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UNA FAMILIA SIN CABEZA, LA CABEZA

QUE NECESITA MI FAMILIA

1.- Saludo de Ingreso


2.- Introducción.- Conceptos:
Familia:
Es el conjunto de personas unidas por el vínculo del parentesco.
La Iglesia nos dice: basándose en el Catecismo de la Iglesia Católica numeral
2202 Un hombre y una mujer unidos en matrimonio forman con sus hijos una
familia.

Cabeza:
Parte superior del cuerpo humano, donde se encuentran algunos órganos más
importantes de los sentidos y el cerebro.

3.- Objetivos del Tema

Que los familiares sepan reconocer y aceptar a la cabeza de la familia, con


humildad y obediencia.
Que la cabeza de la familia sepa guiar con responsabilidad en la toma de
decisiones importantes para la familia y no con tiranía.
Que la cabeza de la familia ejercite autoridad sin egoísmo y más bien demuestre:
habilidad, destreza, espiritualidad, pero sobretodo AMOR
Todo esto será posible solo con la ayuda de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Amen

4.- Desarrollo del Tema

 Una familia sin cabeza

El matrimonio es creación de Dios y fue diseñado con un propósito y plan


específico. En Génesis podemos ver al hombre siendo creado primero, pero con la
necesidad de una ayuda idónea (Gn. 2:18-25); el Nuevo Testamento luego nos
enseña de la igualdad que tenemos todos los hijos de Dios en Cristo Jesús (Gál.
3:28), a la misma vez que nos muestra que el hombre es cabeza de la mujer en el
matrimonio (1 Co. 11:3). Esto refleja el diseño de Dios para con el matrimonio, de
representar la relación entre Cristo y la iglesia (Ef. 5:22-31).

Las Escrituras nos muestran que Dios ha diseñado al hombre para ser cabeza y a
la mujer para ser ayuda idónea y esto nos lleva a complementarnos el uno con el
otro. Ahora bien, dada la realidad en la que vivimos, no siempre cada miembro de
la relación vive conforme a su diseño. En ocasiones las esposas no cumplen con
su rol de ayuda idónea, ni el esposo ejerce su papel de líder en el hogar.
Hoy en día es la falta de liderazgo de parte del esposo, uno de los problemas más
grandes que muchas familias enfrenta. Muchos hombres no crecieron con un buen
modelo de liderazgo masculino en el hogar.
Muchos esposos simplemente son holgazanes y prefieren cederle la autoridad en
el hogar a sus esposas. Se rinden porque sus esposas desafían su autoridad en el
hogar y les recuerdan las malas decisiones que ellos tomaron en el pasado.
Algunos esposos son manipulados por sus esposas por medio de lágrimas.

Es esencial comprender que Dios no aceptará ninguna de estas razones como


excusa válida para justificar a un esposo que no toma el mando en su hogar.
Leamos la cita bíblica: Mateo 2,13-15 Ejemplo de cabeza de hogar
La huida a Egipto: después de marchar los magos, el Ángel de Señor se le
apareció a Jose y le dijo: levantate toma al niño y a su madre y huye a
Egipto.quedate ahí hasta que yo te avise, porque Herodes buscara al niño para
matarlo.
Jose se levanto aquella misma noche tomo al niño y a su madre y partió a Egipto.
Permaneciendo ahí hasta la muerte de Herodes.
Jose constituye uno de los tres pilares de la familia cristiana. José fue la persona
que, según la tradición cristiana, Dios eligió para constituir una familia para Jesús.
José es una de las figuras centrales del cristianismo, un hombre excepcional.

Un padre y una madre que se deja gobernar por el E.S. es alguien que tomara
decisiones correctas para su familia, es alguien que pondrá en práctica la palabra
de Dios, que disciplinara y castigara cuando sea necesario y que consultara cada
decisión al Señor. Orar continuamente para que Dios le dé la sabiduría para
afirmar el llamado al liderazgo del esposo, para que muestre áreas de pecado en
su vida que pudieran estar siendo de obstáculo en que él cumpla su rol, y para
que el Señor le transforme en las áreas en las que él necesita serlo. Vive
conforme al llamado de la Palabra de orar sin cesar. No es simplista el decirte que
el amor y respeto por la Palabra producirán en la esposa un amor y respeto por su
esposo.

Hay esposas que somos tropiezos para nuestros esposos y deberíamos de


considerar lo siguiente:

1.- Ama a tu esposo

Cuando el esposo no está cumpliendo su rol de liderazgo, muchas veces las


esposas, en nuestra naturaleza caída, podemos comenzar a verlo sin amor. Por
esta razón, debemos ser intencionales al amarlos. Pídele a Dios que ponga amor
en su corazón hacia tu esposo.

2.- Huye de la crítica

Muchas veces caemos en el error de hablarle a nuestros esposos como si fueran


niños, al criticarles, y corregirles. Con esas acciones los desalentamos y los
llevamos a muchas veces no querer tomar decisiones. Debemos Procurar que las
palabras hacia el esposo sean de aliento y edificación. Recuerda que el papel con
el esposo no es de madre: es de esposa y ayuda idónea.

3.- Déjalo tomar decisiones

Cuando se presenta una situación en la que el esposo quiere hacer una cosa y tú
otra, expresa tu opinión pero no entres en contiendas. Puede que tu decisión o
forma de hacer algo te parezca la más acertada (y habrán situaciones donde
quizás lo sea) pero necesitas dejar que tu esposo ejerza el liderazgo que Dios le
ha dado y confiar en que Dios tiene el control. Como nos recuerda el apóstol, el
amor “…No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en
cuenta el mal recibido”, 1 Corintios 13:5.

4.- Evita la amargura

Cuando le damos espacio a la mente de tener pensamientos en contra del esposo


porque él no ejerce su liderazgo, estamos alimentado la amargura; y un corazón
lleno de amargura deshonra a Dios y destruye la relación. Llevar cualquier
pensamiento que no sea conforme a la Palabra a la obediencia de Cristo. Así nos
enseña la Palabra: “Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos,
insultos, así como toda malicia. Sean más bien amables unos con otros,
misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó
en Cristo”, Efesios 4:31-32.

5.- Respétalo

Una de las cosas que más anima a un esposo es sentir que su esposa lo respeta.
Pídele a Dios que te dé un corazón que obedezca al llamado de respetar a tu
marido y que te ayude a mostrárselo a través de tus palabras y acciones.

6.- Sométete

La sumisión juega un papel importante en que el matrimonio cumplan con el


llamado Dios les ha hecho. Debemos entender que la sumisión a nuestros
esposos es un llamado de Dios, y al no hacerlo le estamos desobedeciendo. La
Palabra nos enseña que nuestra sumisión a nuestros esposos es en primera
instancia al Señor (Efesios 5:22). Cuando nos sometemos a nuestros esposos, no
lo hacemos porque él lo merezca; lo hacemos porque sabemos que es agradable
al Señor.
La sumisión no implica que dejemos de lado nuestros dones, talentos y opiniones,
pero sí implica que los usaremos de una manera sabia, bajo el diseño que Dios ha
establecido.

 La cabeza que mi Familia necesita

Como saber si nuestras familias cuentan con una cabeza que la guie. Nos
haremos las siguientes preguntas:
¿Tiene Jesucristo prioridad en tu vida? ¿Es Él tu primer amor (Apocalipsis 2:4-5)?
¿Te entregas a diario a la palabra de Dios y a la oración para guiar a tu familia en
la verdad? ¿Eres un hombre que practica lo que predica? Así es como comienza y
se mantiene el liderazgo verdadero. Si tu corazón no está anclado en la veracidad
de la palabra de Dios, te dejarás llevar por tus sentimientos, tus emociones o la
opinión de los demás. Tengamos en cuenta los siguientes puntos:

1.- Dirige con amor. El liderazgo del esposo en el hogar debe estar firmemente
arraigado en el amor. ¿Por qué? Porque el amor es la clave que debe gobernar
todo lo que dices y haces. (1 Corintios 16:13-14).

2. Dirige con iniciativa. El amor te motivará, antes que nada, a ser un iniciador.
La iniciativa está al centro del liderazgo verdadero. Un líder no espera a que otros
le den ideas, él incita y toma el primer paso. (1 Juan 4:19).

3. Dirige con tu ejemplo. El amor te ayudará a dirigir con tu ejemplo. Jesús sabía
que Su ejemplo era esencial y reconoció este hecho cuando les dijo a los
discípulos, “les he dado ejemplo, para que como Yo les he hecho, también
ustedes lo hagan” (Juan 13:15).

4. Dirige en el mando. ¿Te das cuenta de que como esposo, eres el gerente de
tu familia? Esto no significa que tú lo haces todo en la familia, sino que debes
asegurarte de que todo se hace. (1 Timoteo 3:5).

5. Dirige en lo espiritual. ¿Cómo diriges espiritualmente a tu esposa e hijos?


Para llevar a cabo esta tarea primero tienes que ser un hombre espiritual. Para
llegar a ser este tipo de líder debes hacer lo que Jesús ordenó: “busquen primero
Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas” (Mateo 6:33). Si no
te adelantas en buscar el reino primero, los otros aspectos de tu liderazgo no
alcanzarán el objetivo que deseas con tu esposa e hijos. ¿Por qué? Porque ellos
notarán la contradicción entre lo que les dices que hagan y el ejemplo que tú les
das.
6. Dirige en lo moral. El liderazgo moral se deriva de la intensidad de tu vida
espiritual. Si no te has entregado completamente a Cristo, tus principios morales
no serán muy firmes. ¿Por qué? Porque si tu corazón no está anclado en la
verdad de la Palabra de Dios, te guiaras por tus sentimientos, tus emociones o la
opinión de los demás. La Palabra de Dios debe ser el fundamento de toda
decisión moral que tomas en la vida y en el hogar. Esta es la única manera de
recibir las bendiciones que Dios te ha prometido.

7. Dirige en la reconciliación. Un aspecto esencial en el liderazgo moral y


espiritual en el hogar es tomar el primer paso hacia la reconciliación después de
un conflicto con tu esposa o tus hijos. Recuerda que Jesús dio el primer paso para
iniciar la reconciliación contigo. El vino “a buscar y a salvar lo que se había
perdido” (Lucas 19:10). Para seguir Su ejemplo, tú debes hacer lo mismo. Esto es
el liderazgo verdadero. Sin embargo, ¿eres tú el que se marcha y tira la puerta por
detrás cuando surge un conflicto? ¿Haces pucheros cuando tu esposa no está de
acuerdo contigo? ¿Endureces el corazón o manipulas las emociones de tu esposa
o hijos con arranques explosivos o con un silencio sepulcral? Si es así, esto es
una indicación de inmadurez espiritual y comportamiento infantil. Necesitas
madurar, tomar el mando y humillarte para buscar una solución. Después de una
pelea, toma el primer paso en busca la reconciliación. Jesús dijo, “¡Hipócrita!
Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota
del ojo de tu hermano” (Mateo 7:5). En otras palabras, Jesús lo considera una
hipocresía señalar las faltas de otros antes de examinar las nuestras.

8. Dirige con tu servicio. Otro aspecto muy importante del liderazgo es el ser
siervo del hogar. Puede que estés pensando, ¿Por qué debo ser siervo si soy
cabeza de mi hogar? Vuelvo a repetir, mira a Jesús, ¡tú ejemplo principal! Él
demostró una y otra vez que no le molestaba ensuciarse las manos para servir a
los demás. Después de todo, les lavó los pies a los discípulos, y ¡habrán estado
muy sucios después de caminar por toda Judea! Observa lo que dijo Jesús luego
de lavarles los pies, “Pues si Yo, el Señor y el Maestro, les lavé los pies, ustedes
también deben lavarse los pies unos a otros.

9. Dirige en la toma de decisiones. La toma de decisiones es uno de los


aspectos más difíciles del matrimonio. Sin embargo, si tomas el mando en amar,
en iniciativa, en la vida espiritual, en ministrar a tu esposa e hijos, en la moralidad
y en servir, la mayor parte de las esposas no tendría dificultad en someterse a tu
liderazgo en la toma de decisiones. ¿Por qué? Porque tu esposa confiará en tu
entendimiento espiritual, tu amor por ella y en tu habilidad para tomar decisiones
desinteresadas. Ella ya habrá presenciado tu liderazgo en varias situaciones. Por
lo tanto, primero debes decidir si realmente quieres ser cabeza del hogar en todas
estas áreas antes de tomar el mando en las decisiones. Si tu esposa se niega a
someterse a tu autoridad en el hogar, determina si has demostrado liderazgo en
todas estas áreas.
¿Cómo se incorpora el liderazgo bíblico en la toma de decisiones? Te sugiero que
como cabeza del hogar, primero debes obtener todos los datos necesarios para
tomar una buena decisión. Luego, permite que el amor te de la sensibilidad y el
interés por el bien de otros más que por el tuyo propio.

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