JEAN PIERRE VERANT, “EL UNIVERSO, LOS DIOSES Y LOS HOMBRES”
“Urano no cesa de desarrollarse en el seno de Gea. El Urano primordial no tiene más
actividad que la sexual: cubrir a Gea incesantemente, todo lo que puede; no piensa en otra cosa, es lo único que hace. La pobre Tierra se encuentra entonces preñada de una serie de criaturas que no pueden salir de su seno, que siguen alojadas en el mismo lugar en que las ha concebido tras ser fecundada. Como Cielo no se separa jamás de Tierra, entre los dos no existe un espacio que permita a sus criaturas, los Titanes, salir a la luz y tener una existencia autónoma. No pueden adoptar la forma que les corresponde, no pueden llegar a ser unos seres individualizados porque están continuamente comprimidos en el sexo de Gea” (…) “«Escuchadme, vuestro padre nos injuria, nos somete a unas violencias espantosas, tenemos que acabar con esto. Debéis rebelaros contra vuestro padre, el Cielo.» La Tierra concibe un plan especialmenre retorcido. Para ejecutar su proyecto, fabrica en su propio inrerior un instrumenro, una hoz, una bdrpe, de hierro blanco. Coloca después esta hoz en la mano del joven Cronos, que está en el vienrre de su madre, donde Urano se aparea con ella, y permanece atento y al acecho. Y cuando Urano se derrama en Gea, agarra con la mano izquierda las partes verendas de su padre, las sujeta firmemenre y, con la hoz que empuña en la mano derecha, las corta. Después, sin girarse, para evitar la maldición que su acto podría reportarle, arroja por encima del hombro el miembro viril de Urano. De ese miembro viril, cortado y lanzado hacia atrás, van cayendo sobre la tierra gotas de sangre mienrras sigue volando por los aires hasta caer al mar. Urano, al ser castrado, lanza un alarido de dolor y se aleja rápidamenre de Gea. Se establece enronces en la cima del mundo, de donde no se moverá jamás. Como Urano tiene el mismo tamaño que Gea, no hay un solo pedazo de tierra que no tenga sobre él, cuando se levanran los ojos, un pedazo equivalenre de cielo. (…)Al castrar a Urano, por consejo de su astuta madre, Cronos da un paso fundamental para el nacimiento del cosmos. Separa el cielo de la tierra. Crea entre ambos un espacio libre: todo lo que la tierra producirá, todo lo que los seres vivos haremos nacer, tendrá un lugar para respirar y vivir. Por una parte, el espacio es liberado, pero, por otra, el tiempo se ha transformado. Mientras Urano yacía sobre Gea, no existían generaciones sucesivas, sólo había una, que permanecía aprisionada en el interior del ser que la había engendrado. A partir del momento en que Urano se retira, los Titanes y las Titánides pueden salir del seno materno y procrear entre sí. Se abre entonces una sucesión de generaciones. El espacio se ha liberado (…) Volvamos a Urano. ¿Qué ocurre cuando se establece en lo alto del mundo? Ya no se une con Gea, a excepción del momento de las grandes lluvias fecundadoras, durante las cuales el cielo se abre y la tierra pare. Esta lluvia bienhechora permire a la rierra hacer nacer nuevas criaruras, nuevas plantas y cereales. Pero, al margen de ese período, no exisre relación entre el cielo y la rierra. Mientras Urano se alejaba de Cea, lanzó una rerrible maldición sobre sus hijos: «Os llamaréis Titanes», les dijo, haciendo un juego de palabras con el verbo titainii [extender, alargar], «porque habéis extendido demasiado alto el brazo, y deberéis expiar el sacrilegio de haber alzado la mano contra vuesrro padre.» Unas gotas de sangre de su miembro viril mutilado caídas en el suelo dieron vida, al cabo de un momento, a las Erinias. Se trata de porencias primordiales cuya función esencial consiste en mantener el recuerdo de la afrenta hecha por un pariente a otro pariente, y en hacérselo pagar, sea cual fuere el tiempo necesario para ello. Son divinidades de la venganza por delitos cometidos contra consanguíneos. Las Erinias representan el odio, el recuerdo, la memoria de la culpa, y la exigencia de que el que la hizo la pague. De la sangre de la herida de Urano nacen, junto con las Erinias, los Gigantes y las Melíades, las ninfas de esos grandes árboles que son los fresnos. Los Gigantes son esencialmente guerreros, encarnan la violencia bélica: al desconocer la infancia y la vejez, son toda su vida adultos en plenirud de su vigor, entregados a la actividad guerrera, atraídos por la batalla homicida. Las Melíades también son guerreras, también sienten vocación por la matanza, ya que la madera de las lanzas que utilizan los guerreros en el curso del combate es, precisamente, la de los árboles donde habitan. Así pues, de las gotas de la sangre de Urano nacen tres clases de personajes que encarnan la violencia, el castigo, el combate, la guerra y la matanza. Una palabra resume a ojos de los griegos esta violencia: éris, el conflicto, de todos los tipos y todas las formas, o la discordia en el seno de una misma familia (…) ¿Qué ocurre con el miembro que Cronos ha arrojado al mar, al Ponto? No se lo traga el oleaje marino, permanece en la superficie, flota, y la espuma de su esperma se mezcla con la espuma del mar. De esta combinación espumosa alrededor del sexo, que se desplaza al capricho de las olas, nace una soberbia criarura: Afrodita, la diosa engendrada por el mar y la espuma de la esperma de Urano. Navega durante cierto tiempo y después desembarca en su isla, Chipre. Camina sobre la arena y, a medida que avanza, las flores más adorables y más hermosas nacen bajo sus pies. El séquito de Afrodita, que avanza detrás de ella, lo forman Eros e Himero, el Amor y el Deseo. Este Eros no es el Eros primordial, sino un Eros que exige que exista a partir de entonces lo masculino y lo femenino. En ocasiones se dirá que es hijo de Afrodita. Así pues, este Eros ha cambiado de función. Ya no riene el papel, como al principio del cosmos, de hacer aparecer lo que estaba contenido en la oscuridad de las fuerzas primordiales. Su papel, ahora, es el de unir dos seres perfectamente individualizados, de diferente sexo, en un juego erórico que supone una estrategia amorosa con todo lo que eso implica de seducción, de consentimiento y de celos. Eros une a dos seres diferentes para que a partir de ellos nazca otro, que no sea idéntico a ninguno de sus progenitores, pero que los prolongue a ambos. Así pues, existe ahora una creación que se diferencia de la de la era primordial. En otras palabras, al castrar a su padre, Crono ha instiruido dos fuerzas que para los griegos son complementarias, una de las cuales se llama Éride, la Discordia, y otra, Eros, el Amor. Éride es la pugna en el seno de una familia o de una comunidad, la confrontación, la discordia en el corazón de lo que estaba unido. Eros por el contrario es la concordancia y la unidad de algo ran diferenre como lo femenino y lo masculino. Ambos, Éride y Eros, han sido engendrados por el mismo acro fundador que ha abierro el espacio, desbloqueado el tiempo y permirido a las sucesivas generaciones aparecer en la escena del mundo, finalmenre abierra. Ahora rodos esos personajes divinos, con Éride a un lado y Eros al otro, comenzarán a enfrenrarse y a combatirse. ¿Por qué se pelearán? No tanro por constituir el universo, cuyos fundamenros ya están colocados, como por designar a su dueño. ¿Quién será su soberano? En lugar de un relato cosmológico que planrea pregunras de este tenor: ¿Cómo empezó a existir el mundo? ¿Por qué lo primero fue el caos? ¿Cómo se ha formado todo lo que contiene el universo?, surgen otras pregunras, y otros relaros, mucho más dramáticos, intentan responder a ellas. ¿Cómo es que los dioses, que han sido creados y que a su vez engendran, van a pelearse y a destrozarse? ¿Cómo van a entenderse? ¿Cómo deberán expiar los Titanes la falta que cometieron contra Urano, su padre, cómo serán castigados? ¿Quién garantizará la estabilidad de un mundo construido a parrir de una nada que lo era todo, de una noche de la que ha surgido la propia luz, de un vacío del que nacen la plenitud y la solidez? ¿Cómo llegará el mundo a ser estable y organizado con unos seres individualizados? El alejamienro de Urano abre el camino a una serie ininterrumpida de generaciones. Pero si los miembros de cada generación de dioses se pelean entre sí, el mundo carecerá de estabilidad. La guerra de los dioses debe tener un final, para que el orden del mundo quede definitivamente establecido. El telón se levanta sobre los combates por la soberanía divina.