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Los magistrados romanos durante la República de Roma.

por Jose Mari|publicado el 2 diciembre, 2017 | en

Antes de comenzar un inciso. Este artículo va dirigido a todas aquellas personas, entre las que
me incluyo, que al leer un libro sobre la antigua Roma necesitamos poner un poco de orden en
las atribuciones que poseen, cónsules, ediles, pretores, cuestores, etc. Además dedicado
especialmente durante el denominado periodo de la República, sin duda el más complicado de
entender de los tres en que se divide la cultura romana.

En el año 509 aC. por causas todavía poco conocidas, entre las cuales encontramos una
especie de conspiración palaciega, el último rey de Roma Tarquinio el Soberbio es destituido. A
partir de ese momento Roma, que geográficamente ocupaba escasamente un tercio de la
península itálica, se tiene que acomodar a una nueva forma de gobierno, la República. Con la
cual, en los próximos cinco siglos pasará de dominar ese escaso territorio, a conquistar
prácticamente todo el mediterráneo. Pero ¿cómo se controlaba políticamente esa potencia de
la antigüedad?

Las asambleas del pueblo.

El pueblo romano tenía gran poder de decisión, al menos sobre el papel, en todo lo
relacionado con la formar de dirigir la República romana. Votaban leyes, elegían a los
magistrados o decidían la guerra o la paz, todo ellos a través de una serie de reuniones
ciudadanas.

Comicios curiales.

La asamblea más antigua y la primera que pierde importancia, se puede considerar una
asamblea de representación étnica. En realidad son grupos de 30 curias, cada una de ellas
representa a unas 100 casas. 10 de las curias son latinas, 10 etruscas y 10 sabinas. La
progresiva mezcla de identidades le llevará a perder importancia, al final en las reuniones de
estos comicios solo decidían algunas leyes menores.

Comicios tribales.

Estamos ante una especie de representación territorial, cada distrito tenía unos
representantes en esta asamblea. Al principio solo estaba integrada por plebeyos, por lo que
sus decisiones solo se aplicaban a estos. En el 449 aC. los plebiscitos surgidos de estas
asambleas deben ser cumplidos por todos los ciudadanos, incluidos los patricios. Esto
desencadena la entrada de estos últimos en esta asamblea en el año 287 aC.
A partir de ese momento los plebeyos elegían a su edil y los patricios el suyo, además
esporádicamente a cuestores y tribunos militares. Otras funciones que poseían era juzgar
delitos menores, y especialmente preparar leyes para que fueran aprobadas por el Senado. Las
35 tribus de las que constaba esta asamblea se reunían normalmente en el foro de Roma.
Cada una de ella hacia una votación interna, tras lo cual se obtenía un voto consensuado y
único en cada tribu, después se procedía a la votación general, por lo tanto con 18 votos se
obtenía la mayoría para tirar hacia delante la cuestión que se estaba debatiendo.

Comicios centuriados.

Esta asamblea nació durante el reinado del penúltimo rey de Roma, Servio Tulio, para
convertirse durante la República en la más importante. Es preciso recordar que la República
Romana basó su poder en su fuerza militar, por lo tanto no es de extrañar que su principal
asamblea popular estuviera constituida por las legiones romanas. Si en un principio se reunían
193 centurias en el campo de Marte con el tiempo llegarían a 350 centurias.

Reconstrucción de Roma, con el Campo de Marte en primer término

Las decisiones que tomaban estas asambleas ciudadanas, aunque debían ser ratificadas por el
Senado, se pueden considerar las más importantes, ya que concernían a diferentes aspectos
como: la elección de magistrados, declarar la guerra o la paz, fundar colonias, condenar a
muerte, o votar nuevas leyes propuestas por al autoridades.

También es conocida la forma en que se celebraban estas asambleas. En primer lugar se


preguntaba a los dioses para conocer su opinión respecto a la viabilidad de llevar a cabo, o no,
dichos comicios, a este acto se le denominaba, auspicio. Si los dioses aprobaban la asamblea,
esta se anunciaba mediante el toque de trompetas desde las murallas. Tras lo cual el
presidente de la asamblea daba a conocer los debates propuestos para el día.

La parte final consistía en las votaciones, las cuales era el aspecto más discutido, ya que
durante los cinco siglos de historia de la República varió sensiblemente su forma de hacerlas. Si
al principio tenían más peso las clases sociales, a partir del año 312 aC., dicho peso pasará a
estar regido por el poder económico. Para a partir de finales del siglo III aC. y con la elevación
del número de centurias, pasar el poder de decisión a las clases más bajas, tanto sociales como
económicas.
Los magistrados romanos.

Tras conocer un poco mejor cómo funcionaban las decisiones del pueblo romano, podemos
pasar a conocer los principales cargos electos de la República romana. No sin antes hacer
mención al “cursus honorum”, dicho de otra forma, la carrera política a la que se tenían que
someter los ciudadanos romanos que quisieran convertirse en cónsules de la República de
Roma. Dicha carrera no se podía comenzar con anterioridad a los 28 años, 30 posteriormente
con Sila, dado que no se podían saltar puestos y que debían transcurrir dos años entre un
cargo y otro, para ser cónsul de Roma era necesario tener 37 años.

Además para presentarse a la misma debían ser ciudadanos romanos, no haber cometido
delitos y haber pasado por el ejército. Destacar por otro lado que ninguno de los cargos tenía
contraprestación económica, aunque si ciertos privilegios, algunos tan curiosos como poder
ser acompañados de noche con la luz de una candela.

Magistrados romanos, en primer término la silla curul

Tras lo cual podemos decir que existían dos o tres categorías de magistrados romanos, según
se mire, y en cada una de ellas diferentes cargos. Por último y antes de continuar, presentar
dos señales identificativas, la toga pretexta y la silla curul, su uso o no, diferenciaba a los
magistrados romanos.

Magistrados menores.

En líneas muy generales podemos decir que su ámbito de acción y sus decisiones solo
concernían a la ciudad de Roma, o bien al espacio geográfico al que fueran asignados. En
cuanto a sus señas de identidad excepto tribunos y ediles de la plebe, todos podían usar la
toga y la silla curul, estos últimos debían sentarse en un banco.

Distintas togas, sillas curul y fasces. Dependiendo de su posición.

Cuestores.

Magistrados que ocupan la base de la política, provienen de la monarquía romana y al


principio se ocupan de los asuntos criminales. Con la llegada de la República se convierten en
tesoreros. Pero además podemos considerarlos como la mano derecha de los cónsules en
Roma, de los gobernadores en las provincias o de los generales en las legiones romanas. Si al
comienzo eran cuatro, con la llegada de Julio César y las conquistas de la República se
necesitan cuarenta.

Ediles.

Podemos decir que eran cuatro, dos plebeyos y dos curules, a su cargo estaban los escribas
para redactar sus decisiones. No tenían una atribución específica y se ocupaban de diferentes
aspectos, entre ellos la vigilancia de la ciudad de Roma, el culto, o los edificios públicos.
También eran los responsables de la “annona”, es decir que no faltara el trigo en la ciudad.

Por último destacar que este puesto no era remunerado, al contrario, exigía un gasto adicional,
ya que debían organizar, presidir y costear los juegos públicos en las ciudades romanas.

Tribunos de la Plebe.

Cargo exclusivo entre los plebeyos, consecuencia directa de las protestas del año 496 aC. para
subsanar la imposibilidad de las clases menores pudieran elegir sus representantes. Dichos
magistrados, diez en concreto, eran elegidos por los comicios tribales para estar un año en el
cargo. Sus competencias fueron incrementándose con el tiempo, desde presidir elecciones,
hasta competencias en asuntos de crímenes.

Magistrados mayores.

Entre sus atribuciones, todas las que poseían los anteriores magistrados, y además tanto
dentro, como fuera de la ciudad. Pero a ellas había que sumarle que podían ejercer el mando
del ejército, tener poderes judiciales y eran los únicos capacitados para convocar a los comicios
centuriados. Por supuesto eran merecedores de la toga y de la silla curul. Pero además eran
acompañados por un funcionario que portaba en su hombro una fasces (30 varas de madera
que sujetaban un hacha), estos ejercían una función de guardaespaldas.

Estatua donde se observa la fasces, de antigua tradición en Roma.

Cónsules.

La máxima figura de la República romana, eran elegidos dos cada año, por los comicios
centuriados, y su mandato era improrrogable, aunque este supuesto no se cumpliera siempre.
Entre los dos se repartían las múltiples funciones, difíciles de enumeran, ya que abarcaban
todos los ámbitos de la vida en Roma, desde los civiles a los militares. Las más significativas el
convocar al Senado y a los comicios centuriados. Si el uno viaja en pos de conquistas, el otro
debía estar en Roma. Al principio tomaban el cargo el 1 de marzo, pero en tiempos de las
guerras celtíberas, se cambia el principio del mandato al 1 de Enero.

Escipión el Africano cónsul de Roma

Solo podían volver a ser cónsules tras diez años, en los cuales podían ejercer como procónsules
con atribuciones en las provincias, especialmente las que estaban en guerra, con lo cual su
poder militar no se debilitaba. Esto fue causa de muchos conflictos, al saltarse la norma que
imposibilitaba a los procónsules de salir de la provincia a la que eran asignados.

Pretores.

Su situación sería como sustitutos de los cónsules, en definitiva eran elegidos a las par de los
primeros, al principio dos, pero a partir del año 80 aC. dado los territorios conquistados
pasaron a ser seis. Sus atribuciones tan variadas como las de los cónsules, es evidente que
siempre subordinados a estos, pero ejerciendo la función de ellos en caso de necesidad. Cabe
destacar también que fue un cargo que surgió a partir del año 366 aC. Con anterioridad a esa
fecha ambos términos, Cónsul y Pretor parecen estar fundidos en uno.

Su mandato anual, como el de los cónsules, tras lo cual debían pasar los mismos diez años para
volver a ejercer, su salida también idéntica a los primeros, en este caso como propretores a las
provincias.

Censores.

Unas líneas más atrás nos hemos referido a las dos o tres categorías en las que se dividían los
magistrados. Pues bien, según se mire censores y los posteriores dictadores, se les suele tratar
como magistrados mayores, pero con atribuciones especiales.

Dicho lo cual, podemos decir que los censores eran una especie de punto y aparte con las
anteriores magistraturas mayores. En primer lugar por su periodo de vigencia, ya que eran
elegidos por cinco años, en vez de uno. En segundo término por su jurisdicción limitada en este
caso a la ciudad de Roma, no como los anteriores que podían ejercer fuera de la misma. Por
último destacar que el gran poder que adquirieron les resto posibilidades de perpetuarse en el
tiempo, los censores fueron creados en el año 443 aC. a partir del 312 aC. empezaron a perder
poder y ya solo podían estar 18 meses, al final Sila (80 aC) los relevó a un papel secundario.
Marco Emilio Lépido I, Censor de Roma

Su tarea consistía en la confección del censo romano, es decir determinar los derechos y
obligaciones del pueblo de Roma, pero no solo de las clases bajas, sino de todos los
magistrados tanto mayores, como menores. Decir también que tenían la potestad de degradar
un ciudadano por ejemplo de plebeyo a esclavo, pero también a un cónsul o pretor en caso de
excederse de sus labores y evidentemente tras pasar por los tribunales. Pero incluso estos
últimos, como era menester, también eran controlados por los censores. Por una parte es
evidente que este poder solo fuera ejercido como culminación a la carrera de “cursus
honorum”, sus miembros debían haber sido senadores y cónsules de Roma.

Dictadores.

Se puede comenzar diciendo que el vocablo “dictador” no tiene estrictamente el sentido


peyorativo actual. Los dictadores de la República romana eran elegidos a través del Senado y
de los cónsules, para solucionar un grave peligro para la República. Además era por un periodo
de seis meses improrrogable y sin posibilidad de nombrar sucesor. Aunque su poder durante
este periodo fuera absoluto, incluso por encima del Senado. Mientras un dictador ejercía solo
se mantenían en su cargo los tribunos de la Plebe, además contaba con la ayuda de la figura
del “magister equitum”, este se encargaba de mandar sobre la caballería del ejército y el
dictador sobre el resto del mismo.

Lucio Cornelio sila, Dictador de Roma durante dos años

El primero de ellos fue Tito Larcio en el año 496 aC. tras el mismo, la lista se dispara a cerca de
unos ochenta dictadores, pero los más significativos fueron: Lucio Cornelio Sila (82-79 aC.), y
especialmente Julio Cesar, que acabará para siempre con la figura del dictador romano al
perpetuarse en el cargo, hecho que como es conocido le llevará a ser asesinado.

Senado Romano.

No podemos terminar sin hablar de la verdadera institución que dirigía la República romana, o
al menos lo intentaba. El Senado nació durante la monarquía romana, haciéndose
verdaderamente importante durante la República.
Para ser senador romano debía cumplirse una serie de condiciones, entre ellas ser ciudadano
romano, haber sido magistrado con silla curul, o por ejemplo no haber sido gladiador o actor
de teatro. Tras lo cual eran elegidos por los cónsules y posteriormente por los censores. Al
principio de la República eran unos 300 miembros, para irse incrementando este número hasta
el periodo de Julio César que llegaron a ser 900. Además si los censores no decían lo contrario
eran cargos vitalicios.

Sus atribuciones eran muchas, por ejemplo ratificar las decisiones de las asambleas
ciudadanas, los asuntos militares importantes, las misiones diplomáticas, el control de las
finanzas del estado o del culto. Todas las decisiones se tomaban por votación, tras ser
convocados por un magistrado que dirigía la sesión.

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