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“NUSQUAMA”: LA UTOPÍA, LUGAR DE NINGUNA PARTE

Escrito de Literatura Universal


Prof. Marcelo Damonte
Ximena Mattos
2019

 Relaciones entre: “La nueva Atlántida” F. Bacón, o “Utopía” T. Moro, o


“Ciudad del Sol” T. Campanella y “El Hombre de la Multitud” E. Allan
Poe.

“Nusquama”: la utopía, lugar de ninguna parte, se trata de un fenómeno de


todas las épocas, incorpora deseos supremos, reúne por un lado lo
antropológico y anhelante, por el otro, un signo lingüístico surgido del espíritu
burgués del Renacimiento.

La utopía, viaja y sufre transformaciones sin perder sus caracteres


primordiales: soñar, imaginar y transformar su entorno. Los anhelos están
condicionados por un conjunto de valores, creencias y vivencias, de esta
forma se trascriben en ideas.

Utopía, país de ninguna parte, como denominó Tomás Moro a su Isla Feliz
unas décadas después del descubrimiento del Nuevo Mundo, “se convirtió en
el sustantivo que designa todo proyecto irrealizable y dio origen a dos adjetivos,
“utópico”: el carácter imposible de un deseo, de una intensión, “utopista” que
califica a los inspiradores de sueños” (Servier, pág. 7)

Según Ferrater Mora: “la utopía representa una corrección e integración


ideal de una situación, social o religiosa existente. Esta corrección puede
permanecer, como ha ocurrido y ocurre a menudo, en el estado de simple
aspiración o sueño genérico, disolviéndose en una especie de evasión de la
realidad vivida. Pero puede también suceder que la utopía resulte una fuerza
de transformación de la realidad en acto y adquiera bastante cuerpo y
consistencia para transformarse en auténtica voluntad innovadora y encontrar
los medios de la innovación” (Abbagnano, 1987, p.1179)
En efecto, con demasiada frecuencia “el término de utopía ha servido, sirve
de desván en el que los autores amontonan, al capricho de su imaginación,
hechos sociales tan dispares como los movimientos milenaristas, los proyectos
políticos más diversos, siempre que tiendan a modificar la sociedad o a
mejorarla (…)” (Servier, pág. 8) por ende , “la utopía, marca una voluntad
inconsciente de retorno a las estructuras coercitivas de la ciudad de las
civilizaciones tradicionales, expresando este deseo por los mismos símbolos
que encontraría un individuo presa de una angustia análoga y de un deseo
inconsciente” (Servier, pág. 8)

De acuerdo a lo que han manifestado los autores antes mencionados la


utopía es la búsqueda constante de la ciudad ideal, a partir de ese imaginario y
sobre la base de ciudad real, es la utopía, que intentan concretar aquí y ahora
sueños construidos en un mundo ubicado en otra parte y en otro tiempo. La
ciudad ideal podemos decir que supone la existencia de la ciudad, y en ella se
imaginan una serie de condiciones que implicarían un estado de perfección.

Antolini y Bonello: “la construcción de toda ciudad contiene una parte de


utopía. Ante ello, se aprecia que el Renacimiento, época del renacer de las
ciudades, es al mismo tiempo el renacimiento de las utopías.”

La utopía es dentro del arte renacentista la imagen de sociedad libre, en la


cual las diferencias humanas no existen. Todo surge de la imaginación, de las
ansias de realización de la felicidad colectiva, como lo es la construcción de un
mejor mundo.

La utopía es un instrumento de crítica social, a través de la misma se revela


lo político, entre otros aspectos de la sociedad. Por ello la utopía no es el
producto de una imaginación delirante sino, que es el fruto de una mente
pensante y creativa que busca a través de ella (utopía) una transformación de
la realidad decadente. El autor utópico, es en la mayoría de los casos un gran
conocedor de su mundo y de su historia.

En el renacimiento la segunda gran etapa de la utopía es llevada a cabo por


los autores como Tomás Moro, Tomasso Campanella y Francis Bacon, estos
proyectan una sociedad sin propiedad privada, donde todos eran felices.
Estas ciudades aparecen como reacción contra la burguesía, critican al
feudalismo y muestran un deseo de fundar una sociedad sobre la razón y no
sobre los privilegios heredados.

Jean Servier: la utopía es “más una tentativa por suprimir con la


imaginación, con el sueño, una situación conflictiva, que por destruir el orden
existente.”

Como ya se hizo mención son Moro, Campanella y Bacon los que


inauguran el género utópico. En el caso de Tomás Moro con su obra “Utopía”,
donde se manifiesta una imagen de estado ideal y perfecto; “Lugar de ninguna
parte”. En la segunda parte (“Utopía”), por intermedio de la descripción y la
narración de Hytlodeo, presenta a “Utopía”, la cual se trata de una isla,
compuesta por 54 ciudades y bordeada de montañas que la protegen de los
vientos.

Al igual que “Utopía”, “La Ciudad del Sol”l (Campanella) también manifiesta
una organización para funcionar como Estado, coincidiendo ambas en la
negación de los valores comerciales, el rechazo del dinero y la aceptación de
una especie de religión natural basada en el principio metafísico.

Muestran una sociedad civilizada, donde la individualidad está sometida a


principios abstractos de la conducta grupal.

Es importante destacar que dichos autores tienen una base de influencia en


la construcción de sus obras, Moro, por ejemplo bajo la figura de Colón, donde
se aprecia la metáfora del viaje y el paisajismo, mientras que Campanella sigue
la revolución Copérnica.

A su vez Francis Bacon (“La Nueva Atlántida”) también retoma el ideal de


isla, situando a su sociedad ideal en un reino ultramarino, adonde el narrador y
sus acompañantes llegan allí arrojados por una tormenta que los azota luego
de zapar de Perú. Una vez que se encuentran en “La Nueva Atlántida”, los
nativos les piden identificación como cristianos, ya identificados, los conducen
a una especie de residencia para extranjeros, donde los espera un gobernador
dispuesto a mostrarle el funcionamiento de la sociedad.
Como podemos ver esta forma narrativa y simbólica de la utopía
renacentista está vinculada al proyecto urbano como reflexión sobre la
situación del hombre en el espacio y tiempo, y la búsqueda de un ilusionismo.

En la sociedad actual, el símbolo de proyecto consciente es la ciudad, con


su diseño de calles, edificios y muros, y con el complejo ciclo económico de
producción, distribución, consumo y desarrollo de relaciones que ella establece.

Calvino dice: la utopía, y sobre todo la renacentista, es una visión de la


ciudad planificada y de una sociedad dominada por la ciudad.

Esto último lo vemos en “El hombre de la Multitud”, Edgar Allan Poe: en este
cuento se destacan las relaciones contingentes que el narrador establece con
la ciudad y sus habitantes, así como también un predominio de la mirada sobre
el paisaje urbano.
“El hombre de la Multitud”, es una obra que muestra lo actual, la ciudad
de hoy, pero a su vez manifiesta lo que criticaban los autores antes
mencionados, lo urbano, el comercio, el dominio, el consumo monótono y
alienante de la sociedad.
Esta obra muestra el espacio histórico impulsado por el Renacimiento; la
Modernidad, período que dará respuestas a las complejidades de la
experiencia social vivida entre extraños, sistema de relaciones que realza el
dinero, el intercambio mercantil , y por sobretodo la individualidad.
El narrador, ejerce su poder de libre desplazamiento (metáfora de viaje)
a lo desconocido, la ciudad, asumiendo así una nueva forma de experiencia
pública.
Surge aquí la figura del fláneur: el caminante sin rumbo, un hombre
exclusivamente moderno.
El hombre en la multitud, goza del privilegio de la observación, de una
amplia movilidad a través de la ciudad, simbolizando la anhelada condición de
lo incógnito, jugando con los límites de lo visible-invisible.
El surgimiento del fláneur es gracias a la ideología del burgués moderno,
donde los espacios sociales de la ciudad han quedado divididos en los ámbitos
de lo público y lo privado.
Aquí también el centro es la ciudad, pero ya no hablamos de una ciudad
ideal como las de las utopías, sino que nos encontramos en lo urbano, lo
agobiante, tedioso, abrumador, lo netamente criticado y temido por los
utopistas: la Modernidad. Lo nuevo está en lo fugaz, en la movilidad, lo que
convierte a la ciudad en el mundo de las apariencias, donde la individualidad se
vuelve pública, donde la dinámica es la simultaneidad, espacio y tiempo
dialogan.
Poe muestra la ciudad en toda su amplitud, pero no desde el ideal, el
sueño o anhelo de bien colectivo, sino desde lo real, crudo y abrumador de la
misma.
No menciona identidades, clara muestra de lo que genera la ciudad. A
su vez aquí no hay un centro como en las ciudades utopistas, ya que el
desplazamiento, el nomadismo concibe la diversidad de centros, impulsa a la
novedad.
En esta ciudad de: “El hombre de la Multitud” el suceso del narrador es
sinónimo de utopía, ya que podemos ver que detrás de esa aventura, hay un
deseo de desplazamiento, de romper fronteras, de llegar a otro lugar, y
concebir así otra perspectiva del espacio y tiempo.

Vale la pena destacar que si bien se acepta al Renacimiento como impulsor


del nacimiento de la Modernidad en todos los órdenes, la idealidad de la ciudad
utópica no se corresponde con la realidad histórica del urbanismo en los siglos
XV, XVI y XVII.

Retomando la metáfora de Calvino, podemos ver que muchos hilos se


tienden entre los hombres creadores de utopías, tejiendo un arduo diálogo que
se extiende a lo largo de la historia de occidente.

Cuando los sueños, fantasías y abstracciones se vuelven difíciles, nuevas


visiones y concepciones reinician la tarea de contar y mostrar la realidad, la
relación del hombre con el medio: la ciudad.
Bibliografía:

 CALVINO, ITALO; Las ciudades invisibles, Traducción de Aurora


Bérnardez, Madrid, Unidad Editorial, 1999.
 FERRATER MORA, J.; Diccionario filosófico, tomo III. Barcelona:
Editorial Ariel, 2001.
 IANNI, OCTAVIO; Enigmas de la Modernidad-Mundo, México, Ed.
Siglo veintiuno editores, 2000.
 MAFFESOLI, MICHAEL; El nomadismo vagabundeos iniciáticos,
México, Fondo de Cultura Económica, 2004.
 MONGIN, OLIVIER; La condición urbana, 2006.
 MORO, TOMÁS; CAMPANELLA, TOMASSO; BACON, FRANCIS;
Utopías del Renacimiento, México, Fondo de Cultura Económica,
1975.
 SERVIER, JEAN; La Utopía, México, Fondo de Cultura Económica,
1995.
 VIANU, TUDOR; Los problemas de la metáfora, Ed. Eudeba editorial
universitaria de Buenos Aires, 1971.

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