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• Por que mediante la creación de los productos, servicios y el proceso de comercialización de los mismo la
economía.
• En las organizaciones no lucrativas facilita la persuasión para captar recursos a empresas e instituciones
patrocinadoras.
La importancia del marketing se ha hecho más y más patente a medida que ha continuado el aumento del nivel
económico por encima de la mera subsistencia que era característico a la época anterior de la primera guerra
mundial. A partir del 1920, aproximadamente, excepto los años de la guerra y los períodos inmediato de la
posguerra, han existido en este país un mercado dominado por los compradores, es decir, la oferta potencial de
bienes y servicios han sobrepasado con mucho la demanda real.
Como hemos visto toda actividad comercial, industrial o de servicios, sea grande o pequeña requieren "mercadear"
sus productos o servicios. No hay excepción. No es posible que se tenga éxito en una actividad comercial sin
Mercadeo.
Es de vital importancia para asegurar el éxito de las empresas hacer de técnica y herramientas, una de ellas es
llevar a cabo un estado de mercado en conjunto con una serie de investigaciones como son; competencias los
canales de distribución, lugares de ventas del producto, publicidad, etc,
El dominicano como individuo dentro de la sociedad o dentro de una dada clase solo puede existir si funciona
en el sentido requerido por el sistema social. Sin embargo, existen necesidades como la armonía, compasión,
amor, solidaridad, libertad y felicidad las cuales son inherentes a su condición natural de humano y que son
factores dinámicos de su estabilidad social e histórica, las cuales si frustradas tienden a producir trastornos
psíquicos y tensiones sociales.
En nuestra organización actual el consumismo como parte del carácter social obliga a cada miembro de
nuestra sociedad a consumir cosas vanas, superfluas y costosas, las cuales representan un esfuerzo
económico y que generalmente no estamos en condiciones de adquirir, creándose un desbalance de la
armonía del individuo y las presiones sociales de consumir, estableciendo un balance negativo que tiende a
aumentar el deseo irresistible de obtener riquezas con una exageración en el deseo de consumir el cual no
llega a satisfacer.
Comprendo que existe una necesidad justa de mayor consumo a medida que el hombre se desarrolla técnica,
económica y culturalmente, sin embargo, nuestras ansias actuales de consumo van más allá de necesidades
reales que podrían proporcionar una vida más feliz y placentera, convirtiendo el hombre moderno en un
esclavo del gasto, obsesionado con la idea de comprar y adquirir más cosas, “mejores” y sobre todo nuevas.
Está bajo el efecto del consumo irracional, sin relación a su uso útil o disfrute del placer de las cosas
compradas, sus valores son la ostentación de consumir y de posesión, bien podría decirse que las clases con
poder adquisitivo confunden el verbo SER con el verbo TENER.
Desafortunadamente esta forma de pensar, quizás representa la orientación social de las clases dominantes
(frente oligárquico) más notoria y más acentuada en nuestra controversial clase media.
Nuestra sociedad en una gran mayoría está forjada por individuos ajenos unos a los otros pero se mantienen
unidos por intereses propios y la necesidad de utilizarse mutuamente pero por naturaleza es inclinado a
relacionarse en grupo, (socialmente) y actuar como una unidad funcional dentro de ese grupo, pero esa
separación entre sus semejantes lo ha llevado a sentirse a sí mismo como una entidad aislada individual,
egoísta, en la cual su orientación es sentirse como una cosa o mercancía para ser usada con éxito en el
mercado consumista. Carece de identidad como Individuo pensante y humano, más bien se mide a sí mismo
por su posición socioeconómica y formación mercantil y estas representan su capital; siendo su mayor
motivación el invertirla provechosamente en el mercado de personalidades.
El carácter social que nos acompaña en estos tiempos, es básicamente alienante, ya que se desprecia el
sentido humanista, las cualidades altruistas, el don del saber y la solidaridad humana, siendo notorio que estos
valores han perdido terreno en el ambiente sociocultural y lo que otrora fueran cualidades, hoy son vistas
como necedades del pasado. Nuestra conveniente distorsión del modernismo (más bien individualismo
egoísta) nos lleva a aceptar nuestros propios vicios y defectos como si fueran atributos; percibiendo la
obtención de bienes, la avaricia y la ostentación como verdaderas virtudes.
Según vemos en la definición, puede parecer que en esencia no hay diferencias entre
el planteamiento de un presupuesto público y uno privado
Visto esto vamos analizar las diferencias entre ambos presupuestos que se basan en la
rigidez, la técnica utilizada, el entorno, la rentabilidad, el equilibrio y la privacidad