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Fecha: 14 – 02 - 2018
Entrevista Conductual
La entrevista clínica es el mejor método para obtener información acerca del problema del
paciente, es el aspecto más importante del procedimiento clínico total, en la cual tiene que
obtenerse la información que sea más relevante, así como tomarse las decisiones que
implicarán importantes cambios a corto y largo plazo para el paciente; se espera que la
calidad y los resultados de la entrevista sean cruciales para fomentar la motivación del
paciente y resolver su problema, por lo que se vuelve un instrumento fundamental para lograr
una relación terapéutica constructiva. Tiene la capacidad de generar información tanto
histórica como del momento actual relacionadas a las áreas problema que pretendemos
evaluar. Generalmente en la entrevista conductual se toman en cuenta cuatro áreas
fundamentales relacionadas a aspectos físicos, afectivos, cognitivos y conductuales,
relacionando en estas áreas tanto al paciente como a su familia y al entorno social. En otras
palabras, hacia dónde debemos dirigir nuestras preguntas y qué esperamos que nos conteste
el paciente con el fin de resolver su problema.
3) En caso de tener una base psicológica: ¿cuáles son las relaciones funcionales entre la
conducta y el medio ambiente?
Se han desarrollado a través de los años diferentes técnicas de entrevista, como señala Turkat
(1986), existe una amplia literatura sobre la entrevista conductual que tiene que llegar todavía
a una conclusión acerca de que es lo que en realidad constituye una buena entrevista o sobre
cómo puede ser evaluada. Existen elementos que influyen en la entrevista iniciando por el
papel del entrevistador, relacionado a la directividad de la entrevista, el grado de experiencia
profesional del entrevistador, el atractivo, el lenguaje, el sexo, la forma de motivar y generar
John Carlos Rojas Urdánigo
confianza en el entrevistado, así como la actitud del entrevistado, finalmente las expectativas
sobre los resultados afectan tanto al terapeuta como al paciente. A diferencia de la psiquiatría,
donde la entrevista se guía por un sistema de clasificación de categorías, la entrevista
conductual es un proceso continuo que busca definir el problema y consecuentemente generar
un programa de tratamiento adecuado a las necesidades del paciente.
El diagnóstico conductual de Kanfer y Saslow (op.cit.) plantea varias áreas que tienen que
ser evaluadas en el paciente. Primero, se realiza un análisis de la causa y situación del
problema. Las conductas se clasifican en excesos, déficits y cambios conductuales. Los
antecedentes y consecuencias de estas conductas son definidas o determinadas, lo cual nos
lleva a entender la situación problema bajo el modelo de autocontrol descrito anteriormente.
A continuación se realiza un análisis motivacional que implica valorar el tipo de reforzadores
positivo que existen así como el tipo de estímulos aversivos existentes. Posteriormente se
lleva a cabo un análisis evolutivo sobre los cambios biológicos, sociológicos y conductuales
y finalmente se lleva a cabo un análisis de las relaciones sociales, asa como del ambiente
físico-social-cultural.
El esquema de Stuart (op.cit.) inicia con una especificación precisa de las conductas
problema. A continuación el entrevistador intenta identificar los antecedentes y las
consecuencias de estas conductas. Los antecedentes se clasifican en:
1) Estímulos instruccionales: Son las reglas para una determinada conducta especificadas por
el agente de cambio.
En general, a los terapeutas les gustaría tener pacientes que fuesen capaces de darse cuenta
de la importancia de sus cambios como personas resultantes de la terapia. Eso implicaría que
los pacientes fuesen capaces de reconocer que han tenido un cambio significativo y que lo
atribuyeran a modificaciones hechas por ellos mismos en vez de atribuirlos a circunstancias
externas. Se trata que el paciente perciba cambios significativos en el curso de sus actividades
cotidianas y no solamente frente al terapeuta. Los pacientes aprenden a interpretar las cosas
de manera diferente, aprenden a verse de forma diferente y cambian su conducta de modo tal
que encuentran más posibilidades de acción. También aprenden a utilizar sus pensamientos
e imaginaciones para regular formas efectivas de afrontamiento. En otras palabras, los
pacientes cambian lo que decían de ellos anteriormente como consecuencia del
entrenamiento conductual. Por lo tanto, las estructuras cognitivas del paciente, es decir, los
estilos habituales de pensamiento y las autoafirmaciones son cambiadas.
Este marco sugiere, según Meichenbaum y Cameron (1979) que la terapia induce cambios
en la conducta, en las cogniciones autorreguladoras y en las estructuras cognitivas, el reto es
especificar las operaciones clínicas que deben promover estos cambios efectivamente.
Sin embargo, puede suceder que ese problema no sea el que más preocupe o agobie al cliente.
En esos casos, se recomienda dar una pequeña explicación de por qué se considera prioritaria
la indagación en ese problema, lo que evitará posibles interrupciones en la realización de la
entrevista.
o Hacer un recorrido por las distintas partes del cuerpo preguntando si nota algo
especial en esas zonas.
· Los clientes detectan mejor los excesos que los déficits de conducta. En lugar de
percibir los déficits de conducta, suelen resaltar los sucesos negativos que aparecen
como resultado de ellos. Por esos, el entrevistador debe poner especial atención en
hacer preguntas para detectarlos.
Una táctica para ayudar a concretar las conductas problema: pedirle que refiera la
última o últimas veces que ocurrió el problema. El centrarse en la "última vez" tiene
una doble finalidad:
Sin embargo, éstos datos no deben tomarse como definitivos, sino seguir indagando y realizar
un muestreo de los problemas para contrastar si en todos ellos aparecen las mismas
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conductas.
Cuantificación de las conductas problema
Hay que intentar establecer la frecuencia, duración e intensidad de las conductas (topografía
de las conductas). La cuantificación lograda en la entrevista hay que tomarla como una mera
referencia. Esos datos habrán de ser contrastados y confirmados por otros procedimientos
disitntos, a lo largo del proceso de evaluación conductual.
Los clientes encuentran dificultades para precisar las magnitudes (en cifras) de sus conductas,
por lo que el entrevistador puede facilitar algún referente que le sirva como una escala.
Kanfer y Saslow, señalan que en el análisis de una conducta hay que tener en cuenta:
ESTIMULACIÓN ANTECEDENTE:
Las personas no siempre han establecido una relación funcional entre determinadas
condiciones estimulares y la aparición de la conducta problema.
Se puede comenzar haciendo preguntas sobre las diversas situaciones en que aparece
la conducta, o sobre su propio funcionamiento previo. Sin embargo, conviene ceñirse
a episodios concretos para poder explorar detalladamente la situación previa a la
conducta problema (última o últimas veces), tanto en cuanto a las conductas externas
al sujeto (estimulación externa) como a las condiciones que concurrían en el propio
sujeto (estimulación interna).
Otro modo de obtener datos sobre estímulos antecedentes es localizar una situación
anterior a aquella en la que ocurrió la conducta problema, (en la que el entrevistado
recuerde que no se estaba todavía produciendo) y rastrear secuencialmente los
elementos que aparecen (tanto internos como externos al sujeto) hasta que se produce
el funcionamiento problema. Debe constrastarse si los elementos que se encuentran
en las situaciones previas están presentes en todos los demás momentos en los que
ocurre esa conducta o son ocasionales ("¿Siempre ocurrió esto en las demás
ocasiones, o es distinto?").
ESTIMULACIÓN CONSECUENTE
Deben rastrearse los sucesos que acontecen después del funcionamiento problema en
torno al sujeto y en el propio sujeto (estimulación externa e interna). Es útil
aprovechar la indagación de la estimulación antecedente, hacer que el sujeto vuelva
a describir la conducta problema y continuar la exploración de la secuencia completa
del episodio hasta su terminación.
Hay que tener en cuenta cuando nos enfrentamos a un funcionamiento problema que
consiste en la NO aparición de un comportamiento adecuado que antes sí aparecía.
Se han de contrastar los datos procedentes de los diversos episodios para poder
establecer regularidades en la ocurrencia de la estimulación posterior. Además, el
entrevistador se debe preguntar si esas regularidades suponen para el sujeto:
emisión de conductas adecuadas. Hay que explorar cual es el estado de activación central y
autonómica, antes de producirse la conducta problema.
Para valorar la "gravedad" del problema, hay que evaluar la repercusión que tiene la conducta
problema, sobre el sujeto y las personas que el rodean, es decir, hay que recabar información
sobre la incidencia del comportamiento en la vida cotidiana.
Sin embargo, conocer cómo comenzó el problema, puede servir para determinar si
aparecieron o dejaron de emitirse conductas debido a cambios en el medio, o si
comportamientos anteriormente efectivos, pasaron a considerarse inadecuados y a tener
consecuencias negativas para el sujeto (enuresis).
Esta información sólo habrá de considerarse como una pista, sin que necesariamente tenga
que coincidir con los datos del funcionamiento actual en el momento presente (la conducta
de inyectarse heroína, puede depender en un primer momento de un proceso de reforzamiento
+ (efecto euforizante), y pasar a controlarse por reforzamiento - (eliminación del malestar
físico de la abstinencia)).
Por eso, no se recomienda comenzar al entrevista indagando sobre los orígenes sino sobre la
situación actual.
Indagar en la historia de la conducta problema, puede servir para reunir información que sirva
para dar al cliente, una explicación real sobre cómo surgió el problema (eliminar creencias
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erróneas). Estos datos no sustituyen, prejuzgan, ni añaden información relevante a los datos
del funcionamiento actual que se necesita para realizar el análisis funcional.