consciente, el violento con
tintes machista o reflejando realida-
des de la violencia en las periferias
capitalinas conviviendo con el rap
femenino)
■ Son tradicional (sobre todo jarocho
y arribeño, de raigambre político o
más pícaro. Con sus formas métri-
2S cas: redondillas, quintillas, décimas
1S espinelas)
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■ Stand-up expandido (es decir, un
estilo oral desfachatado desde lo
anecdótico buscando las llamadas
punch lines graciosas pero ya yén-
dose hacia un cuidado de la len-
gua y una profundidad en su juego
de referencias literarias cultas y
populares)
■ Lenguas originarias mexicanas
(hemos tenido sobre todo náhuatl,
ñañú, tutu nakú y ñuu saavi can-
tando desde las cosmovisiones de su
lengua las realidades y luchas de sus
hablantes en pleno siglo XXI)
■ Lírica más de corte urbano ha-
blando de referentes cotidianos que
los jóvenes tienen al deambular por
la ciudad y al mismo tiempo el orbe
digital de las redes sociales.
■ Lírica con consciencia académica
(libresca) aún expresada oralmente
con el tono cantadito que caracte-
rizaba a los vates de la poesía na-
cional y latinoamericana (Sabines,
Paz, Neruda)2
■ Lenguaje de señas de manera aislada
en algunos jóvenes poetas además
de cierta consciencia de la corpo-
ralidad como parte de la gramática
del poema, esto es, avanzando de lo
que Foley llama voiced text,3 rumbo
a la performance poetry: es decir un
texto enriquecido de significantes
corporales, un mini mural fresco en
la espalda del ejecutante, una volte-
reta mortal hacia atrás cerrando el
texto, palabras pintadas en varias
partes de la piel, golpes en el pecho
marcando un ritmo, un poema que
cierra con un abrazo a alguien de los
que escuchan, entre otros ejemplos
tomados de la escena mexicana.
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■ Si bien este amplio valle lleno de dól-
menes conmemorativos es la histo-
ria de nuestro poetry slam en México,
luego de años de recopilar efeméri-
des en su devenir, principalmente
en el área mesoamericana, he ubi-
cado que lo que nos da fundamento
y una voz particular dentro del con-
cierto mundial del eslam es justo ese
19 de febrero del 2005 en el X-Teresa
Arte Actual,4 cuando nacen los cua-
tro puntos cardinales de nuestra es-
cena. Sabores lírico performáticos que
desde el principio están ahí generando
transversalidades y diálogos. En ese
evento ubicamos el performance art
con Katia Tirado (organizadora del
mismo), al rap (y la cultura hip hop)
con Tiosha Bojórquez, al son jarocho
con Lalo Jaranas y a la lírica urbana
de raigambre libresco en la figura de
Edgar Khonde.
Señalado todo lo anterior, pongámoslo un poco en
su complejo contexto social. Un país tan caótico como
el nuestro, con una historia tan llena de heridas abier-
tas por siglos, donde la corrupción, la impunidad y la
violencia son las reinas, donde ejercer el periodismo es
una paulatina condena de muerte y donde los desapa-
recidos son encontrados cada vez más y más en des-
comunales fosas anónimas por todo nuestro territorio,
justo aquí, en este México previo al derrumbe electo-
ral del 2018, aquí llevan más de una década esos necios
que se reúnen para escucharse y jugar a que se puede
juzgar un poema. Cada participante cuenta con tres
minutos para expresar un texto de su autoría (ya sea
de memoria, en voz alta, improvisado o mezclando es-
tos tres registros), tienen un escenario, a veces un mi-
crófono, un público para interactuar si lo desean y de
repente crear entre todos la energía del eslam. En me-
dio de la barbarie, nuestra revolución es generar escu-
cha para con el otro y procurar nosotridad, leer con los
oídos al otro, emocionarse de leer al otro en un país
donde es muy difícil que los jóvenes se acerquen a los
medios tradicionales de difusión de las letras (libros),
aquí en el eslam entendemos la literatura como un bien
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Alebrije/Transformer con ojos de guacamole de fuego
común, que nace horizontal en la fragua del juego, el
respeto y la escucha.
Los jóvenes están leyendo y produciendo letras,
quieren ser escuchados y se emocionan al ser escu-
chados por sus pares generacionales y por todos los
asistentes a estas lides. Toman talleres al respecto, or-
ganizan fanzines, fiestas donde recitan, generan tribus
de poetas que aúllan, se enamoran, debaten acalorada-
mente, experimentan con sus emociones, con sus cuer-
pos, con la gestión cultural en sus barrios para hacer
sus eslams, hacen de las calles de la Ciudad de México
el papel donde nacen sus poemas con su presencia y su
voz. Los eslameros somos heraldos de la poesía-vida,
sabemos que la literatura mexicana está hecha actual-
mente de guerrillas,5 y estamos listxs para abrazarla
con nuestros versos, besos y brasas palabreantes. El
cuerpo, la calle, la rima y el ritmo son nuestro territo-
rio. Nuestra comunidad eslamera, desde su riquísima
identidad siempre en tránsito, a pesar de la barbarie
nacional circundante actúa desde el amor, el diálogo
y la escucha.
NOTAS
1 En tanto a su carácter efímero, comunal, con toques
de improvisación y totalmente participativo al tener
la intención de romper la cuarta pared del escritor
con el público impuesta, por ejemplo, por las lectu-
ras de mantel verde y botellas de agua en los recintos
académicos y de alta cultura.
2 Véase en YouTube la manera en que recitaban estos
poetas sus poemas para detectar el ritmo, digamos
yámbico, lento, parsimonioso aspirando a ser muy
profundo en sus pausas.
3 En el capítulo “First Word”, el texto de John Miles
Foley explica que los voiced texts son textos com-
puestos por escrito para ser ejecutados y recibidos
de manera oral: su How to read an oral poem (Uni-
versity of Illinois Press, 2002).
4 Espacio museístico denominado como “la catedral
del performance art en México” por su arquitec-
tura y que cabe acotar, se encuentra a unos metros
del Templo Mayor, corazón de Tenochtitlan en las
inmediaciones del actual Zócalo de la Ciudad de
México.
5 Luego de la muerte de Octavio Paz, no ha existido 2S
un cacique cultural tan imperial como lo fue él para 1S
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imponer un sólo rumbo uniforme en las letras na-
cionales. Hoy por hoy vivimos en las letras una gue-
rra de guerrillas donde todos los grupos de escritores
de todos los sabores, ideologías y tendencias tienen
sus medios de comunicación, sus premios, sus becas,
sus festivales y sus rutas de difusión de su trabajo,
además, por su puesto, de sus maneras para generar
nuevos cuadros en sus huestes y sus propias maneras
de profesionalizarse.
Si hace Boom y hace Crack, hace SLAM!
(fragmento de la introducción a eSLAMex:
Primera antología de eSpoken Word mexicano)
Estoy en un escenario
tengo el pelo largo, casi me cubre la cara
veo las luces en frente
hay cámaras por todos lados
un par de micrófonos
Todos observan,
el Zinco Jazz Club está lleno
Es mi primer eSLAM de Poesía
recuerdo que me lo dijo frente a las copias de la
Facultad de Filosofía y Letras
Antes de ponerme a patear paredes y de correr a darle
puñetazos a los árboles
me despedí de ella y puse mi atención en el primer
póster que estaba a mi derecha
era una propaganda gigante del festival Poesía en Voz
Alta del 2008
entre las actividades se invitaba a un “SLAM”
(eSLAM = evento donde se realiza eSPOKEN Word)
Estoy apunto de terminar de gritar mi poema en mi
primer eslam
lo grito con rabia
termino
(al entrar al bar me seguía diciendo una y otra vez lo
mismo que me venía
repitiendo durante todo el trayecto:
si aquí no encuentro una respuesta a eso de las letras
hispánicas y su función
en mi vida, no sé lo que voy a hacer . . .)

“es que lo que tú haces se llama Spoken Word” a partir de esa noche un mundo se me abrió

Me lo habrán dicho por el 2008, por supuesto que yo

no sabía qué era eso del espoken,
yo escribía e interpretaba como según sentía que mis
textos me lo pedían y ya.

Días antes de asistir a mi primer eSLAM de poesía

Aleida me dijo que nuestro querido amigo El Yorch
había muerto el día anterior
eso de la pierna, era en los huesos y era un cáncer
fulminante

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