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El discurso
antillano
Traducción
A u r a M a r in a B oadas
y A melia H e r n á n d e z
M ONTE AVILA
E D IT O R E S L A T IN O A M E R IC A N A
Describir es transformar.
T h om as M o fo lo
Chaka, epopeya bantú
J e a n -J a c q u e s R o u sse a u
Ensayo sobre el origen de las lenguas
A coma tonbé, toutt di sé boi pouri (Cuando se cae un acoma,
todos dicen que la madera estaba podrida. Equivalente al dicho:
«Hacer leña de! árbol caído»).
Proverbio martiniqueño
Dicho martiniqueño
F r a n t z Fa n ó n
Piel negra, máscaras blancas
Los textos que siguen fueron pronunciados o publicados en un
período de aproximadamente diez años, durante el cual el obje
tivo de este trabajo no dejó de multiplicarse. Se indican los
eventos (coloquios universitarios, encuentros internacionales,
acción cultural en Martinica, publicaciones, etc.), insertados en
un proyecto global siempre vigente.
E.G.
A PARTIR DE UNA SITUACIÓN «BLOQUEADA»
* Los pequeños colonos o los blancos menos ricos son llamados petits
békés (NdT).
in t r o d u c c io n e s 21
II
7 Para nosotros los martiniqueños, las Antillas ya son ese lugar: pero no lo
sabemos. Al menos, de forma colectiva, L.a práctica del Rodeo es la medi
da de esta exislencia-sin-saber. Asi se delimita uno de los objetivos de
nuestro discurso: llegar a ser integralmente lo que somos, de manera que el
Rodeo ya no se mantenga como una técnica indispensable de existencia,
sino que se ejecute quizás cómo un modo de expresión.
fin la etapa de. la expresión, lo tangencial del Rodeo se convierte en una
victoria sobre lo no-dicho o sobre el edicto (es decir sobre las dos formas prin
cipales de la represión), a partir del momento en que el Rodeo, ya no impuesto
en la realidad se Continua en afinada comprensión de análisis y de creación.
La inserción convergente en el Caribe aclara este proceso y lo legitima.
R e f e r e n c ia s
EL TRABAJO
2 Se trata del repertorio de oficios ejercidos por Dlan entre 1940 y 1945.
Fabricar zapatos o sandalias con neumáticos. Cuidar los autos viejos.
Cazar a los perros callejeros con salchichas envenenadas. Hacer la cola en
el mercado para la gente que quería evitársela. Fabricar vasos a partir de
botellas. Atrapar cangrejos echando agua en los huecos donde se meten, u
orinando dentro.
3 F.n este libro hablaré a menudo de irresponsabilidad colectiva y técnica. Es
un mecanismo que debe ser desmontado, que nos permite examinar poi
qué el discurso colonialista califica con tanta frecuencia al colonizado de
irresponsable (no por el análisis de un estado estructural sino por la afir
mación de una naturaleza inevitable). Este discurso colonialista toma la
delantera, para camuflar la labor que realiza. Desmontar el mecanismo, es
combatir el discurso. Generalmente se sospecha que Senghor («La razón
es helenística...») haya sucumbido a ello.
64 E L D IS C U R S O A N T IL L A N O
Artificializar la producción.
La producción-pretexto y la desagregación.
El circuito de créditos públicos inyectados y beneficios priva
dos exportados.
La consideración individual y el desprecio colectivo.
La ausencia de un lenguaje autónomo.
i
L a d e s p o s e s ió n
3 Un ejemplo típico de esto son ios graves conflictos que entre 1977 y 1979
opusieron a los descargadores del puerto de Fort-de-France y los pequeños
cultivadores de bananas. Cada vez que los descargadores se han declarado
en huelga en contra de sus patronos, los pequeños cultivadores han hecho
manifestaciones —a veces con la protección de la policía contra esa huelga
que amenaza sus intereses. Nadie se percata de que las condiciones draconia
nas (de la calidad del fruto) impuestas a los cultivadores y las condiciones im
puestas a los descargadores provienen de la misma política, cuyo mecanismo
habría que desmontar. El sistema (su policía, sus autoridades) se presenta
como un árbitro válido entre zonas sectorizudas, no solidarias, de la activi
dad económica del país. (Cabe aquí meditar sobre el sentido de la palabra
solidario: no es posible ninguna superación mientras no se proponga la gto-
balización de los problemas.)
lA d e s p o s e s i ó n 77
II
III
El p a p el de Micronesia en la estrategia
m ilitar norteamericana
NOTA COMPLEMENTARIA
Acerca del «migrante desnudo»
V la re sp o n sa b ilid a d técnica
atados a una sola plantación y tanto más odiados por los obre
ros agrícolas. Generalmente, en M artinica los capataces no
eran objeto de tanto odio sistemático. Siendo los únicos que
se desplazaban, no constituyeron un verdadero cimiento de la
vida social. Sin embargo, su pequeña casta no estaba a salvo
de profundas agitaciones, tal como lo demuestra la historia de
Beauregard, capataz de una hacienda que, tras un pleito con
un pequeño béké, se convirtió en un verdadero negro cima
rrón de leyenda, resistiendo desde 1942 hasta 1949 contra las
fuerzas de la gendarm ería del sur de M artinica, con el apoyo
espontáneo o forzado de la población. Ubicado por casuali
d ad prefirió matarse antes que rendirse. Pero tales casos
constituyen la teatralización de un fenómeno (el cimarroneo)
que en el inconsciente colectivo sólo dejó huellas, y ninguna
influencia determinante en la tradición popular.
NOTA 1
A l margen del «barroco criollo»:
hacia una epopeya fallida
NOTA 2
Acerca de un barroco triunfante:
Isidore Ducasse, conde de Lautréamont