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UNIDAD I: SITUACIÓN POLÍTICO-TERRITORIAL DE LA PENÍNSULA

IBÉRICA
1. Ubicación de la Península Ibérica.
Al sureste de Europa. Políticamente la ocupan tres países: España, Portugal, Andorra,
así como una colonia británica, Gibraltar, en el estrecho que la separa de África. Se
extiende desde el sur de España hasta el sur de Francia. Se encuentra rodeada por el
océano atlántico, mar cantábrico y mar mediterráneo.
2. Poblaciones que convivieron en la Península Ibérica.
a. Pueblos Indígenas:
- Tartesios: En la zona sudoccidental, región denominada Tartéside
o Turdetania, en torno a la desembocadura del Guadalquivir, que en época
antigua era una extensa albufera —el Lacus Ligustinus—, se desarrolló
durante la primera mitad del I milenio a. C. la cultura tartésica. Las fuentes
semitas hacen referencia a esta cultura con el nombre de Tarshish, como una
zona al extremo del Mediterráneo occidental, caracterizada por su riqueza
metalífera, y que se relaciona con la navegación fenicia.
- Celtas e Íberos: Pocas son las diferencias que encontraremos entre los dos
grupos de pueblos prerromanos aquí expuestos, siendo la más clara el origen
de la lengua. Eran pueblos cuya economía se basaba en la agricultura y en la
ganadería. Apenas tenían relaciones comerciales, siendo bastante autárquicos
a lo que ello respecta. Además, eran poblaciones bastante belicosas y de esa
manera era normal encontrar racias entre los diferentes “reinos” que había por
todo el territorio peninsular. Un elemento muy característico de estos serán las
actuaciones en forma de racias, sobre los pueblos del sur de la Península, es
decir, sobre el denominado pueblo tartesio que era, sin duda, de los pueblos
prerromanos, el más rico.
Vivían en núcleos fortificados con murallas de piedra, elemento que chocó a
los romanos al llegar a la Península pues tuvieron que hacer frente a pueblos
guerreros que, además, tenían grandes fortificaciones. Esto hizo que la
conquista de Hispania fuera un verdadero suplicio para los extranjeros. Sus
cultos estaban relacionados con la naturaleza, siendo los más fuertes los
relacionados con el sol, la luna y la fertilidad. Los íberos contaban además con
las sacerdotisas siendo una clara excepción dentro de los pueblos
indoeuropeos.
Poco más se conoce de la cultura de estos pueblos que habitaban la Península
Ibérica antes de los romanos, debido a que carecían de escritura y la poca que se
conserva procede de una serie de estelas que son ilegibles a día de hoy por los
expertos.
b. Colonizaciones:
- Fenicios: Para los inicios del siglo IX a.C. encontramos evidencias en la costa
mediterránea sobre la fundación de una serie de puertos de origen fenicio,
como será Malaka (Málaga). Este pueblo oriental es conocido por su gran
actividad comercial, por la que traían objetos exóticos de Oriente a cambio de
metales preciosos y otros materiales, que en sus lugares de origen eran
escasos. También fueron los fundadores de Gadir (Cádiz), ciudad en la que
encontraremos su gran bastión y donde se situaba el Templo a Melkar que era
un lugar de comercio seguro. No era un pueblo guerrero, sino que su actividad
versaba en contactar con las poblaciones autóctonas del lugar y mediante una
serie de ofrendas (regalos) a los jefes de las tribus, llegar a una serie de
acuerdos con los que ganar beneficios. Según las investigaciones este es el
pueblo que aculturó a las poblaciones del sur de la Península y que darían
origen a la leyenda del reino de Tartesos.
- Griegos: La Grecia arcaica, aparte del interés en la búsqueda de metales, tenía
un problema de superpoblación y escasez de tierras, por lo que también veía
en la colonización una salida a parte de su población. Inicialmente las colonias
griegas (las más cercanas a las metrópolis) tuvieron un marcado carácter
agrícola y paulatinamente (así como las más alejadas) fueron esencialmente
colonias comerciales.
- Cartagineses: Cártago era una colonia fenicia situada en el norte de África.
Tras el año 572 a.C. sustituiría el poder fenicio en la zona, pues ese fue el año
en el cual Nabucodonosor, conquistó la ciudad de Tiro. La diferencia entre un
sistema y otro fue que Cártago decidió pasar de las relaciones comerciales a
tener un control más intenso sobre las poblaciones íberas, de esa manera
encontraremos un gran interés sobre todo por las minas, como fueron las de
Cástulo. Uno de los elementos que hicieron que los romanos tuvieran tantas
dificultades para acabar con su presencia en la Península se debió a que
contrató como mercenarios a la gran mayoría de pueblos íberos y celtíberos de
la Península, poblaciones muy pobres pero muy guerreras y que solían
venderse como mercenarios. Su presencia estuvo en la Península Ibérica hasta
el fin de la segunda guerra Púnica, en el año 201 a.C. aunque su cultura
permaneció en el subconsciente de la población hasta bien entrada la
romanización.
c. La conquista romana:
Fue durante la segunda guerra púnica cuando los romanos entraron en contacto
con la península Ibérica. Los generales Publio y Cneo Escipión desembarcaron en
Ampurias en el año 218 a.C. y establecieron allí un campamento para cortar el
aprovisionamiento de las tropas cartaginesas de Aníbal, que tenían en la península
una de sus bases fundamentales.
La ocupación se desarrolló en tres fases:
- Conquista de la franja mediterránea y los valles del Ebro y del Guadalquivir,
que finalizó hacia el año 206 a.C.
- Una vez expulsados los cartagineses, hacia el año 155 a. C. se inició la
conquista de los accesos a la Meseta y el Oeste peninsular, en las guerras
contra lusitanos y celtíberos. Concluyó en el año 133 a.C. con la destrucción
de Numancia.
- Conquista de la zona cantábrica, iniciada en el año 29 a. C. por Octavio
Augusto y concluida en el año 19 a.C.

Con la llegada de los romanos, su lengua, sus costumbres y sus instituciones


modificaron profundamente la vida de los pueblos indígenas de la península.

- El latín se impuso como lengua, de la que se derivarían las lenguas románicas


como el gallego, el portugués, el castellano y el catalán.
- El derecho romano se convirtió en fuente de la organización legal y jurídica, y
su influencia ha llegado hasta los ordenamientos legales modernos.

Junto con los campamentos militares y las ciudades que habían fundado los
romanos, las calzadas y otras obras públicas, como acueductos y puentes,
facilitaron la colonización. En la romanización intervinieron de manera muy
importante los legionarios, que se asentaban en los lotes de tierras que el Estado
les asignaba. Muchos indígenas se alistaron en las legiones, con lo que
aprendieron los usos y costumbres de los romanos.

d. Hispania y los Bárbaros:


En otoño del año 409, Hispania sufrió la irrupción de diversos pueblos "bárbaros"
que, a veces como federados del ejército romano, ya campaban de forma
incontrolada por distintas zonas del Imperio romano de Occidente. Y, como
acreditan los historiadores, entraron en tierras hispánicas sembrando la
destrucción y la muerte. Estos pueblos, de diferentes etnias y orígenes, buscaban
un territorio donde establecerse, aprovechando el vacío de poder que había en
Hispania como resultado de la crítica situación que atravesaba Roma. Entre ellos
se encontraban los alanos, que se dirigieron al oeste y ocuparon la Lusitania y
algunas zonas occidentales de la Cartaginense; los suevos, que se asentaron al
noroeste, en la Gallaecia, y, por último, los vándalos, que, divididos en grupos, se
dispersaron desde el norte hasta la Bética, en el sur. Vándalos, alanos y suevos.
Poco duró, sin embargo, la presencia de vándalos y alanos en suelo hispano.
Presionados por los suevos, los vándalos se concentraron en la Bética y cruzaron
el estrecho de Gibraltar hacia el año 429. Los alanos se sumaron a ellos y pasaron
al norte de África. Sólo los suevos, poco numerosos, consolidaron su poder en el
noroeste de la Península. Éstos, que inicialmente habían ocupado zonas rurales del
norte, se expandieron militarmente hacia otras áreas, llegando a arrebatar
importantes ciudades al ejército imperial, como Mérida (439) y Sevilla (441).
Tales avances apenas podían ser contenidos por las fuerzas romanas, por lo que el
Imperio solicitó la ayuda de otro pueblo bárbaro, los visigodos, que por aquel
entonces ocupaban las Galias.
Los visigodos de Teodorico derrotaron a los suevos en el río Órbigo (456), cerca
de Astorga, obligándolos a retroceder a sus posiciones iniciales. Es difícil valorar
brevemente el papel de los suevos desde su dominación de la Gallaecia hasta su
derrota y progresiva anexión por parte de los visigodos. Aunque no se conoce
mucho sobre ellos, la historia ha transmitido alguna leyenda
e. Invasión Musulmana:
Hay discrepancias entre unas y otras fuentes históricas sobre si el bereber Tariq
ibn Ziyad cruzó el Estrecho por iniciativa propia o cumpliendo órdenes de Musa,
gobernador de Ifriqiya. Sea como fuere, lo cierto es que, en la madrugada del 27
al 28 de abril del año 711, desembarcó en la bahía de Algeciras con un ejército de
unos 7.000 hombres fundamentalmente bereberes, aunque también había entre
ellos árabes e incluso cristianos del norte de África.
Tariq instaló su cuartel general en el peñón de Gibraltar (nombre que deriva del de
este conquistador: Ŷebel at-Tariq, “Montaña de Tariq”), bien protegido por su
altura, mientras iba recibiendo a su ejército en sucesivos desembarcos. Desde allí,
comenzó el saqueo y toma de zonas y ciudades de la baja Andalucía que dio inicio
a la invasión del reino visigodo por dirigentes musulmanes del Califato Omeya.
Esta invasión se prolongó quince años, hasta 726, y ocupó casi toda la península
Ibérica.
Tariq se aprovechó de que el conde de la Bética estaba con el rey visigodo,
Rodrigo, en una campaña en el norte, al parecer contra los vascones. Además, en
años anteriores se habían producido varias incursiones militares musulmanas
contra algunas ciudades del sur que habían sido rechazadas o se habían retirado al
poco tiempo, por lo que esta incursión de Tariq no despertó inicialmente una gran
preocupación. Sólo al ver que las fuerzas locales no podían con él y que avanzaba
sin retirarse, reaccionó Don Rodrigo y le plantó cara en la batalla de Guadalete.
Fue la primera de una larga serie de victorias de los invasores. La ocupación se
extendió hasta el norte peninsular e incluso el sur de Francia y dio lugar a los casi
ocho siglos de presencia musulmana en España, hasta que su completa expulsión
por los Reyes Católicos en 1492 puso fin a la Reconquista. Esta pugna entre dos
mundos fue la génesis tanto de Al-Ándalus como de los principales reinos
cristianos medievales peninsulares, y dejó una honda huella en la historia y
cultura.
3. Sincretismo Lingüístico.
El sincretismo, en lingüística, es un fenómeno por el que dos o más valores
morfosintácticos comparten la misma forma. Por ejemplo, en español, la 1ª y 3ª
personas del singular son idénticas en varios tiempos verbales: así, cantaba puede
implicar que el sujeto que canta sea yo, pero también él o ella. Según la definición de
Fernando Lázaro Carreter, el sincretismo se produce cuando una forma asume
diversas funciones de otras formas. En definitiva, el sincretismo lingüístico implica
que al menos dos elementos lingüísticos se expresan en una única forma. Esto quiere
decir que distintos valores morfosintácticos comparten una terminación.

UNIDAD II: ORIGEN DE LA LITERATURA ESPAÑOLA


1. La Épica: El Cantar del Mio Cid.
La épica es una narración heroica en verso y constituye una de las primeras
manifestaciones literarias de una civilización. El poeta épico aborda las hazañas de un
héroe, individual o colectivo, tomando como base una serie de materiales reales o
legendarios que constituyen el legado de tradiciones orales de un pueblo. La misión
de la poesía épica consiste en recordar tales acontecimientos exponiendo una acción
en todas sus fases, con todos los caracteres que realzan su grandeza, con todas las
complicaciones y aventuras que se derivan de la acción del héroe. Representa, por
tanto, una narración de carácter objetivo y su finalidad esencial se ha definido como
la «persecución del honor a través del riesgo».
El Cantar de mio Cid es un cantar de gesta anónimo que relata hazañas heroicas
inspiradas libremente en los últimos años de la vida del caballero castellano Rodrigo
Díaz de Vivar. Se trata de la primera obra narrativa extensa de la literatura española
en una lengua romance y destaca por el alto valor literario de su estilo. Está escrito en
castellano medieval y es una obra muy antigua.
El argumento de la obra se basa en: Rodrigo Díaz de Vivar es desterrado de Castilla
por las desavenencias con el Rey, se marcha a tierra de moros donde lucha y
conquista grandiosas riquezas, incluso se apodera de Valencia; guardando simpre
fidelidad a su monarca.Los infantes de Carrión que han contraído matrimonio con las
hijas del Cid son capaces de azotarlas y abandonarlas por venganza a las burlas
recibidas por los hombres del Cid por su falta de valor. El Cid pide y obtiene la
justicia del rey y sus hombres desafían a los traidores.
El personaje principal del poema épico es el Mio Cid, hombre lleno de grandeza y fiel
vasallo de su rey, alrededor de él giran: sus hombres, servidores y valerosos; su
esposa Jimena, tierna y constante; sus hijas Doña Elvira y Doña Flor, ultrajadas y
abandonadas por los infantes de Carrión; estos últimos, banales y cobardes. Por
supuesto, el Rey tiene un lugar importante porque es el eje por el que se desarrolla la
acción.
La obra fue escrita en un castellano muy antiguo y sus versos son irregulares, con
repeticiones. La narración es la forma elocutiva que predomina. Aunque en los
diálogos que aparecen se caracterizan no solo los personajes, sino también sus
costumbres, su lenguaje y la forma de ser y pensar de cada uno de ellos.
Hay un elemento importante en la narración y es que se nos presenta al Cid como un
héroe real, no hay grandezas banales, ni fantasías exageradas, sino que es un hombre
de hogar, de familia, movido por el honor y la lealtad, realizador de hazañas
extraordinarias, pero no sobrenaturales y sus virtudes y defectos son similares a los
que podía haber tenido cualquier hombre de su época.
El poema se divide en tres partes o cantares:
- Cantar del Destierro: El Cid, desterrado por el rey tras ser acusado falsamente
de haberse quedado con las parias que fue a recaudar a Sevilla, sale de Vivar y
llega a Burgos donde nadie se atreve a darle asilo por temor a las represalias
reales. Para pagar a sus soldados, su sobrino Martín Antolínez engaña a los
judíos Raquel y Vidas. En Cardeña se despide de su esposa doña Jimena y de
sus hijas pequeñas, Sol y Elvira. En sueños se le aparece el arcángel Gabriel,
que le predice grandes victorias. Entra en tierra de moros y les arrebata
diversas plazas. Con cada victoria, envía al rey un espléndido presente (el
llamado “quinto real”) esperando reconciliarse con él y recuperar su honra
perdida. Reforzadas sus tropas, ataca Huesca y derrota a los moros de Lérida,
ayudado por el conde de Barcelona, al que hace prisionero y libera días
después.
- Cantar de las Bodas de las hijas del Cid: El Cid conquista Valencia y envía
nuevo presente al rey castellano, al tiempo que le pide deje ir a su lado a su
esposa e hijas. El rey accede. Al poco tiempo, la ciudad es sitiada por el rey de
Marruecos. El Cid lo derrota y envía un tercer presente al rey Alfonso. Los
infantes de Carrión solicitan la mano de las hijas del Cid. Interviene el rey
para lograr el consentimiento del Cid, a quien perdona pública y
solemnemente.
- Cantar de la afrenta de Corpes: Se pone en evidencia la cobardía de los
infantes de Carrión en diversos hechos de armas y en el episodio del león. Los
infantes, dolidos, deciden regresar a Carrión con sus esposas. En el robledal de
Corpes, los infantes de Carrión azotan a sus mujeres y las abandonan
teniéndolas por muertas. Enterado el Cid pide al rey justicia. Los infantes son
vencidos en un duelo por dos de los hombres del Cid. El anuncio de que los
infantes de Navarra y Aragón solicitan en matrimonio a las hijas del Cid da fin
al poema.
2. El Romancero.
Romancero es el término que permite nombrar a un conjunto de romances o al
individuo que recita este tipo de composiciones poéticas. Cabe destacar que un
romance es, en el ámbito de la poesía, la obra que repite una misma asonancia en los
versos pares y que no incluye rimas en los versos impares. El romance, en otras
palabras, es la combinación métrica formada por versos octosílabos cuya
particularidad es que los versos pares exhiben rima asonante, mientras que los versos
impares permanecen sueltos.
A partir de esta combinación, se denomina romance a esta clase de poemas. Los
romances surgieron como parte de la narrativa oral y alcanzaron su mayor
popularidad en el siglo XV. En aquella época comenzaron a recopilarse estos poemas
en colecciones conocidas como romanceros.
Además de estos datos expuestos, es interesante conocer otros que, de igual modo,
resultan muy importantes en lo que respecta a lo que es el romance:
- Los primeros romances que se realizaron se considera que tenían su origen en
el famoso “Cantar de Gesta”.
- Se identifica por tener un lenguaje muy sencillo para que pueda resultar tan
interesante como atractivo.
- Se determina que existen seis tipos fundamentales: el lírico, que gira en torno
a la expresión del amor; el carolingio, que está basado en hazañas de héroes
galos; fronterizo, que cuenta lo que pasa más allá de las fronteras; el
novelesco, que versa sobre un tema inventado; el legendario, sobre leyendas
populares; y finalmente el histórico, que, como su propio nombre indica, gira
en torno a hechos de la historia.
Todo esto quiere decir que los romanceros son antologías o recopilaciones de
romances. Se llama romancero viejo a los cancioneros españoles que recogen poemas
épicos y cantares de gesta de la época medieval. Uno de los romanceros viejos más
conocidos es el “Romancero general” que recopiló Agustín Durán.
El romancero nuevo, en cambio, se compone de los romances que se crearon a partir
del siglo XVI por la influencia del romancero viejo. Grandes poetas como Federico
García Lorca, Miguel de Cervantes, Luis de Góngora, Juan Ramón Jiménez, Antonio
Machado y Lope de Vega hicieron sus aportes al romancero nuevo.
3. Humanismo y Romanticismo.
a. Humanismo: Movimiento intelectual que se desarrolla durante el Renacimiento,
en concreto durante el siglo XV. Se caracteriza por la revalorización de la
dignidad del hombre y enlaza con la cultura de la antigüedad clásica. El
humanismo es el aspecto filosófico y literario del Renacimiento. Ambos tienen su
origen en Italia, donde confluyen dos factores fundamentales: unas condiciones
socioeconómicas óptimas y la presencia del legado cultural grecorromano. El
pensador humanista no se limita al estudio de la teología como en los siglos
precedentes, sino que se introduce en el estudio de las ciencias humanas, y en
especial de las lenguas clásicas, el latín y el griego. Busca en las fuentes de la
Antigüedad una nueva forma de pensamiento, resucitando el idealismo platónico
frente al aristotelismo escolástico. El estudio de las lenguas clásicas determina
grandes progresos en la lingüística, además de sacar a la luz temas y obras
prácticamente olvidadas por la historia del pensamiento. Con ello los humanistas
buscan el derecho del hombre a realizarse en el mundo y la confianza en la
capacidad de su inteligencia.
b. Romanticismo: Romanticismo. Es un movimiento cultural y político originado en
Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción
revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, dándole
importancia al sentimiento. Su característica fundamental es la ruptura con la
tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La libertad
auténtica es su búsqueda constante, por eso es que su rasgo revolucionario es
incuestionable. Debido a que el romanticismo es una manera de sentir y concebir
la naturaleza, la vida y al hombre mismo es que se presenta de manera distinta y
particular en cada país donde se desarrolla; incluso dentro de una misma nación se
desarrollan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.
Se desarrolló fundamentalmente en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose
desde Inglaterra a Alemania. Después a Francia, Italia, Argentina, España,
México, etc. Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas
corrientes, como el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo o el
Prerrafaelismo, reunidas en la denominación general de Postromanticismo, una
derivación del cual fue el llamado Modernismo hispanoamericano. Tuvo
fundamentales aportes en los campos de la literatura, el arte y la música.
Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo,
llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del yo.
4. Edad de Oro Español.
El Siglo de Oro español es el nombre que se da al periodo que abarca
aproximadamente desde 1492 a 1659. La fecha de inicio es también la del final de la
Reconquista, la del primer viaje de Cristóbal Colón a América y la de la publicación
de la Gramática castellana de Antonio de Nebrija, la primera en estudiar el castellano
y fijar sus reglas; es también la primera de una lengua románica. 1659 marca el final
del Siglo de Oro político, aunque como manifestación artística suele retrasarse la
fecha a 1681, año de la muerte del escritor y dramaturgo Calderón de la Barca.
Durante este tiempo, España se hizo con un lugar relevante en el escenario mundial al
convertirse en una superpotencia política –especialmente durante los reinados de
Carlos I y Felipe II, a lo largo del siglo XVI– y esto se refleja en algunas de las
grandes contribuciones españolas a las humanidades. Nombres muy conocidos como
Cervantes o Velázquez son solo algunos entre los que llevaron a España a alcanzar
este estatus. El descubrimiento del Nuevo Mundo y el asentamiento en algunas zonas
del mismo, las aportaciones al arte, la música y la literatura son importantes marcas
que estos maestros dejaron, y que llegan hasta el día de hoy.
Respecto a la pintura, el Siglo de Oro español se caracteriza por una fase inicial de
renacimiento tardío y otra más marcada por el arte barroco. Uno de los pintores más
destacados de esta época de florecimiento es el griego Doménikos Theotokópoulos,
conocido en su país adoptivo como El Greco. Formado en Bizancio, Venecia y Roma,
conocía bien las obras de Tiziano, Tintoretto y Miguel Ángel; este último marcó
definitivamente su estilo, que evolucionó hacia una muy particular interpretación del
manierismo durante su etapa en Toledo. Asentado en esta ciudad castellana entre
1577 y su muerte, allí se conserva buena parte de su revolucionaria obra, con cuadros
tan representativos como El expolio o El entierro del Conde de Orgaz. Su estilo de
pintura destaca por sus características figuras alargadas, una iluminación
antinaturalista que parece emanar de los personajes y los colores saturados.
Pero el pintor más destacado del Siglo de Oro es sin duda Diego Velázquez. Nacido el
6 de junio de 1599 en Sevilla, es quizá el pintor más importante e influyente de la
historia de España. Supo captar la atención de los monarcas y estadistas de Europa
por pintar retratos con un enfoque realista que no descuidaba la emoción. Su obra más
conocida es Las Meninas, toda una revolución pictórica en la que Velázquez se
incluyó a sí mismo entre los personajes retratados y que hoy es una de las piezas más
admiradas del Museo del Prado de Madrid.
Durante el siglo XVI, la mayoría, si no toda la música, se escribía para la iglesia en
himnos, evangelios y otras piezas seculares. Las obras de Tomás Luis de Victoria,
Francisco Guerrero y Alonso Lobo rompieron el molde tradicional de la composición
musical en España. Su música tenía la cualidad de capturar emociones como el
éxtasis, la nostalgia, la alegría y la desesperación. Al liberarse de las piezas
tradicionales escritas para la Iglesia Católica, estos autores contribuyeron en gran
medida a la transición al barroco español.
Probablemente sea la literatura la disciplina artística del Siglo de Oro con un mayor
número de representantes destacados. La literatura del siglo XVI está marcada por
dos de las figuras más influyentes de la poesía española, Garcilaso de la Vega y San
Juan de la Cruz. El primero contribuyó a la difusión del verso endecasílabo y las
estrofas italianas en el castellano, con algunos de los sonetos más reconocidos de la
historia de la literatura española. San Juan de la Cruz es, por su parte, considerado
como la cumbre de la poesía mística en castellano, y su influencia ha trascendido las
fronteras españolas.
También en el siglo XVI se publican dos obras en prosa que tendrán una importante
repercusión en la literatura posterior: la Tragicomedia de Calisto y Melibea, publicada
en torno a 1499, y que ha pasado a la posteridad como La Celestina, y La vida del
Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, de 1554. La primera se ha
considerado obra de Fernando de Rojas, aunque existen diferentes hipótesis al
respecto, y es una novela dialogada con un fuerte componente de crítica social. Esta
obra marca el paso definitivo de una sociedad medieval (y su literatura) al
renacimiento, y conoció un rotundo éxito a lo largo de todo el siglo XVI, pese a las
críticas moralizantes de su contenido y a la censura inquisitorial que padeció. El
Lazarillo de Tormes, por su parte, es una obra realista anónima (atribuida en la
actualidad al diplomático y erudito Diego Hurtado de Mendoza) que inaugura el
género picaresco, caracterizada por una feroz crítica moral y de costumbres.
El siglo XVII trae consigo dos corrientes poéticas enfrentadas, el culteranismo de
Luis de Góngora y el conceptismo de Francisco de Quevedo, que cultivaron versos de
gran complejidad además de una extrema antipatía hacia el otro, a menudo recogida
en sus poemas. Lope de Vega, amigo cercano de Quevedo, recupera las métricas
populares y las mezcla con las cultas en sus obras teatrales. Este autor, inmensamente
popular entre el público, y apodado Monstruo de la naturaleza por Cervantes a causa
de su ingente producción –hasta 1800 comedias, según algunos estudiosos–, introduce
una serie de innovaciones en el teatro que recoge en su tratado Arte nuevo de hacer
comedias en este tiempo (1609).
Pero la figura más relevante de todo el siglo XVII es, sin duda, Miguel de Cervantes.
El autor de la que con frecuencia se señala como la primera novela moderna, El
ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605), siempre quiso sobresalir como
poeta y dramaturgo, pero consiguió la fama inmortal gracias a la prosa. Partiendo de
una sátira de los libros de caballería, Cervantes se embarca en una crítica social y una
exploración de la naturaleza humana en la que retrata el choque entre idealismo y
realidad, y en la que exhibe su dominio del diálogo a través de las conversaciones
entre don Quijote y Sancho.
5. Miguel de Cervantes Saavedra.
Miguel de Cervantes Saavedra fue un soldado, novelista, dramaturgo y poeta español.
Se cree que nació el día de San Miguel, un 29 de septiembre de 1547, fue bautizado
en Alcalá de Henares (Madrid) un 9 de octubre del mismo año.
Cervantes es considerado como el máximo exponente de la literatura española, y uno
de los más grandes referentes de la literatura universal; es el autor de una obra
perenne, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, obra que le ha atribuido
históricamente dentro del circulo crítico el remoquete de “padre de la novela actual”,
y no es para menos, El Quijote, es la segunda obra más traducida de la historia
después de la Biblia, y aunque es considerada por muchos como la mejor novela que
se ha escrito jamás, nunca gozó de dichos adjetivos en vida de su autor.
Miguel de Cervantes ha sido considerado como un autor ejemplar de vida novelesca,
de éxito tardío y de trabajos ingratos. En 1569 Miguel de Cervantes huye a Italia por
lo que se considera un delito de sangre, luego de herir en duelo a un tal Antonio
Sigura.
En 1570 ingresa en el tercio español establecido en Nápoles y en 1571, de los
servicios prestados como soldado al rey de España, Felipe II, Miguel de Cervantes
guardaría un recuerdo agridulce, ya que quedaría inútil de su mano izquierda en la
batalla de Lepanto; esto como consecuencia de las heridas que recibiera a bordo de la
galera Marquesa en una disputa incesante contra las galeras turcas. Y se dice
agridulce porque rememoraría eternamente en él, la pesadez de la inhabilidad y el
júbilo de la gloria; además marcaría la procedencia de uno de sus más sonados
remoquetes: “Manco de Lepanto” aunque no el único, ya que también era conocido
como Viejo soldado.
En 1575, Miguel de Cervantes junto a su hermano Rodrigo son apresados a bordo de
la galera Sol y llevados a Argel, en una estadía que duraría cinco años, hasta que
pagara su rescate. Sin embargo, su estadía no sería para nada monótona; se dice que
intento fugarse cuatro veces asumiendo las represalias de sus victimarios, sufriendo
torturas posteriores a los intentos fallidos. Al final de su detención decide volver a
España, a la edad de 33 años.
En 1584, un 12 de diciembre, se casa con Catalina de Salazar y Palacios, una joven
que no alcanzaba los 27 años de edad, se instalan en Toledo y dos años más tarde,
Cervantes emprende extensos viajes por Andalucía.
Para el año de 1585 y fruto de un trabajo que había iniciado tan pronto retornó a
España, aparece la primera parte de su libro La Galatea. Se piensa que es probable
que iniciará su escritura entre los años 1581 y 1583, y fue esta su primera obra
literaria.
En 1594 muere su madre Leonor, y este se inicia como recaudador de impuestos; uno
más de sus empleos ingratos, hasta que en 1597 es encarcelado durante un año por sus
ingresos no justificados. En 1600 muere su hermano Rodrigo, compañero de infancia,
armas, aventuras y cautiverio, en lo que sería uno de los golpes más duros en la vida
de Cervantes.
Para el año 1604 la familia Cervantes radica su lugar de residencia en Valladolid, ese
mismo año se publica con un gran éxito la primera parte de El ingenioso hidalgo don
Quijote de la Mancha, el libro entre los libros; la obra más grande de la literatura
española. Obra que reúne la caracterización de más de 200 personajes, de todas las
procedencias, acentos y linajes; ingrediente indispensable de una obra que traspasaría
con holgura las fronteras de España.
En adelante, Miguel de Cervantes adquiriría gran fama en toda Europa, su éxito fue
arrollador; para 1613 publicaría Novelas Ejemplares, un años más tarde, Viaje al
Parnaso. Para 1615 publicaría la segunda parte de El Quijote, y Comedias y
entremeses. Para 1616 publica Los trabajos de Persiles y Sigismunda, obras brillantes
a la altura del autor.
Miguel de Cervantes Saavedra muere en Madrid un 23 de abril de 1616 por
hidropesía a causa de diabetes; su muerte se dio a la edad de 68 años en la conocida
Casa de Cervantes.
6. Garcilaso de la Vega.
Garcilaso de la Vega nació en Toledo en 1501. Era hijo de una familia noble y recibió
una educación muy esmerada en las letras clásicas en la corte. Desde muy joven entró
al servicio de Carlos I. Garcilaso encarna en este sentido el ideal del cortesano
renacentista: hombre de letras y hombre de armas al servicio de su rey. Como hombre
de armas participó con Carlos I en las campañas contra los Comuneros en España y
luego en las campañas de Francia, Italia y Túnez. En Túnez fue herido en el asalto a
la fortaleza y murió poco después en Niza, 1536, a consecuencias de las heridas.
Como hombre de letras, dominaba el griego, el latín, el toscano y el francés. Buena
parte de su obra fue escrita durante su estancia en Nápoles, y toda ella tiene influencia
de los poetas renacentistas italianos. La obra poética de Garcilaso es reducida, pero de
gran importancia en el contexto de las letras españolas (tres églogas, dos elegías,
cinco canciones, treinta y ocho sonetos, una epístola en verso y algunos poemas
breves tradicionales). A la muerte de Garcilaso, sus manuscritos pasaron a Juan
Boscán (poeta también e íntimo amigo de Garcilaso), quien preparó la publicación de
la obra de Garcilaso junto a sus propias obras como un cuarto libro. La primera
publicación de sus poesías data de 1543.
Aunque la influencia de los poetas italianos es notoria en su obra (principalmente de
Virgilio en sus églogas y de Petrarca en la presentación de los estados afectivos),
Garcilaso logra más autenticidad en la emoción que da a sus versos. Los críticos han
señalado que en su poesía se proyecta la pasión amorosa que Garcilaso sintió por
Isabel Freire, una dama portuguesa en la corte del Emperador, y su sentimiento ante
su muerte prematura.
Garcilaso destaca en las letras españolas por la maestría con que usó el verso
endecasílabo y la delicadeza de sus sonetos. En la antología de este curso incluimos
un soneto, “En tanto que de rosa y azucena” (soneto XXIII), como ejemplo de la
poesía y temática renacentista.
7. Calderón de la Barca.
(Madrid, 1600 - id., 1681) Dramaturgo español. Educado en un colegio jesuita de
Madrid, estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los
estudios religiosos y tres años más tarde se dio a conocer como dramaturgo con su
primera comedia, Amor, honor y poder.
Como todo joven instruido de su época, viajó por Italia y Flandes y, desde 1625,
proveyó a la corte de un extenso repertorio dramático entre el que figuran sus mejores
obras. Tras granjearse un sólido prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El
mayor encanto, el amor, para la inauguración del teatro del palacio del Buen Retiro.
Nombrado caballero de la Orden de Santiago por el rey, se distinguió como soldado
en el sitio de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de Cataluña (1640). Ordenado
sacerdote en 1651, poco tiempo después fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de
Toledo. Por entonces ya era el dramaturgo de más éxito de la corte. En 1663 el rey lo
designó capellán de honor, por lo que se trasladó definitivamente a Madrid.

El teatro de Calderón de la Barca


Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción consta de
ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras
menores. Como todo coetáneo suyo, Calderón no podía por menos que partir de las
pautas dramáticas establecidas por Lope de Vega. Pero su obra, ya plenamente
barroca, tal vez alcance mayor grado de perfección técnica y formal que la de Lope.
De estilo más sobrio, Calderón pone en juego menor número de personajes y los
centra en torno al protagonista, de manera que la obra tiene un centro de gravedad
claro, un eje en torno al cual giran todos los elementos secundarios, lo que refuerza la
intensidad dramática.
El crítico Ángel Valbuena Prat señaló que en su estilo cabe distinguir dos registros. El
primero consiste en reordenar y condensar lo que en Lope aparece de manera difusa y
caótica y en estilizar las notas de su realismo costumbrista. Así, Calderón reelabora
temas originales de Lope en varias de sus obras maestras; en ellas aparece una rica
galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, los cuales
tienen en común un tema del siglo: el honor, el patrimonio del alma enfrentado a la
justicia de los hombres, caso de El alcalde de Zalamea, o las pasiones amorosas que
ciegan el alma, cuestión que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico
de su honra.
Pero no es ése, desde luego, el principal motivo de su obra. En su segundo registro, el
dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético-simbólica
desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos
personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón destaca sobre todo
como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una
pasión trágica, que aparecen en El mágico prodigioso o La devoción de la cruz.
Su personaje más universal es el desgarrado Segismundo de La vida es sueño,
considerada como la cumbre del teatro calderoniano. Esta obra, paradigma del género
de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su
época: el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias
sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño, y, en
fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien.
Con Calderón adquirieron asimismo especial relevancia la escenografía (lo que él
llamaba «maneras de apariencia») y la música. La carpintería teatral se convirtió en
un elemento clave en la composición de sus obras, y el concepto de escena se vio
revalorizado de una manera general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a su
lenguaje, se puede considerar que es la culminación teatral del culteranismo poético
de Góngora. Su riqueza expresiva y sus complejas metáforas provienen de un cierto
conceptismo intelectual, acorde con el temperamento meditabundo propio de sus
personajes de ficción.
8. Federico Lope de Vega.
(Félix Lope de Vega y Carpio, Madrid, 1562 - id., 1635) Escritor español. Procedente
de una familia humilde, la vida de Lope de Vega fue sumamente agitada y repleta de
lances amorosos. Estudió en los jesuitas de Madrid (1574) y cursó estudios
universitarios en Alcalá (1576), aunque no consiguió el grado de bachiller.
Debido a la composición de unos libelos difamatorios contra la comedianta Elena
Osorio (Filis) y su familia, por desengaños amorosos, Lope de Vega fue desterrado de
la corte (1588-1595). No fue éste el único proceso en el que se vio envuelto: en 1596,
después de haber sido indultado en 1595 del destierro, fue procesado por
amancebamiento con Antonia de Trillo.
Estuvo enrolado, al menos, en dos expediciones militares: una fue la que conquistó la
isla Terceira en las Azores (1583), al mando de don Álvaro de Bazán, y la otra, en la
Armada Invencible. Fue secretario de varios personajes importantes, como el marqués
de Malpica o el duque de Alba, y a partir de 1605 estuvo al servicio del duque de
Sessa, relación sustentada en una amistad mutua.
Lope se casó dos veces: con Isabel de Urbina (llamada Belisa en sus versos), con la
que contrajo matrimonio por poderes tras haberla raptado antes de salir desterrado de
Madrid; y con Juana de Guardo en 1598. Aparte de estos dos matrimonios, su vida
amorosa fue muy intensa, ya que mantuvo relaciones con numerosas mujeres, incluso
después de haber sido ordenado sacerdote. Entre sus amantes se puede citar a Marina
de Aragón, a Micaela Luján (Camila Lucinda), con la que tuvo dos hijos, Marcela y
Lope Félix, y a Marta de Nevares (Amarilis y Marcia Leonarda), además de las ya
citadas anteriormente.

Obras de Lope de Vega


La obra y la biografía de Lope de Vega presentan una gran trabazón, y ambas fueron
de una exuberancia casi anormal. Como otros escritores de su tiempo, cultivó todos
los géneros literarios.
La primera novela que escribió, La Arcadia (1598), es una obra pastoril en la que
incluyó numerosos poemas. En Los pastores de Belén (1612), otra novela pastoril
pero «a lo divino», incluyó, de nuevo, numerosos poemas sacros. Entre estas dos
apareció la novela bizantina El peregrino en su patria (1604), que incluye cuatro autos
sacramentales. La Filomena y La Circe contienen cuatro novelas cortas de tipo
italianizante, dedicadas a Marta de Nevares. A la tradición de La Celestina, la
comedia humanística en lengua vulgar, se adscribe La Dorotea, donde narra sus
frustrados amores juveniles con Elena Osorio.
Su obra poética se sirvió de todas las formas posibles; le atrajo por igual la lírica
popular y la culterana de Luis de Góngora, aunque, en general, defendió el «verso
claro». Por un lado están los poemas extensos y unitarios, de tono narrativo y asunto a
menudo épico o mitológico, como por ejemplo La Dragontea (1598). La hermosura
de Angélica (1602) se inspira en el Orlando de Ariosto, mientras que Jerusalén
conquistada (1609) se basa en la obra homónima de Torquato Tasso; cabe incluir en
este grupo La Andrómeda (1621) y La Circe (1624). De temática religiosa es El Isidro
(1599), y también los Soliloquios amorosos (1626). La Gatomaquia (1634) es una
parodia épica.
En cuanto a los poemas breves, su lírica usó de todos los metros y géneros. Se
encuentra recogida en las Rimas (1602), Rimas sacras (1614), Romancero espiritual
(1619), Triunfos divinos con otras rimas sacras (1625), Rimas humanas y divinas del
licenciado Tomé de Burguillos (1634) y La Vega del Parnaso (1637).

El teatro de Lope
Donde realmente vemos al Lope renovador es en el género dramático. Después de una
larga experiencia de muchos años escribiendo para la escena, Lope compuso, a
petición de la Academia de Madrid, el Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo
(1609). En él expone sus teorías dramáticas, que vienen a ser un contrapunto a las
teorías horacianas, expuestas en la Epístola a los Pisones.
De las tres unidades -acción, tiempo y lugar-, Lope sólo recomienda respetar la
unidad de acción para mantener la verosimilitud, y rechaza las otras dos, sobre todo
en las obras históricas, donde se comprende el absurdo de su observación; aconseja la
mezcla de lo trágico y lo cómico (en consonancia con el autor de La Celestina): de ahí
la enorme importancia de la figura del gracioso en su teatro y, en general, en todas las
obras del Siglo de Oro; regulariza el uso de las estrofas de acuerdo con las situaciones
y acude al acervo tradicional español para extraer de él sus argumentos (crónicas,
romances, cancioncillas).
En general, las obras teatrales de Lope de Vega giran en torno a dos ejes temáticos, el
amor y el honor, y con su fórmula de la doble acción (una entre nobles y otra entre
criados) logró atraer por igual a todos los sectores de su público, desde el pueblo
iletrado hasta la aristocracia culta y refinada. De su extensísima obra, más de «mil
quinientas» comedias según palabras del propio autor, se conservan unas trescientas
de atribución segura.
La temática es tan variada que resulta de difícil clasificación. El grupo más numeroso
es el de comedias de capa y espada, basadas en la intriga de acción amorosa: La dama
boba, Los melindres de Belisa, El castigo del discreto, El caballero del milagro, La
desdichada Estefanía, La discreta enamorada, El castigo sin venganza, Amar sin saber
a quién y El acero de Madrid. De tema caballeresco: La mocedad de Roldán y El
marqués de Mantua. De tema bíblico y vidas de santos: La creación del mundo y El
robo de Dina. De historia clásica: Contra valor no hay desdicha. De sucesos históricos
españoles: El bastardo Mudarra y El duque de Viseo.
Sus obras más conocidas son las que tratan los problemas de abusos por parte de los
nobles, situaciones frecuentes en el caos político de la España del siglo XV; entre
ellas se encuentran La Estrella de Sevilla, Fuente Ovejuna, El mejor alcalde, el rey,
Peribáñez y el comendador de Ocaña y El caballero de Olmedo. De tema amoroso son
La doncella Teodor, El perro del hortelano, El castigo del discreto, La hermosa fea y
La moza de cántaro.
9. El Teatro Español. Origen y evolución histórica.
La historia del Teatro Español hasta el Siglo de Oro se remonta a los siglos XII. En el
período comprendido entre los siglos XII y XV el teatro era casi puramente un teatro
religioso e improvisado. A finales del siglo XV, bajo el reinado de los Reyes
Católicos, aparece una generación de dramaturgos que forman el teatro real. Crean
una forma dramática para dar expresión a sus inquietudes y preocupaciones y
persiguen una finalidad estética.
Destaca Juan del Encina (1468-1529), "Patriarca del Teatro Español", como uno de
los dramaturgos más conocidos de entonces. Su obra se reduce a una serie de églogas
(=composiciones amorosas entre pastores y en verso).
Otro autor importante de entonces es Fernando de Rojas, quien obtuvo un éxito
fulminante con LA CELESTINA. ésta se publicó por primera vez en 1499 como la
Comedia de Calisto y Melibea. En 1502 apareció la segunda versión ampliada de la
obra que pasaba de constar de 16 a 21 actos y se titulaba TRAGICOMEDIA DE
CALISTO Y MELIBEA.
Dentro del teatro español esta obra es una obra maestra pero aislada y ya el autor
afirma en el prólogo el carácter de lectura dramática de la tragicomedia. Durante el
siglo XVI y XVII no se puso en duda el carácter dramático de la obra, pero desde el
siglo XVIII se pone en duda su carácter dramático por su gran extensión, su ritmo
lento y por tanto su irrepresentabilidad. Es por tanto la Celestina una obra maestra
pero aislada.
En el siglo XVI Bartolomé de Torres Naharro, que convivió en Italia con la vida
teatral y el estilo dramático italiano, introduce en España las teorías del Renacimiento
Italiano. En su teoría dramática destaca la voluntad de sobrepasar los conceptos
clásicos. En lugar de aceptar la tradición sin más, la acomoda a sus propias ideas y
proclama la libertad creadora del autor.
Lope de Rueda vivió hacia el año 1545. Escribía y vivía del teatro y tenía una
compañía teatral, de las primeras de actores profesionales en España. Con ella
recorría la geografía española con su teatro ambulante y triunfaba en pueblos y
ciudades. La intención principal de este autor era divertir con un gran repertorio de
obras. él no buscaba la perfección e improvisaba con frecuencia. Los temas eran
predominantemente de la vida cotidiana y el lenguaje empleado muy popular.

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