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Magistrada ponente
STC15977-2018
Radicación n.° 11001-02-03-000-2018-03590-00
(Aprobado en sesión de cinco de diciembre de dos mil dieciocho)
ANTECEDENTES
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material».
«condenó a la aseguradora en forma solidaria pero hasta el límite del valor asegurado
eximiéndola de la condena por daños morales».
ingresos netos declarados como probados», siendo que «por un lapsus, en la parte
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Generales S. A.».
CONSIDERACIONES
00).
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125/2012).
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la parte demandante».
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el presente», que «en desarrollo de lo previsto en el artículo 2356 del Código Civil», la
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demanda».
Expuso, a esas cotas, que «a partir del hecho indiscutible de ejercer las partes
litigantes involucradas en el indicado accidente de tránsito, actividad peligrosa, corresponde
establecer, acorde con las pruebas recaudadas, el comportamiento desplegado por cada
conductor, en aras de determinar qué culpa se excluye, por lo que la exoneración se plantea
en el terreno de la causalidad, con la prueba del elemento extraño: fuerza mayor o caso
Así, pregonó que «la culpa del conductor demandado, la tuvo por probada la
juzgadora a quo, no solamente con la documental que destaca la parte pasiva, que
corresponde a los elementos materiales probatorios que hacen parte de la noticia criminal,
remitida por la Fiscalía General [y] adelantada por homicidio culposo y lesiones personales
culposas, contra el demandado Roger Monje Osorio, en la que se recaudaron entrevistas
relativas a los hechos base del presente asunto a Jairo Herrera Correa, Jorge Enrique
Pérez, Efraín Andrade Fiesco, Jhon Jaiber Pérez Rojas [y] Oswaldo Pérez Chinchilla, […]
quienes afirman se transportaban en el camión doble cabina conducido por el actor,
relatando coincidentemente, el trayecto desde el municipio de Palermo, que al descolgarse
por Chontaduro, el carro que venía en sentido contrario invadió la vía, automóvil conducido
por […] Roger Monje Osorio, chocando con el camión, pese a que el actor le pitó y maniobró
para orillarse», versiones que «son reafirmadas en la audiencia de que trata el artículo
373 del Código General del Proceso por Oswaldo Cuellar Chinchilla, Efraín Andrade Fiesco
y Jairo Herrera Correa, precisando que se trataba de una vía plana, que iban despacio,
cuando vieron que el otro vehículo invadió el carril en el que se transportaban, pitando el
actor, orillándose, siendo impactados por el lado izquierdo, ilustrando el material fotográfico,
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constante de 8 fotos, […] los daños de los vehículos siniestrados, no llevando a duda que
las anteriores pruebas, conducen a establecer claramente la forma en la que ocurrió el
suceso base para pedir, en donde, el vehículo conducido por el [demandante] Numael
Cuellar Chinchilla, fue chocado por el vehículo automóvil, que transitaba en sentido
contrario, conducido por demandado Roger Monje Osorio, quien invadió el carril por el que
transitaba el camión».
sentencia apelada».
Por supuesto, anotó que «respecto del valor de la reparación del automotor
equivalente a la suma $37’552.900, la cotización aportada con la demanda, sin firma ni
fecha, con base en la cual el […] perito Héctor Fabio Muriel Varela dictaminó que
efectivamente es el valor correspondiente, con vista al estado del automotor que
personalmente examinó en el parqueadero donde se encuentra, conforme lo expuso en la
audiencia de instrucción y juzgamiento, evidenciando el material fotográfico aportado los
daños del automotor, probándose entonces con la referida documental, el valor cotizado de
reparación del automotor, reafirmado por la prueba pericial que surtió el trámite de
contradicción regulado en el artículo 228 del Código General del Proceso. Ahora bien, no es
predicable que la parte actora no haya mitigado el daño del automotor, ante la
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conformidad con el artículo 253 [ejusdem]»; abundó que «la factura original, sobre la
desmontada de piezas para diagnóstico, por valor de $250.000, no se encuentra firmada,
la que acorde con lo expuesto se presume su autenticidad a la luz del artículo 244 [ibidem],
con alcance probatorio en los términos del artículo 260 [ibid], probando el expresado valor en
ella contenido, por concepto de un hecho consecuente con el daño del automotor siniestrado,
en orden a establecer el valor de su reparación, por lo que es procedente la condena por este
concepto, la que igualmente debe ser adicionada a la de primera instancia, actualizada con
Referente con el «lucro cesante», afirmó que «la condena a favor del [petente]
se limita en el fallo recurrido a 90 días y su liquidación sobre un salario mínimo legal, bajo la
estimación de la juzgadora a quo, que dicho período corresponde a la probada incapacidad
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centran la inconformidad del [promotor]», por lo cual apuntó que «en cuanto al
período de incapacidad del actor, efectivamente obran […] tres informes técnico médico
legales de lesiones no fatales del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses,
que fijan a 24 de septiembre de 2011 una incapacidad médico legal provisional de 90 días,
a 2 diciembre del mismo año y 29 de febrero de 2012, se califica la incapacidad definitiva
en 90 días, y deformidad física permanente, precisando el tercer informe, como secuelas
perturbación funcional del miembro inferior izquierdo, órgano de locomoción a definir, por lo
que sin desconocer la historia clínica integrante de las fotocopias remitidas por la Fiscalía
General de la Nación […], ilustrativa de la atención brindada al actor con ocasión del
insuceso, y su prolongada recuperación temporal de que da cuenta la prueba testimonial, lo
real y técnicamente acreditado, es la referida incapacidad médico legal y las secuelas, no
excluyendo estas por sí la imposibilidad de trabajar, para que haya lugar a condenar a un
lucro cesante futuro, o sea superior al certificado de 90 días definitivos de incapacidad
médico legal», máxime cuando «el testigo Efraín Andrade Fiesco informa que después
del accidente ha apreciado al actor manejar una turbo, hecho indicador de no haber
quedado incapacitado para continuar desarrollando la misma labor que ejercía el día del
accidente».
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proporcionaba, sino por los padecimientos en la salud del actor y sus secuelas, que
indudablemente no solamente lo afectan directamente a él, sino también a la demandante,
persona con la que comparte su vida, como lo refiriere de manera general, la prueba
testimonial, por lo que es procedente el reconocimiento por este concepto efectuado en el fallo
perjuicios morales».
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asiste razón a la parte actora, y por tanto los referidos numerales deben ser revocados».
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propietario del rodante José Elías Rodríguez Figueroa y en la que figura como
beneficiarios los “terceros afectados”, cuyos amparos fueron estipulados en el
acápite de riesgos y amparos, así: responsabilidad extracontractual por un monto de
noventa y dos millones setecientos mil pesos ($92.700.000); daños de bienes de
terceros, sesenta (60) salarios mínimos mensuales legales vigentes; muerte o lesión a
una persona, sesenta (60) salarios mínimos mensuales legales vigentes; muerte o
lesión a dos o más personas, cieno veinte (120) salarios mínimos mensuales legales
vigentes.
Y a continuación, citando proveído de esta Sala (sent. 19 dic. 2006, rad. 2002-
00109-01), absolvió la pregunta, manifestando[:] (…) De cara al problema jurídico en
estudio, la respuesta al mismo es afirmativa comoquiera que si bien la póliza nº
340-40-9940000159, no contiene exclusión alguna, empero, debe tenerse presente
lo normado en el artículo 1088 C. Co., es decir, que sería necesario estipular de
manera expresa que el seguro tiene como cobertura el lucro cesante y el daño
moral, pues sin cláusula o disposición que así lo incluyera, se pensaría de primera
mano que su cobertura se limita al daño emergente.
De ahí que la norma en cita referida, indica las limitantes de los amparos, sin
embargo la póliza de seguros no sólo tiene cobertura para el daño emergente, toda
vez que, el precedente jurisprudencial ha contemplado que tratándose del seguro
de responsabilidad civil normado en el artículo 1127 C. Co., no es necesario
“acuerdo expreso” para la cobertura del lucro cesante, comoquiera que el mismo, va
inmerso dentro de los denominados perjuicios patrimoniales, sin que se pueda
predicar similar situación sobre los daños extrapatrimoniales.
Concluyó entonces, que el seguro “debía ser afectado” únicamente para el pago de
los perjuicios materiales, y que para el caso concreto aplica al lucro cesante, toda vez
que no medió condena por daño emergente, ni ello fue tema de reclamación en la
apelación.
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Significa entonces que el Tribunal, al tomar sólo una parte del fallo, lo
descontextualizó, haciéndolo decir algo distinto a lo que verdaderamente quiso
representar.
Es tan evidente el yerro cometido por la censurada, que esta misma Corte, en
providencia del 5 de julio del año 2012 (exp. 2005-00425-01), frente al tema de la
libertad contractual en materia de seguros, señaló[:] (…) Correspondiendo el
“contrato de seguro” a aquellos regidos por el derecho privado, con la connotación
de ser por adhesión, esto es, que admite el establecimiento de cláusulas
preestablecidas por una de las partes sin que se deduzca de ello una disminución
de la capacidad de aceptación de la otra, su interpretación debe responder al
criterio contemplado en el artículo 4º del estatuto mercantil, esto es, que sus
estipulaciones preferirán a las normas legales supletivas y a las costumbres
mercantiles, por lo que sólo en caso de ambigüedad o falta de precisión habría
lugar a acudir a reglas de hermenéutica tendientes a producir efectos adversos a
quien las redactó y favorables a quien las acepta (…).
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actora, la revisión oficiosa del asunto, como si fuese uno de instancia » (CSJ STC, 7
perseverar en sus discrepancias frente a lo resuelto por el juez natural» (CSJ STC,
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[E]l campo en donde fluye la independencia del juez con mayor vigor, es en cuanto
a la valoración de las pruebas. Ello por cuanto el administrador de justicia es quien
puede apreciar y valorar, de la manera más certera, el material probatorio que obra
dentro de un proceso, inspirándose en los principios científicos de la sana crítica; por
lo tanto, a juicio de la Corte, la regla general de que la figura de la vía de hecho
solamente puede tener una aplicación en situaciones extremas debe ser manejada
con un criterio restrictivo (...) de forma que sólo es factible fundar una acción de tutela,
cuando se observa en el caso concreto, que de manera manifiesta el operador
jurídico ejecuta un juicio irrazonable o arbitrario sobre la valoración probatoria por
fuera de las reglas básicas de realización, práctica y apreciación, las cuales se
reflejan en la correspondiente providencia. El error en el juicio valorativo, [se] ha dicho
[…], debe ser de tal entidad que debe ser ostensible, flagrante, manifiesto y el
mismo debe poseer una incidencia directa en la decisión.
DECISIÓN
Notifíquese
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(Presidente de Sala)
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