Sie sind auf Seite 1von 11

1. ESTADO DEL ARTE SOBRE EL FEMINICIDIO.

K. NARVÁEZ POSSO.

Las investigaciones en torno al feminicidio se han concentrado en explicarlo a través de la

necesidad del establecimiento de un delito autónomo el cual establece la condición

femenina como bien jurídico tutelado y le otorga protección.

Algunos autores al aproximarse al concepto de feminicidio lo asocian a conductas

cometidas por hombres, así:

Es un asesinato misógino cometido por hombres, es una forma de violencia sexual como

cualquier otro acto físico, visual, verbal o sexual, experimentado por una mujer o una niña

que en ese momento o posterior, sea como amenaza, invasión o asalto, tenga el efecto de

dañarla o degradarla y/o arrebatarle la capacidad de controlar el contacto íntimo. Russel

& Radford (1992, P.33).

Ahora bien, frente a la violencia sexual, el feminicidio debe verse como un acto y

ataque sexual, dentro del concepto y definiciones legales, haciendo parte del homicidio,

en el cual se acepta la muerte de la mujer como suceso misógino, pudiendo ser por

ideas que pertenecen a un ámbito socio cultural. Son varias las modalidades a través de

las cuales se puede incurrir en feminicidio, el feminicidio no es solo el homicidio de la

mujer, sino todos aquellos actos violentos cometidos contra la mujer.


El feminicidio representa el extremo de un continuum de terror anti-femenino que

incluye una amplia variedad de abusos verbales y físicos, tales como: violación, tortura,

esclavitud sexual (particularmente por prostitución), abuso sexual infantil incestuoso o

extra-familiar, golpizas físicas y emocionales, acoso sexual (por teléfono, en las calles,

en la oficina, y en el aula), mutilación de genital (clitoridectomías, escisión,

infibulaciones), operaciones ginecológicas innecesarias (histerectomías),

heterosexualidad forzada, esterilización forzada, maternidad forzada (por la

criminalización de la contracepción y del aborto), psicocirugía, negación de comida

para mujeres en algunas culturas, cirugía plástica y otras mutilaciones en nombre del

embellecimiento, siempre que estas formas de terrorismo resultan en muerte, se

convierten en feminicidios. (P. 57)

Llamando a las muertes de mujeres, femicidio, se remueve el velo oscuro con el que

las cubren términos “neutrales” como homicidio o asesinato, el concepto de femicidio

es nos indica el carácter social y generalizado de la violencia basada en la inequidad de

género y alejándonos de planteamientos individualizantes, naturalizado o patológico

culpando a las víctimas, a representar a los agresores como “desequilibrados”,

“maniáticos” o “animales”, concibiendo estas muertes como el resultado de “problemas

pasionales”, estos planteamientos, fruto de mitos muy desarrollados, esconden y

entorpecen la verdadera dimensión del problema, las experiencias de las mujeres y la

responsabilidad de los hombres, es decir, el concepto de feminicidio ayuda a

desarticular los argumentos de que la violencia de género es un asunto personal y

privado, mostrando su carácter profundamente social y político, en consecuencia es el

resultado de las relaciones estructurales de poder, dominación y privilegio entre los

hombres y las mujeres en la sociedad.


Al respecto, señala Pacheco “Existen factores por los cuales, se determina el

feminicidio, coexiste el machismo, en el afán del hombre procurar mantener el poder y

el control, sobre todo hacia la mujer, por cuestiones de desconfianza, rivalidad, o

pretensión de propiedad, por querer demostrar ante la sociedad, quien lleva la

superioridad, la economía, debido a la falta de oportunidades de trabajo, las mujeres en

esta población carecen de educación y salud, momento en donde se encuentra la

transgresión, en el conflicto, no solamente hallamos la violación a los derechos

humanos, sino también a la mujer, puesto que los hombres perpetradores de violencia,

empiezan con las mujeres obligándolas a tener sexo, o violándolas sexualmente,

llevándolas a matarlas después, no se tiene en cuenta ya que se considera causas de

guerra”. (Pacheco, 2016.P. 68-69).

Existen factores por los cuales, se determina el feminicidio, coexiste el machismo, en el

afán del hombre procurar mantener el poder y el control, sobre todo hacia la mujer, por

cuestiones de desconfianza, rivalidad, o pretensión de propiedad, por querer demostrar

ante la sociedad, quien lleva la superioridad, la economía, debido a la falta de

oportunidades de trabajo, las mujeres en esta población carecen de educación y salud,

momento en donde se encuentra la transgresión, en el conflicto, no solamente hallamos

la violación a los derechos humanos, sino también a la mujer, puesto que los hombres

perpetradores de violencia, empiezan con las mujeres obligándolas a tener sexo, o

violándolas sexualmente, llevándolas a matarlas después, no se tiene en cuenta ya que

se considera causas de guerra. (P. 68-69).


Mientras tanto Agaton “En el ámbito público o privado, se hace una manifestación de

poder y control que se ejerce sobre las mujeres, en su libertad, su cuerpo e incluso su

intimidad, una práctica que ha sido y sigue siendo permitida culturalmente, por el

machismo y la cultura patriarcal, que durante los años ha sido consentido por el

derecho, e ignorado en algunos casos judicialmente”. (Agaton, 2013. Pa.18).

Así, “se encuentra una fusión entre sexo y violencia y el por qué algunos hombres

encuentran erótico matar a los objetos de su deseo, sean estos hombres o mujeres, en

esos actos atroces están representados no sólo la misoginia y la sexualidad sádica, sino

la construcción social de la masculinidad como una manera de trascendencia sobre los

otros u otras, las autoras remarcan que generalmente el sexo del victimario es masculino

y que ni la violación ni el ataque sexual son suficientes para considerar sexual a un

crimen, lo importante “es la erotización del acto de matar”, el asesinato, el

aniquilamiento provoca placer y satisfacción, el asesinato sexual se define e incluye

todos los casos en los cuales el asesino fue motivado por impulsos sádicos sexuales,

“por la lujuria de matar”, lo cual también es producto de un orden social,

frecuentemente condonado o respaldado por el Estado y/o por las instituciones

religiosas”. Cameron & Frazer (1987)

Lagarde y De los Ríos, (2005) El feminicidio, delito contra la humanidad, afirma

que no todos los crímenes son únicamente de odio, antipatía, rencor hacia la mujer

puesto que, el feminicidio sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas

sociales agresivas y hostiles que atentan contra la integridad, el desarrollo, la salud, las

libertades y la vida de las mujeres, el feminicidio concurre en el tiempo y espacio,

maltrato, abuso, vejaciones y daños continuos contra la mujer, realizado por conocidos
y desconocidos, por violentos violadores y asesinos individuales y grupales, ocasionales

o profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas, no todos los

crímenes son concertados o realizados por asesinos seriales, los hay seriales

individuales, algunos son cometidos, por conocidos, parejas, parientes, novios, esposos,

acompañantes, familiares, visitas, colegas, compañeros de trabajo; también son

perpetrados por desconocidos, anónimos, y por grupos mafiosos de delincuentes ligados

a modos de vida violentos y criminales tolerados por las autoridades, en el feminicidio,

niñas y mujeres se caracterizan por estar desarmadas (en sentido estricto, además, por

haber sido enseñadas a no usar la fuerza para defenderse), son asesinadas por hombres

armados, por hombres de armas, y por hombres desarmados que han aprendido a ejercer

violencia con sus cuerpos o con cualquier objeto como armas.

Gran parte de la responsabilidad es de los legisladores pues existen derechos

sintetizados para la protección de la mujer, el derecho a la vida en primera persona, el

derecho al desarrollo personal y a los beneficios del desarrollo, el derecho a la

democracia con equidad para arribar a la igualdad, el derecho a la protección y a la

seguridad por parte del estado, el derecho al trato respetuoso, y a la integridad personal,

el derecho a la justicia plena, el derecho a vivir una vida sin miedo y sin violencia, El

derecho a la paz social y a la paz en la vida cotidiana, por tal razón los bienes materiales

deben ser necesarios para la defensa del bienestar, acertando a que los casos cometidos

en feminicidio, deben prestárseles atención, siendo situaciones críticas, no solo en un

estado particular, pues también se da en otros lugares.

Según Carcedo & Sagot, (2000, p.13), el artículo científico titulado, Femicidio en

Costa rica 1990-1999, expresa algunos tipos de feminicidios:


- El feminicidio íntimo, son aquellos homicidios cometidos por hombres con

quien la víctima tenía o tuvo una relación íntima, familiar, de convivencia, o

afines a estas.

- Feminicidio no íntimo, son aquellos asesinatos cometidos por hombres con

quienes la víctima no tenía relaciones íntimas, familiares, de convivencia, o

afines a estas frecuentemente, el feminicidio no íntimo involucra el ataque

sexual de la víctima.

- El feminicidio por conexión, además del feminicidio íntimo y el no íntimo,

existe una tercera categoría para clasificar las muertes por feminicidio: los

feminicidios por conexión, con esta categoría se hace referencia a las mujeres

que fueron asesinadas “en la línea de fuego” de un hombre tratando de matar a

una mujer.

- Este es el caso de mujeres parientes, niñas u otras mujeres que trataron de

intervenir o que simplemente fueron atrapadas en la acción del feminicida.

Caputi (1987) en The Age of Sex Crime estudia el asesinato sexual de mujeres

cometido por hombres expresando que:

El crimen de lujuria, el asesinato por violación, el asesinato serial y el asesinato

recreativo son expresiones nuevas para un nuevo tipo de crimen: el crimen sexual, el

asesinato de ninguna manera carece de motivación, ya que este tipo de crimen es un

asesinato sexualmente político, un terrorismo fálico funcional. Se trata de un acto

mítico ritualista en el patriarcado contemporáneo. (p. 73)


Monarrez (2006) en el estudio titulado Las diversas representaciones del feminicidio

y los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, 1993- 2005 sostiene que existe una

clasificación para el feminicidio:

El feminicidio familiar, es el Asesinato de varios miembros de la familia cometido

por un hombre, el cual es el parentesco que existe entre la víctima y el victimario, el

feminicidio íntimo, hace parte de la gran lista de asesinatos de mujeres cometidos por

hombres que tuvieron relaciones íntimas, o de convivencia con su agresor, dividiéndose

de esta categoría el feminicidio infantil y familiar, el homicidio de niñas, cometido por

hombres que al haber tenido una responsabilidad adulta sobre la menor se aprovecharon

de esa situación, feminicidio por ocupaciones estigmatizadas, en esta categoría según la

autora, a estas mujeres se le asesinan por su ocupación o cargo laboral, encontrándose

en esta categoría las trabajadoras sexuales, el feminicidio sexual sistémico, los tipos de

homicidio cometido en mujeres que han sido secuestradas, torturadas, violadas y

finalmente asesinadas, tirando su cadáver en cualquier lugar y de cualquier forma, en el

exterior para que sea encontrado, pues este hecho es cometido por hombres con odio

específicamente hacia esa mujer, feminicidio sexual sistémico desorganizado,

cometidos hacia cualquier mujer, el cual el hombre de forma consiente abandona el

cuerpo de la mujer en lugares de protección al cuerpo, feminicidio sexual sistémico

organizado, es cuando un grupo en red criminal, busca mujeres y niñas, para violar y

luego asesinar.

Toledo (2006), en el libro Feminicidio, opina:


En términos generales, como se verá, la mayor parte de los tipos penales de

feminicidio o feminicidio en los modelos que se examinan en este documento contienen

hipótesis pluriofensivas, es decir, son delitos en que se atenta contra el bien jurídico

vida, en primer lugar, y además contra otros bienes jurídicos, como la integridad física,

la libertad ambulatoria o de circulación, la libertad sexual, la mayor gravedad que

revisten, entonces, ciertos casos de femicidio o feminicidio –por constituir figuras

complejas, un concurso de delitos– amerita una respuesta penal agravada basada en

aquellas consideraciones, que en general no se observa en estos modelos legislativos,

otras figuras incorporan circunstancias que pueden ser asimiladas a las agravantes

generales, o bien a calificante en delitos de homicidio, también dentro de una misma

disposición, haciendo compleja la distinción de la gravedad entre casos en que pueden

concurrir varias de ellas, y aquellos en que sólo concurra una, también resulta complejo,

desde esta perspectiva, la inclusión en una misma figura de conductas que no tienen

como consecuencia la muerte de una mujer, como en el caso de algunas iniciativas en

México. En estos casos, el riesgo de desproporción en la penalidad asignada es tal que

permite cuestionar la conveniencia de incluir todas aquellas conductas bajo el mismo

tipo penal de feminicidio. (p. 34)

Segato, (2006) en su trabajo Territorio, Soberanía y Crímenes de segundo estado,

basado en la ciudad de Juárez, en dónde la misoginia es llevada a su más grande nivel

de crueldad, tratando de entender este tipo de violencia, planteando que, “… los

crímenes sexuales no son obra de desviados individuales, enfermos mentales o

anomalías sociales, sino expresiones de una estructura simbólica profunda que organiza

nuestros actos y nuestras fantasías y les confiere inteligibilidad. En otras palabras: el


agresor y la colectividad comparten el imaginario de género, hablan el mismo lenguaje,

pueden entenderse.” (p.15)

Macassi, (2005) En la publicación Violencia contra la mujer, feminicidios en el Perú.

La violencia contra la mujer es un tema de preocupación mundial y actualmente es una

pandemia mundial que limita a las mujeres, vulnerando su salud y atentando contra sus

vidas medrando el desarrollo de una sociedad inclusiva y democráticas, las Naciones

Unidas afirman que esta situación debe considerarse como una epidemia mundial, como

una emergencia de salud pública pues es la mayor causa de muerte y discapacidad de las

mujeres, el feminicidio es un término que intenta inscribirse en el discurso criminalístico

para evidenciar acciones humanas cuyas acciones responden a una racionalidad colectiva

que discrimina y valora a la mujer como objeto de “uso” y “abuso”; y no como sujeto de

derecho semejante y digno de ejercer los mismos, constituyéndose así como un crimen de

características concretas, luego entendemos que no existe un perfil único de víctima, todas

las mujeres sin importar edad, ni nivel socioeconómico, están expuestas a esta violencia,

enmarcado en el contexto cultural de discriminación y violencia contra la mujer. (p. 97)

Es preciso considerar los crímenes de mujeres, no como resultado de la impunidad,

sino como productores y reproductores de impunidad, y por lo tanto salir de la

estructura del “móvil sexual” saliéndose un poco de las teorías formales, pues los

grupos de poder (políticos, mafiosos y grupos armados), en este sentido, la autora

plantea, que la complicidad compartida en las ejecuciones horrendas, un pacto de

silencio capaz de garantizar la lealtad inviolable de asociaciones mafiosas que operan a


través de fronteras patrulladas, dando prueba de la capacidad de crueldad y poder de

muerte que se tiene en los negocios violentos.

Sánchez (2013), en el “Primer debate del Senado de la Republica de Colombia”,

habla acerca del concepto de feminicidio, diciendo así, que “Es de gran utilidad política,

porque contribuye a desarticular los imaginarios, creencias y prácticas sociales que

ubican las violencias basadas en las relaciones de opresión y subordinación entre

varones y mujeres como algo natural y tolerable. Adicionalmente, permite el análisis

legal, político y cultural a la respuesta institucional y de la sociedad de los crímenes

perpetrados en contra de las mujeres”.

Vega, (2013), en el “Informe de Ponencia para primer debate al proyecto de ley 107 de

2013 senado”

En la necesidad de reconocer la gravedad del feminicidio como una forma de

violencia que se perpetra contra las mujeres por el hecho de serlo, es preciso

reconocer que este es el final de un continuum de violencias. El proceso de

explicar, interpretar y dar sentido, en este caso, al feminicidio como el final del

continuum de las violencias en contra de las mujeres, tiene como propósito

develar la magnitud de las violencias en contra de ellas y contribuir al proceso de

construcción de una genealogía de las mujeres en materia pena.

Teniendo en cuenta que las lesiones personales de las que son víctimas las mujeres,

son en su mayoría resultado de acciones sistemáticas y no aisladas, una mujer puede

recibir permanentes incapacidades y por los diferentes hechos acudir varias veces ante
el sistema de justicia, el sistema judicial Colombiano no cuenta con mecanismos que le

permitan investigar y sancionar la sistematicidad de los ataques, convirtiendo así en

ineficaz la protección integral del bien jurídico tutelado de la vida y la integridad

personal y generando un mayor riesgo para la víctima, ya que el agresor no encuentra

un límite efectivo a su accionar violento.

Das könnte Ihnen auch gefallen