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INTERVENCIÓN JUDICIAL

Dentro de la amplia temática referente a los conflictos que pueden suscitarse durante el
transcurso del desarrollo de la actividad societaria, uno de los más complejos es aquel que
se vincula con la gestión de los administradores, y ello, por ser el órgano de
administración,
por definición, quien resulta ser destinatario de la obligación configurada para realizar o
tender a realizar y materializar la actividad económica que constituye el objeto social.
Órgano de Administración se encuentra dotado de las facultades inherentes a sus
funciones, comprendiendo un doble aspecto: Gestión y Representación. Del acierto o
desacierto con que se desenvuelva el ejercicio de esas funciones dependerá, en gran
medida, el cumplimiento o no del fin social previsto.
La adecuación de la conducta de los administradores a lo establecido por la ley, el
contrato, los estatutos y los reglamentos adquiere especial importancia al haberse
establecido que los actos realizados por ello, dentro de la esfera de sus atribuciones legales
y estatutarias, son jurídicamente actos de la sociedad y no de las personas físicas que en
su representación actúan, por haberse concebido el Órgano de Administración como un
ente distinto de las personas que lo integran, como instrumento apto para emitir
declaraciones de voluntad y llevarlas a ejecución en las relaciones internas y externas de
la sociedad.

Procedencia. ARTICULO 113.- Cuando el o los administradores de la sociedad


realicen actos o incurran en omisiones que la pongan en peligro grave, procederá la
intervención judicial como medida cautelar con los recaudos establecidos en esta
Sección, sin perjuicio de aplicar las normas específicas para los distintos tipos de
sociedad.
La medida reviste el carácter de cautelar, por lo que su procedencia deberá ser acreditada
inaudita parte, es decir, sin necesidad de oír a la sociedad sobre el particular. Con ello se
tiende a evitar que ésta adopte las medidas necesarias para tomar ilusoria la futura
sentencia.
Se da cuando hay actos que ponen en peligro a la Sociedad o bien, cuando hay omisión
de deberes. El artículo no exige el daño. Frente a una acción de remoción, el administrador
puede insistir en permanecer en el cargo hasta que se resuelva la acción judicial. La LGS
prevé un procedimiento para la separación del administrador de su cargo. La intervención
judicial es una medida cautelar accesoria a la acción de remoción.

Requisitos para todas las medidas cautelares:


● Peligro en la demora: daño inminente a la sociedad; de no actuar, la sociedad o
los socios pueden ser perjudicados.
● Verosimilitud en el derecho: que lo que se esté solicitando este ajustada al
derecho.
Se requiere que haya una apariencia de que se tiene derecho y no un derecho
acabado
● Contracautela: caución, responder frente al perjuicio que pueda generar el
levantamiento de la medida cautelar. ARTÍCULO 116.- El peticionante deberá
prestar la contracautela que se fije, de acuerdo con las circunstancias del caso,
los perjuicios que la medida pueda causar a la sociedad y las costas causídicas.
La finalidad de la contracautela es evitar que, si hubo un perjuicio, atender el
daño que produjo una medida mal solicitada. Su objetivo es desalentar el pedido
de medidas mal planteadas, es como un seguro.

Requisitos y prueba. ARTICULO 114.- El peticionante acreditará su condición de


socio, la existencia del peligro y su gravedad, que agotó los recursos acordados por el
contrato social y se promovió acción de remoción.
Criterio restrictivo. El juez apreciará la procedencia de la intervención con criterio
restrictivo. Sumado a los requisitos mencionados, el art. 114 establece otros:
1. Legitimación activa: los socios. Para acreditar la calidad de socio, se puede
utilizar cualquier medio de prueba. Más allá del art. 114, se pueden agregar
como legitimados activos, a la sindicatura (función otorgada cuando la ley
regula sus facultades) y al órgano de contralor externo, como la IGJ o la CNV
regulada por su Ley, facultada expresamente a solicitar la medida cautelar
cuando este comprometido el bien público.
2. Existencia de peligro y su gravedad: se asemeja a la verosimilitud en el
derecho y el peligro en la demora. Acreditar ante el juez que el administrador
está generando un peligro grave e inminente. Actos que por su entidad requieren
que un magistrado intervenga en la sociedad. El peligro debe tener suficiente
entidad para dañar a la sociedad o evitar que funcione completamente.
3. Agotamiento de recursos internos: que se hayan agotado todos los recursos
internos de la sociedad para la remoción. En la práctica no es un requisito tan
estricto. Muchas veces sería un impedimento para la promoción de esta medida,
ya que agravaría el peligro en la sociedad o la llevaría a un ‘punto muerto’.
Depende el tipo societario habrá diferentes recursos; por ejemplo, en las
sociedades anónimas, se hace mediante asamblea.
4. Ejercicio de la acción principal: se tiene que haber promovido la acción de
remoción. La intervención es una medida accesoria, tal como una medida
cautelar.
No se pide como una medida como tal. Como medida cautelar accesoria, la
intervención judicial no puede concebirse sin una acción de fondo que sustente
su implantación. De allí que el legislador ha colocado como condición o
requisito sustancial que el interesado haya promovido la acción de remoción de
los administradores.
Esto siempre se va a aplicar de forma restrictiva, porque los juzgados entienden
que es la intervención de un órgano público en una entidad privada.

Clases. ARTÍCULO 115.- La intervención puede consistir en la designación de un mero


veedor, de uno o varios coadministradores, o de uno o varios administradores.
Misión. Atribuciones. El juez fijará la misión que deberán cumplir y las atribuciones que
les asigne de acuerdo con sus funciones, sin poder ser mayores que las otorgadas a los
administradores por esta ley o el contrato social. Precisará el término de la intervención,
el que solo puede ser prorrogado mediante información sumaria de su necesidad.

Los diferentes grados o tipos de intervención:


1. Veedor: los veedores van a ser designados con una función informativa; el
órgano permanece en funciones. La jurisprudencia ha coincidido en la necesidad
de la actuación de un veedor en los casos de retacearse a los asociados el derecho
de información de los negocios sociales, a través de la no presentación de los
estados contables o de la rendición de cuentas, conforme a la clase de sociedad de
que se trate. Los veedores van a informar todo lo que el juez requiera, que estará
designado en el objeto de la designación. El veedor no desplaza a los integrantes
del órgano de administrador ni suple los derechos de las partes, así como tampoco
realiza pericias contables, en cuanto a los hechos invocados
2. Coadministradores: la designación de un coadministrador es procedente
cuando la urgencia en la suspensión del administrador no resulta tan claramente
de la presentación judicial o cuando se han menoscabado los derechos de los
socios minoritarios sin afectarse el patrimonio de la sociedad. Tampoco desplazan
al órgano de administración, pero lo integrarán. En este caso, el co- administrador
lleva adelante la administración en forma conjunta con los administradores
naturales del ente conformándose entre todos ellos la administración.
3. Intervención judicial: es la media más grave y procede cuando el patrimonio
de la sociedad corre inmediato peligro y es el supuesto en el cual los
administradores han realizado maniobras fraudulentas o cometido delitos en
perjuicio del ente, en cuyo caso el interventor judicial pasa a ejercer idénticas
funciones que las desempeñadas por aquellos, las cuales surgirán del contrato
social o en su defecto, de la ley. El interventor judicial debe desempeñar
personalmente el cargo, no pudiendo delegar sus funciones y cumplir su cometido
de conformidad con las pautas señaladas en la providencia que lo designe. Las
funciones del interventor judicial deben estar señaladas en el auto de designación
y en caso de silencio, no pueden ser mayores a las concedidas por el contrato social
a los administradores naturales, debiendo evitar
la adopción de medidas que no sean estrictamente necesarias para el cumplimiento
de su función. Se desplazan a todos los miembros del órgano de administración y
en su lugar se designa quienes diga el juez.
Cuando el juez dicta una intervención judicial en cualquiera de los grados, va a
tener que designar:
● Tiempo: plazo que durará la intervención
● Objeto: para qué se realiza la intervención
● Atribuciones: tendrá las mismas atribuciones que el administrador

La intervención judicial la pueden solicitar:


1. Los socios: según el art. 114, se exige la acreditación por el peticionante de su
calidad de socio. La prueba de la calidad de socio variará conforme al tipo o
clase de sociedad que integren.
2. Órgano de fiscalización: puede llamar a asamblea o reunión de socios y
pedirles a ellos que la realicen.
3. Síndico (socios por la minoría): con ciertas restricciones.
4. Sindicatura: se ha discutido si el síndico puede solicitar la intervención judicial
en aquellas sociedades en las cuales este órgano de fiscalización es obligatorio u
optativo (sociedades por acciones o SRL). Se ha afirmado negándole
legitimación activa, que ese funcionario solo puede vigilar que los órganos
sociales den acabado cumplimiento de las disposiciones legales o estatutarias o
las decisiones asamblearias correspondientes e incluso efectuar denuncias ante el
órgano de contralor en función del art. 299. Los interventores judiciales son
abogados que están en una nómina en la CNCom y se sortean de la misma
manera que se hace con los peritos judiciales.
Es apelable al solo efecto devolutivo, es decir que no se suspende los efectos de
la medida cautelar mientras siga su curso procesal.

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