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Para comprender y dar respuesta a las fallas existentes en el sistema financiero y por
qué han surgido tantas crisis como la del 2008, la cual fue causada por la codicia de
los corredores y de los banqueros que vendieron demasiadas hipotecas a todo
Estados Unidos y a toda Europa generando otra de las grandes crisis que fue “la gran
depresión”, es necesario conocer que es lo que hace que aumente en el ser humano
cada vez más las ganas de tener dinero, por lo se debe hacer referencia al por que no
se había incluido otras ramas del conocimiento además de la economía, para medir
las conductas cambiantes dado los diferentes entornos tanto culturales y sociales,
como económicos y tecnológicos y su incidencia en las decisiones financieras del
individuo y su potencial económico.
Con el paso del tiempo los aportes de los distintos economistas han sido
fundamentales en el estudio de estas nuevas perspectivas, como fue el caso de
Daniel Kahneman quien quiso incorporar investigaciones de la ciencia psicológica a
la ciencia económica, especialmente la toma de decisiones bajo incertidumbre y el
juicio humano; el plantea una teoría de perspectivas que objeta que los individuos
toman decisiones en entornos de incertidumbre apartándose de los principios básicos
de la probabilidad, por lo tanto los números y modelos matemáticos no servirían al
100% para el estudio del comportamiento humano.
Otro aporte fundamental fue el de Robert Schiller quien plantea que el entusiasmo
descontrolado por las inversiones inmobiliarias fue el que llevó a la crisis financiera
global y da a conocer propuestas para evitar la crisis causada, sin basarse en
modelos econométricos ni financieros, sino en expectativas de comportamiento.
Schiller sugiere que los individuos actúan por impulsos más que por la razón, con lo
cual desafía abiertamente la teoría de la utilidad esperada, la cual plantea la toma de
decisiones bajo incertidumbre con resultados bastante inciertos.
En 1935, Gabriel Trade plantea una teoría psicológica que suscita dos causas de la
conducta humana como el deseo y la creencia, la primera va ligada al precio, lo que
cuesta lo que se desea, está dado por la intensidad del deseo mientras que la segunda
se relaciona con la demanda, ya que refleja la fuerza de las creencias.
Se ha buscado a lo largo de los años la explicación exacta del por qué el ser humano
más allá de variables matemáticas, se deja llevar por sus diferentes entornos, por lo
que esté pasando con sus relaciones afectivas y con las relaciones de sus cercanos,
del porque se deja llevar por la avaricia, la codicia, la maldad como esencia misma
del ser humano, y como también puede dejarse influir por pensamientos negativos
que entorpecen el proceso de inversión. El individuo debe crear una alternativa para
ser capaz de acabar con estados de exceso de confianza, de avaricia y de
negativismo sin llegar al otro extremo del exceso de positivismo.
Es cierto que la sociedad ha obligado al ser humano a pensar que todo se basa en
dinero, este crece con la idea de que debe crear riqueza y se vuelve el pensamiento
primario del individuo al invertir, lo que lo lleva a la lucha desesperada por
conseguir dinero y a si como crece con el deseo desenfrenado de tener y conservar el
dinero, crece también con miedo a perderlo.
El ser humano junto con todas sus emociones tanto negativas como positivas, debe
asumir riesgos y tener un horizonte de probabilidad que si bien puede orientarlo a
futuros resultados, tendrá que afrontar sus actitudes y sentimientos, desarrollando
instintos que permitan controlar excesos en sus emociones.
Finalmente, es claro que las emociones definen, explican y establecen en todos los
casos, la economía de la inversión. La idea es ubicar nuestras emociones como
aliados que permitan una inversión segura, y que las decisiones que se vayan a
tomar indiquen cierto nivel de confianza, basada en las variables tanto psicológicas
como económicas, dado que las decisiones financieras siempre llevan implícita una
gran carga emocional influenciada mayormente en su entorno cambiante, lo cual trae
a colación sus decisiones de consumo, inversión y emprendimiento.
Hay que identificar las actitudes que inciden negativamente en nuestras decisiones
económicas diarias, como ir al supermercado, tomar un jugo o pagar por un
determinado servicio. De la misma manera, el empresario deberá empezar estudios
que mejoren la toma de decisiones financieras y que aseguren en lo posible el futuro
de la empresa.
Aunque se deban tomar riesgos nunca hay que olvidar que la satisfacción personal
debe estar primero al momento de cualquier decisión económica, intentar pensar
racionalmente debe ser un objetivo primordial en el inversionista/consumidor, si se
va a comprar por ejemplo una casa, evaluar todas las posibilidades sobriamente.
Precio, razón, características, uso, obsolescencia, con el fin de tomar una decisión
acertada que después no cause arrepentimientos.
A pesar de que muchos pensadores se unieron y concordaron con la incorporación
de ciencias sociológicas y psicológicas al estudio económico en ámbitos financieros,
hay otros que se mantienen en que no hay otra explicación más acertada que los
números y modelos econométricos para establecer decisiones económicas.