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convierte en deudor de otra, y otro accesorio, el de prenda, por el cual ese deudor afecta uno
o más bienes muebles en garantía del pago de la deuda generada por el primer contrato (24).
Este produce efectos entre las partes desde la suscripción y frente a terceros, a partir de la
inscripción (25).
Los motivos que darían lugar a la nulidad, son los de los arts. 1041 y ss., CC (26):
incapacidad de hecho o de derecho, simulación, fraude, violencia, objeto prohibido,
incumplimiento de las formas impuestas por la ley, etc. Es evidente que, de este modo, la ley
permite una defensa relacionada con la causa, pero con una doble limitación: solamente en
cuanto al contrato accesorio de prenda, con lo que queda descartado todo lo relativo al
contrato principal (27), y que la nulidad resulte del contrato mismo.
No obstante, en ocasiones, se la ha declarado procedente en relación al contrato principal,
por haberse acreditado que el ejecutado no mantenía ninguna relación crediticia con el actor
(28), y respecto de la limitación de la prueba se ha dicho que no rige si se alegan causas que
afectan la validez intrínseca del título (29). Asimismo se ha flexibilizado la regla, si se apoya
en prueba documental, media reconocimiento del actor, o, en general, se trata de motivos que
no pueden surgir del propio instrumento: falsedad de la firma, carencia de facultades para
obligar a una persona jurídica de quien firma en su nombre, etc. (30).
Lo que sucede es que en la mayoría de los supuestos en que la excepción prosperó, la
nulidad se la fincaba en la violación del art. 5, DLn. 15.348/46 (31), texto original y según
reformas del DLn. 6810/63 y Ln. 21.412, que limitaba la posibilidad de ser acreedor de
prenda con registro a determinadas personas, y respecto de algunas de éstas, según la
operación de que se trataba, y cuyo párrafo final disponía "La prenda con registro ser nula
cuando se haya constituido en desacuerdo con lo establecido en este artículo": a) Estado,
reparticiones autárquicas, bancos y entidades financieras, b) sociedades cooperativas, y de
agricultores, ganaderos o industriales, c) acopiadores de productos y frutos agropecuarios,
para asegurar créditos en dinero destinados a la explotación rural, d) comerciantes e
industriales inscriptos en el Registro Público de Comercio, cuando se trate de asegurar el
pago total o parcial del precio de las mercaderías por ellos vendidas, sobre las cuales recaiga
la prenda, e) las personas de existencia visible o jurídica inscriptas como prestamistas en la
Dirección General Impositiva, y el interés no podía ser superior en dos puntos a la tasa del
Banco de la Nación Argentina.
El que aparece como actual "La prenda con registro podrá constituirse a favor de cualquier
persona física o jurídica, tenga o no domicilio en el país", se debe al Dn. 897/95, que dispuso
el texto ordenado del DLn. 15.348/46, pero se ha señalado su inconstitucionalidad, pues se
debe, exclusivamente, al mencionado decreto, y a no a una reforma legal (32).
Es claro que la anterior redacción, en definitiva, remitía al contrato principal. De ahí,
entonces, que era posible incursionar en aquél. Con el texto resultante del Dn. 897/95 carece
de importancia la verdadera naturaleza de la obligación garantizada. Pero aun antes, la
falsedad en cuanto a la causa, saldo de precio y no préstamo de dinero, no causa nulidad si la
verdadera se ajusta a la ley, pues no hay perjuicio para el deudor o terceros, al tratarse de
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simulación relativa lícita (33). Asimismo, con relación a la limitación de acreedores y tipo de
operaciones, es nula la prenda si se constituye en garantía del precio de mercaderías no
vendidas, o si aparece como acreedor una persona distinta de la que celebró la operación,
aunque se trate del socio mayoritario y gerente de aquélla (34).
Cabe aclarar, por un lado, que si se consideran admisibles las excepciones de falsedad e
inhabilidad de título (Infra 2), muchas de las cuestiones alegadas bajo el amparo de la de
nulidad del contrato, encuentran mejor cabida en aquéllas. Por otro, que si bien la cuestión
tiene importancia tanto frente a terceros -al caer la garantía- como entre partes, no altera el
contrato principal, por lo que éste sigue valiendo, por sí mismo, como título ejecutivo (35).
Tal como ocurre respecto de la hipoteca, y por las mismas razones (Supra II, 1), la
violación al principio de especialidad, sea en cuanto al crédito, o respecto de la cosa, no da
lugar a excepción alguna (36).
b) Otras excepciones
Con mayor o menor amplitud, se admitían otras excepciones, además de las previstas en el
art. 30, DLn. 15.348/46: inhabilidad de título y nulidad de la ejecución (37); ellas y las de litis
pendencia, falsedad de título y cosa juzgada (38); las mencionadas y prescripción (39); etc.
(40).
En rigor, para ello, e incluso con relación a aquellos códigos que han regulado al respecto,
sería menester la declaración de incons-titucionalidad de la mencionada norma, en tanto al
señalar que las que menciona son las "únicas excepciones admisibles", prohibe cualquier otra
(41). No obstante, de acuerdo con el estado actual de doctrina y jurisprudencia, el punto
parece superado.
La más ampliamente utilizada, inhabilidad de título, está aceptada casi sin discusión, bajo
el presupuesto que el mismo art. 30, DLn. 15.348/46 supone "un título idóneo como
basamento" de la acción prendaria (42).
Esta y la de falsedad de título, están sujetas a las restricciones que les son propias (art.
544, inc. 4°, CPN, y concordancias provinciales) (43), sin perjuicio que las partes consientan
discutir la causa, tal como puede suceder en cualquier juicio ejecutivo (44).
IV. Inconstitucionalidad
1) Posiciones sustentadas
Las opiniones, acerca de la posibilidad de alegar inconstitucionalidad en juicio ejecutivo,
van desde admitir una excepción autónoma de inconstitucionalidad (45), hasta negarla
terminantemente (46), pasando por su procedencia si el punto no puede ser debatido
útilmente en el juicio declarativo derivado o la impugnación se refiere al propio
procedimiento (47), o negarle la calidad de defensa autónoma, sin perjuicio de servir de base
a la de inhabilidad de título si se discute la causa de la obligación con fundamento
constitucional, y la cuestión puede resolverse con las constancias del expediente (48).
Asimismo, se ha admitido el planteo de inconstitucionalidad dirigido a cuestionar la
normativa legal que da fundamento al juicio ejecutivo (49), o enervar la procedencia de las
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excepciones previstas por la ley (50), si se vincula directamente con algunas de las
excepciones previstas (51).
2) Planteo de inconstitucionalidad y no excepción de inconstitucionalidad
Salvo el supuesto de arbitrariedad de sentencia, según la doctrina de la Corte Suprema de
la Nación, un planteo de inconstitucionalidad importa cuestionar la validez de una norma
-ley, decreto, etc.- frente a la Constitución.
Esa facultad deriva del principio de supremacía constitucional (art. 31, Const. Nac.), y se
procura, por el afectado, defender un interés propio (52), obstaculizado por el precepto
considerado repugnante a la Carta Magna. Luego, no es necesaria la previsión de una
excepción de inconstitucionalidad para su alegación en juicio ejecutivo, de la misma manera
que tampoco existe un medio determinado para su invocación en juicio declarativo.
No sólo, entonces, que no está prohibida la alegación de inconstitucionalidad en juicio
ejecutivo, sino que se erige como condición indispensable para un eventual recurso
extraordinario federal (art. 14, Ln. 48). En tanto uno de los requisitos para su correcta
interposición, según conocida jurisprudencia de la Corte Suprema de la Nación, lo constituye
la introducción de la cuestión federal en la primera ocasión que el procedimiento brinda a la
los litigantes, que, como principio se da al momento de trabarse la litis (53). Llevada esta
regla al juicio ejecutivo se traduce en la oposición de excepciones.
Por otro lado, se exige, además del oportuno planteamiento, el mantenimiento a lo largo
de todas las instancias, presumiéndose, en caso contrario, su abandono (54). En consecuencia,
la tesis negativa estricta, inadmisibilidad de la introducción del punto constitucional,
importaría la privación del recurso extraordinario federal al litigante, ya que dejarlo para el
juicio declarativo sería tardío. Por el contrario, la doctrina de la Corte impone la alegación,
como regla, al oponer excepciones, apelar en su caso, y de no ser admisibles los recursos
extraordinarios locales (55), acudir al juicio declarativo.
Además, en numerosos supuestos se ha declarado procedente el recurso extraordinario
federal en juicio ejecutivo (56). Luego, en tales casos la defensa de inconstitucionalidad debe
ser atendida.
En conclusión, desde el ángulo del ejecutado, éste soporta la carga del oportuno planteo de
la cuestión, al menos si pretende conservar la facultad de acceder al remedio extraordinario
federal. Y al tribunal le corresponde resolverlo, salvo que exceda las posibilidades probatorias
del juicio ejecutivo (57).
Por otro lado, la inconstitucionalidad puede estar referida a cualquier aspecto involucrado
en el proceso: disposición legal en que se apoya la pretensión ejecutiva; la norma que impide
invocar una determinada defensa; en general, el trámite específico del juicio ejecutivo; ley
arancelaria; etc.
También el actor goza de similares facultades, pero no para lograr, por esa vía, que el
título que invoca logre ejecutividad (58), pues de ese modo se alteraría un principio liminar
del juicio ejecutivo: la preexistencia de una obligación en las condiciones que establece la
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ley.
(1) PALACIO, Lino Enrique - ALVARADO VELLOSO, Adolfo, "Código Procesal Civil
y Comercial de la Nación", explicado y anotado jurisprudencial y bibliográficamente, t. 10, p.
191, Santa Fe, Ed. Rubinzal-Culzoni, art. 595, concordancias externas.
(2) PALACIO - ALVARADO VELLOSO, art. 597, concordancias externas, p. 197, y art.
600, concordancias externas, p. 227.
(3) PALACIO - ALVARADO VELLOSO, art. 597, N° 610.1.1.2., p. 200 y sigtes.; CApel.
Bell Ville, Boletín Judicial de Córdoba, 1997-IV-1305.
(4) De ahí que la sola suscripción de la escritura habilita a proceder a la ejecución del
inmueble, aunque esté sometido al régimen de bien de familia (CApel. Río Cuarto,
Semanario Jurídico, N° 1117, 28/11/96, p. 608, con nota de PEROTTI, María Mercedes,
"Posibilidad de gravar un inmueble sujeto al régimen de bien de familia. Eficacia entre las
partes de la hipoteca no inscripta").
(5) En ciertos casos no hay otra alternativa que el juicio declarativo, p. ej. si la hipoteca
garantiza los daños y perjuicios por el incumplimiento de una obligación de dar cosas, de
hacer o de no hacer, pues previo a ejecutar la hipoteca debe establecerse el monto de aquéllos,
salvo que la suma fijada funcione como cláusula penal (ADROGUE, Manuel - AMUY, Juan
Carlos - GUTIERREZ ZALDIVAR, Alvaro, "Notas relativas a las hipotecas de seguridad en
el derecho argentino", La Ley, 1980-B, 948).
(6) BORDA, Guillermo A., "Reales", t. II, p. 259, N° 1172, Ed. Perrot, Bs. As.
(7) BORDA, N° 1174 y 1175, ps. 262-263; HIGHTON, Elena I., "Juicio hipotecario", t. 1,
p. 421-422, N° 69, b); WETZLER MALBRAN, A. Ricardo, "La idoneidad ejecutiva del
título en las hipotecas abiertas, en Ejecuciones" (primera parte), p. 149, Revista de Derecho
Procesal, 2000-1, Procesos de ejecución - I, Sta.Fe, Rubinzal-Culzoni; C8a Apel Córdoba,
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LLC, 1988-666.
Es una cuestión ajena a la ejecución, pues aunque resulte afectado el privilegio la deuda
existe, y puede cobrarse por el juicio ejecutivo, máxime en aquellas provincias en las que el
andarivel es el juicio ejecutivo común. La posible nulidad de la hipoteca no le impide al
acreedor ejecutar el bien sobre el que recayó (CApel. Bell Ville, BJC, 1997-IV-1305, y Foro,
N° 46, p. 258, N° 23 y 24.
(8) BORDA, N° 1175, p. 263. El autor agrega que si bien el art. 3148, CC, faculta al
deudor a alegar la nulidad, ello no significa autorizarlo a excepcionarse frente a la pretensión
de cobro del crédito garantizado con hipoteca, sino a accionar por la nulidad, a fin de poder
disponer libremente del inmueble.
La alegación de nulidad de la hipoteca por el deudor no puede ser materia del juicio
ejecutivo (C3a Apel. Córdoba, LLC, 1985-38).
(9) BORDA, Guillermo A., "Obligaciones", t. II, p. 231, N° 261, 3ª ed., Ed. Perrot, Bs.
As.; FERNANDEZ, Raymundo L., "Tratado teórico-práctico de la hipoteca, la prenda y
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demás privilegios", t. II, p. 479, nota 4, Rubino, Bs. As., 1941; SALVAT, Raymundo M.,
"Derechos reales", t. I, 5ª ed., actualizada por Manuel J. Argañaras, t. IV, 1960, p. 546-547,
nota 19, Bs. As., Ed. Tea, 1961; VENICA, Oscar Hugo, "Los privilegios generales, con
especial referencia a los tributos. Su ejercicio en tercerías de mejor derecho", p. 505-506, N°
1166, 06/11/97, Semanario Jurídico (Cba.).
(16) Otra cuestión es el momento procesal en que estos interesados tienen oportunidad de
defensa.
Los códigos que aluden a esta cuestión siguen las ideas de Fernández, t. I, p. 369, N° 549,
y recién atienden la situación del tercer poseedor luego de dictada sentencia contra el deudor,
como dispone el art. 599, CPN, y dispositivos provinciales concordantes, salvo los de
Córdoba (art. 528), Mendoza (art. 263 y sigtes.), y Santa Fe (art. 510 y sigtes.). Estos, con
mejor y práctico criterio, lo permiten desde el inicio. No hay razones en contrario desde que,
en la inmensa mayoría de los casos, la verdadera contienda se va a entablar con el tercer
poseedor, y no con el deudor. En consecuencia, esperar a la sentencia contra el último no es
sino una inútil demora sin beneficio para nadie.
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(17) PALACIO-ALVARADO VELLOSO, t. 10, p. 238, N° 613.1.5.
(20) Todo lo relacionado con la garantía, m s que frente al deudor opera frente a los
terceros, pues de ella derivan el "jus preferendi" y el "jus persequendi" que goza el acreedor,
de suerte que la inscripción, y reinscripción, se exige como medio de publicidad respecto de
aquéllos (CApel. San Francisco, sent. N° 74, 75 y 76 de 1997, citando a Cámara, Héctor,
"Prenda con registro o hipoteca mobiliaria", N° 55, p. 395, y N° 47.1., p. 316, 2ª ed., Bs. As.,
Ed. Ediar).
(21) ALVO, N° 849, b), p. 581. En el mismo sentido CApel. San Francisco, sent. N° 40
de 1999, minoría, reseñada en Boletín Judicial de Córdoba, 1999-III-1075.
(22) GOMEZ LEO, Osvaldo R. - COLEMAN, María del Carmen, "Prenda con registro",
art. 4, 1., p. 209, y art. 30, 6., p. 272, RDCO, 1995-B, año 28.
(23) C2a.Apel. Córdoba, Foro de Córdoba, N° 60, p. 255, N° 43 y 44; CApel. San
Francisco, sent. N° 74, 75 y 76 de 1997, citando a Cámara, Prenda..., n° 49, p. 356-357, y n°
52, p. 362.
(25) CAMARA, "Prenda...", N° 31, p. 188. Para ALVO, N° 356, ps. 45-46, el deudor
asume una obligación de hacer: constituir la prenda con registro. Dilucidar la cuestión carece
de interés práctico, y menos en relación a la ejecución prendaria.
(27) GOMEZ LEO - COLEMAN, art. 30, 7., p. 273, casos en los que se declaró
inadmisible la excepción.
No puede invocarse simulación, abuso de firma en blanco, no recepción del dinero, usura
o agio (CApel. Bell Ville, Boletín Judicial de Córdoba, 1998-III-935).
(28) CNCom., sala A, ED, 9-110, cit. por Gómez Leo-Coleman, art. 30, 7., p. 273.
(30) Nota anterior; CApel. Bell Ville, Boletín Judicial de Córdoba, 1998-III-935; CApel.
Marcos Juárez, LLC, 2000-606, 301-R, mayoría.
(31) CAMARA, "Prenda...", N° 65.3., ps. 514-515; GOMEZ LEO-COLEMAN, art. 30,
7., p. 273.
(32) ARAZI-ROJAS, t. III, p. 56; FALCON, Enrique M., "La ejecución prendaria"
(primera parte), ps. 177-179, en Revista de Derecho Procesal, 2000-1, Procesos de ejecución
- I, Sta. Fe, Rubinzal-Culzoni.
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(33) CApel. Bell Ville, Boletín Judicial de Córdoba, 1998-III-935.
(35) Declarado nulo el contrato prendario no es posible hacer jugar el art. 4°, dec.
15.348/46, pero sigue siendo válido que no siempre corresponder el rechazo de la ejecución.
Véase CApel. San Francisco, LLC, 1985-866, minoría.
(36) En contra, VENTURA, Gabriel, "La especialidad del crédito en los derechos reales
de garantía", La Ley, 1991-B, 150, por aplicación analógica del art. 3148, CC; CApel.
Marcos Juárez, Foro de Córdoba, N° 53, p. 339, N° 23.
Desde otro ángulo, y de acuerdo con lo indicado en el texto, esto es, respecto de terceros,
las especificaciones relativas a vencimiento, intereses, etc., pueden constar en el anexo
integrativo, siempre que se encuentre inscripto (TSJ, Foro de Córdoba, N° 29, p. 117; CApel.
Río Tercero, Boletín Judicial de Córdoba, 1997-I-242). En contra, C5a Apel. Córdoba,
Semanario Jurídico, p. 269, N° 975, 10/3/94.
(38) CAMARA, "Prenda...", N° 65.4., ps. 516 y sigtes., aun antes de que así las receptara
el art. 600, CPN; C8a Apel. Córdoba, Semanario Jurídico, p. 12, N° 882, 30/4/92.
(40) Alvo consideraba las de falsedad (N° 851, ps. 582-584), que debió insertarse en lugar
de la de nulidad de contrato (N° 847, p. 581), y prescripción (N° 852, ps. 585-588).
(41) No puede prescindirse de la norma que, sin dudas, gobierna la cuestión de que se
trata, si no es por su concreta declaración de inconstitucionalidad (CSN, Fallos: 269-225,
entre varios otros).
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Córdoba, Semanario Jurídico, p. 126, N° 910, 12/11/92 y LLC, 1992-1100; CApel. San
Francisco, sent. N° 40 de 1999, reseñada en Boletín Judicial de Córdoba, 1999-III-1075.
ALVO, N° 851, ps. 584-585, no la admite pues refiere "a la validez intrínsica, o sea, a la
falsa causa de la obligación o cuando carece de algunos de los elementos indispensables para
que pueda ponerse en movimiento, por esta ley, el órgano jurisdiccional. Esta no puede
oponerse en un juicio prendario", pero no está receptada así en los códigos procesales.
(45) PODETTI, J. Ramiro, Tratado de las ejecuciones, p. 295, N° 128, 3ª ed., ampliada y
actualizada por Víctor A. Guerrero Leconte, Bs.As., Ediar, 1997. (46) Jurisprudencia citada
por PALACIO-ALVARADO VELLOSO, t. 9, p. 388, N° 556.1.2.17. Salvo por excepción,
ante gravedad institucional o frustración de derechos de orden federal, con perturbación en la
prestación de un servicio público, o cuando la violación del interés individual y el envío de la
cuestión a un proceso ordinario, pueda comprometer la eficacia de la impugnación (C7aApel.
Córdoba, Boletín Judicial de Córdoba 1999-I-237).
(47) ALSINA, Hugo, "Tratado teórico práctico de derecho procesal civil y comercial", t.
III, p. 192-193, Bs. As., Cía. Arg. de Editores, 1943.
(49) CApel. Villa Dolores, LLC, 1999-611, TSJ, Semanario Jurídico, N° 1317, 16/11/00,
p. 620; CApel. Bell Ville, LLC, 2000-319, y Boletín Judicial de Córdoba, 1999-I-314,
respecto del art. 33, inc. b), Lp. 5969, Carta Orgánica del ex Banco Social de Córdoba,
idéntido al art. 22, inc. b), Lp. 5718, Carta Orgánica del Banco de la Provincia de Córdoba.
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En todos estos casos bajo el ropaje de la excepción de inhabilidad de título. En el mismo
sentido, ZAVALA DE GONZALEZ, Matilde, "Doctrina judicial. Solución de casos", t. 2, , p.
279, Córdoba, Ed. Alveroni, 1997, porque un título de ribetes inconstitucionales no puede ser
hábil.
(51) C1a.Apel. Río Cuarto, LLC, 2000-1359, aquí respecto del penúltimo párrafo del art.
6°, Código de Córdoba.
(52) BIANCHI, Alberto B., "Control de constitucionalidad", N° 20, a), ps. 172-174, Ed.
Abaco, Bs.As.
(57) El TSJ, Semanario Jurídico, N° 1317, 16/11/00, p. 620, excluye también el caso que
la complejidad "exceda el estrecho margen de debate", pero casi siempre se trata de una
cuestión de puro derecho, por lo que, a esos fines poco importa el tipo de procedimiento
(BIELSA, Rafael, El recurso de amparo, Bs.As., Depalma, 1965, p. 113 y ss., cit. por Sagüés,
Néstor Pedro, "Acción de amparo", N° 109, p. 262, 3ª ed., Bs. As., Astrea, 1991).
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