Sie sind auf Seite 1von 34

DOMINACIONES

SIGNIFICA “YO
CREO”

UN ELEVARSE LIBRE
Y DESENCADENADO
DE LAS TENDENCIAS
TERRENAS

SIN INCLINARSE
NUNCA A NINGUNA
DE LAS TIRÁNICAS
DESEMEJANZAS QUE
CARACTERIZAN A
LOS DUROS DE LA
TIERRA
DOMINACIONES
CORO DE ÁNGELES ESTÁN POR ENCIMA
Benignamente y según su capacidad, DE CUALQUIER
reciben la semejanza de Dios Nuestro Señor. SERVIDUMBRE
TERRENAL

Desdeñan las apariencias vacías.


Se encaminan totalmente hacia el verdadero SÓLO SIRVEN MÁS
A DIOS
[AGREGUE
Señor. Y INFORMACIÓN
AL HOMBRE QUE
Participan lo más que pueden en la Fuente ESTÁ CON DIOS
RELEVANTE AQUÍ]
Eterna y Divina de todo dominio.
Pertenecen a la jerarquía media de la Jerarquía SE ESFUERZAN
Angélica, junto con las Virtudes y las Potestades. CONSTANTEMENTE
Participan en el gobierno de las sociedades. POR ALCANZAR LA
FUENE DE TODO
SEÑORÍO
San Dionisio interpreta los nombres de los diferentes grupos de ángeles
como correspondientes a su grado de perfección.
Para San Gregorio, estos nombres se refieren a su ministerio: los Principados
son los encargados de la repartición de los bienes espirituales; las Virtudes,
de hacer los milagros; las Potestades, luchan contra las fuerzas adversas;
las Dominaciones, participan en el gobierno de las sociedades; y los Tronos,
están atentos a las razones del obrar Divino.
Se suele enumerar 9 coros u Órdenes Angélicos. Esta jerarquía se basa en
los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos.
Dentro de esta jerarquía, los coros de ángeles de las órdenes superiores
hacen participar a los ángeles de las órdenes inferiores de sus
conocimientos.
Jerarquía Suprema: Querubines, Serafines y Tronos.
Jerarquía Media: Dominaciones, Virtudes y Potestades.
Jerarquía Inferior: Principados, Arcángeles y Ángeles.
La descripción basada en los distintos nombres que se encuentran en la
Biblia es así:
-Serafines: “alabadores” de Dios; Serafín significa “amor ardiente”; alaban
constantemente al Señor y proclaman Su Santidad. Isaías 6,2.
-Querubines: “guardianes” de las cosas de Dios; encargados de guardar
el Arca de la Alianza y el camino que lleva al Árbol de la Vida; se habla de
ellos en el Génesis, en el Éxodo, en la visión de Ezequiel (1,4) y en la Carta
a los Hebreos (9,5). Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones:
“se sienta sobre querubines”.
-Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones: en la Biblia se
encuentran estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico.
Ver definiciones de San Gregorio (arriba).
-Ángeles: su misión es ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna,
guiándolos y protegiéndolos de los peligros de alma y cuerpo.
-Arcángeles: “asistentes” de Dios; están al servicio directo del Señor, para
cumplir misiones especiales.
Arcángel San Miguel: arrojó del Cielo a Lucifer y a
los ángeles rebeldes que le siguieron. Mantiene la batalla contra Satanás
y los demás demonios, para destruir su poder y ayudar a la Iglesia a
obtener la victoria final. Su nombre, Miguel, significa “quién como Dios”. Su
conducta y su fidelidad invitan a reconocer siempre el Señorío de Jesús y
a buscar en todo momento la gloria de Dios.

Arcángel San Gabriel: en hebreo significa “Dios


es fuerte”, “fortaleza de Dios”. Aparece siempre como el mensajero de
Dios, para cumplir misiones especiales y como portador de noticias felices.
Anunció a la Virgen María la encarnación del Hijo de Dios, y a Zacarías el
nacimiento de Juan El Bautista. Es mencionado en el Antiguo y en el Nuevo
Testamento de la Biblia. Se le apareció al profeta Daniel.

Arcángel San Rafael: su nombre significa


“medicina de Dios”. Tiene un papel muy importante en la vida de Tobías,
al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer; Tobías obedeció
en todo al Arcángel San Rafael, sin saber que era un ángel enviado por el
Señor; se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios, y le
dejó como mensaje bendecir y alabar a Dios, hacer siempre el bien y
nunca dejar de orar. Patrono de los viajeros, por haber guiado a Tobías en
sus viajes por tierra y mar. Patrono de los médicos de cuerpo y alma, por
las curaciones que realizó en Tobit y Sara, padre y esposa de Tobías.

ARCÁNGELES
Tienen el mismo orden que los principados celestes. Con los Ángeles,
forman una sola jerarquía y orden. No obstante, como en cada jerarquía,
hay tres poderes: primero, medio y último. El Santo Orden de los Arcángeles
tiene algo de los otros dos, por hallarse entre los extremos.

Se comunican con los santísimos Principados y con los Santos Ángeles, su


relación con los primeros se funda en el hecho de que -como los
Principados- se orientan hacia el Principio Supraesencial en que reciben
sobre sí la marca del que es Principio.
El orden de los Arcángeles comunica la unión a los Ángeles gracias a los
invisibles poderes de ordenar y disponer lo que han recibido del Principio
mismo. El Orden de los Arcángeles se relaciona con los Ángeles por servir
de intermedio para comunicar a éstos las iluminaciones que reciben de
Dios por medio de las primeras jerarquías. Los Arcángeles se lo comunican
a los Ángeles y por medio de éstos, a nosotros, en cuanto somos capaces
de ser santamente iluminados.

ÁNGELES
Completan el conjunto jerárquico de las Sagradas Inteligencias.
Constituyen el grado inferior de los Coros Angélicos. Se da el nombre de
“ángeles” a este grupo con preferencia a otros, por cuanto su jerarquía es
la más próxima a nosotros, los humanos, la que nos hace manifiesta la
revelación; y está más cerca del mundo.
Los Ángeles son mensajeros de Dios. Siempre nos traen la alegría y
esperanza en Dios. De ellos podemos aprender a saber servir más que ser
servidos.
Del Santo Evangelio según San Juan 1, 47-51
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en
quien no hay engaño. Le dice Natanael: ¿De qué me conoces? Le respondió Jesús:
Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Le
respondió Natanael: Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel. Jesús le
contestó: ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas
mayores. Y le añadió: En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los
Ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

https://www.youtube.com/watch?v=v6qFCYRQKVA&t=2277s

Los grandes Arcángeles de Dios testimonian para nosotros la fidelidad y la


pasión y celo con que los hijos de Dios han de alabar a Su Creador. Lejos
de ser desconocidos y “mitológicos”, ellos representan los mejores
compañeros de viaje, los mejores sanadores del corazón, los mejores
defensores de los intereses de Dios en el mundo.

San Miguel es el fiero defensor de Dios. La narración


del Apocalipsis lo muestra expulsando a Satanás de los dominios de Dios,
muestra al gran traidor y padre de la mentira -que osó rebelarse contra un
Dios tan bondadoso. Encendido de celo por el Señor, Miguel blandió la
espada y arrojó a todos los obradores de iniquidad al único lugar en donde
pudiesen soportar su soberbia, vanidad y rebelión. Por eso, San Miguel es
en quien el cristiano halla al mejor baluarte para defenderse de las
asechanzas demoníacas, gran modelo de fidelidad a Dios.
De él aprendemos el celo por las cosas de Dios, celo que consume de
pasión y que lleva a una acción inmediata, radical, tajante, sobre todo
cuando Dios se ve ofendido por sus enemigos que incitan sin cesar a la
rebelión, al orgullo y a la desunión.
San Gabriel quizás fue el más afortunado entre
todas las criaturas celestes: siempre lo enviaron a dar mensajes.
Le tocó dar el mensaje más hermoso jamás oído, a la criatura más hermosa
jamás vista. Hablar de él, lleva irremediablemente a la contemplación de
la Toda Pura y Bienaventurada Virgen María, Nuestra Madre del Cielo,
María. Su ejemplo nos enseña a predicar sin miedo los designios de Dios a
nuestros hermanos en la fe, y sobre todo a testimoniar las maravillas
obradas por Dios en Ella. Confiadamente podemos levantar nuestra
mirada a la Madre y pedirle auxilio al Arcángel Mensajero, para ser fieles
a la Palabra de Dios en el mundo y aún en medio de las tinieblas.

San Rafael representa la mano providente de Dios,


que no se olvida de Sus hijos que sufren en el mundo. A él le tocó sanar
muchas heridas del cuerpo y, sobre todo, del alma. Por eso es el Arcángel
que cura, que alivia las penas del alma, que sabe confortar y comprende
al que sufre. De él aprendemos a ser un consuelo más que un peso para el
hermano que lo necesita. De él, la confianza inamovible en la acción
cierta de Dios en el mundo, junto al hombre.
De los Arcángeles aprendemos a saber servir más que ser servidos. Porque
ellos son ministros de Dios. Y de ellos, a estar pendientes de su cierta acción
en favor nuestro, porque esa es su misión. ¿Quién sabe si un día cualquiera
hemos sido ayudados por un Ángel del Señor? No cerremos las puertas a
nadie, no sea que se las estemos cerrando a uno de estos mensajeros, o
más terrible aún, al mismo Señor de la vida y de la historia.
SAN BUENAVENTURA
Franciscano, superior general de su Orden por 17 años, vivió en el siglo XIII
(1221-1274). El Papa Sixto IV lo canonizó en 1482, y en 1588 Sixto V lo
proclamó Doctor de la Iglesia Católica, asignándole el título de Doctor
Seráfico [de Serafín, que arde en amor por Dios]. El Papa León XIII se refirió
a él como Príncipe de la Mística.

SAN BUENAVENTURA expone [en


la Parte II de su obra “Breviloquio”] sobre la creación de los Ángeles.
También habla de la apostasía de los demonios y la confirmación de los
Ángeles buenos:
Los Ángeles, desde su misma creación, poseen 4 atributos:
1. Simplicidad de esencia.
2. Distinción personal.
3. Facultad racional, con memoria, entendimiento y voluntad.
4. Libre albedrío para elegir el bien y desechar el mal.
A estos 4 atributos principales, se suman otros 4:
1. Eficacia en el obrar.
2. Diligencia en el servir.
3. Perspicacia en el conocer.
4. Inmutabilidad después de la elección [sea en el bien o en el mal].
Respecto a la apostasía de los demonios, San Buenaventura hace
saber que Dios hizo buenos a los Ángeles, pero les puso en lugar intermedio
entre Él, sumo bien, y el bien mudable, que es la criatura; de tal manera
que, si se inclinaban a amar el bien, que está por encima, se elevaran al
estado de gracia y de gloria; pero si se volvían al bien mudable, que está
por debajo, por eso mismo cayeran en el mal de culpa y pena. Porque no
se da “el deshonor del pecado sin el honor o la belleza de la justicia”.
El principal entre los ángeles, Lucifer, presumiendo de su bien particular,
apeteció su particular excelencia, queriendo sobreponerse a los demás,
por eso cayó con todos sus secuaces.
Y cayendo, se hizo impotente, obstinado, obcecado y excluido de la
contemplación de Dios, desviado del orden en su obrar, por lo que vive
odiando y esforzándose con todo empeño en derribar al hombre por
medio de múltiples tentaciones; porque el hombre es la máxima creación
del universo que Dios creó.
La voluntad impía de Satanás y su obrar apartado de Dios se convirtieron
en odio y envidia hacia el hombre. La perspicacia de la razón, cegada
por la verdadera luz, se volvió engaño, fraude y adivinación. Y la diligencia
en el servir, apartada de su verdadero ministerio, lo llevó a dedicarse a
tentar. Su potencia, disminuida y coartada, se emplea -en cuanto Dios se
lo permite- en tentar constantemente al ser humano, para ser probado.
Todas sus cualidades de Ángel de la Luz [Luz Bella] salieron fuera del orden
debido por su voluntad depravada por la soberbia y el orgullo, por la
vanidad y el querer ser como Dios. Todas ellas las emplea en aumentar su
soberbia, buscando ser honrado por los hombres y adorado como Dios.
De ahí que “todo lo hace mal”, lo cual -sin embargo- Dios lo permite
porque forma parte de Su Plan Divino. En un momento Dios define el
castigo para los malhechores y la honra para los buenos, tal como se
manifestará en el Juicio Final.
Acerca de la confirmación de los Ángeles buenos, San Buenaventura
hace saber que se debe admitir que, así como los Ángeles apartados de
Dios quedaron inmediatamente obstinados por la impenitencia, los que se
volvieron a Dios inmediatamente fueron confirmados en la voluntad por la
gracia y la gloria, perfectamente iluminados en la razón, perfectamente
fortalecidos en el poder de Dios [tanto imperativo como ejecutivo] y
perfectamente ordenados en la operación [tanto contemplativa como
ministerial]. Esto, según la triple jerarquía, a saber: suprema, media e ínfima.
A la jerarquía suprema, pertenecen los Tronos, los Querubines y los
Serafines; a la media, las Dominaciones, las Virtudes y las Potestades; a la
ínfima, los Principados, los Arcángeles y los Ángeles. De los cuales, muchos
son enviados para el servicio de los hombres y destinados a la guarda de
los mismos, a quienes sirven gozosos, purificando, iluminando y
perfeccionando conforme a la voluntad de Dios.
En cuanto a la voluntad, se hicieron estables y felices.
En cuanto al entendimiento, perspicaces, de manera que no sólo
conocieran las cosas en su género propio, sino también en el arte eterno.
En cuanto al poder, fueron perfectamente fortalecidos, para imperar y
para ejecutar, ya sea tomando cuerpo o sin tomarlo.
En cuanto al obrar, fueron perfectísimamente ordenados, de modo que
ya no pudieran desviarse ni subiendo a la contemplación de Dios, ni
bajando al servicio del hombre; porque como ven a Dios cara a cara,
siempre andan dentro de Él a cualquier parte que son enviados.

Son movidos y obran según el orden jerárquico


iniciado en ellos por la naturaleza y consumado por la gloria de Dios, la
cual, fijando el libre albedrío, ilustró la perspicacia [facultad para
percatarse de cosas que pasan inadvertidas a los demás], ordenó la
diligencia y robusteció el poder, conforme a los 4 atributos citados arriba.
La perspicacia de la razón en el contemplar, se ordena principalmente a
la veneración de la Majestad Divina, a la inteligencia de la verdad y/o al
deseo de la bondad. Conforme a esto, hay 3 órdenes en la primera
jerarquía: correspondiendo la reverencia a los Tronos, la sabiduría a los
Querubines y la benevolencia a los Serafines.
A la perfecta eficacia pertenece la virtud imperativa, la virtud ejecutiva y
la virtud expeditiva; la primera pertenece a las Dominaciones, la segunda
a las Virtudes y la tercera a las Potestades.
A la perfecta diligencia atañe regir, revelar y socorrer; lo primero es de los
Principados, lo segundo de los Arcángeles y lo tercero de los Ángeles, que
vigilan para que los que están en pie no caigan -y a los caídos, les ayudan
para que se levanten aún más fuertes.
Y así, es evidente que todos estos atributos se encuentran en los Ángeles,
en mayor o menor medida, descendiendo gradualmente de lo más alto a
lo más bajo. Cada Orden recibe su denominación de aquello que
“sobresale más en su oficio”.

LOS ÁNGELES EN NUESTRA VIDA


Los Ángeles nos ayudan no sólo en circunstancias más o menos
extraordinarias, o cuando nosotros mismos los invocamos; un Ángel
especial nos protege continuamente, nos custodia: es el Ángel Custodio,
o Ángel de la Guarda (nombre sugerido por el salmo 90,11).
Además de la Guarda Angélica individual, las comunidades tienen su
Ángel Custodio. Ello es así principalmente para la Iglesia de Cristo. Así
como el Arcángel Miguel fue el protector del pueblo elegido (Daniel 10,21;
12,1), así también le ha sido confiado el nuevo pueblo elegido: la Iglesia.
La antiquísima devoción a San Miguel, a quien fueron dedicadas
numerosas iglesias, halla en esto su explicación.
¿Qué ayuda puede prestarnos nuestro Ángel Custodio?
Se excluye que pueda mover directamente nuestra voluntad, ya que
cualquier influjo directo sobre ella por parte de una criatura
comprometería su libertad.
Sin embargo, el campo de la actividad angélica es amplio: están las
pasiones y la fantasía, por medio de las cuales los Ángeles pueden ejercer
su influencia indirecta sobre nuestra voluntad y también sobre nuestra
inteligencia; no, quizás, con influjos conscientes de nuestra parte, pero sí a
través de insistencia en imágenes o inclinaciones buenas que se presentan
a menudo frente a nosotros, eliminan las malas, y nos atraen y conmueven,
nos inducen a realizar acciones virtuosas.

Nos ayudan con la protección ante el mal, tanto físico como moral.
El Ángel Custodio influye en la imaginación de su protegido/a tanto como
en el del adversario, para evitar a tiempo -y sin que se den cuenta-
incidentes, tentaciones y peligros demasiado graves.
El Ángel Custodio ora por su protegido/a y ofrece junto con él/ella sus
obras buenas a Dios (Tobías 12,12).
Nuestra actitud espiritual hacia los Ángeles Custodios deriva de la doctrina
de la Iglesia.
En cuanto a él, San Bernardo escribe:

“Respeto por su presencia, devoción por su


benevolencia, confianza por su custodia”.
Podemos comunicar a nuestro Ángel Custodio todos nuestros
pensamientos más íntimos. Es normal que lo hagamos participar de nuestra
vida cotidiana y espiritual, en todos nuestros ideales, actividades y
propósitos. Tendría que convertirse, en realidad, en nuestro amigo íntimo,
porque Cristo nos lo ha dado para estar más cerca de nosotros. Quien
pretenda poder prescindir de la ayuda de su Ángel, despreciará la ayuda
que el mismo Cristo quiere darnos a todos.
En cuanto al Ángel Custodio de las demás personas, podemos valernos de
su ayuda para que nuestra palabra sea escuchada con mayor interés,
especialmente por aquellos que están más alejados de Dios; para que la
doctrina y el amor de Cristo permanezca más tiempo en sus mentes y
tenga mayor influencia en ellos; para que se conviertan profundamente;
para que encuentren la felicidad en Nuestro Señor Jesucristo.
Jesús mismo nos advierte que el Diablo puede arrebatar la buena semilla
sembrada por la predicación (Lucas 8,12). Además, todo lo que podemos
pedir para nosotros mismos también podemos pedirlo para el prójimo,
dirigiéndonos directamente a su Ángel Custodio.
Los Ángeles suelen ayudar a una persona a desarrolla la espiritualidad de
forma invisible. Sin embargo, a veces Dios permite que un alma elegida
vea, sienta y escuche a sus siervos celestiales. En las vidas de muchos
santos, la presencia de los Ángeles era sentida por ellos de manera muy
cercana, especial y singular. Entre ellos, tal vez dos de los santos que más
cercanía tuvieron con los Ángeles fueron el Padre Pío y Faustina Kowalska.

A Santa Faustina, este don de la familiaridad


con los Ángeles le fue dado como religiosa mística y vidente de la Divina
Misericordia. Pasó 13 años consolada y defendida por los Ángeles, que se
convirtieron en sus mejores amigos. El confesor de Faustina, el padre
Sopocko, escribió en su diario que ella tenía la devoción a los Santos
Ángeles y que experimentó visiblemente la presencia de su Ángel de la
Guarda. En su diario personal, la Santa escribió que la suya era “una vida
de guerra animada por los Ángeles, sin quienes no hubiese podido vivir de
tal manera”.
Al leer su diario, se puede tener la impresión de que Santa Faustina llevaba
una vida fácil, porque se encontró con Jesús, la Virgen María y los Ángeles,
místicamente; sin embargo, ella afirma que “tal convicción es engañosa,
porque siempre me di cuenta de mi propia miseria humana”.
La Santa luchó con sus debilidades cada día: “apenas triunfaba sobre un
defecto de carácter, cuando resultaba que era sustituido por diez fallas
más”. Pero no se desanimó, ya que sabía que su vida “no era un tiempo
de paz, sino de guerra… guerra espiritual”.
Los Ángeles no tomaban decisiones por ella, ellos aparecieron como sus
confiables compañeros en los viajes místicos que la Santa hizo al infierno,
al purgatorio y al cielo.

“El enemigo debe tener miedo de nosotros, y no nosotros del


enemigo”: Diario 450

SANTOS ARCÁNGELES & SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS


Fiestas: 29 de septiembre / 2 de octubre

En el siglo IV, el arte religioso representó a


los Ángeles con forma o figura humana. En el siglo V, se les añadieron las
alas como símbolo de su prontitud en hacer la Voluntad Divina y en
trasladarse de un lugar a otro sin la menor dificultad.
En la Biblia encontramos algunos motivos para que los Ángeles sean
representados como seres brillantes alados y de aspecto humano. Por
ejemplo: el profeta Daniel escribe que uno como varón, Gabriel, volando
rápidamente, vino a él (8,15-16; 9,21).

Y en el libro del Apocalipsis, son


frecuentes las visiones de Ángeles que claman, tocan las trompetas, llevan
mensajes y son portadores de copas e incensarios; otros, que suben, bajan
o vuelan; y otros que están de pie en cada uno de los cuatro ángulos de
la tierra, o junto al trono del Cordero.
La misión de los Ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser sus
mensajeros, cuidar y ayudar a los seres humanos. Ellos están
constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando,
adorando, alabando, vigilando y cantando a Dios; y pregonando sus
perfecciones. Son mediadores, custodios, protectores y ministros de Dios.
Son portadores de la Justicia Divina. Su presencia y acción aparecen a lo
largo del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, aparecen
frecuentemente también en la vida y enseñanzas de Nuestro Señor
Jesucristo, en las cartas de San Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y
principalmente en el Apocalipsis.
Con la lectura de los textos sagrados descubrimos que:
 Los ángeles nos protegen.
 Los ángeles nos defienden físicamente.
 Los ángeles nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal.
 Los ángeles luchan con todo su poder por nosotros y con nosotros.
Ejemplo: la milagrosa liberación de Pedro, que fue sacado de la prisión por
un Ángel (Hechos 12,7) y cuando el Ángel del Señor detuvo el brazo de
Abraham para que no sacrificara a Isaac.
Los ángeles nos comunican mensajes importantes del Señor, en
determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les
puede pedir luz para tomar una decisión, solucionar un problema, actuar
acertadamente, descubrir la verdad. Cuando tenemos las apariciones de
la Virgen María, San José y Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los
ángeles.

¿QUIÉNES SON LOS ÁNGELES


CUSTODIOS?
Dios ha asignado a cada hombre en el mundo un Ángel para protegerle
y facilitarle el camino de la salvación, mientras está en la tierra.
San Jerónimo: “Grande es la dignidad de las almas cuando
cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel
destinado para su custodia”.
Dios, en el Antiguo Testamento, se sirve de sus Ángeles para proteger a los
hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del
peligro. Elías, alimentado por un Ángel (1 Reyes 19,5).
También en el Nuevo Testamento se pueden observar muchos sucesos y
ejemplos en los que se ve la misión de los ángeles: el mensaje de José para
que huyera a Egipto, la liberación de Pedro en la cárcel, los ángeles que
sirvieron a Jesús después de las tentaciones en el desierto…
La misión del ÁNGEL CUSTODIO es acompañar a cada ser humano en el
camino por la vida, cuidarlo en la tierra de los peligros de alma y cuerpo,
protegerlo del mal y guiarlo en el difícil camino para llegar al Cielo. Es
nuestro compañero de viaje, en las buenas y en las malas. No se separa
de nosotros ni un solo momento. Está con nosotros mientras trabajamos,
descansamos, viajamos, cuando nos divertimos, cuando rezamos, cuando
le pedimos ayuda, cuando no se la pedimos…
No se aparta de nuestro lado ni siquiera cuando perdemos la gracia de
Dios por el pecado. Nos presta auxilio para enfrentarnos con mejor ánimo
a las dificultades de la vida diaria. Nos ayuda a superar las tentaciones que
se presentan en la vida. Nos inspira buenas obras.
Muchas veces se piensa en el Ángel de la Guarda como en un ser infantil,
no es así, la persona crece y con este crecimiento se tendrá que enfrentar
a una vida con mayores dificultades y tentaciones; por lo tanto, el ÁNGEL
CUSTODIO resulta de gran ayuda.

Para que nuestra relación personal con el ÁNGEL CUSTODIO sea eficaz,
necesitamos hablar con él, llamarlo, tratarlo como el amigo que es; así,
podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro. Debemos confiar
totalmente en él, pedirle ayuda; además de que nos guía y protege, está
cerquísima de Dios y le puede decir directamente lo que queremos y
necesitamos.
Los Ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos ni deseos más
íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo
Dios conoce exactamente lo que hay dentro de nuestro corazón. Los
Ángeles sólo pueden conocer lo que queremos, intuyéndolo por nuestras
obras, palabras, gestos o actitudes.
También podemos pedirle favores especiales a los Ángeles de la Guarda
de otras personas, para que las protejan de determinado peligro o las
guíen en una situación difícil.
El culto al ÁNGEL CUSTODIO comenzó en la península ibérica y se propagó
luego a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción, en Barcelona,
con fecha de 1494.
¿QUÉ NOS ENSEÑAN LOS ÁNGELES?
 A glorificar al Señor.
 Proclamar Su Santidad y rendirle homenaje de adoración, amor e
ininterrumpida alabanza.
 A cumplir con exactitud y prontamente todas las órdenes que reciben
del Señor.
 A cumplir la Voluntad de Dios sin discutir Sus órdenes ni aplazar el
cumplimiento de éstas.
 A servir al prójimo.
Los Ángeles están preocupados por nosotros.
Quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que se nos presentan a
lo largo de nuestra vida.
Esto debe animarnos a servir generosamente a nuestros hermanos y a
compartir con ellos penas y alegrías, y los dones que Dios nos ha dado.

Nota acerca de los demonios o ángeles caídos


Dios creó a los Ángeles como espíritus puros.
Todos se encontraban en estado de gracia.
Pero algunos, encabezados por Luzbel [Lucifer], el más bello de los Ángeles,
por su malicia, soberbia y vanidad se negaron a adorar a Jesucristo, Dios
hecho hombre: se sintieron “seres superiores” y así rechazaron
eternamente a Dios con un acto inteligente y libre de su parte.
Lucifer, Diablo, Satán o Satanás y los ángeles rebeldes que le siguieron,
convertidos ya en demonios, fueron arrojados del Cielo y confinados a un
estado eterno de tormento, en donde nunca más podrán ver a Dios. No
cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres espirituales y reales.

Lucifer es el enemigo de Dios, Jesús lo llama “el engañador” y


“el padre de la mentira”
Su constante actividad en el mundo busca apartar a los hombres de Dios,
mediante engaños e invitaciones al mal.
Quiere evitar que conozcamos a Dios, lo amemos, lo adoremos, lo
alabemos, lo glorifiquemos y que alcancemos la felicidad eterna.
Es un enemigo con el que tenemos que luchar para poder llegar al Cielo.
Los demonios se encuentran organizados en jerarquías, tal como fueron
creados en un principio, subordinados los inferiores a los superiores.
Satanás y sus demonios comenzaron sus maléficas acciones con Adán y
Eva, y no se dan por vencidos en su labor, nunca.
Aprovechan la inclinación del hombre hacia el mal, por su naturaleza que
quedó dañada después del pecado original. Son muy astutos, disfrazan el
mal de bien, e incluso se disfrazan ellos mismos.
El Diablo es como un gran perro encadenado, que solamente
muerde a quienes se le acercan demasiado
Su actuación sobre el hombre es CONSTANTE.
“Sed sobrios y vigilantes, porque vuestro enemigo el Diablo anda girando
como león rugiente alrededor de vosotros, en busca de presa que devorar”
(1 Pedro 5,8).
“Quisimos pasar a visitaros y en particular yo, Pablo, lo he resuelto varias
veces; pero Satanás nos lo ha estropeado” (1 Tes 2,18).
“Los que contradicen la verdad están enredados en los lazos del Diablo,
que los tiene presos a su arbitrio” (2 Tim 2, 25-26).
“Dijo también el Señor: Simón, mira que Satanás va tras de vosotros para
zarandearos como el trigo. Mas yo he rogado por ti” (Lucas 22, 31-32).
“El que oye la palabra del Reino y no para en ella su atención, viene el mal
espíritu y le arrebata aquello que se había sembrado en su corazón”
(Mateo 13,19).
“Se me ha dado el estímulo de mi carne, un ángel de Satanás para que
me abofetee” (2 Corintios 12,7).
“El mismo Satanás se transforma en ángel de luz, así no es mucho que sus
ministros se transfiguren en ministros de justicia” (2 Corintios 11, 14-15).
“Satanás se apoderó de Judas, el cual fue a tratar con los príncipes de los
sacerdotes” (Lucas 22, 3-4 / Juan 13,17).
“Temo que, así como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así sean
manchados vuestros espíritus” (2 Corintios 11,3).
“Revestíos de toda la armadura de Dios, para poder contrarrestar las
asechanzas del Diablo, pues nuestra pelea es contra los espíritus malignos”
(Efesios 6, 11-12).
“Si os enojáis, no queráis pecar. No deis lugar al Diablo” (Efes. 4, 26-27).
“Estos son espíritus de demonios, que hacen prodigios y van a los reyes de
la tierra para coaligarlos en batalla el gran día del Dios Todopoderoso”
(Apocalipsis 16, 14).
“Satanás saldrá de su prisión y engañará a las naciones que hay sobre los
cuatro ángulos del mundo” (Apocalipsis 20, 7).
“Quien comete pecado, del Diablo es; porque el Diablo desde el
momento de su caída continúa pecando. Por eso vino el Hijo de Dios, para
deshacer las obras del Diablo” (1 Juan 3,8).
“Estad, pues, sujetos a Dios y resistid al Diablo y huirá de vosotros” (Sant.4,7).
Satanás escogió el mal
“Si miras hacia el sol, serás inmediatamente iluminado; si miras hacia la
sombra, necesariamente quedarás rodeado de tinieblas. El Diablo es malo
por haber escogido la maldad, libre y conscientemente, no porque su
naturaleza esté de por sí en oposición con el bien” (San Basilio, Sermón 15).

La actuación del diablo es constante cerca del hombre


“Siempre está ojo avizor contra nosotros, este enemigo antiguo. No nos
durmamos. Sugiere halagos, pone celadas, introduce malos pensamientos,
y para llevarnos a dolorosa ruina, pone delante lucros y amenaza con
perjuicios. Todos, ahora y cada uno, es probado, cada cual a su modo”
(San Agustín, Sermón 6).
“Las cosas que proceden de la naturaleza y las que parten de nuestra
voluntad, son de poca importancia comparadas con la guerra implacable
que nos tiene declarada el demonio” (San Juan Crisóstomo, Vol I, p.374).

__________________________________________________________________
“Orad sin cesar, para que no caigáis en la tentación”: Jesucristo.
__________________________________________________________________

“El demonio nos acecha en todas partes. Es preciso contar con que, en
cualquier parte, en cualquier estado que nos encontremos, la tentación
nos acompañará” (Santo Cura de Ars, Sermón sobre las tentaciones).
“Nuestro enemigo, el Diablo, nos rodea siempre, tratando de quitarnos la
semilla de La Palabra que ha sido puesta en nosotros” (San Atanasio).

La tentación
“Como general competente que asedia un fortín, el demonio estudia los
puntos flacos del hombre a quien intenta derrotar y lo tienta por su parte
más débil” (Santo Tomás, Sobre el Padrenuestro, I, p.162).
“Sus armas son la astucia, el engaño y la torpeza espiritual; y sus despojos,
los hombres engañados por él” (San Beda, vol. VI, p.30).
“Dos pasos del Diablo; primero, engaña; y después de engañar, intenta
retener en el pecado cometido” (Santo Tomás, Sobre el Padrenuestro, I,
p.163).
“Las tentaciones de Nuestro Señor son también las tentaciones de sus
servidores, de un modo individual. Pero su escala, naturalmente, es
diferente: el demonio no va a ofreceros a vosotros ni a mí todos los reinos
de este mundo. Conoce el mercado, y como buen vendedor ofrece
exactamente lo que calcula que el comprador tomará. Supongo que
pensará, con bastante razón, que la mayor parte de nosotros podemos ser
comprados por 500 mil dólares al año, y una gran parte de nosotros por
mucho menos. Tampoco nos ofrece sus condiciones de modo tan abierto,
sino que sus ofertas vienen envueltas en toda especie de formas plausibles.
Pero si ve la oportunidad, no tarda mucho en señalarnos a vosotros y a mí
cómo podemos conseguir aquello que queremos si aceptamos ser infieles
a nosotros mismos y a Dios, y en muchas ocasiones si aceptamos ser infieles
a nuestra Iglesia Católica” (R. A. Knox, Sermones pastorales, p.79).

Satanás trata siempre de sembrar la confusión


“El Diablo no permite a aquellos que no velan, que vean el mal hasta que
lo han consumado” (San Juan Crisóstomo, vol. III, p.345).
“Suponed, por ejemplo, que sobre las calles de una populosa ciudad
cayera de repente la oscuridad; podéis imaginar, sin que yo os lo cuente,
el ruido y el clamor que se produciría: transeúntes, carruajes, coches,
caballos, todos se hallarían mezclados. Así es el estado del mundo. El
espíritu maligno que actúa sobre los hijos de la incredulidad, el dios de este
mundo, como dice San Pablo, ha cegado los ojos de los que no creen; y
he aquí, que se hallan forzados a reñir y discutir, porque han perdido su
camino; y disputan unos contra otros, diciendo uno esto y otro aquello,
porque no ven” (Cardenal Newman, Sermón para el domingo 11 de
Cuaresma, Mundo y Pecado).
“El lobo roba y dispersa las ovejas, a unos los arrastra a la impureza, a otros
inflama con la avaricia, a otros los hincha con la soberbia, a otros los
separa por medio de la ira, a éste le estimula con la envidia, al de allá le
incita con el engaño. De la misma manera que el lobo dispersa las ovejas
de un rebaño y las mata, así también hace el diablo con las almas de los
fieles por medio de las tentaciones” (San Gregorio Magno, Hom. 14).
“Siendo un ángel apóstata, no alcanza su poder más que a seducir y
apartar el espíritu humano para que viole los preceptos de Dios,
oscureciendo poco a poco el corazón de aquellos que tratarían de servirle,
con el propósito de que olviden al verdadero Dios, sirviéndole a él como si
fuera Dios. Esto es lo que descubre su obra desde el principio” (San Irineo,
Tratado contra las herejías, 5).
“Perverso maestro es el Diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo
verdadero, para encubrir con apariencia de verdad el testimonio del
engaño” (San Beda, vol. IV, p.76).

En la hora de la muerte, satanás intentará atacar


“Debemos procurar pensar con santo temor, cuán furioso y terrible se
presentará el demonio en el día de nuestra muerte, buscando en nosotros
sus obras; cuando vemos que se presentó a Dios al morir en su carne, y
buscó algunas de sus obras en Aquel en quien nada pudo encontrar” (San
Gregorio Magno, Hom. 39).

Trata de aprovechar cualquier circunstancia y estado de ánimo,


especialmente la tristeza. Alguien podría preguntar: ¿cómo se
explica que el Diablo utilice las citas de la Sagrada Escritura? No
tiene más que abrir el Evangelio… y leer. Encontrará escrito:
“Entonces el Diablo lo tomó -se trata del Señor, del Salvador- y lo
puso sobre lo alto del templo y le dijo: Si eres el Hijo de Dios,
échate de aquí abajo; pues está escrito: TE HE ENCOMENDADO
A LOS ÁNGELES, LOS CUALES TE TOMARÁN EN SUS MANOS PARA
QUE TU PIE NO TROPIECE EN PIEDRA ALGUNA (Mateo 4, 5-6).

“¿Qué no hará a los pobres mortales el que tuvo la osadía de asaltar, con
testimonios de la Escritura, al mismo Señor de la majestad?” (San Vicente
de Lerins, Conmonitorio, n.26).

El pecador queda, en cierto modo, bajo la potestad del diablo


“De la misma manera que la nave, una vez roto el timón, es llevada a
donde quiere la tempestad, así también el hombre cuando pierde el
auxilio de la gracia divina por su pecado, ya no hace lo que quiere sino lo
que quiere el demonio” (San Juan Crisóstomo, vol. III).
“Cuando el demonio se aparta de alguno, acecha el instante oportuno, y
cuando le ha inducido a un segundo pecado, acecha la ocasión para el
tercero” (Orígenes, vol. III, p.346).

Satanás no tiene tanto poder para vencernos como para


tentarnos, incluso tiene limitado el poder de tentar
“Este enemigo se opone a nuestro progreso, en cuanto nos mueve al mal,
no porque nos determine efectivamente a él. Por lo demás, ningún
hombre podría en absoluto evitar cualquier pecado si tuviera tanto poder
para vencernos como lo tiene para tentarnos. Si por una parte es verdad
que tiene el poder de incitarnos al mal, por otra también es cierto que se
nos ha dado A NOSOTROS la fuerza de rechazar sus sugestiones y la
libertad de consentir en ellas. Pero si su poder y sus ataques engendran en
nosotros el temor, no perdamos de vista que contamos con la protección
y con la ayuda del Señor; su gracia combate a nuestro favor, con un poder
incomparablemente superior al de toda esa multitud de adversario que
nos acosan y que trabajan para Satanás. Dios no se limita únicamente a
inspirarnos el bien, nos secunda y nos empuja a cumplirlo. Y más de una
vez, sin percatarnos de ello y a pesar nuestro, nos atrae a la salvación. Es,
pues, un hecho cierto que el demonio no puede seducir a nadie si no es a
aquel que libremente le presta el consentimiento de su voluntad” (Casiano,
Colaciones, 7).
“El diablo tiene un cierto poder; sin embargo, las más de las veces quiere
hacer daño y no puede, porque este poder está bajo otro poder […] ya
que Quien da facultad al tentador, da también Su Misericordia al que es
tentado. Ha limitado al diablo los permisos de tentar” (San Agustín, Sobre
el Sermón de la Montaña, 2).
“El diablo no puede dominar a los siervos de Dios que de todo corazón
confían en Él. Puede, sí, combatirlos, pero no derrotarlos” (Pastor de
Hermas, Epílogo sobre Los Mandamientos, 2).

el diablo no conoce directamente la naturaleza de nuestros


pensamientos
“Los espíritus inmundos no pueden conocer la naturaleza de nuestros
pensamientos. Únicamente les es dado columbrarlos [suponerlos,
conjeturarlos], merced a indicios sensibles o bien examinando nuestras
disposiciones, nuestras palabras o las cosas hacia las cuales advierten una
propensión por nuestra parte…
“… En cambio, lo que no hemos exteriorizado y permanece oculto en
nuestras almas les es totalmente inaccesible, inclusive los mismos
pensamientos que ellos nos sugieren, la acogida que les damos, la
reacción que causa en nosotros, todo esto no lo conocen por la misma
esencia del alma; antes bien, por los movimientos y las manifestaciones del
hombre exterior” (Casiano, Colaciones, 7).

San Agustín dice, para consolarnos, que el demonio es “un gran perro
encadenado, que acosa, que mete mucho ruido, pero que solamente
muerde a quienes se le acercan demasiado”.
_____________________________________________________________________

Sobre el diablo

 Cuando uno no procesa a jesucristo, uno procesa la mundanidad


del diablo.

 El príncipe de este mundo no quiere nuestra santidad, no quiere


que sigamos a cristo; tal vez algunos pueden considerar
anticuado hablar sobre el diablo en el siglo xxi, pero cuidado,
porque el diablo está presente, está aquí, incluso en el siglo xxi, y
no hay que ser ingenuos, debemos aprender del evangelio cómo
luchar contra satanás.

 El diablo ataca mucho a la familia. Ese demonio no la ama y trata


de destruirla.

 Basta con abrir un periódico o encender la tv y vemos que a


nuestro alrededor está la presencia del mal, el diablo está en su
trabajo. Por eso hay que decir en voz alta: dios es más fuerte. Si lo
crees, vencerás.

 Nos corresponde a nosotros, los cristianos, pedir al señor la


gracia de tomar estas cosas en serio. Él vino a luchar por nuestra
salvación. Ganó contra el diablo. No hagamos tratos con el
diablo, él trata de tomar posesión de nosotros. No relativicemos,
estemos atentos y siempre con Jesús.
 La presencia del diablo está en la primera página de la biblia y la
biblia termina también con la presencia del diablo, con la victoria
de dios sobre el diablo.

 O estás conmigo, dice el señor, o estás en contra de mí. Jesús vino


para darnos la libertad de la esclavitud del diablo que tiene
sobre nosotros. En este punto no hay matices, hay una batalla y
una batalla en la que la salvación eterna está en juego. Tenemos
que estar siempre en guardia contra el engaño, contra la
seducción del mal.

 El diablo planta mal donde hay bien, tratando de dividir a


personas, familias y naciones. Pero dios mira en el campo de cada
persona, con la paciencia y la misericordia; ve la suciedad y el mal
mucho mejor que nosotros, pero también ve las semillas del bien y
pacientemente espera su germinación.

 El diablo no puede soportar ver la santidad de una iglesia o de una


persona sin tratar de hacer algo.

 Mira bien cómo Jesús responde a la tentación: él no dialoga con


satanás, como hizo eva en el paraíso terrenal. Jesús sabe bien que
uno no puede dialogar con satanás, porque él es muy astuto. Por
esta razón, en lugar de dialogar Jesús escoge refugiarse en la
palabra de dios y responder con el poder de esta palabra.
Recordemos esto en el momento de la tentación, no discutir con
satanás sino defendernos con la palabra de dios y esto nos
salvará.

 Necesitamos guardar la fe, guardarla de la oscuridad. Muchas


veces, sin embargo, es una oscuridad bajo el disfraz de la luz; esto
es porque el diablo, como dice san pablo, se disfraza a veces como
un ángel de luz.

 Detrás de cada rumor hay celos y envidia. Los chismes dividen a la


humanidad, la destruyen. Los rumores son las armas del diablo.

https://www.youtube.com/watch?v=m4oZZhpMXP4

Ayuda de los sacramentos, de la oración, de la limosna y de los


sacramentales para vencer la tentación
“Me dices que por qué te recomiendo siempre con tanto empeño el
uso diario del agua bendita… Muchas razones te podría dar, te bastará
seguramente ésta de la Santa de Ávila: De ninguna cosa huyen más los
demonios, para no tornar, que del agua bendita” (San Juan de la Cruz).
“Dios nos envía amigos, ora sea un santo, ora un Ángel, para
consolarnos […] nos hace sentir con mayor fuerza la eficacia de sus
gracias, a fin de fortalecernos y armarnos de valor.
Mas, al recibir los sacramentos, no es un santo o un Ángel… es Él mismo
quien viene revestido de todo Su Poder para aniquilar a nuestro
enemigo. El demonio, al verle dentro de nuestro corazón, se precipita a
los abismos. Aquí tenéis, pues, la razón o el motivo por el cual el demonio
pone tanto empeño en apartarnos de ellos, o en procurar que los
profanemos. En cuanto una persona frecuenta los sacramentos, el
demonio pierde todo su poder sobre ella (Santo Cura de Ars, Sermón
sobre la perseverancia).
“(Mas líbranos del mal) Nada queda ya que deba pedirse al Señor
cuando hemos pedido Su protección contra todo lo malo; la cual, una
vez obtenida, ya podemos considerarnos seguros contra todas las cosas
que el demonio y el mundo pueden hacer. ¿Qué miedo puede darnos
el siglo, si en él tenemos a Dios por defensor?” (San Cipriano, vol. II,
p.371.372).
“Ningún poder humano puede ser comparado con el suyo y sólo el
Poder Divino lo puede vencer, y tan sólo la Luz Divina puede
desenmascarar sus artimañas. El alma que hubiera de vencer la fuerza
del demonio no lo podrá conseguir sin oración, ni podrá entender sus
engaños sin mortificación y sin humildad” (San Juan de la Cruz, Cántico
Espiritual, 3,9).
“Donde se da limosna, el diablo no se atreve a penetrar” (San Juan
Crisóstomo, Hom. sobre la Primera Epístola a los Colosenses, 35).

La ayuda del ángel custodio


“Acude a tu Custodio, a la hora de la prueba, y te amparará contra el
demonio y te traerá santas inspiraciones” (Santa Faustina).
El humilde vence al demonio
“En la vida de San Antonio, se refiere que Dios le hizo ver el mundo
sembrado de lazos que el demonio tenía preparados para hacer caer
a los hombres en pecado. Quedó tan sorprendido de ello, que su
cuerpo temblaba como la hoja de un árbol; y dirigiéndose a Dios, le dijo:
Señor, ¿quién podrá escapar de tantos lazos? Y oyó una voz que le dijo:
Antonio, el que sea humilde; pues Dios da a los humildes la gracia
necesaria para que puedan resistir a las tentaciones; mientras permite
que el demonio se divierta con los orgullosos, los cuales caerán en
pecado en cuanto sobrevenga la ocasión…
Mas, a las personas humildes el demonio no se atreve a atacarlas”
(Santo Cura de Ars, Sermón sobre la humildad).

La ayuda de la santísima virgen maría


“El príncipe de este mundo ignora la virginidad de María, su parto y la
muerte del Señor, tres misterios resonantes cumplidos en el silencio de
Dios” (San Ignacio de Antioquía, Carta a los Tralianos, 9).
“¡Qué cosas nos dicen los santos de María! ¿Quién volvió a su casa, sin
alegría ni gozo, después de haber pedido a María la Madre del Señor,
lo que deseaba?” (San Amadeo, Homilías).
“Así como Eva fue seducida por un Ángel para que se alejara de Dios,
desobedeciendo Su Palabra, así María fue notificada por otro Ángel de
que llevaría a Dios en su seno si obedecía Su Palabra. Y como aquella
fue inducida a desobedecer a Dios, así ésta fue persuadida a
obedecerlo. Y de esta manera, la Virgen María se convirtió en abogada
de la virgen Eva” (San Ireneo, Tratado contra las herejías, 5).
“En todo peligro puedes alcanzar la salvación de esta Virgen Gloriosa;
por eso se dice: Mil escudos, mil remedios contra los peligros cuelgan de
ella (Cant. 4,4). Igualmente, para cualquier obra virtuosa puedes
invocarla en tu ayuda; por eso Ella dice: En mí está toda esperanza de
vida y de virtud (Ecle. 24,25). (Santo Tomás, Sobre el Avemaría, 1, p.182).
_______________________________________________________________

La Iglesia ha definido dogma de fe la existencia de los Ángeles.


➢ En el Concilio IV de Letrán [1215], debido al dualismo que existía en la
Edad Media, se explicó que Dios es creador de todas las cosas, de las
visibles y las invisibles, de las criaturas espirituales y las corporales, y
que a unas y a otras las creó de la nada.
➢ En 1870, debido al materialismo y racionalismo de la época, el
Concilio Vaticano I afirmó nuevamente la existencia de los ángeles.
➢ Pablo VI volvió a poner de manifiesto la existencia de los ángeles en
1968, al formular el “Credo del Pueblo de Dios”.
➢ En la reforma litúrgica de la Iglesia [1969] quedó establecido el día 29
de septiembre para recordar a los Arcángeles San Miguel, San Rafael
y San Gabriel; y el 2 de octubre para conmemorar a los Ángeles
Custodios.
➢ Su adoración es estrictamente prohibida, sólo se adora a Dios.
➢ Los Ángeles se hacen visibles para confirmar su existencia y demostrar
que son servidores fieles de Dios y nuestros aliados cuando hacemos
la voluntad de Dios.
➢ Ellos vienen para ayudarnos y cooperan con Dios en nuestra
salvación.
➢ Están en la presencia de Dios, listos siempre para servirle: oran, adoran,
vigilan, cantan y alaban a Dios, y pregonan sus perfecciones; son
mediadores, custodios, protectores y ministros de la justicia divina”.

Cristo es su creador
En el antiguo judaísmo, había mucha especulación en cuanto a los
ángeles y demasiada preocupación por ellos, incluso los adoraban.
Para los cristianos, el intermediario entre Dios y nosotros es Cristo, no son los
ángeles: es sobre Él que los ángeles ascienden y descienden (Juan 1,51).
Los ángeles anunciaron el nacimiento del Salvador (Lucas 2, 8-14), no son
el Salvador.
El Nuevo Testamento prohíbe su adoración (Ap. 19, 10, 22, 8-9; Col 2,18).
San Pablo nos recuerda que son solamente criaturas (Col. 1,16) y que Cristo
es el centro de nuestra fe; Él está encima de ellos (Heb. 1, 4-6; Ef. 1,21).
Los ángeles adoran a Cristo (Heb. 1,6; Ef. 1, 22-23).
La doctrina de la Iglesia Católica enseña que los ángeles son criaturas
invisibles, personas finitas que no se ajustan al ámbito de los sentidos; son
espíritus dotados de inteligencia y voluntad en estado puro, que
relacionan con el mundo material. Por su naturaleza, son superiores a todas
las demás criaturas, incluso a los hombres, y poseen intelecto, voluntad y
poder superior (2 Pedro 2,12). Entienden las cosas de manera
completamente distinta a los hombres. Sin las limitaciones materiales que
tienen los hombres, ellos captan la verdad total y completa de un asunto,
ven su principio y todas las consecuencias y los aspectos al mismo tiempo.
A pesar de esto, no son omnipotentes como Dios. Su poder y conocimiento
tienen límites (Dan. 10,13; Mt. 24,36; 1Ped. 1,12).
En cuanto a su naturaleza, los ángeles son espíritus. Son llamados ángeles
por su función. No son iguales a los espíritus de los difuntos (los santos),
anteriormente éstos eran hombres/mujeres de carne y hueso, los ángeles
jamás fueron hombres ni criaturas terrenales.

________________________________________________________________________

LOS SANTOS ÁNGELES DE LA GUARDA

En la Sagrada Biblia, la palabra ÁNGEL significa MENSAJERO. Un espíritu


purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir Sus órdenes, y
llevar Sus mensajes a los seres humanos.
Nos ayudan a deshacernos de cosas, no a ganar cosas, sino a permitir que
Nuestro Señor Jesucristo obre en nosotros.
Quien tiene a Jesús tiene que ser feliz, nuestra vida es tener al Santísimo
Sacramento en nosotros cuando lo recibimos en la Sagrada Comunión,
cuando los Ángeles alaban a Dios porque nosotros les damos felicidad en
el Cielo al acudir a la Sagrada Eucaristía y recibir a Cristo.
Los Ángeles nos ayudan a esto. Y a tener nuestra propia resurrección y
crucifixión, ese constante vivir y morir, eso es lo que nos hace felices y nos
hace diferentes, nos hacen ser un ejemplo para el mundo. Nos ayudan a
recordar que estamos destinados a estar con Dios en Su Reino. “La Casa
del Señor tiene muchas mansiones, y si no fuera así yo no se los diría” (Jesús).
“Toda rodilla debe doblarse en la tierra y debajo de la tierra al sólo nombre
de Jesús”: los ángeles nos ayudan a recordarlo.
El sabio Orígenes [siglo II] decía: “Los cristianos creemos que a cada uno
Dios nos designa un Ángel para que nos guíe y nos proteja”. Y esta
creencia, se basa en la frase del Salmo 90: “A sus ángeles ha dado órdenes
Dios, para que te guarden en tus caminos”. Y en aquella otra frase tan
famosa de Jesús: “Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos
pequeñuelos, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro
de mi Padre Celestial”.
Judit, en la Biblia, al ser recibida como libertadora de Betulia, exclamaba:
“El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá y
en el viaje de venida”.
En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un
ÁNGEL CUSTODIO, que cuando San Pedro -al ser sacado de la cárcel-
llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos
de Jesús, ellos creyeron al principio que no era Pedro en persona y
exclaman: “Será su ángel” (Hechos 12,15).
En el año 800, se celebraba en Inglaterra una fiesta a los ÁNGELES DE LA
GUARDA. Desde el año 1111 existe una oración muy famosa al ÁNGEL DE
LA GUARDA: “Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia
eres mi guardián, custódiame en este día [en esta noche], ilumina mi
entendimiento, dirige mis defectos, gobierna mis sentimientos, para que
jamás ofenda a Dios Nuestro Señor. Amén”.
En el año 1608, el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta
de LOS ÁNGELES CUSTODIOS y la ubicó el 2 de octubre.

--CONSEJOS DE UN SANTO—
San Bernardo [año 1010] hizo un sermón muy célebre acerca del ÁNGEL
DE LA GUARDA, con estas tres frases:

 Respetemos su presencia, portándonos como es debido.


 Agradezcámosle sus favores, que son muchos más de los que nos
podemos imaginar.
 Confiemos en su ayuda, que es muy poderosa porque es superior en
poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos
traicionan.
San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un 2
de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro
invocaran a su ÁNGEL CUSTODIO. Esa semana, dos jóvenes obreros
estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales; de pronto se
partió la tabla y se vinieron abajo; uno de ellos recordó el consejo de San
Juan Bosco y exclamó: “¡Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin sentido.
Fueron a recoger a uno y lo encontraron muerto. Cuando levantaron al
segundo, al que había invocado a su ÁNGEL CUSTODIO, recobró el sentido
y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado.
Preguntado luego, exclamó: “Cuando vi que me venía abajo, invoqué a
mi ÁNGEL DE LA GUARDA y sentí como si me pusieran por debajo de una
sábana y me bajaran suavecito; después, ya no recuerdo más”.
________________________________________________________________________

¿CÓMO RELACIONARME CON MI ÁNGEL DE LA


GUARDA?
Él fue colocado a mi lado para librarme del infierno y llevarme al Cielo.
Es mi mejor amigo. No existen secretos entre nosotros.
Él sabe todo lo que yo hago. Y al contrario de los demonios, que no ven a
Dios cara a cara, también sabe lo que pienso cuando Dios se lo comunica.
Lo mínimo a hacer con él es saludarlo e invocarlo constantemente durante
el día, recordando también a los Ángeles de otras personas.
Al saludar a alguien, saludar también a su Santo Ángel; eso, además de
ayudar a relacionarme con esa persona, me hace honrar a una persona
santa que está junto a ella y, al mismo tiempo, al lado de Dios.
En las Sagradas Escrituras, el Arcángel San Rafael se ofrece para
acompañar al joven Tobías en su viaje:
“Le preguntó Tobías: ¿Conoces el camino que va para Media? Él
respondió: Sin duda, pues estuve allá algunas veces, y tengo
experiencia y conozco todos los caminos” [1].
Los Ángeles conocen las cosas mucho mejor que uno.
Por eso también pedir sus consejos, siempre que pase por dificultades y
riesgos o peligros. Su auxilio es muy importante, especialmente delante de
las tentaciones. Mi ÁNGEL CUSTODIO fue colocado a mi lado para
librarme del infierno y llevarme al Cielo.
El Ángel de la Guarda, como Dios mismo, respeta totalmente mi libertad,
por eso LOS CUSTODIOS de los genocidas, criminales y grandes pecadores
no pueden impedir sus crímenes; hacen lo posible por evitarlos, pero no
pueden interferir en las decisiones de los hombres; aunque los ÁNGELES
CUSTODIOS no pueden hacer el mal por su propia naturaleza del bien, sí
pueden desaconsejarnos ciertas acciones que son contrarias al Plan de
Dios y a nuestra propia salvación.
Al Ángel de la Guarda se le facilita el trabajo orando. El destinatario de
nuestra oración siempre es Dios y por encima de todo, Dios mismo, pero
pedir la intercesión de nuestro Ángel protector nos enseña a ponernos
ante él como un amigo que pide ayuda a otro.
Así, rezamos a los Ángeles sabiendo que ellos llevarán nuestra oración a
Dios y que lo que pedimos es una gracia concedida, no una conquista.
Con el Ángel de la Guarda se habla volviendo la mirada “hacia adentro”,
porque nuestro protector angelical no es como Dios, que nos conoce
interiormente incluso mejor que nosotros mismos; él sólo conoce de
nosotros lo que nos sucede cada día de nuestra vida, y lo que digamos,
mostremos y demostremos consciente e inconscientemente. Para
permitirle que nos conozca más y que nos ayude mejor, podemos dirigirnos
a él con nuestros pensamientos y deseos, aunque también podemos
hacerlo en voz alta como hacemos con Nuestro Señor Jesucristo.
El Ángel de la Guarda no es sujeto de idolatría ni sustituto de Dios, es tan
sólo un “instrumento” a Su servicio y al nuestro. Al estrechar nuestra relación
con él, sentiremos nuestra alma más tranquila, segura y cerca de Cristo.
ANÉCDOTAS
El Papa San Juan XXIII apostaba a la “diplomacia de los Ángeles” cuando
tenía que resolver algún problema difícil durante su trabajo en la
nunciatura de París: mandaba a su Santo Ángel a conversar con los
Ángeles de sus interlocutores, para que le ayudasen a solucionar un asunto.
San Padre Pío de Pietrelcina insistía bastante con sus dirigidos espirituales
para que enviasen a él sus Ángeles de la Guarda delante de cualquier
necesidad; era frecuente que el Santo no durmiese en la noche
atendiendo los pedidos que sus hijos espirituales le presentaban por medio
de sus Angeles. El Padre Pío creía que todos podían ver a su Ángel de la
Guarda y rociaba con agua bendita las cartas que le llegaban, siguiendo
un consejo de su Ángel, para evitar que el demonio las manchase.
Santa Teresita del Niño Jesús escribió una poesía “A mi Ángel de la
Guarda”:
“Tú que los espacios cruzas
más rápido que un relámpago,
vuela por mí muchas veces
al lado de los que amo.
Seca el llanto de sus ojos
con la pluma de tu ala,
y cántales al oído
cuán bueno es nuestro Jesús.
¡Oh!, diles que el sufrimiento
también tiene sus encantos,
y luego murmúrales quedo,
muy quedo, mi nombre”.
Cuando San Juan María Vianney entró en Ars, impregnado de la
conciencia sobrenatural, no dejó de saludar al Ángel de aquella parroquia,
juntamente con los Ángeles de todos los parroquianos.
San Francisco de Sales, en carta a un Obispo, recomendó que él invocase
al Ángel de su Diócesis.
En Portugal hay una fiesta para el Ángel del país, el mismo que se les
apareció a los pastorcitos de Fátima.

Das könnte Ihnen auch gefallen