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A pesar de su supuesta preocupación hacia los animales, los zoológicos son más bien
“colecciones” de animales interesantes: no son refugios ni hogares para los animales.
(Foto de Pedro Pinacho)
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A pesar de su supuesta preocupación hacia los animales, los zoológicos son más bien
“colecciones” de animales interesantes: no son refugios ni hogares para los animales.
Incluso bajo las mejores condiciones es imposible duplicar o acercarse a crear algo similar
al verdadero hábitat en que éstos viven. A los animales se les impide realizar la mayoría de
los comportamientos que para ellos son innatos y vitales como correr, volar, escalar o
acompañarse de otros compañeros de especie. Los zoológicos sólo enseñan al público que
es aceptable interferir y mantener en cautiverio a los animales, a pesar de su aburrimiento,
hacinamiento, soledad y privación de las más elementales maneras naturales de su
especie.
Virginia Mackenna, activista de Born Free (“Nacido libre”) a favor de los animales en
cautivero resalta que "los animales salvajes pertenecen a la naturaleza, no deben estar
encarcelados en zoológicos... La libertad es un concepto precioso, y los animales salvajes
sufren física y mentalmente por la falta de libertad que el cautiverio les impone."(1)
Los zoológicos varían en tamaño y calidad: hay desde parques hasta recintos con losas de
hormigón y barrotes de hierro. Millones de personas visitan anualmente los parques
zoológicos, pero la mayoría de éstos sufren pérdidas económicas, y deben encontrar
maneras de reducir los costos ingeniándoselas para atraer a los visitantes. (2) The Wall
Street Journal informó el 2003 que "casi la mitad de los parques zoológicos del país están
enfrentando reducciones de gasto. La asistencia de personas a zoológicos ha bajado un 3%
a nivel nacional." Y los fondos que son destinados a proporcionar mejores condiciones para
los animales, son a menudo usados en mejoras estéticas, tales como jardinería, y tiendas
de regalos a fin de atraer a los visitantes.
A la larga los animales y, a veces los visitantes, son los únicos que pagan el precio. Tatiana,
una tigresa siberiana, escapó el año 2007 de un recinto de baja calidad ubicado en el
zoológico de San Francisco, y la mataron a tiros después de haber matado a una persona y
herir a otros. Un año antes, Tatiana había mutilado a uno de los cuidadores de dicho
zoológico.(3)
En Argentina, en 1988, un niño de 7 años fue atacado por un oso del Parque Cuttini Mundo
Animal, arrancándole el brazo, antebrazo y mano izquierda.(4)
El 9 de mayo 1999 en Alicante, España, tres tigres del Safari Park de El Verger atacaron a
dos ciudadanos alemanes, matándolos en el momento del ataque. Según informa el
periódico El Mundo en la misma edición: “En mayo de 1985 un león hirió de gravedad a
Cristóbal Porras y a su hija Mónica en la reserva Rioleón Safari Park de Albinyana, cerca de
El Vendrell (Tarragona). Lucio García, empleado del madrileño zoo de la Casa de Campo,
fue atacado en julio de 1990 por el león al que cuidaba, que le causó heridas de
consideración. En agosto de 1991 Noelia Martín, una niña de 10 años, perdió un brazo al
ser mordida por una leona en la Reserva de Rioleón Safari Park de Tarragona.”(5)
En 2008, un joven de 30 años fue engullido por una serpiente pitón de 3 metros, en el Zoo
Francisco de Miranda de Caracas. El occiso, experto en serpientes y estudiante de biología
de la U. de Los Andes llevaba 9 años trabajando en el terrario donde fue atacado por la
boa.(8)
ENTRETENIMIENTO, NO EDUCACIÓN
Los zoológicos dicen brindar oportunidades de educación, pero la mayoría de los visitantes
pasan sólo unos minutos en cada lugar de cautiverio, más que nada en busca de
entretenimiento que de formación. En el transcurso de cinco veranos, un guía del Zoológico
Nacional de EE.UU siguió a más de 700 visitantes del zoológico y encontró que "no
importaba lo que estaba en cautiverio... las personas sólo miraban al animal como si fuese
un simple papel mural." Se determinó que "los funcionarios deben dejar de engañarse a sí
mismos sobre el enorme valor educativo que se le da solamente por mostrar a un animal
detrás de una pared de vidrio."(9)
PROPAGACIÓN, NO CONSERVACIÓN
Los zoológicos dicen trabajar por la protección de las especies en peligro de extinción, lo
que suena como un noble objetivo, pero por lo general sólo favorecen a los animales más
famosos y populares de los zoológicos, porque atraen multitudes y publicidad. El gobierno
chino, por ejemplo, "alquila o arrienda " pandas a zoológicos de todo el mundo por cuotas
de más de 1 millón de dólares por año, pero algunos cuestionan si estas ganancias están
dirigidas real e integralmente a la protección de los pandas.(13) La mayoría de los
animales cautivos en los parques zoológicos no están en peligro de extinción, y aquellos
que si lo están probablemente nunca serán dejados en libertad.
Los zoológicos persiguen y capturan desde hábitats salvajes a los animales, para
someterlos a una vida de exposición pública. En 2003, el San Diego Wild Animal Park y
Lowry Park Zoo capturaron de sus hábitats naturales en Swazilandia a 11 elefantes
africanos en peligro de extinción. Expertos, científicos e investigadores que estudian a los
elefantes en la naturaleza, se opusieron totalmente a esta captura, declarando: "Sacar a
los elefantes de su hábitat natural no sólo es traumático para ellos, es también perjudicial
para su salud... Creemos que con el tiempo llegaremos a consideralos como seres
sensibles, y no como una cantidad de dinero para capturarlos y exponerlos".
Los zoológicos, además, presionan constantemente para que las leyes de protección de
especies amenazadas, y otras legislaciones ad hoc sean más laxas y menos restrictivas
para la captura e importación de animales.
Los cachorros de los zoológicos son hermosos y atraen multitudes, pero pertenecen a
programas de crianza en cautiverio -bajo la etiqueta de preservación de especies- que
inevitablemente se sobrepobla de ejemplares adultos “menos lindos" que los cachorros.
Los zoológicos normalmente venden, comercian, cambian o hacen trueque con los
animales adultos no deseados.
Una chimpancé llamada Edith es un ejemplo de cachorro de zoológico que cayó en las
manos equivocadas. Nacida en la década de 1960 en el Zoológico de Saint Louis, Edith fue
sin duda una gran atracción para los visitantes. Pero justo después de su tercer
cumpleaños, fue alejada de su familia y estuvo por lo menos en 5 lugares distintos, para
finalmente llegar a un zoológico de Texas llamado Amarillo Wildlife Refuge (AWR). Durante
una investigación encubierta a AWR, PETA encontró a Edith en un pozo inmundo de
hormigón estéril. Estaba sin pelo y había estado viviendo entre podredumbre y comida
para perros.
Twiggs y Jeffrey, dos jirafas nacidas en el zoológico de Cape May County en Nueva Jersey,
fueron vendidas por el zoológico a un corredor que posteriormente las vendió a un circo
ambulante.l director de la Cape May County Zoo admitió conocer las lamentables
condiciones de los animales en los circos, pero nunca hizo nada para aliviar su sufrimiento
o mejorar la situación.
Hablar del caso de los animales de zoo o circos vendidos para ser trofeos de Caza. Inv. Del
Seprona.
Las especies en peligro de extinción sólo lograrán salvarse si conservamos sus hábitats y
luchamos contra los peligros que las amenazan. En lugar de un parque zoológico
condescendiente, tolerante o benevolente es mejor apoyar a grupos tales como
International Primate Protection League, la Born Free Foundation, Earth Island Institute y
otros grupos que trabajan para conservar los hábitats naturales de los animales en
peligro. Los santuarios sin fines de lucro que están acreditados por la Asociación de
Santuarios, como The Elephant Sanctuary o la Performing Animal Welfare Society también
merecen el apoyo del público. Estos santuarios rescatan y cuidan a los animales exóticos
sin venderlos ni reproducirlos.
Nunca visites zoológicos, porque con tu dinero pagas la cárcel para los animales y para
seguir negociando con ellos, en vez de aportar a su rescate y preservación.
Promueve y protege las iniciativas libres del sufrimiento de los zoológicos: no dejes a tus
hijos que asistan, y desincentiva la visita de parte de colegios o clubes infantiles. Éstos
suelen llevar a los niños a los zoológicos para educar y entretener: insiste en que no tiene
gracia ni formación la idea de visitar animales encerrados, violentados y tristes.
Asóciate a las organizaciones que están activamente luchando para informar al público
sobre la crueldad escondida en los zoológicos.
REFERENCIAS
2) Michael Satchell, “Cruel and Usual: How Some of America’s Best Zoos Get Rid of Their
Old, Infirm, and Unwanted Animals,” U.S. News and World Report 5 Agosto 2003.
3) Patricia Yollin et al., “S.F. Zoo Visitor Saw 2 Victims of Tiger Attack Teasing Lions,” San
Francisco Chronicle
5) William Booth, “Naked Ape New Zoo Attraction; Surprise Results From People-Watching
Study,” The Washington Post 14 Marzo 1991.
10) Mark Derr, “Big Beasts, Tight Space and a Call for Change in Journal Report,” The New
York Times 2 Octubre 2003.
12) Ross Clubb et al., “Compromised Survivorship in Zoo Elephants,” Science 322 (2008):
1649.
13) “Critics Question China’s Worldwide Panda Profit,” The Age 5 Abril 2003.
¿Por qué dice PETA que los animales no pertenecen en los zoológicos?
Los zoológicos por lo general consideran que los animales que mantienen son simples
mercancías. Ellos son con frecuencia comprados, vendidos, prestados y negociados con
muy poca consideración por las relaciones que han establecido entre ellos. Piensa en esto:
¡Un miembro de una amorosa manada familiar puede ser enviado a otro zoológico! El
retirar animales de grupos sociales establecidos y el obligarlos a adaptarse repetidamente
a nuevas rutinas, diferentes guardianes y compañeros de jaula desconocidos es perjudicial
y traumático para ellos.
Una de las principales razones por las cuales los zoológicos escogen criar animales es
porque a la gente le ENCANTA ver bebés. Un nuevo bebé puede atraer visitantes al
zoológico y aumentar los ingresos. Sin embargo, la suerte de los animales a menudo
empeora una vez que ya no son “lindos”. Los zoológicos a menudo están abarrotados y
animales más viejos pueden ser mantenidos en bodegas detrás de escena o enviados
aleatoriamente a zoológicos de carretera en mal estado, a comerciantes de animales o a
subastas.
Algunos países no tienen ninguna ley para proteger a los animales en cautiverio.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés)
otorga licencias a expositores de animales en los EE.UU. La agencia se supone que debe
hacer cumplir la Ley de Bienestar Animal (AWA por sus siglas en inglés), pero las licencias
se otorgan a casi CUALQUIERA que complete una aplicación y envíe un pago.
Adicionalmente, el AWA solo se ocupa de temas básicos. Establece que los animales deben
ser alimentados y proporcionados con agua y abrigo. Sin embargo, se permite que las
jaulas tengan pisos de concreto y NO hay un requisito específico respecto al césped, el
follaje u otra vegetación natural. Las regulaciones sobre el espacio en las jaulas se
interpretan libremente y solo requieren que los animales tengan el espacio suficiente para
pararse, acostarse, girarse y moverse un poco. Básicamente, esto significa que si TÚ
estuvieras protegido solamente por el AWA, podrías legalmente ser encerrado en un closet
de concreto.
Algunos animales, incluyendo reptiles, peces y otros animales de sangre fría, están
específicamente EXCLUIDOS del AWA. Es indignante que, aunque el Congreso modificó la
ley en 2002 para incluir a las aves utilizadas en exhibiciones y considerarlas como animales
regulados (protegidos), el USDA todavía no ha citado a NADIE por descuidarlas —aún
cuando muchas aves están evidentemente sufriendo y algunas han muerto como
resultado de aparentes violaciones al AWA.
Aunque las autoridades locales normalmente sí tienen el poder legal para hacer cumplir
las leyes locales y estatales en contra de la crueldad hacia los animales que sufren en los
zoológicos, la gran mayoría simplemente se niega a actuar, a menudo pasando la
responsabilidad al USDA. Aun cuando la Ley de Especies en Peligro de Extinción (ESA por
sus siglas en inglés) PROHÍBE el hacer daño o acosar a las especies protegidas que son
mantenidas en cautiverio, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre (la agencia encargada de
hacer cumplir la ESA) TAMBIÉN normalmente se remite a la inadecuada implementación
del AWA por parte del USDA.
Lo primero que la gente debe saber es que la mayoría de los animales mantenidos en los
zoológicos NO están en peligro de extinción. Aquellos que sí están en peligro pueden tener
una peor situación dado el enfoque de los zoológicos en atraer a las masas.
Lo segundo que debes saber es que los animales mantenidos en los zoológicos casi NUNCA
están siendo preparados para ser liberados de nuevo en sus hábitats naturales. Es casi
imposible liberar en la naturaleza de manera segura a los animales criados en cautiverio.
Piensa en esto: ¿Cómo vamos a ayudar a salvar a los animales de la extinción si los
estamos exhibiendo en jaulas diminutas y no los liberamos nunca para reponer la especie?
Los animales que son criados en zoológicos viven en ambientes anti naturales y no pueden
aprender habilidades de supervivencia — y, a menudo, tienen muy poco o ningún hábitat
natural al cual regresar debido a la usurpación humana.
¿Los niños no van a ser desfavorecidos si no pueden ver animales en los zoológicos?
Sociólogos en el Reino Unido obtuvieron datos de niños entre los 7 y los 15 años, antes y
después de que visitaron el zoológico de Londres. Los investigadores encontraron que el
59 por ciento de los niños que tomaron un tour del zoológico guiado por educadores no
tuvieron resultados educativos positivos. Ese número aumenta a 66 por ciento cuando los
niños realizaron una visita no guiada. En muchos casos, la visita al zoológico incluso tuvo
un impacto negativo en el entendimiento de los niños de los animales y sus hábitats.
Además, llevar a los niños al zoológico ¡puede incluso PERJUDICAR los esfuerzos de
conservación! De hecho, numerosos estudios han mostrado que exhibir animales en
ambientes no naturales puede perjudicar la conservación al hacer creer a los visitantes
que la especie no debe estar en peligro. Este es especialmente el caso para las
exhibiciones en las que se permite a los humanos a tener contacto directo con los
animales.
En últimas, solo podremos salvar a las especies amenazadas si salvamos sus hábitats y
detenemos la caza y la matanza de animales —no al criarlos en cautiverio. Los zoológicos
regularmente derrochan millones de dólares erigiendo estatuas y atracciones de
entretenimiento, así como construyendo tiendas de obsequios y concesionando puestos
de venta. Este dinero haría mucho más para ayudar a los animales si fuera gastado en
proyectos de preservación de hábitats.
También debemos ayudar a los santuarios sin ánimo de lucro, tales como The Elephant
Sanctuary y la Performing Animal Welfare Society, que rescatan y cuidan animales
exóticos que no pueden ser liberados de vuelta en la naturaleza y que no los venden ni
reproducen.
Si amas a los animales, es natural que quieras estar cerca de ellos, ¡pero los animales no
deberían tener que vivir miserablemente para satisfacer nuestra curiosidad! Ellos no nos
pertenecen y NO SON NUESTROS para confinarlos en zoológicos. Comprométete a nunca
apoyar a los zoológicos, y exhorta a tus amigos y a tu familia para que no lo hagan
tampoco.
Hace unas semanas me fui con Sara al zoo de Madrid, aunque no todo el tiempo que
hubiese querido ya que estuvimos en el interior menos de 2 horas. En ese poco tiempo
pudimos hacer un recorrido por gran parte de la fauna africana. Visto de ese modo es casi
un lujo poder contemplar tanta fauna en escasos metros cuadros si lo comparamos con la
extensión del continente del que proceden. Sin embargo, algo me produjo una sensación
que me diluía la sensación de felicidad que tenía el resto de los visitantes. Las miradas de
la mayoría de los animales difería mucho de las que recordaba cuando andaba en su
búsqueda por algunos países de África.
Veía en el zoo una buena concentración de animales, pero al mismo tiempo sentía una
tristeza que inundaba lo que me rodeaba. Eran expresiones que parecían hablar. En el
ambiente se respiraban sentimientos y deseos de libertad. A través de sus ojos y de sus
miradas, componía mi propia película. Puede que muchos no sepan lo que es la libertad
porque han nacido en este hogar representado por escasos metros cuadrados. Puede que
los mayores, aquellos que han tenido la suerte de recorrer en algún momento de su vida
las interminables llanuras, selvas o montañas de África, les cuenten historias de libertad y
de grandeza. Pero insisto, esa es sólo la película que me he montado mientras los
observaba.
Al llegar a casa me apresuré a leer algunos artículos publicados por naturalistas. Quería
saber lo que representaba para ellos la existencia de los parques zoológicos. Lo que leí no
era precisamente algo que me consolara o disipara la sensación recibida durante mi visita.
” Los zoos son prisiones en las que viven encarcelados cientos de animales con el objetivo
de hacer disfrutar a quienes les visitan. En estas cárceles toda clase de animales con
interés en ser libres son “expuestos” como lo son las obras de arte en un museo. Una visita
a cualquier zoo es suficiente para darnos cuenta de que en ellos, la libertad es la gran
ausente. Las jaulas, celdas y otros espacios más o menos reducidos son las “casas” donde
se obliga a vivir encerrados a muchos animales, lejos de sus hábitats naturales e igual de
alejados de una vida satisfactoria.”
La mirada de los orangutanes fue lo que más me impactó. Puede que el parecido con
nosotros haga que entendamos mejor lo que nos quieren decir. Otros animales mostraban
conductas estereotipadas repetidas monótonamente durante horas los 365 días del año.
Qué otra cosa pueden hacer? Quizá el paseo por el acuario fuese lo que más me relajó
durante nuestra visita.
” Independientemente de que los zoos sean lugares donde se pueda aprender más o
menos sobre el comportamiento de los animales, su existencia es inaceptable. Privar a
alguien de libertad y ocasionarle el sufrimiento que esta privación produce, no está
justificado en ningún caso por el hecho de que otros vayamos a aprender algo de ello.”
Incluso leyendo ésto, sigo con mi gran dilema. Basta con que los compañeros de Sara
conozcan los animales de nuestro planeta a través de los documentales y reportajes, o el
fin de que los vean en la realidad justifica los medios?