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Que palabras serán las pertinentes en estos momentos para lograr expresar a cabalidad lo agradecidas y

orgullosas que estamos por simplemente estar aquí, haciendo un recorrido para dar gracias a la vida agradecer:
A nuestros padres, por darnos la oportunidad de nacer e iniciar un camino que hoy culmina.
Gracias por su infinita paciencia y amor que año a año nos han demostrado, acompañándonos en nuestras
noches de insomnio cuando éramos pequeñas, ya sea porque estuvimos enfermas o por más de alguna pesadilla
que nos provocó terror nocturno, por guiarnos con retos y caricias, cariños y disciplina, aunque muchas veces
intentáramos “revelarnos” porque sabemos que poco a poco nos dejarán extender nuestras alas, donde nos
caeremos, cometeremos errores pero estamos seguras que siempre nos extenderán sus manos para levantarnos,
sus brazos para acogernos con suaves caricias, como cuando éramos bebes, porque reirán y lloraran con
nosotros. Gracias simplemente por amarnos y amarnos. A nuestros hermanos y hermanas por ser nuestros
cómplices en travesuras de infancia, por ser modelos dignos de imitar, por en muchos momentos ser nuestros
padres y madres, que inculcan en nosotros valores como responsabilidad, respeto y compañerismo, ser nuestros
compañeros de ruta en cada etapa de crecimiento. Hoy culmina la etapa de la escuela donde nuestros maestros
ejercieron un rol protagónico desde aquella tía del párvulo que nos enseña a través del juego no solo números y
letras también solidaridad y el valor de la amistad. A la maestra de primer año que nos enseñó a leer con infinita
paciencia, especialmente cuando cualquier cosa nos distraía, el vuelo de un insecto o un rayo de sol por la
ventana. Gracias a aquellos forjadores de saberes que nos enseñaron acompañándonos desde nuestra infancia y
adolescencia, que inculcan nuestro espíritu crítico y decidido y que lo único que desean es que seamos personas
de bien. Es difícil no destacar a aquellos que nos hicieron descubrir talentos que no sospespechabamos tener: al
profesor de música José Miguel Cárdenas que no solo nos enseñó violín, sino también a sus consejos de vida, a
disfrutar risas y porque no sus enojos cuando no le hacemos caso.
Maestros que nos preparan para enfrentar el futuro con optimismo y fe.
A la amistad, aquellos amigos y amigas que han compartido juegos y confidencias, risas y llantos, buenas y no
tan buenas experiencias pero que no nos han hecho nunca sentir que estamos solas y que, aunque nos
distanciemos siempre tendrán un lugar importante en el corazón.
Como no olvidarnos de nuestra amiga Camila que siempre ha estado para ayudarnos tanto en lo académico
como en la vida personal. Hemos vivido tantas anécdotas y experiencias que se nos hace imposible no destacar
algunas de ellas, como las salidas al cerro o a la playa que tanto disfrutamos, o la vez que fuimos en bici a la
casa del Benja a buscar un juego para la Camila y sin darnos cuenta sacamos la bici equivocada la cual era del
Fred (auxiliar del colegio) y al volver al colegio la Camila se cae de la bici, nosotras lo primero que hicimos fue
reírnos o también cuando fuimos a la fonda a ver Amar Azul y nos subimos al tagadá el cual pensábamos que al
subirnos saldríamos volando de lo suelto que estaba. Momentos únicos que nunca podremos olvidar. Cada
vivencia de tristeza que pasamos en los baños o en algún lugar del colegio en el cual siempre estábamos para
consolarnos mutuamente y darnos consejos para no cometer los mismos errores y aprender más de la vida,
tratando de animar haciendo o diciendo algo gracioso. Todos y cada uno de los momentos que hemos pasado
juntas nos han marcado para toda la vida, jamás las olvidare y agradezco mucho haberlas conocido, que me
hayan permitido ser parte de su vida y su historia.
Sabemos que nosotras construiremos nuestro destino, que tal vez las circunstancias de la nueva etapa a
emprender en el camino a la adultez, aprendizajes y estudios, nos separe pero los momentos vividos serán
inolvidables, conoceremos nuevas personas, cometeremos errores, de los cuales aprenderemos y nos caeremos y
levantaremos porque hay sólidos cimientos que nos formaron y guiaron para ser fuertes y resilientes.

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