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o de un hada buena.
Y se calz� sus zapatos rojos y huy� de su cuento, corri� y co
rri� buscando refugio, convirti�ndose en una sin cuento. Era
una sin libro, una sin papeles, no la quer�an en ninguna parte.
En una c�scara de nuez naveg� por el Mar de las Letras, y nau
frag�. Nadaba contracorriente, fuertes olas de frases la ahoga
ban, y cuando se dio por vencida y se abandon� a su suerte, de
repente, la salv� la capitana Pippi L�ngstrump, una ni�a libre,
generosa, que nunca se aburr�a, que se atrev�a a cuestionar el
razonamiento de los adultos. Acompa�ada por Matilda nave
gaban por el mar de las letras para rescatar a todos aquellos
personajes que se aventuraban a cruzar el mar buscando un
cuento mejor. Hero�nas con fuerte sentido de la justicia y del
deber de proteger a los m�s d�biles.
Finalmente, despu�s de muchas tribulaciones llegaron a puer
to seguro, el Puerto de la Biblioteca, el Para�so del que le hab�a
hablado Borges. Un lugar lleno de tesoros hundidos, como le
hab�a dicho Virginia Woolf; una nave espacial que la llevar�a a
los puntos m�s lejanos del universo; una m�quina del tiempo
que la transportar�a al pasado lejano y al lejano futuro; una sa
lida a una vida mejor, m�s feliz y m�s �til, como le explic� Isaac
Asimov. Un lugar donde no necesitaba ser princesa para ser la
protagonista de todos los cuentos.
Larga vida a las bibliotecas, refugio de todos, tambi�n de los
sin cuento, de los sin libro, de los sin papeles, de las ni�as que
no quieren ser princesas y de los ni�os que no quieren ser h�
roes. Larga vida a los bibliotecarios y bibliotecarias, guardia
nes del Para�so, de m�quinas del tiempo y de grandes tesoros
como son los libros.
LA SENSECONTE Gemma Pasqual i Escriv�
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