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proyecto de pareja
Un día sentimos que nos ha llegado una relación especial en la que algo diferente sucede,
algo que nos empuja al intento de construir una relación duradera, estable, quizás para toda
la vida. Aparece la semilla de una pareja. Sin embargo, esa semilla, hecha de las
vibraciones que sentimos cuando el otro “nos lleva hasta el cielo”, necesita echar raíces en
la tierra para germinar. Esas raíces están hechas de las necesidades de dos individuos que
construyen una vida juntos día a día. La suma, a lo largo de una vida, de este día a día,
concreto y terrenal, es, ni más ni menos, que el proyecto vital.
A veces se menosprecia la consideración del proyecto porque “el amor lo puede todo”. Sin
embargo, volviendo a tomar una de mis metáforas preferidas, necesitamos averiguar si
uno es un pájaro y el otro es un pez, porque un pez y un pájaro se pueden enamorar,
pero ¿dónde van a vivir?
Es importante prestar atención a lo que se mueve dentro de nosotros cuando el otro cuenta
sus proyectos: iremos viendo si se parecen, si nos resultan curiosos y nos inquietan o si nos
generan rechazo. Poco a poco, vamos descubriendo cuánto coinciden los planes personales.
De estas coincidencias, surge el proyecto en común.
No me gustaría que de esto se deduzca que la pareja ideal es aquella que tiene proyectos
idénticos, que se superponen totalmente. No hace falta que sea así, al contrario.
Naturalmente, es necesario que una parte de los proyectos se solapen, coincidan, formando
lo que va a ser el proyecto en común; pero es muy enriquecedor que cada uno conserve
una parte personal, lugares donde nutrirse fuera de la pareja, que aporten variación y aire
fresco.
Armonización o sometimiento
La mayoría de las personas eligen vivir en pareja a pesar del gran desafío que esto
representa. El compartir las alegrías y las penas cotidianas, la contención, la caricia y el
aliento son alimentos para el alma. Pero para que se dé este clima, es preciso que la pareja
sea también un lugar de crecimiento y de expansión personal de los dos.
Por esta razón, los planes personales de cada uno necesitan realizarse, al menos
parcialmente. Quizás no pueda darse un crecimiento simultáneo de los proyectos personales
sino alternado; pero lo que resulta dañino es la renuncia total de uno de los integrantes,
voluntariamente o no, al proyecto propio en función del otro. Si uno sacrifica todos los
deseos, tarde o temprano eso “pasará factura”. No puede haber sometimiento o dominación.
Las parejas que se estructuran de esta manera llevan dentro de sí el germen de su propia
destrucción.
Esto no quiere decir que uno no pueda tener una posición de respeto hacia los planes del
otro y cambiar los propios proyectos para satisfacer a quien queremos. Pero debe ser un
movimiento auténtico desde el corazón y no una imposición que sea vivida como una
tortura. Cuando es un movimiento de corazón, la propia postergación de los planes
personales se ve compensada por ver al otro feliz. En cambio, si nos sigue resultando
torturante, tendremos que saber que nadie soporta un sufrimiento eterno.
2. ¿Tendremos hijos?
La primera cuestión que se plantea en relación a los hijos es si hay acuerdo en tenerlos
o no. Puede que los dos miembros de la pareja quieran tener hijos, pero ¿cuántos? Y más
tarde, hay que pensar en cómo educarlos, es decir, concretar los criterios de educación que
se seguirán o elegir las escuelas a las que irán.
El papel del trabajo, qué lugar ocupa en el día a día y en la vida misma, es un tema que
debe hablarse con la pareja, pues el trabajo y el desarrollo profesional se llevan gran parte
del tiempo y de la energía de cada uno de nosotros. El resto del tiempo queda para la pareja
y todo lo demás, pero los dos miembros necesitan saber si aceptan ese “resto”.
Hay personas solitarias y otras a las que les gusta estar continuamente en contacto con
gente, ya sea de forma personal o en fiestas. Si hay mucha diferencia de criterios, uno
puede sentirse aislado o invadido, según el caso. Hay que hablar de lo que nos gusta y
entender la perspectiva de quien queremos para encontrar un camino de acuerdo.
6. ¿Qué papel tiene cada familia?
7. ¿Respetamos la fidelidad?
Hay personas que requieren distintos tipos de libertad, que pueden llegar hasta el
planteamiento de alguna forma de amor libre. Es un tema delicado y la decisión es muy
personal. De todos modos, en el caso de que se exprese la necesidad de este tipo de libertad,
el deseo debe ser mutuo y este tipo de “amor de puertas abiertas” debería ser aceptado por
ambos previamente.