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TEKTON

7 HECHOS
SOBRE LAS
APARICIONES
DE FÁTIMA
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www.youtube.com/watch?v=SZfGBRXx4ys

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7 hechos sorprendentes sobre las apariciones de


Nuestra Señora de Fátima

La Virgen María le pide a Lucía que aprenda a leer


Porque su misión será difundir el mensaje de Fátima +
Durante la segunda aparición -13 de junio de 1917- la
Virgen le dijo a Lucía, quien posteriormente se convirtió
en monja y llevó el peso de explicar constantemente el
mensaje de Fátima a través de las décadas: “Quiero que
vengas el día 13 del mes que viene. Reza el Rosario todos
los días y aprende a leer. Más tarde, te diré lo que
quiero”.
La petición no era inusual, porque las chicas en su
situación no aprendían a leer por aquella época. En su
libro “Fátima for today”, el padre Andrew Apostoli explicó
la importancia de este pedido: ya que la misión de Lucía,
entonces de 10 años, sería difundir el mensaje de Fátima

1Fue muy importante, entonces, que Lucía aprendiera a


a todo el mundo.

leer y a escribir. En años posteriores, incluso usó el


procesador de textos. No era necesario que sus primos
[Francisco Marto, de 8 años, y Jacinta Marto, de 7]
aprendieran a leer, porque durante la misma aparición
del 13 de junio, Lucía le pidió a la Santísima Madre que
los llevara al Cielo.
Nuestra Señora le dijo a Lucía: “Sí, llevaré a Jacinta y a
Francisco pronto, pero tú seguirás un poco más, ya que
Jesús desea que me hagas conocer y amar en la Tierra.
Él también desea que ustedes establezcan la devoción
en el mundo al Inmaculado Corazón”. Francisco murió en
1919 [a los 10 años] como consecuencia de la epidemia
de gripe de 1918 y el día justo antes de morir, recibió la
Primera Comunión en la Sagrada Eucaristía, como era su
deseo; luego, le siguió al Cielo su hermana Jacinta, 2
años después.
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Jacinta se sacrificó por la conversión de los


pecadores Hoy Santa Jacinta Marto, también sufrió
la misma devastadora gripe española que afectó
gravemente a su hermano Francisco. A pesar de ser
una niña de 9 años, aceptó gustosamente sufrir
mucho.
Lucía cuenta en su primera Memoria que, mientras
Jacinta sufría, la Santísima Virgen se le apareció.
Jacinta le contó a Lucía: “Ella me preguntó si todavía
quería convertir más pecadores. Dije que sí. Me dijo
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que yo iría a un hospital donde sufriría mucho”.
Mientras Jacinta estaba internada en el hospital de
Ourém, la Santísima Virgen la visitó de nuevo para
contarle los sufrimientos que la aguardaban también
en el hospital de Lisboa, donde pronto iría y allí
moriría.
Jacinta recibió otras visitas de Nuestra Señora, quien
le mostró las cosas por venir. Murió unas pocas
semanas antes de cumplir 10 años, el 20 de febrero
de 1910. Fue enterrada en una capilla privada en
Ourém. Su cuerpo había sido rociado con cal viva,
porque en aquel tiempo la ley era que el cuerpo de
cualquier persona que muriera de la epidemia de
gripe española tenía que ser tratado de esa manera.
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Francisco tuvo la misión de consolar a Jesús Por las


ofensas que recibe + San Francisco Marto no vio a la
Virgen María en un primer momento durante la
aparición inicial: el 13 de mayo de 1917. Él sabía que
su prima Lucía y su hermana Jacinta estaban viendo
algo extraordinario.
¿Cómo podía ver lo que vieron? Nuestra Señora le

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dijo a Lucía que le contara a Francisco que recitara
el Rosario y que iba a ver “la hermosa Señora del
Cielo”. El padre Robert J. Fox, experto en Fátima, lo
afirmó así en “La espiritualidad de Francisco Marto”.
Francisco escuchó, rezó el Rosario y después de 5 o 6
Avemarías pudo ver a “la divina Señora, hermosa,
bañada en luz brillante, más brillante que el Sol”.
Lucía preguntó a Nuestra Señora si Francisco iría al
Cielo prontamente también, y Nuestra Señora le
respondió: “Sí, pero primero debe decir muchos
Rosarios”.
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La Segunda Guerra Mundial fue un castigo Porque los


hombres no cesaron de ofender a Nuestro Señor +
Durante la tercera aparición de la Virgen María, el 13
de julio, Ella dio a los niños una visión del Infierno.
Y luego, Nuestra Señora les avisó: “La guerra va a
terminar, pero si la gente no cesa de ofender a Dios,
empeorará durante el pontificado de Pío XI.

4Pío XI fue Papa hasta que murió el 10 de febrero de


1939; la Segunda Guerra Mundial, comenzó
oficialmente el primero de septiembre de ese mismo
año, pero la mayoría de los historiadores dan como
su inicio la firma del acuerdo de Munich. Pío XI habló
sin temor en contra del fascismo y el Reich nazi, en la
Encíclica “Mit Brennender Sorge – Con ardiente
inquietud”.
Nuestra Señora dio detalles más específicos, en la
tercera aparición, sobre la señal del comienzo de la
Guerra.
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Las apariciones de Fátima fueron también un lugar


de curaciones Las curaciones no fueron infrecuentes
durante las apariciones + Sor Lucía describe, en sus
Memorias, que comenzaron cuando una joven de
unos 20 años se reunió con los videntes, cuando se
dirigían a rezar un Rosario con la gente.
“Se arrodilló, y nos rogó entrar en su casa, y nos pidió
decir al menos un Avemaría por la recuperación de
su padre, que durante 3 años había sido incapaz de
tomar cualquier descanso a causa de un hipo
continuo. En tales circunstancias, era imposible de
resistir”.
Lucía recuerda que, como ya era tarde en la noche,
y el camino sólo se podía encontrar por la luz de las
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lámparas: “le dije a Jacinta que permaneciera allí,
mientras que fui por delante a rezar el Rosario con el
pueblo, con la promesa de ir por ella a mi regreso;
ella estuvo de acuerdo”. Cuando Lucía volvió a
casa, encontró a Jacinta en una silla, frente al padre
de la chica, sentado éste frente a ella; aunque no
era muy viejo, se veía demacrado y lloró de
emoción. Los familiares se reunieron alrededor de él.
Al ver a Lucía, Jacinta se levantó, ofreció sus
despedidas y prometió que no olvidaría al hombre
en sus oraciones.
A la mañana siguiente, los niños se dirigieron a una
visita que planearon en la casa de la señora Emilia;
poco después de llegar a la casa, encontraron la
niña feliz en compañía de su padre, según contó
Lucía: “ahora se veía mucho mejor y había perdido
todo rastro de tensión nerviosa y debilidad extrema;
llegaron a darnos las gracias y dijeron que él ya no
estaba preocupado por el hipo molesto”. También
hubo muchas curaciones más después de ésta.
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Los masones atacan, pero se equivocan Incluso


después del milagro del Sol -el 13 de octubre- los
enemigos de la religión y anticlericales, tenían
posiciones de poder en Portugal + No dejaron sus
ataques.

6En “La verdadera historia de Fátima”, el padre Juan


de Marchi describe cómo había una fuerte logia
masónica en una ciudad cercana y planearon
burlarse de lo que había estado sucediendo en la
Cova da Iría. “El Diario de Noticias”, un periódico
importante de Lisboa, informó lo que estos hombres y
sus seguidores hicieron en la noche del 23 de
octubre de 1917, en la Cova da Iría.

La Virgen María se apareció en Fátima una séptima


vez Lo que pocos conocen + Nuestra Madre Bendita
prometió volver una séptima vez cuando habló
durante su primera aparición el 13 de mayo. Ella dijo:
“Quiero que regresen aquí el 13 de cada mes,
durante los próximos 6 meses, y a la misma hora;
después les diré quién soy y qué es lo que deseo;
volveré aquí una séptima vez”.
No hubo consenso cuándo podría ser esta séptima
vez, algunos pensaron que podría ser con otro
7 milagro; luego, vino una biografía de sor Lucía,
escrita por las monjas del Carmelo de Coímbra, que
vivieron con ella durante varios años: “Era el 15 de
junio de 1921 y Lucía estaba a punto de abandonar
Fátima para siempre, a donde el obispo quería
enviarla. Sabiendo que probablemente nunca más
volvería a ver el lugar y a su familia, se sintió muy
triste”.
Lucía describe cómo fue a la encina donde la
Santísima Virgen se le apareció en 1917, se arrodilló,
lloró con terrible angustia.
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Ella detalló en sus Memorias: “otra vez has venido a


la tierra, y entonces, sentí tu mano amiga y tu toque
maternal en mi hombro, levanté la vista y te vi; fuiste
Tú, Santísima Madre, sosteniendo mi mano y
mostrándome el sendero, y tus labios desvelaron el
dulce timbre de tu voz, y la luz y la paz fueron
restauradas a mi alma”.

El olvidado papel de San José en las apariciones


de Fátima

El Milagro del Sol y la aparición final de Nuestra


Señora de Fátima A pesar de ser esenciales para
entender el periodo de la historia que estamos
viviendo ahora, los detalles de estos notables
acontecimientos son muy poco conocidos, incluso
entre los católicos + Aquí, llamamos la atención sobre
el papel tan olvidado de San José durante aquel
trascendental evento.
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Siguiendo el Milagro del Sol, y en la culminación de la


aparición final de Nuestra Señora, San José también
se apareció a los tres jóvenes videntes.

El padre Juan de Marchi, en su libro


“La verdadera historia de Fátima”, lo describe así:
“A la izquierda del Sol, San José apareció
sosteniendo en su brazo izquierdo al Niño Jesús. San
José salió de entre las brillantes nubes, pero sólo
hasta su pecho, lo suficiente para permitirle levantar
su mano derecha y hacer, junto con el Niño Jesús, la
Señal de la Cruz tres veces, para bendecir el mundo.
Al igual que San José, Nuestra Señora estaba en todo
su esplendor, pero a la derecha del Sol, vestida con
las túnicas azules y blancas de Nuestra Señora del
Rosario.
Mientras tanto, Francisco y Jacinta estaban bañados
en los maravillosos colores del Sol, y Lucía tuvo el
privilegio de contemplar a Nuestro Señor vestido de
rojo como El Divino Redentor, bendiciendo al mundo,
como Nuestra Señora había predicho.
Al igual que a San José, sólo se le veía del pecho
hacia arriba. A su lado, estaba Nuestra Señora,
vestida ahora con las túnicas púrpuras de Nuestra
Señora de los Dolores, pero sin la espada.
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Finalmente, la Santísima Virgen apareció de nuevo a


Lucía, en todo su resplandor, vestida con las sencillas
túnicas marrones del Monte Carmelo”.
Esta aparición final en Fátima, nos señala tres formas
particulares de devoción hacia Nuestra Señora, que
estamos llamados a practicar durante esta “batalla
final” contra Satanás: se trata de la devoción a…
+ Su Corazón Doloroso e Inmaculado
+ El Santo Rosario
+ El Escapulario Marrón
Sin embargo, es de la mayor importancia señalar que
la aparición final de Fátima, también nos dirige hacia
la intercesión de San José, a quien Nuestro Señor se
asoció íntimamente en su bendición del mundo.
El padre de Marchi escribió:
“Nuestro Señor, ya muy ofendido por los pecados de
la humanidad y particularmente por el maltrato de los
niños por parte de los funcionarios del municipio,
fácilmente podría haber destruido el mundo en aquel
día lleno de acontecimientos. Sin embargo, Nuestro
Señor no vino a destruir, sino a salvar. Salvó al mundo
ese día, a través de la bendición del buen San José y
del amor del Inmaculado Corazón de María por sus
hijos en la tierra.
Nuestro Señor habría detenido la gran guerra mundial
que hasta ese entonces había ocasionado grandes
estragos, dando la paz al mundo a través de San
José, si los niños no hubiesen sido arrestados y
llevados a Ourém, declaró Jacinta posteriormente”
[1]
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En la fiesta de la Inmaculada Concepción, el 8 de


diciembre de 1870, el papa Pío IX -a raíz de los
llamamientos recibidos por parte de los obispos de
todo el mundo, declaró a San José Patrón de la
Iglesia Universal, “en este momento de dolor…
cuando la Iglesia es asediada por enemigos en todas
partes y oprimidos por pesadas calamidades, de
modo que los hombres impíos imaginan que las
puertas del Infierno prevalecen contra ella”.
El Papa León XIII, a quien se le reveló en 1884 que a
Satanás se le daría por algún tiempo un mayor poder,
para que pueda luchar en contra de la Iglesia,
instituyó una nueva devoción a San José, en su
Encíclica “Quamquam pluries – Sin embargo, muchas
veces”, promulgada en la Fiesta de la Asunción del
15 de agosto de 1889. El Sumo Pontífice escribió:
“Durante periodos de tensión y de prueba -sobre
todo cuando parece en los hechos que toda
ausencia de ley es permitida a los poderes de la
oscuridad- ha sido costumbre en la Iglesia
suplicar con especial fervor y perseverancia a
Dios, su autor y protector, recurriendo a la
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intercesión de los santos, y sobre todo, de la


Santísima Virgen María, Madre de Dios, cuya
tutela ha sido siempre muy eficaz”. Y explicó:
“Vemos la fe, la raíz de todas las virtudes
cristianas, disminuyendo en muchas almas;
vemos la caridad cada vez más fría; la joven
generación, diariamente, con costumbres y
puntos de vista más depravados; la Iglesia de
Jesucristo atacada por todo flanco
abiertamente o con astucia; una implacable
guerra contra el Soberano Pontífice; y los
fundamentos mismos de la religión, socavados
con una osadía que crece diariamente en
intensidad.
Estas cosas son, en efecto tan notorias, que no
hace falta que nos extendamos acerca de las
profundidades en las que se ha hundido la
sociedad contemporánea, o acerca de los
proyectos que hoy agitan las mentes de los
hombres. Ante circunstancias tan infaustas y
problemáticas, los remedios humanos son
insuficientes; y se hace necesario, como único
recurso, suplicar la asistencia del Poder Divino”.

Más de un siglo después de la promulgación de


esta Encíclica, los males identificados por el
papa León XIII se han intensificado en un grado
que habría sido inconcebible para la mayoría
de la gente en 1889:
+ Miles de niños inocentes son sacrificados
todos los días, con la aprobación de los
gobiernos que deberían protegerlos
+ La santidad del matrimonio ha sido
contaminada por el divorcio, el adulterio, la
anti-concepción, la aprobación del
matrimonio de parejas del mismo sexo; y los
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vínculos padres/hijos están siendo


deliberadamente atacados por los estados
e instituciones más poderosas del mundo
+ El Papa mismo es responsable por la
difusión del error y la confusión que llevan al
rebaño lejos de Cristo y hacia la
condenación eterna
El papa León XIII exhortó a los fieles a combatir estos
males por medio de la oración diaria del Santo
Rosario, como lo haría Nuestra Señora la Santísima
Virgen María 28 años después en Fátima:
“Bajo la advocación de Nuestra Señora del
Rosario, exhortamos encarecidamente a los
fieles, a que participen de las actividades de la
consagración del mes de octubre a la Santísima
Virgen María. Sabemos que tenemos una ayuda
segura en la maternal bondad de la Virgen
María, y estamos seguros de que jamás
pondremos en vano nuestra confianza en ella.
En innumerables ocasiones, Ella, Nuestra
Santísima Madre, ha mostrado su poder en
auxilio del mundo cristiano: ¿por qué habríamos
de dudar que ahora renueve la asistencia de su
poder y favor, si en todas partes se le ofrecen
humildes y constantes plegarias?”.
Y una vez más anticipándose a Fátima, dirigió
también a los fieles hacia San José: “Para que Dios
sea más favorable a nuestras oraciones, y para que Él
venga con misericordia y prontitud en auxilio de Su
Iglesia, juzgamos de profunda utilidad para el pueblo
cristiano, invocar continuamente con gran piedad y
confianza, junto con la Virgen Madre de Dios, su
Casta Esposa, a San José; y tenemos la plena
seguridad de que esto será del mayor agrado de la
propia Virgen María”. Y añadió:
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“El divino hogar que José dirigía con la


autoridad de un padre, contenía dentro de sí a
la apenas naciente Iglesia. Por el mismo hecho
de que la Santísima Virgen es la Madre de
Jesucristo, Ella es la Madre de todos los
cristianos, a quienes dio a luz en el Monte
Calvario, en medio de los supremos dolores de
la Redención.
Jesucristo es el primogénito de los cristianos,
quienes, por la adopción y la Redención, son sus
hermanos. Y por estas razones, el Santo Patriarca
San José contempla a la multitud de cristianos
que conformamos la Iglesia, como confiados
especialmente a su cuidado, a esta ilimitada
familia, extendida por toda la tierra, sobre la
cual, puesto que es el Esposo de María y Padre
de Jesucristo, conserva paternal autoridad.
Es, por tanto, conveniente y sumamente digno
del Bienaventurado José, que, así como solía
tutelar santamente en todo momento a la
Sagrada Familia de Nazaret, de la misma
manera proteja ahora y defienda con su celeste
patrocinio a la Iglesia de Cristo”.
Por lo tanto, el Santo Padre instituyó una nueva
oración para ser rezada después del Santo Rosario
durante todo el mes de octubre, cada año:
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San José,
terror de los demonios,
ruega por nosotros.
ORACIÓN:
A ti, Bienaventurado San José,
acudimos en nuestra tribulación,
y después de implorar
el auxilio de tu Santísima Esposa,
solicitamos también confiadamente
tu patrocinio.
Con aquella caridad que te tuvo unido
con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios,
y por el paterno amor con que abrazaste
al Niño Jesús, humildemente te suplicamos
que vuelvas benigno tus ojos a la herencia
que con Su Sangre adquirió Jesucristo,
y con tu poder y auxilio,
socorras nuestras necesidades.

Oh, Providentísimo Custodio de la Divina Familia,


protege la escogida descendencia de
Jesucristo. Aleja de nosotros, oh padre
amantísimo, este flagelo de errores y vicios.
Asístenos propicio desde el Cielo, en esta lucha
contra el poder de las tinieblas. Y, como en otro
tiempo libraste de la muerte la sagrada vida
amenazada del Niño Jesús, así mismo defiende
ahora a la Santa Iglesia de Dios de las hostiles
insidias y de toda adversidad. Y a cada uno de
nosotros, protégenos con tu constante
patrocinio, para que, a ejemplo tuyo, y
sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir
santamente, y alcanzar en los Cielos la eterna
bienaventuranza. Amén.

LETANÍAS A SAN JOSÉ

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