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Débil respeto a la ley. Los peruanos tendemos a considerar la ley como pautas referenciales
cuyo cumplimiento es recomendable pero no obligatorio. El caos en el tránsito vehicular, la
ardorosa defensa mediática actual del supuesto derecho ciudadano a no cumplir la ley
electoral, las invasiones de terrenos, la informalidad en el transporte, la minería ilegal y el
contrabando son algunas de las manifestaciones de tan nefasta creencia relativista respecto a
la ley. El límite entre la informalidad y la ilegalidad solo es claro para los abogados.
Narcotráfico. Actividad creadora de sinergia con otras actividades delincuenciales, gatilla un
incremento de la actividad criminal y la violencia en la comisión de delitos, por combinación
del establecimiento de status sociales paralelos y la rápida copia de los patrones de violencia
que traen las bandas
Corrupción de los operadores de Justicia: Policía, Ministerio Público, Poder Judicial y sistema
carcelario y que favorecen la impunidad y la desconfianza ciudadana en la democracia y sus
instituciones.
Crecimiento urbano acelerado no acompañado por el Estado. La presencia del Estado decrece
en calidad y en cobertura real generando vastos territorios sin soberanía. No solo en las zonas
rurales alejadas sino en áreas urbano marginales densamente pobladas
Algunos estudiosos teorizan añadiendo un elemento: el fácil acceso a armas. En el caso peruano
constituye un error conceptual originado, probablemente por el desconocimiento de la situación
previa en la materia. El acceso legal al porte de armas era mucho más sencillo y difundido en
tiempos anteriores al actual estallido de la inseguridad.
Para alcanzar la seguridad que ansiamos es indispensable la voluntad política presidencial para
enfrentar el problema, cosa que hace varios años no está presente.
La inseguridad produce un círculo vicioso. Es decir, a más delincuencia, menos inversión y menos
empleo. Lo que expone a más personas a caer en actividades delictivas.
CASO SOBRE INSEGURIDAD CIUDADANA
En las últimas semanas han aumentado los robos en el barrio de María. Los delincuentes ingresan a las
casas y roban a los transeúntes en las calles. La situación llegó a su estado crítico cuando por robar un
celular casi matan a una joven.
La mamá de María se alarmó muchísimo, pues fue ella quien ayudó a la joven malherida. Este hecho hizo
que tomara la decisión de organizarse con los vecinos y pedir la colaboración de la Policía Nacional y el
municipio para impulsar la formación de una junta vecinal. En la primera reunión, los vecinos exponen
ideas muy distintas y les resulta difícil conciliar:
- Juan piensa que mejor es no meterse, pues los delincuentes pueden vengarse, por tanto, lo más
conveniente es que se encargue la policía.
- Pedro cree que tomar la justicia por sus propias manos les ha funcionado bien a otros barrios.
- Rosario no está de acuerdo con Pedro, pues piensa que la violencia trae más violencia y lo mejor
es organizar rondas de vigilancia.
- Gertrudis se opone, pues cree que es perder el tiempo, ya que ella tiene una pequeña empresa y le
han robado varias veces, así que piensa que poner una cuota para contratar un vigilante es lo ideal.
- John piensa que es el colmo que la gente que tiene plata crea que los demás también pueden pagar
este servicio, aunque él trabaja hasta muy tarde y no podría participar en las rondas.
Al escucharlos, María no sabe qué hacer, pues sus puntos de vista son tan distintos. Si bien hay propuestas
interesantes, parece que los vecinos no se percatan de que deben llegar a un acuerdo y pensar en las
necesidades de todos, de manera que no solo se evite la violencia, sino que se pueda convivir de forma
pacífica y justa.
En las últimas semanas han aumentado los robos en el barrio de María. Los delincuentes ingresan a las
casas y roban a los transeúntes en las calles. La situación llegó a su estado crítico cuando por robar un
celular casi matan a una joven.
La mamá de María se alarmó muchísimo, pues fue ella quien ayudó a la joven malherida. Este hecho hizo
que tomara la decisión de organizarse con los vecinos y pedir la colaboración de la Policía Nacional y el
municipio para impulsar la formación de una junta vecinal. En la primera reunión, los vecinos exponen
ideas muy distintas y les resulta difícil conciliar:
- Juan piensa que mejor es no meterse, pues los delincuentes pueden vengarse, por tanto, lo más
conveniente es que se encargue la policía.
- Pedro cree que tomar la justicia por sus propias manos les ha funcionado bien a otros barrios.
- Rosario no está de acuerdo con Pedro, pues piensa que la violencia trae más violencia y lo mejor
es organizar rondas de vigilancia.
- Gertrudis se opone, pues cree que es perder el tiempo, ya que ella tiene una pequeña empresa y le
han robado varias veces, así que piensa que poner una cuota para contratar un vigilante es lo ideal.
- John piensa que es el colmo que la gente que tiene plata crea que los demás también pueden pagar
este servicio, aunque él trabaja hasta muy tarde y no podría participar en las rondas.
Al escucharlos, María no sabe qué hacer, pues sus puntos de vista son tan distintos. Si bien hay propuestas
interesantes, parece que los vecinos no se percatan de que deben llegar a un acuerdo y pensar en las
necesidades de todos, de manera que no solo se evite la violencia, sino que se pueda convivir de forma
pacífica y justa.