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UNA MIRADA A LA PARTERIA ANCESTRAL AFRO COMO PRÁCTICA

SIMBÓLICA Y BIOPOLÍTICA EN COLOMBIA

OBRA DE CONOCIMIENTO PARA OPTAR AL GRADO DE MAGISTER

PRESENTADA POR

Olga Lucía Samboní Izquierdo

Código 1086359

Bajo la dirección del doctor:

Federico González González

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA

FACULTAD DE EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN: DESARROLLO HUMANO

Santiago de Cali, 2014

1
OBRA DE CONOCIMIENTO

UNA MIRADA A LA PARTERIA ANCESTRAL AFRO COMO PRACTICA


SIMBOLICA Y BIOPOLÍTICA EN COLOMBIA

AUTORA:

OLGA LUCÍA SAMBONÍ IZQUIERDO

Código 1086359

DIRECTOR DE TESIS:

Federico González González

UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA SECCIONAL CALI

FACULTAD DE EDUCACIÓN

MAESTRIA EN EDUCACIÓN: DESARROLLO HUMANO

COHORTE XI

Santiago de Cali, 2014

2
A su piel de mil colores,

A mis amigos RAIZALES de San Andrés Islas,

A mi hija Valentina, compañera de vida,

A mis padres, apoyo incondicional

A mis hermanos y sobrinos, sonrisas y alegrías

3
AGRADECIMIENTOS

Esta investigación inició en Julio del año 2011, en un agradable viaje académico a la Isla de San
Andrés. Con las hermanas Bowie Pomare descubrí la grandeza de la raza negra de nuestro país.
A Patricia, Petty, Carrie y a la abuela Ardelle les agradezco sus conversaciones, su fuerza por
mantener sus tradiciones como parte de la comunidad raizal y su apoyo en la construcción de
esta propuesta de investigación.

Agradezco al profesor Julián Arias, quien me recibió en mi primera entrevista en mi reintegro a


la maestría. A Julián le agradezco su silencioso apoyo durante los café, las dudas que juntos
aclaramos y la fuerza que me brindó cada vez que me escuchó en el escenario.

Mi gratitud inmensa para el Dr. Federico González González, director de tesis, por sus
recomendaciones puntuales, su apoyo incondicional y sus orientaciones que sin ellas me habría
perdido en la complejidad de escribir una tesis de maestría.

A los docentes del programa de Maestría en educación: Desarrollo Humano de la Universidad de


San Buenaventura Cali quienes a través de cada uno de los seminarios me ayudaron a consolidar
esta propuesta. Al profesor Olver Quijano por el aporte de sus (con)versaciones y comentarios en
los inicios de esta propuesta.

Al profesor Eduardo Restrepo de la Universidad Javeriana de Bogotá porque me apoyó desde el


inicio de mi investigación compartiendo su material académico producto de sus diversas
investigaciones y con sus lecturas, comentarios y análisis me permitió conocer(nos),
encontrar(nos) y visibilizar su amplio aporte a la discusión académica acerca de los estudios
culturales del negro en Colombia.

A las señoras María Neida Reyes, María del Carmen Riascos, Francisca Hurtado y Petronila
Cuevas, parteras con amplia experiencia, quienes en su práctica reivindican la fuerza de la raza
negra presente en su historia nacida en África.

A mi familia por su apoyo incondicional. A mi hija por su paciente espera y compañía durante el
tiempo que duró la maestría. A mis padres que me impulsaron a nunca rendirme. A mi hermana
Adriana y su familia por su compañía en medio de la distancia, sus palabras y apoyo han sido
permanentes en mi formación académica. A mis hermanos y sobrinas por su ayuda durante las
largas jornadas de lectura, análisis y reflexión que dieron como resultado la presente obra de
conocimiento.

4
TABLA DE CONTENIDO

PAG.

RESUMEN 08
CAPÍTULO 1: UN MAR DE SIETE COLORES: PIEL, CORAZÓN
Y RESISTENCIA 11
1.1 VOCES AUTOECOBIOGRÀFICAS 11
1.2 METÓDICA: CONVERSACIONES,SABERES Y TERRITORIOS 15
1.2.1 TERRITORIOS Y SUJETOS: DEL PUERTO DE BUENAVENTURA
AL PUEBLO DE EFRAIN Y MARIA 17
1.2.2 CÁLIDO AIRE, AGUAS CRISTALINAS: SABERES, PIEL Y OJOS
CON MEMORIA 19
CAPÍTULO 2: EL ASUNTO DE CONOCIMIENTO:
COMUNIDAD NEGRA, ANCESTRALIDAD Y BIOPOLÍTICA 21
2.1 COLOMBIA NEGRA 22
2.2 SER NEGRO COMO CUESTIÓN IDENTITARIA 24
2.3 SIMBOLISMO DEL NEGRO 25
2.4 LA PARTERÍA ANCESTRAL COMO PRÁCTICA BIOPOLÍTICA DE
RESISTENCIA 26
2.5 LA PARTERÍA ANCESTRAL DEL NEGRO Y SU DISCURSO POLÍTICO
PARA LA VIDA 28
2.6 BIOPOLÌTICA Y RESISTENCIA EN LA PARTERÍA ANCESTRAL 34
2.7 LA EDUCACIÓN COMO POSIBILITADORA DE LA VIDA 35
CAPÍTULO 3: LA HUELLA DE LA PARTERIA DE LO NEGRO ANCESTRAL
EN LO NEGRO ACTUAL 36
3.1 MUJERES DANDO VIDA 37
3.2 ABORDAJE DE LO NEGRO DESDE LO SIMBÓLICO 38
3.2.1 SOY PARTERA POR CASUALIDAD, TRANSMISIÓN Y RAZA 38

5
3.2.2 MÁS QUE PARTERAS 40

PAG.

3.2.3 HUELLAS HISTÒRICAS DE LA PARTERÍA 42


3.3 ENERGÍAS DE LA MADRE TIERRA Y OTROS SIMBOLISMOS
ALREDEDOR DE LA VIDA 43
3.3.1 ENCOMENDARSE PARA QUE TODO SALGA BIEN 44
3.3.2 MADRE TIERRA Y BUENAS ENERGÍAS 44
3.3.3 OMBLIGO Y PLACENTA COMO IMAGINARIOS SIMBÓLICOS
ALREDEDOR DE LA VIDA 45
3.3.4 EN NUESTRAS MANOS ESTÁ LA RAZA 46
3.3.5 EL PODER DE LA PALABRA EN EL PARTO 48
3.3.6 FUERZA,NATURALEZA Y ESPIRITUALIDAD EN EL PARTO 50
3.3.7 EL TRABAJO DE LA PARTERA NO TERMINA EN EL PARTO 51
3.4 LA EDUCACIÓN COMO RESISTENCIA QUE SE TEJE DE PARTERAS
A PARTURIENTAS 52
CAPITULO 4: PARTERÍA, UNA BIOPOLITICA PARA LA PRAXIS NEGRA 55
4.1 POLIFONÍAS SIMBÓLICAS 58
4.2 LA BIOPOLÍTICA DEL TERRITORIO 59
4.3 LA PARTERÍA COMO PRÁCTICA BIOPOLÍTICA DE RESISTENCIA 60
CAPÍTULO 5: LA CASA DEL OMBLIGO 62
5.1 LA EDUCACIÓN POPULAR 62
5.2 TODO COMIENZA EN SAN ANDRÉS ISLAS 65
5.3 EL RETO A ASUMIR, LAS QUIENES 67
5.4 DE LA FORMACIÓN EN COMUNIDAD 69
5.5 EL DIALOGO COMO PROPUESTA ALTERNATIVA DE
ACOMPAÑAMIENTO 70
5.6 FORMALIZANDO ACADEMICAMENTE LA PROPUESTA 71
BIBLIOGRAFÍA 75

6
ANEXOS

PAG.

I. ENTREVISTA A MARÍA NEIDA REYES, PARTERA


DE BUENAVENTURA 78
II. ENTREVISTA A MARÍA DEL CARMEN RIASCOS,
PARTERA DE EL CERRITO 85

7
RESUMEN

La presente obra de conocimiento intenta proponer una ruta hermenéutico interpretativa para la
comprensión de los discursos biopolíticos inmersos en la partería que ejercen las mujeres negras
(parteras) al interior de sus contextos y que a través de dicha práctica generan una conciencia
histórica en su entorno étnico por medio de la transmisión oral educativa de dichos saberes
permitiendo la permanencia de la práctica a través del tiempo.

La inquietud que orienta esta obra de conocimiento está contenida en el análisis en torno a: ¿Qué
comprensiones se derivan de los discursos biopolíticos inmersos en la partería ancestral
afro como práctica simbólica afro y de qué manera estos discursos impactan las prácticas
sociales educativas transformadoras del sujeto que se educa?

Para ello y en primera instancia, el lector comprenderá las marcas vitales o experiencias cumbres
que marcaron la historia personal de quien indaga hasta relatar cómo se concibe la pregunta por
el conocimiento que se (re)configura como un emotivo encuentro con seres humanos en quienes
se detalla que la voz es el actor principal de esperanza para que la partería ancestral resista como
una manera de construcción de un lenguaje identitario.

Es un camino emotivo que resalta el imaginario colectivo de los pueblos afro colombianos
coloreando su existencia a través de dinámicas esperanzadoras en las que la vida se entiende
como un encuentro de saberes epistémicos des-occidentalizados que les permitirán a los lectores
relacionarse con la cosmovisión negra en términos de identificarse en subjetivación histórica.
Esta obra posibilita la voz de las mujeres negras parteras quienes acudiendo a su conciencia
histórica han asumido los retos de la modernidad de la medicina occidental para dar vida a través
de sus manos y potencializando a través de este acto un discurso político de esperanza para
integrarse al mundo sin perder su identidad y sentido.

8
A través de una metodología denominada VIVO, DISFRUTO Y ESCRIBO, se establece
configurar búsquedas de territorios sin centralizar el conocimiento y de esta manera entrar en
contacto directo con las comunidades en términos de disfrutar sus saberes y su cosmovisión para
luego co-escribir su historia. Estas vivencias nos colocarán en relación directa con el saber
ancestral de la partería a través del recuento de historias que serán escuchadas y enaltecidas a
través de la presente obra de conocimiento.

Palabras claves: partería ancestral, prácticas simbólicas, discurso político, prácticas sociales,
cosmovisión negra

9
ABSTRACT

Present knowledge research attempts to propose an interpretative hermeneutic route to


understand the biopolitical discourses immersed in practicing midwifery made by black women
(midwives) inside their contexts and through this practice generate critical conscience in their
ethnic environment thanks to educational oral transmission of such knowledge allowing the
permanence of the practice through time.

Question that guides this knowledge research is contained in the analysis around: what insights
are derived from biopolitical discourses immersed in afro ancestral midwifery as afro symbolic
practice and how these discourses impact educational social practices which transform
educational subject?

For this reason, in first instance the reader will understand the vital memories or important
experiences that marked personal story researcher until to tell how the knowledge question was
conceived that is a reconfigured as an emotional meeting with human beings, their voice is
detailed as main actor of hope in order to ancestral midwifery resists as a way of buiding an
identitary language.

It´s an emotional way that highlights the collective imagination of the afro Colombian people
coloring their existence through hopeful dynamics in which life is understood as an encounter of
epistemic knowledge (outside west) that will allow the readers to relate to the black world view
in terms of being identifiable in historical subjetivation. This work enables the voice of black
midwifes women who attends to their critical conscience has taken up the challenges of modern
western medicine to give life through their hands and enhancing through this act a political
discourse of hope to integrate their identity and sense.

Through the methodology called LIVE, ENJOY AND WRITE, set configure search of territories
without centralizing knowledge and thus come into direct contact with the communities in terms
to enjoy their knowledge and their world view and then co-write their history. These experiences
put us in direct relationship with the ancestral knowledge of midwifery through telling stories
that will be listened to and ennobled through this knowledge research.

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Key words: ancestral midwifery, symbolic practice, political discourses, social practices, black
world view

1. UN MAR DE SIETE COLORES: PIEL, CORAZÓN Y RESISTENCIA

1.1 VOCES AUTOECOBIOGRÁFICAS

Escuchar el eco de las voces del ayer, me remite a desentrañar diversos recuerdos que se tejen al
interior de un ser humano que se posiciona frente al mundo con la convicción que la racionalidad
es sinónimo de poder y de configurar un lugar en el mundo.
La presente autoecobiografía da cuenta en tres tiempos de como esa convicción me lleva hasta el
día de hoy a resignificar la racionalidad en un contexto de vida magister que convoca en el ontos
no sólo una búsqueda epistémica sino del posicionamiento del ser humano como vitalidad senti-
pensante del universo.

Mis primeras letras

El recuerdo más entrañable relacionado con mis trazos escriturales sucedió en uno de los sitios
más deseados por cualquier ser mortal en una casa: el baño.
Allí me encontró mi papá, junto a la puerta y con un lápiz en la mano. Recuerdo que ante
semejante actitud mi padre optó por tomar mi mano y con una melodía incluida que se me grabó
para siempre, escribimos por primera vez mi nombre: “una ocita, una elesota, una gecita, una
asota”. Desde ese momento entendí que quería descubrir el mundo por medio de las letras,
seguidamente como no podía rayar las paredes, me compraron mi primer cuaderno. Letras,
palabras, dibujos y rayas dieron cuenta de mi cercana relación con el mundo de lo escrito. En
perspectiva, de unidad familiar, mi abuelo fue quien decidió proseguir el camino que mis padres
habían trazado e incide directamente en mi potencial formación como lectora.

Libros que hablan: mundos maravillosos

11
Transcurría el año 1989, Grado Segundo de primaria, mi abuelo Faustino me lleva a un lugar
desconocido por mí: el cuarto de reliquias y algo más. Allí encuentro un gran costal con las
inolvidables revistas de Selecciones de Readers Digest. Sobre una cama y en la página que el
azar decidiera, la solicitud expresa por mi abuelo era que le contara lo que había leído. Como él
hasta sentado se dormía, siempre esperaba que mi lectura hiciera su efecto narcótico y al
despertar de su letargo debía contarle las hazañas de mis diarios protagonistas. Veintidós años
después, entiendo que su juego de dormir al son de una voz, me permitió adquirir una gran
habilidad y comprensión textual.

Estas competencias fueron ampliamente fortalecidas y estructuradas en la etapa de secundaria,


momento en el cual la excelente labor de todos los docentes, la seguridad que me transmitió el
maestro de ciencias naturales y la indiscutible labor de la docente de español me permitió
entender el mundo de lo escrito, con la incidencia y transcendencia que se merecen.

De lo célebre a lo cotidiano: la clase de español

Hasta los pupitres se mueven. ¡Si señores!, llegó doña Gilma López. Mirada profunda, ojos
saltones, discurso claro y directo, son los recuerdos que evoco de aquella mujer entregada a su
profesión y quien por muchos años compartió la magia de nuestro propio idioma al interior de la
Institución Educativa Jorge Robledo del Municipio de Vijes Valle.

Lecturas, comprensión textual, gramática, conjugación de verbos y mucha ortografía circularon


durante mis seis años de secundaria al interior de las clases de español. Hoy día se comprenden
que la exigencia y rectitud de esta maestra nos permeó hasta el día de hoy, cuando nos
enfrentamos al mundo intelectual con más seguridad y disposición.

La docencia como camino de vida

12
Por devoción, convicción y vocación, soy docente en la especialidad de Lenguas Extranjeras.
Siempre me ha seducido lo desconocido y las diversas estructuras que se vislumbran en el
aprendizaje de otros idiomas. El inglés, gran embajador del capitalismo occidental, convoca al
sistema escolar latinoamericano en ideario de progreso y éxito económico. Por el contrario, una
sociedad como la francesa evoca para los latinos el poder de la seducción, del amor, del
egocentrismo y de la cultura como elemento sociológico de la revolución.

En este sentido, el Programa Nacional de Bilingüismo ofertado por el Ministerio de Educación


Nacional, me lleva en junio de 2011 a ser parte de la XI inmersión en lengua extranjera,
conviviendo durante un mes con la comunidad raizal y convirtiéndose ésta en una maravillosa
experiencia de vida.

El educar como construcción de cultura y vida

La comprensión del acto educativo desde perspectivas sociales nos permite fortalecer al interior
de la institución educativa ambientes afectivos intersubjetivos por medio de un proyecto
pedagógico denominado “El mundo mágico de la lectura”. Se propone realizar cada año lectivo
un encuentro artístico con danza, música, poesía y cuentería: a este encuentro se le conoció
“peña cultural”. La población disfrutó durante cuatro años continuos de un día en el que se
enaltece la cultura y por ello; en el año 2011, se pudo realizar un evento que impactó a nivel
municipal: El Primer Concurso Municipal de Cuento “Vijes Escribe”. Con este evento doy fe
que en Vijes se sueña, se piensa y se escribe. Cada que un evento de esta magnitud sucede, mi
propia fe se fortalece como sujeto capaz de generar amplios cambios sociales.

El hecho que me moviliza,


Raizales: Y su brillo es símbolo de vida

Pretendo compartirles a ustedes lo que significa para un continental pasear por las polvorientas
calles de los barrios de la loma en San Andrés Islas. Sus habitantes brillan a metros de distancia,
a las afueras de sus casas se observan sus mujeres quienes les sobresale sus turbantes

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multicolores y sus amplias túnicas que arropan una experiencia de vida maravillosa y que se
conjuga con el arte de mantener vivo el pensamiento de una gran etnia raizal.

Un viaje académico durante un mes me permitió ser partícipe de esta gran experiencia del existir
diverso. En este contexto tan alejado de la realidad mediática de la isla me permitió reconocer
como padres, hijos, hijas, parientes y descendientes encuentran en su voz un eco esperanzador de
vida. Su resonancia en nuestros afectivos encuentros me permitió reconocer un llamado personal.
Estas voces son las que han mantenido viva la historia de este grupo que se niega a doblegarse
ante los embates de la modernidad.

Como mujer que soy consciente de mi mezcla dérmica y ausente de esa historia que me
compromete, deseo acercarme a la comprensión de los discursos biopolíticos que se derivan de la
partería ancestral afro como práctica simbólica y encontrar de qué manera estos discursos
impactan las prácticas sociales educativas transformadoras del sujeto que se educa. Ésta es una
aproximación sensible que me permite acercarme en nuevos espacios a estas voces para
potenciar mi condición de ser sensible que está en esa búsqueda personal en humanidad latente.

Estos encuentros se consolidarán como una oportunidad para escucharse – escucharnos, como
una forma de fortalecer nuestras voces y nuestra esperanza de vida. Al ser encuentros diversos
nos permitirán trabajar el camino de la auto-indagación y aportar en la construcción de una ruta
de comprensión hermenéutico-interpretativa de la partería ancestral afro como practica simbólica
y su discurso estructurado en la biopolítica.

Es así como esta Obra de Conocimiento, intenta dar cuenta de cómo la partería ancestral afro en
tanto se constituye como práctica simbólica permite establecer lazos discursivos con una
biopolítica que está inmersa en aspecto cosmogónicos e históricos del ser afro. A partir de allí, es
que sus voces mantendrán su eco esperanzador y le ofrecerán al lector construir su propia mirada
a partir de la polifonía presente en cada capítulo que hará parte de esta obra de conocimiento.

14
1.2 METÓDICA: CONVERSACIONES, SABERES Y TERRITORIOS

Ante las nacientes formas con que la sociología contemporánea propone abordar las nuevas
búsquedas por el conocimiento en las ciencias sociales, Bourdieu invita a tejer rutas de abordaje
en relación directa con las tensiones que movilizan al ontos indagador: “Si bien es cierto que la
enseñanza de la investigación requiere, de parte de quienes la conciben como de los que la
reciben, una referencia directa y constante a la experiencia en primera persona de la práctica”
(Bourdieu et all, 2008, 17). De esta referencia en primera persona de la que habla Bourdieu, la
autoecobiografía, relata las tensiones del mí mismo en relación con la pregunta por el
conocimiento que la presente obra coloca a disposición del lector.

En esta emergencia de proponer una ruta metódica en el que la voz de cuatro mujeres negras dan
cuenta de un proceso educativo de resistencia de la práctica de la partería, se coloca como ruta
para la comprensión de estas voces, los encuentros, las conversaciones y los testimonios que se
suscitan en momentos inesperados como aquellos en los que se convocan a estas mujeres a
encuentros formales de conversación. En el arraigo de la palabra como manifestación del
patrimonio cultural afro, la presente obra de conocimiento pretende tener vida propia no sólo a
través de quienes se les permite hablar sino a través de cómo las palabras dan cuenta del
simbolismo afro que resiste a través la transmisión y de la conciencia histórica de quienes las
transmiten.

Vivenciar la partería como práctica simbólica que se evidencian en nuestros sujetos históricos
discursantes, no es sólo una posibilidad arriesgada sino que desmerita el concepto de
territorialidad que configuran los pueblos afro en su ancestralidad. En este sentido es necesario
tener en cuenta que independiente de las concentraciones que se dan en el espacio, el ser afro
entraña una cosmovisión cercana al significado de la vida y de la muerte, del significado de
bienestar que entraña la gastronomía y de la salud como referente espiritual de unión con la

15
naturaleza; es necesario entonces interpretar que existen elementos sociológicos que dan un
toque de particularidad a cada contexto afro. El mar, para la población afro del pacífico,
condiciona su práctica gastronómica a todo lo que su fiel compañero le provee. Mientras que al
interior del país estos pueblos entrañan acervos culturales lejanos a estas prácticas.

El desarrollo de la presente obra de conocimiento se basa en la exploración de contextos afro que


emerjan en su búsqueda al interior del occidente colombiano, esto quiere decir en términos de
delimitación contextual, esta obra no encuentra lugar en los métodos tradicionales de
investigación y para demostrarlo vuelve a tener voz Bourdieu:

Esta reflexión sobre el método debe también asumir el riesgo de rever los análisis más
clásicos de la epistemología de las ciencias de la naturaleza; pero quizá sea necesario que
los sociólogos se pongan de acuerdo sobre principios elementales que aparecen como
evidentes para los especialistas en ciencias de la naturaleza o en filosofía de las ciencias,
para salir de la anarquía conceptual a la que están condenados por su indiferencia ante la
reflexión epistemológica. Estos sólo pretenden obtener resultados verificables,
cuantificables y empíricamente demostrables porque obedecen a una lógica de
pensamiento y de un ángulo de visión que separa el objeto del sujeto y raras veces parte
de un contexto de vida para la vida” (Bourdieu, 2008, 17)

Las prácticas simbólicas que realizan diversos grupos humanos nacen y se configuran
dependiendo del territorio, hacen de la presente obra de conocimiento una experiencia de vida
que dará lugar a posteriores indagaciones. Se trata entonces de una investigación que se apoyará
en las historias cotidianas que recuerdan al ser humano que la memoria histórica no sólo se
verifica como prototipo de renovación sino de comprensión de las emergencias que se viven en
el presente como una ausencia del pasado que constriñe.

Este camino hacia la ancestralidad y el simbolismo que resiste en las comunidades afro requiere
de una experticia para mirar el pasado y comprender hermenéuticamente los signos de resistencia
que dan cuenta de la historia de la humanidad. El estilo de esta obra motiva al lector a

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empoderarse como sujeto político que es capaz de intervenir en su historia propiciando a través
de su voz la importancia de la transmisión en términos de conciencia histórica de aquellas
prácticas simbólicas que lo identifican a él.

En el camino recorrido hacia la consolidación de la presente obra de conocimiento, se habla de


posicionamientos previos a la metódica, puesto que configurar un interés de conocimiento y
establecer un cuestionamiento que circule al interior del mismo, refiere una búsqueda personal
que se anticipa a todo método configurado en la sociología moderna. Si bien es cierto, al término
de la formación magister, la presente obra de vida ofrecerá una metódica que no pretende
convertirse en método, por lo tanto se espera que en las diferentes lecturas sirvan como punto de
partida para posteriores reconfiguraciones. Es necesario entonces presentar la relación que existe
entre las tres categorías de la investigación: partería como práctica simbólica, discurso
biopolítico y etnicidad. Siendo las prácticas simbólicas y la biopolítica las categorías que más
fuerza tienen en nuestra indagación, se hace necesario dar cuenta de los grupos humanos en
donde se pretenden evidenciarlas a través del discurso de lo biopolítico que entrañan los sujetos
históricos al interior de los mismos.

A continuación se relata un poco del camino recorrido para llegar a cada una de las mujeres que
comparten con la autora la experiencia de construir historia a través de esta propuesta de obra
magister:

1.2.1 TERRITORIOS Y SUJETOS DESDE EL PUERTO DE BUENAVENTURA AL


PUEBLO DE EFRAÍN Y MARÍA

Comprender la cosmovisión o simbolismo del negro del suroccidente colombiano es remitirse al


Valle del Cauca, lugar que en la actualidad ha suscitado el interés académico de los estudios
culturales debido a la complejidad para el reconocimiento de personas que realicen la práctica de
la partería como forma de etnicidad en estas comunidades.

17
Contextualizar la cultura negra en el Valle del Cauca es identificar como punto de partida el
puerto de Buenaventura, con sus diversos corregimientos caracterizados por ser asentamientos
suburbanos a orillas de la troncal terrestre principal.

De otra parte, en la estructura sociodemográfica del Valle del Cauca se obtienen datos sobre
población negra en la zona rural de Buenaventura, El Cerrito y Santiago de Cali.1

Dada la complejidad que presenta el contexto del suroccidente colombiano para realizar una
aproximación hermenéutica al estudio del simbolismo del negro, en esta obra de conocimiento se
pone de manifiesto dicho simbolismo a través del acercamiento a la partería ancestral como
práctica simbólica y biopolítica en estas comunidades.

Dicho estudio se realiza a través de la historia de vida de cuatro mujeres negras que han dedicado
su vida a ser parteras y son reconocidas en su contexto comunitario a través de sus prácticas de
liderazgo y organización positiva en las “suyas” como forma de gestionar procesos de resistencia
a favor de sus prácticas.

A través del discurso de todas estas mujeres dedicadas a la partería se resaltará las implicaciones
biopolíticas, identitarias, simbólicas y de formación insertas en la partería ancestral. El análisis se
ha centrado en estos cuatro aspectos debido a que dan cuenta de una notable interrelación entre
ellos y que así mismo tiende a visionarse de una manera complementaria. Así en la relación de la
partería con lo simbólico se destaca sus creencias, actuaciones y relaciones íntimas con la
naturaleza, enfermedades perinatales como el pasmo, el ojo, el espanto, el mal aire. En lo
identitario subrayo la importancia de la partería en el proceso de etnicidad de la comunidad
negra del suroccidente colombiano. Con relación a la biopolítica, abordo la partería desde la
concepción de Eduardo Restrepo, Carlos Maldonado e Ignacio Mendiola de comprender la
partería como el empoderamiento de la vida a favor de la vida. La reivindicación de lo educativo
se establece en consonancia con Freire (1965) y Mejia (2001), dado que un sujeto con conciencia
1
Según el censo de 2005, el municipio del Valle del Cauca con mayor población que se reconoce como negro,
mulato, afrocolombiano o afrodescendiente es Buenaventura con el 88.5%, en el caso de Santiago de Cali y Cerrito,
la población que se auto reconoce como negra es del 26.2% y 30.3% respectivamente. Otros municipios con gran
presencia de población negra son: Candelaria con 53.6% y Jamundí con el 60.7%

18
crítica lograda a través de lo educativo puede dar cuenta de la resistencia de sus prácticas a través
de una identidad cultural.

1.2.2 CÁLIDO AIRE, AGUAS CRISTALINAS: SABERES, PIEL Y OJOS CON


MEMORIA

A Buenaventura se llega por la única troncal principal terrestre. La magia de su territorio no se


compara con el recorrido multicolor que engalana el paisaje. Manos que construyen, labios que
pregonan e intuición que vende vida, permiten entrever que la magia de la cultura negra se lleva
en la piel, en la voz y en el alma.

En una mañana de sábado, la galería reúne la dinámica social de los pueblos. Todos llegan
porque allí todo se encuentra. Y fue así como surgió el primer encuentro, al fondo está María
Neida vendiendo chontaduros. El despachador de los carros habla con claridad y convicción:
“¿Quiere conocer a la mujer que nos ha sacado a muchos aquí en Cisneros? Hace un momento
estaba aquí vendiendo chontaduros. Se llama María”2

Fue un poco difícil convencer a María para que compartiera su amplio saber acerca de la
partería, pues las necesidades económicas apremian. Una buena invitación a almorzar alrededor
de su mesa con un buen calentao bajó la guardia: “Yo me monto en el carro y ustedes me siguen
atrás”, aseguró María Neida. Y fue de esta manera como inició esas largas conversaciones de
saberes y territorios.

Posteriormente los vientos del puerto nos lleva hasta el centro del Valle del Cauca al pueblo de
Efraín y María: Cerrito. Son muchos los seres humanos que conocen del mundo sin leerlo ni
escribirlo. Conocen de él porque lo viven, lo sienten y lo comparten. En este caso, se llega hasta
el hogar de María del Carmen Riascos por el aporte que nos hace a esta obra de conocimiento el
amigo Luis Gabriel, un ser humano que es conciente de la magia del compartir sus experiencias,
sus vivencias y sus espacios sociales: “Yo tengo una amiga, Asturias; tan linda mi amiga, ella es

2
Encuentro sostenido de forma inestructurada en la Galería del corregimiento de Cisneros el día 27 de Junio de
2013 aproximadamente a las 11 am. con el personaje denominado Chucho dedicado a despachar los jeps que
transportan a todos los corregimientos cercanos del Puerto de Buenaventura

19
del Cerrito, lo más seguro es que ella tenga alguien de su familia o alguien conocido que te
pueda aportar para tu trabajo”3

Asturias Riascos, mujer negra cabeza de hogar dedicada laboralmente a los programas del
gobierno de Familias de Acción. Sólo con verla inspira el respeto de la mujer conciente de su
idiosincrasia, de su etnia que la transmite a través de su cuerpo con sus movimientos y sus
atuendos que lo cubren.

De esta manera, Asturias presenta a la tía María del Carmen. Mujer humilde y de un gran
corazón que se percibe por sus ojos, sus gestos y su disposición. En la sala de su casa inicia otro
capítulo de conversaciones, saberes y territorio.

Por otra parte; en la ciudad de Cali en un restaurante muy conocido, la casualidad me lleva a
conocer a Francisca Hurtado y Petronila Cuevas. Hablaban entre risas sobre el último parto que
habían atendido. Por su atuendo deduje su oficio, me les acerqué y me recibieron formalmente.
Conciliamos una cita para entrevistarnos y así compartir sus experiencias que desde hace veinte
años le han regalado la oportunidad a Caleños de nacer en sus casas a través de sus manos y su
experiencia. La conversación fue amena, entre preguntas, dudas y respuestas accedieron a contar
su historia, dejando claro que no permitirían evidencias, pues para ellas no es bueno dejar huella
de uno mismo en cualquier parte y menos repartir fotos ni firmas. De todas partes llegan energías
negativas que pueden afectar el espíritu.

3
Conversación sostenida de manera inestructurada con Luis Gabriel Garcés el día 20 de Junio aproximadamente a
las 7 pm en las instalaciones de su casa.

20
2. EL ASUNTO DE CONOCIMIENTO: COMUNIDAD NEGRA, ANCESTRALIDAD Y
BIOPOLÍTICA

La partería ancestral en las comunidades negras4 es una práctica simbólica en su origen y


deviene como acto biopolítico en su praxis.

El concepto de Biopolítica5 lo utilizo en el sentido dado por E. Restrepo y C. Maldonado.


Restrepo afirma que se pueda hablar de biopolítica para designar una tecnología centrada en la
vida que permite ciertos comportamientos. (Restrepo, 2004,289). Por su parte, Maldonado lo
plantea en el sentido de una visión que puede ser calificada de positiva en cuanto se trata de toda
acción, decisión y organización política definidas en función de la exaltación, la gratificación, el
posibilitamiento y el cuidado de la vida. De la vida humana, tanto como de la vida en general
sobre Gaia. (Maldonado, 2007,101).

Teniendo como campo de indagación central la biopolítica en el análisis proporcionado con E.


Restrepo y Carlos Maldonado, entiendo la biopolítica como todas las acciones de los hombres
que se hacen cargo de la vida, de la vida humana en tanto ser social proveniente de un territorio y
con una realidad cultural e histórica en particular.

De esta manera se mostrará cómo la partería fortalece su resistencia en su devenir ancestral y se


constituye en la práctica en un acto biopolítico fortalecido a través del enaltecimiento de la vida
por medio de la transmisión oral educativa.

4
Para el propósito de esta indagación se utiliza el término “negro” para referirse a la comunidad con quien se
pretende realizar la investigación y teniendo en cuenta los planteamientos de Botero (2013) en clase de la
maestría en Educación Desarrollo Humano el día 05 de abril de 2013 en la Universidad San Buenaventura, “A las
comunidades no hay llamarlas, ellas se autonominan”. En este sentido, Eduardo Restrepo plantea que el uso de
eufemismos en cultura son usados como nociones racializadas de diferencia (2012:33).
5
Michel Foucault fue el primero en utilizar el término biopolítica durante el curso denominado La naissance de la
biopolitique en el College de France (1978). En este curso dio a conocer la definición de biopolítica como La forma
como en el siglo XVIII se procuró racionalizar los problemas planteados a la práctica gubernamental de un conjunto
de seres vivos constituidos como población: salud, higiene, natalidad, longevidad, razas, etc. (Foucault, 1978:359).

21
El punto de partida sobre el que se fundamenta la indagación es la comprensión de la partería
como práctica simbólica entendida en términos de cosmogonía o ancestralidad de las
comunidades negras colombianas6.

En primera instancia se abordarán las tendencias epistémicas con que el “negro” en Colombia ha
sido objeto de estudio en la actualidad proponiendo un abordaje antropológico del negro como
forma de establecer una mirada histórica a su etnización7.

Posteriormente se aborda el concepto de simbolismo en el negro desde la propuesta de Briones


(2004) quien indaga la “aboriginalidad” como forma de comprender la existencia histórica del
negro. En este sentido, en la presente obra de conocimiento se propone una mirada hermenéutica
a la partería ancestral como práctica simbólica y a la vez biopolítica.

De esta manera se espera contribuir al abordaje epistémico de lo “negro” desde una mirada a su
ancestralidad y cosmogonía que lo coloca en una relación directa con la naturaleza y la madre
tierra.

2.1 COLOMBIA NEGRA

En un país como Colombia, en el conjunto de la sociedad existen multiplicidad de prácticas,


tendencias y configuraciones históricas y sociopolíticas que influyen en el desarrollo conceptual
de los estudios culturales. Con relación al abordaje del negro, se posicionó fuertemente en
Colombia la emergencia vital sociológica del concepto de etnicidad como una forma de
reivindicación frente a las diversas movilizaciones y luchas que generaron estas comunidades a
favor de su visibilización social. Esta forma de hacerse visible corresponde en términos de

6
Para entender las practicas simbólicas en términos de ancestralidad es necesario remitirse al concepto de
“Huellas de Africanía” de N. S. de Friedemann, citado por Arocha (2000) y a su vez desarrollado por Restrepo
(2003), para denominar la incidencia histórica que tiene el origen africano de la comunidad negra colombiana con
una serie de prácticas cosmogónicas que se articulan el proceso de “etnización” del negro Colombiano.
7
Eduardo Restrepo (1997) denomina la etnización como el proceso mediante el cual una o varias poblaciones son
imaginadas como comunidad étnica que incluye un campo discursivo y visibilidades desde el cual se constituye el
sujeto de la etnicidad.

22
Restrepo al de etnización como una manera de desplegarse en acciones permanentes que generen
en el imaginario colectivo una praxis de hermandad como pueblo indo-afro-latinoamericano8.

El año 1991, con la constitución política de nuestro país y la Ley 70 de 1993 (De las Negritudes),
configuró el punto de partida legal para el abordaje del negro desde el escenario político; en este
sentido, los nuevos enfoques investigativos se irradiaron en el sentido de la configuración de la
etnicidad del negro como un instrumento político en su relación con el Estado y los distintos
discursos antropológicos han contribuido a fortalecer el proyecto de etnicidad de la comunidad
negra.

Esta posibilidad de incursionar en los diferentes escenarios ha permitido reconocer el concepto


de identidad étnica que emerge en cada uno de los grupos étnicos. Según Eduardo Restrepo,
hacia 1980 se reconocía como grupo étnico a aquella unión de personas que tenían prácticas
tradicionales similares, con un amplio sentido de la propiedad colectiva y con una definida
cultura ancestral e identidad cultural9. Teniendo en cuenta esta definición, reconocemos en la
comunidad negra colombiana como un grupo étnico con un pasado, un presente y un futuro que
se construye10.

Lo “negro” ha llamado la atención hace unas décadas a los sociólogos y antropólogos. En la


actualidad se han intensificado el número de estudios e investigaciones con el fin de consolidar
un discurso antropológico del negro elaborado desde una construcción histórica muy
independiente del asunto indigenista. Entre los múltiples factores que han generado un creciente
interés en la antropología del “negro” están el análisis de los sistemas culturales, las prácticas
económicas, la apropiación territorial y la identidad del negro en Colombia (Restrepo, 1997,
198).
8
Se propone el término indo-afro-americano como una mirada colectiva al constitutivo social de los grupos
humanos Culturales en Colombia en miras de articular los estudios culturales no sólo en términos de raza
(indígenas, afros y latinos) sino de visibilización colectiva en términos históricos, sociales y políticos.
9
Esta definición de grupo étnico proporcionado por Restrepo (2013,149) permite establecer el escenario de
estudio de la comunidad negra en cuanto a su relación directa con diversas prácticas simbólicas, en el caso de
indagación que nos ocupa es la partería afro como práctica simbólica y biopolítica.
10
Se establece la categoría general de “grupo étnico” como una manera de entender lo ancestral y cosmogónico
de las prácticas simbólicas a fin a todas los grupos humanos “negros” del país. Es entendido que lo “negro” como
cualquier colectivo cultural no es homogéneo, cada comunidad como dice Trouillot (2003) es internamente
heterogéneo y contradictorio, entonces tenemos una diferencia en la diferencia.

23
2.2 SER NEGRO COMO CUESTIÓN IDENTITARIA

En términos de E. Restrepo (2004,271), la etnización de la comunidad negra se inscribe en


términos de una economía política de producción de la diferencia cultural. Esta diferencia
cultural se comprende en términos de análisis comparativo con la comunidad indígena que arroja
como resultado un desbalance en la literatura académica entre "lo indígena" y "lo negro" que ha
generado un sensible vacío en el análisis de la producción de la diferencia cultural y que en los
términos propuestos por Nina S. de Friedemann (1984) se denomina la "invisibilización del
negro"11 o en la voz de Restrepo (1998,192) se conoce como la “analítica de la ausencia del
negro”.

Dada la “invisibilización” o “ausencia” del negro en la literatura académica de los estudios


culturales, se hace complejo caracterizar su identidad, pues se tiene por entendido que no sólo el
color de piel otorga al sujeto un actuar político sino que la comprensión de esta identidad radica
en aproximarse a las diferentes rutas en las que se posicionan los estudiosos culturales y que
consiste en reconocer la coherencia de las expresiones culturales de dichas comunidades con sus
discursos elaborados de manera social, política y cultural.

Esas expresiones culturales son las que generan una identidad y posicionan al sujeto no sólo en
su devenir histórico o ancestral sino que les permiten reconocerse en su conciencia histórica a
través del concepto de resistencia de sus prácticas simbólicas en este caso la partería ancestral
como una forma de visibilización política.

En este sentido, Quijano (2012) propone un posicionamiento político al indicar que la


subjetividad, la existencia y el conocimiento tienen un color vinculado al poder. Todos los otros
colores de piel son asumidos como inferiores o degenerativos del blanco europeo, jerarquización
racial que no sólo da una impronta epistémica sino de una pigmentocracia12.

11
Citado por Eduardo Restrepo en Políticas de la Alteridad (2002,35 )
12
Esta pigmentocracia se entiende para nuestra obra de conocimiento como el empoderamiento de las
comunidades negras en la actualidad tanto en su abordaje epistemológico como en su visibilización política.

24
Se tiene por lo tanto, que existe una serie de condiciones históricas, políticas, sociales y
biológicas que se deben cumplir para asumir (se) identitariamente como negro, entre las cuales
se enumeran la piel, los procesos de resistencia de prácticas ancestrales y su actuar político entre
otros. Esta investigación se centra en fortalecer la literatura académica del estudio del “negro” en
relación con su simbolismo, del cual se establece el estrecho vínculo que mantienen con la vida
como acto biopolítico de resistencia.

A continuación se presenta una cartografía de la presencia del estudio del negro en Colombia en
términos de su simbolismo.

2.3 SIMBOLISMO DEL NEGRO

Estudiar o comprender el simbolismo del negro es constituir una posibilidad de abordaje


antropológico desde su aboriginalidad (Briones, 2004)

Este concepto permite enfocarse en las condiciones de existencia histórica del negro en
Colombia, como una forma de comprender su activismo social no sólo en términos jurídicos,
políticos y culturales. Es así como desde la “aboriginalidad”, el estudio del negro propone un
nuevo matiz para su abordaje antropológico. Reconociéndolo como ser historizado se comprende
una relación estrecha con la vida; de allí que establecer vínculos con el negro significa indagar en
las diferentes prácticas que los reconoce étnicamente como un grupo humano o comunidad
negra.

En este sentido, Arturo Escobar, afirma que desde los años setenta los antropólogos han
cuestionado la existencia entre mucha gente no occidental de una categoría llamada “naturaleza”,
para reconocer el vínculo que subyace a la naturaleza con la vida y la ancestralidad13. Para este
autor cuando los activistas del Pacífico hablan sobre la cosmovisión de los grupos negros e
indígenas o sobre su “conocimiento ancestral”, ellos tienen en mente una manera de relacionarse
con el mundo natural y de significarlo. Esta construcción antropo-histórica del negro ha

13
Esta investigación: “Afrogénesis, eurogénesis y convivencia interétnica”. es realizada por Arocha (1996) con base
a lo planteado por Arturo Escobar et al en: ¿Desarrollo o diversidad? Estado, capital y movimientos sociales en el
Pacífico colombiano. Bogotá. 2006

25
permitido establecer diversas lecturas académicas del negro desde la identidad, los sistemas
simbólicos, las relaciones interétnicas, el territorio, lo político, el género o la modernidad.

Los vínculos que establece el negro con la vida permiten comprender una relación íntima con su
“aboriginalidad”; por esta razón, el negro conserva un modelo de construir vida consecuente con
su historia; en este sentido, es necesario comprender las prácticas simbólicas del negro para la
vida. En este orden del discurso, el simbolismo del negro en Colombia es definido en términos
de Restrepo (1997) por su singularidad cultural resultado de su origen y ancestralidad común en
el Continente Africano. En este sentido, la construcción de etnicidad no es sólo una invención
del presente, sino también una interpretación del pasado.

Esta interpretación de los ayeres de las comunidades negras permite establecer como vínculo de
indagación las prácticas ancestrales con más fuerza política en la actualidad como es la partería,
ya que guarda una íntima relación con el quehacer político del negro en el presente. Es así como
se constituye la articulación epistémica de la vida, la política y la ancestralidad de la comunidad
negra. Este vínculo tan fuerte y poco documentado en la actualidad es el que se explora por
medio del trabajo que realizan las parteras afro y la dignificación de sus prácticas ancestrales a
través de la dignificación de la vida como un arte biopolítico.

2.4 LA PARTERÍA ANCESTRAL COMO PRÁCTICA BIOPOLÍTICA DE


RESISTENCIA

Visitar las comunidades negras es reconocer un sinnúmero de prácticas significantes que en


términos de Stuart Hall (1982, 2010, 163) son las que emergen en la concepción de identidad de
los grupos étnicos y que para nuestros intereses les denominaremos prácticas simbólicas, porque
son todas aquellas prácticas que nacen en el pensamiento de su ancestralidad, simbólicamente
sostienen un significado y a través de su praxis se perpetúan por diferentes generaciones a través
de la transmisión oral como proceso educativo que ocurre de manera informal aunque sucede de
forma consciente y elaborada.

26
En nuestro caso, la partería como práctica para la vida, simboliza un existir que ha resistido y
sostenido el carácter étnico de la comunidad negra. Desde esta perspectiva etnográfica, las
parteras negras que se reconocen como miembros de un grupo étnico al dedicarse a la partería
realizan un procesamiento sociocultural que atraviesa el concepto de conciencia crítica (Freire,
1965), ya que el acto de la partería debe estar integrado críticamente en la realidad y solo se da
en relación con otros seres; este paso se conoce como de la conciencia ingenua a la conciencia
crítica.

Es así como en contextos diversos, encontramos la partería como una práctica social que no está
precisamente ligada a un discurso ancestral, pero que en contextos étnicos deviene como práctica
simbólica debido a su arraigo histórico y su configuración étnica identitaria.

Esta práctica simbólica biopolítica de la partería ancestral resiste a pesar del racismo cultural y
epistémico14 de la sociedad en la actualidad porque encuentran sujetos que se movilizan al
interior de sus comunidades y resuelven a través de la transmisión de la tradición hacer
conciencia crítica del sentido de tales prácticas en relación con la identidad del grupo. En
ausencia total de sujetos dispuestos a transmitir los epistemes o sus prácticas simbólicas, la
sociedad entraría en la mayor de sus tragedias. Sociológicamente, Quijano (2008,23) ha
denominado esta masacre con el nombre de epistemicidios y los define de la siguiente manera:

Esta suerte de estructuración universal de la razón y privilegio de la ciencia como


modo central y hegemónico del saber/conocer es asistida según Santos (2006c:2,3),
por numerosas destrucciones creadoras que suscitan grandes epistemicidios. Estos
epistemicidios ocurrieron siempre que se pretendió subalternizar, subordinar,

14
Este término lo propone Quijano (2008) para determinar que existe un tipo de racionalidad que no solo se
presenta como correcta y suficiente, sino que impone un monopolio de la razón y la comprensión, a la vez que
define, naturaliza e institucionaliza una locación y un sujeto epistémico, derivando cartografías cognitivas
geopolíticas que establecen un racismo cultural/epistémico, que a su vez postula una ceguera y sordera
cognoscitiva suscitada por su pretendida universalidad, la que al desconocer la potencialidad epistémico
extraoccidental o de otras latitudes, se erigió —se erige— en otro de los tantos autoritarismos, expresados
justamente en universales abstractos

27
marginalizar o ilegalizar prácticas y grupos sociales que podrían constituir una
amenaza para la expansión capitalista15.

Esta resistencia del acto simbólico de la partería como política de la vida o acto biopolítico se
comprende en el contexto de lo humano en el que se desarrolla la práctica en la actualidad desde
su enfoque ancestral ya que es necesario comprender la fuerza de esta práctica en su origen, para
ubicarle en su contexto histórico y no sólo en visualizarle como una práctica que responde como
alternativa a las necesidades de las comunidades sociales alejadas del desarrollo tecnológico de
las grandes ciudades.

2.5 LA PARTERÍA ANCESTRAL DEL NEGRO Y SU DISCURSO POLÍTICO PARA LA


VIDA

No existe acto humano tan sagrado y extraordinario como dar vida a través de las manos, el
conocimiento, el alma y el cuerpo mediante el acompañamiento que ejerce una partera alrededor
del nacimiento de un bebé. La medicina occidental se ha encargado de estandarizar métodos que
garanticen el feliz término de esta práctica; por ello se han ramificado las áreas del conocimiento
hasta el punto de integrar equipos multidisciplinarios que minimicen los riesgos de la llegada al
mundo del nuevo ser en condiciones de permanencia normales. El cientifismo europeo ha
globalizado sus estrategias y prácticas de vida; sin embargo, el rezago de las comunidades
sociales ha permitido que estas mismas desarrollen prácticas suigeneris que conllevan a concebir
la vida desde la cosmogonía con que estas comunidades se organizaron desde su nacimiento.

En el caso que nos ocupa, la partería ancestral se concibe como una práctica simbólica afro que
permite ampliar el concepto de identidad cultural del “negro” no solo en términos históricos de
exclusión y racismo16 sino por su aporte a la vida a través del discurso que encierra la política de

15
De la misma manera, Quijano plantea la multiplicidad de saberes como un intento para comprender el mundo
desde categorías diferentes a las euro-andro-etnocéntricas y no reduccionistas y esto permitiría el
empoderamiento de las prácticas simbólicas en la nueva agenda de los estudios culturales.
16
Las discusiones académicas en la actualidad acerca del Negro en Colombia da como resultado una amplia gama
de información relacionada con la inclusión del negro en el escenario político como una manera de buscar el
reconocimiento de sus derechos que les fueron negados desde la época de la esclavitud. Sin embargo, esta obra se
constituye en un aporte a la vida a través del discurso que encierra la política de la vida que manifiestan las

28
la vida por medio de sus conocimientos y sus prácticas ancestrales como reciben y reconocen la
vida en sus contextos sociales.

Cuando se reconocen los contextos sociales en los cuales se han ubicado las comunidades
negras, ya sea por historia o asentamiento, no sólo existe un determinismo en términos de piel,
puesto que para autodenominarse negro hay que sentir su naturaleza; como lo indica Mariategui
(1995:246) el negro trajo consigo su sensualidad, su superstición y su naturaleza primitiva17.
Solo basta con recorrer diversos espacios de la geografía colombiana para disfrutar de la
variedad de prácticas culturales y simbólicas que los hace merecedores de un puesto en el podio
de la historia por su aporte a la religión, a la gastronomía, al concepto de belleza y glamour y de
conocimiento ancestral que permite acercarnos a su forma de vida.

En este caso, donde el saber ancestral de la comunidad negra entienda la vida en su potencialidad
humana, se comprende la vida como acto político y el trabajo de la partería como la acción
discursiva de dar vida en un contexto humano, espiritual y desarraigado de las prácticas médicas
occidentales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a las parteras tradicionales como una
persona (generalmente una mujer) que asiste a la madre en el curso del parto, y que inicialmente
adquirió sus habilidades atendiendo ella misma sus partos o trabajando con otras parteras
tradicionales18. Además del acto del nacimiento, para la OMS se incluyen otras tareas que deben
realizar las parteras como la prestación de cuidados básicos a las madres durante el ciclo normal
de la maternidad, la atención del recién nacido, la distribución de métodos modernos de
planificación familiar y la intervención en otras actividades de atención primaria de salud,
inclusive la identificación y envío de pacientes cuando se encuentran en elevado riesgo.

parteras “negras” al transmitir a las “suyas” sus conocimientos y prácticas ancestrales. Desde esta mirada, se
amplía la visión cultural del “negro” en Colombia.
17
Esta definición está disponible en Dossier Actualidades: Lo Afro en América Andina Lo Afro en América andina:
Reflexiones en torno a luchas actuales de (in)visibilidad, (re)existencia y pensamiento, desarrollado por Catherine
Walsh (2007)
18
Esta definición se encuentra disponible en el informe técnico no. 93 que se denomina Comité de Expertos para la
formación de parteras y puede ser extraído de http://whqlibdoc.who.int/trs/WHO_TRS_93_spa.pdf Consultado el
día 27 de Abril de 2013

29
De acuerdo con la Alianza internacional de Parteras, el oficio de partera se entiende como una
proveedora primaria de servicios de salud dirigidos a las necesidades individuales de cada madre
y bebé19. Una persona que se ha formado en un contexto citadino, poco sabe del oficio de la
partería o lo relaciona comúnmente con las zonas rurales donde la medicina se le dificulta
generar prácticas científicas a gran escala. Sin embargo, se hace necesario comprender el oficio
de la partería no solo en comunidades rurales que frecuentan esta práctica en términos de
necesidad sino que ella ha sido inherente al nacimiento, existencia, desarrollo y asentamiento de
ciertas comunidades como la negra y la indígena.

Las prácticas en la actualidad han hecho que este oficio se visione de forma organizada a través
de diferentes asociaciones; en el caso del Valle del Cauca, Buenaventura alberga el mayor
número de parteras a través de ASOPARUPA, asociación que no sólo da a conocer de forma
organizado las bondades de esta práctica sino que como factor de cohesión social permite
visibilizar el trabajo de esta comunidad fomentando políticas de inclusión social tales como el
reconocimiento de la partería como trabajo y todo lo que la ley 100 de 1993 20 otorga a un
trabajador, hasta el punto de posicionarse Colombia a nivel latinoamericano junto con Brasil
como los países que más han estudiado esta práctica simbólica como referente de la cultura
negra.

Muchos se preguntarán las razones que todavía tienen algunas personas para recurrir a la partería
cuando la medicina occidental trajo todos los avances científicos necesarios. Para el conjunto de
la fundación ACUA la diferencia entre la medicina occidental y la partería ancestral radica en:
“La medicina occidental en su forma práctica y afán de estandarizarse y asegurar su rentabilidad

19
Esta definición está disponible en http://www.hppr.ws/definiciones.html . Consultado el día 27 de Abril de 2013
20
El Sistema de Seguridad social Integral vigente en Colombia, fue instituido por la Ley 100 de 1993 y reúne de
manera coordinada un conjunto de entidades, normas y procedimientos a los cuales podrán tener acceso las
personas y la comunidad con el fin principal de garantizar una calidad de vida que esté acorde con la dignidad
humana, haciendo parte del Sistema de Protección Social junto con políticas, normas y procedimientos de
protección laboral y asistencia social. Esta información se encuentra disponible en
http://es.wikipedia.org/wiki/Seguridad_social_de_Colombia fecha y hora de consulta Mayo 15 de 2013, hora 3
pm.

30
olvidó lo más importante del proceso del parto: Ese ritual milagroso y mágico que significa traer
un bebé al mundo y qué tan bien lo hacen las parteras”21.

Hoy en día el nacimiento es otra actividad más que se realiza en un hospital o clínica, se hace de
forma tan despersonalizada que la futura mamá depende de unos turnos impuestos en la clínica,
de los cambios laborales y aun así es muy seguro que el profesional que la atendió durante el
embarazo no sea el mismo con el que comparta el milagro de la vida.

Para una partera “negra” de nacimiento u oficio, el nacimiento es un acto político de vida, ya que
es un acto humano que se da de mujer a mujer y por lo tanto existe un discurso implícito que se
relaciona con el dolor, el sufrimiento y el desarraigo que implican dar vida. Quien entiende la
importancia de este oficio, insiste en que preservar la práctica de la partería ancestral en la
comunidad negra se constituye en una manera de visibilizar las comunidades en términos
políticos y culturales.22

Desde la perspectiva de las Parteras Negras en documento proporcionado de forma digital por la
Fundación ACUA (2012), este oficio está fundamentado en la confianza, el apoyo y el afecto
que se brinda a la Mujer en su proceso de la maternidad y con técnicas humanas, amorosas e
inclusive de género hacen del momento del Nacimiento un evento único e íntimo que conjugan
naturaleza, vida, salud y ancestralidad.

La Partería como parte del saber tradicional es ejercida en su mayoría por mujeres que han
aprendido este sagrado arte a través del acto de la transmisión. En esta misma página web se lee
la experiencia de vida de una partera tradicional afro: “Nacemos siendo parteras, crecemos
cuidando parturientas. Llegamos hasta el punto de sufrir el dolor de quien está dando a luz y por

21
Esta definición se encuentra disponible en http://www.programaacua.org/page/catedrafro. Consulta realizada el
día 30 de abril de 2013 a las 4 pm.
22
Para Rosmilda Quiñonez de Asoparupa, es necesario cuidar a las parteras tradicionales, pues pocas personas
concentran al mismo tiempo tradición, salud, vida, comunidad y diversidad cultural, las parteras son realmente un
patrimonio intangible de la humanidad. En: http://www.programaacua.org/page/catedrafro Información
consultada el 28 de Abril de 2013 a las 2 p.m.

31
eso cada parto que atendemos valoramos la vida como un evento maravilloso que debe ser
visibilizado como una política de la vida”23.

En el caso que nos ocupa, las comunidades negras en Colombia paradójicamente por su
condición histórica de marginalidad, han tenido la oportunidad de resguardar ciertos saberes con
respecto al cuidado de la tierra, el cuidado del cuerpo, el arte del nacimiento y la muerte - entre
otros muchos saberes- precisamente, porque han estado excluidas del sistema de la sociedad
mayoritaria que ha invisibilizado ciertos derechos fundamentales de los grupos humanos, sus
memorias y sus culturas.

Aunque las comunidades negras realizan este saber por tradición, este es considerado una
práctica social por el sistema de salud como una solución transitoria mientras la red de salud
llega a los lugares más apartados del territorio colombiano; es decir, la partería es considerada
por el orden estatal como culturalmente posible para las comunidades marginadas pero
legalmente no aceptado para el resto de la población urbana y rural que por competencia tiene
que ser asistida por el sistema de salud y la medicina occidental.

De igual manera, alrededor de la partería se han tejido una serie de supuestos que no han
contribuido a la exaltación y mejora de este saber sino que muy por el contrario, la han alejado
de ser una opción posible para mujeres y familias que quieren tener una elección distinta al
momento de traer un nuevo ser al mundo.

Es así como las parteras negras de oficio se identifican por su trato humanizado, receptivo,
flexible, con base en la evidencia o la experiencia práctica. Ellas están dispuestas a actualizar
sus conocimientos constantemente a la vez que mantiene su práctica como un acto simbólico y
biopolítico. En este sentido, se indica que también es menester trazar históricamente diversas
rutas de aprendizaje dentro de la educación formal o tradicional, ya que depende de las mismas
parteras que esta práctica no muera y son sus hijas quienes históricamente reciben su legado y la

23
Comentario disponible en http://www.programaacua.org/page/catedrafro. Información consultada el 30 de
Abril de 2013 a las 4 p.m.

32
modernidad no ha podido acabar con él. Estas rutas de aprendizaje son las que han llevado a las
parteras a organizarse a través de agrupaciones locales y nacionales.

Las parteras tienden a ser mujeres de mayor edad, respetadas en la comunidad por sus
conocimientos y experiencia. Generalmente no están instruidas y han aprendido las destrezas de
parteras de mayor edad y con más experiencia. En la actualidad, la partera sigue siendo un
importante prestador de atención materna en los países en vías de desarrollo.

Así mismo relatan que sus experiencias van más allá del nacimiento. La partera comparte
información con las madres, familias y la comunidad que puede incluir su modelo de atención,
alternativas de servicios para la salud, derechos y responsabilidades, bienestar, cuidados
preventivos, apego, lactancia, crianza y planificación familiar.

Actualmente se discute en el país, a través de diferentes asociaciones las profundas realidades de


inequidad relacionadas con el poder adquisitivo que se presenta en estos oficios, ya que existe
una vulneración sustancial de derechos tales como acceso a la educación, vivienda, salud,
cobertura de servicios públicos entre otros derechos que brinden la satisfacción de las
necesidades básicas a cada colombiano. Una de las ultimas discusiones al respecto se presentó en
la universidad externado de Colombia en Noviembre de 2012, institución que a través de la
fundación activos culturales de Colombia, inscribió algunas rutas a seguir con el fin de visibilizar
en el marco social y político el saber ancestral de la partería afro.

Esta obra de conocimiento tiene como fundamento la necesidad de valorar y visibilizar la


práctica de las parteras como experiencia de vida y presenta como marco de respeto el
conocimiento de la misma a través de la transmisión y el intercambio de conocimientos. Esto
quiere decir que mientras en cualquier rincón de la geografía colombiana existan mujeres negras
comprometidas con su raza, su historia y su comprensión del mundo y la naturaleza, nos
encontraremos ante una raza que se magnifica de su existencia por encima de políticas estatales
que configuran una discriminación positiva y no tienen en cuenta el gran aporte de esta
comunidad a la historia de la humanidad.

33
2.6 BIOPOLÍTICA Y RESISTENCIA EN LA PARTERÍA ANCESTRAL

Estableciendo como punto de partida, el análisis que hace el profesor Eduardo Restrepo al
término foucaultiano de la biopolítica, esta se entiende como una forma de poder que hacia el
siglo xix se hizo cargo de la vida, de la vida humana en tanto ser viviente. De allí, que se habla
de biopolítica para designar lo que hace entrar a la vida y sus mecanismos, en el dominio de los
cálculos explícitos y convierte al poder saber en un agente de transformación de la vida humana
(Foucault 1977:173). Citada por Restrepo (1997.289).

La biopolítica para Restrepo (2004, 289) es una tecnología centrada en la vida, una tecnología de
seguridad que permite ciertos comportamientos que se comprenden desde la historicidad del ser
humano y se convierten al mismo tiempo en un discurso de vida.

En el caso de la partería ancestral, el concepto de la biopolítica transita por el escenario de lo


cosmogónico e histórico desplegando una relación directa entre la política y la vida, proyectando
la política sobre la vida y confrontando la vida en el campo de la política (Mendiola, 2009,7 ). En
esta articulación cabe preguntarse si la partería constituye en sí misma una práctica biopolítica o
si deviene como acto biopolítico en su concepción ancestral o cosmogónica.

En este sentido, se puede observar como una partera “negra” se constituye en el simiente de
resistencia de esta práctica al ejercer el derecho “político” de transmitir sus conocimientos
naturales y traídos de sus antepasados a las “suyas” por medio de la transmisión oral y de la
continua relación de ellas “sus hijas”, con las parturientas y con el acto del nacimiento en
contexto.

Aquí cobra sentido el acto de “construcción colectiva del conocimiento” entendido desde lo
planteado por Foucault (1975), quien en su obra Vigilar y Castigar analiza lo educativo como
una expresión de las relaciones de poder. Si bien es cierto, el maestro (en nuestro caso las
parteras) son las que cuentan con el saber y la experiencia, proveen culturalmente estos saberes
ancestrales a las “suyas” a través del tiempo, visualizando de esta manera la potencia de lo
educativo en lugares desestructurados de las instituciones escolares.

34
2.7 LA EDUCACIÓN COMO POSIBILITADORA DE LA VIDA

El conocimiento de la partería en las comunidades negras se ha transmitido históricamente de


una manera muy diferente a como lo ha establecido el sistema biomédico. Esto es lógico si se
tiene en cuenta las escasas posibilidades de acceso al sistema general de salud así como la lejana
presencia del sistema educativo. Es así como las parteras pertenecientes a las comunidades
negras conscientes de la necesidad de resistencia de la práctica acuden a la transmisión de sus
conocimientos y saberes a las “suyas”.

Esta transmisión se entiende como un acto educativo estructurado de formar cultural, ya que si
bien es cierto no sucede formalmente al interior de las instituciones educativas, circula en la
práctica a través de la transmisión de sus conocimientos y saberes que han sido estandarizados a
través de la experiencia. A través de los tiempos “lo educativo” ha signado de manera
trascendente el devenir del hombre, puesto que indiscutiblemente aparece en la cultura como el
elemento posibilitador de los ideales humanos. Tenemos entonces que la educación circula
como elemento vital en la cotidianidad de los seres humanos y ella se encuentra ligada a la idea
de perpetuación y circulación de los saberes.

En este caso, la educación se enaltece como eje potenciador de vida y que relaciona de manera
prevista o imprevista a dos o más seres humanos y los pone en situación de intercambio y de
influencias recíprocas.

En el caso de la partería, este saber circula entre las parteras dado la “conciencia histórica y
ancestral” que las permea como seres posibilitadoras y dadoras de vida. Tenemos entonces que la
partería ancestral se constituye en sí misma como una práctica social ya que se transmite de
mujeres a otras mujeres y deviene como práctica cultural teniendo en cuenta los contextos de
asentamiento de las comunidades negras donde se practique. Dada esta comprensión amplia de la
partería, cabe preguntarse: ¿Qué comprensiones se derivan de la partería ancestral en las
comunidades negras en tanto práctica simbólica y biopolítica que impactan las prácticas
sociales educativas transformadoras del sujeto negro que se educa?

35
3. LA HUELLA DE LA PARTERÍA DE LO NEGRO ANCESTRAL EN LO NEGRO
ACTUAL

Dar y recibir vida siempre ha estado ligado a la historia de la raza humana. Cada cultura agencia
sus saberes ancestrales, étnicos e identitarios alrededor de la práctica de dar vida. Es así como en
los diferentes contextos de la geografía Colombiana, desde los más alejados hasta en las grandes
urbes, emerge la partería como una posibilidad alterna de dar vida a la que históricamente se ha
movilizado y socialmente aceptado bajo el canon de la medicina occidental.

Si la historia lo permitiera contabilizar, se hablaría de blancos, negros, cholos, indígenas,


amarillos, citadinos, campesinos, que han nacido con la ayuda de una partera. Esta práctica tiene
su razón de ser alrededor del nacimiento de cada individuo que puede pasar desde una realidad
simbólica, social y biopolítica de su entorno.

En este caso, se analiza con la ayuda de cuatro parteras las huellas ancestrales de la práctica de la
partería en las comunidades negras asentadas actualmente en el Valle del Cauca. En primera
instancia el lector se acerca a la historia de vida de estas cuatro mujeres con lo cual se busca
resaltar las configuraciones propias de la partería alrededor de la ancestralidad negra y así
emerger en la concepción de la vida como una posibilidad biopolítica de resistencia.

Posteriormente a través de los acercamientos que se suscitaron con las cuatro mujeres se propone
como tránsito uno, una posibilidad de abordaje de “lo negro” desde lo simbólico. Para esta
comprensión en este capítulo se interpreta la histórica de la partería en estas mujeres en términos
de raza, huellas ancestrales y simbólicas.

También se le ofrece al lector en este capítulo como tránsito dos, un análisis de la relación
existente entre la naturaleza, la tierra y el ombligo y la placenta como elementos simbólicos de
vida.

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Finalmente como experiencia que posibilita la transformación de la práctica, se aborda desde un
tránsito tres, la partería desde el asunto de lo educativo y cómo la transmisión juega un papel
importante en la trascendencia de la práctica en el sentir “étnico” de las comunidades.

3.1 MUJERES DANDO VIDA

Cuatro mujeres parteras dan vida a este capítulo a través de sus enseñanzas compartidas en los
encuentros posibles con cada una de ellas. Ellas son:

Doña María Neida Reyes, curandera, proveniente del departamento del Chocó, ha vivido los
últimos 50 años en el sector de Playa Larga (corregimiento de Cisneros, Buenaventura). Es una
mujer alegre, tranquila, de espíritu desprevenido y muy dispuesta a conversar. Su casa produce
una sensación de tranquilidad, es la imagen de una casa habitada por una mujer trabajadora a
quien la naturaleza le ofrece la oportunidad de un sustento diario. En un cuarto tiene sus cosas
personales, una cama pequeña muy bien organizada y acondicionada por un suave cubrelecho. A
un lado de su cama están sus cuatro diplomas que acreditan sus cursos como partera. Al fondo
sobre una mesa pequeña se encuentran sus estampitas de diversos santos y vírgenes. La sala de
su casa es pequeña, diagonal a ella se encuentra un cuarto alejado y frio. Su cortina se abre y el
olor a limpio se percibe, es la sala de partos. Hay una cama inclinada unos grados porque según
María Neida le permite a la mujer tener un parto tranquilo, detrás de la cama se encuentra un
baúl bien organizado con pijamas, toallas, ombligueras y ropa para recién nacido, por si le coge
la hora sin nada. También comparte su maletín de partos y muestra su aparato más importante en
el momento del parto, lo enseña con mucho orgullo.

Por su parte María Del Carmen Riascos cuenta que nació en San Juan Chocó, hace 76 años. Su
abuela y su madre fueron parteras. De chocó pasó a Buenaventura y luego a Cerrito donde formó
su familia. En la sala de su casa cuenta su historia como partera y su visión que tiene su labor
posibilita una comprensión de la partería en términos de simbolismo y raza. A través de los
acercamientos María del Carmen enaltece la vida y su raza.

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De Francisca Hurtado y Petronila Cuevas se tiene referencia por ellas mismas que ambas son
nacidas en Chocó, se instalaron en Cali hace 20 años por cuestiones de la violencia. Aprendieron
a partiar por una oportunidad de la vida que las colocó frente a la práctica y desde ese momento
le han regalado a muchos caleños la oportunidad de nacer en sus casas gracias a su conocimiento
y sus manos.

3.2 ABORDAJE DE LO NEGRO DESDE LO SIMBÓLICO

En este primer tránsito, el lector comprenderá desde la historia de vida de estas cuatro mujeres la
manera cómo aprendieron la partería en su contexto natural a través de la transmisión que les ha
permitido fortalecer su conciencia de raza posicionándoles en sus comunidades como agentes
sociales de transformación que les permite asumirse más que parteras. De esta manera se asume
la partería en “lo negro” cómo la práctica de dar vida de una forma particular en términos de la
simbólica de estas comunidades, análisis que permite dar cuenta de la historia de esta raza a
través de sus huellas en la partería.

3.2.1 SOY PARTERA POR CASUALIDAD, TRANSMISIÓN Y RAZA

“Yo le dije que mi sabiduría estaba en mis manos y en la barriga de ella”, repite una y otra vez
María Neida Reyes. El saber no proviene de las aulas ni de lo institucionalizado, aflora entonces
la concepción de un saber transmitido gracias a la manifestación oral del sujeto negro que hace
conciencia histórica y la importancia de que dicha práctica se sostenga.

La partería como saber que emerge en la (des)institucionalización se ubica desde diferentes


motivaciones que pueden ser de orden cultural, social y político, sin embargo su nacimiento es
de orden esporádico:

“Todo empezó un día en que a mi hermana le cogió parto sola en mi casa. Apenas con mi
mamá y yo que estábamos. Mi mamá cuando le empezaron los dolores se largó a buscar
partera y no encontró. Mientras tanto yo luchaba y yo me preguntaba como hice pa salir yo.
Así vengo con mi hermanita y luché yo y mi mamá. ¿Le parece? Y cuando le vino fuerza le

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recibí el bebe. Era hombre. No le había salido la placenta y la sobé así, dándole vuelticas hasta
que se vino la placenta. Ahora sí, cogí y corté el ombligo”. (Entrevista a María Neida Reyes)

Aquí se establece una comprensión de la existencia de un saber que aunque se inicia de manera
esporádica se concibe como un quehacer cultural, dado que se da en un contexto donde circulan
los saberes culturales de cierto tipo de comunidades. Estos aprendizajes dados en ciertos
entornos culturales se dan en la transmisión. María del Carmen Riascos lo explica de la siguiente
manera: “Yo vengo de San Juan Chocó, nací allá hace 76 años. Mi abuela fue partera, mi
mamá también y yo fui la que terminó partiando”

Este enfoque natural con el que se concibe el saber al interior de las comunidades; en este caso,
la comunidad negra, converge con el planteamiento de la necesidad de ser institucionalizado;
María Neida Reyes, la partera de Buenaventura, recuerda con mucho afecto su primer diploma
de capacitación: “El primer diploma que me dieron me lo quebraron los nietos. Lo tengo
guardado porque es el que más quiero. No ve señorita, que ese dice que soy casi una doctora
en partos”. La certificación que es la que se da en el contexto de institucionalización de este
saber, se otorga en ciertas comunidades que se han agremiado políticamente como una forma de
perpetuar dicho saber. Asoparupa, asociación que agrupa a la gran mayoría de parteras del
municipio de Buenaventura, visibiliza las condiciones culturales, sociales y políticas de su
quehacer y por tanto de su raza.

Existen quienes no se acogen a estas lógicas de organización política y prefieren realizar o llevar
a cabo de manera personal su labor, María del Carmen Riascos, la partera de El Cerrito, lo tiene
muy claro: “Yo no quise estar en ninguna asociación. Esas son puras reuniones. Yo se mi
cuento, yo no tengo necesidad de írselo a mostrar a nadie. Llevo muchos años siendo partera,
sin diplomas y sin nada de papeles”

Estas decisiones de sujetos como María del Carmen Riascos, con amplia posibilidad de
empoderamiento histórico y social desde sus contextos sociales, enaltecen la vida desde sus
espacios políticos de resistencia. Sin embargo, existen también sujetos que potencializan la
práctica en contextos sociales por encima de la ancestralidad que ella evidencia, Francisca

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Hurtado, la partera de Cali, manifiesta la ausencia de la transmisión en el aprendizaje de la
práctica de la partería; en su caso aparece el oficio de ser partera como una práctica social:

“(¿Qué la hizo partera?). Pues a mí, la necesidad. Por allá tan lejos, uno no tiene hospital ni
la plata para tener los hijos en otra parte. Muchas en mi pueblo nos dedicamos a partiar en
nuestras familias y así la gente se dio cuenta y nos “jueron” buscando. Así fue que yo empecé
a ser partera. A mí nadie me enseñó, pero a la primera que le saqué la criatura fue a mi
hermana. Hummm, casi se me muere, yo no tenía sino unos trece años cuando sucedió eso,
pero me encomendé a las ánimas para no dejarle morir la criatura”.

En el caso de Petronila Cuevas, partera residente en Cali, la práctica de la partería irrumpe de


forma natural: “A mí me enseñó fue una vecina. Desde peladitica me mantenía en la casa de
ella porque me gustaba su hijo. Yo le veía que ella la visitaban las mujeres embarazadas, hasta
que un día a una de esas le cogió parto y yo estaba sola en la casa de mi vecina esperándola.
Yo la hice entrar a esa señora y con todo el miedo le dije que se acostara en la cama mientras
llegaba mi vecina. Yo le hablaba como si supiera. La hice acostar, le hice colocar un vestido
para tener el hijo y en eso llegó la vecina y le serví de ayudante. Me acuerdo que me mandó a
hervir agua con unas plantas que no me acuerdo que era pero yo se la lleve como su supiera
mucho. Es que yo siempre fui muy metida”.

Los inicios en la partería responden entonces a la historia de vida de cada mujer que sostiene la
práctica de la partería según su arraigo cultural, social y político que atañe al momento en que
fue adquirido dicho saber. Todas estas mujeres, independiente de la manera como adquirieron su
saber, enaltecen la vida con la manera como dan origen a ella, con su arraigo cultural, su saber
ancestral, académico y de posicionamiento político.

3.2.2 MÁS QUE PARTERAS

En la práctica se evidencia cómo la partería ocupa un puesto social en las comunidades donde se
ejerce, María Neida Reyes, desde Buenaventura cuenta que vive orgullosa de su oficio: “yo si le
digo una cosa, mi mamá me enseño a ser muy responsable con los partos que atendía. La
gente todavía me quiere, me pregunta cosas como si yo fuera una “merica”.

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Esta concepción de “autoridad” que se suscita en la comunidad, responde a los parámetros del
saber transmitido y la experiencia como potencialidad de configuración del mundo. María Neida
Reyes es autoridad médica para todo lo relacionado con el parto asistido; así lo confirma Don
Luis, despachador de jeps del sector de Cisneros (municipio de Buenaventura): “¿Usted está
buscando una partera? La de los chontaduros, esa que usted ve al fondo, ella es la que nos ha
sacado a casi todos los de aquí”

Entonces, la partería ocupa un rol importante para las comunidades, teniendo en cuenta el
contexto y las relaciones posteriores que susciten las parteras con sus familias: “Pues que yo veo
esas criaturas y yo siento una cosa adentro muy bonita de saber que yo les ayudé a que
nacieran bien” Aquí María Neida Reyes imprime un concepto de trascendencia a la práctica de
la partería; lo más importante es lo que a ella le moviliza a dar vida a través de sus
conocimientos ancestrales.

En ese ámbito de movilidades étnicas, Petronila Cuevas, la partera de Cali, cuenta como les
enseñó la práctica de la partería a sus sobrinas: “A mis sobrinas les enseñé cuando vinieron a
visitarme en unas vacaciones de la escuela. Ellas estaban jovenciticas, pero como les gustaba
la calle, no les daba miedo. Esas han sido unas verracas, ya llevan muchos años partiando
allá en el Chocó. Han sacado ya muchos partos”. Junto a María Neida y Petronila, se
comprende la importancia de la familia para que exista la transmisión de la práctica. Francisca
Hurtado, la partera de Cali, nos cuenta la razón por la que no ha compartido su saber: “Yo me
quedé sin hijas y siempre he vivido sola. Ni marido quise tener porque estos negros son jodidos
y le dan duro a uno. Usted viera mi mamá todos los golpes que mi papá le daba. Llegaba
borracho y eso era muy duro para todos”.

Se comprende entonces que las parteras se configuran como agentes modeladores de resistencia
de la práctica de la partería al permitir que otras accedan a su conocimiento sin ningún tipo de
restricción y ampliando el entramado social de esta práctica.

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3.2.3 HUELLAS HISTÓRICAS DE LA PARTERÍA

Historizar la partería es comprender las diferentes configuraciones bajo las cuales se da origen a
la práctica según los sujetos y su posicionamiento frente a la vida. Es así como la resistencia de
la partería como practica al interior de las comunidades negras se ha logrado a través de la
conciencia histórica de las mujeres que realizan dicha actividad, ya sea por la posibilidad de
explorar el oficio que le ha sido delegado o porque se cuenta con las destrezas necesarias para
realizarla. Así habla María del Carmen Riascos, la partera de El Cerrito, acerca de su hija:
“De todas las más preguntona era la Patricia. Ella siempre estaba atenta a que yo iba a
partiar, que le pasó una cosa, que le pasó otra y así fue aprendiendo. Ahora ella partea más
que yo aquí en el pueblo, aunque se mantiene muy ocupada con su hogar la buscan a ella,
pero ella dice que mientras yo viva, la partera de este pueblo seré yo”.

Se evidencia en esta diada madre – hija la transmisión de un conocimiento al mismo tiempo la


comprensión de una autoridad que emerge en la experiencia. Esta autoridad tiene una
representación simbólica para las mujeres que transmiten la práctica en términos familiares.
María del Carmen Riascos, lo coloca de manifiesto cuando se le pregunta sobre las razones que
puede tener su hija para no ejercer la partería mientras ella viva: “Eso es respeto por la
sabiduría, no ve que ella ve en mí el espíritu de alguien que ya se ha transformado, ha
padecido y ha dado vida. Yo vine a este mundo a dar vida, a multiplicar nuestra raza. Somos
muchos y quien más que nosotros mismos para cuidar nuestra raza”.

En este caso, se fundamenta una de las razones para la resistencia de la partería, “el cuidado de la
raza” permite explorar la evidencia de la conciencia histórica que subyace a la piel, en este
sentido “ser muchos” permite garantizar las prácticas que los singulariza en la dinámica de la
sociedad de la cual hacen parte.

En la espontaneidad con la que surge la transmisión del conocimiento de partiar, el acto


educativo oral y desestructurado facilita la historización de la práctica, María Neida Reyes, la
partera de Buenaventura, lo explica cuando habla acerca de su hija:

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“Ella siempre estaba presta a ayudarme en lo que “juera”. Un día estaba doña Cristelia lista
pa recibir la criatura y a mí me dio una gripa que ni pa que le cuento mijita. Yo tenía era esa
quiebra huesos y como no había quien partiara pues mi hija me dijo que me tranquilizara que
ella hacia todo lo que yo le dijera. Yo me di cuenta que ella era buenísima para eso. Ahora
está en Chocó partiando a una cantidad de mujeres”.

Se evidencia entonces otra de las múltiples razones por las que la partería como práctica de las
comunidades ha resistido a las configuraciones occidentales de dar vida, es necesario transmitir
sus conocimientos sobre todo a aquellas de las que están seguras que no dejarán morir la
práctica.

Cada partera es una posibilidad de historizar la práctica de una manera diferente. Algunas suelen
encomendarse a su santo preferida, otras son fieles devotas a la naturaleza e inician el ritual del
parto con baños y tomas que permiten a la parturienta tener un parto tranquilo y relajado.

3.3 ENERGÍAS DE LA MADRE TIERRA Y OTROS SIMBOLISMOS ALREDEDOR DE


LA VIDA

En este tránsito el lector reconoce la existencia de la simbólica de la fe alrededor de la partería


manifestada en la importancia de encomendarse a los santos de su devoción, en el uso de las
plantas medicinales y en valor simbólico e histórico del ombligo y la placenta para la partería. En
este sentido, las mujeres parteras que hacen parte de esta obra magnifican su saber a través del
concepto que en sus manos está la raza dando vida de una forma tan particular en la que la
palabra, la fuerza, la naturaleza y la espiritualidad dan cuenta de esas huellas ancestrales que
fortalecen la mirada de “lo negro” en la actualidad.

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3.3.1 ENCOMENDARSE PARA QUE TODO SALGA BIEN

María Neida Reyes, la partera de Buenaventura, explica la relación que existe entre la simbólica
religiosa y la partería:
“Déjeme contarle que yo extrañaba que mujer sin dolor pariera y yo con ese cosi, cosi, cosi,
una noche se me presentó aquí una señora y yo estaba despierta y se me paró al frente.
Cuando la veo con la barriga para que le atienda el parto, que son cosas que uno no puede
decir. Y ella muy tranquilita al frente mío, hizo dos pujos y nació el niño. Sin dolor lo tuvo.
Era ella, la Milagrosa Inmaculada, yo la vi patentemente. Cuando solo con dos pujos, lo tuvo
y por eso yo la tengo en un cuadro grande porque ella fue la que me remostró que sin dolor
paria una mujer”.

Esta simbólica que María Neida Reyes propone, coloca de manifiesto la discusión sobre la
espiritualidad como parte esencial del proceso para que ocurra sin menores contratiempos. Con
relación al último parto atendido por María Neida Reyes, ella explica cómo se lleva a cabo el
proceso de encomendarse: “Cómo yo ya sabía que el parto iba a ser difícil, lo primero era rezarle
a la virgencita de los dolores. Con Lucia nos acogimos a ella para que por su gracia tuviera un
parto tranquilo y como ella es efectiva, Lucía estuvo un poquito calmada”. En este caso, el
encomendarse tiene lugar por una relación de fuerza espiritual entre la partera y el santo que se
invoca dada la experiencia de vida que se ha suscitado en tiempo pasado. Otras formas de
“encomendarse” que tienen lugar alrededor de la partería tiene que ver con las plantas y su gran
poder que emerge de la madre tierra.

3.3.2 MADRE TIERRA Y BUENAS ENERGÍAS

María Neida Reyes, la partera de Buenaventura, se encomienda al árbol de la Santa Cruz. Su


devoción radica en la fe que esta partera le ha colocado al poder curativo de esta planta: “Este es
el árbol de la cruz. Con este remedio uno se baña, también baña a las mujeres antes y después
del parto.”

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Por el contrario María del Carmen Riascos, la partera de El Cerrito, afirma que utiliza la planta
desde la generalización de su uso: “La mayoría de las parteras que yo conozco, usamos el
pronto alivio. Es efectivo para quitar los dolores y relajar a la parturienta. Otras muy buenas
son la albahaca y la caléndula”. De la misma manera indica:

“Yo como partera nunca utilizaré un químico para dar vida. La naturaleza es sana, pues
mire que a nosotros nunca nos dieron una pastilla, lo único era arrancar una matica y hacer
el agua, la que más sabia de eso era la abuela. Y después que el niño va creciendo, las plantas
son buenas para el mal del ojo, los aires, el susto. Claro que todo hay que ponerle la fe, por
eso hay que rezar mucho para que diosito mío proteja estas criaturas”.

No se puede establecer un conjunto de plantas usadas específicamente en la partería, puesto que


depende del contexto geográfico en el que se movilizan las parteras y su arraigo histórico con
estos sitios. Aquí se establece como punto de partida la discusión académica que permita
establecer los parámetros para la realización de un estudio etnobotánico de la partería.

Es así como la práctica de la partería permite develar un mundo simbólico que aunque no sólo
atañe a la comunidad negra, permite establecer posibilidades alternas para comprender el mundo
de “lo negro” que no sólo tiene sus raíces históricas en los desencuentros de piel, sino por el
contrario se funda en las relaciones ancestrales que permiten establecer como punto de partida a
África madre.

Ya en el acto de partiar se consolidan otros imaginarios simbólicos que ponen de manifiesto el


papel de la mujer partera en la posibilidad de dar vida con sus manos y su sabiduría.

3.3.3 OMBLIGO Y PLACENTA COMO IMAGINARIOS SIMBÓLICOS ALREDEDOR


DE LA VIDA

Preguntar a las parteras por el uso o significado del ombligo y la placenta es reconocer que la
simbólica de la vida amplía su comprensión en el campo de lo ancestral y por tanto las diversas
experiencias que devienen en su contexto enaltecen la vida como una posibilidad política, ética y

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en perspectiva con la concepción de vida que circula en sus comunidades. En términos de María
Neida Reyes, la partera de Buenaventura, la vida es espíritu y carne: “La vida, según mis
creencias y la de nosotros los negros es la unión de la naturaleza con los espíritus que nos
andan rodando. Hay espíritus que deciden hacerse carne y por eso se hacen personas.”

Esta forma de visualizar el concepto de vida, deja de manifiesto la íntima relación que existe
entre el nacimiento y la tierra. María Neida Reyes habla sobre lo que sucedió con la placenta
después que atendió el primer parto: “La enterré para que la dientadura salga fina. En este
tiempo, fui y calenté un machete pero como está ligado el bebe no está sintiendo nada. Como a
los 3 días se cayó el ombligo sanito”. El ombligo sano se convierte en referente de que el nacido
puede emprender el camino de la vida, aunque en el imaginario colectivo se ciernen creencias
diversas alrededor de él. María del Carmen Riascos habla acerca del uso del ombligo en el
contexto social: “Otra cosa a la que yo le coloco mucha atención es al ombligo y a la placenta
porque con eso sí que hacen cochinadas mal hechas, por eso me gusta a mi mismita enterrarla
y no quito ojo hasta que el ombligo se caiga”. Sin embargo, existen quienes mujeres que miran
el ombligo en su conexión con el misterio de la vida; Petronila Cuevas, la partera de Cali, indica:
“Yo siempre le doy a mis parturientas el ombligo de sus crías. Es importante que lo guarden,
no ve que siempre recordarán su nacimiento como el evento más importante que marcará la
permanencia de nuestra raza”. Esta unión entre ombligo y resistencia establece el concepto
biopolitico que trasciende a la práctica de la partería.

3.3.4 “EN NUESTRAS MANOS ESTÁ LA RAZA”

Para unas mujeres, ser parteras significa tener un don, para otras es una bendición. En el
colectivo de mujeres que hacen parte de la construcción de esta obra de conocimiento se
visibiliza el imaginario de que su trabajo está relacionado directamente con su raza, María Neida
Reyes argumenta que aunque el oficio de la partería no es sólo de la comunidad negra, sostiene
que existe una relación directa: “Yo creo que deben existir mujeres blancas dedicadas a la
partería. Pero es que uno negro, sabe qué es la vida, ser verraco y por eso tal vez muchas de
las que somos parteras nos sacamos nuestros propios hijos. No me imagino a una blanca o a
una chola de estas ciudades partiandose a sí misma”.

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Para María Neida, es un orgullo ser partera:
“… yo creo que más que mi condición de mujer de negra, al negro lo que le está fallando
es que quiere volverse blanco. Se olvidaron que nos trajeron del África. Usted se imagina
cuantas cosas bonitas hemos perdido por no sentirnos a gusto como somos. También creo que
fui partera, por lo hermoso que es la vida y porque los de la ciencia inventaron cosas pa que
nazcan las criaturas mejor…¿usted cree? Puro cuento.. A la vida hay que ponerle dedicación,
esas criaturas sin necesidad de hablar se comunican con uno. Ser partera es lo mejor, sería
tan bueno que muchas aprendieran mi oficio”.

Así mismo habla María del Carmen de su condición de ser partera:


“Ser partera es una bendición, porque Dios en su infinita sabiduría me delegó a mí para
que le diera vida a muchos de los nuestros. El negro es más que piel, es vida, es brillo, es
habladera, es bailadera, es comilona y yo María del Carmen he traído a casi ochenta yo creo,
en toda mi vida”.

Esta condición de enaltecimiento de la vida, fortalece el concepto de resistencia alrededor de la


práctica en términos de la simbólica y ancestralita de “lo negro”. Existen también mujeres que
perciben su conocimiento como la posibilidad de posicionar la raza del devenir social de las
comunidades; con relación a esto, María del Carmen Riascos, la partera de El Cerrito, habla
sobre la relación entre la raza y su oficio:
“Yo creo que si (Existe una relación). La mujer blanca siempre se ha sentido superior,
ellos no tienen identidad, en cambio nosotros si…..Pero a nosotros los que si somos negros de
alma y corazón sabemos que existen cosas que no podemos perder y uno de ellos es el oficio de
la partería. Además, nosotros no es que creamos de a mucho en la medicina, mire usted
cuantas criaturas se han muerto en las manos de los mejores médicos”.

Además María del Carmen Riascos, da cuenta según su visión por qué las parturientas la buscan
a ella:
“Conmigo saben que van a la fija, ellas conmigo no sufren. Aquí vienen solo las mujeres
negras que se sienten negras, las familias que se sienten orgullosas de su color y por eso no se
les olvida su pasado. No ese de la esclavitud, sino el pasado de cómo vivían nuestros

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antepasados africanos. Además yo también soy muy cariñosa con las parturientas, entre
mujeres nos tenemos que apoyar. Muchas otras prefieren con una es por el trato, cantidades
de cosas que dice los médicos que una mujer dando a luz la hacen sufrir”.

En este sentido, no se comprende en la partería una exclusión total de la medicina occidental,


puesto que el concepto “no es que creamos de a mucho” expuesto por María del Carmen Riascos
no invalida el uso de la medicina occidental en la partería; así lo explica María Neida: “Nosotros
sabemos cuándo un hijo puede nacer en la casa y cuando es de clínica. Nosotras somos
responsables”. La dimensión ética de la partería no sólo se obtiene en los principios básicos de
la transmisión si no que se materializa en la resistencia de la práctica que involucra a la mujer
negra como portadora del conocimiento. María Neida Reyes explica por qué es importante que
las mujeres negras aprendan a ser parteras: “Nunca será lo mismo nacer en hospital que nacer
con partera. Fueron los “mericos” que nos hicieron creer que para tener un bebe era mejor la
clínica. Pero a mí no se me ha muerto ningún chamaquito, ni a mi mamá, ni a mi hija. No ve
que nosotros sabemos cómo tratar a los bebes mucho tiempo después del parto”.
María del Carmen Riascos visiona la práctica de la partería en términos del concepto de
identidad cultural:
“ Eso está en que desde niños nos enseñan a valorar nuestra cultura. En Colombia se cree
que los únicos que tienen cultura son los indígenas, de pronto de ellos se habla más porque
son gente conciente, pero nosotros estamos más preocupados por pelear con todos los que nos
digan algo por nuestro color. Si los hijos de nosotros supieran el orgullo que es para nosotros
ser negros, se darían cuenta que no tienen nada que pedir sino vivir orgullosos de lo que
somos…(grita pausadamente) QUE VIVAN LOS NEGROS”.

3.3.5 EL PODER DE LA PALABRA EN EL PARTO

“Para que tenga un buen parto, yo le hablo con cariño, aunque las mujeres negras no
necesitan de palabras bonitas, somos fuertes. No se ha dado cuenta que nuestra raza ha
aguantado mucho sufrimiento”: es el pensamiento que nos comparte María Neida Reyes sobre
la influencia de la palabra afectiva en el desarrollo emocional de la mujer al momento de dar a

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luz. Así mismo comparte su experiencia con su último parto: “Luego tuve que hacerle unos
cariñitos a la mujer porque como estaba todavía como lánguida, decía que quería
desmayarse…”. Al respecto María del Carmen Riascos, la partera de El Cerrito, indica que les
habla con mucha seguridad: “Yo les digo que todo está bien. Porque yo en mi sabiduría he
aprendido como hacer las cosas bien, no poner nunca en peligro la vida de las mujeres ni de
las criaturas. Para eso mi madre me delegó ese saber, para hacer las cosas bien hechas.
También les informo como está el parto, que si salió la cabeza, que si salió un brazo, todo eso,
porque así le doy confianza”.

La experiencia de la palabra en el parto se constituye en el vínculo humano que permite hacer de


la partería no sólo una experiencia simbólica si no una práctica de resistencia biopolítica.
Biopolítica porque a través de la palabra se enaltece la vida como evento maravilloso de la
naturaleza sobre la condición occidentalizada que considera el nacimiento como un proceso
médico y tecnológico.

Alrededor de la partería, la palabra cobra fuerza frente a la simbólica del nacimiento, llama la
atención entonces el fuerte significado que trae consigo el silencio; María Neida Reyes, la
partera de Buenaventura, lo explica en estos términos:

“Hay cosas que solo las parteras vemos en el nacimiento y que no podemos contarle a
nadie. Una vez me sucedió que atendí un parto y ese niño tenía en su mirada y el calor en la
cabeza que a cualquiera iba a quemar. Ese niño la vida no le iba a ser tan fácil, pues una
criatura libre de pecado debe venir al mundo fresquita. Me le acerqué y le dije a la mamá:
“Cuide a su hijo, su criatura es su vida”….y esa madre me estuvo buscando para que yo le
dijera que había visto…yo le dije que no quería tener un niño muerto en mi conciencia y que
si ella no quería ver criatura muerta, pues que no preguntara nada”.

Toda esta riqueza que se experimenta a través del mundo de la partería, permite explorar como la
educación que se teje alrededor de los grupos humanos permite fortalecer los procesos de
resistencia que visibilizan las diferentes prácticas; en el caso de la partería, ha trascendido como
práctica a raíz de los procesos de transmisión dados en las familias y los discursos políticos que
configuran a las parteras como sujetos políticos étnicos; María del Carmen Riascos, la partera de

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El Cerrito, lo explica de la siguiente manera: “Ya le explique que la partería es una de las pocas
cosas que nos quedan a los negros de verdad. Y como yo soy el antes, el ahora y el después, yo
si quiero que mi familia no olvide su historia porque es la única manera de ser felices”.

3.3.6 FUERZA, NATURALEZA Y ESPIRITUALIDAD EN EL PARTO

“Yo le dije que mi sabiduría estaba en mis manos y en la barriga de ella”: fueron las palabras
de María Neida Reyes, la partera de Buenaventura, cuando recibió a la señora Lucía, la última
mujer a la que le atendió parto y que se presentó a su casa con una gran cantidad de papeles.
Recuerda que al llegar la examinó y encontró que el bebe estaba en la posición adecuada: “A mí
me empezó a preocupar fue la madre porque la vi muy lánguida, entonces la mandé a caminar
y a tomar unas infusiones del árbol de la cruz que son buenísimas para darle fuerza a la
mujer que va a tener parto”. Aunque el trabajo de parto le corresponde asumirlo a la mujer con
la partera, el marido hace parte de las diversas prácticas culturales alrededor del nacimiento;
María Neida Reyes lo explica en estos términos: “Aquí como el marido no tiene nada que ver
en estas cosas, el como que se quedó en la casa con los amigos de “bebeta”. Diga que cuando
un marido bebe trago esperando el nacimiento de un hijo, es lo mismo que decir que no puede
de la felicidad”.

Después del nacimiento, se continua con la práctica de encomendar a la tierra e invocar las
protecciones, María Neida Reyes indica: “Lo primero que hay que hacer es encomendarlo a la
tierra. Nosotros venimos de allí y hay que empezar bien con ella”. Después de retirar la
placenta y lograr la estabilidad de la mujer se continua con la invocación al santo que más
devoción se tenga: “Volviéndome a quedar sola con la parturienta y con la placenta afuera, le
hice una oración que ni a usted ni a nadie le voy a decir y le expliqué que entierro la placenta
frente a un árbol fuerte y grande porque así vamos a tener una “dientadura” bien fuerte”.

Ya en el momento del nacimiento, son diversos los factores que se tienen en cuenta para
certificar un buen nacimiento, del último parto atendido por María Neida Reyes, relató lo

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siguiente: “Hay que tener en cuenta que la criatura respire bien, un buen colorcito, tampoco
se pueden demorar mucho en orinar y cagar. Porque eso es seña que están bien por dentro.
Pero yo, eso lo veo en los ojos, cuando esos ojos no me gusta, los mando para el hospital
pronto”.

Por su parte María del Carmen Riascos, la partera de El Cerrito, afirma que existe una relación
íntima entre la naturaleza: “Yo creo firmemente en el poder de las plantas. Esas son benditas
para todas las dolencias. Lo que mandan en los hospitales nos lo mandan es para ganarse la
platica nada más”.

Por esta razón María del Carmen Riascos, indica que en su trabajo de partera tiene en cuenta tres
elementos importantes que reivindica en su relación con su raza; ellos son la naturaleza, la fe en
dios y los conocimientos que recibió de su madre. Así concluye María del Carmen la relación
que existe entre la partería y la transmisión como una forma de permitir la resistencia de la
práctica: “Porque siempre tenemos que dejarle un legado a nuestros hijos es necesario que
nuestros conocimientos no mueran”.

3.3.7 EL TRABAJO DE LA PARTERA NO TERMINA EN EL PARTO

Afirma María Neida Reyes que: “Las primerizas consultan por todo. Pero por lo general, las
mujeres que toda su vida han estado acá, han aprendido a que muchas plantas son benditas
para las dolencias de los bebes”. Esta cercanía con los poderes sanadores de la naturaleza
encuentran su complemento en los conocimientos provenientes de la medicina occidental: “En el
hospital hay “méricos” que son humildes y dejan que uno haga su trabajo…Hay muchos que
cuando uno va a consulta le formulan el agua de una hierba. Esos son los que a mí me
gustan, lo que no se olvidan de la naturaleza”. Esta complementación, entre la medicina
occidental y los conocimientos ancestrales que se derivan de las raíces africanas permiten
entrever que el trabajo de la partería no sólo se limita al parto; en términos de María Neida
Reyes, la partera de Buenaventura, su trabajo trasciende al parto porque los que nacen con
partera deben ser agradecidos con las mujeres que les dieron la vida.

51
A diferencia, María del Carmen Riascos da a conocer su papel frente al postparto: “a mi casi no
me gusta que me consulten, porque esas cosas se aprenden es en casa. Como sacarle los aires
a los bebes, la ombliguera es una cuestión que las mismas abuelas las enseñan, el coral no
puede faltar la protección contra las malas energías. Ya si quieren curar ojo, es una consulta
diferente y para ello hay muchísimas plantas que sirven. El ojo no lo curo yo”.

Esta posición de María del Carmen, refleja su comprensión sobre como los saberes culturales de
la raza deben ser transmitidos a través del componente familiar. Es así como la práctica de la
partería encuentra en la educación familiar y cultural una posibilidad de resistencia.

3.4 LA EDUCACIÓN COMO RESISTENCIA QUE SE TEJE DE PARTERAS A


PARTURIENTAS

El colectivo de mujeres con quienes se escribe la presente obra de conocimiento colocan de


manifiesto su aporte a la permanencia de la práctica de la partería a través de su disposición para
transmitir sus conocimientos a las suyas. María Neida Reyes es muy clara al explicarlo: “El
problema no está en nosotras. … El problema es de las mujeres que creen que uno no sabe y
prefieren irse pal “merico” viendo que allá si se han muerto las criaturas”. Aquí cobra sentido
el proceso educativo en el grupo social como posibilidad para que la práctica resista; según
María Neida todo está en la educación de las familias:

“Muchas (como nosotras)que están cerca de la ciudad se creen de mucha plata y por eso
prefieren pagar una cantidad para que las saquen en clínicas. Pero yo a mis hijas les enseñé
que nosotros éramos negras no sólo por la piel. Vea, lo negro se lleva en el corazón. Y los
negros que vinimos a vivir a estas tierras teníamos unas formas diferentes de vivir a todos
ustedes, por eso, es importante que todos los negros recordamos que tenemos un pasado muy
parecidito. Y no es eso de la esclavitud, es el pelo, la forma de hablar, no ve que todo negro es
gritón, es el culo que a todos nos sobra, es el tumbao pa bailar, para hacer de comer, pa
gozarse la vida”.

52
Cada partera trata de infundir en sus parturientas practicas propias de su raza, además en sus
continuos controles discuten sobre el devenir de su cultura y hasta uno que otro consejo tiene
lugar; acerca de Lucia, la última mujer a la que le atendió parto, María Neida Reyes comenta:

“Ella debería vivir verdaderamente como negra y no como esos de Cali que porque creen
que tienen gafas oscuras y ropa cara ya son otro tipo de negro. Es que hay que recordarles
que la raza se lleva en el corazón y en la forma de hablar, de vivir, de comer. No es que
seamos diferentes, no, somos es especiales”

Por esta razón, María Neida habla sobre el futuro de la partería:

“Yo creo que mientras las madres enseñemos a nuestras hijas no habrá problema porque
así la partería no dejará de existir. La partería no morirá por culpa de las que siempre hemos
partiado, está acabándose por culpa de las nuevas generaciones que poco creen en el poder de
lo que siempre hemos sido, una raza fuerte, jodida (porque “nojotros” los negros somos
jodidos) y capaz de responder por nosotros mismos”.

Así mismo María del Carmen Riascos, hace su aporte sobre el futuro de la partería como práctica
ancestral: “Ahora es muy difícil encontrar parteras, aunque todavía quedan muchas. Ya la
gente no se preocupa por las cosas que hacían nuestros padres” y por ello indica que la
configuración social de su raza está relacionada con su intervención en política:

“Ahora el problema es que los negros sólo quieren entrar a la política disque para conseguir
cosas para todos. Pero eso es mentira, se vuelven políticos y cuando necesitan votos vienen a
buscarnos. Uno los elige y tiempo después ya andan en camionetas. En eso anda la gente de
nosotros disque ha estudiado un poco. Y de ser negro no saben nada.”

En este mismo sentido Francisca Hurtado, la partera de Cali, cree que la partería difícilmente
terminará ya que se encuentra ligada a procesos de exclusión social: “Los pobres cada vez
seremos más y los que creen que nunca les tocará tal vez nos toquen un día nuestra puerta a
pedirnos ayuda”.

Con estas cuatro mujeres, cada una con opiniones diferentes manifestadas en su experiencia de
vida, se comprende que el futuro de la partería depende de las mujeres parturientas con quienes
se debe generar procesos de conciencia identitaria frente al ser “negro” como sujeto político que

53
resiste en sus prácticas y configuraciones de ver el mundo. De esta manera se posibilita la
comprensión del ser negro desde una dimensión biopolítica porque enaltece la vida por encima
de las concepciones occidentales para entender el acto de dar vida desde la cosmovisión negra,
ampliando de esta manera el debate acerca del negro y sus configuraciones sociales e históricas
en Colombia.

54
4. PARTERÍA: UNA BIOPOLITICA PARA LA PRAXIS NEGRA

El ser humano y la política están ligados desde el principio de su existencia, Rousseau lo


confirma en lo que ha denominado el Contrato Social afirmando que el ser humano desde su
nacimiento “contractua” obligaciones con el estado que lo acoge como ciudadano. Sin embargo
esta concepción política que ha regulado la relación del ser humano con el estado se enfrenta a
diversas transformaciones y posturas epistémicas que han abierto el debate social sobre la
relación entre bios y la política.

En el caso que nos ocupa, se intentará demostrar como la partería en las comunidades negras
además de ser una práctica simbólica porque da cuenta de la íntima relación que guarda el “ser
negro” con sus “raíces africanas” es de la misma manera una práctica biopolítica en tanto de la
manera que la propone Mendiola (2009,9)24 como un acercamiento analítico a lo social que tiene
por objeto adentrarse en el proceso mediante el cual la vida tiene lugar; para la partería negra, se
pone en consideración los elementos heterogéneos en virtud del su ensamblaje cultural, formas
de vivir la vida y cómo dan cuenta de sus espacios las parteras y las parturientas. Es importante
entonces afirmar según la perspectiva de Mendiola (2009), Maldonado (2007) y Restrepo (2005)
que la partería es una práctica que se sostiene en el pensamiento diverso porque entrelaza
heterogeneidades culturales como lo cultural, lo simbólico, lo social y lo político de lo negro en
Colombia. El carácter biopolitico de la vida en este caso, no se inscribe precisamente dentro del
carácter foucaltiano de “tomar a su cargo la vida de los hombres, a los hombres en tanto cuerpos
vivientes”25 puesto que sostenemos que son los mismos hombres los que empoderan la vida
dando vida a través de sus visiones del mundo, prácticas culturales formas de vida, prácticas
culturales por encima del ordenamiento impuesto por las dinámicas sociales occidentales.

24
Mendiola indica que no se puede afirmar que todo sea biopolitico, por el contrario desde su punto de vista la
biopolitica alude a algo que atraviesa el modo en que acontece el ordenamiento de lo social, algo que se precisa en
las formas y maneras en que se plasma el con-vivir. En el caso de la partería como practica biopolitica emerge el
concepto político del bios en tanto que se comprende la práctica de dar vida en consonancia con la simbólica de la
comunidad generando así desafíos a la medicina occidental porque la vida emerge en unión con la naturaleza, sus
creencias y su sistema de pensamiento ancestral.
25
En el nacimiento de la biopolítica (1974) se lee la definición de Biopolítica propuesta por Michel Foucault.
Aunque se reconoce que el término es Foucaltiano de nacimiento, para la presente obra de conocimiento, la
biopolítica tiene lugar desde el ámbito de la vida que se hace cargo de la vida.

55
Este empoderamiento del hombre sobre las dinámicas estatales de la vida, permite pensarse el
concepto de “VIDA BUENA” ya que esta tiene lugar dentro de la partería ancestral por fuera de
los dispositivos de control definidos por la ciencia médica occidental. Es una vida que sucede en
el contexto natural, cultural y simbólica de cada comunidad. La naturaleza en su vitalidad
emerge a través de los símbolos culturales politizando el concepto de la vida, en los términos de
Mendiola (2009,10), la vida se mantiene con vida. El árbol de la Santa Cruz para María Neida
Reyes es la fuente primordial que permite que el milagro de la vida suceda por fuera de los
dispositivos de control de la ciencia médica occidental.

Sobre la base de estos planteamientos, se pretende develar como la partería es una de las tantas
practicas simbólicas que determina la presencia de las raíces africanas en el negro Colombiano y
de la misma manera enaltece el concepto de raza porque ubica la partería como un acto
biopolítico que permite evidenciar la resistencia histórica colectiva del negro en Colombia. Ante
la triada simbolismo – naturaleza – resistencia de la raza, se hace necesario articular un espacio
de reflexión teórica a partir de las diferentes tendencias conceptuales de discusión sobre la
biopolítica. Junto a Mendiola (2009), Restrepo (2005), Maldonado (2007), rastreando sus
discusiones, sin sumergirse únicamente en el espacio teórico, permite apoyarse para reconocer la
biopolítica como una asociación ineludible de la vida simbólica del negro y el carácter histórico
africano presente en el negro colombiano. Mendiola (2009, 11) lo denomina así: “También se
comprende la biopolítica desde los rasgos sociohistóricos específicos de una comunidad, ya
que permite enunciar el nacimiento de una biopolítica desde el trasfondo de una vida
politizada”. Como quiera que sea, la partería como practica biopolítica es aquella instancia que
reconoce la vida como el acto en el que se preserva la raza y por ende cada comunidad establece
una simbólica propia para que el acto de la vida se lleve a cabo.

En este sentido demostrar como la partería ancestral se convierte en sí misma en una praxis
biopolítica es ampliar en primera instancia la razón política como ha sido enunciada la
comunidad negra en Colombia. Restrepo (2004) establece que el punto de partida que permite
hablar de rasgos biopoliticos en el negro tiene que ver con los procesos de etnización26 y los

26
Restrepo utiliza este término para referirse al proceso mediante el cual una o varias poblaciones son imaginadas
como una comunidad étnica. En el caso de las mujeres parteras con quienes se construye esta obra se demuestra

56
cuales se dieron de diferentes maneras según la época vivida. En el caso de la Ley 70 de 1993,
permitió evidenciar la posibilidad de asociación como la manera más efectiva para lograr la
reivindicación de derechos. El llamado en este caso, implica ampliar el discurso de cómo se
concibe la política en las comunidades negras para transformarse en el discurso donde se
evidencia la presencia de lo negro en el asunto, entendido lo negro como la praxis de las
comunidades que históricamente se desprende su origen en África y quienes simultáneamente
tienen practicas simbólicas, culturales y sociales que los identifica más allá de su color de piel.

Para comprender la partería como una praxis de la biopolítica negra es necesario que circule una
reflexión sobre la multiculturalidad puesto que Colombia escenifica un claro ejemplo, Restrepo
(2004,277 ) se refiere a la multiculturalidad como una condición de hecho de aquellos cuerpos
sociales que, de diversas maneras, incluyen en su seno múltiples horizontes culturales. Por ello
se establece como condición de análisis la práctica de la partería como una praxis de “lo negro”,
interpretando la existencia de lo negro como una condición racial que responde a una
multiplicidad cultural. Esta multiculturalidad da cuenta que la práctica de la partería responde al
contexto de las comunidades, historia y dinamismo social de tanto parteras como parturientas.
En el caso de María Neida Reyes, el contexto de Buenaventura ha sido permeado por el discurso
político estatal, por ello la partería es tomada como una posibilidad de reivindicación frente a las
dinámicas estatales que amplían el campo de acción social del negro en Colombia. Las mujeres
parteras deben ser parte de un grupo para ser visibilizadas, sus trabajos son presentados, su tarea
es reconocida y su existencia perpetuada. En el caso de María del Carmen Riascos, la partera del
Cerrito, quien según sus propias palabras: “Traje conmigo mi esencia negra, así me muera aquí
(El Cerrito)”, evidencia una tensión entre sus prácticas culturales y como el contexto influye en
la dinamización de la praxis negra. En María del Carmen Riascos, la organización política no
tiene fundamentos: “Todas hacemos lo mismo y no tengo que reunirme con nadie”, permite
evidenciar que el conocimiento pertenece a quien lo ha realizado particularmente y no tiene que
ser evaluado o calificado por otros. En el caso de Francisca Hurtado y Petronila Cuevas, las
parteras de Cali, se hace presente la emocionalidad de raza: “Nosotras ayudamos a las
nuestras”.

que el concepto de etnización está presente en su discurso que da cuenta de sus raíces africanas en virtud a sus
prácticas simbólicas, sociales y culturales alrededor del acto de partiar o dar vida.

57
Estos rasgos de multiculturalidad presentes en estas mujeres, amplia el concepto de visibilización
de la partería como práctica biopolítica porque esto implicaría evaluar como el territorio como
lugar que dinamiza la vida modifica el concepto de lo simbólico y lo político al mismo tiempo.

4.1 POLIFONÍAS SIMBÓLICAS

Es interesante observar como la partería a pesar de la creencia social de su inminente extinción,


florece eterna en las manos de las mujeres negras que dan vida en sus comunidades. Basta con
recorrer unos cuantos kilómetros en el Valle del Cauca para comprender como las diversas voces
simbólicas amplían el campo de estudio de la partería y su influencia en el actuar étnico de estas
comunidades.

Las plantas son compañeras ineludibles de las parteras, sus símbolos son santos, alguna
advocación de la virgen María o elementos que según ellas mismas se encuentran cargados de
energías positivas que alejan toda posibilidad de mal para las criaturas que traen al mundo. Esta
simbólica no se encuentra en la misma medida en cada una de las parteras, cada una de ellas
evidencia y fortalece su raza desde su diversidad y culturalidad. Sin embargo, la partería emerge
como la posibilidad política de resistencia que amplía la mirada de lo negro en Colombia y lo
escenifica en el campo de la vida, vida que sucede conforme a creencias, vida que tiene lugar
respetando una historia y por ende una ancestralita, vida que es politizada porque es enaltecida,
embellecida, porque pasa de ser un acto médico de enumerar para ritualizar la llegada de “uno
más de nosotros”. Cabría entonces pensar la partería como practica biopolítica en la condición de
una multiplicidad de voces que dan cuenta de la raza no solo en el entramado étnico si no en la
manera como el negro pretende verse frente a los otros. Por ello es imposible establecer la
caracterización de la partería como practica biopolítica desde el ámbito monocultural; tratar de
hacerlo solo se incurriría en una invención cerrada y homogeneizante de esta práctica.

Caracterizar la partería como practica simbólica y biopolítica que tiene lugar en múltiples
contextos culturales, en el caso de las comunidades negras puede ser pensada en términos de
Claudia Briones (2005) y Eduardo Restrepo (2004), se debe pensar desde una perspectiva
(meta)cultural. Esta perspectiva se evidencia porque responde a momentos históricos en los que

58
las personas (parteras y parturientas) han estado asociadas a un régimen de verdad dado
históricamente por sus otros superiores. Este régimen de verdad ha estado asociado a la
territorialidad donde emerge la partería como practica biopolítica de resistencia étnica.

4.2 LA BIOPOLÍTICA DEL TERRITORIO

Al pretender demostrar como la partería se constituye en práctica simbólica y biopolítica se ha


discutido acerca de cómo el concepto de multiculturalidad permite evidenciar que no se puede
homogeneizar la práctica de la partería y por ende de cómo es comprendida su influencia
biopolítica para la comunidad.

Este ámbito de multiculturalidad es evidenciado en el asunto de territorialidad, tanto para María


Neida como para María del Carmen, la placenta y el ombligo al ser enterrados establecen una
relación entre el recién nacido y su territorio, pues parte de su cuerpo está allí.

En este sentido se comprende el territorio como el espacio vivido temporalmente o


históricamente que lo hacen dinámico a través de sus diferentes prácticas y relaciones sociales.
Es el caso de María Neida Reyes, quien procedente del Chocó, emigró a Buenaventura con una
simbólica negra que fue transformando gracias a los nuevos elementos y símbolos que encontró
en su nueva comunidad. Es decir que esta nueva forma de practicar la partería se establece a
través de la diferencia dialógica que imprime el concepto metacultural que propone Briones
(2005) y Restrepo (2004). La singularidad de lugares y personas, la diferencia cultural entre
parteras y parturientas, esa otredad cultural permite concebir la fuerza política con que tiene
lugar el bios en términos territoriales. Esta heterogenización presente en las mujeres parteras que
visibilizan políticamente la vida a través de su diversidad cultural permite pensar que en la
actualidad se están configurando nuevas formas de etnicidad de lo negro en Colombia.

59
4.3 LA PARTERÍA COMO PRÁCTICA BIOPOLÍTICA DE RESISTENCIA

Existe una tendencia académica a estudiar el negro en Colombia en términos de sus dinámicas de
organización nacidas con el fin de proteger los derechos de las comunidades dadas en el marco
jurídico y político, como el caso de la ley 70 de 1993, que permitió dinamizar el concepto de
discurso político como forma de reivindicar y reinventar la existencia del negro en Colombia. Si
bien es cierto, Restrepo et all (2008), presentan una cartografía valiosa de los estudios culturales
sobre el negro en Colombia, en un amplio compendio que habla de la emergencia y despliegue
de dinámicas organizativas e identidades en torno a la reivindicación de derechos étnico-
culturales de las comunidades negras en Colombia; sin embargo, al estudiar la influencia de la
partería en la dimensión biopolítica del ethnos, se permite visualizar una necesidad de reinventar
dicha etnicidad, en tanto que mujeres parteras y parturientas se convierten en sujetos con
conciencia histórica de una identidad que entrelaza la vida con el territorio, ampliando de esta
manera el ámbito de movilidad y reconocimiento social de lo negro en Colombia.

La reconfiguración étnica de lo negro, tiene su andamiaje en lo que Jaime Arocha propone como
huellas de africanía ya que enaltece la simbólica nacida en el territorio africano y su conexión
directa con la vida. Es por ello que la partería como practica simbólica y biopolítica deviene
como punto de reconfiguración de dicha etnicidad porque entrelaza el bios, con el geos y el
ethnos fortaleciendo la conciencia histórica de los nuevos sujetos y su discursividad étnica frente
al mundo.

El concepto de conciencia crítica nacido en Freire, se comprende en la partería desde el acto de


la transmisión el cual está relacionado con el género. De hecho, el espacio donde ocurre el parto
es de por si femenino, indistintamente del nuevo ser que se espere. Además de la transmisión de
la práctica que es dado por mujeres.

La reconfiguración de esta etnicidad del negro, en tanto sujeto con conciencia histórica posibilita
un escenario de diálogos en los que converjan el entramado étnico racial con el reconocimiento
de los saberes propios, el interés por mantenerlos y el reconocimiento del otro cultural a quien su
ideología lo establece en términos de progreso y bienestar. En el caso de la partería, las mujeres

60
que se dedican a la práctica de dar vida no se resisten a los procedimientos de la ciencia médica,
por el contrario, los encuentran complementarios, María Neida Reyes lo explica de esta manera:
“Yo la examino y yo sé cuándo un parto es de hospital”. Sin embargo, este dialogo de saberes
pone en el tapete de discusión como la comunidad científica se queda corta en el momento de
posibilitar la vida en ámbitos culturales en los que la diferencia étnica sea un punto de partida
para la atención del parto. Por tanto se propone que la partería puede seguir resistiendo a través
de sus diversas configuraciones biopolíticas y simbólicas cuando el punto de convergencia y
dialogo se presenten entre la ciencia médica y el saber cultural; por ello, desde esta obra se
presenta como una apuesta para la vida el proyecto pedagógico alternativo LA CASA DE LA
MUJER NEGRA GESTANTE.

61
5. LA CASA DEL OMBLIGO

5.1 LA EDUCACIÓN POPULAR

Según Kincheloe (2003), tradicionalmente en la cultura del positivismo, la educación se ha


convertido en una forma de regulación social que orienta a los seres humanos a la preservación
del statu quo y desestima la reflexión sobre la subjetividad minimizando el concepto de la
conciencia que emerge en las fuerzas movilizadoras con relación a su historia y su vida
cotidiana.
Es asi como la educación popular se basó para H. Giroux (2003) en instituciones que no daban
cuenta de qué manera se construían subjetividades en los seres humanos. Esta preocupación hizo
en teóricos de la Escuela de Francfort pensar el asunto de la educación desde la necesidad de
construir conciencia y producir subjetividad entendida como la posibilidad de generar una praxis
democrática radical que sea sensible al contexto y políticamente transformadora.

Por dicha razón, para la Casa del Ombligo como propuesta transformadora de la práctica de la
partería defiende la educación en términos de Marco Raul Mejia: “La educación se define en y
desde la cultura”. Reconociendo en los postulados freirianos que existen fuerzas movilizadoras
en relación con la educación para el pueblo que viniendo de experiencias foráneas buscan una
inserción en Latinoamérica utilizando un enfoque metodológico basado en la participación y la
construcción de comunidades organizadas para que ellos sean gestores de su propio destino
(2001,4).

El empoderamiento de estas comunidades permitirá comprender la educación de frente a las


condiciones como se construye la identidad humana entendiendo que la crisis de la conciencia
histórica se piensa en términos de Giroux (2003) como “la pérdida de interés en la historia” o
Marcuse lo interpreta como un asunto a la sensibilidad que alude como el riesgo de ser
interpretada como falsa conciencia. En este sentido Giroux y la escuela de Francfort proponen
que la educación popular deben estar marcados por el dialogo, el cuestionamiento y la
comunicación.

62
Basados en estos postulados, La Casa del Ombligo reconoce en el proceso educativo por el
sostenimiento de la partería la importancia de recuperar la tradición para la escuela, siendo
consecuentes que la modernización cuestiona lo popular. Marco Raúl Mejía habla de estos
cuestionamientos en tres ejes: 1. La reestructuración mundial del capitalismo. 2. Los nuevos
discursos educativos de corte tecnocrático, 3. Un consenso ideológico neoliberal, estos elementos
unidos a las pedagogías críticas freirianas colocan de manifiesto la tarea de la educación como
política de transformación cultural. En la Casa del Ombligo, el discurso educativo se encuentra
fuertemente ligado al concepto de biopolítica que fue desarrollado en el capítulo anterior. En esta
propuesta se defiende el planteamiento que la identidad cultural se afianza cuando las
comunidades reconocen que estando ligados a sus territorios emergen discursos políticos a favor
de la vida que se hace cargo de la vida (partería como práctica biopolítica) y se consolida otras
miradas del ser negro en consecuencia con su historia ancestral proveniente del áfrica.

En esta misma línea, la casa del ombligo se nutre de Bowers, quien observa el aula como un
lugar potente cuando aprendiz y enseñante son plenamente concientes de los mensajes culturales
e identitarios inmersos en él. Por ello, la identidad del negro como acto político de resistencia
permite que el pensamiento critico posibilite que los seres humanos emerjan de su estado de
sumisión.

Marco Raúl Mejía observa la necesidad de replantear la visión tradicional de la escuela popular
en virtud a la fragmentación de las culturas populares que hoy enfrentan nuevas realidades fruto
de los procesos comunicativos de la globalización y que como consecuencia han dado perdida en
su ubicación en el territorio y se han convertido en comunidades rodantes y con complejidad
para ser ubicadas. Es así como las comunidades hibridas que se constituyen en nuevas formas
culturales se enfrentan a pérdida de identidad por no encontrar en su territorio una oportunidad
de ligarse a su propia historia. Marco Raúl Mejía (2001,6) lo defiende de la siguiente manera:
“El mundo de hoy asiste a un vertiginoso desarraigo de lo físico, a un desplazamiento de la
raigambre cultural y a un debilitamiento de la afiliación al hogar, características que marcaban
con fuerza a muchas culturas en las que era central tanto lo terrígeno como la consanguinidad.”

63
El discurso como elemento político de enlace, Bajtin lo centra como un elemento social y
político que ligado a las maneras como los individuos comprenden su relación con el mundo
desde un dialogo permanente con los otros. Freire y Bajtin proponen la conversación como una
forma de rechazo a la visión totalizadora y parcial de la historia con que ella se aborda bajo los
cánones de la cientificidad y abren la mirada a la comprensión de como las experiencias
culturales se producen y se legitiman en la vida. En la Casa del Ombligo, la partería produce
significado, acudiendo a Bajtin se emerge en la lucha por la voz como manera de elevar la
conciencia identitaria.

El eje central de esta propuesta se basa en la misma línea de reconstrucción de educación popular
para el nuevo milenio que propone Mejía (2001) y plantea en lo local una nueva fuerza
impugnadora y movilizadora. La periferia aparece como un lugar en el que hay mucho que
defender y enseñar al afuera. En esa nueva dinámica, para Mejía (2001,8) se cuestionan algunos
de los instrumentos políticos y organizativos como: partidos, sindicatos, gremios, entre otros, y
se asoman nuevas perspectivas que buscan corregir lo político estatal reconstituyendo la esfera
de lo local y gestando nuevas formas de visionar y empoderar la vida. La Casa del Ombligo
como acto valiente para empoderar la vida asume los postulados freirianos que siendo el hombre
un ser eminentemente transformador además de dominar la realidad debe humanizarla,
añadiendo a la realidad más que espacios geográficos, creando cultura. (Freire, 1965, 20)

Es por ello que la Casa del Ombligo en perspectiva freiriana contribuirá a que las nuevas
generaciones del pueblo raizal de San Andrés Islas conscientes de su propia historia se
empoderen de su organización y transformación social, integrándose como seres que crean, se
recrean, cambian su mundo, su historia y su cultura.

Por ello, parteras y parturientas que se forman para la comunidad en medio de la comunidad,
favorecen el sentido de la dignidad raizal, el respeto por las otras culturas y sus prácticas
simbólicas, el valor del colectivo y el significado de la diversidad cultural para un país como
Colombia.

En este sentido emerge la siguiente apuesta biopolítica:

64
5.2TODO COMIENZA EN SAN ANDRÉS ISLAS

El Proyecto Pedagógico Alternativo La Casa del Ombligo, es la apuesta por el sostenimiento de


la partería como practica simbólica presente en las comunidades negras. Los escenarios físicos
son diversos, no se habla de un aula espacial, de un territorio en particular, por el contrario se
piensa la naturaleza como espacio educativo. El rio, la sombra de un árbol, la montaña empinada,
la farmacia simbólica presente en las plantas, el aire libre y el rio que se divisa por las ventanas
de las casas de las mujeres parteras son los espacios para consolidar esta propuesta. Un topos se
recrea: San Andrés Islas, el lugar donde inicio este sueño. Mujeres con sus atuendos
multicolores, una sola lengua, una sola cultura, es la posibilidad para que empieza a tener vida
esta propuesta por el sostenimiento de la práctica de la partería.

Patricia Bowie Pomare, residente en el barrio Barrack, La Loma, lugar insigne de la comunidad
raizal, una de las mujeres líderes del sector responde: “Hace mucho que esta tradición se perdió,
las últimas mujeres parteras de nuestra comunidad hace poco que se fueron al cielo. Yo creo que
se puede intentar convocando a las mujeres enfermeras que aún conservan la tendencia del
respeto por la naturaleza y como buenas raizales siempre andan pregonando nuestra cultura”.

La casa del ombligo es una esperanza de vida que pretende reivindicar el sentido simbólico y
ancestral del nacimiento en las comunidades negras. El aula - territorio será pensado por las
mujeres parteras quienes acogerán en el proceso educativo a las mujeres parturientas. En este
proceso cobra fuerza los lazos familiares, el concepto de familia extendida, puesto que la
transmisión se cumple en primera instancia entre los miembros de un mismo grupo. Esa
información cultural que se transmite de abuelos a padres, de padres a nietos, de tíos a sobrinos
se visibiliza como una red de apoyo que permite tener vivo el entramado cultural de estas
comunidades.

En el ideario de configurar San Andrés Islas como un topos; Patricia Bowie continua con su
relato: “El patio de mi casa, nos sentamos a disfrutar de un espectacular rondón y conversamos
con las mujeres que asistan. Invitemos a todas, parteras, mujeres embarazadas, mujeres y

65
hombres jóvenes”. El asunto de la maternidad no es únicamente femenino, es un acto que
involucra la comunidad en general.

Recuerda con nostalgia Patricia Bowie que su madre tuvo todos sus hijos con ayuda de una
partera. La mujer se mudaba con tres meses de anterioridad a la casa de la parturienta y ayudaba
en las cosas del hogar. A la hora del parto mi papá (comenta Patricia Bowie) salía de fiesta con
sus amigos, al momento del nacimiento se hacía presente en la casa para enterrar el ombligo del
nuevo hijo. “En mi caso, mi papá enterró mi ombligo al lado del árbol de pan que hay en mi
casa. Y dicen los abuelos que uno siempre guarda relación con ese árbol. Y yo lo creo, porque a
mí no me puede faltar esta fruta en el almuerzo”.

Patricia Bowie al igual que sus hermanas Petrona y Carrie piensan que la Casa del Ombligo es
una apuesta que pretende más que transmitir información acerca del embarazo, el parto y los
cuidados del recién nacido, creen que puede constituirse en uno de los mayores baluartes por
sostener la identidad del raizal que a merced del turismo internacional se ha ido desdibujando
con el tiempo. Es por ello que La casa del Ombligo pretende llevar a cabo el evento de dar vida
respetando la forma como las comunidades negras se relacionan con el mundo reforzando el
concepto de identidad étnica, racial y territorial. En este sentido, el trabajo colectivo se visibiliza,
porque la intención es que se aprendan a cuidar de mujeres a mujeres, de parteras a parturientas y
entre las mismas embarazadas, como forma de sentir una maternidad plena en unión con su
comunidad que se hace partícipe del milagro de la vida.

El objetivo primordial de esta propuesta que se lleve a cabo un embarazo más humano sin el
desconocimiento de las prácticas clínicas alrededor del parto y del puerperio y a su vez
posibilitando en este mismo entorno los conocimientos culturales y ancestrales de la comunidad
en particular alrededor del nacimiento. En el último viaje a San Andrés, comentó Petrona Bowie:
“Nuestras enfermeras en la isla son varias, trabajan en el hospital y al mismo tiempo lo visitan en
la casa y si uno tiene una dolencia lo primero que hacen es asomarse en el patio de la casa y
mirar cual de nuestras plantas es la que nos puede calmar el dolor”. En virtud de la tendencia que
tienen estas mujeres por el reconocimiento del poder curativo de la naturaleza se visibiliza un

66
camino para dar firmeza a la apuesta denominada La Casa del Ombligo y concebida en la
presente obra de conocimiento.

5.3 EL RETO A ASUMIR, LAS QUIENES

Inicialmente las mujeres parteras como portadoras del conocimiento pueden influir en el proceso
del embarazo de las mujeres que acojan este proceso; sin embargo, cuando las mujeres
parturientas se identifiquen con la posibilidad de dar a luz con ayuda de una partera, ellas
mismas buscarán con quien seguir el proceso.

Es importante que las mujeres parteras estén preparadas para afrontar el parto de cada parturienta
de formar particular porque aunque las mujeres hayan sido adoptadas con una cultura territorial,
algunas de ellas pueden pertenecer a otros espacios físicos y por ende a otra historia. Cada
encuentro entre partera y parturienta se convierte en un espacio de complicidad; se responden
dudas, se expresan decisiones de vida, se cuestiona alrededor de la alimentación o el peso y todo
lo relacionado con la salud y el bienestar de la embarazada. Esta calidez y sentido humano de la
atención es el que posibilita que emerja el discurso de lo local y lo étnico. Se utilizan las plantas
provenientes del sitio, se acuden a simbólicas religiosas concebidas en la historia territorial y así
La Casa del Ombligo permitirá recuperar la práctica de la partería en posesión de un discurso de
lo étnico y lo identitario en relación con la simbólica de la vida presente en cada territorio negro.

No se habla de un espacio físico en particular, ni de un hospital común o de una casa funcional;


en esta propuesta se percibirá un ambiente cultural y familiar, las mujeres se sentirán acogidas,
respetadas y valoradas como dadoras de vida y prolongadoras de la cultura. “La supervivencia
de nuestros pueblos se le debe a las mujeres”: cuenta Ardelle Pomare una de las tantas historias
que conoció en la isla: “Por lo general uno se casaba y aguardaba en casa con el marido y los
hijos. Si el marido fallecía es que uno empezaba a conocer el resto de hijos que había tenido con
otras en la calle”, Ardelle Pomare visibiliza de esta manera que la comunidad raizal aún se
sostenga numerosa por la valentía de las mujeres en el sostenimiento del grupo familiar, en sus
mismas palabras lo expresa así: “Uno por sus hijos trabajaba en las casas de los parias porque no
podía dejar que ninguno de ellos se acostará con alguna necesidad”

67
Otra de las mujeres que se constituye en una voz de aliento para esta propuesta es Clemencia
Livingstone, aunque hija de raizal y continental afirma que nació en esta isla y aunque si historia
de vida en ocasiones la lleve a encontrarse en espacios continentales, el final de su vida será en la
misma casa que la vio nacer con ayuda de doña Luna, la partera del sector. Afirma la señora que
en su época la mayoría de los partos tenían lugar en la casa de la partera; sin embargo, en este
caso, el lugar del alumbramiento como espacio físico se concibe según la relación establecida
entre la partera y la embarazada; este puede ser el cuarto de cualquiera de ellas, un lugar que se
acondicione para tal hecho, en fin se pretende que el alumbramiento suceda en un sitio donde se
ejerza una conexión positiva entre las dos mujeres. Esta posibilidad ayuda a que la parturienta
descubra y potencie su fuerza interior, tome confianza en sí misma y permita que el parto se lleve
a cabo con tranquilidad.

Para ser partera no se necesita tener formación académica, pero si mucha disposición y deseo de
ayudar a otras mujeres de su colectivo étnico porque no solo es el acto de dar vida, sino de
conservar la práctica según las creencias instaladas en la comunidad. Patricia Bowie afirma que
la mayoría de las mujeres, anteriormente no alcanzaban a terminar una primaria sin embargo sus
conocimientos culturales como el componente medicinal de las plantas, la variedad gastronómica
de su tierra, lo aprendieron gracias a la transmisión de dicha información por parte de sus abuelas
o madres.

En este sentido, La Casa del Ombligo pretende fortalecer el concepto de lo étnico – local para
luego emerger como una propuesta alternativa que puede ser acogida en los diferentes contextos
negros que la reciban positivamente. De esta manera se podría concebir el concepto de
institucionalidad en la misma medida que se permita visibilizar la apuesta de una forma concreta.

Después de conversar con las mujeres que podrían estar interesadas en esta apuesta, se generan
procesos de capacitación a las parteras teniendo en cuenta el vínculo social existente entre lo
étnico y cultural con el saber ancestral y médico. El concepto de capacitación se comprende
desde lo colectivo y (des)institucionalizado, el aprendizaje se logra a través de la práctica. Las
mujeres que poseen el conocimiento se dejan acompañar por aquellas que quieren aprender la
práctica de la partería. Es una red de apoyo la que permitirá que la propuesta se lleve a cabo.

68
5.4 DE LA FORMACIÓN EN COMUNIDAD

Entre los momentos que se visibilizan en la capacitación se percibe no solo lo relacionado con
las técnicas en el alumbramiento, sino que se debe comprender las particularidades del territorio
del que cada mujer proviene para tener en cuenta sus concepciones alrededor de la vida. En
ejemplo que tiene que ver con este ámbito cultural tiene que ver con el momento del
alumbramiento el cual generalmente sucede en posición horizontal; sin embargo, las parteras
deberán estar capacitadas y capacitar a quienes quieran aprender para que las mujeres que deseen
dar a luz en posición vertical lo puedan hacer.

Aún existen mujeres que se inclinan por el parto vertical, porque presumen que es la posición
más cómoda expulsar al bebe. Dice María Neida Reyes, que algunas mujeres prefieren guascas
para colgarse de ellas mientras dan a luz.
Por ello, en la casa del Ombligo priman los derechos de la mujer, aquellos que tienen que ver con
la decisión que la persona de su elección la pueda acompañar durante el parto, dialogar sobre la
posición ideal para dar a luz, la conservación de sus tradiciones simbólicas y culturales alrededor
del nacimiento, las plantas medicinales que más fe le tengan y el santo al que más devoción le
manifiesten. En la casa del ombligo, la mujer y sus prácticas culturales son los protagonistas de
su propio parto.

Además de los cuidados pre o postnatales, las mujeres acceden a discusiones sobre su devenir
cultural, las maneras para preservar sus prácticas ancestrales, su reconocimiento identitario; por
tanto, La casa del ombligo se encargará además de dar vida, de preservar la existente, porque el
ideal de esta propuesta es ser participe en el fortalecimiento de la identidad de la cultura negra,
no sólo a través de la piel que caracteriza esta comunidad, sino a través de sus prácticas
ancestrales y simbólicas que son fuente de inspiración y sostenimiento de su identidad.

Para ser parte de esta experiencia no se requiere ningún requisito de admisión, no es necesario
tener nociones, ni experiencia. Las mujeres que deseen aprender los conocimientos de la partería
deberán a través de sus prácticas dar cuenta de su arraigo cultural, su autorreconocimiento
cultural, porque solo las mujeres interesadas en preservar su cultura, lograrán entender la partería

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no solo como un oficio sino como parte de una cultura. Esto es cuestión de encantamiento y
seducción, tanto las parteras como parturientas reconocerán en La Casa del Ombligo la mejor
experiencia de su vida.

Por ello, esta apuesta de vida se podrá visibilizar al lado de un rio, detrás de la montaña, en el
árbol emblema de las comunidades, en las faldas de un cerro, junto a un despeñadero, frente al
cielo azul donde las aves vuelan en libertad. Es un acto político para la vida porque tanto parteras
como parturientas, sus hijos y esposos, lucharán por la libertad de ser como identidad de la raza,
los hijos se esperarán según la tradición negra y serán criados según la misma cultura. Las
mujeres portadoras de este discurso serán las encargadas de permear culturalmente su comunidad
dando vida a la práctica de la partería, exaltando sus constumbres y creencias, exaltando sus
símbolos y arraigo territorial. Este discurso también influirá en el concepto de género, de la no
violencia, del activismo por la raza y al feminismo al mismo tiempo.

“Mujer negra dando vida de mujer negra”, es un lema que posibilita la partería no como un acto
empírico sino como el entramado biopolitico del asunto; es una práctica que se adquiere de
“forma calificada” a través de la experiencia de quienes han realizado la tarea durante mucho
tiempo y que adquiere su dimensión humana en tanto que no desconoce el ámbito cultural y
simbólico de la vida, fortaleciendo la resistencia étnica de la comunidad en particular.

5.5 EL DIÁLOGO COMO PROPUESTA ALTERNATIVA DE ACOMPAÑAMIENTO

En la casa del ombligo no existen niveles de atención, habrá acompañamiento a la parturienta


hasta el momento del parto, se reconocerá si su historia perinatal permitirá que su recién nacido
llegue al mundo a manos de una partera o por el contrario deberá hacer uso de la medicina
occidental. Esta apuesta no desconoce la potencialidad de la ciencia médica, por el contrario
invita a que se entre en dialogo con ella para que la vida de la mujer y el recién nacido no entren
en riesgo, lo que se pretende es que las practicas existentes en las comunidades negras no pierdan
su esencia histórica, ancestral y simbólica y la partería como una de ellas, es fiel muestra de los
procesos de resistencia biopolítica que constituyen en el negro una fuente de fuerza y vitalidad
cultural.

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“Me imagino las futuras criaturas naciendo aquí en nuestro barrio”, agrega Patricia Bowie. “El
primer sonido que escucharán es el de nuestro idioma, nuestras lágrimas, nuestras sonrisas. Lo
encomendaremos a nuestro papa Dios y el olor que apreciará la nueva criatura será por lo menos
el de un delicioso rondón que se apreciará desde el patio de la casa de cada parturienta.” La vida
es una fiesta y esta actitud que manifiesta el raizal, debe ser sostenida en los ámbitos
existenciales de esta propuesta.

Pensar en San Andrés islas, con sus aguas cristalinas, sus lugares biodiversos y el aire cálido que
hondea los vistosos trajes de sus mujeres raizales con pieles de mil colores, se convierte en la
oportunidad para construir esta apuesta y vivenciar entre la misma comunidad el impacto étnico
de esta apuesta.

5.6 FORMALIZANDO ACADÉMICAMENTE LA APUESTA

De tal manera, esta apuesta oferta a las mujeres interesadas en la práctica de la partería toda la
información técnica correspondiente al nacimiento y al alumbramiento, así como desde el inicio
de la formación formal se compartirá la estructura jerárquica y se construirá colectivamente el
reglamento de funcionamiento.

Entre las temáticas que se compartirán a nivel formativo tanto parteras como parturientas podrán
aprender desde el componente histórico acerca de: la historia de la partería tanto en África
como en las comunidades colombianas y en su contexto, desde el componente cultural tanto
parteras como parturientas se acercarán a la realización de un estudio etnobotánico en San
Andrés y así mismo, desde las estadísticas relacionadas con el “buen nacimiento” y la
“bienvenida”. Así mismo en el componente social, tanto parteras como parturientas se
aproximarán a derechos sexuales, reproductivos y culturales de las mujeres raizales. Por ultimo
en el componente identitario, se asumirá la partería como práctica simbólica y biopolítica.

La casa del ombligo se basa en los planteamientos freirianos de estar con el mundo, por ello
como propuesta de educación popular las parteras y parturientas no están solas en el mundo, ellas

71
son el cordón umbilical que une la comunidad con su tierra y su propia historia; esto quiere decir
que el proceso se basará en el contexto porque se tiene entendido que la práctica de la partería
difiere según los grupos humanos.

Por medio de la metodología denominada Ombligándonos, las parteras y parturientas


aprenderán más sobre su raza, su cultura y ancestralita. Cada encuentro se abordará desde
perspectiva ontológica, puesto que se pretende dignificar la existencia de cada ser humano a
través del embarazo y el parto humanizado. En este sentido, los propósitos de la casa del ombligo
son los de posibilitar la reflexión en la comunidad sobre la importancia de los conocimientos
médicos ancestrales a favor de la comunidad. De igual manera posibilitará el desarrollo de los
conocimientos necesarios para que tanto parteras como parturientas se cuiden de mujer a mujer.

Para potenciar la visibilizacion de la comunidad, se construirá una metodología con la cual se


detectara las potencialidades de liderazgo, habilidades y competencias para emerger en la
resistencia étnica de las comunidades.

La filosofía de la Casa del Ombligo estará enmarcada en el fortalecimiento de la identidad étnica


de la comunidad raizal a través del reconocimiento territorial y el fortalecimiento de la toma de
decisiones como modelo construido de manera participativa.

El grupo fundador de la casa del ombligo estará integrado únicamente por cinco mujeres líderes
pertenecientes a la comunidad raizal quienes deben tener una relación estrecha con la práctica de
la partería (hijas, nietas, sobrinas o parientes de parteras).

En la primera etapa de esta propuesta, la tarea será escuchar en diversas ocasiones las posibles
mujeres gestantes de la comunidad raizal que quieran ser parte de esta apuesta. A partir de estos
encuentros se construirá colectivamente la malla curricular que se trabajará con las parturientas.
Es decir que en la casa del ombligo tanto parteras como parturientas darán vida a esta apuesta a
través de la educación popular que fomentara el poder del pueblo.

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Para iniciar formación como partera, las mujeres interesadas presentarán al grupo fundador sus
intereses personales, cumplirán a cabalidad durante el proceso de formación dichos propósitos y
al término de dicha capacitación serán nombradas como dinamizadoras del proceso en el orden
de parteras madres o parturientas hijas; este nombramiento se hará bajo el ritual de consagración
en pro de la vida. Sólo podrán acceder a este ritual las mujeres que hayan terminado su
formación de parteras y aquellas parturientas que hayan iniciado su gestación con el apoyo de La
Casa del Ombligo. Se realizará en el lugar sagrado de cada comunidad, bajo la dirección del
grupo fundador y en uso de las plantas que la naturaleza les provee para las prácticas de limpieza
y disposición espiritual. Por ello, una de las contribuciones de esta apuesta es ofrecerle a la
comunidad gestaciones y partos en sincronía con los principios naturales de la vida y de la
cultura.

Es así como emerge la misión de la Casa del ombligo, la cual será promover la partería como una
de las prácticas ancestrales de la comunidad negra para que se entienda en su simbólica los
elementos biopolíticos que hacen comprender las nuevas configuraciones sociológicas y
culturales del negro en Colombia.
Para el cumplimiento de la misión, el proceso educativo será el baluarte fundamental que
permitirá el desarrollo y posicionamiento étnico de la partería en la comunidad raizal de San
Andrés.

El objetivo institucional que persigue esta propuesta es el de apreciar el valor de la vida en los
contextos étnicos y posibilitar el nacimiento de los nuevos raizales en sintonía con su forma de
vida. En espíritu de creación colectiva tanto parteras como parturientas podrán explicar en
cualquier contexto del territorio nacional la importancia de la partería para el devenir identitario
de la comunidad.

En este sentido, la visión de la casa del ombligo es el que se reconozca la partería en la Isla de
San Andrés no solo como practica social sino como una práctica simbólica que posibilitará al
raizal afianzar sus procesos de reconocimiento del sí mismo como parte de dicha comunidad.

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El reglamento de esta apuesta se construirá colectivamente durante los últimos cinco encuentros
de la primera fase del proceso y deberá tener en cuenta aspecto relacionados con la exposición
clara de la identidad raizal, la importancia de retomar la partería en la comunidad raizal, la
necesidad de darle vida a la Casa del Ombligo, el perfil de partera y parturienta, la naturaleza del
grupo fundador, la descripción de los rituales de inicio y terminación de la formación, las
libertades colectivas étnicas que incidirán en el reconocimiento de la partería como practica
simbólica, de los eventos para interrumpir el proceso de formación y de las disposiciones finales
que darán como resultado la consolidación de la presente apuesta denominada La Casa del
Ombligo.

74
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ANEXOS

I. ENTREVISTA A MARIA NEIDA REYES


DÍA: 26 DE JUNIO DE 2013
PLAYA LARGA (CISNEROS) BUENAVENTURA

PRE ENTREVISTA
Nos encontramos en la Vereda Playa Larga (Cerca a Buenaventura). Estoy viendo un diploma de
Atención prehospitalaria (Cuidados básicos de partería de la Universidad Santiago de Cali) y
diversos certificados de complementación de parteras tradicionales expedidos por la Secretaria
de Salud de Cali.
O: ¿Cuál fue el primer diploma que te dieron?
MN: El primer diploma que me dieron me lo quebraron los nietos. Lo tengo guardado porque es
el que más quiero. No se señorita, que ese dice que soy casi una doctora en partos.
O: Santos, ve. Tan chévere! ¿A cuál le tenés más devoción?
MN: Este es San Gregorio (señala una imagen).Pero déjeme contarle que yo extrañaba que mujer
sin dolor pariera y yo con ese cosi, cosi, cosi, una noche se me presentó aquí una señora y yo
estaba despierta y se me paró al frente. Cuando la veo con la barriga para que le atienda el parto,
que son cosas que uno no puede decir. Y ella muy tranquilita al frente mío, hizo dos pujos y
nació el niño. Sin dolor lo tuvo. Era ella, la Milagrosa Inmaculada, yo la vi patentemente.
Cuando solo con dos pujos, lo tuvo y por eso yo la tengo en un cuadro grande porque ella fue la
que me remostró que sin dolor paria una mujer.
O: Ve María ¿y esas plantas? ¿Tienen que ver con tu oficio de partera?
MN: Este es el árbol de la cruz. Con este remedio uno se baña, también baña a las mujeres antes
y después del parto. Una vez yo llevé unas ramas a bendecir a la iglesia y yo mantengo aquí en la
sala de la casa
O: ¿Para la suerte?
MN: No tanto para la suerte, sino para evitar una cochinada. Si llega alguien a la casa con una
energía negativa a la casa, la planta se “muje”
O: y si yo llevo una de esas plantas a la casa y veo que se “muje”, ¿qué debo hacer?
MN: Ya usted sabe que le echaron una cosa a la casa y la planta la cogió. No se olvide llevar una
de estas ramas para que la tenga en casa.
O: ¿Vamos a sentarnos a hablar un poco más María?

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INICIO FORMAL DE LA ENTREVISTA

O. ¿A usted quien la indujo a ser partera?


MN: Todo empezó un día en que a mi hermana le cogió parto sola en mi casa. Apenas con mi
mamá y yo que estábamos .Mi mamá cuando le empezaron los dolores se largó a buscar partera y
no encontró. Mientras tanto yo luchaba y yo me preguntaba como hice pa salir yo. Así vengo con
mi hermanita y luché yo y mi mamá. ¿Le parece? Y cuando le vino fuerza le recibí el bebe. Era
hombre. No le había salido la placenta y la sobé así, dándole vuelticas hasta que se vino la
placenta. Ahora sí, cogí y corté el ombligo.
O: ¿Y luego que hiciste con la placenta?
MN: La enterré para que la dientadura salga fina. En este tiempo, fui y calenté un machete pero
como está ligado el bebe no está sintiendo nada. Como a los 3 días se cayó el ombligo sanito.
O: ¿Qué significa para usted ser conocida en este sector por partiar?
MN: Pues que yo veo esas criaturas y yo siento una cosa adentro muy bonita de saber que yo les
ayudé a que nacieran bien. Porque yo si le digo una cosa, mi mamá me enseño a ser muy
responsable con los partos que atendía. La gente todavía me quiere, me pregunta cosas como si
yo fuera una “merica”.
O: ¿Cuándo fue el último parto que atendiste?
MN: Ese tiene más de un año. Lo que pasa es que las mujeres están aquí en embarazo pero el
hospital con ese control es mejor que se queden allá.
O: ¿Qué crees que debemos hacer con esas mujeres para que vuelvan a salir con parteras?
¿Reunirlas?
MN: Por aquí la gente es de mala clase. No salen con partera y si de pronto lo hacen no quieren
pagarle a uno un peso. Así es que está la cosa aquí

O: ¿Crees que hay una relación entre la raza y el oficio de partera?


MN: Yo creo que deben existir mujeres blancas dedicadas a la partería. Pero es que uno negro,
sabe qué es la vida, ser verraco y por eso tal vez muchas de las que somos parteras nos sacamos
nuestros propios hijos. No me imagino a una blanca o a una chola partiandose a sí misma
O: ¿Usted le enseñaría a otras mujeres a ser parteras?
MN: Si tuviera parto en la casa pues con mucho gusto.

O: ¿Por qué crees que es importante que una mujer aprende a ser partera?
MN: Nunca será lo mismo nacer en hospital que nacer con partera. Fueron los “mericos” que nos
hicieron creer que para tener un bebe era mejor la clínica. Pero a mí no se me ha muerto ningún
chamaquito, ni a mi mamá, ni a mi hija. No ve que nosotros sabemos cómo tratar a los bebes
mucho tiempo después del parto.

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O: ¿Qué es lo más importante que tienes en cuenta a la hora de un parto?
MN: pues el médico siempre me ha dicho, pilas, maría. Si usted está esperando un parto y con
sus aparatos se da cuenta que ya está para salir, no salga maría. ¿Porque si esa criatura sale y
usted no está de quien es el problema?
O: ¿Usted cuando atiende a las parturientas de qué habla con ellas?
MN: para que tenga un buen parto, yo le hablo con cariño, aunque las mujeres negras no
necesitan de palabras bonitas, somos fuertes. No se ha dado cuenta que nuestra raza ha
aguantado mucho sufrimiento
O: ¿Por qué crees que una mujer te busca a ti?
MN: Porque yo las he estado organizando en el embarazo, enderezándoles el bebe y con el
aparatico ya yo sé si vienen sentados o en una buena posición. Además en esta pieza señorita,
usted puede ver que yo tengo todo bien acomodadito. Las pijamas de la madre y hasta ropa del
bebe por si les coge el parto sin avisar.
O: ¿Cuáles son las preguntas más frecuentes por las que una madre te consulta después del
parto?
MN: Pues cuando las madres son primerizas consultan por todo. Pero por lo general, las mujeres
que toda su vida han estado acá, han aprendido a que muchas plantas son benditas para las
dolencias de los bebes.
O: ¿Qué clase de plantas son las más usadas?
MN: Eso depende de la comadrona, pero yo no dejo por nada el árbol de la santa cruz
O: ¿Después que los bebes crecen, tú sigues teniendo contacto con ellos?

MN: Claro, para mi es importante tener contacto con ellos, no ve que son también mis hijos
desde el mismo momento en que yo les di la vida

O: Para ti, ¿qué significado tiene la vida como partera?

MN: La vida, según mis creencias y la de nosotros los negros es la unión de la naturaleza con los
espíritus que nos andan rodando. Hay espíritus que deciden hacerse carne y por eso se hacen
personas.

O: ¿Cuáles son esas creencias que usted retoma de su comunidad cuando ejerce la labor de
la partería?

MN: Hay cosas que solo las parteras vemos en el nacimiento y que no podemos contarle a nadie.
Una vez me sucedió que atendí un parto y ese niño tenía en su mirada y el calor en la cabeza que
a cualquiera iba a quemar. Ese niño la vida no le iba a ser tan fácil, pues una criatura libre de
pecado debe venir al mundo fresquita. Me le acerqué y le dije a la mamá: “Cuide a su hijo, su
criatura es su vida”….y esa madre me estuvo buscando para que yo le dijera que había visto…yo
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le dije que no quería tener un niño muerto en mi conciencia y que si ella no quería ver criatura
muerta, pues que no preguntara nada.

O: ¿Entonces podemos decir que existe una íntima relación entre la partería y la condición
de ser parte de la comunidad negra?

MN: Por supuesto, yo no soy negra por este color. Hay gente que hace lo que sea para quitárselo.
Pero los verdaderos negros somos los que llevamos nuestra historia en el alma y la hacemos
sentir en nuestras vidas, nuestros trabajos, en todo.

O: Veo que para ti es muy importante que a través de su trabajo como partera se valore tu
condición de mujer negra. ¿Es así? ¿Qué piensas?

MN: Claro que es importante. Pero yo creo que más que mi condición de mujer de negra, yo creo
que al negro lo que le está fallando es que quiere volverse blanco. Se olvidaron que nos trajeron
del África. Usted se imagina cuantas cosas bonitas hemos perdido por no sentirnos a gusto como
somos. También creo que fui partera, por lo hermoso que es la vida y porque los de la ciencia
inventaron cosas pa que nazcan las criaturas mejor…¿Usted cree? Puro cuento.. A la vida hay
que ponerle dedicación, esas criaturas sin necesidad de hablar se comunican con uno. Ser partera
es lo mejor, sería tan bueno que muchas aprendieran mi oficio.

O: Tú me dices que la gente que hace ciencia inventaron cosas para que las criaturas
nazcan mejor. ¿Tú crees que es mejor que a estas personas se les enseñe las prácticas de la
partería ancestral?

MN: pero por supuesto. En el hospital hay “méricos” que son humildes y dejan que uno haga su
trabajo. Pero el problema esta es con los jovenciticos que creen que todo lo saben y lo consideran
a uno un ignorante. Hay muchos que cuando uno va a consulta le formulan el agua de una hierba.
Esos son los que a mí me gustan, lo que no se olvidan de la naturaleza.

O: Bueno, María Neida, yo quiero que me cuentes un poco de lo que tu recuerdes como tu
hija empezó a ser partera

MN: Ella siempre estaba presta a ayudarme en lo que “juera”. Un día estaba doña Cristelia lista
pa recibir la criatura y a mí me dio una gripa que ni pa que le cuento mijita. Yo tenía era esa
quiebra huesos y como no había quien partiara pues mi hija me dijo que me tranquilizara que ella
hacia todo lo que yo le dijera. Yo me di cuenta que ella era buenísima para eso. Ahora está en
Chocó partiando a una cantidad de mujeres.

O: Entonces, ¿Tú crees que mientras existan mujeres dispuestas a ser parteras, la partería
no se terminará?

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MN: Pues claro, el problema no está en nosotras. Yo ya le dije a usted que si quiere aprender a
partiar yo con mucho gusto le enseño. El problema es de las mujeres que creen que uno no sabe y
prefieren irse pal “merico” viendo que allá si se han muerto las criaturas

O: ¿Tienes conocimiento de alguna partera que se le haya muerto la criatura?

MN: Nunca. Y nunca es nunca. No ve que nosotros sabemos cuándo un hijo puede nacer en la
casa y cuando es de clínica. Nosotras somos responsables.

O: ¿Qué crees que debemos hacer para que las mujeres acudan a las parteras?

MN: Eso está en la educación de las familias. Muchas que están cerca de la ciudad se creen de
mucha plata y por eso prefieren pagar una cantidad para que las saquen en clínicas. Pero yo a mis
hijas les enseñé que nosotros éramos negras no sólo por la piel. Vea, lo negro se lleva en el
corazón. Y los negros que vinimos a vivir a estas tierras teníamos unas formas diferentes de vivir
a todos ustedes, por eso, es importante que todos los negros recordamos que tenemos un pasado
muy parecidito. Y no es eso de la esclavitud, es el pelo, la forma de hablar, no ve que todo negro
es gritón, es el culo que a todos nos sobra, es el tumbao pa bailar, para hacer de comer, pa
gozarse la vida. ¿Cuándo será que nos veremos por eso?

O: María Neida, te agradezco mucho, regresaré para que hablemos sobre el parto que
atendiste esta semana en tu casa.

MN: Con mucho gusto, me avisa para prepararle un delicioso arroz con coco.

SEGUNDA ENTREVISTA REALIZADA A MARIA NEIDA REYES


DÍA: 15 DE JULIO DE 2013
PLAYA LARGA (CISNEROS) BUENAVENTURA

Son las 11 am y nos disponemos a conversar con María Neida sobre el parto que atendió
recientemente en su casa.

O: María Neida, cuéntame ¿cómo te fue con el parto de la señora Lucia?


MN: Muy bien, el problema es que cuando son jovenciticas toca ayudarles mucho. Hay cuerpos
que no soportan el parto. Y como no caminan, no hacen ejercicio, como decía muy abuela, se
mantienen es echadas. Las mujeres de hoy creen que estar en embarazo es estar enfermas, si
supieran como éramos nosotras, si en esas épocas los hijos hacían que nacieran de pie disque
porque era menos el dolor.
O. ¿Qué edad tiene la señora Lucia?
MN: Imagínese que es su primer parto, tiene 20 años. Y lloró como gallina desplumada, eso sí
me emputa a mí. Porque los negros somos fuertes, no ve todo lo que tuvimos que soportar.
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O: ¿Desde cuándo estas atendiendo a la señora Lucia?
MN: Ella está recién llegada a esta vereda, pero ese no es el problema porque ella es de Quibdó.
Ella debería vivir verdaderamente como negra y no como esos de Cali que porque creen que
tienen gafas oscuras y ropa cara ya son otro tipo de negro. Es que hay que recordarles que la
raza se lleva en el corazón y en la forma de hablar, de vivir, de comer. No es que seamos
diferentes, no, somos es especiales…(Rie a carcajadas)
O: Contame como fueron los últimos días antes del parto de la señora Lucia
MN: Yo la atendí el último mes, ella vino a buscarme y me trajo un cartapacho de papeles. Yo le
dije que mi sabiduría estaba en mis manos y en la barriga de ella. La examiné y él bebe estaba
en la posición adecuada. A mí me empezó a preocupar fue la madre porque la vì muy
lánguida, entonces la mandé a caminar y a tomar unas infusiones del árbol de la cruz que son
buenísimas para darle fuerza a la mujer que va a tener parto. Cada semana le revisé cuanto
media la barriguita, le preguntaba si le daba dolores y le estuve explicando cómo sería la hora
del parto. Estuvo muy juiciosa escuchando, todas las dudas me las preguntaba y cuando
rompió dijo ella que cogió maleta a tocarme la puerta.
O: ¿Cuánto demoró en iniciar el proceso de parto?
MN: Cómo yo ya sabía que el parto iba a ser difícil, lo primero era rezarle a la virgencita de los
dolores. Con Lucia nos acogimos a ella para que por su gracia tuviera un parto tranquilo y
como ella es efectiva, Lucía estuvo un poquito calmada. Le di la primera toma del agua del
árbol de la santa cruz, la ayudé a cambiarse. Aquí como el marido no tiene nada que ver en
estas cosas, el como que se quedó en la casa con los amigos de “bebeta”. Diga que cuando un
marido bebe trago esperando el nacimiento de un hijo, es lo mismo que decir que no puede de
la felicidad.
Ya en la cama, le hice unos ejercicios de respiración porque ella estaba muy nerviosa, la
tranquilice y con el poder de la santísima virgen de los dolores, tuvo unos cuantos pujos y
nació sin ningún problema. Le corté el cordón con el instrumento que le mostré y la placenta
afuera. Yo no sé por qué creen que partiar es difícil.
O: ¿Qué hiciste después?
MN: Lo primero que hay que hacer es encomendarlo a la tierra. Nosotros venimos de allí y hay
que empezar bien con ella. Luego lo limpie, le coloqué ropita limpia y llamé al padre de la
criatura. Esos gritos de ese hombre eran terribles, estaba contentísimo. Hasta un beso me
encajó cuando le entregué a su cría (Ríe pausadamente)
Volviéndome a quedar sola con la parturienta y con la placenta afuera, le hice una oración que ni
a usted ni a nadie le voy a decir y le expliqué que entierro la placenta frente a un árbol fuerte y
grande porque así vamos a tener una “dientadura” bien fuerte. Luego tuve que hacerle unos
cariñitos a la mujer porque como estaba todavía como lánguida, decía que quería desmayarse,
hahaha, eso es puro cuento. En tantos años, uno ha aprendido a mirar cuando es que
verdaderamente las mujeres quedan mal del parto. Esta lo que quería era que el hijo le naciera
sencillito, no es cuestión de “comer y cagar”. Esto es técnica.
O: Hablemos de la criatura. ¿Qué tienes en cuenta en el momento en que el niño nace?

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MN: Que respire bien, un buen colorcito, tampoco se pueden demorar mucho en orinar y cagar.
Porque eso es seña que están bien por dentro. Pero yo, eso lo veo en los ojos, cuando esos
ojos no me gusta, los mando para el hospital pronto.
O: ¿Me puedes contar que es lo que ves en los ojos?
MN: Hace días le vengo repitiendo a usted que lo que uno ve durante el parto no se puede contar
si quiere que la criatura esté con vida. El secreto está en callar y en no preguntar.
O: ¿El niño ha tenido algún problema desde que nació hasta el día de hoy?
MN: La criatura nació y ha estado lo más de bien. Lo he revisado dos veces aunque la madre
también lo tiene en control con el hospital, espero es que crezca para que sepa que en mis
manos conoció este mundo. Porque los que nacen con partera deben ser agradecidos.
O: ¿Cuál crees que va a ser el futuro de la partería?
MN: Yo creo que mientras las madres enseñemos a nuestras hijas no habrá problema porque así
la partería no dejará de existir. La partería no morirá por culpa de las que siempre hemos
partiado, está acabándose por culpa de las nuevas generaciones que poco creen en el poder de
lo que siempre hemos sido, una raza fuerte, jodida (porque “nojotros” los negros somos
jodidos) y capaz de responder por nosotros mismos.

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II. ENTREVISTA A MARÍA DEL CARMEN RIASCOS

Día: Julio 2 de 2013 Lugar: Calle 6 No. 7-24 Cerrito Valle del Cauca

Buenos días, señora María del Carmen, le agradezco la oportunidad que usted me brinda de
recibirme aquí en su casa gracias a su sobrina Asturias. Me he dado cuenta que usted es una
mujer que desde muy joven se dedicó a la partería. El motivo por el que estoy aquí, es el de
aprender un poco de los secretos de este oficio del que diversas comunidades se van valido
para poder recibir a tantas criaturas en sus hogares.

O: ¿Me gustaría que me cuente un poco quien es usted y de donde viene su familia?
MC: Yo vengo de San Juan Chocó, nací allá hace 76 años. Mi abuela fue partera, mi mamá
también y yo fui la que terminó partiando. En chocó vivimos hasta que yo tenía 15 años, de
allí mi mamá y mi papá se vinieron a vivir a Buenaventura, donde me casé cuando tenía 20
años y desde ese momento, mi marido me trajo a vivir aquí a Cerrito porque su familia es de
acá.
O: ¿Cómo está conformada su familia?
MC: Mi marido, cinco hijas, 14 nietos
O: ¿Alguna de ellas se ha dedicado a la partería?
MC: De todas las más preguntona era la Patricia. Ella siempre estaba atenta a que yo iba a
partiar, que le pasó una cosa, que le pasó otra y así fue aprendiendo. Ahora ella partea más
que yo aquí en el pueblo, aunque se mantiene muy ocupada con su hogar la buscan a ella, pero
ella dice que mientras yo viva, la partera de este pueblo seré yo.
O: ¿Qué opinión tiene usted que su hija no ejerza a menudo la partería mientras usted lo
haga?
MC: Eso es respeto por la sabiduría, no ve que ella ve en mi tiene que ver el espíritu de alguien
que ya se ha transformado, ha padecido y ha dado vida. Yo vine a este mundo a dar vida, a
multiplicar nuestra raza. Somos muchos y quien más que nosotros mismos para cuidar nuestra
raza.
O: ¿crees que hay una relación entre la raza y el oficio de partera?
MC: Yo creo que sí. La mujer blanca siempre se ha sentido superior, ellos no tienen identidad, en
cambio nosotros sí. Claro que no todos los negros son negros. Hay gente que reniega de su piel y
por eso no le interesa la historia de sus antepasados. Pero a nosotros los que si somos negros de
alma y corazón sabemos que existen cosas que no podemos perder y uno de ellos es el oficio de
la partería. Además, nosotros no es que creamos de a mucho en la medicina, mire usted cuantas
criaturas se han muerto en las manos de los mejores médicos.
O: ¿Dice usted que la partería es una de las actividades que los identifica como negros,
Usted le enseñaría a otras mujeres a ser parteras?

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MC: Claro, yo le enseñé a la patricia. Luego una amiga de ella, muy interesada, quiso tomar
clases conmigo, como yo no soy profesora, le dije que tenía que aprender era partiando y por
ese tiempo como cinco partos, la muchacha quedó más que aprendida. Una que otra sobrina,
también aprendieron viéndome realizar el oficio. Yo no me arrugo en enseñarle a toda negra
que quiera aprender.
O: ¿Por qué crees que es importante que una mujer aprenda a ser partera?
MC: Ya le explique que la partería es una de las pocas que nos quedan a los negros de verdad. Y
como yo soy el antes, el ahora y el después, yo sí quiero que mi familia no olvide su historia
porque es la única manera de ser felices.
O: ¿Qué es lo más importante que tienes en cuenta a la hora de un parto?
MC: Que la mujer esté convencida de querer dar a luz conmigo. Eso no es cuestión que venga a
mí porque no hay de otra. Yo si la voy mandando a otra parte porque como yo atiendo es solo el
parto muchas veces, entonces tienen que estar seguras. Aquí ni que vengan con miedo, ni
escrúpulos.
O: ¿Usted cuando atiende a las parturientas de qué habla con ellas?
MC: Les hablo con mucha seguridad, les digo que todo está bien. Porque yo en mi sabiduría he
aprendido como hacer las cosas bien, no poner nunca en peligro la vida de las mujeres ni de las
criaturas. Para eso mi madre me delegó ese saber, para hacer las cosas bien hechas. También les
informo como está el parto, que si salió la cabeza, que si salió un brazo, todo eso, porque así le
doy confianza.
O: ¿Por qué crees que una mujer te busca a ti?
MC: Porque conmigo saben que van a la fija, ellas conmigo no sufren. Aquí vienen solo las
mujeres negras que se sienten negras, ellas familias que se sienten orgullosas de su color y por
eso no se les olvida su pasado. No ese de la esclavitud, sino el pasado de cómo vivían nuestros
antepasados africanos. Además yo también soy muy cariñosa con las parturientas, entre mujeres
nos tenemos que apoyar. Muchas otras prefieren con una es por el trato, cantidades de cosas que
dice los médicos que una mujer dando a luz la hacen sufrir.
O: ¿Cuáles son las preguntas más frecuentes por las que una madre te consulta después del
parto?
MC: A mí casi no me gusta que me consulten, porque esas cosas se aprenden es en casa. Como
sacarle los aires a los bebes, la ombliguera es una cuestión que las mismas abuelas las enseñan,
el coral no puede faltar la protección contra las malas energías. Ya si quieren curar ojo, es una
consulta diferente y para ello hay muchísimas plantas que sirven. El ojo no lo curo yo.
O: ¿Qué clase de plantas son las más usadas?
MC: La mayoría de las parteras que yo conozco, usamos el pronto alivio. Es efectivo para quitar
los dolores y relajar a la parturienta. Otras muy buenas son la albahaca y la caléndula.

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O: ¿Después que los bebes crecen, tú sigues teniendo contacto con ellos?

MC: Algunos los he visto ya grandes. A mí me interesa es que nazcan como nuestros
antepasados, con ayuda de mujeres parteras, y no tengan que ir a clínicas que no saben nada de
nuestra cultura, usted se imagina que un día abrieran la casa de salud para la embarazada negra.
Eso sí es tener un parto como a nosotros nos gusta.

O: Para ti, ¿qué significado tiene la vida como partera?

MC: Ser partera es una bendición, porque Dios en su infinita sabiduría me delegó a mí para que
le diera vida a muchos de los nuestros. El negro es más que piel, es vida, es brillo, es habladera,
es bailadera, es comilona y yo María del Carmen he traído a casi ochenta yo creo, en toda mi
vida.

O: ¿Cuáles son esas creencias que usted retoma de su comunidad cuando ejerce la labor de
la partería?

MC: Yo creo firmemente en el poder de las plantas. Esas son benditas para todas las dolencias.
Lo que mandan en los hospitales nos lo mandan es para ganarse la platica nada más. Otra cosa a
la que yo le coloco mucha atención es a la placenta porque con eso sí que hacen cochinadas mal
hechas, por eso me gusta a mi mismita enterrarla.

O: ¿Entonces podemos decir que existe una íntima relación entre la partería, la naturaleza,
la tierra y las creencias con su condición de ser parte de la comunidad negra?

MC: Pero los que somos y hemos tenido familia negra que ha vivido como negro. Porque hay
muchos negros que se cambian de sitio de vivienda y se les olvida, no a todos, pero es muy
difícil. Nuestra historia nos dice que nos dice que nuestra vida es una fiesta, por eso nacer es una
fiesta, morir es otra fiesta, comer, bailar es lo mejor de la vida. No tenemos plata pero gozamos.

O: ¿Cuál es la relación entre la partería y la naturaleza?

MC: Que yo como partera nunca utilizaré un químico para dar vida. La naturaleza es sana, pues
mire que a nosotros nunca nos dieron una pastilla, lo único era arrancar una matica y hacer el
agua, la que más sabia de eso era la abuela. Y después que el niño va creciendo, las plantas son
buenas para el mal del ojo, los aires, el susto. Claro que todo hay que ponerle la fe, por eso hay
que rezar mucho para que diosito mío proteja estas criaturas.

O: De forma general, ¿Cuáles son las cosas que tienes en cuenta a la hora de realizar tu
trabajo de partera?

MC: Yo puedo decir que son tres cosas: la naturaleza, la fe en dios y los conocimientos que
recibí de mi sagrada madre que son los mismos de mi abuela. Porque siempre tenemos que
dejarle un legado a nuestros hijos es necesario que nuestros conocimientos no mueran.

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O: Bueno, María del Carmen, ¿Crees que existen muchas mujeres que todavía se dedican a
la partería? ¿Por qué crees que aún existen mujeres que se dedican a ello?

MC: Todavía hay muchas mujeres que se dedican a ser parteras. Uno casi no las conoce en los
grandes pueblos, pero por allá donde están los negros, por ejemplo, en un caserío donde yo me
crie, en esa época, el hospital quedaba muy lejos, sí que había parteras, ahora hace unos años que
volví, solo hay tres, pero ellas son las que han sacado a todos los que viven allá. Porque como
son poquitas familias, todos se conocen, el trabajo es menos, pero todos allá aún nacen de las
manos de las parteras.

O: Entonces, ¿Tú crees que mientras existan mujeres dispuestas a ser parteras, la partería
no se terminará?

MC: Ahora es muy difícil encontrar parteras. Ya la gente no se preocupa por las cosas que hacían
nuestros padres. Ahora el problema es que los negros quieren entrar a la política disque para
conseguir cosas para todos. Pero eso es mentira, se vuelven políticos y cuando necesitan votos
vienen a buscarnos. Uno los elige y tiempo después ya andan en camionetas. En eso anda la
gente de nosotros disque ha estudiado un poco. Y de ser negro no saben nada.

O: ¿Qué es ser negro entonces?

MC: Señorita, todos creen que ser negro es tener una piel negra. Solo son negros los que hacen
las cosas que hacemos los negros. Sencillo mija, que comen lo que comemos todos, que hablan
como hablamos todos y que viven las fiestas que nosotros hacemos. Pero sobre todo, que le duela
la raza, su gente, que quiera el bien para todos.

O: ¿Qué crees que debemos hacer para que las mujeres que son parteras no dejen su oficio
y para que las mujeres parturientas acudan a ustedes?

MC: Eso está en que desde niños nos enseñan a valorar nuestra cultura. En Colombia se cree que
los únicos que tienen cultura son los indígenas, de pronto de ellos se habla más porque son gente
conciente, pero nosotros estamos más preocupados por pelear con todos los que nos digan algo
por nuestro color. Si los hijos de nosotros supieran el orgullo que es para nosotros ser negros, se
darían cuenta que no tienen nada que pedir sino vivir orgullosos de lo que somos…(grita
pausadamente) QUE VIVAN LOS NEGROS.

O: Señora María del Carmen, le agradezco la oportunidad de conversar acerca de su


oficio, su vida en comunidad y como ella habla de la historia de su comunidad.

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