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Descripción general
La obesidad es un trastorno complejo que consiste en tener una cantidad excesiva de
grasa corporal. La obesidad no es solo un problema estético. Aumenta tu riesgo de
enfermedades y problemas de salud, tales como enfermedad cardíaca, diabetes y presión
arterial alta.
Si eres extremadamente obeso significa que tienes una gran probabilidad de tener
problemas de salud relacionados con tu peso.
Síntomas
La obesidad se diagnostica cuando el índice de masa corporal (IMC) es de 30 o más. Tu índice de masa corporal se
calcula dividiendo tu peso en kilogramos (kg) por tu estatura en metros (m) al cuadrado.
Causas
A pesar de que hay influencias genéticas, de comportamiento y hormonales para el peso
corporal, la obesidad se produce cuando ingieres más calorías de las que quemas a través
del ejercicio y de las actividades cotidianas normales. El cuerpo almacena ese exceso de
calorías en forma de grasa.
En algunos casos, la obesidad puede tener una causa médica, como el síntoma de Prader-
Willi, el síndrome de Cushing u otras enfermedades y trastornos. No obstante, estos
trastornos son raros y, en general, las principales causas de obesidad son las siguientes:
Factores de riesgo
Por lo general, la obesidad es producto de una combinación de causas y factores que
contribuyen a ella, entre ellos:
Genética. Tus genes podrían afectar la cantidad de grasa corporal que almacenas y
dónde se distribuye esa grasa. La genética también puede cumplir un rol respecto de
la eficiencia con que el cuerpo convierte los alimentos en energía y cómo quema
calorías durante el ejercicio.
Dieta poco saludable. Una dieta con muchas calorías, con mucha comida rápida,
bebidas altamente calóricas y con porciones demasiado grandes, pero con pocas
frutas y vegetales contribuye al aumento de peso.
Edad. La obesidad puede ocurrir a cualquier edad, incluso, en niños pequeños. Sin
embargo, a medida que envejeces, los cambios hormonales y un estilo de vida menos
activo aumentan el riesgo de padecer obesidad. Asimismo, la cantidad de músculo en
el cuerpo tiende a disminuir con la edad. Esta menor masa muscular produce una
disminución en el metabolismo. Estos cambios también reducen las calorías que
necesitas, por lo que pueden hacer que resulte más difícil evitar el exceso de peso. Si
no controlas de forma consciente lo que comes y no haces más actividad física a
medida que envejeces, es probable que aumentes de peso.
Dejar de fumar. Con frecuencia, dejar de fumar está asociado con el aumento de
peso. Y, en algunos casos, dejar de fumar puede hacer que las personas aumenten
tanto de peso que se vuelven obesas. Sin embargo, a largo plazo, dejar de fumar sigue
siendo más beneficioso para la salud que seguir fumando.
Falta de sueño. No dormir lo suficiente o hacerlo en demasía puede provocar
cambios hormonales que aumentan el apetito. También es posible que sientas ganas
de comer alimentos con alto contenido de calorías e hidratos de carbono, que pueden
contribuir al aumento de peso.
Aun cuando tengas uno o más de estos factores de riesgo, no significa que estés
destinado a ser obeso. Puedes contrarrestar la mayoría de los factores de riesgo mediante
una dieta, actividad física y ejercicio, así como a través de cambios de comportamiento.
Complicaciones
Si eres obeso, es más probable que manifiestes diversos problemas de salud graves, como
los siguientes:
Diabetes tipo 2
Enfermedad cardíaca
Accidente cerebrovascular
Cáncer, como cáncer de útero, cuello uterino, endometrio, ovarios, mama, colon,
recto, esófago, hígado, vesícula, páncreas, riñón y próstata
Enfermedad de la vesícula
Artrosis
Calidad de vida
La obesidad puede disminuir tu calidad de vida general. Es posible que no puedas hacer
cosas que hacías antes, como participar en actividades placenteras. Tal vez evites los
lugares públicos. Las personas obesas incluso pueden sufrir discriminación.
Otros problemas relacionados con el peso que pueden afectar tu calidad de vida son los
siguientes:
Depresión
Discapacidad
Problemas sexuales
Vergüenza y culpa
Aislamiento social
Prevención
Si corres riesgo de volverte obeso, o si actualmente tienes sobrepeso o un peso saludable,
puedes tomar medidas para evitar el aumento de peso no saludable y los problemas de
salud relacionados. No es de extrañar que las medidas para evitar el aumento de peso
sean las mismas que para adelgazar: ejercicio diario, dieta saludable y el compromiso a
largo plazo de controlar lo que comes y bebes.
Reconocer y evitar las trampas de comida que hacen que comas. Identifica las
situaciones que hacen que comas fuera de control. Intenta llevar un diario en el que
escribas lo que comes, cuánto comes, cuándo comes, cómo te sientes y cuánta
hambre tienes. Luego de un tiempo, deberías ver ciertos patrones. Puedes planificar y
desarrollar estrategias para manejar este tipo de situaciones y mantener el control de
tus conductas alimentarias.
Controlar tu peso regularmente. Las personas que se pesan al menos una vez por
semana obtienen mejores resultados al evitar el exceso de peso. Controlar tu peso
puede indicarte si tus esfuerzos están dando resultado y ayudarte a detectar los
pequeños aumentos de peso antes de que se conviertan en un gran problema.
Tener constancia. Respetar tu plan de peso saludable tanto como sea posible
durante la semana, los fines de semana, los feriados y las vacaciones aumenta tus
probabilidades de obtener resultados a largo plazo.
Diagnóstico
Si tu IMC está en el nivel de obesidad, el proveedor de atención médica, generalmente,
revisará tus antecedentes médicos minuciosamente, te realizará una exploración física y
te recomendará algunas pruebas.
Una exploración física general. Esto también implica medir tu estatura; verificar tus
signos vitales, como frecuencia cardíaca, presión arterial y temperatura; escuchar el
corazón y los pulmones; y examinar el abdomen.
El hipertiroidismo agrupa los trastornos que cursan con exceso de hormona tiroidea en el cuerpo. ... Es el
propio organismo el que genera anticuerpos que estimulan la glándula para que sintetice más hormonas
tiroideas.
Cualquier marisco.
Frutas frescas como el mango, albaricoque, manzanas o fresas.
Frutos secos como las avellanas, pistachos, anacardos o almendras.
Cualquier tipo de algas marinas.
Restringir el consumo de legumbres como las lentejas.