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En Santiago, a ocho de marzo de dos mil dieciocho.

Vistos:
En causa Rit O-272-2017, Ruc 1740024029-9, caratulada PEREZ Y
OTROS CON SUBUS, del Juzgado de Letras del Trabajo de San Bernardo, sobre
cobro de prestaciones, con fecha veintiséis de octubre de dos mil diecisiete, se
dictó sentencia por la jueza titular doña Clara Rojo Silva, por medio de la cual se
acogió parcialmente la excepción opuesta por la demandada y se acogió
parcialmente la demanda deducida por don Juan Pablo Yovane Andrighetti,
abogado, en representación de: 1) don Rogelio Javier Orellana Vásquez; 2) don
Juan Antonio Iquilio Millanao; 3) doña Guacolda Victoria Ponce Mena; 4) don Luis
Pablo Mariangel Campino; 5) don Claudio Antonio Fernández Flores; 6) don
Cristián Enrique Mella Marín; 7) don Jorge Segundo Cabrera Cabrera; 8) don
Agustín Eduardo Ayala Salinas; 9) don Javier Andrés Durán Villagrán; 10) don
Patricio Arturo Barrueto Flores; 11) don Luis Alberto Errickson Gregoire; y, 12) don
Alexis José Pérez Moya, y se condenó a las demandada SUBUS CHILE S.A.,
representada legalmente por don Claudio Núñez Jiménez, a pagar las siguientes
prestaciones: 1) a don Rogelio Javier Orellana Vásquez, $238.784 por diferencia
de horas extraordinarias; 2) a don Juan Antonio Iquilio Millanao, $195.077 por
diferencia de horas extraordinarias; 3) a doña Guacolda Victoria Ponce Mena,
$119.176 por diferencia de horas extraordinarias; 4) a don Luis Pablo Mariangel
Campino, $119.073 por diferencia de horas extraordinarias; 5) a don Claudio
Antonio Fernández Flores, $296.416 por diferencia de horas extraordinarias. 6) a
don Cristián Enrique Mella Marín, $278.479 por diferencia de horas
extraordinarias; 7) a don Jorge Segundo Cabrera Cabrera, $194.204 por diferencia
de horas extraordinarias; 8) a don Agustín Eduardo Ayala Salinas, $208.244 por
diferencia de horas extraordinarias; 9) a don Javier Andrés Durán Villagrán,
$383.877, por diferencia de horas extraordinarias; 10) A don Patricio Arturo
Barrueto Flores, $251.305 por diferencia de horas extraordinarias; 11) a don Luis
Alberto Errickson Gregoire, $320.381 por diferencia de horas extraordinarias; y,
12) a don Alexis José Pérez Moya, $137.808 por diferencia de horas
extraordinarias, disponiéndose, además, que cada parte pague sus costas.
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En contra de dicho fallo se ha alzado de nulidad el abogado Paulo Cáceres


Cortés, en representación de SUBUS CHILE S.A, invocando, en primer lugar, la
causal prevista en el inciso primero del artículo 477 del Código del Trabajo, esto
es, por haber dictado la sentencia con infracción de ley que hubiere influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, por estimar que se ha infringido el
artículo 42 letra a) del mismo texto legal, y las normas sobre interpretación de los
contratos contenidas en los artículos 1560, 1562, 1564, todas del Código Civil. En
subsidio de la causal anterior, alegó el mismo motivo de nulidad previsto en el
artículo 477 inciso primero del Código del Trabajo, alegando que se ha infringido el
artículo 510 incisos 4° y 5° del Código del Trabajo y el artículo 2523 del Código
Civil.
Con fecha veintidós de enero de dos mil dieciocho se declararon admisibles
los recursos, compareciendo a la audiencia del dos de marzo de dos mil dieciocho,
los abogados doña Siana Arriagada, por la recurrente SUBUS CHILE S.A. y don
Juan Pablo Yovane, por la demandante.
Oídos y considerando:
Primero: Que previo al análisis del libelo de impugnación, cabe tener
presente que el recurso de nulidad introducido en el Código del Trabajo tiene el
carácter de un recurso de derecho estricto, que tiene por objeto, según sea la
causal invocada, asegurar el respeto a las garantías y derechos fundamentales, o
bien, conseguir sentencias ajustadas a la ley, como se desprende de las
disposiciones en que se consagran las causales que lo hacen procedente -los
artículos 477 y 478 del referido código-. Esta vía impugnativa de resoluciones
judiciales tiene, además, un carácter extraordinario, que se evidencia por la
excepcionalidad de los presupuestos que configuran cada una de las referidas
causales, lo que determina un ámbito restringido de revisión por parte de los
Tribunales de alzada, por lo que no corresponde ante su interposición realizar una
revisión total del conflicto ni de la decisión impugnada, sino que solo del asunto,
que de acuerdo a los postulados de la recurrente, constituye el agravio específico
materia de la impugnación. Se trata, en definitiva, de un recurso cuyo fin es
obtener la invalidación total o parcial del procedimiento, junto con la sentencia
definitiva, o solo esta última, pronunciada por un tribunal laboral. El recurso debe
interponerse por escrito y se tiene que señalar el vicio o los vicios que se
reclaman, la infracción de garantías constitucionales o de ley en que se haya
incurrido y la forma como las mismas influyeron en lo dispositivo de la sentencia,
además debe contener fundamentos de hecho y de derecho, peticiones concretas
y en el evento que se funde en más de una causal, señalar si ellas se invocan
conjunta o separadamente.
Segundo: Que conforme a la primera causal esgrimida, la recurrente
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invoca la prevista en el artículo 477 del Código del Trabajo, esto es, haber sido
dictada la sentencia con infracción de ley que influyó sustancialmente en lo
dispositivo del fallo.
En este sentido, sostiene la recurrente que, la sentenciadora habría
incurrido en una errada aplicación del artículo 42 letra a) del Código del Trabajo,
en aquella parte en que define lo que se entiende por sueldo o sueldo base como
“el estipendio obligatorio y fijo, en dinero, pagado por períodos iguales,
determinados en el contrato, que recibe el trabajador por la prestación de sus
servicios en una jornada ordinaria de trabajo (…); y, también, de las normas
legales sobre interpretación de los contratos contenidas en los artículos 1560,
1562, 1564 del Código Civil.
Respecto de la regla contenida en nuestra normativa laboral, la recurrente
argumenta que la sentenciadora habría errado al considerar el “bono conductor”
como un estipendio fijo, por cuanto el mismo se representaría mejor como una
remuneración de carácter variable, cuyo resultado mensual total puede no ser el
mismo en cada mes, pues su pago queda subordinado al acaecimiento de
determinados supuestos condicionantes que pueden ocurrir o no. El carácter
variable del citado bono, indica la recurrente, quedaría explícito de la sola lectura
del Convenio Colectivo suscrito entre el Sindicato y la empresa, y del que
participarían los demandantes, pues en su artículo cuarto se expresa que “el bono
conductor es un incentivo variable por cumplimiento de objetivos”. De hecho, para
la concurrente, el “carácter fijo del sueldo deriva de la circunstancia de que su
percepción está subordinada únicamente a la prestación de servicios en una
jornada ordinaria de trabajo, con prescindencia de otros componentes
relacionados con la productividad del trabajador” como serían aquellos que dan
origen al así llamado “bono conductor”.
En el mismo sentido, la recurrente argumenta que la errada interpretación
del artículo 42 del Código del Trabajo se funda en que la sentenciadora habría
desconocido el carácter no taxativo de la norma, lo que se verifica en el
encabezado de la misma, al prescribir que “[c]onstituyen remuneración, entre
otras, las siguientes”.
Ahora bien, respecto de la infracción de las leyes del Código Civil, la
recurrente funda su argumentación en relación a la interpretación correcta que la
sentenciadora debió realizar de la cláusula cuarta del convenio colectivo
reprochando la infracción al artículo 1560 del citado cuerpo normativo, pues, a su
juicio, conocida claramente la intención de los contratantes debía estarse a ella
más que a lo literal de las palabras. La intención detrás de esa cláusula, sostiene
la recurrente, fue siempre “pactar un incentivo por cumplimiento de objetivos
laborales”. En términos similares, la recurrente apoya su reclamación de nulidad,
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respecto de esta causal, en la errada interpretación de la sentenciadora del


artículo 1562 de Código Civil, cuya regla impone la obligación de preferir, a la hora
de interpretar un clausula, aquel sentido que pueda producir algún efecto, a aquel
que no sea capaz de producir efecto alguno, lo que –a juicio de la recurrente-
ocurriría de considerar el “bono conductor” como sueldo o sueldo base. Por último,
la recurrente argumenta una errada interpretación del artículo 1564 del Código
Civil, que contiene una regla de interpretación de aplicación práctica entre los
contratantes, y que, en el caso sub lite, se fundaría en que la empresa “desde
antes incluso de 2014, calculó las horas extraordinarias del personal sin incluir el
llamado «bono conductor»”, todo ello con la aprobación de los trabajadores.
Estas infracciones de ley, refiere la recurrente, habrían influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, por cuanto, de no haber incurrido en
ellas se debió haber rechazado la demanda, declarando el “bono conductor” como
no integrante del sueldo o sueldo base y, por ende, inexistente aquella diferencia
en las remuneraciones que los trabajadores reclaman en sus demandas, por
concepto de horas extraordinarias no pagadas.
Tercero: Que de la lectura de la sentencia de marras, se aprecia que el
tribunal a quo realizó un extenso análisis sobre la cuestión debatida en esta
causal, el que se extiende desde el considerando décimo hasta el vigésimo.
En el considerando décimo la sentenciadora resume, de manera adecuada,
la cuestión a decidir, exponiendo las pretensiones de ambas partes. En efecto, el
citado considerando señala que: “[q]ue los demandantes señalan que este “Bono
Conductor” debe ser incluido en la base de cálculo de las horas extraordinarias,
mientras que la demandada aduce que no debe ser considerado en la base de
cálculo para el pago de las mismas pues se trata de un incentivo “variable”. Así las
cosas, el Tribunal deberá entrar a analizar la naturaleza jurídica del referido
Bono a objeto de poder establecer si debe o no ser considerado para el pago de
las horas extraordinarias”.
Cuarto: Que para resolver esta cuestión jurídica, la sentenciadora expone
primero el horizonte de proyección de lo que será la materia normativa a decidir.
En ese sentido, la sentencia refiere, en el considerando “décimo primero”, que el
artículo 42 letra a) del Código del Trabajo prescribe que para que una
remuneración o sueldo pueda ser calificado como tal, debe reunir determinadas
condiciones, a saber: a) ser fijo; b) debe pagarse en dinero; c) debe pagarse en
periodos iguales determinados en el contrato; y, d) debe responder a la prestación
de servicios.
Luego, entre los considerandos “décimo segundo” y décimo quinto el
tribunal a quo da cuenta de las razones por las que el “bono conductor” cumple
con los requisitos ya indicados. Así, respecto del carácter fijo del mismo la
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sentenciadora señala que la Cláusula Cuarta del Contrato Colectivo, al que ya se


ha hecho referencia, indica que el monto del Bono Conductor será el que
establecen los respectivos contratos individuales de trabajo y, en aquellos casos
en que ello no fue así, el tribunal tuvo como monto del mismo el que consta en las
liquidaciones de remuneraciones de los demandantes, las que no fueron objetadas
de contrario. La condición permanente, fijada contractualmente, le permitió al
tribunal a quo afirmar que “el monto del “Bono Conductor” es un monto fijo”. Luego
en los considerandos décimo tercero, décimo cuarto y décimo quinto la sentencia
resuelve por qué le asigna al “bono conductor” el resto de los requisitos del
artículo 42 letra a) del Código del Trabajo, lo que, por lo demás, no fue
particularmente debatido
En el considerando décimo sexto el tribunal a quo se centra en el elemento
fijeza de la remuneración que, como se ha dicho, resulta ser el punto principal de
la objeción de la recurrente. El carácter fijo del “bono conductor” se explicaría,
señala la sentencia, en que “su monto es único y fijo, sin perjuicio que pueda
variar si no se cumple con las condiciones del mismo, esto es, que no se llegue ni
un solo día atrasado durante el mes y no exista ausencia durante el mismo
periodo, y esto es lógico, pues lo que se pretende precisamente con el pago de
este Bono es incentivar la asistencia y puntualidad de los trabajadores, para evitar
multas a la empresa, sin embargo, que el monto del mismo esté sujeto al
cumplimiento de una condición no implica que sea variable”. Junto a lo anterior, la
sentenciadora descarta que el “bono conductor” pueda representar alguna de las
otras hipótesis de remuneración del artículo 42 del Código del Trabajo.
Quinto: Que a mayor abundamiento, la sentencia destaca que en la
Cláusula Segunda del Contrato Colectivo de 01 de octubre de 2014, sobre
“Reestructuración de Remuneraciones” se afirma que “respecto de ciertos
trabajadores se efectuará un proceso de reestructuración de renta, que afectará al
sueldo base y Bono Conductor, no incluyendo dentro de ésta otras
remuneraciones, como la gratificación” y que en “los Certificados de Renta y
Asignaciones incorporados al juicio por la demandante, de los trabajadores Javier
Durán Villagrán y Claudio Fernández Flores, don Claudio Núñez, Gerente de
Personas, certifica que estos trabajadores ocupan el cargo de conductor dentro de
la empresa y su estructura remuneraciones es la siguiente: Sueldo base,
Gratificación Bono Conductor, vale decir, considera el Bono Conductor como
remuneración”.
Termina el razonamiento del tribunal a quo, sobre la materia, en los
considerandos décimo octavo y décimo noveno, justificando su decisión sobre la
base del principio de realidad e interpretación más favorable, indicando, por una
parte, que los trabajadores durante un largo periodo de tiempo recibieron el bono
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íntegramente y, por la otra, la existencia de una legitima duda de las partes


respecto del carácter del bono en cuestión, la que debe ser resuelta
hermenéuticamente en base al principio pro operario.
Sexto: Qué en este sentido, la cuestión relevante a dilucidar es la infracción
a la norma del artículo 42 letra a) del Código del Trabajo, pues, si efectivamente el
así llamado “bono conductor” es de aquellos estipendios que quedan
comprendidos en la normativa ya señalada, toda la alegación relacionada con la
normativa civil dejaría de ser esencial para la decisión, pues sería el legislador el
que habría determinado el carácter de las mismas.
Séptimo: Que en opinión de estos sentenciadores, el “bono conductor”
debe ser considerado como fijo pues dicho requisito normativo, como sucede en el
caso sub iúdice, está representado por la posibilidad cierta del sujeto de percibirlo
mensualmente y, además, porque su monto y forma de pago se encuentran
definidos previamente. El hecho de que un beneficio pueda producir resultados
que no sean constantes de un mes a otro no altera la naturaleza del mismo para
convertirlo en un estipendio de carácter variable. Similar conclusión habría que
llegar porque en algún instrumento convencional las partes hubieran querido
asignarle la denominación “variable” a una circunstancia que no lo es. Y ello, como
se comprenderá, adquiere primacía sobre las reglas hermenéuticas contractuales
que reclama la recurrente.
Tal interpretación concuerda con la jurisprudencia de la Dirección del
Trabajo, que ha sostenido que “el hecho de que un beneficio pueda producir
resultados que no sean constantes de un mes a otro, no altera la naturaleza del
mismo para convertirlo en un estipendio de carácter variable, por cuanto el
elemento de fijeza que le da a un determinado beneficio el carácter de sueldo,
está representado por la posibilidad cierta de percibirlo mensualmente, y además,
porque su monto y forma de pago se encuentren preestablecidos” (Dictamen N°
1207/75, de 22.03.93, citado por el Dictamen N° 6920/324, de 13.12.96). Todo lo
anterior, conforme lo indica la sentencia, se aprecia fácticamente en el caso de
marras y, como se sabe, esos hechos son inalterables para estos sentenciadores.
Octavo: Que estos sentenciadores comparten lo razonado en el fallo
impugnado que lleva a establecer el carácter fijo y no variable del “bono
conductor”, por lo cual no existe una errada interpretación de la norma laboral y
civil alegadas.
Noveno: Que corresponde ahora revisar la segunda causal de nulidad, que
se ha deducido en subsidio de la anterior, y en razón de la cual la recurrente
argumenta que la sentencia se habría dictado con infracción de ley, al decidir que
el plazo de la prescripción de la acción de reclamación del pago de las horas
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extraordinarias se interrumpe con la sola presentación de la demanda.


La recurrente, en la oportunidad procesal pertinente, dedujo en el caso de
marras excepción de prescripción del derecho al cobro de horas extraordinarias
generadas con anterioridad al 23 de noviembre de 2016, fecha en que fue
notificada la demanda.
La recurrente afirma que el tribunal a quo habría decidido la excepción ya
referida con infracción de los artículos 510 incisos 4° y 5° del Código del Trabajo, y
del artículo 2523 del Código Civil. En su opinión, la correcta interpretación de la
interrupción de las prescripción deja sujeta a esta última norma el momento de su
efecto, la que dispone que el plazo se interrumpe si intervine requerimiento, lo
que, a juicio de la recurrente, requiere de una demanda judicial notificada.
Estas infracciones de ley, sostiene la recurrente, habrían influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, por cuanto, de haberse interpretado el
vocablo “requerimiento” conforme a la hermenéutica propuesta por esta parte se
debió acoger la excepción y, de acoger la demanda, ello habría sido solo a partir
del 23 de noviembre de 2016.
Décimo: Que el considerando vigésimo tercero de la sentencia de autos se
establece que “tratándose de la prescripción en materia laboral no es necesaria la
notificación de la demanda para que opere la interrupción de la prescripción. Lo
anterior, en primer lugar, por aplicación del principio pro operario, al ser esa una
interpretación más favorable al trabajador. Además, porque en los juicios laborales
el actor no tiene ninguna injerencia en la notificación de la demanda, siendo la
única actividad procesal que le corresponde la de la iniciación del juicio a través de
la presentación de la demanda. Al efecto se estima que la expresión requerimiento
a que se refiere el artículo 2523 del Código Civil no se refiere a la demanda
legalmente notificada sino únicamente a la presentación de la demanda ante el
tribunal respectivo, entendiéndose el requerimiento como cualquier acto judicial o
extrajudicial mediante el cual se apercibe a una parte para que haga algo o no,
para que cumpla o no con alguna prestación, lo que en materia laboral se logra a
través de la presentación de la respectiva demanda, esto es, a través del
requerimiento o ejercicio judicial de la acción, principio recogido de manera
expresa en el artículo 1° de la ley 20.194 interpretativa del inciso tercero del
artículo 162 del código del ramo”.
Undécimo: Que, por otra parte, la utilización del vocablo requerimiento –
diferente del término demanda y recurso judicial que emplean los artículos 2518 y
2503 del Código Civil– puede perfectamente representarse como la alusión a
cualquier acto, judicial o extrajudicial, dirigido a obtener el cumplimiento de una
obligación.
Por último, y a pesar de lo sostenido por la recurrente respecto de la
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interpretación de la expresión requerimiento que realiza el Diccionario de la Real


Academia de la Lengua, lo cierto es que no debe olvidarse que en una de sus
acepciones lo define como “solicitar, pretender, explicar su deseo”, lo que,
conforme a la hermenéutica propuesta por la sentencia, perfectamente se puede
configurar con la interposición de la demanda laboral.
Duodécimo: Que finalmente, ha de decirse que el fallo pondera y analiza la
prueba, llegando a conclusiones que no contravienen las normas citadas, ni
afectan la fundamentación objetiva de la sentencia, ni que las eventuales
infracciones, como las que reclama la recurrente hayan influido manifiestamente
en lo dispositivo de la misma.
Décimo Tercero: Que estos sentenciadores comparten la interpretación de
la sentenciadora y no observan, en cambio, infracción alguna a la ley que pudiera
ser objeto de reproche en la sentencia. En efecto, una sistemática axiológicamente
orientada hacia principios pro operario y de justicia, considerando lo breve de
ciertos plazos que se encuentran en el Código de trabajo, permite afirmar que
basta la presentación de la demanda para interrumpir la prescripción en materia
laboral.
En ese contexto, no parece haber óbice para que la correcta interpretación
del vocablo requerimiento que utiliza del artículo 2523 del Código Civil deba
entenderse, en materia laboral, como interposición de la demanda judicial o su
ingreso a distribución, desde que tal actuación es suficiente para evidenciar el
cese en la inactividad del acreedor, sin que sea obstáculo para ello la función
estabilizadora, inmanente a la prescripción, desde que la misma no puede dar pie
para que se favorezca el incumplimiento de las obligaciones (v.gr. Corte de
Santiago, en sentencia de 8 de enero de 2008,causa rol 2327-07, misma Corte, en
sentencia de 10 de noviembre de 2005, causa rol 973-2005, Corte de San Miguel,
sentencia de causa rol 340-2006 de 9 de agosto de 2006, cons. 1º y 2º, todos
citados en Ellenberg, Carlos, Acerca de la remisión normativa en la interrupción
civil de la prescripción extintiva laboral. Reflexiones crítica, en Revista de Derecho,
diciembre 2009, pp. 97 y ss.)
Lo anterior cobra mayor fuerza si se considera que los términos de
prescripción establecidos en el Código del Trabajo son de los más breves que
regula nuestro el ordenamiento jurídico. En ese contexto, no resulta justo exigir
además la notificación legal de la demanda dentro de plazo para producir el efecto
interruptivo. En consecuencia, se comparte lo concordado en el fallo dictado por
esta vía en el sentido que en términos fácticos, la interrupción no depende
necesariamente de la voluntad del trabajador sino que también de la práctica de
ciertos actos procesales de los cuales no tiene el control, como la diligencia que
tenga el funcionario notificador (Ellenberg, ídem).
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Que acorde a lo razonado, el recurso será rechazado.


Y visto además lo dispuesto en los artículos 477 y 482 del Código del
Trabajo, se declara que se rechaza el recurso de nulidad interpuesto en contra de
la sentencia de veintiséis de octubre de dos mil diecisiete, dictada por la juez titular
doña Clara Rojo Silva, del Juzgado de Letras del Trabajo de San Bernardo.
Que habiendo discutido ante esta Corte que la sentencia recurrida incurre
en un error de transcripción al identificar en el considerando vigésimo tercero y en
el punto I resolutivo, la fecha a partir de la cual procede acoger la excepción de
prescripción y conforme con previsto en el artículo 482 inciso tercero del Código
del Trabajo, se declara que ésta computará desde el tres de mayo del año dos mil
dieciséis, y no desde el tres de noviembre como aparece en la sentencia
Regístrese, comuníquese y devuélvase con todos sus agregados.
N° 512-2017-TRA
Redacción del abogado integrante Sr. Ignacio Castillo Val.
Pronunciada por la Segunda Sala de la Corte de Apelaciones de San Miguel,
integrada por las Ministros señora María Carolina Catepillán Lobos, señora Dora
Mondaca Rosales y el Abogado Integrante señor Ignacio Castillo Val, quien no
firma no obstante que concurrió a la vista y acuerdo de la causa, por encontrarse
ausente.

MARIA CAROLINA UBERLINDA DORA ELIZABETH MONDACA


CATEPILLAN LOBOS ROSALES
Ministro Ministro
Fecha: 08/03/2018 12:15:11 Fecha: 08/03/2018 12:15:12

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Pronunciado por la Segunda Sala de la C.A. de San Miguel integrada por los Ministros (as) Maria Carolina U.
Catepillan L., Dora Mondaca R. San miguel, ocho de marzo de dos mil dieciocho.

En San miguel, a ocho de marzo de dos mil dieciocho, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

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Este documento tiene firma electrónica y su original


puede ser validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la
tramitación de la causa.
A contar del 13 de agosto de 2017, la hora visualizada
corresponde al horario de verano establecido en Chile
Continental. Para Chile Insular Occidental, Isla de Pascua
e Isla Salas y Gómez restar 2 horas. Para más
información consulte http://www.horaoficial.cl.

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