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1.

RESUMEN

Todos los materiales de construcción pueden ser colonizados por


microorganismos en tan solo pocas horas de exposición a aguas
naturales y a la atmósfera, impactando su durabilidad. En estudios previos
se ha documentado la biodegradación de los materiales no metálicos, en
particular de las estructuras de concreto, debido a la actividad microbiana.
El deterioro del concreto resulta cuando algún agente ambiental rompe
los enlaces inorgánicos de sus aglomerantes en el tiempo. Dentro de los
agentes agresivos que pueden ser generados por los distintos
microorganismos a los cuales pueda estar expuesto el concreto se
encuentran los ácidos orgánicos e inorgánicos, sulfatos, sales de amonio,
sales de magnesio, álcalis, esteres orgánicos y dióxido de carbono. Es
importante entender el efecto de la actividad microbiana sobre los
materiales de construcción para poder seleccionar las estrategias de
control adecuadas tanto en la fabricación de estructuras no metálicas
(como tuberías de drenajes y aguas residuales) como para la reparación
y restauración de edificios y monumentos. En este artículo se realiza una
revisión de los principales microorganismos que pueden modificar las
propiedades de los materiales de construcción, en especial del concreto,
así como el mecanismo responsable del deterioro del mismo.

2. INTRODUCCION

El desgaste de los materiales de construcción se inicia tan pronto como una


piedra es extraída de una cantera o un mortero se coloca en una edificación.
Éste se debe a factores ambientales naturales como sol, nieve, viento, lluvia,
etc., los cuales contribuyen gradualmente a la descomposición de los
materiales en partículas más pequeñas y, finalmente, en los minerales
constituyentes. No obstante, la actividad microbiana puede tener un impacto
importante en la durabilidad de los materiales de construcción, siendo
relevante entender esta actividad con el fin de seleccionar apropiadamente
las estrategias de control y tratamiento para la reparación y restauración de
edificios y monumentos.1, 2
La descomposición de los materiales de construcción ha sido reconocida
desde tiempos bíblicos (Levítico XIV, 33-57), aun cuando la existencia de los
microorganismos responsables era desconocida para el momento.
Probablemente, el primer artículo científico sobre la degradación de roca por
bacterias productoras de ácido fue publicado en 1890 por el autor alemán
Muntz. Una serie de trabajos científicos fueron publicados en la primera mitad
del siglo pasado sobre el tema, principalmente por los grupos de trabajo en
Gran Bretaña, Canadá, Francia, Alemania, Japón, Nueva Zelanda, Rusia,
Suecia y EE.UU. Estas publicaciones muestran que una población diversa de
microorganismos se detecta en los materiales de construcción y que algunos
de estos organismos tienen actividades que pueden resultar en la
degradación de las estructuras existentes.
Muchos microorganismos (algunos aún sin clasificar) han sido observados en
los materiales de construcción, pero los estudiados más frecuentemente son
hongos (levaduras), algas (incluyendo diatomeas) y bacterias (incluyendo
actinomicetos y cianobacterias). Los microorganismos pueden deteriorar los
materiales de construcción bien sea usando el material del substrato como
un nutriente (proceso asimilativo), o generando metabolitos que inducen
dicho deterioro (proceso no asimilativo).
La biodegradación debido a la actividad de bacterias y hongos se ha
evidenciado en materiales no metálicos como materiales celulósicos (papel,
madera), tejido (algodón, lana, rayón), textiles de vinilo, cueros, grasas y
lubricantes, recubrimientos de goma, (por ejemplo, para la electrónica y las
aplicaciones estructurales), y productos arquitectónicos incluyendo la
mampostería y el concreto 5.
Normalmente, la acción sobre los materiales de construcción es compleja e
incluye procesos químicos, físicos y mecánicos. Esta complejidad hace
necesario una investigación multidisciplinaria con la colaboración de expertos
en materiales e ingeniería civil, biología, química y geología así como
microbiología.
El costo del deterioro microbiano de los materiales de construcción es difícil
de estimar. Incluye los costos económicos de la limpieza, pintura,
reparaciones, así como los costos culturales debido a la desfiguración de la
propiedad histórica. Entre las medidas para prevenir el biodeterioro se incluye
el uso de biocidas, lo cual requiere el gasto de millones de euros por año.
Estos costos no incluyen la investigación y el desarrollo de programas en
curso en todo el mundo, con el objeto de desarrollar materiales más
resistentes y biocidas amigables con el ambiente. En este trabajo se realiza
una revisión documental del tipo de microorganismos, su crecimiento e
impacto al modificar las propiedades de los materiales de construcción y en
particular el concreto, así como los mecanismos responsables del deterioro
de estos materiales.

3. Factores que influyen en el crecimiento microbiano sobre los materiales


de construcción

Todos los materiales de ingeniería son colonizados por microorganismos


(principalmente bacterias y hongos) en cuestión de horas después de su
exposición en aguas naturales y en muchos ambientes atmosféricos. Los
microorganismos crecen y producen una capa viscoelástica o biopelícula.

4. Impacto microbiano sobre materiales de construcción


En las biobacterias encontradas sobre los materiales de construcción se han
identificado diferentes clases de microorganismos los cuales pueden
decolorar la superficie de los mismos e incrementar el desgaste no biológico
por acción físico-química (Tabla 1). Todos los materiales de construcción son
heterogéneos formados por una combinación de diferentes materiales
mineralógicamente similares, conteniendo compuestos tales como silicatos
de calcio y aluminatos, sílice, compuestos de aluminio, sulfatos, mica y
feldespato. Se ha encontrado que materiales mineralógicamente similares
pueden ser atacados por el mismo tipo de microorganismos, utilizando los
mismos mecanismos.2
Las bacterias nitrificantes (Nitrobacter, Nitrosomonas) producen ácido nítrico,
que es responsable de la solubilización del calcio de las piedras6, y degradan
los carbonatos, aluminatos y silicatos, así como la portlandita. Todos los
hongos producen ácidos orgánicos durante su metabolismo y estos conducen
a la solubilización o quelación de minerales tales como el Al, K, Ca y Fe del
sustrato del concreto y las piedra que contienen silicatos, feldespatos y micas.
Las algas diatomeas requieren sílice para la estructura de su pared celular
(frústula) y se ha determinado que han sido responsables de eliminar sílice
del concreto. Los cálculos mineralógicos han demostrado la reducción de
sílice y la presencia de restos de diatomeas en diversos concretos.

La liberación biogénica de ácidos corrosivos es probablemente el


mecanismo destructivo biogeoquímico más conocido e investigado de
materiales inorgánicos.
Este proceso, denominado biocorrosión cuando se trata de metales, resulta
de la liberación de ácidos inorgánicos y orgánicos (procesos de degradación
conocido como acidólisis y complexólisis, respectivamente). Luego ocurre
un debilitamiento de la matriz mineral en ciertos lugares de la estructura
compuesta de los materiales. Como resultado, estos procesos
biogeoquímicos destructivos pueden conducir a la corrosión localizada o
incluso a gran escala generando desgastes del material.
Los procesos acidolíticos (intercambio catión-protón) están relacionados a
la actividad de microorganismos quimiolitotróficos, tales como bacterias
formadoras de ácido nítrico y sulfúrico. Debido a que estas bacterias
necesitan de una humedad y nutrientes específicos, el impacto de las
mismas se ve a menudo en construcciones expuestas a condiciones con
relativa humedad y temperatura, tales como torres de enfriamiento y
sistemas de drenaje, así como edificios expuestos a climas tropicales y
subtropicales, como Brasil y Australia. El comportamiento potencialmente
perjudicial de estas bacterias sobre concreto, mortero y ladrillo se ha
cuantificado en cámaras de simulación determinando la velocidad de
degradación.11 En condiciones favorables para su crecimiento, las
bacterias nitrificantes también se han encontrado en edificaciones de piedra
natural. Sin embargo, es probable que estuvieran presentes como
consecuencia de las actividades del rápido crecimiento de la microflora
heterotrófica.

5. CONCEPTOS

5.1. EFECTOS DEL SO2 EN LOS MATERIALES DE CONSTRUCCION

5.2. DIOXIDO DE AZUFRE


El dióxido de azufre es un óxido cuya fórmula molecular es SO2. Es un gas
incoloro con un característico olor asfixiante. Se trata de
una sustancia reductora que, con el tiempo, el contacto
con el aire y la humedad, se convierte en trióxido de
azufre. La velocidad de esta reacción en condiciones
normales es baja.
En agua se disuelve formando una disolución ácida.
Puede ser concebido como el anhidruro de un hipotético
ácido sulfuroso (H2SO3). Esto —en analogía a lo que pasa
con el ácido carbónico— es inestable en disoluciones
ácidas pero forma sales, los sulfitos e hidrogeno-sulfitos.

Preparación
El dióxido de azufre se forma en el proceso de
combustión del azufre y del Sulfuro de
hidrógeno.
S8 + 8 O2 → 8 SO2
2 H2S + 3 O2 → 2 H2O + 2 SO2
También puede obtenerse por el tostado de
minerales sulfurados tales como la pirita (FeS), la wurtzita o la blenda (ambos
ZnS), la galena (PbS) y el cinabrio (HgS).
4 FeS2 + 11 O2 → 2 Fe2O3 + 8 SO2
2 ZnS + 3 O2 → 2 ZnO + 2 SO2
PbS + O2 → Pb + SO2
HgS + O2 → Hg + SO2
Por reacción del ácido sulfúrico con cobre elemental.
5.2.1. Cu (s) + 2 H2SO4 (aq) → CuSO4 (aq) + SO2 (g) + 2 H2O (l)
Reacciones
La oxidación del dióxido de azufre a trióxido de azufre en presencia de
oxígeno es una reacción que ocurre en forma espontánea muy lentamente
debido a su alta energía de activación. Para acelerar la reacción se utilizan
catalizadores como pentóxido de vanadio (V2O5) o platino que permiten la
oxidación del gas a medida que se produce el contacto con el catalizador
sólido. Antiguamente se utilizaba como catalizador una mezcla de óxidos de
nitrógeno gaseosos. La oxidación mediada por catalizadores es utilizada en
la fabricación industrial de ácido sulfúrico.
SO2 + ½ O2 SO3
La oxidación del dióxido de azufre a trióxido de azufre puede producirse
también por la reacción con ozono. La reacción ocurre en forma espontánea
en las capas altas de la atmósfera. El trióxido de azufre al reaccionar con el
agua presente en las nubes produce ácido sulfúrico, el cuál disminuye el pH
del agua y precipita en forma de lluvia ácida.
5.2.2. 3 SO2 + O3 → 3 SO3
5.2.3. SO3 + H2O → H2SO4
La reacción del dióxido de azufre con hidróxido de sodio produce sulfito de
sodio.7
5.2.4. SO2 + 2 NaOH → Na2SO3 + H2O
La reducción del dióxido de azufre puede producirse en presencia de
reductores como el ácido sulfhídrico, obteniéndose azufre elemental y agua.
5.2.5. SO2 (g) + 2 H2S (g) → 3 S + 2 H2O

6. Efectos de los contaminantes atmosféricos


6.1. Efectos sobre los materiales

Cada vez se está prestando más atención, tanto por sus repercusiones
económicas como por los daños irreparables que causa sobre los objetos y
los monumentos de alto valor histórico-artístico, a los efectos que la
contaminación atmosférica produce sobre los materiales.
La acción de los contaminantes atmosféricos sobre los materiales puede
manifestarse por la sedimentación de partículas sobre la superficie de los
mismos, afeando su aspecto externo, o por ataque químico al reaccionar el
contaminante con el material. Los SOx causan daños a muchos tipos de
materiales, bien directa o indirectamente. Un alto contenido de SOx en el aire
produce la aceleración de la corrosión de los metales tales como el acero al
carbono, zinc, acero galvanizado, compuestos del cobre, niquel y aluminio.
Esta aceleración se ve favorecida por la presencia de partículas depositadas
por la humedad y por la temperatura.
En general, puede señalarse que la corrosividad de una atmósfera depende
de condiciones meteorológicas y factores de contaminación. Se han
observado correlaciones entre tasas de corrosión en metales y
concentraciones de SO2 en la atmósfera, dándose las tasas altas de
corrosión más altas en zonas industrializadas. Las nieblas de ácido sulfúrico
procedentes de la conversión catalítica del SO2 a SO3 en la atmósfera,
atacan a los materiales de construcción como el mármol, la caliza y la
argamasa, convirtiendo los carbonatos en sulfatos solubles en el agua de
lluvia. Esto unido a que el volumen específico de los sulfatos es mayor que el
de los carbonatos, hace que en la piedra aparezcan escamas y se debilite
mecánicamente.
Los compuestos de azufre pueden producir daños en pinturas plásticas,
papel, fibras textiles y sobre los contactos eléctricos de los sistemas
electrónicos, dando lugar a deficiencias en su funcionamiento. La acción de
los oxidantes fotoquímicos se produce sobre todo en los cauchos y
elastomeros en los que causan un rápido envejecimiento y agrietamiento. Los
óxidos de nitrógeno decoloran y estropean las fibras textiles y los nitratos
producen la corrosión de las aleaciones de cupro-niquel.

6.2. Efectos sobre visibilidad

La presencia de contaminantes en la atmósfera produce la absorción y


dispersión de la luz solar, acompañados de una notable reducción de la
visibilidad. Los aerosoles de tamaños comprendidos entre 1.4 y 0.8 micras
son los que tienen una mayor influencia en la dispersión de la luz solar,
debido a la proximidad de su tamaño a la longitud de onda de la luz visible.
Se ha observado una estrecha relación entre la disminución de la visibilidad
y la presencia de sulfatos en la atmósfera. Una experiencia realizada en
Suecia, ha demostrado que los periodos de mínima visibilidad se
corresponden con concentraciones máximas de sulfatos y nitratos presentes
en la atmósfera.
Los gases presentes normalmente en la atmósfera no absorben la luz visible.
El NO2 en concentraciones altas puede tener un efecto significativo ya que
absorbe la franja azul-verde del espectro visible de la radiación solar.
Consecuencia de esta absorción es el que la atmósfera de las grandes
ciudades adquiera una coloración amarilla-parduzca-rojiza cuando se
presentan concentraciones de NO2 elevadas.

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