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EL FLUJO (COMO FLUIR EN LO QUE SE HACE Y SER MÁS FELIZ)

“Cuando estoy haciendo mi juego, cuando me siento como me sentía en Boston aquella noche no creo que
nadie pueda pararme. Sería capaz de estar corriendo durante días y desearía que los partidos no tuvieran fin.
Es tal y como me siento en esos momentos.” (Michael Jordan hablando de cuando metió 63 puntos contra los
Boston Celtics en 1986)

¿Es realmente posible disfrutar de la tarea que estemos haciendo y al tiempo ser más eficientes? Ciertamente
siempre ha habido algunas personas que lo han conseguido. Ante este hecho irrebatible M. Csikszentmihalyi,
antiguo catedrático de Psicología de la Universidad de Chicago, ha dedicado parte de su vida a investigar cómo
lo han conseguido deportistas, músicos, creativos y otras personas en distintos ámbitos de la vida. Desde
comienzos de los años 90, Csikszentmihalyi y su equipo llevan investigando el flujo, una mezcla perfecta entre
disfrute y desafío al realizar una tarea, un proceso que nos permite aumentar nuestra creatividad y rendimiento
hasta cuotas espectaculares y sobre todo, que nos genera una extraordinaria batería de satisfacción y emociones
positivas. Esta semana en filmoterapia, hablaremos de todo esto, de cómo lograr fluir en lo que hacemos y como
siempre, propondremos algunos ejemplos de películas en donde sus personajes logran fluir plenamente en lo
que hacen. Que lo disfrutéis.

(Vemos a continuación un maravilloso ejemplo de flujo. El proceso creativo de un pintor, Nick Nolte, en
Historias de Nueva York)

EL FLUJO

“Usted se encuentra en un estado extático en el que se siente como si casi no existiera. Así es como lo he
experimentado yo en numerosas ocasiones. En esos casos mis manos parecen vacías de mí y yo no tengo nada
que ver con lo que ocurre sino que simplemente contemplo maravillado y respetuoso todo lo que sucede. Y eso
es algo que fluye por sí mismo”. (Daniel Goleman, psicólogo y escritor).

Todos hemos vivido alguna vez algo parecido. Estar realizando una actividad que nos gusta y sentirnos tan
involucrados y concentrados en ella que fácilmente perdemos la noción del tiempo. Nos ha podido ocurrir
tocando un instrumento, en el deporte, en nuestro trabajo, ante un reto mayúsculo o cocinando. La vivencia de
esta experiencia altamente positiva se conoce con el nombre de actividad de flujo y podríamos decir que es una
experiencia cumbre a nivel creativo, en donde todos nuestros sentidos están a un rendimiento maximo en pro
de una meta.

Además el flujo es una experiencia tan agradable que nos llena de amplias emociones positivas y es una parte
fundamental de la felicidad a largo plazo. Según Csikszentmihalyi ( y muchas investigaciones sobre el tema lo
confirman) la felicidad deriva del desarrollo y el crecimiento personal. Y las situaciones de flujo permiten
amplias experiencia de desarrollo personal.

El flujo es la mezcla perfecta entre disfrute, desafío y crecimiento. Un estado excepcional en donde rendimos
al 100%, nuestra creatividad llega a niveles espectaculares, el cerebro logra un proceso de aprendizaje
extraordinario y lo mas importante, vivenciamos una de las experiencia mas positiva por naturaleza del ser
humano.

TRABAJO

Para el logro de este objetivo siempre dependemos de nosotros mismos y también del entorno. En la vida
ordinaria (actividades no laborales) a primera vista parece depender particularmente de nosotros: cómo
organizamos el tiempo libre (vacaciones, fines de semana,…), la vida familiar, etc. Sin embargo en el trabajo
por cuenta ajena pueden suceder que haya puestos de trabajo bien diseñados que permitan la realización
personal, el disfrute y el mayor rendimiento pero también pueden ocurrir que se trate de puestos rutinarios y
aburridos que requieran la aceptación o un esfuerzo de especial creatividad para lograr el disfrute.

Si una empresa actúa inteligentemente, debe invertir los recursos necesarios para el diseño de sus puestos de
trabajo se ajusten a las habilidades de los trabajadores que los ocupan; ya sea seleccionando a aquellos que ya
reúnen las habilidades apropiadas, ya sea formando a los trabajadores de la empresa para adaptarlos a los retos
de las nuevas tareas encomendadas. No hay mejor sistema de motivación intrínseca que un sistema de
contratación que ajuste retos y habilidades para generar experiencias de flujo y por tanto de disfrute, es decir,
la combinación de una alta satisfacción y un alto rendimiento en el trabajo.

La verdad es que no siempre es así: unas veces porque las empresas no consiguen un diseño adecuado, porque
contratan a la persona equivocada para el puesto o porque, aún habiendo realizado un buen diseño, el trabajador
que lo ocupa cambia de actitud por problemas personales o psicosociales. En el mundo laboral, si los
empresarios quieren incrementar la productividad, les conviene crear situaciones de disfrute y eso exige una
doble actuación: objetiva una, mediante un diseño adecuado del puesto, y subjetiva la otra, mediante la
influencia en las actitudes de las personas que lo ocupan. Estas son las dos premisas necesarias para que se
generen experiencias óptimas y de flujo y consiguientemente de disfrute y mayor productividad.

Curiosamente, aunque que parezca paradójico, las investigaciones demuestran sin lugar a dudas que en el
tiempo de trabajo se producen más actividades de flujo, a pesar de que todo el mundo dice estar esperando las
vacaciones. La razón es que el tiempo de trabajo está estructurado y uno sabe lo que hacer en cada momento,
en cambio la mayoría de la gente no organiza su tiempo de ocio y se pasa mucho tiempo pasivo, viendo la tele
o sin saber qué hacer con su tiempo libre.

EL FLUJO (COMO FLUIR EN LO QUE


SE HACE Y SER MÁS FELIZ)
“Cuando estoy haciendo mi juego, cuando me siento como me sentía en Boston aquella noche no
creo que nadie pueda pararme. Sería capaz de estar corriendo durante días y desearía que los
partidos no tuvieran fin. Es tal y como me siento en esos momentos.” (Michael Jordan hablando de
cuando metió 63 puntos contra los Boston Celtics en 1986)

¿Es realmente posible disfrutar de la tarea que estemos haciendo y al tiempo ser más eficientes?
Ciertamente siempre ha habido algunas personas que lo han conseguido. Ante este hecho
irrebatible M. Csikszentmihalyi, antiguo catedrático de Psicología de la Universidad de Chicago, ha
dedicado parte de su vida a investigar cómo lo han conseguido deportistas, músicos, creativos y
otras personas en distintos ámbitos de la vida. Desde comienzos de los años 90, Csikszentmihalyi y
su equipo llevan investigando el flujo, una mezcla perfecta entre disfrute y desafío al realizar una
tarea, un proceso que nos permite aumentar nuestra creatividad y rendimiento hasta cuotas
espectaculares y sobre todo, que nos genera una extraordinaria batería de satisfacción y
emociones positivas. Esta semana en filmoterapia, hablaremos de todo esto, de cómo lograr fluir
en lo que hacemos y como siempre, propondremos algunos ejemplos de películas en donde sus
personajes logran fluir plenamente en lo que hacen. Que lo disfrutéis.

(Vemos a continuación un maravilloso ejemplo de flujo. El proceso creativo de un pintor, Nick


Nolte, en Historias de Nueva York)

EL FLUJO
“Usted se encuentra en un estado extático en el que se siente como si casi no existiera. Así es como
lo he experimentado yo en numerosas ocasiones. En esos casos mis manos parecen vacías de mí y
yo no tengo nada que ver con lo que ocurre sino que simplemente contemplo maravillado y
respetuoso todo lo que sucede. Y eso es algo que fluye por sí mismo”. (Daniel Goleman, psicólogo y
escritor).

Todos hemos vivido alguna vez algo parecido. Estar realizando una actividad que nos gusta y
sentirnos tan involucrados y concentrados en ella que fácilmente perdemos la noción del tiempo.
Nos ha podido ocurrir tocando un instrumento, en el deporte, en nuestro trabajo, ante un reto
mayúsculo o cocinando. La vivencia de esta experiencia altamente positiva se conoce con el
nombre de actividad de flujo y podríamos decir que es una experiencia cumbre a nivel creativo, en
donde todos nuestros sentidos están a un rendimiento maximo en pro de una meta.

Además el flujo es una experiencia tan agradable que nos llena de amplias emociones positivas y
es una parte fundamental de la felicidad a largo plazo. Según Csikszentmihalyi ( y muchas
investigaciones sobre el tema lo confirman) la felicidad deriva del desarrollo y el crecimiento
personal. Y las situaciones de flujo permiten amplias experiencia de desarrollo personal.

El flujo es la mezcla perfecta entre disfrute, desafío y crecimiento. Un estado excepcional en


donde rendimos al 100%, nuestra creatividad llega a niveles espectaculares, el cerebro logra un
proceso de aprendizaje extraordinario y lo mas importante, vivenciamos una de las experiencia
mas positiva por naturaleza del ser humano.
¿QUE NECESITAMOS PARA FLUIR?
“Fue una sensación alucinante. Jamás había sentido tanta potencia con esa nobleza. Estaba unido
a la carretera. Éramos una sola cosa. Todo respondía a la velocidad de mis pensamientos. Era
preciso, exacto. Era perfecto” (Fernando Alonso, Mercedes-Benz C-Class Sport, 2007).

La siguiente pregunta que nos podemos hacer es obvia, ¿y que condiciones necesito entonces para
poder llegar a ese estado tan increíble? Csikszentmihalyi descubrió que necesitamos varios
elementos imprescindibles para poder llegar a un estado de flujo (y que además ocurran todos a la
vez) que vamos a ver a continuación:

1. Tener unos objetivos claros

Para llegar a fluir necesitamos una intención, es decir, necesitamos metas claras y que además
supongan un cierto reto o desafío para nosotros. Por ejemplo, ponerse el reto de ganarle un
partido de tenis a un contrincante “difícil” pero de un nivel parecido a nosotros.

2. Que exista una retroalimentación directa e inmediata

Además debemos tener una especie de de retroalimentación o feedback, lo cual supone que nos
podamos dar cuenta de nuestros progresos en todo momento. Por ejemplo, en nuestro partido de
tenis conllevaría ir sabiendo como va el marcador constantemente.

3. Tener una alto grado de concentración y centrada en el momento presente

La atención es el otro elemento clave para que se generen experiencias óptimas. Una atención
plena focalizada totalmente hacia nuestro objetivo es fundamental para poder fluir. Debemos
estar completamente concentrados en jugar el partido de tenis (y no preocupados en otras cosas
como si perdemos, si fallamos, en cuanto queda de partido, en lo que nos pasó ayer en el trabajo,
etc) De alguna manera es vivir el presente del partido al 100%, un proceso de mindfulness total.

4. Que exista un equilibrio entre el nivel de habilidad y el desafío (la actividad no debe ser ni
demasiado fácil ni demasiado complicada).

Tenemos que lograr una combinación adecuada del nivel de desafío de la tarea emprendida y del
nivel de habilidades (conocimientos, actitud y aptitud). Es decir, la tarea en cuestión debe ser
difícil pero lograble y tener claro que si “lo damos todo” podremos conseguirlo.

Aquí está una de las claves del flujo, este ajuste entre retos y habilidades debe ser dinámico
porque a medida que uno domina una tarea se va instalando en la rutina y aparece el
aburrimiento y la falta de atención. Por el contrario, si elevamos bruscamente el nivel de desafío
sin que se haya incrementado el nivel de las habilidades, estas habilidades serán relativamente
bajas para el nuevo nivel de exigencia y, por tanto, producirán una experiencia de ansiedad.
Finalmente, si una situación no produce ningún nivel de reto y, además, la persona cree carecer de
habilidades para realizar ese tipo de actividades, se producirá la apatía.

Siguiendo con el ejemplo del tenis, si jugamos contra un amigo muy malo nos aburriremos y si es
contra uno demasiado bueno nos podremos agobiar. Debe ser un partido contra un oponente
difícil pero no imposible (que exija todas nuestras habilidades).
5. Tener una total sensación de control.

Esto conlleva que la tarea en cuestión tenga una estructura, unas reglas claras y la sensación de
que estamos controlando todos los factores posibles. En nuestro partido de tenis, significa conocer
bien las reglas de juego y tener la sensación de que ganar depende totalmente de ti.

6. La actividad debe ser intrínsecamente gratificante (y con una extraña sensación de falta de
esfuerzo aunque estés dedicando toda tu energía en la tarea)

Esto significa que debemos disfrutar totalmente de lo que estemos haciendo aparte de que luego
consigamos algún beneficio como dinero, un salario, status, recompensas, etc. Es disfrutar de
cocinar por el hecho mismo de cocinar (aunque luego te aplaudan el plato) o de jugar nuestro
partido de tenis por el hecho de jugarlo (aunque luego te digan que bien jugaste o consigas una
cena gratis por ganar el partido)

(En 20 segundos Bruce Lee define perfectamente como hacer para fluir)

7. Y por último, una perdida total de la noción de tiempo

Esto es algo que todo el mundo que “fluye” lo reconoce al instante,la propia experiencia subjetiva
del tiempo se altera y perdemos el sentido del tiempo. Cuando se está en el estado de flujo, las
personas llegan a estar absorbidas en sus actividades que el foco de conciencia se reduce a la
actividad misma y de repente acción y conciencia se fusionan. Durante un tiempo dedicamos
tantos recursos en lograr nuestro objetivo que no queda espacio disponible en nuestra mente para
darnos cuenta de lo que estamos viviendo y parece que ha pasado mucho menos tiempo del que
realmente ha pasado. En nuestro partido de tenis, nos encontramos tan metidos en el juego que
de repente cuando se acaba nuestro tiempo en la cancha preguntamos sorprendidos: “¿Pero ya
pasaron las dos horas?…No me lo puedo creer” (Para saber más sobre estas condiciones
recomendamos este muy buen artículo sobre el flujo en el baloncesto)

COMO FLUIR EN EL TRABAJO Y EN LA VIDA (por


MBT)
“Tengo un sentimiento generalizado de bienestar y controlo por completo mi mundo” (Un jugador
de ajedrez hablando de sus sensaciones durante una partida)

Sobre este punto, dejamos a nuestro colaborador MBT, que nos proponga una muy interesante
reflexión sobre como poder llegar a fluir en el trabajo, en la vida, disfrutar con lo que se hace y
aumentar nuestro rendimiento:
Como hemos dicho, se han estudiado procesos de flujo en casi todas las tareas posibles, por
muy aburridas que parezcan desde fuera (Csikszentmihalyi estudió por ejemplo el caso de
un trabajador de una cadena de montaje que generaba procesos de flujo). Si tenemos claros
los siguientes tres puntos seguramente seremos capaces de producir muchos momentos de
flujo en nuestra vida:

1. Tener siempre unas metas muy claras (aunque vayan evolucionando) y que la
retroalimentación sea inmediata.
2. Lograr vivir al máximo el presente.
3. Y lograr un equilibrio constante entre nuestras habilidades y nuestros desafíos.

Para lograr tener metas claras o una combinación adecuada de retos y habilidades exige un
trabajo continuo de conocimiento de uno mismo. Sin este conocimiento ni siquiera es posible
elegir las metas que uno ha de fijarse.

Es evidente que hay personas que tienen ventajas de partida, ya sea porque tienen una gran
claridad sobre lo que quieren hacer en su vida o ya sea por sus capacidades innatas; pero es
indudable que es posible avanzar en el conocimiento personal y también en las habilidades.

Aquellos que tienen muy claro lo que desean hacer con su vida y sus metas son compatibles con
sus habilidades presentes o potenciales, tienen mucho camino recorrido ya que saben a donde
dirigir sus esfuerzos. Si son capaces de jerarquizar y estructurar sus metas en sub-metas y a la vez
cultivar las habilidades para que sus retos evolucionen,tiene todas las cartas para disfrutar de su
vida, incluso para vivirla con entusiasmo, y sin duda alguna para alcanzar un mayor grado relativo
de eficiencia.

Aquellos otros que no tienen claro lo que quieren hacer en su vida o, aún teniéndolo, no pueden
elegir, tienen que tratar de hallar la manera de convertir su actividad actual en experiencias
óptimas de flujo. La realidad es que a veces es difícil (al menos temporalmente) elegir las metas
preferidas, en esos casos la actitud debe ser la siguiente: si lo que uno debe hacer es
desagradable hay que aceptarlo en tanto no cambien las circunstancias y si es algo no
desagradable pero nos interesa poco hay que activarlo (idear metas más ajustados a las
habilidades) para generar disfrute.
TRABAJO

Para el logro de este objetivo siempre dependemos de nosotros mismos y también del entorno. En
la vida ordinaria (actividades no laborales) a primera vista parece depender particularmente de
nosotros: cómo organizamos el tiempo libre (vacaciones, fines de semana,…), la vida familiar, etc.
Sin embargo en el trabajo por cuenta ajena pueden suceder que haya puestos de trabajo bien
diseñados que permitan la realización personal, el disfrute y el mayor rendimiento pero también
pueden ocurrir que se trate de puestos rutinarios y aburridos que requieran la aceptación o un
esfuerzo de especial creatividad para lograr el disfrute.

Si una empresa actúa inteligentemente, debe invertir los recursos necesarios para el diseño de sus
puestos de trabajo se ajusten a las habilidades de los trabajadores que los ocupan; ya sea
seleccionando a aquellos que ya reúnen las habilidades apropiadas, ya sea formando a los
trabajadores de la empresa para adaptarlos a los retos de las nuevas tareas encomendadas. No
hay mejor sistema de motivación intrínseca que un sistema de contratación que ajuste retos y
habilidades para generar experiencias de flujo y por tanto de disfrute, es decir, la combinación de
una alta satisfacción y un alto rendimiento en el trabajo.

La verdad es que no siempre es así: unas veces porque las empresas no consiguen un diseño
adecuado, porque contratan a la persona equivocada para el puesto o porque, aún habiendo
realizado un buen diseño, el trabajador que lo ocupa cambia de actitud por problemas personales
o psicosociales. En el mundo laboral, si los empresarios quieren incrementar la productividad, les
conviene crear situaciones de disfrute y eso exige una doble actuación: objetiva una, mediante un
diseño adecuado del puesto, y subjetiva la otra, mediante la influencia en las actitudes de las
personas que lo ocupan. Estas son las dos premisas necesarias para que se generen experiencias
óptimas y de flujo y consiguientemente de disfrute y mayor productividad.

Curiosamente, aunque que parezca paradójico, las investigaciones demuestran sin lugar a dudas
que en el tiempo de trabajo se producen más actividades de flujo, a pesar de que todo el mundo
dice estar esperando las vacaciones. La razón es que el tiempo de trabajo está estructurado y uno
sabe lo que hacer en cada momento, en cambio la mayoría de la gente no organiza su tiempo de
ocio y se pasa mucho tiempo pasivo, viendo la tele o sin saber qué hacer con su tiempo libre.

¿EL FLUJO COMO PARTE DE LA FELICIDAD?

Siempre se ha intentado conseguir la felicidad: en un primer momento los fundadores de las


religiones enseñaron a vivir el momento presente sin dejarse distraer por el pasado (culpas y
lamentos) ni por el futuro (qué va a ser de mí y de los míos); poco después estas religiones
perdieron la idea originaria (coincidente con la teoría del flujo) y se convirtieron en vendedoras de
promesas de futuro (llámese cielo, paraíso o lo que sea); cuando esta idea de premio y castigo
perdió adeptos, el sistema económico creó la “religión” del consumismo, que nos dice que la
felicidad reside en la maximización del concepto de tener (bienes, poder, sexo, fama,…).

Sin embargo la felicidad no llega sin más, hay que buscarla mediante el control directo de la
experiencia y la habilidad para hallar la alegría de vivir en el disfrute de cada momento. Cada
uno ha de jugar la partida de la vida con las cartas que le ha tocado genética y socialmente.

Una primera gran recomendación es que nos pongamos manos a la obra con las cartas que nos
han tocado, en lugar de despilfarrarla en protestas por ser como son. Si uno sabe administrarlas
adecuadamente, valiéndose de la inteligencia emocional natural o que pueda cultivar, puede
lograr mayor disfrute y más felicidad con unas cartas mediocres que con otras mucho mejores mal
administradas.

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