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SUELO Y BIOMA
Finalmente todo lo que está en suspensión en la atmósfera
precipita a la superficie sólida, la cual se compone de elementos heterogéneos como
sedimentos minerales y orgánicos que tardaron millones de años en conformar lo que
hoy representa el suelo: restos de animales y vegetales marinos, lacustre, y
continentales en descomposición como rocas de la más diversa composición y origen,
conforman el sustrato sólido de los suelos, además de contener reservas de agua para la
vida de los vegetales y pequeños organismos que ocupan los espacios que abre el aire
del suelo.
Los agentes atmosféricos erosionan las rocas originando la formación mineral
proveniente de la disgregación de la roca madre a través de procesos químicos
naturales. A partir de allí convergen los primeros microorganismos que formarán el
primer sustrato junto a nuevos organismos más complejos asociadas a moléculas
orgánicas como el ácido húmico y el urónico, que se sumarán a las partículas más
finas de la disolución de los minerales asociados a moléculas minerales ricas en silicio,
aluminio y hierro, sobre todo en las arcillas que son silicatos de aluminio hidratado de
estructura laminar, que tienen propiedades de absorción de agua y de fijación de iones
minerales fijados a los elementos coloidales de las arcillas.
La parte orgánica la conforma el humus: sustancia de composición química de alta
capacidad de absorción y retención de agua como de nutrientes y que interactúan en
forma compleja y muy poco conocida todavía en un proceso de descomposición de
restos orgánicos, minerales, sumado a actividades bacterianas de descomponedores y
de factores físicos como el agua y la temperatura. El aire del suelo concentra un
volumen de anhídrido carbónico superior al que se encuentra en la atmósfera debido a
la actividad respiratoria de los organismos que viven en el suelo como hongos y
bacterias.
ENERGIA Y BIOMA
“A través de todo ecosistema fluye un ciclo cerrado de
materia y un ciclo abierto de energía; en realidad, el ecosistema puede reducirse
esquemáticamente a estos dos ciclos (...) con un determinado contenido de materia y
de energía, entre los cuales fluyen distintas cantidades de una y otra en el transcurso
de sus respectivos ciclos.
La composición química de los seres vivos se caracteriza por el absoluto
predominio de las macromoléculas orgánicas. En las condiciones que actualmente
reinan en nuestro planeta, estas sustancias no pueden formarse espontáneamente a
partir de moléculas inorgánicas más sencillas, sino que son producidas en su
totalidad por los propios organismos; sin embargo, para ello necesitan unos
materiales elementales iniciales y cierta cantidad de energía.
Ante la necesidad de fuentes de energía y de materia para elaborar los materiales
de su propio cuerpo, los organismos pueden adoptar distintas estrategias: los
productores primarios utilizan como fuente de energía la luz solar y, gracias a ella,
fabrican las moléculas que precisan a partir de sustancias inorgánicas sencillas; los
consumidores toman materia y energía para alimentarse de sustancias orgánicas ya
elaboradas por los propios productores primarios o por organismos que se nutren de
éstos, y los descomponedores absorben las sustancias que precisan al descomponer
los restos de organismos ya muertos.
Los descomponedores degradan, la materia orgánica en compuestos inorgánicos
sencillos. Se trata sobre todo, de hongos y bacterias que, mediante unos procesos
enzimáticos, comparables a una especie de digestión externa, simplifican y, en
definitiva, mineralizan la materia orgánica muerta. Cierran el ciclo de la materia y
ponen nuevamente a disposición de los productores primarios las moléculas
inorgánicas que precisan para la síntesis de su propio alimento. Los consumidores
que se alimentan de plantas verdes, los herbívoros, incorporan los materiales
sintetizados por aquellas y los ceden más tarde a los diferentes niveles de
consumidores que se nutren de otros consumidores, los carnívoros. Finalmente,
todos los organismos que mueren sin ser devorados por otros, sean productores
primarios, herbívoros o carnívoros, así como toda suerte de restos orgánicos (hojas
y ramas caídas de los árboles, mudas de diversos animales, excrementos, etc.), son
degradados por los descomponedores.
Si los productores primarios incorporan a la materia orgánica una serie de
elementos que encuentran en el medio, los descomponedores retornan a éste,
mineralizándolos, esos mismos elementos. De este modo, la utilización de los
elementos químicos presentes en la biosfera resulta cíclica, y el correcto
funcionamiento de estos ciclos biogeoquímicos es condición indispensable para el
mantenimiento de la vida. En efecto, mientras que, respecto a la energía, la biosfera
disfruta de una fuente de suministro importantísima exterior a la Tierra (la radiación
solar), las posibilidades de suministro exterior de materia son insignificantes;
incluso, parte de los recursos terrestres se encuentran en situación tal que quizá no
puedan ser utilizados por los organismos antes de transcurridos muchos millones de
años (materiales del manto y la corteza).
En realidad, no todos los ciclos son absolutamente perfectos; así, por ejemplo, el
ciclo del fósforo conduce a una gradual acumulación de este elemento en los
sedimentos de los fondos marinos. El fósforo utilizable por los productores
primarios procede en su totalidad de la erosión de las rocas que contienen fosfatos.
Estos pasan a los suelos y al mar, y son incorporados por los productores primarios.
Sin embargo, en el mar no todo el fósforo es incorporado: parte pasa al sedimento; a
su vez, también una parte del fitoplancton se sedimenta sin ser consumida por otros
organismos; el resultado es una lenta acumulación de fósforo inmovilizado en los
fondos marinos.
En la composición química de los seres vivos intervienen 62 elementos. De éstos
sólo 12 son invariables y se encuentran en todos los organismos, y entre ellos
figuran los seis elementos denominados plásticos por su importante papel en la
composición de las macromoléculas orgánicas que caracterizan la materia viva:
carbono, nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, fósforo y azufre. Los otros 6 elementos
invariables son: calcio, magnesio, sodio, potasio, hierro y cloro, todos ellos de gran
importancia en los distintos aspectos del metabolismo. Cabe señalar que el
magnesio interviene en la composición de la clorofila, en los mecanismos de
contracción muscular de los animales y en ciertas estructuras esqueléticas y en los
mecanismos de contracción muscular y de coagulación de la sangre de los animales
superiores y es un importante estabilizador del pH del suelo y de las aguas; el sodio,
el potasio y el cloro intervienen en la regulación de la presión osmótica del medio
interno de las células y los organismos, y el hierro forma parte de las moléculas de
muchos pigmentos sanguíneos e interviene en la síntesis de la clorofila.2
2
Camarasa, José María, Ecología, op. Cit. Pág.43-48.
Todo ecosistema es dinámico, porque se intercambia materia y energía, a los efectos de poder formar sus
estructuras y realizar sus actividades. Los canales por donde se desarrolla el consumo de la biomasa en un
ecosistema son las cadenas tróficas o alimentarias.
El Flujo de Energía
La energía solar que se emite en forma de radiaciones electromagnéticas de características
heterogéneas, no llega en su totalidad a la Tierra, dispersándose en el camino y en la atmósfera, por lo que
sólo un 26% aproximadamente llega para ser absorbida por las plantas, pero a su vez una pequeña parte es
fijada a través de la fotosíntesis, quedando disponible para los herbívoros un porcentaje aún menor, ya
que la planta consume parte de esa energía para realizar su proceso de crecimiento, mantenimiento y
transpiración, perdiéndose hasta un 30% de la energía asimilada. Del mismo modo sucede en los
herbívoros, que de la energía asimilada gastan hasta un 90% para realizar sus funciones vitales, además
del desgaste de traslado y movilidad, por lo que queda muy poco para los consumidores secundarios que
sólo reciben un 3% de lo absorbido por los herbívoros, aún menos queda para los consumidores terciarios,
que apenas les llega el 1%.
Si avanzáramos más en los niveles tróficos, la energía disponible será todavía menor.
Cuestionario:
1)Exponer las ventajas que puede tener un organismo, que tiene una fuente de alimentación múltiple.
2)Identificar los organismos que pierden más energía en su desarrollo y respiración. Justificar.
3)Realizar tres ejemplos de cadenas tróficas en ambientes acuáticos, terrestres y aéreo.
4) Realizar una experiencia de campo en donde se registren datos de humedad, temperatura y luminosidad
de una zona cubierta de vegetación, tanto arbórea como arbustiva, donde se marquen diferencia de
crecimiento en los componentes orgánicos, presencia de hongos y tamaño de hojas, para graficarlos luego
en un eje cartesiano. Las funciones, representadas por las variables de temperatura, luminosidad y
humedad se grafican sobre la absisa y la cantidad de presencia y tamaño en las ordenadas.
Las relaciones alimentarias se representan gráficamente por medio de pirámides, graficando la biomasa
de los distintos niveles tróficos representados en cada uno de los escalones.