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1 Definición
2 La Regla de la Analogía de la Fe
3 Revelación Progresiva
4 Escritura interpreta Escritura
5 La Utilidad de Referencias Cruzadas de la Biblia
6 Doctrina Católica de la Autoridad de Tradición sobre Escrituras
7 La Tradición de la Analogía de la Fe
Definición
La “Analogía de la Fe” es simplemente una creencia que si las Escrituras son lo
que pretenden de ser, la Palabra de Dios, entonces tienen que ser la obra de
una sola mente, y esta mente es divina. Con esta presentación autoritaria, es
claro que Dios se nos presenta a Sí mismo como un ser con la calidad de verdad
y no de mentira o deshonesto. Por esto, ni por engaño ni por equivocación puede
tener la Palabra de Dios contradicción en sí mismo, o entre sí mismo. Dios
mantiene una consistencia fiel y en armonía en todas las partes de las Escrituras.
Dios nunca mienta, nunca se contradice, nunca declara una cosa para
contradecírsela luego.
Dios no nos enseña algo en un lado para que obedezcamos o para que creamos,
y luego la contradicción de esta misma cosa en otro lado. Esto es por que la
divina naturaleza de Dios no le permite de hacerlo. Dios no hace así. La relación
divina entre la Palabra de Dios es que una parte complementa y aumenta,
explicándose a sí mismo en lugar de contradecirse.
La Regla de la Analogía de la Fe
Si Dios es fiel y siempre constante Su presentación de doctrina, información,
etcétera a nosotros, entonces nuestra interpretación de la Biblia tiene a fuerzas
que reflejar este concepto. Quiere decir, que no podamos permitir dos
interpretaciones de las Escrituras en que se contradicen entre sí. Todas nuestras
interpretaciones tienen que ser un hipótesis que puede tener razón y autoridad
divina, y puede ser equivocadas y erróneas dependiendo en cómo entendemos
la verdad que Dios nos ha revelado. Tenemos que rechazar una interpretación u
otra si entre sí, las dos interpretaciones se contradicen.
Verdad por su naturaleza tiene que ser única, sin contradicciones entre sí.
Por ejemplo, si la Biblia nos enseña que Jesús es igual de sustancia y poder con
Dios el Padre, entonces en la declaración de Jesús que “el Padre es mayor que
a mí”, la interpretación de esta declaración tiene que mantener esta igualdad de
esencia mientras busca una explicación. Por ejemplo, el hijo de un rey puede
decir lo mismo de su padre, el rey, cuando en actualidad el hijo que ya está
ejercitando como rey propio, es de hecho igual. La declaración es una de
respecto y cortesía entre ellos, aunque en actualidad, son iguales. En tales casos,
buscamos de armonizar las Escrituras en una forma, con una explicación o
entendimiento, y no buscamos de escandalizar o crear una contradicción cuando
no lo hay.
Revelación Progresiva
Admitimos con mucha prisa que la revelación de Dios fue dada en un proceso
parcial hasta el final con la terminación del Nuevo Testamento, y en este
proceso, hubo cambios y elementos condicionados con culturas en el momento.
Las Escrituras no son limitadas a una sola cultura, pero a veces comenta con
autoridad sobre una cultura en específica. Esta forma de comentar es para
revelar la aplicación de principios eternos para nuestro provecho, aunque la
mera interpretación al momento no podamos aplicar hoy en día. Un ejemplo aquí
es el requisito de sacrificios de animales en el Antiguo Testamento, que hoy en
día ni es posible (el Templo en Jerusalén como Dios lo instituyó no existe), y ni
es requerido ahora que el sacrificio mejor y perfecto en Jesucristo quien ha
tomado prioridad sobre ello, y ha provisto un camino sumamente mejor que
estos sacrificios.
El punto que tenemos que anotar es que hay una esquizofrenia en el pensar del
catolicismo por haber dejado a un lado el principio la analogía de la fe.
La Tradición de la Analogía de la Fe
Nosotros entendemos que sí hay una tradición entre la iglesia que desde el
principio, apoyaba el concepto de analogía de la fe, la armonía de las Escrituras,
desde el principio. Vemos en las páginas de Escritura que un profeta del Antiguo
Testamento edificaba sobre el fundamento de profetas anteriores. Vemos una
autoridad que usaban los autores y voceros de Dios del Nuevo Testamento,
siempre regresando a lo que Dios ya había enseñado anteriormente a nosotros
en las Escrituras.
Vemos que hay una autoridad absoluta en Dios, y no en el hombre, ni en credos,
concilios, ni en opiniones de hombres, aunque sean hombres con mucho respeto
en la luz de la Biblia. Vemos que varias veces Pedro andaba mal en su práctica,
en su doctrina, en su discernimiento, y en su liderazgo de la iglesia y los
hermanos. Vemos Pablo corrigiéndole con la autoridad de las Escrituras. Este es
la tradición que Dios establece, y en qué nada ni nadie puede imponerse sobre
ella.
En estos argumentos donde Pablo luce muy brillante en contra de herejía que
había infiltrada en la iglesia por maestros de influencia, y aun Pedro y su co-
labrador, Bernabé, habían sido llevados en el corriente, Pablo no usó una
presunta autoridad en él como apóstol y autor de revelación divina, sino peleó
con argumentos del Antiguo Testamento, con citas, versículos, y explicaciones,
todos ya reconocidos entre textos de autoridad que se conocen como
“Escrituras”, o “Sagradas Escrituras”.
Entendemos que refiere Pedro es a la analogía de la fe. Que no puede ser un fiel
profeta de Dios, fiel a Dios, que nos entrega algo contradictorio a lo que Dios ya
había revelado. Aunque Pedro revelaba este principio de la analogía de la fe,
vemos que Pedro vio y comentó bajo inspiración divina que el principio era activo
desde tiempos pasados (en el Antiguo Testamento) y que era vigente aun sobre
él en este momento.
El chiste del comentario de Pedro aquí es que hay una autoridad suprema en la
Palabra de Dios que lleva consideración y prioridad sobre las opiniones de
hombres de Dios presente, y hombres de Dios no inspirados que hablaban
anteriormente.
2ª Pedro 3:2 para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido
dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado
por vuestros apóstoles; 3 sabiendo primero esto, que en los postreros días
vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, 5 Estos
ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo… 15 Y tened entendido que
la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado
hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, 16 casi en
todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay
algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen,
como también las otras Escrituras, para su propia perdición. 17 Así que vosotros,
oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el
error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. 18 Antes bien, creced en la
gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria
ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
Sus palabras nos llegan como del caso personal de él. ¡Qué chistoso que los
católicos escogieron a Pedro para basar su doctrina de la autoridad del Papa en
lugar de Pablo! Pedro cayó de su firmeza y fue llevado en el error de los
judaizadores. Pablo le corrió, y luego Pedro al final de su vida escribió esto
anotando la autoridad que Dios le dio a Pablo en sus escritos de Escritura
Divinamente inspirada.
Aclaramos que hay doctrinas y sistemas de teología edificadas sobre muy poca
base en exposición clara de Escrituras, como la doctrina que María es co-
redentora con Jesús de los católicos, o que Dios ha reprobado a los no salvos (la
mayoría de la humanidad) de los calvinistas. Estas doctrinas y puntos de vista
son contrarios a lo que indican las Escrituras, y son realmente casos que la Biblia
no enseña esto claramente.
Cuando vemos estos puntos, entendemos que hay libertad de opinión sobre
asuntos, doctrinas, y prácticas que la Biblia no ha dicho muy claramente, pero
en ningún caso, podemos elevar opiniones y explicaciones a llegar a ser igual de
autoridad con las Sagradas Escrituras. Siempre tenemos que mantener una
opinión humana y no inspirada en su lugar, y no dejarlas imponerse sus
opiniones sobre mi vida espiritual.