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La elaboración de un tratado de temas de economía política marxista Francisco Francisco Chaparro Za-
en las actuales condiciones, según nuestro nuevo esquema, confronta Chaparro
el gran amauta José Car- pana, hijo de una familia
una serie de dificultades, sobre todo si se perfila en perspectiva la tesis
los Mariátegui– continúa
de una economía de mercado socialista.
Zapana campesina de estirpe indí-
siendo posible, que ello gena, nació en la comuni-
solo depende de la capa- La teoría económica marxista, por su potencialidad explicativa del Francisco Chaparro Zapana dad de Isani, del departa-
cidad para defender nues- pasado y previsora del futuro, continúa arraigándose como elemento mento de Puno, en 1939.
tros derechos y el futuro cultural de la civilización moderna. Por tanto, con la presente obra Cursó sus estudios de
TEORÍA ECONÓMICA
DEL CA P I TA L I S M O
ANÁLISIS MARXISTA ACTUALIZADO
Teoría económica del capitalismo
Francisco Chaparro Zapana
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www.editorialsanmarcos.com
PRESENTACIÓN.................................................................................................... 29
INTRODUCCIÓN................................................................................................... 31
6.4. División económica del mundo y la lucha por una nueva repartición..........755
6.5. Agudización de la lucha por los mercados externos en la época del
imperialismo.......................................................................................... 756
6.6. El rol de los monopolios internacionales en la preparación de las
guerras.................................................................................................... 757
7. El reparto territorial del mundo y los sistemas colonial y neocolonial del
imperialismo.................................................................................................. 759
7.1. Los dominios coloniales de fines del siglo XIX y comienzos del XX........ 759
7.2. El reparto territorial del mundo y la política colonial en la época del
imperialismo.......................................................................................... 761
7.3. El sistema colonial del imperialismo..................................................... 763
7.4. El rol de las colonias durante el imperialismo....................................... 765
7.5. Evolución de la política de dominación imperialista: el
neocolonialismo..................................................................................... 766
7.6. La situación de los trabajadores en las colonias.................................... 770
7.7. Crítica a la apología burguesa del colonialismo.................................... 771
8. La acción de la ley del desarrollo desigual en el sistema capitalista de la
economía mundial.......................................................................................... 773
8.1. La desigualdad del desarrollo económico en el capitalismo.................. 773
8.2. La disparidad de ritmos de crecimiento de la producción en los países
capitalistas en la época del imperialismo............................................... 774
8.3. La consolidación de la disparidad de ritmos de crecimiento económico
de los países durante el imperialismo.................................................... 777
8.4. El carácter específico del desarrollo desigual de los países capitalistas
en la época del imperialismo.................................................................. 777
8.5. La ley del desarrollo económico y político desigual del capitalismo
bajo el imperialismo............................................................................... 779
Los temas expuestos en el presente compendio titulado Teoría económica del capi-
talismo. Crítica marxista actualizada –fruto de un prolongado trabajo de docencia e
investigación universitaria– tienen por objeto reformular y actualizar sus postulados
fundamentales (relacionados con el trabajo y la producción de bienes materiales, la
economía de mercado, la ley del valor-trabajo, el dinero, el capital, la plusvalía y
la ganancia, la acumulación y reproducción del capital social, la crisis del sistema
económico capitalista, etc.).
Según el principio que establece una relación orgánica entre la teoría general del
capitalismo y la teoría del imperialismo, el tema “La ganancia y el precio de pro-
ducción” es suplido por el de “La ganancia media y el precio de producción. La
ganancia y el precio de monopolio”. En este tema la ganancia es analizada según la
secuencialidad del desarrollo histórico, es decir que se analiza no solo aquella forma
concreta de ganancia que era obtenida aún en las condiciones del capitalismo pre-
monopolista (la ganancia media), sino también su nueva forma concreta creada por
el capitalismo monopolista (la ganancia de monopolio). De igual modo, el problema
del mecanismo de acción de la ley del valor-trabajo en el capitalismo es examinado
aquí en forma aplicada no solo al capitalismo premonopolista, sino también al capi-
talismo monopolista.
Entre los aportes de mayor actualidad de la presente publicación figuran los temas
“El sistema económico mundial capitalista”, y El capitalismo imperialista globali-
zado (capítulos XIX y XX respectivamente). En ellos son analizadas las diversas
formas de las relaciones económicas internacionales del capitalismo, al mismo tiem-
po se le presta una especial atención a los fenómenos que caracterizan al sistema
capitalista de la economía mundial en la época del imperialismo, en particular a los
de la llamada “globalización”.
La teoría del imperialismo no se circunscribe solo al análisis de los aspectos econó-
micos aislados del imperialismo, sino que también se refiere a cómo actúan las leyes
económicas aisladas en la época del imperialismo. La caracterización general del
imperialismo como una fase especial y última del capitalismo es de significativa im-
portancia para poder comprender el lugar histórico del imperialismo (incluido el del
“imperialismo globalizado”). En este capítulo se incluye también la caracterización
de la esencia y las etapas de la crisis general del capitalismo, por eso precisamente
en la crisis mundial del capitalismo se caracteriza en forma concreta la “decadencia”
del capitalismo, la descomposición y el ocaso inexorable como sistema.
Hoy, una visión histórica retrospectiva nos muestra que el mercado, como punto de
confluencia de productores y consumidores –tanto de bienes como de servicios– está
en proceso de desarrollo desde las más antiguas civilizaciones y con el paso del
tiempo ha sido escenario creciente –en profundidad y extensión– del intercambio y
la consiguiente competencia. En el capitalismo llega a un nuevo nivel cuantitativo
y cualitativo, por lo que sufre un cambio esencial, pero no es causa sino medio de
explotación. De igual forma, la planificación y la democracia, como métodos y téc-
nicas de regulación de la producción, la distribución, el intercambio y el consumo de
bienes y servicios, tampoco son exclusividad del socialismo, ya que en las antiguas
sociedades –como, por ejemplo, en la antigua Grecia o en el Imperio de los incas– ya
habían sido practicadas. Lo que sucede en el socialismo es que pueden llegar a un
nuevo nivel de expresión. Mercado, planificación y democracia cambian de conte-
nido según la esencia de cada sistema económico-social y los intereses de clase que
representan.
Por tanto, al retomar una concepción teórica objetiva, hay que distinguir entre his-
toria de la humanidad –que corresponde al desarrollo de los sistemas económico-
sociales– e historia de la hominización, entendida como la búsqueda y realización
de los valores supremos del hombre, esto es, la satisfacción de sus crecientes nece-
sidades materiales, sociales y espirituales en un mundo de ascendente liberación y
respeto de los derechos humanos, sin que sean el capitalismo y el socialismo puntos
únicos de partida o de llegada. Si bien hace 25 siglos Protágoras dijo que el hom-
bre debe ser la medida de todas las cosas, hoy la ciencia económica debe darnos la
medida del hombre; y el mercado, la planificación y la democracia son los medios
inobjetables de su realización.
El autor
CAPÍTULO I
Los bienes materiales son los objetos tangibles que sirven al hombre para sa-
tisfacer sus necesidades, sean estos de consumo personal o de consumo productivo.
Si son obtenidos directamente de la naturaleza se les denomina bienes naturales, y
cuando son creados por los hombres se les denomina bienes económicos o bienes
producidos. Para poseerlos se tiene que trabajar. La producción de bienes materiales
consta de la fabricación de medios de producción, cuando estos son empleados pos-
teriormente para producir otros bienes materiales (herramientas, máquinas, materias
primas, insumos, etc.), y de medios de consumo, cuando son destinados a satisfacer
directamente las necesidades del hombre (alimentos, ropas, vivienda, calzados, etc.).
Este proceso productivo debe renovarse permanentemente porque “ninguna socie-
dad puede dejar de consumir ni puede tampoco, por tanto, dejar de producir” 2.
1 Marx, Carlos y Federico Engels. Cartas escogidas. Moscú, Gospolizdat, 1947, p. 208.
2 Marx, Carlos. El capital. T. 1, Ed. Ciencias Sociales. La Habana, 1980, p. 512.
38 Francisco Chaparro Zapana
3 Heilbroner, Robert L. Vida y doctrina de los grandes ecomistas. T. I, Barcelona, Ed. Orbis. 1972, p. 25.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 39
tener los bienes con los cuales satisface sus necesidades. El trabajo es una exigencia
natural y una condición indispensable de la existencia del hombre. Sin el trabajo,
hasta la misma vida humana sería imposible. Federico Engels destacaba que el tra-
bajo “es la condición básica y fundamental de toda la vida humana. Y lo es en tal grado
que, hasta cierto punto, podemos decir que el trabajo ha creado al propio hombre” 4. Sin
el hombre no hay trabajo. Solo el hombre, a diferencia de los animales, puede poner
en movimiento los medios y los objetos de trabajo, haciéndolos participar en una
determinada función en el proceso de producción. Según palabras de Marx, solo “el
trabajo vivo tiene que hacerse cargo de estas cosas, resucitarlas de entre los muertos,
convertirlas de valores de uso potenciales en valores de uso reales y activos” 5. El
hombre, al actuar sobre la naturaleza e introducir en ella modificaciones mediante el
trabajo, modifica su propia naturaleza, evoluciona él mismo a la par que se desarrolla
la producción, se perfeccionan sus órganos naturales en especial su cerebro, progresa
su intelecto y adquiere nuevos hábitos. El hombre es el único ser de la naturaleza que
se ha creado y se recrea a sí mismo. Esto ha sido posible gracias a su actividad cons-
ciente, a la práctica humana. El ser humano para sobrevivir y desarrollarse requiere
del éxito de su práctica social y la base de su éxito depende de la objetividad de su
pensamiento; para conocer y reflejar correctamente los fenómenos de la naturaleza
en sus distintos aspectos y relaciones internas y externas, para intervenir en los pro-
cesos de cambio de acuerdo con sus propias necesidades.
4 Marx, Carlos y F. Engels. Obras escogidas. T. II, Ed. Ciencias del Hombre. Buenos Aires, 1973, p. 71.
5 Marx, Carlos. El capital, óp. cit., t.1, p. 145.
40 Francisco Chaparro Zapana
El trabajo se divide en: a) trabajo simple, que es aquella actividad cuya eje-
cución no requiere de un aprendizaje previo, sino que es suficiente la capacidad bio-
lógica elemental del hombre, por ejemplo: bolear ladrillos en la construcción, reco-
ger y cargar leña, cavar la tierra, etc.; y b) trabajo complejo, cuando se trata de una
actividad productiva que requiera de un previo aprendizaje (breve o prolongado), por
ejemplo: el trabajo del sastre, del ingeniero, del maestro, del científico, etc.
El objeto del trabajo es todo aquello sobre lo que recae el trabajo del hombre,
es decir, las cosas susceptibles de ser transformadas por el trabajo en bienes. Los
objetos de trabajo pueden ser: a) la materia bruta, cuando son elementos suminis-
trados directamente por la naturaleza, como ocurre, por ejemplo, con las tierras vír-
genes, los árboles de los bosques, los minerales del subsuelo o los peces de los ma-
res y los ríos, susceptibles de ser extraídos o transformados por el trabajo humano;
b) las materias primas, cuando son elementos sometidos previamente a la acción
del trabajo, como los minerales sustraídos del subsuelo, el algodón cosechado en la
agricultura, etc.; c) los insumos, los que son bienes semielaborados que sirven para
producir bienes acabados, como los hilados o la hilaza de lana o algodón utilizados
en la industria textil, las láminas metálicas en la industria metal-mecánica, etc.; d) la
tierra, cuando es transformada en su estructura físico-química como en la agricul-
tura o en la minería.
Los medios de trabajo son todas las cosas de que se sirve el hombre para
actuar sobre los objetos del trabajo y transformarlos o adaptarlos a sus necesidades
de consumo. Figuran a la cabeza de ellos los instrumentos de producción. Estos
elementos se clasifican en: a) medios directos, cuando sirven o participan directa-
mente en el proceso mismo de la producción de bienes, como los instrumentos
de producción: herramientas, maquinarias e insumos, tanto en la industria como
en la agricultura; b) medios indirectos, cuando sirven como elementos condi-
cionantes del proceso productivo, por ejemplo, las carreteras, los canales, los
almacenes, puertos, aeropuertos, etc., y c) la tierra, cuando sirve como lugar de
6 Lenin, Vladimir Ilich. Obras completas. T. 29. Ed. Cartago. Buenos Aires, 1970, p. 334.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 41
ubicación tanto de los centros de producción como de los medios indirectos. Enton-
ces, los más importantes de todos los medios de trabajo son los instrumentos de
producción, que comprenden las más diversas herramientas empleadas por el hom-
bre para trabajar, desde los toscos instrumentos de piedra del hombre primitivo hasta
las máquinas modernas más sofisticadas. El grado de desarrollo de los instrumentos
de producción mide el poder de la sociedad sobre la naturaleza y el nivel al que ha
llegado la producción. Las épocas económicas se distinguen unas de otras no por lo
que se produce, sino por el modo cómo se producen los bienes materiales, es decir,
por la calidad de instrumentos de producción empleados.
fabricar otros bienes materiales, como las herramientas, máquinas, insumos, etc. Y
se llama consumo personal a la satisfacción directa o indirecta de las necesidades
individuales o colectivas del hombre, como los alimentos, los vestidos, la vivienda,
el transporte, los valores culturales, etc.
La distribución de los productos del trabajo depende del modo en que se en-
cuentran asignados los medios de producción. Si pertenecen a las clases explotado-
ras, los productos se distribuyen siempre en función al enriquecimiento de estas y en
detrimento de los intereses del trabajador. En cambio, si los medios de producción
son (o tienden a ser) de propiedad social socialista, la distribución de los productos
del trabajo deberá tener como meta la expansión cada vez mayor de la producción
socialista, además de la elevación constante del bienestar material y del nivel cultu-
ral de la sociedad y sus trabajadores.
A medida que la sociedad humana se desarrolla –lo que implica ante todo el
desarrollo de la producción–, se va acumulando gradualmente, en el proceso del
trabajo, la experiencia y las habilidades para la elaboración de distintos tipos de
productos. Estos conocimientos se conservan y se transmiten de generación en ge-
neración en forma de hábitos, costumbres y normas determinados. A la vez, junto
con la transmisión de los medios y procedimientos utilizados para la fabricación de
unos u otros productos, surgen y se consolidan los conocimientos relativos a cómo
organizar la producción, es decir, cuántos hombres deben ocuparse de cierto tipo de
producción, qué debe hacer cada uno de ellos, en qué sucesión debe realizarse el
proceso productivo, cuánto tiempo se requiere para llevarlo a cabo, etc. Todo ello
ha quedado registrado en forma de distintos preceptos y normas de conducta, y nos
ha sido revelado por los papiros egipcios, la Biblia cristiana, las tablas del rey Ha-
mmurabi, los antiguos Vedas hindúes, etc., cuyos restos se conservan hasta nuestros
días. Estos fueron precisamente los embriones de la futura ciencia económica, o sea
la ciencia de la organización, dirección y evaluación de la producción.
Es preciso destacar que al recibir una denominación la nueva ciencia está aún
muy lejos de precisar su objeto de estudio claramente delimitado, pues en aquel tiem-
po el concepto de economía política era todavía muy genérico e incluía: el comercio
exterior, la emisión de dinero y la política impositiva, es decir, abarcaba la política
exterior, la legislación y otros tipos de actividad del Estado. Por ello la economía po-
lítica de aquel período, a diferencia de la anterior “administración de la casa”, puede
ser caracterizada como un código sobre la conducción de la economía estatal, como
una suma de preceptos y conocimientos para la “administración del Estado”.
Sin embargo, se puede decir que la economía política, como una rama cien-
tífica especializada sobre los métodos de organización y dirección de la eco-
nomía estatal, nació entre fines del siglo XVI y comienzos del XVII, cuando en
las entrañas de la sociedad feudal comenzaron a dar señales de existencia el nuevo
sistema de economía mercantil capitalista y dos nuevas clases sociales: la burguesía
(con su naciente poder explotador) y la clase obrera.
8 Roll, Eric. Historia de las doctrinas económicas. México D. F., 1974, pp. 63-88.
9 Marx, C. El capital, óp. cit. T. 3, pp. 537-538
46 Francisco Chaparro Zapana
Todas las ciencias que reflejan el mundo que nos circunda se dividen en cien-
cias naturales (que estudian los fenómenos de la naturaleza, como la geología, bio-
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 47
logía, física, química, etc.) y ciencias sociales (que estudian los fenómenos de la
sociedad humana, como la historia, economía, antropología, filosofía, psicología, el
derecho, etc.). La economía política figura entre las ciencias sociales porque estudia
las leyes de la producción social y distribución de los bienes materiales en las dife-
rentes fases de desarrollo de la sociedad humana, o sea en el contexto de los distintos
sistemas o modos históricos de producción.
10 Lenin, Vladimir Ilich. El desarrollo del capitalismo en Rusia. Editorial Progreso. Moscú,1950, pp. 40-41.
48 Francisco Chaparro Zapana
La economía política “investiga, ante todo, las leyes específicas de cada fase
de desarrollo de la producción y del cambio. Solo después de haber realizado esta
investigación puede formular algunas leyes verdaderamente generales, aplicables a
la producción y al cambio en su conjunto”12. Por tanto, el desarrollo histórico de los
diferentes regímenes económico-sociales está determinado, al igual que las leyes
económicas específicas de cada fase, por las leyes económicas que rigen con carácter
universal para todos los modos de producción, como son, la ley de la corresponden-
cia de las relaciones de producción con el carácter de las fuerzas productivas; la ley
de la creciente productividad del trabajo; la ley de la división social del trabajo, y
otras. Lo que quiere decir que las formaciones sociales, aun diferenciándose las unas
de las otras por las leyes económicas específicas inherentes a un determinado modo
de producción, se hallan enlazadas entre sí por algunas leyes económicas de vigencia
general para todas las formaciones.
11 Marx, Carlos. “Contribución a la crítica de la economía política”, en C. Marx y F. Engels. Obras escogidas, óp. cit., p. 331.
12 Engels, Federico. El anti-Duhring. Berlín, 1955, p. 179.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 49
13 Sagaró del Campo, Nelsa María y Meydis María Macías Navarro. El método científico. Apuntes, p. 1. Fuente:
malito:nsagaroasierra.scu.sid.cu, publicado el 24/11/2005.
50 Francisco Chaparro Zapana
forma-contenido, etc. Así, para que la ciencia llegue a la predicción, lo hace solo
a condición de presentar un marco teórico que permita comprender el mundo en la
medida en que lo comprende por medio de la abstracción y al apropiarse de él, lo
transforma, transformándose a la vez a sí misma.
14 Academia de Ciencias Pedagógicas de la RSSFR. Instituto de Investigación Científica. Psicología, México D. F.,
1960. Redactado por A. A. Smirnov, A. N. Leontiev, S. L. Rubinshtein y B. M. Tieplov, p. 28.
15 Diccionario de la Lengua Española, cita tomada de los apuntes de Sagaró del Campo, Nelsa María y Meydis María
Macías Navarro, El método científico, óp. cit, p. 2.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 51
Observación
Empleado por todas las Empíricos Medición
Generales ciencias pero solo en Experimentación
determinadas etapas.
• Hipotético-
deductivo
• Análisis y
síntesis
• Deducción e
inducción
• Histórico y
Empleado en una sola Teóricos lógico
ciencia para investigar • Generalización
Particulares
determinado fenómeno de y abstracción
la realidad. • Inducción
matemática
• Ensayo clínico
• Intervención
comunitaria, etc.
Reproducido del cuadro N.° 1.1 de Sagaró del Campo, Nelsa María y Meydis María Macías Navarro, La ciencia y
la activida científica. El método científico, pp. 3-4.
Con vistas a clasificar el Método Científico han surgido numerosos ejes taxo-
nómicos, de los cuales, por su grado de utilidad expositiva, abordamos el siguiente
que lo clasifica en:
a) método universal, b) métodos generales y c) métodos particulares. Esta
clasificación (ver: cuadro N.° 1) parte de los límites de las áreas de aplicación de los
métodos en el proceso cognitivo.
dos generales resultan útiles para la obtención del conocimiento científico de varias
ciencias, en tanto que los métodos particulares son aquellos que se emplean en la
investigación en las diversas ramas de la ciencia (ciencias particulares).
16 Dentro de ellos se incluyen, entre otros, el principio de la concatenación universal de los fenómenos, el de flexibilidad
y movilidad de los conceptos y representación es, el de historicismo, el de la objetividad y la multilateralidad en el
análisis del objeto de investigación. (Una exposición detallada se puede encontrar en Andreiev, Iván Amitrievich.
Problemas lógicos del conocimiento científico. Editorial Progreso. Moscú, 1984).
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 53
Entre los rasgos distintivos de cada ciencia figuran las particularidades del
método de conocimiento, que están condicionadas por la especificidad del objeto que
se estudia. Es por ello que también la economía política, como rama independiente
de las ciencias económicas, o sea, con un objeto de estudio y con tareas propias,
posee un conjunto de rasgos específicos en el método de estudio, generalización y
exposición del material informativo o de análisis.
Tales son las posiciones metodológicas iniciales sobre cuya base debe reali-
zarse cualquier investigación científica en el campo de la economía política. Solo
a partir de ellas se puede llegar a resultados auténticamente científicos. Porque el
propósito de la teoría –no solamente de la económica sino de la teoría general– es
predecir y explicar. Es decir, una teoría se abstrae de los detalles de un aconteci-
miento y concentra su atención en una o dos relaciones consideradas como las más
importantes para predecir y explicar el acontecimiento o fenómeno.
La ciencia se asemeja a un árbol: por alto que se eleve su copa, sus raíces
siempre estarán en la tierra. Incluso las teorías científicas más abstractas tienen su
origen en el mundo realmente existente, en la práctica de la actividad humana, en los
hechos de la vida cotidiana. Por eso la recopilación de información sobre las relacio-
nes económicas de los hombres en la producción, la distribución, el intercambio y el
consumo; o la circulación de las mercancías y el dinero; las formas de los precios; el
salario y otros elementos de la vida económica de la sociedad, constituyen el inicio
del camino que recorre cada proceso de investigación económica.
20 Se entiende que en la investigación es posible operar también con ejemplos aislados, pero deben ser hechos típicos,
confrontables con los datos masivos de la realidad.
21 Lenin, V. I. Obras completas, óp. cit., T. IV, p. 49.
56 Francisco Chaparro Zapana
Por supuesto que esto no quiere decir que en las ciencias económicas el expe-
rimento sea absolutamente imposible. Pero es mucho más complejo y, en ocasiones,
sencillamente imposible organizar un experimento de orden político-económico. “El
análisis de las formas económicas no cuenta con la ayuda del microscopio o de los
reactivos que proporciona la química; la abstracción es la única fuerza que puede
servirle de instrumento” 22.
23 El concepto de análisis es –en este caso– la división mental del todo en sus partes. No se lo debe confundir con el
concepto usual de análisis como sinónimo de concepto de investigación. En el segundo caso, análisis constituye el
proceso de examen científico multilateral del objeto, aplicando todos los procedimientos y medios conocidos.
58 Francisco Chaparro Zapana
de los conocimientos obtenidos en el curso del análisis, llegar a una noción integral
sobre este proceso, pero ya en un nivel distinto de su cognición, más profundo que
el inicial.
Por último, al hablar de los rasgos que caracterizan el método de las investiga-
ciones político-económicas, es preciso señalar que cualquier trabajo científico en este
campo debe ser una unidad de análisis cualitativo y cuantitativo (y por consiguiente
de síntesis). Por la especial importancia que tiene este principio en las circunstancias
actuales, más adelante nos detendremos a estudiarlo de manera particular.
Hay que hacer notar que ya la cognición empírica va elaborando algunos con-
ceptos e impone a los hombres determinadas reglas de conducta, pues se opera una
acumulación de experiencia y una adaptación intuitiva a las circunstancias. Así como
el herrero de una aldea que no tiene una noción clara de las leyes de la mecánica,
pero actúa en correspondencia con ellas, los pequeños comerciantes y artesanos no
conocían la ley del valor; sin embargo, basándose en la experiencia diaria, se adap-
taban a su acción al producir y vender sus mercancías.
Como todas las categorías científicas, las económicas son peldaños lógicos en
la escalera infinita de la cognición del mundo objetivo que nos rodea. Fijan y graban
los conocimientos obtenidos en el proceso de la cognición. “Las categorías econó-
micas –señaló Marx– no son más que expresiones teóricas, abstracciones de las rela-
ciones sociales de producción” 25. La particularidad fundamental de estas categorías
consiste en que son efímeras en su mayoría, porque las relaciones económicas que
se reflejan en ellas están en un proceso incesante de modificación y desarrollo. Por
eso, “estas categorías tan poco son eternas como las relaciones a las que sirven de
expresión. Son productos históricos y transitorios” 26.
Existen, por cierto, categorías que reflejan las condiciones más generales de
la producción social tales como los elementos integrantes de las fuerzas productivas
y los vínculos entre ellas, por ejemplo, “producción de bienes materiales”, “produc-
tividad del trabajo social”, “medios de producción”, “fuerza de trabajo”, “división
del trabajo”, “producto social global”, etc. En cierto sentido se puede decir que son
verdades eternas. Pero la cantidad de dichas categorías es limitada, y operando solo
con ellas es imposible descubrir y comprender los rasgos característicos y las parti-
cularidades de un sistema económico históricamente determinado.
Teniendo como base estas tesis podemos determinar que la ley económica es
el nexo y la interdependencia permanente, esencial, causa-efecto en los fenómenos
y procesos de la vida económica de la sociedad.
Tanto las categorías como las leyes económicas reflejan una misma realidad
objetiva, o sea, las relaciones sociales de producción de los hombres; esto las une y
las hace semejantes entre sí. En cierto sentido, se puede decir que la ley es también
una categoría del conocimiento científico. Pero mientras que en las categorías eco-
nómicas se ilumina, se destaca un aspecto cualquiera o una faceta de las relaciones
de producción, la esencia de un fenómeno (por ejemplo, de la mercancía, el dinero,
la fuerza de trabajo, el salario, etc.), en las leyes económicas se descubre la interco-
nexión, la dependencia interna de algunos o muchos fenómenos del mismo orden.
En otras palabras, en las categorías se registra lo estático, en tanto que en las leyes se
expresa la dinámica, los procesos de movimiento y desarrollo de la vida económica
de la sociedad. La deducción de las categorías es resultado del análisis, el estableci-
miento de las leyes es fruto de la síntesis científica.
En la sociedad de clases, toda ciencia, sea esta una ciencia natural o social, es
instrumento de la lucha de clases, puesto que cada clase la utiliza en su propio prove-
cho y para el logro de sus objetivos. Ello sucede también con la Economía política al
estudiar los problemas reales y de más candente actualidad que afectan los intereses
vitales de las diferentes clases de la sociedad. Sin embargo, el contenido, los datos
objetivos de las ciencias que estudian la naturaleza y se ocupan del aspecto técnico
de la producción son indiferentes respecto a las clases sociales, ya que se ocupan de
las relaciones entre el hombre y la naturaleza, de los procesos concretos de la pro-
ducción material. Por tanto estas ciencias pueden ser utilizadas en igual medida por
los integrantes de diferentes clases, en beneficio de cualquiera de ellas. Por ejemplo,
la ley de la gravitación universal ha servido con igual éxito y sigue sirviendo a todas
las clases de la sociedad. Mas el hecho de que las ciencias naturales, según su índole,
no sean clasistas en su esencia, no descarta la posibilidad de su uso partidista.
clases de la sociedad, se ocupa de los intereses más vitales de todas estas, y explica
el hecho de que las distintas clases enfoquen y aprecien de manera distinta tales o
cuales fenómenos de la vida económica.
Así se explica, precisamente, por qué no existe una Economía política úni-
ca, imparcial y común a todas las clases de la sociedad, sino que existen varias: la
Economía política burguesa, la proletaria y la pequeño-burguesa (de las clases
medias). De ahí se desprende que los economistas burgueses se equivocan de medio
a medio al afirmar que la economía política es una ciencia neutral, situada al margen
de los partidos, que nada tiene que ver con la lucha de clases que se libra en el seno
de la sociedad capitalista ni guarda relación, abierta o embozadamente, con ninguna
agrupación política.
¿Es posible una economía política objetiva, imparcial, que no tema a la ver-
dad? Sí, sin duda que es posible. Pero esta solamente puede ser la de las clases, que
no se hallan interesadas en ocultar las contradicciones; las lacras del capitalismo; las
clases cuyos intereses se confunden con la meta de liberar a la sociedad de la explo-
tación y se identifican con los intereses del desarrollo progresivo de la humanidad.
Estas son las clases trabajadoras, en especial la clase obrera. Por tanto, no hay ni pue-
de haber más economía política objetiva que la que se apoya en los intereses de las
clases explotadas. Y esta es la economía política marxista científicamente objetiva.
Los dirigentes y teóricos más destacados de la clase obrera, Carlos Marx y Fe-
derico Engels, fueron también los fundadores de la Economía política proletaria. En
su genial obra El capital, Marx descubrió las leyes sobre la aparición, el desarrollo y
el hundimiento del capitalismo y señaló los fundamentos económicos sobre los que
descansa el carácter inevitable de la revolución socialista. Marx y Engels expusieron
en sus rasgos más generales la doctrina del período de transición del capitalismo al
socialismo, cuyos postulados son totalmente compatibles con las necesidades de la
democratización y la moralización de la sociedad capitalista contemporánea.
31 Ver: Fukuyama, Francis. El fin de la Historia y el último hombre. Buenos Aires, 1998. Toffler, Alvin. El shock del futuro.
Barcelona, 1980; y otros.
CAPÍTULO II
1 Ver: Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Marx, C. y Engels F. Obras escogidas.
T. 21. (cita traducida del ruso por Francisco Chaparro Zapana).
66 Francisco Chaparro Zapana
ciencia, constituyen el tronco ancestral común más remoto del hombre y de los an-
tropomorfos actuales. Hacia los 7 millones y los 300 000 mil años atrás2, entre fines
de la era terciaria y comienzos de la cuaternaria, en diversas regiones templadas y
húmedas de África, Europa y Asia habitaron diversos especímenes de antropoides
altamente desarrollados (de caminar casi regularmente erguido y con una masa encé-
falo-craneana que bordeaba entre los 600 y 900 gramos), como el ATLANTROPO,
el AUSTRALOPITECO, el PITECÁNTROPO, el SINÁNTROPO, etc., dentro de
los cuales, a través de un largo proceso de desarrollo de sus habilidades productivas
de trabajo semiinstintivo, emergió el Homo sapiens3, entre los 600 y 300 mil años
a.n.e., aproximadamente. Su aparición representa, pues, una de las más grandiosas
transformaciones operadas en el desarrollo de la naturaleza.
2 National Geographic Channel, junio-2006. El Comercio, suplemento El Dominical, 02.01.2005, pp. 1 y 8-9.
3 Visto desde la perspectiva de las ciencias naturales, el hombre es un ser constituido de acuerdo a las leyes que
rigen el conjunto entero de la naturaleza. Las ciencias biológicas lo consideran como una especie incluida dentro del
orden zoológico de los primates. Hoy ningún biólogo pone en duda la teoría de la evolución de las especies, según
la cual unas especies han surgido de otras, siguiendo un proceso de desenvolvimiento que se remonta a la aparición
de la vida sobre la Tierra hace mucho más de mil millones años.
4 La originalidad biológica humana “puede determinarse teniendo en cuenta los siguientes rasgos: posición vertical,
erecta; constitución y uso de la mano como órgano de aprehensión; rostro pequeño en relación al volumen del
cráneo; un cerebro excepcionalmente grande; y órganos de fonación especiales. Es su unidad dinámica la que da
al hombre originalidad biológica. Estos rasgos son particularmente importantes tomados en conjunto y consideran-
do su funcionamiento correlacionado. Cada uno de ellos está vinculado con los otros en su surgimiento evolutivo.
En efecto, la posición vertical ha posibilitado la liberación de las manos y su especialización como órgano prensor
para el trabajo, lo cual ha permitido a su vez la liberación de las mandíbulas y su orientación hacia los usos de la
fonación. El aligeramiento de las mandíbulas ha hecho posible el crecimiento del cráneo en la medida necesaria
para permitir una gran expansión del cerebro. Por su parte, el cerebro así desarrollado ha determinado el desen-
volvimiento del lenguaje articulado y este, a su vez, por el paso de la expresión oral a la escritura, una acentuación
del uso instrumental de la mano. Es preciso también destacar que el cerebro del hombre es notable no solo por su
tamaño, es decir, por el número de neuronas que lo componen (catorce mil millones), sino además y sobre todo
por la complejidad y variedad de las relaciones nerviosas que ese gran número de células permite, o sea, por su
enorme riqueza funcional. Considerando todos estos caracteres y sus interconexiones se puede pues decir que el
tipo humano es una nueva estructura biológica en movimiento. (Salazar Bondy, Augusto y Francisco Miró Quesada.
Introducción a la Filosofía y la Lógica. Lima. Ed. Universo; 1978, pp. 15-16.; palabras en cursiva y negrita por F.
Ch .Z.).
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 67
5 No obstante, Marx afirma en la ideología alemana que solo con las revoluciones socialistas comienza la historia de
la humanidad y constituye su prehistoria.
68 Francisco Chaparro Zapana
padres imparten a sus hijos no son simplemente las lecciones de su propia experien-
cia personal, sino algo mucho más amplio: la experiencia colectiva del grupo. Tal
es la tradición que pasa de generación en generación, cuyo método de transmisión,
con ayuda del lenguaje, parece ser una peculiaridad de la familia humana Y esta
peculiaridad constituye la diferencia vital definitiva entre la evolución orgánica y el
progreso humano”6.
Como los antepasados más remotos del hombre, que vivían en el mundo
animal en manadas salvajes, también los primeros hombres vivieron en manadas y
hordas semisalvajes. Simultáneamente a la aparición del hombre surgió la sociedad
humana. A lo largo de un proceso de desarrollo bastante prolongado, fueron estre-
chándose entre los hombres relaciones diferentes a las del mundo animal, relaciones
económicas y socioculturales basadas en el trabajo. A diferencia de sus predecesores,
solo el hombre comenzó a producir los medios de sustento necesarios valiéndose de
instrumentos de trabajo.
Pero aún tienen lugar otras transformaciones: las mejores condiciones de ali-
mentación requieren que se extienda el espacio vital de los hombres. El territorio
dentro del cual buscan sus medios de sustento se amplía extraordinariamente hasta
abarcar centenares de kilómetros, que son recorridos durante el año para proveerse
de carne en mayor abundancia. La captura de peces para la alimentación restringe,
por otra aparte, la superficie a través de la cual deben desplazarse los hombres en
busca de aquellos medios. En parte, la pesca empieza a emancipar a los hombres de
las estaciones, y hacia fines de la época salvaje, en el período de transición a la bar-
barie los conduce a cierto estado sedentario. Los primeros campamentos con alguna
estabilidad estaban situados en zonas donde los hombres podían vivir, en proporción
no desechable, de la pesca. Sin embargo, la actividad de la mujer, que recolecta
plantas, frutos, raíces, semillas, etc., conserva gran importancia tanto en las tribus de
cazadores como en las de pescadores.
plantas, raíces feculentas, tubérculos, etc., como para elaborar algunos instrumentos
de trabajo, además, para protegerse del frío y de las fieras. Solo así, después de
centenares de miles de años, a tientas y a fuerza de rodar a la ventura acumulando
experiencias muy lentamente, el hombre aprendió a producir los más elementales
instrumentos aptos para golpear, cortar, remover la tierra y para realizar algunas
otras operaciones muy simples a las que se reducían entonces casi todas sus activi-
dades productivas.
productiva (la comunidad) con arreglo al sexo y la edad, entre hombres y mujeres,
niños y ancianos. La división natural del trabajo fue consolidándose paralelamente
con el desarrollo de las fuerzas productivas. La especialización de los hombres en la
caza y de las mujeres en la recolección de alimentos vegetales además de las faenas
domésticas, contribuyó a elevar significativamente la productividad del trabajo.
8 Marx, Carlos. El capital. Crítica de la economía política. T. 1. Ed. Ciencias Sociales, La Habana 1980, p. 282, pala-
bras en cursiva por F. Ch. Z.
74 Francisco Chaparro Zapana
9 Puesto que la función del hombre en el proceso de la procreación era, en un principio, ignorada y más tarde, cuando
ya se la conoció, no tuvo peso sobre la asignación de los hijos debido a los numerosos casos de promiscuidad, la
mujer tuvo en la sociedad una función directiva en la edad del estado salvaje (matriarcado).
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 75
10 Al respecto, es útil recordar que siempre se consideró como un gran progreso en la historia de la humanidad el
hecho de que los hombres pudieran vivir mejor en un espacio vital más exiguo. Solo en la época del imperialismo, y
en particular con el nazismo alemán, nace la teoría de que “cuanto mayor es el nivel alcanzado por un pueblo o por
una raza” tanto más extenso debería ser el espacio vital que necesitan.
76 Francisco Chaparro Zapana
Hacia fines de la época del estado salvaje y comienzos del período gentilicio
(entre los quince y diez mil años a. n. e.), los hombres vivían en pequeñas comu-
nidades conforme a la exigua duración de sus vidas y en consonancia con las difi-
cultades en la obtención de los medios de subsistencia. Al mejorar las condiciones
de alimentación y con el crecimiento de cada una de las comunidades, debido a la
mayor duración de la vida humana y la natalidad creciente, la esfera de las relaciones
sexuales se fue restringiendo hasta evolucionar en matrimonio monogámico.
11 La “teoría” según la cual los hombres se reproducen más rápidamente que los medios de sustento, es solo el pro-
ducto de una concepción apologética orientada a mantener relaciones sociales en que la gran masa de los hombres
vive en condiciones de explotación, atraso y miseria.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 77
La invención del arado y la innovación que le siguió muy pronto, y hasta casi
simultáneamente, de utilizar el ganado como medio de tiro y tracción –cuyo acon-
78 Francisco Chaparro Zapana
En un comienzo, la cría de ganado fue practicada sobre todo para hacer frente
a las necesidades de alimentación, en especial para el ordeño, y solo posteriormente
se llega a carnear. La crianza de animales es superior al simple cultivo de los campos
(Feldbau), en la medida que a menudo asegura una mayor afluencia de medios de
sustento. En cambio es inferior su influencia sobre el desarrollo cultural y civil, por
cuanto raramente conduce al estado sedentario, promoviendo más bien la vida nó-
mada. La agricultura y la crianza de ganado no solo suministran una mayor cantidad
de medios de sustento, sino que también permiten hacer más variada la selección de
12 Traducimos como “agricultura propiamente dicha” el término Ackerbau. El autor distingue Ackerbau, agricultura en
la que ya se hace uso del arado, de Feldbau, que es el cultivo de los campos practicado solo con la mano o con la
azada. (N. del T.).
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 79
13 Esto no excluye una opresión en algunos casos, por ejemplo, en la costumbre de las “reinas”, sobre la que existen
varios testimonios, de elevar al hombre a los honores de divinidad y hacerlo morir luego de haber sido fecundadas
por él. (S. Thomson, Studies in Ancient Greek Society. London, 1949, p. 158).
80 Francisco Chaparro Zapana
14 Engels, Federico. El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado. En: Obras escogidas, óp. cit., p. 596.
15 Ibídem, p. 594.
16 Ibídem, p. 596.
17 Ibídem, p. 596.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 81
quen para dirigir a los otros y que para dirigir mantengan sistemáticamente un cierto
aparato coercitivo, un aparato de violencia...”19.
4.1. Consecuencias de las primeras dos grandes divisiones sociales del tra-
bajo: economía mercantil y economía individual
Hasta la época del patriarcado, las comunidades humanas habían vivido prác-
ticamente en una economía autárquica. Ahora, en cambio, por un lado con la ex-
tensión de las instalaciones estables, por el otro, con la introducción de la cría de
ganado y, por tanto, con el acrecentamiento de los medios de sustento, comienza
paulatinamente a tomar forma un intercambio de bienes entre comunidades dis-
tintas. Comunidades dedicadas al pastoreo comienzan a visitar más a menudo los
centros poblados para intercambiar animales y productos derivados de la crianza con
productos agrícolas. Los centros habitados pasan a ser, de lugares de encuentro oca-
sionales, metas fijas. Del intercambio espontáneo y casual se pasa a un acto premedi-
tado. La crianza de ganado llega a ser una fuente regular de objetos de intercambio,
que impide al grupo dedicado al pastoreo la producción de otros bienes que, con una
vida nómada, no pueden ser elaborados tan fácilmente como en un centro poblado.
Poco a poco, los bienes intercambiados se transforman en mercancías. Con el paso a
la ganadería y la agricultura se configura la primera gran división social del trabajo:
la división entre unas comunidades que practican de modo sistemático la agricultura;
y otras, el pastoreo que suministra carne, pieles, animales de tiro, etc. Este aconteci-
miento trajo consigo un aumento significativo de la productividad del trabajo. Así,
surge al mismo tiempo el comercio y lo hace precisamente como comercio exterior,
por llevarse a cabo entre comunidades distintas.
19 Lenin, Vladimir Ilich. Obras completas. T. 29. Ed. Cartago. Buenos Aires, 1970, p. 681.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 85
porque ella representa apenas un sector mínimo del sistema económico general. En
otras palabras, nace la economía fundada en el intercambio de mercancías entre dis-
tintas comunidades. Como anota C. Marx, “El intercambio de mercancías comienza
allí donde termina la comunidad, allí donde esta entra en contacto con otras comuni-
dades o con los miembros otras comunidades”20.
Pero los asesinatos y matanzas se llevaban a cabo mucho antes de que el ace-
lerado aumento del ganado provocara la escasez de hombres. Con estos actos se
despojaba a otras comunidades de sus “propias” reservas de caza; más tarde se agre-
día a estas comunidades para robarles su ganado. Los hombres de las comunidades
derrotadas por lo general eran asesinados y devorados. No se podía hacer nada con
88 Francisco Chaparro Zapana
Los dos grandes resultados de la formación del plusproducto son pues: por
una parte, una división del trabajo entre hombres dedicados a la producción de ins-
trumentos artesanales, de materias primas o de productos artesanales acabados; y por
otra, la división de los hombres en libres y esclavos, en una clase explotadora y otra
explotada. En resumen, en la época de la barbarie la esclavitud no conduce aún a una
nueva división del trabajo, en el sentido de que un determinado tipo de trabajo sea
hecho solo por los esclavos y otro solo por los hombres libres.
mico mixto, en el que la tierra aún queda como propiedad comunal, mientras que
ganado e instrumentos llegan a ser propiedad privada.
Según F. Engels: “Acababa de surgir una sociedad que, en virtud de las condi-
ciones económicas generales de su existencia, había tenido que dividirse en hombres
libres y en esclavos, en explotadores y explotados pobres; una sociedad que no solo
no podía conciliar estos antagonismos, sino que, por el contrario, se veía obligada a
elevarlos a su límites extremos. Una sociedad de este género no podía existir sino en
medio de una lucha abierta e incesante de estas clases entre sí o bajo el dominio de
un tercer poder que, puesto aparentemente por encima de las clases en lucha, supri-
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 91
miera sus conflictos abiertos y no permitiera la lucha de clases más que en el terreno
económico, bajo una forma “legal”. El régimen gentilicio era ya algo caduco. Fue
destruido por la división del trabajo, que dividió la sociedad en clases, y reemplaza-
do por el Estado”22.
En adelante, toda la historia de la humanidad se convertirá en la historia de la
lucha de clases, bajo diversas formas (o sistemas) de explotación y en sus distintas
etapas de desarrollo.
22 Marx, Carlos y Engels Federico. Obras escogidas, óp. cit. T. II, p. 296.
CAPÍTULO III
1 Núñez Anavitarte, Carlos. “Teoría del desarrollo incásico”. En Espinoza Soriano, Waldemar. Los modos de produc-
ción en el Imperio de los incas. Ed. Amaru, Lima, 1989, pp. 15-87.
2 Ibídem, pp. 15-87.
94 Francisco Chaparro Zapana
Hemos visto cómo la propiedad privada tuvo su origen sobre todo en la parte
especial del botín de guerra asignada al comandante de guerra. En cuanto la guerra
llegó a ser cada vez más una institución permanente como factor necesario de la
economía y como medio para procurarse hombres, tanto mayor sería también la
función del comandante en la sociedad. La función de jefe militar se convierte, de
actividad ocasional que era antes, en profesión permanente después. “El jefe militar
del pueblo –dice Engels– llegó a ser un funcionario indispensable y permanente”4.
En consecuencia las asignaciones extraordinarias que el jefe y sus ayudantes recibían
en ocasión de las operaciones de guerra, se transformaron en un donativo de carácter
permanente, el cual en un primer momento era aún conferido por la comunidad5.
Por eso esta época es llamada período de la democracia militar. “Militar porque la
guerra y la organización para la guerra constituían ya funciones regulares de la vida
del pueblo”6; democracia porque la asamblea popular es todavía un órgano de la so-
ciedad al que efectivamente corresponde el poder de decidir. La democracia militar
ejerce, hacia fines del período gentilicio y en el de tránsito al régimen esclavista, una
función muy importante.
4 Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Óp. cit., p. 653.
5 Por ejemplo, compárense muchos pasajes de la Ilíada de Homero, algunos de los cuales cita S. Thomson. Studies
in Anciente Greek Society, óp. cit., London, 1949, p. 329.
6 Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Óp. cit., p. 653.
96 Francisco Chaparro Zapana
De este modo pudo disponer de una doble fuente de ingresos: la terrenal, que le
pertenece por su condición de rey y comandante en jefe, y la mágico-religiosa, que
proviene de sus funciones de mediador entre el pueblo y los dioses. Con el tiempo,
también los comandantes de grado inferior llegaron a ostentar los mismos derechos.
Ellos también logran transmitir por herencia sus funciones de comando de guerra y
muy pronto, cuando el comandante en jefe consigue convertirse en monarca, llegan
a ser príncipes o virreyes. Paralelamente, estos virreyes también pudieron ejercer
oficios religiosos que ya eran inherentes a la función del rey. Por ejemplo, Ulises
como señor de Ítaca era un importante subordinado de Agamenón, rey legendario
de Mecenas y de Argos. Pero frente a los príncipes de Ítaca Ulises era un rey. Y los
sacerdotes de Apolo en Delfos –reclutados dentro de un exclusivo círculo de familias
nobles– percibían ingresos considerables provenientes en parte del ejercicio de las
funciones religiosas.
vasta ligada por vínculos de parentesco, más tarde ya en una comunidad similar a la
estatal.
Toda esta avidez insaciable por los objetos preciosos no nos debe hacer ol-
vidar que lo socialmente decisivo no era la posesión de tesoros, sino la propiedad
territorial. Por lo general, el rey estaba en condiciones de regular en líneas genera-
les la distribución de la propiedad territorial. Los jefes militares de grado inferior
recibían del rey grandes propiedades en asignación, que ellos, a su vez, subdividían
en parte entre su propia gente. De este modo, junto a la propiedad común surgió y
se difundió ampliamente la forma de propiedad privada de la tierra. En un princi-
pio esta propiedad privada era otorgada a cada persona por un período breve y más
tarde por un período más largo, hasta que finalmente se convirtió efectivamente en
posesión privada, heredable. En otros casos se hace costumbre, en particular en las
comunidades de aldeas, realizar nuevos repartos de la tierra en el ámbito mismo de la
98 Francisco Chaparro Zapana
propiedad común subsistente, la que es asignada a título personal para ser cultivada
con medios de producción y de explotación privados.
Esta garantía material pronto fue explotada por los prestamistas –terratenien-
tes más ricos y afortunados– para procurarse nuevas tierras. Cuando Engels dice
que con la creación de la propiedad privada también se descubrió la hipoteca, puede
agregarse que también se descubrió la concentración de la riqueza, el avasallamiento
y la reducción a esclavitud por endeudamiento. Porque si el deudor no podía pagar
al prestamista, se veía obligado a despojarse de su tierra y a vender en esclavitud su
persona y la de sus hijos para saldar la deuda. Así, los grandes terratenientes, hacien-
do uso de su poder, arrebataban a las comunidades rurales campesinas parte de sus
prados y pastizales. O luego de una serie de malas cosechas, a menudo una cantidad
numerosa de campesinos era obligada a entregar su propia tierra o a empeñarse en el
pago de tributos anuales particulares.
En manos de los esclavistas ricos fueron concentrándose cada vez más las
tierras, las riquezas en dinero y grandes masas de esclavos. Mientras los pequeños
campesinos se iban hundiendo más en la miseria, la economía esclavista se ensan-
chaba y fortalecía, extendiéndose a todas las ramas de la producción. El trabajo de
los esclavos se convirtió en la base de existencia de la sociedad. Y esta terminó
escindida en dos clases antagónicas fundamentales: la de los esclavos y la de los
esclavistas.
Según Lenin: “La historia demuestra que el Estado, como aparato especial
de constricción de los hombres, solo ha surgido allí donde y cuando aparece la di-
visión de la sociedad en clases, vale decir cuando los hombres se dividen en grupos
tales que los unos pueden apropiarse continuamente del trabajo de los otros, que los
unos exploten a los otros”. “Solo cuando apareció la primera forma de división de
la sociedad en clases, cuando apareció la esclavitud, cuando fue posible, para una
determinada clase de hombres, concentrándose en las formas más rudas del traba-
jo agrícola, producir cierto excedente, cuando este excedente no fue absolutamente
necesario para la misérrima existencia del esclavo y cayó en manos del dueño de es-
clavos, cuando de este modo se consolidó la existencia de esta clase de amos, y para
que esta se pudiese consolidar, fue necesario que apareciera el Estado”12.
Y así surgió el poder del Estado, que nació con el fin de someter a la mayoría
explotada, en interés de la minoría explotadora.
11 Rosental, M. M. Diccionario Filosófico. Ed. Pueblos Unidos. Buenos Aires, 1990, p. 199.
12 Lenin, Vladimir Ilich. “Sobre el Estado”, en Marx, Engels y el marxismo. Ed. Lenguas Extranjeras. Moscú, 1947, pp.
453 y 457.
102 Francisco Chaparro Zapana
Para que este desarrollo fuese posible era necesario que se perfeccionaran
los instrumentos de trabajo en comparación con los de la época anterior. Tuvieron
que aparecer nuevos instrumentos, elevando la productividad del trabajo social y el
dominio del hombre sobre la naturaleza. En ese sentido, el paso de las herramientas
de piedra a las de metal ensanchó enormemente el campo de acción humana (de
trabajo). Dentro de la economía rural, que siguió siendo la principal actividad pro-
ductiva, se perfeccionaron los métodos de la agricultura y la ganadería. Surgieron en
consecuencia, una tras otra, nuevas ramas en la economía agraria: la horticultura, la
viticultura, el cultivo del lino, los cultivos de plantas oleaginosas, etc. Se ampliaron
los pastizales y se incrementaron los rebaños de las familias ricas, por lo que cada
vez se necesitaban más pastores para cuidar el ganado. Asimismo, se perfeccionaron
gradualmente la producción textil, la alfarería, la minería, elaboración de los meta-
les, la construcción, los medios de transporte, etc.
13 Rosental, M. M. Diccionario Filosófico. Ed. Pueblos Unidos. Buenos Aires, 1990, p. 289.
14 Carta de Federico Engels, a Carlos Marx, 6 junio 1853. En: Marx-Engels. Gasmtausgabc. Sección III, T. I.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 103
15 Marx, Carlos y Federico Engels. “Trabajo asalariado y capital”. Obras escogidas. T. I. Ed. en español, Moscú, 1952,
p. 70, cursiva en negrita por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 105
Así vemos que la situación de los esclavos y de los libres está determinada
por las tendencias más dispares y contradictorias, y que las condiciones de vida de
unos y otros se agravan recíprocamente. Mientras la existencia de los esclavos ejerce
una gran influencia sobre la situación de los trabajadores libres, la de estos sobre la
situación de los esclavos es relativamente mucho menor, porque el número de los
esclavos supera al de los trabajadores libres y, sobre todo, porque la vida de los es-
clavos está determinada por su particular posición de ser propiedad del empresario;
en cambio, la situación de los trabajadores libres está condicionada, en parte, por su
estado de mano de obra explotada y, en parte, por su posición de ciudadanos libres,
por lo que son en algunos aspectos iguales a los empresarios y a los otros ciudadanos
libres.
Con el transcurso del tiempo, los campesinos libres son cada vez más opri-
midos y se endeudan cada vez más con los grandes terratenientes. Al aumentar sus
deudas terminan por ser reducidos en general a la servidumbre, de la que pasan lue-
go a la esclavitud por deudas. Por eso, dentro de un mismo pueblo encontramos a
menudo un tránsito directo de la libertad a la esclavitud. No es extraño entonces que
en la antigua Grecia la lucha de clases entre ciudadanos libres adquiera a menudo la
forma de una lucha entre deudores y acreedores, por lo que la consigna de los cam-
pesinos pobres será la reforma territorial y anulación de las deudas.
ros. En gran parte, los esclavos eran capturados en las guerras o en las expediciones
de saqueo. A menudo fueron esclavizadas ciudades enteras con millares y millares
de hombres. El número de esclavos nacidos como tales y que habían sido reducidos
a esclavitud por endeudamiento era relativamente limitado frente a los prisioneros
de guerra. Pero un cierto número de esclavos provenía también del comercio pacífico
con jefes de tribus extranjeras que vendían a sus súbditos Con el transcurso del tiem-
po el comercio de esclavos llegó a ser una de las actividades más rentables.
De este modo, durante todo este período, desde comienzos del siglo VI hasta
fines del siglo IV a. n. e., en el curso de unos 300 años, el número de esclavos en la
antigua Grecia creció continuamente hasta alcanzar, en todos los países dominados
por los griegos, una cifra de muchos miles.
El amo se apropiaba del producto íntegro del trabajo de sus esclavos, del cual
les suministraba apenas una mínima cantidad de medios de sustento, lo suficiente
como para que no muriesen de hambre y pudieran seguir trabajando. De este modo
el esclavista se beneficiaba no solo con el plusproducto, sino además con una parte
considerable del producto necesario del trabajo del esclavo.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 109
emplear en gran escala la cooperación simple del trabajo. Así lo atestiguan las gi-
gantescas construcciones levantadas en la Antigüedad por los pueblos de Babilonia,
Egipto, India, China, Grecia, Roma, Transcaucásica, el Asia central, etc., así como
los sistemas de riego, calzadas, puentes, acueductos, caminos, obras de fortificación
y otros monumentos culturales.
16 Marx, Carlos. El capital. T. III. Fondo de Cultura Económica. México - Buenos Aires, 1959, p. 591.
112 Francisco Chaparro Zapana
varios oficios en una empresa más grande. La producción en masa no fue implanta-
da sobre nuevos métodos particulares de producción que representaran un progreso
técnico con respecto a la producción del mundo griego –como sucedería más tarde
con el capitalismo en muchas ramas de la industria–. Predomina aquí la misma ten-
dencia que por un período más largo también podemos observar en la agricultura:
un incremento de los centros de producción y una expansión en la extensión de la
producción, pero sin incremento alguno de la productividad, sin ninguna mejora en
la utilización de las fuerzas productivas.
Asimismo, los soldados caen, en cierto modo, en esta posición parasitaria. Du-
rante toda la Antigüedad, hasta llegar a esta época, la guerra había sido un elemento
esencial de la economía, servía al pueblo más desarrollado para acumular riquezas,
generalmente, a costa de pueblos menos desarrollados. En esta etapa, en cambio, el
saqueo y la guerra dejan de ser económicamente rentables. No obstante, las guerras
siguen proporcionando grandes botines, pero se han vuelto demasiado costosas, ya
que la ganancia neta es mínima o se convierte en pérdida. La función de la guerra y el
Ejército comienza a ser negativa: sus propósitos serán impedir, dentro de lo posible,
la merma del número de esclavos, defender al Imperio contra las incursiones de los
pueblos enemigos o, en algunos casos, realizar algunas conquistas para redondear
los confines o por razones de mayor seguridad; pero estas conquistas revelan, en
razón de su costo, ganancia mínima o pérdida total. Además, estas empresas gravan
económicamente de un modo muy fuerte a la grande y a la pequeña propiedad, a los
latifundios y a los pequeños arrendatarios, con el resultado de que la base de todo
el sistema económico, la agricultura, se hace cada vez menos rentable y el Imperio
romano se empobrece cada vez más.
Vemos así cómo durante la era imperial la economía del mundo antiguo se va
agotando, en el sentido más literal de la palabra; cómo determinadas ramas impor-
tantes de la economía pierden sus funciones; cómo ciertas fuentes de recaudación se
agotan; y cómo se abren grietas cada vez más peligrosas en la base de la sociedad.
Las viejas estructuras económicas ya han dejado de ser útiles. Refiriéndose a la si-
tuación creada en vísperas de la caída de la esclavitud, Lenin decía: “La esclavitud
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 115
ya no producía más de lo que costaba, y por eso acabó por desaparecer. Pero al morir
dejó detrás de sí su aguijón venenoso bajo la forma de proscripción del trabajo pro-
ductivo por los hombres libres. Tal es el callejón sin salida en el cual se encontraba
el mundo romano: la esclavitud era económicamente imposible, y el trabajo de los
libres estaba moralmente proscrito. La primera no podía ya y el segundo no podía
aún ser la forma básica de la producción social. La única salida posible era una re-
volución radical”17.
17 Marx, Carlos y Federico Engels. Obras escogidas. T. II, Ed. en español, Moscú, p. 280.
18 Engels, Federico. Anti-Dühring, óp. cit., p. 434.
116 Francisco Chaparro Zapana
A la par con ello, se agudizaban las contradicciones de clase entre los campe-
sinos libres y los grandes terratenientes. La competencia que hacía la gran produc-
ción, basada en el trabajo esclavizado desplazaba a los pequeños productores libres,
campesinos y artesanos, quienes también se veían agobiados por toda suerte de tri-
butos y cargas que el Estado les imponía, además de ser explotados por el capital co-
mercial y el usurario. Empujados los pequeños productores a la ruina, se convertían
en personas privadas de medios de producción y de sustento.
vinculados al terruño y podían ser vendidos con la tierra que trabajaban, sin embargo,
habían dejado de ser esclavos. Así surgió una nueva capa de pequeños productores,
quienes ocupaban una posición intermedia entre los hombres libres y los esclavos y
se hallaban más o menos interesados en su trabajo. Recibieron el nombre de colonos
y fueron los predecesores de los siervos de la Edad Media.
1 Avdakov, Polianski y otros. Historia económica de los países capitalistas. Ed. Grijalbo. México, 1965, pp. 98-104.
2 Editorial Grijalbo. Curso Superior de Economía Política. T. 1, México, 1965, pp. 53-54.
120 Francisco Chaparro Zapana
¿Cuáles eran las clases oprimidas amenazadas por las formas de produc-
ción esclavistas? En primer lugar, los esclavos y los campesinos; en segundo lugar,
los ciudadanos pobres y los trabajadores libres. Pero los esclavos eran incapaces de
consumar una revolución que derribara las viejas estructuras de la sociedad. Ellos
solo pudieron dar lugar a grandes insurrecciones (por ejemplo, la de Espartaco, en el
año 73 a. n. e. abrazó a más de cien mil combatientes efectivos), que solo llegaron
a obrar en un sentido destructivo en el seno de la sociedad esclavista, por cuanto
ellas no eran portadoras de las premisas para un nuevo y mejor orden social; de ahí
su incapacidad para desarrollar una ideología positiva, constructiva. Además, por
carecer de propuestas con perspectivas de poder, ningún otro estrato de la población,
ya sea artesanos o campesinos libres, aceptaba conformar con ellos un frente común
en sólida alianza contra el poder de la clase opresora. Por eso el Imperio romano
esclavista no fue derribado por la insurrección directa de sus clases oprimidas contra
la clase dominante.
3 Ponemos la palabra “nacional” entre comillas para subrayar el hecho de que no se trata todavía de naciones consti-
tuidas plenamente, sino de comunidades de las que nacieron, en el curso de la lucha contra Roma, “nuevas nacio-
nalidades” (Engels) y que ya en esa época tenían “características nacionales” (Engels).
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 121
Las tribus germanas que sometieron a Roma transitaban la época del régimen
patriarcal en pleno proceso de descomposición. Se trataba pues de un estadio inferior
de desarrollo de la sociedad que se imponía aquí frente a un estadio más evoluciona-
do. Esto era posible porque este último se encontraba en profunda crisis y en proceso
de regresión hacia la barbarie, hacia una forma social inferior; y también porque es-
4 Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, óp. cit., pp. 648-649.
122 Francisco Chaparro Zapana
Por lo tanto, la comunidad rural, a la que los germanos llamaban “marca”, era
aún de gran importancia en la vida social de las tribus invasoras. En ella, según las
regiones y las tribus, los germanos practicaban en parte la agricultura y en parte la
cría de ganado. Durante mucho tiempo cultivaban una mitad de la tierra, mientras que
la otra servía para pastoreo. Con el transcurrir del tiempo, al influjo de los progresos
técnicos, aumenta el número de tribus sedentarias o la duración de su sedentarismo.
Y la alternancia entre tierras de cultivo y de pastoreo llegó a ser más regular y con
intervalos más breves. Finalmente se llegó a la triple alternancia, ya muy difundida
en el siglo IX: un tercio de tierras queda por un año en barbecho, mientras en los dos
tercios restantes se cultivan cereales estivales e invernales. Al prosperar este sistema
de cultivos, ya en un estadio posterior del cultivo con pastizal, también se desarrolla
la propiedad privada de modo cada vez más intenso. Mientras originariamente la
tierra era sorteada cada año entre los miembros de la marca, con el transcurso del
tiempo el sorteo anual tiende a desaparecer; entonces, la tierra será trabajada con más
frecuencia por una misma familia durante largo tiempo, de modo que solo una parte
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 123
quedaría como propiedad comunal: las tierras baldías, los pastizales, los bosques y
las aguas. Este desarrollo, característico de los pueblos germánicos, tuvo lugar en
las regiones de Alemania, Francia, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Noruega, Inglaterra,
España, Austria e Italia. Posteriormente, las tierras de cultivo y los prados fueron
distribuidos por trienios entre los miembros de la comunidad. Pero, poco a poco, las
tierras más próximas a la casa y, más tarde, las de labranza comenzaron a ser trans-
mitidas en usufructo hereditario dentro de cada familia.
Cuando los germanos invaden Italia y saquean Roma en el año 410, no se tra-
ta de una conquista estrictamente económica, realizada con la expresa intención de
acumular riqueza; lo que ocurre es mucho más primitivo. Entonces, los germanos se
lanzan, como lo hacían antes, a la conquista de nuevos pastizales o de nuevas tierras
cultivables. Engels describe este proceso del siguiente modo: “Por haber librado a
los romanos de su propio Estado, los bárbaros germanos se apropiaron de dos tercios
de sus tierras y se las repartieron. El reparto se efectuó según el orden establecido
en la gens; como los conquistadores eran relativamente pocos quedaron indivisas
enormes extensiones, parte de ellas en propiedad de todo el pueblo y parte en pro-
piedad de las distintas tribus y gentes. En cada gens, los campos y los prados fueron
divididos en partes iguales, sorteándoseles entre todos los hogares… Los bosques y
los pastos permanecieron indivisos para su uso colectivo; este uso, lo mismo que el
modo de cultivar la tierra repartida, se regulaba según la antigua costumbre y por
acuerdo de la colectividad. Cuanto más tiempo llevaba la gens en su poblado, más
se iban confundiendo germanos y romanos y borrándose el carácter familiar de la
asociación ante su carácter territorial. La gens desapareció en la marca, donde, sin
embargo, se encuentran bastante a menudo huellas visibles de parentesco original
de sus miembros. De esta manera, la organización gentilicia se transformó desaper-
cibidamente en una organización territorial y se puso en condiciones de adaptarse
al Estado, por lo menos en los pueblos donde se sostuvo la marca (norte de Francia,
Inglaterra, Alemania y Escandinavia)”5.
6 Marx señala en el prefacio de El dieciocho brumario de Luis Bonaparte, que “en la antigua Roma la lucha de clases
solo se ventilaba entre la minoría privilegiada, entre los libres ricos y los libres pobres, mientras la gran masa pro-
ductiva de la población, los esclavos, formaban un pedestal puramente pasivo para aquellos luchadores”. (Obras
escogidas, p. 158).
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 125
rratenientes esclavistas. Con el tiempo, las tierras repartidas pasaron a ser propiedad
privada de los campesinos. Fue formándose así, una amplia capa de pequeños cam-
pesinos relativamente libres. Pero estos no pudieron conservar por mucho tiempo
su independencia; porque la consolidación de la propiedad privada sobre la tierra y
otros medios de producción fue acentuando inevitablemente la desigualdad patrimo-
nial entre los diferentes miembros de la comunidad rural. De entre los campesinos
aparecieron familias acomodadas y familias pobres. En unos casos, al profundizarse
las desigualdades, los miembros enriquecidos de la comunidad asumían cada vez
más una posición dominante dentro de la propia comunidad. En otros, las parcelas
campesinas pasaron a manos de los labradores más pudientes, quienes por una serie
de motivos se habían independizado de las comunidades y ampliado sus tierras a
expensas de la ruina económica de los vecinos. Así, las mejores tierras resultaron
concentradas en manos de las familias más ricas de la nobleza gentilicia y los jefes
militares. Y la gran masa de campesinos resultó despojada de sus tierras y sometida
al yugo de la dependencia personal de los nuevos grandes terratenientes, los señores
feudales.
Sobre las ruinas del Imperio romano se levantaron nuevos Estados menores.
Los terratenientes y el rey encabezaban la conducción del Estado. El rey distribuía
las tierras conquistadas entre sus allegados y estos, en reciprocidad, se comprome-
tían a servirle en la guerra bajo su mando. Así, él y sus jefes subalternos recibían en
propiedad gigantescas extensiones. La Iglesia (que cumple el rol de sostén ideológi-
co del naciente régimen feudal) se asocia con ellos. Esta no solo se asegura posesio-
nes cada vez mayores mediante guerras y conquistas, tal como lo hacen los príncipes
seculares, sino que también recibe en herencia grandes dominios a cambio de pro-
mesas de “vida eterna”. Inmensas extensiones de tierras terminan en manos de las
Una mayor parte de las tierras pertenecía a la hacienda del señor feudal. Otra
parte era entregada por este en usufructo a los campesinos, en condiciones muy gra-
vosas. El señor concedía (“parcelaba”) la tierra a los campesinos. Y quienes vivían
en las tierras del señor feudal dependían personalmente de este. Los campesinos se
hallaban, de un modo u otro, vinculados a la tierra. La parcela (o lote) entregada al
campesino aseguraba al propietario la mano de obra que le era necesaria. Los campe-
sinos, que usufructuaban hereditariamente sus lotes, estaban obligados a trabajar de
por vida y de generación en generación para el terrateniente, cuyos campos labraban
con sus propios aperos y su ganado de labor, o bien debían entregarle el plusproduc-
to, en especie o en dinero.
producto, del que se apropiaba el señor feudal. El plusproducto del campesino que
trabajaba en las tierras del señor y el creado en su propia microhacienda (del que
también era despojado), en conjunto, adoptan la forma de renta feudal del suelo.
Esta renta absorbía frecuentemente no solo el plustrabajo del campesino, sino in-
cluso una parte de su trabajo personal y el de sus familiares. La base de esta renta
eran la propiedad feudal sobre la tierra y el señorío directo del terrateniente sobre los
campesinos que dependían de su fundo.
Pero en la etapa del Alto Feudalismo, los aperos agrícolas eran muy escasos.
Los instrumentos de trabajo del labrador se reducían al arado primitivo con reja de
hierro, la hoz, la guadaña y la azada. Para moler el trigo, durante mucho tiempo se
empleó solo el molino de mano. Pero, una vez consolidado el régimen feudal, pro-
gresaron todas las ramas de la agricultura. Se perfeccionaron los instrumentos de
producción y los métodos de cultivo. El mejoramiento de los aperos ejerció influen-
cia decisiva en el avance de las labores agrícolas; se difundieron el arado de cuerpo
de hierro y otros instrumentos del mismo metal. Por entonces se inventó el molino
de viento y se perfeccionó el de agua, así como la prensa para la uva y algunos otros
dispositivos y mecanismos. Va imponiéndose poco a poco la rotación trienal de culti-
vos. Surgen nuevas ramas de cultivo, y se desarrollan en considerables proporciones
la viticultura, vinicultura, oleicultura, fruticultura y la horticultura. Se incrementó
también la ganadería, en especial la cría de ganado equino, estimulada por las nece-
sidades del servicio de transporte y el servicio militar de los señores feudales.
estas nuevas colonias de difícil creación era necesario ofrecer mejores condiciones,
porque de otro modo no se encontraba la fuerza de trabajo necesaria.
Por otro lado, después de las epidemias llegadas de Oriente y que ocasiona-
ron grandes pérdidas, la población retrocedió de tal modo que a las malas cosechas
determinadas por factores climáticos, a menudo, se sumaban otras por causa de una
aguda deficiencia de mano de obra apta. La deficiencia de mano de obra que ya se
hacía sentir en el siglo XIII, en el XIV llega a ser aún más fuerte. Por primera vez,
bajo el feudalismo, la falta de mano de obra se constituye en factor relevante en la
transformación de la estructura económica, como lo subraya M. Dobb en sus intere-
santes estudios. Y en efecto, para obtener y mantener mano de obra disponible, los
grandes señores feudales deberán hacer concesiones a los campesinos que a menudo
significan importantes libertades para estos. Lo que no denota un período de ímpetu
y progreso general para los campesinos europeos, pues a esta tendencia se opondrá
otra, en parte de igual eficacia, que conducirá a una más fuerte limitación de la liber-
tad y a la imposición de gravámenes aun más onerosos.
La hacienda del señor feudal –como también la pequeña hacienda del campe-
sino siervo– era, en esencia, una unidad de economía natural. Por tanto, cada feudo,
formado por la hacienda del señor y las aldeas de su jurisdicción, desarrollaba una
vida económica cerrada. Las necesidades del señor feudal y de su familia y las de su
numerosa servidumbre las satisfacían predominantemente, en los primeros tiempos,
con los productos obtenidos en la hacienda señorial y los que aportaban los campesi-
nos tributarios. Las grandes haciendas disponían también, más o menos, del número
requerido de artesanos para sus necesidades, reclutados la mayoría de ellos entre los
siervos domésticos. Estos artesanos confeccionaban los vestidos y calzados; fabrica-
ban y reparaban las armas, los aparejos de caza y los aperos de labranza; y construían
los edificios. La base existencial de la sociedad feudal era, por tanto, el trabajo de los
siervos de la gleba. Los campesinos, además de atender las faenas de campo, tenían
a su cargo una serie de trabajos relacionados con la producción de materias primas en
la misma hacienda, como hilar, tejer, confeccionar utensilios, aperos, etc.10.
10 Editorial Grijalbo. Manual de economía política. México, 1969, p. 42, de la Academia de Ciencias de la URSS, Insti-
tuto de Economía.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 133
crecer las ciudades y aparecer los artesanos, progresaron ampliando la división del
trabajo y el intercambio comercial entre la ciudad y el campo.
Durante las dos primeras etapas de la Edad Media, las ciudades y los oficios
progresaron débil y muy lentamente. Los artesanos de las ciudades producían para la
venta, pero era su propia parcela de tierra la que les suministraba la mayor parte de
los bienes necesarios de subsistencia. Con el tiempo, cuando los artesanos alcanzaron
un mayor perfeccionamiento en sus oficios y fue aumentando la productividad de su
trabajo, la actividad artesanal fue haciéndose cada vez más diversa y lucrativa.
Las personas más ricas de la población urbana eran los comerciantes. Las
actividades comerciales habían ido desarrollándose tanto en las ciudades originarias
de la época esclavista como en las de la época feudal. En casi todos los pueblos exis-
tieron durante el feudalismo corporaciones de comerciantes. Durante los siglos IX
y X alcanza particular desarrollo el comercio entre los países de Oriente y Europa,
con activa intervención del Estado.
solo pueden cubrir con la venta de sus mercancías una parte de sus gastos de produc-
ción, y, en consecuencia, se arruinan. Por el contrario, los productores cuyos gastos
individuales, gracias a las mejores condiciones de producción, son inferiores a la
media, se encuentran en situación ventajosa al vender sus mercancías y, por tanto,
se enriquecen. Por eso, la existencia de una producción mercantil más o menos de-
sarrollada determinó que ya en la sociedad feudal actuaran las leyes del valor y de
la competencia. La ley del valor se manifestaba, sobre todo, como la fuerza promo-
tora de la diferenciación de los pequeños productores, cuya mayoría se empobrecía
mientras que una minoría se enriquecía cada vez más, en especial en la época de la
desintegración del feudalismo y la acumulación primaria del capital.
El siguiente paso del proceso de acumulación originaria del capital fue la crea-
ción de una nueva disciplina del trabajo de los productores directos, subordinándolos
al sistema de explotación capitalista. Los poderes públicos, en apoyo al despojo de
tierras de los campesinos por los capitalistas, aprobaron leyes especiales para regular
el “amojonamiento de tierras”, e implantaron la nueva disciplina, aplicando una “le-
gislación sanguinaria” contra los “vagabundos” e “indocumentados”, para obligarlos
a acudir en busca de trabajo a las empresas capitalistas. Así, no solo los campesinos
despojados de sus tierras fueron convertidos en obreros asalariados, sino también los
artesanos arruinados por la competencia de la gran industria en desarrollo.
Con frecuencia, las riquezas amasadas por los mercaderes y usureros sirvie-
ron de base para fundar numerosas empresas capitalistas. Pero habían también otros
métodos de acumulación de riquezas, entre los cuales destacan: el saqueo colonial de
Así fue como se crearon las premisas para el desarrollo de la producción ca-
pitalista en el seno del feudalismo, mediante el saqueo y la ruina de la gran masa de
pequeños productores; mediante la guerra entre países por la dominación hegemóni-
ca, y mediante la esclavización de los pueblos coloniales.
de las causas de los males sociales: trazaron la pintura de las condiciones, a su juicio
ideales, de la sociedad en la que estos males podrían ser superados.
Los libros de estos utopistas describen un régimen social sin propiedad pri-
vada y sin ninguno de los vicios inherentes a ella. En esta sociedad, todos trabajan,
unos como artesanos, otros en la agricultura. Ninguna ocupación excede de seis e
incluso de cuatro horas al día, y los frutos de este trabajo bastan para satisfacer todas
las necesidades. Los productos se distribuyen con arreglo a las necesidades. La edu-
cación de los niños es de incumbencia social.
co-progresistas del pueblo. Pero en los siglos XVII y XVIII, la clase obrera era aún
muy débil, poco numerosa y se hallaba desorganizada.
1 El término “Economía de mercado”, en el presente texto contiene dos acepciones: una como sinónimo de sistema
de economía capitalista y otra como expresión general de cualquier tipo de economía de intercambio mercantil,
incluyendo a sus formas pre o poscapitalistas.
150 Francisco Chaparro Zapana
2 Palloix, Christian. L’èconomie mondiale capitaliste et les firmes multinationales, T. II. Edit. Francois Maspero, París,
abril 1975, p. 103.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 151
A las tres etapas también les son comunes rasgos esenciales, entre los cuales
destacan, ante todo, la propiedad privada sobre los medios de producción y la explo-
tación del trabajo asalariado. Las leyes económicas generales del capitalismo, como
la del valor-trabajo, la ley de la plusvalía, las leyes de la circulación monetaria, de
la acumulación y concentración del capital y muchas otras, también, tienen vigencia
en sus tres etapas.
3 Ibídem, pp. 106 y 107, en cita a Stephen Hymer (“The efficency (contradictions) of multinacional corporations” en
The American Economic Review, mayo 1970, n.° 2, p. 441).
152 Francisco Chaparro Zapana
viduales, vinculados solo por la división social del trabajo, están obligados a
intercambiar sus productos en calidad de mercancías.
D) El carácter espontáneo y anárquico de la producción social. Al interior de cada
unidad empresarial (microeconomía), el proceso productivo es organizado pla-
nificadamente, pero por acción del sistema predominante de propiedad privada
de los medios de producción, que fragmenta la economía nacional en numerosas
empresas privadas autónomas, se excluye la planificación del ámbito nacional,
generándose así inevitable y permanentemente la anarquía de la producción y el
mercado, la cual trae consigo pérdidas y destrucción de recursos.
Las propiedades utilitarias de las cosas son descubiertas por los hombres
como resultado del desarrollo histórico. Por ejemplo, los árboles han sido usados
desde la más remota antigüedad para construir viviendas y muebles, pero el empleo
de la madera para elaborar fibra sintética es muy reciente.
156 Francisco Chaparro Zapana
Pero en una economía natural los objetos también pueden tener un valor de
uso social. Así, el trigo, entregado en forma de tributo natural al terrateniente por el
siervo campesino era un valor de uso “para otros”.
no son equiparables entre sí; entre ellas hay diferencias cualitativas. Por ejemplo, el
trigo tiene un determinado valor de uso, un traje sirve como vestido, una silla para
sentarse, etc. Según sus valores de uso las mercancías son inequiparables porque
no es posible calcular, por ejemplo, en cuántas veces es más útil un par de anteojos
que un par de zapatillas. Sin embargo, como valores de cambio las mercancías son
equiparables entre sí, lo que se expresa perfectamente en determinadas proporciones
cuantitativas. Por ejemplo:
Por lo tanto, una misma mercancía no puede servir al mismo tiempo a una
misma persona en calidad de valor de uso y valor porque una forma excluye a la
otra. Para su productor la mercancía no posee valor de uso; esta le sirve solo como
medio de cambio por otra mercancía, es decir, se la emplea como valor y valor de
cambio. Al retener en sus manos el valor, el productor se desprende del valor de uso
de una determinada mercancía. Al contrario, en manos del comprador la mercancía
es empleada en calidad de valor de uso. De esta forma, no obstante que el valor de
uso y el valor de la mercancía se presuponen mutuamente, al mismo tiempo se
excluyen entre sí. Por lo tanto, el valor de uso y el valor representan en sí una unidad
de contrarios.
Pero el trabajo del hombre no es la única fuente que crea el valor de uso: la
riqueza social, que es el conjunto de valores de uso, se obtiene como el resultado de
la interacción del trabajo humano con los recursos naturales.
A diferencia del trabajo concreto, que crea el valor de uso, el trabajo abs-
tracto es la forma de trabajo que crea el valor. Por eso, allí donde no hay producción
mercantil, tampoco hay trabajo abstracto. El trabajo concreto existe en cualquier for-
ma de economía, pero su desdoblamiento en concreto y abstracto es un fenómeno
específico propio de la economía mercantil.
Pero los productores no solo gastan trabajo privado, sino también trabajo so-
cial, por cuanto entre ellos hay una división social del trabajo, en la práctica coope-
ran entre sí, porque unos trabajan para otros. Sin embargo, en la economía mercantil,
basada en la propiedad privada, el trabajo de los productores de mercancías solo está
encubierto (directa e indirectamente) por la forma social, y su carácter social llega a
descubrirse como tal solo a través del intercambio mercantil.
3.3. La importancia del análisis marxista sobre el doble carácter del trabajo
El significado trascendental del análisis sobre el doble carácter del trabajo,
efectuado por Carlos Marx, radica en que la base de este análisis contiene la fun-
damentación científica de la teoría del valor-trabajo en su expresión más elevada.
Los clásicos de la economía política llegaron a la conclusión correcta de que la
fuente del valor es el trabajo, no obstante, ellos no llegaron a esclarecer qué clase
162 Francisco Chaparro Zapana
El análisis del doble carácter del trabajo, realizado por primera vez por Marx, es
de excepcional importancia porque revela la naturaleza contradictoria de la producción
mercantil. La contradicción entre el trabajo concreto, privado, y el trabajo abstracto, so-
cial, es el punto de partida del desarrollo de todas las contradicciones no solo de la pro-
ducción mercantil simple, sino también de la producción mercantil capitalista.
la segunda, que éste tiende hacia el tiempo de trabajo gastado por las empresas de
mejor tecnología; y en la tercera, que éste tiende hacia el tiempo de trabajo gastado
por las empresas de tecnología más atrasada. Todo depende del peso específico de
los diversos grupos de empresas en la producción de un determinado tipo de mercan-
cía. En todos los casos, la determinación de la magnitud del valor de una mercancía,
según el tiempo de trabajo socialmente necesario, se efectúa en forma espontánea a
través de los mecanismos de la competencia en el mercado.
valores. Por ejemplo, a mediados del siglo XIX, cuando la tecnología productiva del
aluminio era aún rudimentaria, el precio de un kilogramo de aluminio en el mercado
mundial era aproximadamente de 45 dólares, y después que su fundición pasara a
procesarse con energía eléctrica, la productividad del trabajo en la siderurgia se ele-
vó varias veces y el precio del aluminio descendió a 0,55 dólares por kilogramo en
1913. En los EE. UU. el precio de una libra de aluminio descendió, posteriormente,
de 0,61 a 0,23 centavos de dólar entre 1916 y 1963.
Las mercancías producidas por el trabajo complejo contienen mayor valor que
las mercancías producidas por una cantidad igual de trabajo simple. Por ejemplo,
supongamos que 1 m3 de leña contiene 10 horas de trabajo simple, y un anillo de oro,
10 horas de trabajo del joyero; al intercambiarse ambas mercancías, lo más probable
es que el anillo no se cambie por 1 m3 de leña, sino por 10, 20 o más metros cúbicos
de leña. A primera vista pareciera que esta relación contradice a la teoría del valor-
trabajo, pero es sólo en apariencia.
El hombre, para calificar su mano de obra, debe aprender durante algún tiem-
po una determinada especialidad, invirtiendo en ese proceso también una determi-
nada cantidad de trabajo. Además, durante el aprendizaje el trabajador consume y
malogra muchos materiales en los cuales también está materializada una cantidad de
trabajo social. Entonces, para la sociedad el gasto de trabajo complejo representa:
a) los gastos de trabajo de quien aprende un oficio o profesión; b) los gastos de
trabajo de las personas que le enseñan; y c) los gastos de trabajo contenidos en
los materiales utilizados en el proceso de aprendizaje-enseñanza.
Las formas del valor en su evolución histórica son: a) la forma simple del
valor; b) la forma ampliada del valor; c) la forma general del valor; y d) la forma
dinero del valor.
En las etapas aurorales del desarrollo de la sociedad primitiva tenía lugar sólo
la forma casual y esporádica del cambio. Por ejemplo, si en una comunidad, en forma
casual, como resultado de una caza abundante se disponía del producto excedente y
en otra comunidad, también en forma casual, se disponía de una cantidad excedente
de peces, entonces, al entablar relaciones entre sí ambas comunidades podían inter-
cambiar sus respectivos productos excedentes: carne por peces.
sin la forma equivalente. La forma equivalente del valor, a su vez, no es posible sin
la forma relativa.
De otro lado, los dos elementos de la forma simple del valor se excluyen
mutuamente el uno al otro. En el proceso del cambio, cada mercancía asume bien el
rol de forma relativa o bien la forma equivalente del valor, pero no puede encarnar
ambas formas al mismo tiempo. De modo que las formas relativa y equivalente son
los dos polos de una misma expresión del valor.
directa al sentido y grado de variación de las magnitudes de sus propios valores. Por
ejemplo, si el valor de A disminuye en 50% y el de B aumentan en 100% entonces:
A: 1 venado = 25 bonitos
(50 h-h de t. s.) (1 bonito = 2 h-h de t. s.)
O en su defecto:
1 venado = 100 bonitos
(200 h-h de t. s.) (1 bonito = 2 h-h de t. s.)
La mercancía que asume la forma relativa del valor actúa directamente como va-
lor de uso, como producto de un trabajo privado concreto. No es necesario, por ejemplo,
equiparar una tela con un trozo de hierro para descubrir que la tela es producto del teje-
dor, que posee un valor de uso y que de ella se puede confeccionar vestidos.
Pero la mercancía por ser, al mismo tiempo, materialización del trabajo social
abstracto, posee valor. Sin embargo, este segundo aspecto se encuentra camuflado en
la mercancía y sólo se descubre al equiparársela con otra. Por eso la mercancía que
asume el papel de equivalente participa en forma directa como la materialización del
valor, como la personificación del trabajo social abstracto.
establecimiento regular del cambio. Las tribus pastoras o ganaderas producían car-
nes, pieles, grasas y otros productos pecuarios por encima de sus elementales nece-
sidades, y la tribus agricultoras producían granos, frutas, verduras y otros productos
en cantidades también mayores a las necesarias para satisfacer su consumo interno.
Sobre esta base surgió y se consolidó el intercambio sistemático entre las primeras
comunidades ganaderas y agricultoras.
Así como los medios de producción y los productos del trabajo eran de propie-
dad social, también el intercambio de mercancías se llevaba a cabo no entre personas
individuales privadas, sino entre comunidades primitivas, a través de sus jefes triba-
les. Entonces, la necesidad del cambio estaba determinada por la división social del
trabajo y por la existencia de diferentes colectividades de propietarios de los me-
dios de producción y de los productos del trabajo (cada comunidad se contraponía
a otra como propietaria independiente). Posteriormente, al desarrollarse las fuerzas
productivas de la sociedad, cuando el régimen comunal empezó a descomponerse y
los productos del trabajo (ganado, tierras de cultivo, granos, etc.) se transformaron
de propiedad colectiva a propiedad privada, el tipo de intercambio colectivo también
fue sustituido gradualmente por el tipo de intercambio individual. La necesidad de
la forma privada del cambio fue impuesta por la división social del trabajo y por la
propiedad privada de los medios de producción y de los productos de consumo.
Por ejemplo:
= 1 frazada, o
= 1 carnero, o
1 saco de trigo = 6 moldes de queso, o
= 1 piel de vacuno, o
= 2 brazadas de paño, etc.
batúa cambiaba carne disecada por bananas, frutas secas, maíz u otros productos a
las tribus vecinas, al igual que muchas tribus de la Amazonía peruano-brasileña.
En tercer lugar, el cambio directo de una mercancía por otras se hacia impo-
sible con frecuencia, porque el trabajo de los productores privados requería de un
reconocimiento social generalizado, pero eso no era posible porque la mercancía
producida poseía valor de uso no para todos los miembros de la sociedad, sino sola-
mente para una parte de ella.
x A = 5 carneros =
y B = 10 sacos de trigo =
z C = n mercancía G 30 moldes de queso = 1 res
n D = 20 Kg. de lana =
p G = 10 sacos de trigo =
Etc.
Según la forma ampliada del valor, a la mercancía que asume la forma rela-
tiva del valor se le oponen muchas mercancías equivalentes. Por el contrario, bajo
la forma general del valor, al conjunto de mercancías que asumen la forma relativa
del valor se les opone un equivalente universal. Entonces, cada mercancía no es ya
intercambiada directamente por otras mercancías diferentes, porque sus poseedores
las cambiarán por una sola mercancía que servirá de equivalente general y solo des-
pués cambiarán a esta última por las mercancías que les son necesarias (o sea, M-D
y D-M).
Como resultado del desarrollo posterior del cambio, de entre dos o más mer-
cancías, que alternadamente cumplían el rol de equivalente general o universal, fue
destacando una que empezó a desempeñar esta función en forma permanente. Así
es como fue surgiendo gradualmente la forma dinero del valor. La diferencia entre
la forma dinero del valor y la forma universal no consiste en qué objeto (ya sea el
ganado o el oro) sirve como equivalente universal, sino en si el rol de equivalente
general se consolidó en una determinada mercancía (cualquiera que ella fuera) o no.
Mientras el rol de equivalente general aún no se consolida en una mercancía única,
cuando una determinada mercancía (por ejemplo, el ganado) sirve de equivalente
general solamente por un tiempo corto y en el ámbito de un mercado local, ésta con-
tinúa siendo la forma general del valor. Pero cuando una determinada mercancía
(aunque fuera el ganado) monopoliza en forma permanente el rol de equivalente
general, entonces estamos ante la forma dinero del valor.
do desarrollo natural y espontáneo, apareció la forma dinero del valor. Con la apari-
ción del dinero, todas las mercancías empezaron a expresar con regularidad su valor
en una forma valorativa única, a través de la mercancía-dinero, la cual monopoliza
la función de equivalente general. Y al valor de la mercancía expresado en dinero
se llama PRECIO de las mercancías.
La ley del valor actúa en cualquier forma de economía mercantil, pero la natu-
raleza de su accionar depende de la forma imperante de propiedad de los medios de
producción. Tanto en la economía mercantil simple como en la mercantil capitalista,
la ley del valor actúa de modo espontáneo, ya que ambas se basan en la propiedad
privada de los medios de producción. Por el contrario, en la economía socialista,
cuya base es la propiedad social, la ley del valor será usada consciente y planificada-
mente según los intereses de la sociedad.
5.2. La ley del valor como instrumento regulador del desarrollo espontáneo
de la economía de mercado
Para satisfacer adecuadamente las múltiples necesidades de la sociedad, la
suma total de su trabajo social debe ser distribuida para producir los diversos bie-
nes y servicios en las proporciones correspondientes. Por ejemplo, la extracción del
carbón de piedra debe encontrarse en proporción con la fundición de los materiales
ferrosos necesarios; asimismo, la producción de hierro y acero debe guardar propor-
ción con la producción de máquinas, herramientas y otros artefactos elaborados con
esos materiales.
y en qué cantidades producirlas. Pero en el largo plazo estas desviaciones entre los pre-
cios y el valor, hacia arriba y hacia abajo, se equilibran mutuamente, de modo que en
promedio las mercancías son comercializadas según su valor.
5.3. La ley del valor como acelerador del desarrollo espontáneo de las fuer-
zas productivas
La comercialización de las mercancías según su valor, trae consigo mayores
beneficios para aquellos productores cuyos gastos individuales de trabajo son meno-
res que el tiempo de trabajo socialmente necesario, ya que ellos no solo compensan
el trabajo gastado, sino que además obtienen una ganancia adicional.
5.4. La ley del valor como base del proceso de diferenciación entre los pro-
ductores
Muchos economistas burgueses (por ejemplo, Gray en Inglaterra, Proudon en
Francia) consideraban la ley del valor como la “ley del cambio justo” y suponían
que si su accionar no se obstruía, reinaría la armonía y la igualdad más plena. Se-
mejante idealización de la ley del valor es errada. Por lo general la ley del valor no
promueve de manera espontánea la igualdad económica entre los empresarios, como
equivocadamente afirman algunos economistas burgueses; por el contrario, de modo
permanente se genera entre ellos la desigualdad y el desequilibrio económico de la
sociedad, cuyas consecuencias extremas son las crisis económicas del sistema.
176 Francisco Chaparro Zapana
Esto se explica por el hecho de que los gastos individuales de trabajo no coinci-
den con los gastos de trabajo socialmente necesarios. Figuremos que con un tiempo de
trabajo socialmente necesario de 5 horas para producir 1 metro de paño, hay un primer
grupo de productores que gasta 5 horas efectivas de trabajo; un segundo grupo que solo
gasta la mitad, o sea 2,5 horas; y un tercer grupo que gasta el doble de tiempo, es decir 10
horas de trabajo individual. En consecuencia, al venderse el paño según su valor social
de 10 dólares cada metro (suponiendo que cada hora de trabajo socialmente necesario
produce un valor de 2 dólares), unos productores obtendrán de la venta de los productos
de su trabajo diario (con una jornada diaria de 10 horas) 20 dólares; los otros, 40 dólares;
y los terceros, solo 10 dólares. En definitiva, tanto el enriquecimiento de algunos em-
presarios como el empobrecimiento, e incluso la ruina económica de muchos otros, es
el resultado inexorable de la acción espontánea de la ley del valor.
Hasta ahora suponemos que las mercancías son vendidas sobre la base de sus
valores. Pero las desviaciones espontáneas de los precios en relación a la magnitud
del valor, agudizan aún más las diferencias entre los empresarios. Está claro que con
la elevación de los precios los dueños de las mercancías ganan, y con la caída de los
mismos, pierden.
Esta función de la ley del valor la revelaremos con mayor amplitud en el siguiente
capítulo.
6. EL FETICHISMO MERCANTIL
cían bienes con el trabajo colectivo y los distribuían entre sí en forma igualitaria. El
trabajo social conjunto no estaba conformado por un complejo de trabajos privados,
sino que cada trabajo concreto representaba una partícula del trabajo social. En tales
condiciones las relaciones sociales de producción de los hombres no se cosificaban,
no adoptaban las formas de relaciones entre cosas u objetos.
5 Ver: Backhaus, Hans Georg. Dialéctica del valor. Contribución à la théorie marxista de la connaissance/Beisträge zur
marxistischen Erkenntnistheorie. Alfred Schnidt editor, Frankfort, Suhrkamp Verlag, 1969.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 181
el mismo precio natural que un quintal de harina; pero si la productividad del trabajo
en la extracción de plata se duplica, entonces el precio natural de un quintal de harina
será de dos onzas de plata. De esta forma, W. Petty hizo un análisis correcto de la
magnitud del valor de las mercancías.
Sin embargo, este autor no fue capaz de desarrollar hasta sus últimas conse-
cuencias la teoría del valor-trabajo; él compartía diversas definiciones del valor con-
tradictorias entre sí. En algunos pasajes, Smith sostiene que el valor de la mercadería
está determinado por la cantidad de trabajo gastada en su producción, pero en otros,
dice que el valor está determinado por la cantidad de trabajo comprado a cambio de
una mercancía dada. Además, él relacionó la definición del valor de las mercancías
con el trabajo de “la sociedad en su estadio primitivo”, en cuya interpretación incluía
la economía mercantil simple. Para el capitalismo, Smith deducía el valor de la suma
de tres clases de rentas: el salario, la ganancia y la renta. Pero esta definición del va-
lor a través de los ingresos se contradecía con la definición basada en el trabajo.
A David Ricardo le cupo el mérito de liberar la teoría del valor de las limi-
taciones y contradicciones de Smith. Proclamaba resueltamente que “el valor de
cambio de las mercancías está determinado por la cantidad de trabajo materializado
en ellas”7, es decir, gastada en su producción. Al mismo tiempo, Ricardo aplicó la
ley del valor a la producción capitalista, superando la interpretación estrecha y limi-
tada de Smith en el sentido de que esta ley solo actúa en el período de la producción
mercantil simple.
nes de los precios del valor, pero no dan ninguna explicación científica de la esencia
del propio valor. Si en el mercado la demanda de hierro se equilibra con su oferta, y,
a la vez, la demanda de cobre se equilibra con su oferta, entonces el hierro y el cobre
se intercambiarán según sus valores, pero la referencia a la demanda y la oferta no
puede explicar por qué, por ejemplo, en el proceso del intercambio: 1 castor es igual
a 2 ciervos o 1 kg de cobre es igual a 5 kg de hierro.
Böhm-Bawerk ilustraba esto con el ejemplo del “colono primitivo que vive
solo en su cabaña del bosque”. Él supone que el colono dispone de cinco sacos de
granos, de los cuales el primer saco le sirve para saciar su hambre y no morir; el
segundo saco, para mejorar la dieta alimenticia; el tercero, para alimentar a sus aves
de corral; el cuarto, para preparar licor, y finalmente el quinto saco lo emplea para
alimentar a los loros, domesticados para la distracción. Según la teoría de la utilidad
marginal, el segundo saco de granos tiene menor valor que el primero, el tercer saco
menos que el segundo, etc., de modo que la utilidad puede ser expresada mediante
una serie de cifras decrecientes: 10, 9, 8, 7 y 6. La utilidad del quinto saco de granos,
representada por la cifra 6, es la utilidad marginal, la cual determinaría el valor de
cambio de los granos.
La teoría ecléctica del valor tiene como punto de partida “la ley de la
oferta y la demanda”, a la cual considera como reguladora de los precios de las
mercancías. De ahí es que los capítulos 4 y 18 del manual de P. A. Samuelson y
W. D. Nordhaus –Economía– se intitulan: “La oferta y la demanda: sus elemen-
tos básicos” y “La determinación de la producción y el precio por la oferta y la
demanda”, respectivamente. Asimismo, los partidarios de dicha teoría reconocen
que la oferta y la demanda, a su vez, dependen de los precios, mientras la deman-
da de una mercancía varía en proporción inversa a la variación del precio (cuanto
más alto es el precio de una mercancía tanto menor es su demanda), y la oferta
varía en proporción directa al precio (cuanto más elevado sea el precio de la mer-
cancía tanto mayor será su oferta). Marshall delimitó “los precios de demanda”
y “los precios de oferta”, incluyendo entre los primeros aquellos precios por los
cuales los compradores estarían dispuestos a pagar por una determinada mercan-
cía, y entre los últimos a aquellos precios por los cuales los vendedores estarían
dispuestos a vender su mercancía. Si el precio de una mercancía es menor, enton-
ces su demanda será mayor, y su oferta será pequeña, ya que la demanda supera
a la oferta, lo que trae consigo la elevación del precio. A medida que se eleva el
precio, la demanda de la mercancía será menor, y su oferta será mayor. Al fin de
cuentas, el precio de la mercancía se establece en un nivel dado, en el cual se
alcanza el equilibrio entre la demanda y la oferta. Samuelson y Nordhaus sostie-
nen: “Nuestra tarea consiste en poner a trabajar los instrumentos de la oferta y la
demanda: para mostrar cómo nos sirven para explicar las variaciones del precio,
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 187
tanto a corto plazo como a largo plazo (...) Siempre nos preguntaremos en qué
medida y con qué grado de eficiencia cumple nuestro equilibrio de la oferta y
la demanda sus funciones básicas, y comprobaremos la equidad o la justicia del
sistema de precios, además de su eficiencia” 10.
La teoría ecléctica del valor, al igual que las demás teorías burguesas vul-
gares y subjetivas, se caracteriza por reducir el valor a las simples correlaciones
cuantitativas y a las proporcionalidades del cambio de las mercancías, en tanto
creado es producto del trabajo del hombre y todos los factores restantes, como el
capital, la tecnología, las materias primas, el sistema de organización e inclusive
todo el know how de las empresas, son resultados del trabajo pretérito del hombre, es
decir, es trabajo materializado o trabajo muerto.
Ahora bien, semejante análisis presupone que el eje central que regula la de-
manda y la oferta de una mercancía en el mercado es la ley de valor, y que el pre-
cio como su expresión monetaria estará determinado más o menos en función de
la cantidad de trabajo abstracto necesario para su producción; si un producto tiene
valor, es por ser resultado del trabajo del hombre, no obstante, algunos fácilmente
argumentan que en la era digital o período de la globalización hay muchos bienes
y servicios en los que el trabajo no tiene mucha relevancia y, sin embargo, tienen
mucho valor, sobre todo los productos de alta tecnología y que por lo tanto la noción
de valor asociado únicamente con el trabajo no tiene validez.
Es más bien irónico que a medida que la era de la información se cierra en tor-
no a nosotros, las organizaciones se están volviendo más dependientes de la gente de
lo que nunca lo habían sido. La capacidad de los ordenadores para captar, procesar
y distribuir información nos deja perplejos. Pero las empresas siguen hoy más que
nunca dependiendo del trabajo abstracto complejo, es decir, de la inteligencia, crea-
tividad y experiencia para convertir esa información en conocimiento útil y buenas
decisiones, es tan así la dependencia de las organizaciones respecto al ser humano
que el trabajo abstracto complejo (creatividad, experiencia y conocimiento), está
desplazando al capital, el conocimiento humano es la fuerza motriz del desarrollo de
las organizaciones, por eso no importa cuánto capital tenga una empresa si los seres
humanos que ahí laboran son mediocres la organización siempre será mediocre. La
grandeza de Microsoft o de Linux no se deriva del capital sino de la inteligencia, del
ingenio creativo de sus fundadores.
mucha dificultad para penetrar en mercados desarrollados. De ahí que los términos
de intercambio en el mercado internacional sean desiguales. Ahora bien dicha divi-
sión del trabajo abstracto, en trabajo abstracto simple y trabajo abstracto complejo,
solo es una orientación metodológica para vislumbrar el hecho real de que aun con
la tecnología más avanzada el ser humano con su trabajo simple o complejo es el
único que crea valores agregados y que la telemática, la informática así como la
creación de nuevos software y hardware inteligentes aceleran la productividad en la
producción y como resultado aumenta la cuota de plusvalía, ¿pero son acaso estos
últimos los que crean valor? Por supuesto que no, ellos (el software y el hardware),
son trabajo anticipado o trabajo pretérito creado por el trabajo abstracto complejo
(inteligencia, creatividad e innovación).
8.2. La ley del valor como teoría crítica de las actuales contradicciones de la
globalización
La teoría del valor de Marx actualmente es una reflexión esencial por las ideas
críticas que contiene para captar integralmente el siglo XXI14, así como las prin-
cipales formas, funciones y estructuras contradictorias y destructivas que tiene la
dinámica económica y global de la sociedad capitalista. A continuación la extracta-
mos sucintamente en las siguientes tesis de mayor vigencia y trascendencia por su
potencialidad crítica:
1. La teoría del valor de Marx es la primera y, hasta ahora, la única teoría cientí-
fica crítica que ha captado el conjunto de la economía como una totalidad or-
14 Ver: Cobière, Emilio J. El mito de la globalización capitalista. Socialismo o barbarie, editado por e-libro.net, enero
2002.
192 Francisco Chaparro Zapana
La ley del valor explica adicionalmente que la expresión colectiva del trabajo
y las necesidades propias de la sociedad mercantil no ocurre como un proceso
de comunicación directamente comunitario y autogestivo, como comunica-
ción abierta y transparente entre los miembros de la sociedad, sino como un
extraño y absurdo proceso de “conversación” indirecto cedido a las relaciones
de intercambio entre las mercancías mismas. Lo que les impide a las personas
reconocer cotidianamente la vida de sus propias relaciones interpersonales
al momento de crear, reproducir y desarrollar la riqueza objetiva y subjetiva.
La ineludible necesidad de comunicación es satisfecha entonces mediante un
proceso represivo de representaciones simbólicas cosificadas e inconscientes
generadas mediante el poder autónomo que la mercancía y el dinero adquieren
mediante su grado de fetichización (ver: sección 6 del presente capítulo).
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 195
5. Cuando la teoría crítica del valor descifra la necesidad histórica que la socie-
dasd tiene de organizar la distribución de la riqueza partiendo de la medición
del desgaste promedial del trabajador, dando pie al intercambio equivalente
de mercancías como intercambio de magnitudes de valor o de mortificación
laboral, también se descifra la magnitud de valor como la base general so-
bre la que se levanta la sociedad burguesa. La ley del valor muta en ley de
la plusvalía como expresión del deseo de apropiación de las magnitudes de
aquel desgaste laboral que miden los valores de las mercancías, pero ya no
como deseo de intercambio recíproco de desgastes laborales entre productores
privados, sino como afán por apropiarse unívocamente del desgaste laboral de
los otros.
El hecho de que sea la ley del valor y la plusvalía la que empuja el desarrollo
de la revolución científico-técnica, implica que la automatización creciente
del proceso de trabajo desde su origen es distorsionada siempre íntegramente
para extorsionar mejor a los trabajadores asalariados. Pero, más allá de esta
finalidad mezquina, de modo contrafinalista para el propio capital, ocurre que
el desarrollo de la automatización del proceso de producción ocasiona que
la elaboración unitaria de cada mercancía requiera tendencialmente de cada
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 197
8. Es así como la globalización del mercado capitalista y su ley del valor han
terminado produciendo un descomunal autómata disforme y perverso de
escala global. Un autómata que está organizado como redes crecientes inter-
conectadas de forma supranacional, a la manera de fábricas inmuebles globa-
les de alta tecnología (caso de la industria automotriz, o aérea); en ocasiones
como redes jerarquizadas verticalmente a la manera de fábricas inmuebles y
semimuebles (como el caso de la industria textil y sus sistemas de sofisticadas
fábricas y maquiladoras periféricas); o como un nuevo sistema creciente de
fábricas completamente móviles (caso de los barcos factoría de la talabartería
asiática, los barcos pesquería o los barcos de procesamiento industrial del pe-
tróleo, o también es el caso de los “conteiners factoría” de la industria minera
o la nueva megaestación espacial apta para las nuevas manufacturas de la
nanotecnología, la ingeniería genética, etc.).
La gran red del autómata global es una nueva realidad que sobre todo madura
en el hemisferio norte como un entramado cada vez más orgánico e integrado
por el tupido desarrollo de diversas y yuxtapuestas infraestructuras físicas de
servicios de redes intermodales, electroinformáticas, energéticas y de agua,
que enlazan de forma compleja pero en tiempo real (simultánea) a la totalidad
de los centros de producción urbano-industrial (o tecnopolis globales).
ejemplar de las nuevas redes tejidas por las tecnologías transgénicas que
parten del empleo de complejos biotools electroinformáticos pero que a la
vez tejen una trama entre los monopolios metropolitanos de semillas y sus
códigos genéticos con el control de la totalidad de los campos de cultivo y
la totalidad de las granjas del mundo.
Sobre esta compleja base material discurren los flujos de capitales productivos
(industriales, agropecuarios, etc.), que a su vez brindan una base a los flujos
de capitales comerciales y financieros. Operaciones financieras y comerciales
que a su vez apuntalan la expansión progresiva del capital industrial. Por eso
la ley de la plusvalía deviene en ley de integración mundial del capital, y esta
en ley de la globalización específicamente capitalista, siempre y cuando la
globalización total se base en la globalización del capital industrial (y no en
la del capital financiero o la del capital comercial, según rezan las teorías del
imperialismo).
De ahí que la viciada necesidad de tener que crear una problemática su-
perpoblación creciente y el resultante plustrabajo de los empleados, sean
los dos resultados básicos ocasionados por el violento desgobierno y los
progresivos desencuentros entre la técnica y la demografía.
En los momentos cíclicos de mayor euforia, la ley del valor y las funciones ca-
pitalistas del dinero estimulan la neurótica ceguera regulatoria del Estado; de
la misma manera que estimulan las crisis económicas, y muy especialmente
las crisis en la fe financiera del Estado como prestamista de rescate (Klinde-
berger), cuando la crisis crediticia muta en crisis industrial, recesión, crisis de
los servicios financieros, comerciales, etc.
11. Por este motivo, la ley del valor, aunque parte de la consideración de la tota-
lidad de las relaciones orgánicas entre la producción y el consumo, no supone
ni implica ingenuamente la existencia de un equilibrio reproductivo armóni-
co dentro del metabolismo capitalista. Pues parte de la consideración de la
manera progresivamente compleja en que operan los principios sacrificiales
200 Francisco Chaparro Zapana
del desgaste de los trabajadores y sus necesidades, así como los principios
sacrificales de la explotación del trabajo y la tierra implícitos en la máquina,
o los principios sacrificiales operantes en las contradicciones entre las FPT y
las FPP, y en las contradicciones de la circulación y la producción, o entre
las divergentes composiciones orgánicas de capital de los diversos capitales
industriales de la ramas de la división social del trabajo (que requieren de la
tasa media de ganancia), así como entre los diversos tipos de capital (indus-
trial, comercial y financiero), entre el trabajo presente y el trabajo futuro (que
encarna en la fe del crédito) o entre los capitales y los terratenientes. Pues todo
este tipo de contradicciones sacrificiales no implican ni pueden implicar un
equilibrio ecológico.
¿La manera en que la crisis ambiental actual –según los Foros Mundiales
de Kyöto y Copenhague– ha obligado a tenerlo relativamente en cuenta,
querrá decir que el capitalismo cambió de forma de operar, o que en tanto
la teoría del valor ignora los pasivos ambientales ha vuelto obsoleta su capa-
cidad científica? En primer lugar, lo que el capitalismo podría contabilizar a
lo más es solo un segmento de las consecuencias ambientales, no el equilibrio
de la sociedad con la naturaleza, en el largo plazo. En segundo lugar, la teoría
del valor nunca se ha dedicado a calcular cual es el TTSN. Pues considera que
este es intangible. El caos ambiental lo único que ocasiona es que torna más
invisible al TTSN.
Por ello, aunque la teoría del valor no sirve para facilitar la organización prag-
mática de los mercados de servicios ambientales, si que sirve como una ex-
traordinaria herramienta para movernos ante la disyuntiva crucial de nuestro
tiempo: socialismo o barbarie capitalista.
Sistema monetario
El dinero, ante todo, es una mercancía que, desde su propio origen, se disgre-
gó de modo espontáneo y paulatino del universo restante de mercancías en circula-
ción, mediante un prolongadísimo proceso de desarrollo de las formas históricas del
cambio (o del valor). Históricamente, en diversas épocas y en distintos pueblos del
mundo, el rol de dinero-mercancía ha sido desempeñado por diferentes productos: el
ganado, la sal, el tabaco, la coca, los granos, las conchas marinas, etc.1. Con el correr
del tiempo, la función del dinero terminó encarnándose en los metales preciosos (oro
o plata), cuyas propiedades de homogeneidad, divisibilidad, conservabilidad y trans-
portabilidad le permitieron adaptarse con mayor facilidad al cumplimiento de sus
funciones. Pero después de separarse del universo mercantil, el dinero no pierde su
condición de mercancía, continúa conservando las propiedades esenciales inherentes
a toda mercancía: valor y valor de uso.
Por eso, el dinero no es una mercancía cualquiera; cumple un rol social muy
especial contraponiéndose y equiparándose con todas las demás mercancías en cir-
culación.
Con la aparición de la forma dinero del valor todo el universo mercantil se di-
vide en dos polos contrapuestos: la mercancía y el dinero. Cada una de las mercan-
cías comunes y corrientes a menudo actúa directamente solo como valor de uso; pero
el valor se encuentra oculto en la mercancía, y se descubre cuando esta es equiparada
con el equivalente universal: el dinero. De esta forma, el dinero, en contraposición
1 Ver: Sedillot, René. Historia de las principales monedas. Cap. XIII, Madrid, 1975, p. 179.
204 Francisco Chaparro Zapana
a todas las demás mercancías, actúa como la encarnación universal y directa del
valor.
Tanto en la mercancía como en el dinero están contenidos en sí el trabajo con-
creto y el trabajo abstracto. Pero cada mercancía actúa en forma directa solo como
producto del trabajo concreto, mientras que el trabajo abstracto permanece oculto en
aquella y se manifiesta solo al ser equiparada con el dinero. Por eso el dinero, en
contraposición a todas las demás mercancías, actúa como la encarnación univer-
sal y directa del trabajo abstracto.
Así, el dinero como una mercancía específica, que sirve de equivalente uni-
versal, posee los siguientes rasgos que lo caracterizan: 1. A través de su valor de uso
se manifiesta el valor de todas las otras mercancías; 2. El trabajo concreto contenido
en el dinero sirve de forma universal de manifestación del trabajo abstracto; y 3. El
trabajo privado contenido en el dinero actúa directamente como trabajo social.
mediante las palabras del banquero Andermath: “En las grandes batallas de nuestros
días se enfrentan las monedas. Para mí las monedas de cien son como pequeños sol-
daditos en pantalonetas rojas; las monedas de veinte francos, los tenientes brillantes;
los billetes de cien francos, los capitanes; y los de mil francos, los generales. Y yo
también tomo parte en esta batalla. Yo combato desde el amanecer hasta el anoche-
cer: con todos y contra todos en este mundo, ¡que Dios me ampare!”.
Durante el régimen esclavista, el dinero ya era usado como medio para comprar
esclavos y, a la vez, servía como elemento influyente que ampliaba la explotación
esclavista. Además, tanto en el esclavismo como en el feudalismo los comerciantes
y los usureros empleaban sus tesoros monetarios para explotar a los pequeños pro-
ductores: los comerciantes compraban los productos de los artesanos y campesinos
a precios inferiores a su valor, y los usureros otorgaban a los pequeños productores
préstamos con tasas de interés expoliadoras. El dinero servía también como instru-
mento de explotación a los pequeños productores de parte de los estados esclavista y
feudal, imponiendo elevados aranceles a los artesanos y campesinos. Finalmente, en
la última etapa del feudalismo, al descomponerse la economía natural y producirse el
tránsito de las formas de renta en trabajo y en especie a la forma monetaria, el dinero
contaminó las relaciones entre el señor feudal y los campesinos, constituyéndose en
el medio de enajenamiento del trabajo adicional.
La particularidad de la función del dinero como medida del valor es que esta
puede ser asumida por el dinero ideal, cuando los poseedores de las mercancías lo re-
presentan solo imaginariamente en tanto no disponen del dinero en efectivo. Porque
antes de ser intercambiadas, las mercancías son equiparadas imaginariamente, y así una
gran suma de valor puede ser expresada en dinero sin necesidad de la presencia física
de una pizca de oro en manos del poseedor de la mercancía.
Sin embargo, la función de medida del valor no la cumplen los signos conven-
cionales, sino el dinero real de pleno valor, es decir, aquel que posee su propio valor
autónomo. Porque medir el valor de algo que no tiene valor es tan imposible como
medir el peso de algo que carece de peso.
El valor de una mercancía expresado en dinero es su precio. Pero así como las
magnitudes del valor de las diversas mercancías no son iguales, así también estas se
expresan en diferentes cantidades de oro (o plata). Para equiparar aquellas magnitudes
de valor, es decir, para comparar los precios de las mercancías, es necesario establecer
una determinada cantidad del metal-dinero como una unidad de medida o patrón. El
patrón de precios es una determinada cantidad de oro en peso adoptada como unidad
monetaria en un país dado, que sirve para medir los precios de todas las demás mercan-
cías. Por ejemplo, en los EE. UU. el dólar está considerado por mandato de ley igual a
1/35 de onza de oro puro, o sea cerca de 0,89 gramos de oro puro.
El dinero funciona como medio de pago no solo cuando se tiene que cancelar por
las mercancías compradas al crédito, sino también cuando se amortizan otras obliga-
ciones de pago, por ejemplo, cuando se devuelven los préstamos de dinero, o cuando se
cancelan los abonos por pagos de alquiler de la tierra, o al pagarse los impuestos, etc.
Cuando el cambio era aún poco desarrollado, solo los valores de uso exce-
dentes se transformaban en tesoro, al que se solía enterrar para su conservación.
Con el desarrollo de la economía mercantil, la acumulación de tesoros se hace una
condición indispensable para el funcionamiento regular de la misma. El productor de
mercancías debe comprar permanentemente artículos de consumo personal y medios
de producción; pero la venta de sus propias mercancías depende de factores espontá-
neos del mercado, los que no siempre funcionan con regularidad. Sin embargo, du-
212 Francisco Chaparro Zapana
rante el período en que sus mercancías todavía no logran ser vendidas, el productor
necesita comprar mercancías ajenas. Y para comprar sin vender, hace falta primero
vender sin comprar, es decir, que es necesario convertir previamente en tesoro el
dinero obtenido a cambio de las mercancías.
Q # P 1000 # 200
D=
T = 10 = 20 000 dólares
Q # P 2000 # 200
D=
T = 10 = 40 000 dólares
Q # P 1000 # 400
D= = 40 000 dólares
T = 10
Esta ley explica los fenómenos económicos de la vida real, los que a simple vista
se presentan en forma distorsionada. Por ejemplo, después del descubrimiento de Amé-
rica los precios de las mercancías en Europa se elevaron vertiginosamente. Muchos
estudiosos explican este fenómeno como un simple incremento de la cantidad de dinero
circulante. Pero, en realidad, la causa de fondo fue otra: la elevación de la productividad
del trabajo en la extracción de metales preciosos provocó la disminución del valor del
oro y la plata; esto ocasionó la elevación de los precios de todas las mercancías y, a
consecuencia de esta elevación, aumentó la cantidad de dinero circulante.
2 Marx, Carlos. Contribución a la crítica de la economía política. Buenos Aires, 1975, pp. 100-101.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 217
queza social plena. Esta concepción expresaba las condiciones históricas de aquella
época, en la que se acumulaban ingentes riquezas en manos de la burguesía, sobre
todo en forma de dinero. Los mercantilistas se caracterizaron no solo por identificar
la riqueza con el oro, sino también por identificar el dinero con los metales precio-
sos, que es donde radica la teoría metalista del dinero. Según esta teoría, los metales
preciosos se erigen en dinero debido a su propia naturaleza.
Entre los más visibles representantes del nominalismo del siglo XX destacan
los economistas Knapp (Alemania) y H. D. Dickinson (Austria). La teoría nomina-
lista del dinero de Knapp era al mismo tiempo la teoría oficial del dinero, ya que él
proclamaba al dinero como “producto del orden legal”, como obra del poder estatal.
El dinero creado por el Estado, sostiene Knapp, es aquel aceptado para los pagos en
total independencia de su contenido metálico; el dinero se “libera” de toda vincu-
lación con el metal y se constituye como “medio de pago a la carta” (de la palabra
“carta”, signo), es decir, como signo convencional, al cual el Estado le confiere una
determinada capacidad de pago.
medida del valor con la escala de precios, transformando al dinero de categoría eco-
nómica en categoría jurídica.
El otro craso error de la teoría cuantitativa del dinero consiste en que niega
las leyes objetivas de la circulación monetaria. Según los partidarios de esta teoría,
a la circulación puede ingresar cualquier cantidad arbitraria de dinero, pero cuanto
mayor sea esta tanto menor será su capacidad adquisitiva. Pero en los hechos, a la
circulación no ingresa cualquier cantidad de dinero de pleno valor, sino tan solo
aquella que sea necesaria para la circulación.
Por tanto, los principales errores de la teoría cuantitativa del dinero consisten
en que: 1. Ignora todas las funciones del dinero, excepto la función de medio de
circulación; 2. Niega la ley objetiva que determina la cantidad de dinero en la cir-
culación; y 3. Distorsiona el verdadero vínculo causal entre el valor del dinero, los
precios mercantiles y la cantidad de dinero en la circulación.
La apología del dinero papel fue copiada por Keynes de la teoría nominalista
del dinero. Según él, mediante la regulación del volumen de dinero papel circulante
el Estado burgués puede regular el nivel de los precios de las mercancías, el nivel del
salario y de toda la economía capitalista. El dinero papel se le revela como la “mo-
neda voluntariamente regulable”, y en la capacidad de incrementar su volumen ve la
llave tanto para ampliar la demanda de mercancías como para liquidar gradualmente
el desempleo y las crisis.
Durante los siglos XVI al XVIII, el bimetalismo se propagó con mayor am-
plitud. Pero este es un sistema monetario frágil. La correlación (o patrón) de precios
establecida por el Estado entre el oro y la plata, que actúa en la reacuñación de sus
lingotes en monedas, tarde o temprano entra en contradicción con las variaciones
espontáneas de los valores de mercado de estos metales. Resulta que uno de los
metales preciosos está sobrevaluado según disposición legal por encima de su valor
de mercado, y el otro por debajo de su valor. Entonces entra en acción la ley de Gres-
ham8; las monedas del metal devaluado desplazan de la circulación a las monedas
del otro metal.
7 Se entiende por libre acuñación al derecho que tienen todos los poseedores de metal adinerable para acuñar mone-
das de los lingotes de este metal en la Casa de la Moneda (gratuitamente o con un pequeño pago por derecho de
acuñación).
8 Esta ley lleva el nombre del político y financista inglés del siglo XVI, Thomas Gresham. Aunque en realidad dicha ley
ya era conocida antes de él.
224 Francisco Chaparro Zapana
Según Marx: “El billete de banco no es otra cosa que una letra de cambio
librada sobre el banquero, pagadera a la vista y al portador y que el banquero lo
emite en vez de letras privadas” 11 (la forma cursiva corresponde a F. Ch. Z.). Las
notas de crédito bancarias se diferencian de las letras comerciales por las siguientes
particularidades: 1. Son emitidas por los bancos y no por los capitalistas industria-
les ni comerciales; 2. Son obligaciones de largo plazo sin límites, por los cuales el
9 La letra de cambio bancaria simple es una obligación del prestatario-portador o librador de una letra de cambio ban-
caria por la que se debe pagar una determinada suma de dinero en un determinado plazo a su acreedor; la letra de
cambio bancaria es una orden del prestatario-librador de la letra a su librado o deudor sobre el pago de una suma
dada de dinero en un plazo fijo.
10 Diccionario de contabilidad. Terminología empresarial. Lima, 1999/2000, p. 426.
11 Marx, Carlos. El capital. En: Marx, Carlos y F. Engels. Obras. T. 25, Parte I, p .444, cita traducida por F. Ch. Z.
226 Francisco Chaparro Zapana
banco emisor que las puso en circulación está obligado a hacer efectivo su pago en
cualquier momento, cambiándolas por metal; y 3. Poseen capacidad de circulación,
porque son emitidas por un banco central o por un conjunto de grandes bancos emi-
sores, cuya capacidad de pago está fuera de dudas.
Las notas de crédito bancarias son una forma del dinero de crédito. Su emisión
se realiza mediante las operaciones de crédito y a través de la cuenta de las letras de
cambio de los bancos emisores.
Las notas de cambio bancarias pueden retornar al banco emisor no solo me-
diante la amortización del crédito. En el transcurso de un largo período, las notas de
cambio bancarias eran cambiadas libremente entre los bancos emisores por mone-
das metálicas. Mientras las notas de crédito bancarias son objeto de libre cambio,
no pueden circular en cantidad excedente, ya que sus poseedores siempre podrán
cambiar por metal aquellas notas de crédito que no son más necesarias para la circu-
lación, y el metal se transforma en tesoro.
compra-venta de mercancías, existen las letras de banco (del tesoro) emitidas por los
Estados capitalistas y que no tienen ninguna relación con la circulación mercantil.
Si los bancos emisores consideran también las letras de cambio, emitiendo en su
reemplazo notas de cambio bancarias, entonces la cantidad de estas notas en circu-
lación puede superar a la demanda de la cantidad de dinero para la circulación. Sin
embargo, con el libre cambio de las notas de crédito bancarias por oro, el excedente
de notas de cambio no se mantiene en circulación y las notas de crédito bancarias por
sí mismas no pueden devaluarse en relación al oro.
En ausencia del libre cambio por oro, las notas de crédito bancarias no
cambiables se asemejan al dinero papel. En la medida en que las notas de crédito
bancarias no cambiables se emitan en función de las necesidades del crédito en la
circulación mercantil, estas llegan a cumplir las funciones de dinero de crédito, aun-
que no sean de primera clase. Pero si la emisión de las notas de crédito bancarias
se usa para el financiamiento del Estado burgués, para cubrir sus gastos militares,
entonces las notas de crédito bancarias se transforman de dinero de crédito en dinero
papel. Las notas de crédito bancarias no cambiables, al igual que el dinero papel,
pueden emitirse en cantidad excedente y propensa a devaluarse en relación al oro.
12 Desde fines de 1958 en una serie de países (Inglaterra, Francia, RFA y otros) se introdujo la así llamada convertibi-
lidad de divisas, es decir que para los tenedores extranjeros de divisas quedó reservado el derecho de cambiarlos
(por ejemplo, las libras esterlinas, los francos, los marcos) por divisas extranjeras (el dólar y otros). Sin embargo,
esto no significa restablecer el libre cambio de notas de cambio bancarias por oro.
228 Francisco Chaparro Zapana
Las leyes de la circulación del dinero papel se basan en las leyes de la circu-
lación del dinero metal. Pero la circulación del dinero papel se diferencia sustancial-
mente de la circulación del metálico, y sus leyes específicas se resumen en que:
1. El valor, representado por todo el volumen de dinero papel, está determinado
por el valor de aquella cantidad de oro (o plata) que se necesita para la circu-
lación.
2. El valor, representado por cada unidad de dinero papel (por ejemplo, el dólar
papel o el franco papel), corresponde al valor de aquella cantidad de oro (o
plata) necesaria para la circulación dividida entre la cantidad que en realidad
se encuentra en la circulación del dinero papel.
230 Francisco Chaparro Zapana
7.3. La inflación
La inflación no debe ser confundida con cualquier forma de devaluación del
dinero. La elevación de los precios de las mercancías, al igual que la devaluación del
dinero, puede producirse independientemente de la inflación; por ejemplo, a conse-
cuencia de la caída del valor del oro o como resultado de la elevación de los precios
por los monopolios. Semejante devaluación del dinero se produce incluso en presen-
cia de la divisa de oro; entonces, la inflación es un concepto aplicado solo al dinero
papel o a las notas de crédito bancarias.
El Estado burgués recurre a la emisión excesiva del dinero papel cuando sus
finanzas atraviesan por una situación crítica13. En particular, la inflación es el rasgo
característico de los períodos de las grandes conflagraciones bélicas. Los enormes y
crecientes gastos militares no pueden ser financiados solo con los impuestos, ya que
el aumento de los impuestos a los trabajadores provoca siempre un rechazo frontal,
y las ganancias de los capitalistas son exoneradas de carga impositiva por el Estado
burgués. Entonces este recurre a la emisión del dinero papel, porque este mecanis-
mo tiene la ventaja de permitirle confiscar, de manera camuflada, una parte de los
ingresos de los trabajadores para el presupuesto nacional. La inflación actúa como
un impuesto encubierto.
13 En algunos países (en particular en Rusia) la emisión excesiva de dinero papel la realizaba el Estado aun durante el
feudalismo.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 231
Junto a los capitalistas (excepto los capitalistas del dinero, quienes soportan
pérdidas por la devolución monetaria), también se benefician con la inflación los
grandes terratenientes, quienes tienen la posibilidad de amortizar sus deudas con
dinero papel devaluado. Además, muchos terratenientes son al mismo tiempo em-
presarios agrícolas, por eso se benefician a costa de la disminución del salario real
de los obreros agrícolas.
tivo, donde se obtienen en especial ganancias elevadas, debido a una rotación más
rápida del capital y por la elevación ostensible de los precios mercantiles.
como una amenaza para el régimen existente. Es entonces que la misma clase capita-
lista termina interesándose por superar la inflación y estabilizar el sistema monetario.
Con este objeto, los estados burgueses llevaron a cabo muchas reformas monetarias,
mediante los siguientes métodos: 1. La nulidad del dinero papel devaluado, es decir,
declarándolo no vigente; 2. La restauración de la divisa monetaria anterior, es decir,
el restablecimiento del cambio de los signos monetarios por oro según su valor no-
minal; y 3. La devaluación del dinero, es decir, mediante la disminución del conteni-
do metálico de cada unidad monetaria.
La anulación del dinero papel se llevó a cabo en Francia por una ley de 1797,
la que disponía la nulidad del dinero papel circulante fuertemente devaluado (los
así llamados “asignatarios” y los “mandatos de la tierra”). Desde entonces Francia
retornó a la circulación metálica.
14 Luthringer, G. F.; L. V. Chandler and D. C. Cline. Money Credit and Finance. Boston, 1938, p. 140.
234 Francisco Chaparro Zapana
16 La Rusia zarista fue una excepción, donde la inflación se prolongó, y la moneda de oro estable fue introducida solo
a fines del siglo XIX.
236 Francisco Chaparro Zapana
8.3. La inflación sirve también como instrumento para obtener una elevada
ganancia de monopolio
En las condiciones del capitalismo monopolista, la inflación sirve también
como una de las palancas empleadas por la burguesía monopolista para obtener ele-
vadas ganancias. Como los precios de las mercancías de las empresas monopolistas,
en especial en los períodos de inflación, se incrementan fuertemente, los monopolios
se apropian de la mayor parte de la superganancia inflacionaria total obtenida por
toda la clase capitalista.
Los datos del cuadro muestran que en los países capitalistas, desde 1937 hasta
1966, la masa monetaria se incrementó significativamente: en los Estados Unidos en
7 veces; en Inglaterra en 6,1; en Francia en más de 74; en Italia casi en 254; en Japón
en 1295 veces. En todos estos países este crecimiento supera en mucho al crecimien-
to de la producción industrial, producción que durante este período se incrementó en
los Estados Unidos en 3,7 veces; en Inglaterra en 2; en Francia en 2,9; en Italia en
4,6; en Japón en 5,3 veces. Además de poner en circulación los bancos emisores una
cantidad excedente de signos monetarios, tenía lugar también un aumento inflacio-
nario de los depósitos bancarios.
En esta misma etapa, la inflación ha sido más aguda en los países económica-
mente menos desarrollados, en especial en América Latina. En estos países, por su
mayor dependencia económica de los EE. UU., los gastos de sus presupuestos nacio-
nales han superado sistemáticamente a sus ingresos, y el déficit se cubre mediante la
emisión inflacionaria de dinero papel. En un período relativamente corto, de 1960 a
1966, la cantidad de dinero en circulación se incrementó en Argentina en 3,6 veces;
en Brasil en 12,8 veces; y en Chile en 6,4 veces. Este incremento supera significati-
vamente a la circulación mercantil (por ejemplo, durante este período, en Argentina
la producción industrial aumentó solo en 22%; y en Chile, en 46%), ocasionando una
aguda devaluación de las monedas latinoamericanas.
A inicios del 2010 la actual crisis financiera global lleva ya tres años de su
irrupción en escena, y desde entonces no hace más que agravarse. En sus expresio-
nes manifiestas, esta crisis –como dice Raúl Sagastizabal17– es el resultado de una
combinación peligrosa: especulación y avaricia, promoción abierta y activa de la
apertura de los mercados de capital a bancos extranjeros e instrumentos financieros
innovadores, y falta de control y regulación. Y los culpables directos son: la banca
y las instituciones financieras privadas, con la complicidad de las calificadoras de
riesgo crediticio, los organismos multilaterales de crédito, promotores activos de la
apertura de los mercados de capital y de los instrumentos financieros estructurados,
y finalmente los Gobiernos, que deciden en exclusiva, por un lado, en qué invierten
sus fondos soberanos, y por otro la regulación y los controles internos. Los miles de
millones de dólares volcados en la banca en sucesivos rescates ponen en evidencia la
magnitud del problema en las potencias imperialistas industrializadas.
El foro elegido para buscar una salida concertada, el Grupo de los 20 (G-20),
hace suponer que estamos ante la incapacidad de los líderes de las grandes potencias de
dar una respuesta desde foros más cerrados, como el G-5 o el G-8, o bien, simplemente,
ante una estrategia de reparto de costos para cuando repercutan los mayores impactos
globales. Los países en desarrollo y las economías en transición, muchos de las cuales
no tienen ni arte ni parte en la crisis ni en la solución, pagarán culpas ajenas con más
pobreza y desempleo, y endeudándose nuevamente, a cambio de promesas de mayor
participación en la toma de decisiones, que tendrá lugar, si es que se concretan, entre el
2010 y el 2011. De los países en desarrollo de América Latina, hay dos señales a tener en
cuenta: Brasil aportará 10 000 millones de dólares para recapitalizar el FMI; México, por
el contrario, solicita una línea de crédito del organismo por 47 000 millones. Una tercera
señal es la falta de un foro político regional para actuar como bloque, con más fuerza
que aisladamente, para tratar de evitar las consecuencias más penosas y obtener algo en
contrapartida por cargar con costos ajenos.
China, por su parte, que es la tercera economía del mundo, cobra fuerza como
actor en la toma de decisiones reclamando un lugar de par en la mesa chica, y a cam-
bio acepta poner más recursos para reactivar la economía mundial, mientras mantie-
ne su propia estrategia de liderazgo comercial de facto, mediante acuerdos y swaps
bilaterales y regionales. En los últimos tres meses el gigante asiático ha celebrado
swaps por más de 100 000 millones de dólares, ingresando como país miembro en
17 Sagastizabal Raúl. "Crisis financiera global y guerra monetaria". In Depth News Analisis That Matters. Montevideo, 2009.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 241
tuvo, asimismo, que EE. UU. no podía solo, que no estaba allí buscando culpables
sino soluciones, y que la gente esperaba una muestra firme de esfuerzos concerta-
dos. No dejó de mencionar, sin embargo, que los países no podían esperar aumentar
sus ingresos de exportación sobre el irracional consumo estadounidense. Finalmente
sostuvo que confiaba en llegar a una postura común. Contó no solo con el apoyo
británico frente al eje Alemania-Francia en la pelea entre estímulo fiscal o mayor
regulación, sino que otros países, como los del BRIC (Brasil, Rusia, India y China),
por ejemplo, compartieron su postura de impulsar la demanda y el consumo para
reactivar el comercio y la economía en general. La suerte estaba echada: lo peor que
podía pasar en Londres era que entre todos empeoraran las cosas. Entre bastidores
primó la urgencia, y finalmente llegaron, por temor, a una solución de compromiso.
Las máximas autoridades de Alemania culpan a EE. UU. por la crisis financie-
ra. “Estados Unidos, y permítanme enfatizarlo, Estados Unidos, es el único culpable
por la crisis financiera (…) no Europa, ni la República Federal de Alemania”. El mi-
nistro de Finanzas alemán predijo además que “el mundo nunca más será como era
antes de la crisis; el sistema financiero se volverá más multipolar. Wall Street nunca
más será lo que fue”.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 243
Las medidas adoptadas por Suiza encienden la chispa de una guerra mo-
netaria. El Banco Nacional de Suiza intervino en el mercado de cambios para
devaluar el franco suizo: esta es la primera vez que un gran banco central in-
terviene en este sentido, desde que Japón hizo lo propio en 2004, para devaluar
el yen. “Esta medida es el inicio de guerras monetarias”, dijo Chris Turner, de
ING Financial Markets. Países de todo el mundo, enfrentados con el problema
de tasas de interés cero, pueden considerar aceptable intervenir para devaluar sus
monedas a modo de facilitar las condiciones monetarias, dijo, y agregó que otras
economías dependientes de las exportaciones, como Japón, probablemente estén
“a la cabeza de la cola”.
El capital y la plusvalía
Por eso la fórmula general del capital debe expresarse como: D - M - D’,
donde D’ = D + dD, es decir que la suma final de dinero obtenida por el capitalista,
luego de vender sus mercancías, es igual a la suma de dinero inicialmente anticipada
más algún incremento, que representa en sí la plusvalía. Del mismo modo que para
la circulación M - D - M la finalidad es la obtención de un valor de uso, para la
circulación D - M - D’ la finalidad es el incremento del valor, la obtención de plus-
valía bajo la forma de ganancia.
Primera variante: supongamos que todos los capitalistas venden sus mercan-
cías con 10% más de su valor. En tal caso, ellos ganarían al vender sus mercancías
exactamente la misma suma que perderían al comprar las mercancías ajenas sobre-
valuadas. En consecuencia, no puede originarse incremento alguno de valor.
1 Marx, Carlos. El capital. T. 1 Ed. Ciencias Sociales. La Habana, 1980. pp. 123-126.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 249
Y así, tanto las ventas sobrevaluadas de todas las mercancías como las com-
pras subvaluadas de todas las mercancías no pueden originar plusvalía alguna,
porque todos los capitalistas a su turno, alternadamente, intervienen ya sea como
vendedores o como compradores.
2 Ibídem, p. 128.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 251
El poder estatal, aplicando métodos violentos, cumplió así un rol muy impor-
tante en la formación de la burguesía industrial:
3 Ibídem, p. 133.
254 Francisco Chaparro Zapana
4 Marx, Carlos. “El salario, el precio y la ganancia”. En: Marx, C. y F. Engels. Obras completas. T. 16, pp. 134-135, en
ruso, traducido por F. Ch. Z.
256 Francisco Chaparro Zapana
T. D. T. D.
Valor del hilado Valor de los medios de
de algodón ................ 10 h. = $ 20 producción consumidos,
transferidos al nuevo
Desgaste de máquinas producto ................ 13 h. = $ 26
y herramientas .......... 3 h. = $ 6
Valor nuevo creado por el
Valor diario de fuerza trabajador asalariado ................ 10 h. = $ 20
de trabajo .................. 5 h. = $ 10
TOTAL: 18 h. = $ 36 TOTAL: 23 h. = $ 46
5 Marx señala la plusvalía con la letra M (de la palabra alemana Mehrwert, que significa plusvalía. En Spiridonova.
Atlas y otros, Curso superior de Economía política. Ed. Grijalbo, México, 16. D. F., 1965. p. 116.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 257
plusvalía no se origina porque el capitalista paga por la fuerza de trabajo con un equi-
valente inferior a su valor, sino porque al consumirla se crea un nuevo valor (o valor
agregado), cuya magnitud es mayor que el valor de la propia fuerza de trabajo.
5. EL CAPITAL Y SU ESTRUCTURA
Pero es evidente que el valor por sí mismo no puede crear plusvalía. Para que
el valor se acreciente, para que produzca plusvalía, este debe ser usado como instru-
mento de explotación de una fuerza de trabajo ajena. Por consiguiente, el capital es
aquella suma de valores concentrada en manos de los capitalistas, que sirve para
producir plusvalía en base a la explotación del trabajo asalariado. En esta defini-
ción se revela la esencia de clase del capital.
6 Bastiat, F. Las armonías económicas. “Biblioteca de los economistas”. Ed. VII. Moscú, 1896, p. 209, traducido del
ruso por F. Ch. Z.
7 Klark, Jh. B. La distribución de la riqueza. Moscú, 1934, p. 108.
8 Kuznets, S. Capital in the American Economy. N. Y., 1961, p. 15.
9 Crosland, C.A.R. The Future of Socialism. L., 1957, p. 69.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 261
Carlos Marx equiparaba la identificación del capital con los medios de pro-
ducción, con la identificación de los esclavos con la gente de raza negra. De la misma
manera que el negro no es esclavo por naturaleza, tampoco los medios de producción
sirven como capital por naturaleza. “Un negro –decía Marx– es un negro. Solamente
en determinadas condiciones este se convierte en esclavo. Una máquina hilandera de
algodón es una máquina para la hilandería de algodón. Solamente en determinadas
condiciones ella se convierte en capital”10.
10 Marx, Carlos. “El trabajo asalariado y el capital”. Ver: Marx, C. y F. Engels. Obras completas. T. 6. Moscú, 1962,
p. 441, traducido del ruso por F. Ch. Z.
11 Fukuyama, Francis. El fin de la Historia y el último hombre. Buenos Aires, 1998.
262 Francisco Chaparro Zapana
De esta forma, todo capital que funciona en el proceso de producción está con-
formado de dos partes: Una parte del capital, materializado en fuerza de trabajo, es
el capital variable, porque el consumo de la sui generis mercancía-fuerza de trabajo,
o sea el trabajo de los obreros asalariados, crea el incremento del valor. La otra parte
del capital, materializado en medios de producción, constituye el capital constante,
porque al ser consumidos los medios de producción, su valor se transfiere al nuevo
producto en proporciones invariables, sin ningún incremento.
La división del capital en constante y variable, formulada por primera vez por
Marx, tiene una gran importancia. El capital constante y el variable se diferencian
entre si categóricamente según el rol que cumplen en el proceso de producción de
plusvalía. El capital constante solo sirve de premisa para la creación de plusvalía,
mientras que el capital variable crea la plusvalía. Sin comprender la división del
capital en constante y variable es imposible comprender correctamente el mecanis-
mo de producción de la plusvalía y, por ende, el origen de la ganancia capitalista.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 263
O sea que, “la masa de plusvalía producida es igual a la magnitud del capi-
tal variable anticipado multiplicado por la cuota de plusvalía” 12.
¿De qué manera los capitalistas extraen de los obreros asalariados una ma-
yor plusvalía?
12 Marx, Carlos. El capital, óp. cit., 1980. T. 1, p. 259, cursiva en negrita corresponde a F. Ch. Z.
266 Francisco Chaparro Zapana
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Antes del tránsito a la gran industria maquinizada, los capitalistas lograban pro-
longar la jornada diaria de trabajo valiéndose de la aplicación de leyes compulsivas del
Estado. En Inglaterra, por ejemplo, mediante las leyes de 1349 y 1496, fijaron la duración
de la jornada diaria en 11-12 horas, y en 1562, fue aprobada una ley que reducía el tiempo
de refrigerio, permitiendo ampliar la jornada diaria en 0,5 -1 hora.
268 Francisco Chaparro Zapana
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1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Por lo mismo que todos y cada uno de los capitalistas compiten entre sí por
obtener el máximo de plusvalía, las innovaciones técnicas empiezan aplicándose
primero en algunas empresas, y solamente después se extienden a las demás, ele-
vándose entonces la productividad del trabajo de toda la sociedad. De esta forma, la
lucha por obtener la máxima plusvalía extraordinaria constituye la fuerza motriz
del progreso técnico en el capitalismo.
Los métodos con los que los capitalistas consolidan la explotación sobre los
trabajadores asalariados son diversos; pero la esencia de esa explotación es la misma
en ambas formas de plusvalía. Tanto la plusvalía absoluta como la relativa expresan
la relación entre dos clases sociales antagónicas: la explotación que ejercen los ca-
272 Francisco Chaparro Zapana
pitalistas sobre los trabajadores asalariados. De este modo, las formas de plusvalía
absoluta y relativa son portadoras de una misma esencia económico-social.
tinto y particular. Uno tira el metal o alambre, otro lo endereza, otro lo corta,
el cuarto lo afila, el quinto lo prepara para ponerle la cabeza; y el formar esta
requiere dos o tres distintas operaciones; el colocarla es otra operación parti-
cular; es distinto oficio el blanquear todo el alfiler; y muy diferente, también,
el de colocarlos ordenadamente en los paquetes”13.
Además de la división antes descrita, la manufactura se subdivide en: 1. La
manufactura centralizada, en la cual todo el proceso de elaboración de un
producto se desenvuelve en la empresa del capitalista; y 2. Las manufacturas
descentralizadas, que comprende una serie de operaciones que eran ejecuta-
das por el obrero en su domicilio.
Entre ambas formas de división del trabajo se observan las siguientes di-
ferencias:
En primer lugar, en la división social del trabajo, el producto de cada produc-
tor independiente es la mercancía; y los productores independientes se relacionan
entre sí a través de las transacciones de compra y venta de sus mercancías. Pero,
en la división manufacturera del trabajo, el producto personal de cada obrero no es
una mercancía; y la relación entre los obreros se establece cuando venden en forma
conjunta su fuerza de trabajo a un mismo capitalista.
En segundo lugar, la división social del trabajo en el capitalismo se caracte-
riza por fragmentar los medios de producción entre distintas empresas; al contrario,
la división manufacturera del trabajo se caracteriza por concentrar los medios de
producción en manos de un solo capitalista.
En tercer lugar, la división social del trabajo en el capitalismo tiene un carác-
ter espontáneo y anárquico; por el contrario, la división manufacturera del trabajo es
organizada planificadamente. Pero bajo esta forma de organización laboral todos los
trabajadores están sometidos a la voluntad despótica del capitalista.
Entre ambas formas de división del trabajo existe un determinado tipo de in-
terrelación. La división manufacturera del trabajo presupone, por sobre todo, la exis-
tencia anterior de un determinado nivel de división social del trabajo. De otro lado,
A fines de 1962, en los EE. UU. funcionaban cerca de 3000 tornos con direc-
ción programada, de cambio automático de instrumentos y de encendido automático;
284 Francisco Chaparro Zapana
9.2. Las dos formas de subordinación del trabajo al capital y las dos formas
de plusvalía
Al desarrollarse la subordinación del trabajo al capital se desarrolla también
la producción de plusvalía. La plusvalía absoluta tuvo lugar aún en las condiciones
de la subordinación formal del trabajo al capital, ya que para ser producida solo
se requería prolongar la jornada diaria sin mayores transformaciones en el proceso
del trabajo.
Con la cooperación capitalista simple se inició la subordinación real del traba-
jo al capital y, a la vez, la producción de plusvalía relativa. Más adelante, continuó la
manufactura introduciendo nuevas y reales transformaciones al proceso del trabajo
y conduciendo al desarrollo posterior de la producción de plusvalía relativa. Final-
mente, en la tercera fase del desarrollo de la producción capitalista, durante la gran
industria maquinizada, el proceso de trabajo fue sometido a una transformación pro-
funda de todas las relaciones (el carácter colectivo del trabajo, la división del trabajo
y la técnica maquinizada), y la producción de plusvalía relativa se elevó a un grado
superior; el nivel de subordinación real del trabajo al capital alcanzó un desarrollo
más elevado.
16 Lenin, Vladimir Ilich. “El desarrollo del capitalismo en Rusia”. Obras completas. T. 3, p. 597, en ruso, traducido por F.
Ch. Z.
290 Francisco Chaparro Zapana
Antes del inicio del siglo XIX, la lucha de clases del proletariado se mani-
festaba bajo formas primitivas, instintivas e incongruentes. Por ejemplo, a fines del
siglo XVIII, los obreros, aún sin comprender que la raíz de los males eran las re-
laciones capitalistas de producción, culpaban de sus desgracias a las máquinas (el
movimiento de los ludistas-destructores de máquinas).
Todos los procesos económicos más importantes, en las condiciones del sis-
tema capitalista de producción, son determinados, al fin de cuentas, por la ley de la
plusvalía. Así, por ejemplo, la acumulación del capital se basa en la ley de la plusvalía,
ya que los capitales adicionales empleados para ampliar la producción capitalista son
extraídos de la plusvalía. A consecuencia de la ley de la plusvalía ocurren el deterioro
de la situación del proletariado y las crisis económicas propias del capitalismo. Por
acción de esta ley se da la creciente agudización de las contradicciones de clase entre
el proletariado y la burguesía. Por consiguiente, esta es la principal ley del modo de
producción capitalista. Cumple un rol decisivo en el sistema económico capitalista.
“La solución de esta cuestión es el mérito de la obra de Marx que más decisivamente
ha abierto una época. Esa solución arroja una luz meridiana sobre terrenos económi-
cos en los que antes los socialistas, igual que los economistas burgueses, tanteaban
a ciegas en la mayor oscuridad. De esa solución dada, y en torno de ella se articula,
el socialismo científico”18.
18 Engels, Federico. Anti-Dühring. La subversión de la ciencia por el señor Eugen Dühring, Ed. Grijalbo, México, 1981.
pp. 198-199.
19 Lenin, Vladimir Ilich. “Tres fuentes y tres partes conformantes del marxismo”. Obras completas. T. 23, p. 45, cita
traducida del ruso por F. Ch. Z.
294 Francisco Chaparro Zapana
10.3. Crítica a las teorías que niegan el carácter explotador del capitalismo
Los economistas burgueses consideran a los capitalistas y obreros no como
explotadores y explotados, sino como agentes del proceso económico, necesarios
en pie de igualdad, cuyos intereses se encuentran en armonía. Entre los primeros
propagadores de esta teoría se encuentra el economista francés F. Bastiat. Una de sus
principales obras se titula “Las armonías económicas”. Exaltando las virtudes del ca-
pitalismo, él decía: “...Acaso la sociedad contemporánea... no es la más maravillosa,
perfecta, sólida, universal y justa de todas las asociaciones”20.
Las ideas de la economía política vulgar del siglo XIX fueron asimiladas y
continuadas por la economía política burguesa del siglo XX, con la intención de sus-
tituir el antagonismo abismal entre el trabajo asalariado y el capital por una supuesta
armonía de intereses. Como ejemplo característico de esto tenemos a la teoría de J.
B. Clark, enunciada en el libro “Distribución de la riqueza”, publicada en 1899 y
reeditada en el siglo XX. Su principal tesis sostiene que: “Si el salario, el interés y la
ganancia... son determinados según un sólido principio, entonces las diversas clases
de personas, que conjugan sus fuerzas en la producción, no pueden tener pretensio-
nes entre sí”21. De esta forma, según Clark, la sociedad capitalista no está conforma-
da por clases antagónicas, ni de explotadores y explotados, sino por clases amigas
que conjugan sus fuerzas en la producción. Más aún, muchos economistas burgueses
contemporáneos difunden el mito del capitalismo “sin clases”. Por ejemplo, el eco-
nomista estadounidense K. E. Boulding niega totalmente la existencia de la clase
obrera. Él sostiene que: “En la realidad la “clase obrera” como tal cosa no existe;
sólo hay una masa heterogénea de escultores, fundidores, taquígrafos, médicos, co-
merciantes y muchos otros, entre quienes apenas hay un interés muy general”22.
20 Bastiat, F. Las armonías económicas. “Biblioteca del economista”, Edición VII. Moscú, p. 168, en ruso, traducido por
F. Ch. Z.
21 Clark, Jh. B. La distribución de la riqueza, p. 40, en ruso, traducido por F. Ch. Z.
22 Boulding, K.R. The Economics of Peace. Leningrado, 1946, p. 211, en ruso, traducido por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 295
por tres fases: 1. La “sociedad clasista del siglo XIX”; 2. La “sociedad pluralista de
alianzas”; y 3. la “sociedad integrada”. Como en el siglo XIX, los antagonismos de
clase se hacían ostensibles, el proletariado ya luchaba en contra el régimen capita-
lista. Con posterioridad a la primera y segunda guerras mundiales, aparentemente,
el antagonismo radical entre las clases desaparece, y aparece la “sociedad pluralista
de alianzas”, conformada por las organizaciones empresariales y sindicales, entre
las cuales ya no se da la lucha por el problema de la existencia o destrucción del
capitalismo, sino la lucha por la distribución de la renta nacional. Y, finalmente, en la
actualidad, aquella misma lucha pareciera tender a su extinción; y en reemplazo de
la “sociedad pluralista” se estaría abriendo paso la “sociedad globalizada”, en la cual
reina la armonía más plena de intereses.
todo, el sistema de los salarios que proyecta la falsa imagen de que la burguesía no
explota a la clase obrera.
A) Toda mercancía posee valor antes de ser vendida, pero el trabajo –por no ser
una mercancía– no posee valor. El valor es el trabajo abstracto materializado
en las mercancías, que se manifiesta solo a través del cambio; se sobrentiende
por ello que el trabajo no puede materializarse en sí mismo y, por consiguien-
te, resulta absurdo hablar del “valor del trabajo”.
B) Toda mercancía existe realmente antes de ser vendida, pero el trabajo to-
davía no existe en el momento de la transacción de la compra-venta entre
el obrero y el capitalista. El obrero, al concurrir al mercado en calidad de
vendedor aún no está disponiendo del trabajo, sino de su capacidad para tra-
bajar, de su fuerza de trabajo. El obrero empieza a trabajar solo después que el
capitalista le compra su fuerza de trabajo.
C) Las supuestas transacciones de compra y venta del trabajo entrarían en
contradicción inevitablemente con las leyes económicas del capitalismo.
Supongamos por un instante que el trabajo es una mercancía y que, según
las leyes del intercambio mercantil, es remunerado por el íntegro de su valor.
Evidentemente, en este caso, el capitalista no podría obtener plusvalía ni ga-
nancia alguna. En consecuencia, la supuesta venta del trabajo íntegramente
remunerado estaría negando la ley de la plusvalía, base material de la ganancia
capitalista.
Asimismo, supongamos ahora que el trabajo es una mercancía, pero que, pres-
cindiendo de las leyes del intercambio mercantil, nunca se le remunera en su integri-
dad; o sea que el capitalista al comprarle al obrero 8 horas de trabajo, le paga solo
por 3 ó 4 horas. Pero esto contradiría a la ley del valor, porque la equivalencia es la
base del intercambio mercantil.
que parece ser, es decir, el valor (o el precio) del trabajo, sino solo una forma
disfrazada del valor (o del precio) de la fuerza de trabajo” 1. Esto significa que
el salario expresa, sobre todo, el valor y el precio de la fuerza de trabajo, y que la
base del salario es la transacción de compra-venta de la fuerza de trabajo.
Por consiguiente, el “valor del trabajo” y el “precio del trabajo” son catego-
rías ficticias o expresiones irracionales del valor de la mano de obra. El salario es el
valor de la fuerza de trabajo expresado en dinero, es decir, el precio de la mercancía
fuerza de trabajo. Es la expresión monetaria de solo una parte del valor creado por el
trabajo de los obreros, del valor de su fuerza de trabajo, en el que está materializado
el trabajo necesario. Mientras que el trabajo adicional es del que se apropian –en
forma de plusvalía– los capitalistas. De esta manera, el salario bajo el capitalismo
representa una forma transfigurada del valor y del precio de la fuerza de trabajo y,
al mismo tiempo, expresa en forma velada las relaciones de explotación del trabajo
asalariado por el capital.
1 Marx, C. y F. Engels. Obras escogidas. T. II, Moscú, 1952, p. 22, traducido del ruso por F. Ch. Z.
302 Francisco Chaparro Zapana
Pj 32 dólares
Pt = d . o L =
Hj H j = 8 horas = 4 dólares
1. Con una duración dada de la jornada diaria de trabajo, el precio del trabajo
varía en proporción directa de las variaciones del valor de la fuerza de tra-
bajo. Por ejemplo, si el valor diario de la fuerza de trabajo disminuye de 32
a 28 dólares, es decir en un 1/8; entonces, el precio del trabajo (con la misma
jornada diaria de 8 horas) disminuye de $32/8 a $28/8, es decir, de 4 dólares a
3,5 dólares, o sea en 1/8.
2. Con un valor dado de la fuerza de trabajo, el precio del trabajo varía en
forma inversamente proporcional a las variaciones de la duración de la jor-
nada diaria de trabajo. Supongamos que con un valor diario de la fuerza de
trabajo de 32 dólares, la duración de la jornada diaria aumenta de 8 a 10 horas.
En tal caso el precio del trabajo disminuye:
32 dólares 32 dólares , es decir, de 4 a 3,2 dólares, o sea en 1/5.
8 h. = 10 h
El salario por tiempo de trabajo lo emplean los capitalistas para intensificar la
explotación de los trabajadores asalariados a través de la prolongación de la jornada
diaria de trabajo, rebajando el precio de cada hora de trabajo y manteniendo inaltera-
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 303
El salario por tiempo de trabajo también es utilizado por los capitalistas para
reducir el tiempo de trabajo, en especial en los períodos de crisis económica. Al
transferir sus empresas a un funcionamiento de tiempo incompleto, manteniendo
constante el precio del trabajo, los capitalistas reducen la suma total del salario hasta
un nivel significativamente más bajo que el valor de la fuerza de trabajo.
Con el desarrollo del capitalismo, el salario por tiempo de trabajo en sus ini-
cios fue desplazado por el salario a destajo. Pero, posteriormente, el salario por tiem-
po de trabajo volvió a ser aplicado con amplitud en los países capitalistas. Así, a
fines de 1957, en la industria de los EE. UU., el 70% de sus trabajadores percibían
sus salarios según el tiempo de trabajo. Esto se debió a la aparición de nuevas téc-
nicas y métodos de organización de la producción (la cadena móvil, la automática),
según los cuales el ritmo de trabajo es establecido anteladamente y no depende del
trabajador.
del trabajo será: 5 dólares / 10 horas = $0,5. Y supongamos que se aplica más ade-
lante el salario por piezas. En este caso, el capitalista calculará el salario por piezas
a partir de dos elementos: 1. del precio del trabajo y 2. del rendimiento productivo
por hora-hombre de trabajo. Si el precio del trabajo es igual a 5 dólares y el rendi-
miento promedio por hora-hombre es de 5 piezas, entonces el salario por piezas será
establecida en la proporción de: $5 / 5 piezas = $1. Por consiguiente, el salario por
piezas es igual al precio del trabajo dividido entre el rendimiento promedio por
hora-hombre de trabajo.
El salario por piezas es empleado efectivamente por los capitalistas para acen-
tuar la explotación de los obreros asalariados:
2 Marx, Carlos. El capital, óp. cit. T.1, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, p. 497.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 305
zas) el salario se incrementaba solo en 40% (de 2,5 a 3,5 dólares). Pero si
el obrero producía 9 piezas al día, entonces obtenía 0,25 centavos × 9 = 2,25
dólares, es decir, menos que antes.
V. I. Lenin, al llamar al sistema de Taylor sistema “científico” para exprimir el
sudor, advertía que este promueve simultáneamente una desenfrenaba inten-
sificación del trabajo, el despido de muchos trabajadores y el crecimiento del
desempleo. Pero, al mismo tiempo, reconocía la importancia y el significado
del aspecto progresista de la organización científica del trabajo.
B) El sistema de “participación en las ganancias”. Este sistema consiste en que
el salario es dividido en dos partes: 1. El salario básico, que lo perciben los
obreros en el transcurso de todo el año y 2. La “participación en las ganan-
cias”, que la perciben solo a fin de año. En 1952, el sistema de “participación
en las ganancias” era llevado a la práctica por 15 000 empresas de los EE. UU.
y 550 empresas de Inglaterra, con una cantidad total superior a los 500 000
trabajadores.
Este sistema es un medio de engaño a los obreros, porque les inculca la ilu-
sión perniciosa de que ellos “comparten” con los capitalistas la gestión em-
presarial, ya que supuestamente reciben una parte de las ganancias, por lo
que deben trabajar con la máxima intensidad, preocupándose ante todo por la
prosperidad de las empresas. El sistema de “participación en las ganancias” lo
usan los capitalistas para provocar las divisiones y los enfrentamientos entre
los trabajadores, alejándolos y enajenándolos de la lucha de clases.
C) Los sistemas premiales de salario. Pese a que entre estos sistemas existen
diferencias concretas en aspectos parciales, sus rasgos comunes son los si-
guientes:
a) Determinan una norma de rendimiento para los obreros;
b) Establecen una tarifa básica del salario (sea por tiempo, o por piezas); y
c) Establecen como premio un salario adicional por rendimiento para quien
supere la norma establecida. Aquí lo principal consiste en que, en cual-
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 307
Todos los demás sistemas premiales del salario funcionan de manera análoga.
De modo que las formas “premiales del salario” “incentivan” al obrero a laborar
hasta quedar extenuado, a la vez que “recompensan” al capitalista con una mayor
plusvalía como resultado del incremento de la intensidad del trabajo.
2.4. Los modernos métodos y el empleo de los sistemas salariales para con-
solidar el dominio del capital sobre el trabajo
Uno de los métodos más modernos es el sistema de la “calificación analíti-
ca de los puestos de trabajo”, ampliamente difundido en los EE. UU., Alemania y
otros países capitalistas. En este sistema todos los trabajos son “calificados” según
una serie de parámetros: según el tipo de trabajo, su calidad y cantidad, la pesadez
308 Francisco Chaparro Zapana
del trabajo, la atención y el empeño del trabajador, su actitud frente al trabajo y los
equipos, etc. En la base de las “calificaciones analíticas” se establece un conjunto de
tarifas individuales de salario. Por ejemplo, en EE. UU., en la empresa United States
Steel Corporation se establecieron 1150 clases de trabajo, 32 categorías y 131 sub-
categorías salariales; y en la firma Opel en Alemania se aplicaron 157 tarifas básicas
y todo un conjunto de tarifas salariales complementarias. La finalidad suprema de la
aplicación de todos estos métodos es dividir a los trabajadores, obstaculizarlos en su
lucha colectiva e impedir que eleven sus salarios.
El salario real se calcula con la ayuda de los índices del costo de vida. Estos
índices se obtienen mediante la comparación de diversos períodos de aquella suma
de precios, la cual debe ser pagada por el obrero cuando adquiere los medios nece-
sarios de subsistencia. Por ejemplo, si en el período inicial al obrero le era necesario
gastar 10 000 dólares para comprar mercancías, consumidas corrientemente
por él y su familia, y si después de 5 años por las mismas mercancías y ser-
vicios debe pagar 12 000 dólares, entonces el índice del costo de vida será
igual a (12 000/10 000) × 100 = 120%.
Para calcular el movimiento del salario real es necesario dividir el índice del
salario nominal entre el índice del costo de vida. Supongamos que después de varios
años el salario nominal se elevó de 10 000 a 11 000 dólares, es decir, hasta el 110%,
con una elevación del índice del costo de vida hasta de 120%, en este caso el índice
del salario real será (110/120) × 100 = 91,7.
eleva también el índice del costo de vida. Por ejemplo, en la industria de transfor-
mación de los EE. UU., de 1960 a 1965, el salario nominal semanal promedio del
obrero fabril (sin descuento de impuestos) se elevó en 20%, y el índice del costo de
vida se incrementó en 7%; en consecuencia la elevación del salario real fue de 12%.
En algunos períodos, el encarecimiento del costo de vida supera a la elevación del
salario nominal y, entonces, el salario real cae.
Sobre el salario real también influyen los impuestos. Para determinar el salario
real es necesario descontar del salario nominal los impuestos directos pagados por
los obreros, y el salario restante, después del descuento, expresarlo en valores reales,
en mercancías y servicios.
3.2. La diferencia de niveles del salario para las diversas categorías de tra-
bajadores
En cada país capitalista se observan diferencias en el nivel de los salarios en
función a los siguientes conceptos:
Sobre los niveles nacionales del salario ejerce gran influencia la composición
de los obreros en los diversos países. Cuanto más alto es el peso específico de los
obreros no calificados, de las mujeres y niños, tanto menor es el nivel nacional pro-
medio del salario.
En general, el nivel de los salarios es más bajo tanto en los países coloniales
como en los subdesarrollados dependientes. Y esto se debe a las siguientes causas:
En tercer lugar, especialmente fuerte es la presión que ejerce sobre el nivel del
salario la mano de obra excedente, la cual generalmente es desplazada de las activi-
dades agrícolas del campo hacia la ciudad.
Sin embargo, junto a la tendencia ascendente del salario real actúa también
una tendencia opuesta que lo presiona en el sentido de su reducción. Pero sería inco-
rrecta la tesis de que el salario real disminuye en tendencia sistemática e ininterrum-
pida en el curso del desarrollo histórico del capitalismo. La vida real es compleja y
4 Lenin, Vladimir Ilich, “A propósito del llamado problema de los mercados”. Obras completas. T. 1, pp. 14 y 101.
5 Marx, C. “El salario, el precio y la ganancia”. En: Marx, C. y F. Engels. Obras completas. T. 16, p. 154, traducido del
ruso por F. Ch. Z.
314 Francisco Chaparro Zapana
salario real fue de 21%; y en Alemania en el mismo período el nivel del salario real
disminuyó en 23%.
El siguiente período (de los años 20 a los 90 del siglo XIX en Inglaterra, y de
los 60 a los 90 en Francia y Alemania) se caracterizó por el predominio de la ten-
dencia ascendente del salario real. Por ejemplo, en Inglaterra de los años 1820-1826
a 1895-1903, el nivel del salario real se elevó en el doble; en Francia, de 1852-1858
hasta 1895-1903, se elevó en 1,6 veces; y en Alemania, de 1952-1859 a 1894-1902,
se elevó en 1,5 veces.
La Segunda Guerra Mundial trajo consigo una reducción del nivel del salario
real en una serie de países. En el período de posguerra, a la clase obrera de los países
capitalistas desarrollados le fue posible lograr una elevación significativa del salario
real. Así, en los EE. UU., en el período de 1944 a 1964, el salario real promedio por
cada hora-hombre de trabajo se elevó en 33%, y el promedio anual en 17% (la dife-
rencia entre uno y otro se explica por el incremento de la desocupación); en Inglate-
rra de 1947 a 1964 el salario real semanal promedio se elevó en 42%.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 315
Por eso, es necesario tener en cuenta que el incremento del nivel del salario
real en todos los países capitalistas, en general, se rezaga significativamente del in-
cremento de la productividad del trabajo. Por ejemplo, en los EE.UU., durante los
años 1944-1964, el rendimiento del obrero en la industria de la transformación se
elevó en 77%, mientras que el salario real anual se elevó solo en 17%. Esto prueba
fehacientemente que la explotación al proletariado se consolida de manera significa-
tiva por parte de la clase capitalista.
tope del cual no deberá exceder. Semejante política de “congelamiento” del salario
fue practicada ampliamente por los gobiernos burgueses en el período de la Segun-
da Guerra Mundial, la misma que entonces determinó la caída del salario real, por
cuanto los órganos gubernamentales encargados de controlar no permitieron que las
tarifas del salario monetario fueran elevadas en correspondencia con la elevación
del costo de vida. Posteriormente, el gobierno inglés aplicó una política de congela-
miento del salario que afectó los intereses de los trabajadores. Política que, debido
a su esencia antilaboral, fue condenada severamente por el congreso de 1967 de las
trade-uniones británicas.
Después de publicada esta ley, con vigencia en todo el territorio de EE. UU.,
muchos estados aprobaron sus propias leyes antilaborales que limitaban los derechos
de los sindicatos, en especial el derecho de huelga. En los 18 estados donde fueron
aprobadas estas leyes, el salario por hora-hombre fue afectado en promedio en un
30% menos que en otros estados.
Las leyes antilaborales fueron aprobadas no solo en los EE. UU., sino también en
otros países capitalistas. Sin embargo, los estados burgueses no lograron frenar ni mucho
menos liquidar la lucha de clases del proletariado. Durante los años de posguerra, el mo-
vimiento huelguístico adquirió un nivel más intenso que antes de la guerra.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 317
FUENTE: 6 “Economía mundial y relaciones internacionales”, Moscú, 1965, n.° 11, p. 52.
De esta forma, durante los años de posguerra en los países capitalistas partici-
paron anualmente en las huelgas un promedio de 3,5 veces más obreros y empleados
que durante las 2 décadas anteriores a la guerra.
6 Ver: Revista Economía mundial y relaciones internacionales, n.° 11, Moscú, 1965, p. 52.
7 Hicks, J. R. The Theory of Wages. N. Y., 1963, p. 1.
8 Enciclopedia Británica. Vol. 23, 1963, p. 267.
318 Francisco Chaparro Zapana
9 Lasalle, F. Obras. T. II, Moscú, 1925, pp. 59-60, traducido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 319
Entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, los economistas burgueses, en
especial el economista estadounidense J. B. Clarck, modernizaron la “teoría de la
productividad”. Clark alegaba que en todas las ramas de la producción actúa la ley
de la productividad decreciente, según la cual la producción se incrementa en menor
grado que la cantidad de trabajo vivo gastada. Por ejemplo, si con un determinado
capital de 20 obreros se producía 140 unidades de producción, es decir, un prome-
dio de 7 unidades por obrero, entonces, con la adición de un obrero, la producción
La “teoría social” del salario fue adoptada por los reformistas. Al propagan-
dizarla, el socialdemócrata alemán Helting sentenciaba que: “Ahora el problema del
salario es solo un problema de la fuerza de la organización”. El líder sindical refor-
mista Green llamaba al actual salario “salario social”.
12 Dunlop, D, The Theory of Wages determination. Proceedings of Conference. Help by the International Economy
Asociation. N. Y., 1957, p. 8.
13 Smith, H. 12/ “Handbuch socialdemokratischer Politik”, Mannheim, 1953, p. 162.
14 Tugán-Baranovski, M. I. Principios de economía política, Moscú, 1915, p. 436, en ruso, traducido por F. Ch. Z.
322 Francisco Chaparro Zapana
1 Ríndina, M. y Chernicov G. Economía política del capitalismo. Ed. Estudio, Buenos Aires, 173, p. 84.
2 Marx, Carlos. El capital. T. 1. Ed. Ciencias Sociales. La Habana, 1980, p. 557, sombreado en cursiva por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 325
1.2. La acumulación del capital con una composición orgánica constante del
capital
Si no varía la composición orgánica del capital, entonces el capital constante
y variable se elevan con los mismos ritmos. Por consiguiente, con una acelerada
acumulación del capital con la misma rapidez rítmica se elevará también la demanda
de fuerza de trabajo, la cual depende de la cantidad de capital variable. Como conse-
cuencia puede llegar el momento en que la demanda de fuerza de trabajo supere a su
oferta, y por ello se eleve el nivel del salario.
Pero incluso en las condiciones más favorables para los obreros no se produce
una mejora significativa de su situación.
FUENTE: Vigodski, Sergei L. Ensayos sobre la teoría del capitalismo contemporáneo. Edit. de Economía. Moscú,
1961, p. 150.
3 Ibídem, p. 575.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 329
ración con la demanda planteada por los capitalistas. Esto de ningún modo significa
que haya un excedente absoluto de la población.
de reserva, con tanta mayor facilidad los capitalistas pueden –bajo la amenaza de
despedirlos o reemplazarlos– disminuir el salario de los obreros, ya sea prolongando
la jornada de trabajo o elevando su intensificación.
técnica y orgánica del capital en la agricultura tiende a empujar hacia una re-
ducción absoluta de la demanda de obreros en la agricultura.
Al mismo tiempo, el desarrollo del capitalismo en la agricultura se caracteri-
za por el desplazamiento de la pequeña producción por parte de la grande y
por la quiebra masiva de los pequeños campesinos, quienes pasan al ejército
industrial de reserva. No obstante, estos campesinos se aferran aún por largo
tiempo a sus parcelas de tierra y a su pequeña economía, a pesar de que esta
ya no puede sostenerlos. Estos pequeños granjeros semiarruinados se ocupan
de su economía solamente una parte del tiempo, y el resto, trabajan como
obreros contratados en las granjas capitalistas o se desplazan a los “empleos
temporales” en la ciudad.
La superpoblación agraria es una superpoblación oculta, porque a los peque-
ños campesinos semiarruinados formalmente se les sigue considerando eco-
nomías independientes. La estadística capitalista no los considera como des-
empleados.
C) La superpoblación intermitente. Incluye ante todo a los obreros que labo-
ran para los capitalistas no en las fábricas, sino en sus propios hogares. Los
obreros del sistema capitalista de producción a domicilio son empleados com-
pletamente solo en determinadas temporadas, el resto de tiempo quedan des-
empleados. El desplazamiento de la producción manual por la gran industria
maquinizada actúa como factor de crecimiento de esta forma de sobrepobla-
ción. Muchos de los artesanos arruinados se transforman en obreros contrata-
dos a domicilio.
La capa inferior de la superpoblación intermitente la conforman los despe-
didos de la producción y privados para siempre de la posibilidad de volver a
ella. También se incluyen los ancianos y los inválidos para el trabajo, así como
los elementos desclasados: ladrones, prostitutas, mendigos, etc.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, los partidarios de Malthus, los mal-
tusianos, incriminaban a la clase obrera como si fuese la culpable del desempleo y
la miseria, porque esta se multiplica más rápidamente, además predicaban la idea de
que para mejorar su situación los obreros deberían abstenerse de procrear.
4 Malthus, Thomas Robert. Ensayo sobre la Ley de la población. T. I, San Petesburgo, 1868, p. 18, traducido del ruso
por F. Ch. Z.
334 Francisco Chaparro Zapana
de producción tiene sus leyes de producción propias, leyes que rigen de modo histó-
ricamente concreto. Leyes abstractas de población solo existen para los animales y
las plantas mientras el hombre no interviene históricamente en estos reinos”5.
Los estudios de Malthus no solo son incoherentes con la práctica, sino que
también teóricamente son inconsistentes porque ignora el progreso técnico y el cre-
cimiento de las fuerzas productivas de la sociedad, a consecuencia de los cuales
la cantidad de medios de subsistencia se eleva más rápidamente que el crecimiento
poblacional. Al desenmascarar la “teoría” de Malthus, Federico Engels anotó que:
“…la fuerza productiva que se encuentra a disposición de la humanidad es ilimitada.
La productividad de la tierra puede ser elevada infinitamente mediante la aplicación
del capital, el trabajo y la ciencia” 6.
plica el desempleo y la miseria como una ley eterna de la naturaleza. Esta “teoría”
reaccionaria pretende inculcar en las masas trabajadoras la idea de que carece de
sentido la lucha contra el capitalismo, porque ningún cambio en el régimen social
podría salvar a la población del desempleo y la miseria. De esta forma, la “teoría” de
Malthus tiene un carácter claramente apologético burgués.
7 Burch, George y Pendell E. Human Breeding and Survival. New York, 1947, p. 42, traducido del inglés por F. Ch. Z.
8 Pearson, F. A. and Paalberg Don. Starvation Truths and Half-Truths. Untruths, Itaca, 1946, p. 13, traducido del inglés
por F. Ch. Z.
336 Francisco Chaparro Zapana
ales no como secuela de la explotación por los imperialistas, sino como excedente
de la población. Por ejemplo, el neomalthusiano inglés G. F. McCleary, al advertir
la “pobreza extrema” de los pueblos de los países subdesarrollados, anuncia con
cinismo: “Su producción de alimentos y otros medios de subsistencia era en gran
medida insuficiente para sus necesidades. No obstante su producción de hijos es sig-
nificativamente mayor que sus necesidades”9. Los actuales malthusianos pretenden
así responsabilizar de la miseria a los pueblos coloniales y dependientes y, al mismo
tiempo, exculpar completamente a las potencias imperialistas.
9 McCleary, G. F. The Malthusian Population Theory. London, 1953, p. 138, traducido del inglés por F. Ch. Z.
10 Keynes, John Maynard. Teoría general del empleo, del interés y del dinero. Leningrado, 1948, p. 26, traducido del
ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 337
que frenan las inversiones es el elevado nivel de la tasa de interés. Y así –dice–,
el desempleo se origina por la débil propensión al consumo y los también débiles
estímulos para las inversiones. “Si la propensión al consumo y el nivel de las nue-
vas inversiones conduce a la insuficiencia de la demanda efectiva, entonces el nivel
real del empleo será menor que la oferta potencial de trabajo con un salario real
existente…”11.
11 Ibídem, p. 29.
338 Francisco Chaparro Zapana
pretexto de que estos conducen al incremento del empleo. “La construcción de las
pirámides, los terremotos, incluso las guerras –dice él– pueden servir para incremen-
tar la riqueza…”12.
Sería ingenuo tomar en serio los anuncios de los economistas burgueses sobre
sus propósitos de liquidar el desempleo, ya que este, como es sabido, permite a los
capitalistas reducir el salario de los obreros y aumentar sus ganancias. Los keynesia-
nos en el fondo no son adversarios consecuentes del desempleo, porque solo consi-
deran que, en las actuales condiciones del capitalismo, aquel es demasiado grande y
debe ser reducido al nivel “necesario”.
12 Ibídem, p. 124.
13 Hansen, Alvin. Fiscal Policy and Full Employment. N. Y. 1946, p. 1, traducido del inglés por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 339
Por ejemplo, desde 1860 hasta 1905 toda la renta nacional de Inglaterra creció
en 2,3 veces, mientras que la suma del salario aumentó solo en 1,9 veces; por eso la
participación de la clase obrera en la renta nacional disminuyó de 47,1% a 38%. En
Francia, de 1826 a 1906, la renta nacional aumentó en 216%, y la suma de salarios,
solo en 172%; la participación de los trabajadores en la renta nacional de Francia
durante este tiempo disminuyó de 64 a 56%.
La renta nacional es solamente una parte del producto social global producido
durante un año. De todo este producto, una parte, materializada por el capital cons-
tante (c), es apropiada completamente por la clase capitalista, y la otra parte, materia-
lizada en el valor creado de nuevo (v + p), se distribuye entre obreros y capitalistas.
En el total del producto social global, cuyo valor es igual a c + v + p, a la clase obrera
le corresponde solo v, y a la clase capitalista c + p. Por eso el empeoramiento re-
lativo de la situación de la clase obrera se manifiesta tanto como una disminución
v ÷ (v + p), como también en una disminución de v ÷ (c + v + p), es decir, en una
participación decreciente de la clase obrera en el producto social global.
Entre los principales factores que deterioran de modo absoluto la situación del
proletariado figuran:
15 Citado por Stein, G. El mundo construido con el dólar. Leningrado, 1954, p. 248, traducido del ruso por F. Ch. Z.
342 Francisco Chaparro Zapana
situación del proletariado, que se da durante todo el desarrollo del sistema capita-
lista, el empeoramiento absoluto no tiene lugar todo el tiempo, sino en los períodos
en que la acción de los factores que deterioran la situación contrarresta las mejoras
parciales arriba enumeradas.
16 Lenin, Vladimir Ilich. “Reseña sobre el proyecto de programa de Plejánov”. Obras completas. T. 6, p. 238, traducido
del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 343
grandes capitalistas, además, por el crédito deben recurrir a los usureros y recibirlo
en condiciones desfavorables. Por ejemplo, en EE. UU., después del período 1940-
1961 el número de granjeros disminuyó de 6097 a 3704; en Francia, entre 1949 y
1959 se contaban más de 300 000 artesanos.
po, el crecimiento del ejército industrial de reserva. El principal factor del creci-
miento del desempleo es la automatización capitalista de la producción. Según datos
oficiales, en 1965, la automatización privaba de trabajo en EE. UU. a más o menos
treinta y cinco mil personas semanalmente.
promulgadas por los estados y la aplicación del “congelamiento” del salario en bene-
ficio de los monopolios, es una de las más duras medidas que perjudican la situación
de la clase obrera.
reales conquistas que esta clase social es capaz de conquistar con una lucha clasista
persistente.
con ritmos más acelerados el capital constante, cuyo incremento aumenta de año en
año la participación de la riqueza nacional concentrada en manos de la clase capita-
lista. De 1900 a 1958, los equipos de producción en EE. UU. –cuya mínima parte era
de los pequeños productores– estaban concentrados en mayormente en manos de los
capitalistas, quienes crecieron de 6500 millones hasta 200 000 millones de dólares
(a precios corrientes).
Con la acumulación del capital se eleva también cada año la plusvalía expro-
piada por los capitalistas, lo que les permite aumentar su consumo personal parasita-
rio y, al mismo tiempo, consolidar la posterior acumulación del capital.
Fuente: Cálculos según los datos de Historical Statistics of the United States Colonial Times to 1957. Wash,
1960, p. 141; Statistical Abstract of the United States, 1966, p. 325.
1.2. Los gastos o costos de producción como categoría económica del capi-
talismo
En el tipo de economía mercantil simple, los artesanos y campesinos son due-
ños de sus medios de producción. Al producir mercancías gastan su trabajo personal,
y aquellos medios de producción comprados por ellos contienen en sí el trabajo de
los demás productores mercantiles. Por eso, todos los gastos de los pequeños pro-
ductores se reducen al trabajo. Entonces, el valor real de la mercancía coincide con
lo que esta le cuesta a los pequeños productores.
En el capitalismo, quienes gastan trabajo son los obreros asalariados, pero los
dueños de los medios de producción son los capitalistas. El divorcio entre el trabajo
y la propiedad motiva la diferenciación del valor de los costos de producción: a
los gastos de trabajo se le contraponen los gastos de capital, y solo mediante estos
últimos se miden los costos de producción de los capitalistas.
la parte del nuevo valor creado por el trabajo vivo en un determinado proceso de
producción; pero, el capital variable empleado no solo reproduce su valor, sino que
se incrementa al producir la plusvalía.
La fusión del capital variable con una parte del capital constante en un
solo rubro –como “costos de producción”– borra las diferencias teóricas entre las
partes integrantes del capital, lo que permite camuflar la naturaleza explotadora
del capitalismo.
Pero los costos de producción no son una idea inventada por los capitalistas,
sino una categoría económica realmente existente en el sistema, que representa los
gastos de capital en la producción de mercancías. Los costos de producción deben
ser regularmente revertidos como parte de la suma monetaria por la que el capitalista
ha comercializado sus mercancías. Aquella parte del valor (o precio) de las mercan-
cías vendidas que contiene en sí el capital constante gastado, deberá ser reinvertida
en la compra de nuevos medios de producción; y aquella parte del valor (o precio)
que contiene en sí el capital variable, deberá ser invertida de nuevo en la compra de
fuerza de trabajo. En caso contrario, se interrumpiría el proceso de la reproducción.
Como los empresarios obtienen la ganancia después de ser realizadas sus mer-
cancías, da la impresión engañosa de que la ganancia se origina en la esfera de la
circulación, en el mercado, o en las transacciones de compra y venta del comercio.
Y esto no es cierto. La verdadera fuente de la ganancia es la plusvalía creada en el
proceso mismo de la producción.
Entre los costos de producción y el valor se pueden seriar precios, por los cua-
les los capitalistas podrán vender sus mercancías por debajo del valor, pero de todos
modos con ganancia. Supongamos que el costo de producción de una determinada
mercancía es de 50 dólares y su valor de 60 dólares. En este caso, el capitalista ob-
tendrá ganancia tanto al venderla por 60 dólares, como cuando la venda por 59, 58,
57 dólares, etc. A fin de competir con éxito, el capitalista puede bajar temporalmente
los precios de sus mercancías, aunque obteniendo menores ganancias al venderlas a
precios inferiores al valor.
Así como (c + v) > v, así g’ < p’. Por consiguiente, la tasa de ganancia siem-
pre es menor que la tasa de plusvalía.
p, p
g’ = = c v ... 1
K +
p
p’ = v ... 2
De la segunda fórmula se deduce que:
p = p’ × v ... 3
donde el volumen de la plusvalía es igual a la tasa de plusvalía por el volumen
de capital variable.
De esta forma, los capitalistas, en su desmedido afán por elevar la tasa de ga-
nancia, no descartan métodos de “economía” que no solo perjudican la salud de los
trabajadores, sino que también ponen en grave riesgo sus propias vidas.
Una baja tasa de ganancia se forma en las ramas que tienen una elevada com-
posición orgánica del capital, entre las cuales destacan: la construcción de máquinas,
la industria química y otras ramas que producen medios de producción. Pero si los
capitalistas dejaran de invertir en aquellas ramas, entonces sería imposible todo el
proceso mismo de la reproducción.
La condición básica para que los capitalistas inviertan con las mismas expec-
tativas en cualquier sector o rama de la producción es que la tasa de ganancia sea
igual en todos los sectores. Con una tasa de ganancia única pueden desarrollarse
exitosamente ramas de la producción con diferentes composiciones de capital. Por
esta razón, la nivelación de las tasas de ganancia en los diferentes sectores de la
economía capitalista es una necesidad objetiva.
La competencia intrasectorial y el afán por obtener siempre las más elevadas ga-
nancias obligan a los capitalistas a renovar la técnica y reducir los costos de producción.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 367
Así como en las ramas de baja rentabilidad, la fuga de capitales eleva la tasa
de ganancia, así también en las ramas de elevada rentabilidad la afluencia de capi-
tales provoca el descenso de la tasa de ganancia; por eso, al fin de cuentas, deberá
producirse indefectiblemente la nivelación de las tasas de ganancia de todas las ra-
mas y sectores de la producción. En consecuencia, la redistribución espontánea de
capitales trae consigo la formación de una tasa media de ganancia única para
todas las ramas de la producción.
p1 + p2 + p3 + ... Rp
g’ =
K1 + K2 + K3 + ... = RK
Los datos del siguiente cuadro nos permiten ilustrar la fórmula de la tasa me-
dia de ganancia, en el supuesto de que en la sociedad operen tres sectores: con el-
evada, media y baja composición orgánica del capital:
Tasa de
Sectores Capitales Plusvalía
ganancia
I 500c + 100v 100 16.6
II 300c + 100v 100 25.0
III 100c + 100v 100 50.0
Con una determinada distribución del capital social entre los diversos sectores
económicos, la tasa media de ganancia depende de las tasas de ganancia sectoria-
les. Si en todos los sectores económicos la tasa de ganancia sube o baja, entonces, se
sobrentiende que la tasa media de ganancia también aumenta o disminuye.
5.1. La aparente contradicción entre la ley del valor y la ley de la tasa media
de ganancia
A primera vista, pareciera que la nivelación de la tasa de ganancia es incom-
patible con la acción de la ley del valor. Si las mercancías de los diferentes sectores
fueran vendidas según su valor, entonces las tasas de ganancia de dichos sectores
no serían iguales. Pero como en todos los sectores económicos se obtiene una tasa
media de ganancia única, esto niega que las mercancías puedan venderse según su
valor.
reconoce la acción de la ley de la tasa media de ganancia, pero se niega la ley del va-
lor, en cuya vigencia se fundamenta el análisis científico de la realidad económica.
Tasa de Capital
Capital Masa de
Sectores plusvalía constante Valor de las mercancías
avanzado plusvalía
(en %) gastado
I 80c + 20v 100 20 40c 40c + 20v + 20p = 800
diana composición orgánica del capital (sector II), el precio de producción coincide
con el valor. Y en el sector de menor composición orgánica del capital (sector III) el
precio de producción es inferior al valor en 10 unidades.
Todas estas afirmaciones de los críticos de la teoría marxista son falsas o son
groseras deformaciones. En el tercer tomo de El capital, Marx no se retracta de la
teoría del valor-trabajo; al contrario, él fundamenta la teoría de los precios de pro-
ducción en base a la teoría del valor-trabajo.
3 Bhëm-Baberk, Eugenio. Crítica a la teoría de C. Marx. Edición El Obrero Moscovita, pp. 36-37, traducido del ruso por
F. Ch. Z.
4 Ibídem, p. 37.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 373
encima o por debajo del valor, en término medio se basa en el valor. Esto queda cla-
ramente demostrado según las siguientes razones:
El período en el que la ley del valor actuaba sin que el valor se transformase
en precio de producción, se prolongó desde la aparición de la producción mercantil
hasta la formación del sistema económico capitalista. Al respecto, F. Engels señala
que, “la ley del valor predominó en el curso de 5000 a 7000 años”8.
7 Ibídem, p. 201.
8 Engels, Federico. Complemento al tercer tomo de El capital. “La ley del valor y la cuota de ganancia”. Ver: Marx, C.
y Engels, F. El capital en Obras completas. T. 25, parte II, p. 475, traducido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 375
Sin embargo, aquella aún no era la tasa media de ganancia en el sentido cabal
de la palabra, por cuanto las diversas compañías mercantiles que operaban en las
distintas esferas del comercio obtenían tasas desiguales de ganancia. Pero semejan-
tes tasas de ganancia desiguales no podían mantenerse por mucho tiempo. Es que en
la esfera comercial, el capital es sumamente móvil, y si un sector del comercio (por
ejemplo, el comercio con América) proporcionaba una tasa de ganancia comercial
más alta que cualquier otro (por ejemplo, el comercio con la India), entonces esto
ocasionaba un inevitable trasiego espontáneo de capitales del primer sector al segun-
do y, al fin de cuentas, una nivelación de las tasas de ganancia en ambos sectores.
Al destruirse las barreras aduaneras, al abolirse las leyes que limitaban el mo-
vimiento de capitales y mano de obra, y establecerse la libre competencia, los ca-
pitales empezaron a invadir los sectores industriales de mayor tasa de ganancia. El
principal factor de la migración de capitales de unos sectores a otros fue la aparición
del sistema de crédito capitalista: los bancos acumulaban capitales monetarios libres
que eran orientados, prioritariamente, mediante el crédito hacia los sectores indus-
triales de mayor rentabilidad. Esta redistribución de capitales condujo gradualmente
a la nivelación de las tasas de ganancia de los distintos sectores industriales y a la
formación de la tasa media de ganancia. Y, al mismo tiempo, los valores se transfor-
maron en precios de producción.
376 Francisco Chaparro Zapana
David Ricardo renunció a la interpretación del valor de Smith, como las sumas
del salario, la ganancia y la renta. Investigó consecuentemente la ganancia como una
parte deducida del producto del trabajo de los obreros, por lo que estuvo muy cerca
de comprender la contradicción de clases entre obreros y capitalistas. Ricardo for-
muló la ley según la cual las magnitudes del salario y la ganancia son inversamente
proporcionales entre sí. Afirmaba que: “…la ganancia será mayor o menor en la
medida que el salario sea menor o mayor”12.
11 Smith, Adam. La riqueza de las naciones. Moscú. T. I, p. 46, traducido del ruso por F. Ch. Z.
12 Ricardo, David. Principios de economía política y tributación, p. 60, traducido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 379
A fines del siglo XIX, la “teoría de la productividad del capital” –que pre-
tendía explicar el salario como fruto de la productividad del trabajo, y la ganancia
como creación del capital– fue desarrollada por el economista norteamericano J. B.
Clark, quién intentó desagregar en forma cuantitativa el “producto industrial” en dos
partes: “producto del trabajo” y “producto del capital”. Como ya fue aclarado con
anterioridad, Clark fundamenta su tesis en el principio de la productividad decre-
ciente del trabajo, según el cual el producto del “trabajador marginal” es considerado
como “producto del trabajo”, cuyo valor sería percibido por los obreros en forma
de salario. De donde concluye que toda la parte restante, es decir, que el “producto
industrial” menos el “producto del trabajo” es el “producto del capital”, retribuido
al capitalista. Por ejemplo, si 20 obreros producen 140 unidades de producción, y
el “obrero marginal” número 21 produce 5 unidades más, entonces, el “producto in-
dustrial” es igual a 145 unidades; el “producto del trabajo”, o salario, es igual a 105
unidades (5 × 21), y el “producto del capital”, o ganancia, es igual a 40 unidades (o
sea, 145 – 105).
Otro defecto de origen de esta teoría radica en que atribuye a los medios de
producción –erróneamente considerados como capital– una capacidad productiva
independiente y diferente a la productividad del trabajo. En efecto, los hombres
producimos los bienes con la ayuda de los medios de producción, sobre todo, máqui-
nas y herramientas. El grado de desarrollo y perfeccionamiento de los instrumentos
de trabajo ejercen enorme influencia sobre el nivel de la productividad del trabajo,
pero no poseen ninguna clase de productividad autónoma.
marxista del valor-trabajo, porque esta última demuestra que la ganancia de los capi-
talistas es fruto de la explotación del trabajo asalariado.
En el siglo XX, la concepción de la ganancia como renta del trabajo fue de-
sarrollada por el economista alemán R. Sholthman. Ignorando que el móvil de la
producción capitalista es la obtención de plusvalía, él sostiene que “el fin de la eco-
nomía nacional” es “garantizar el sustento” de todos los miembros necesarios de la
sociedad, tanto a los obreros como a los capitalistas. Según Shtolhman, unos y otros
cumplen “funciones sociales necesarias”, en tanto que la función de los obreros es el
trabajo operativo, la función de los capitalistas es el trabajo organizativo. Él sostiene
también que tanto el salario de los obreros como la ganancia de los capitalistas cons-
tituyen “las rentas de necesidad social”. Son retribuciones justas por las “funciones
socialmente necesarias”. A tenor de sus palabras, la magnitud de cada una de estas
rentas por obra de la competencia se reduce al “mínimo vital” para los representantes
de cada clase, y la suma de las rentas socialmente necesarias forma el valor de las
mercancías.
también acumulan capitales en proporciones crecientes. Mal que les pese a los apo-
logistas burgueses, la ganancia no es un ingreso generado por el trabajo, ni es una
retribución por la labor empresarial, sino un ingreso obtenido por los capitalistas a
costa de la explotación del trabajo asalariado.
Los intentos por hacer creer que la ganancia es una especie de renta labo-
ral, para justificar su razón de ser, son también pretensiones de muchos econo-
mistas burgueses contemporáneos. Por ejemplo, el economista inglés R. F. Ha-
rrod, destacado representante del keynesianismo, proclama que “la ganancia... la
obtienen los hombres a cambio de sus servicios, con sus esfuerzos personales,
con su creatividad imaginativa, con su audacia”, exige “restablecer el respeto
social al empresariado libre, a la ganancia” y “acabar con los ataques al capita-
lismo desde las posiciones colectivistas”16. Esta es una apología desembozada de
la ganancia y el sistema capitalista.
16 Harrod, R. F. Acerca de la teoría de la dinámica económica. Nuevas conclusiones de la teoría económica y su apli-
cación en política económica. IL, 1959, p. 189, traducido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 383
Norma de
Capital Capital Masa de plusvalía Tasa de
plusvalía
constante variable y ganancia ganancia (en %)
(en 100%)
100 100 100 100 50
400 200 100 200 33.3
1600 400 100 400 20
6400 800 100 800 11.1
ción del capital variable (es decir, por una disminución de su participación en todo
el capital, en relación al crecimiento de la composición orgánica del capital), lo que
motiva una tasa de ganancia decreciente.
A) La elevación del grado de explotación del trabajo. Con el desarrollo del capi-
talismo, como ya lo analizamos con anterioridad, se eleva la tasa de plusvalía,
la que influye elevando la tasa de ganancia o neutralizando su caída provocada
por la creciente composición orgánica del capital. Esto lo podemos ilustrar
con los datos del siguiente ejemplo:
Norma de Masa de
Capital Capital Tasa de ganancia
plusvalía plusvalía y
constante variable (en %)
(en 100%) ganancia
100 100 100 100 50
400 200 120 240 40
1600 400 150 600 30
6400 800 225 1800 25
18 Ibídem, p. 281.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 387
Los monopolistas se apropian de la ganancia media no por ser tales, sino sen-
cillamente por su condición de capitalistas. Los monopolios se apropian de la di-
ferencia que hay entre el valor social y el valor individual de las mercancías de las
mejores empresas, en la medida que ellos, por disponer de mayores capitales que los
capitalistas no monopolistas, tienen mayores posibilidades de aplicar las mejores
técnicas, tecnologías y métodos organizativos de la producción.
19 Se debe tener en cuenta que las ganancias de la burguesía monopolista son significativamente mayores, en su
conjunto, que la ganancia industrial monopólica, analizada en este tema.
388 Francisco Chaparro Zapana
20 Lenin, Vladimir Ilich. “El imperialismo y la escisión del socialismo” (1916). En: Obras completas. T. 30, p. 173, tradu-
cido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 389
Sin embargo, esto de ningún modo significa que se produzca una nivelación
de la tasa de ganancia entre los monopolios y las demás empresas capitalistas no mo-
nopolizadas. La tasa de ganancia de las empresas monopolistas sobrepasa siempre a
la tasa media de ganancia, mientras que la tasa de ganancia de los capitalistas que no
participan de los consorcios monopólicos permanentemente tiende a ser inferior a la
tasa media de ganancia.
sideran a los sindicatos como una de las variantes del monopolio. Compartiendo
ese punto de vista, Chamberlain proclama que: “Aquí el asunto es que no solo en el
mercado del trabajo actúan los elementos del monopolio y la competencia, sino que
también los mismos trabajadores actúan como pretendientes a una parte de la renta
total de aquellas firmas cuyos productos son vendidos en los mercados de competen-
cia monopólica”21. Esto significa que él niega totalmente la esencia explotadora de
la ganancia de monopolio, a la vez que pretende sustituir la contradicción de clases
por una aparente armonía de intereses entre los monopolios y los trabajadores. Sin
embargo, en la realidad de los hechos, los monopolios y los obreros no son “socios
copartícipes” en la obtención de la ganancia de monopolio, porque sus intereses son
antagónicos.
Se debe diferenciar las dos formas de precios de monopolio: 1. Los altos pre-
cios de monopolio, o sea los precios establecidos por los monopolios sobre las mer-
cancías producidas por ellos, y 2. Los bajos precios de monopolio, o sea los precios
establecidos por los monopolios sobre las mercancías compradas por ellos. Entre
estas últimas: a) las mercancías producidas por los campesinos y artesanos en los
países capitalistas desarrollados; y b) las mercancías producidas por las economías
de los países subdesarrollados.
nada, los precios recortados se establecen para los productos industriales y agrícolas.
Por ejemplo, si tomamos como 100 el nivel de los precios de los años 1910-1914
de todos los productos de las granjas de los EE. UU., como también el nivel de los
precios de las mercancías compradas por ellas, pues en 1965 el nivel de los primeros
era 248, y el de los últimos, 321. En otras palabras, al comprar mercancías a los gran-
jeros norteamericanos se debía pagar precios más altos en 3,2 veces que en la víspera
de la Primera Guerra Mundial, pero al vender sus mercancías ellos ganan no en 3,2
veces, sino en 2,5 veces más. Esto significa que a cambio de una determinada canti-
dad de su producción un granjero podía adquirir en 1965 aproximadamente 1/5 parte
menos de productos industriales que en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
También hay recortes de precios entre los precios de las mercancías exporta-
das por los países imperialistas y los precios de las mercancías importadas por ellos
de los países subdesarrollados. Si tomamos para 1881-1885 como 100 la relación
del índice de precios de las materias primas exportadas por los países subdesarrolla-
dos con relación al índice de precios de las manufacturas exportadas por los países
capitalistas desarrollados, pues para 1936-1938, esta relación es solo 63. Por consi-
guiente, por la misma cantidad de productos los capitalistas de los países altamente
desarrollados lograban adquirir aproximadamente en 2/5 más de los productos de los
países subdesarrollados.
Los elevados precios de monopolio son una variante especial de los precios
de mercado, mediante la cual se pone de manifiesto el poder de los monopolios en
la producción y comercialización de las mercancías. Mientras que en la época del
capitalismo de libre competencia los precios de mercado pueden superar a los precios
de producción solo durante períodos cortos, en la época del capitalismo monopolista
los precios de producción de la industria monopolizada tienden a mantenerse durante
períodos largos por encima del precio de producción y del valor. La diferencia entre
los precios de monopolio y el valor puede ser mayor incluso cuando los precios son
estables o ligeramente descendentes, aun si se produjera una caída significativa del
valor de las mercancías.
tria, los monopolios elevan fuertemente los precios de las mercancías; sin embargo,
al desencadenarse la crisis, se produce la caída de los precios, y con frecuencia de
manera brusca. Por eso es necesario tener en cuenta que los propios precios de mo-
nopolio constituyen el factor que agudiza la crisis, ya que, al empeorar la situación
de las masas trabajadoras, ahondan la desproporcionalidad entre el crecimiento de la
producción y la reducción relativa de la capacidad adquisitiva. El efecto de la caída
de los precios durante las crisis confirma que los monopolios no pueden regular a su
antojo los precios de las mercancías. La ley espontánea del valor continúa actuando
en la época del capitalismo monopolista, pero su acción se manifiesta bajo formas
mucho más agudas y destructivas especialmente durante las crisis económicas.
C CAPÍTULO XI
1 Marx, Carlos. El capital. T. 1, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 1980, p. 512, el resaltado corresponde a F. Ch. Z.
400 Francisco Chaparro Zapana
fuerza de trabajo. Y esto es lo que alegan los economistas burgueses. Sin embargo,
en la realidad no es así, no hay nada que se parezca a un adelanto.
El problema radica en que el dinero con el que los capitalistas pagan por la
mercancía-fuerza de trabajo (el salario) es la forma figurada del valor de las mercan-
cías producidas por los obreros en procesos de producción anteriores; este dinero
es obtenido por el capitalista en la realización (comercialización) de los productos
elaborados por un trabajo anterior de los obreros. El salario que paga el capitalista al
obrero, en el fondo, no es otra cosa que el retorno al obrero de una parte del valor de
su propio trabajo materializado en las mercancías bajo la forma de plusvalía.
Supongamos que un capital de 10 000 dólares nace, según lo que sostienen los
economistas burgueses, como fruto de los “sacrificados ahorros” del capitalista (la
real acumulación primaria del capital se realiza por otra vía completamente distinta:
mediante la explotación y la expropiación más brutales a los trabajadores). Suponga-
mos también que invirtiendo este capital en la producción el capitalista anualmente
se apropia de 2000 dólares de plusvalía. En la reproducción simple el fondo de con-
sumo personal del capitalista es igual a la suma total de la plusvalía. Por consiguien-
te, si el capitalista viviera solo de los “ahorros de su trabajo”, entonces, su capital
disminuiría anualmente en 2000 dólares y en el curso de 5 años desaparecería. Sin
embargo, el capital no desaparece, sino que funciona de año en año en las proporcio-
nes anteriores. Por lo visto, después de 5 años el capital dado no contiene ni una gota
404 Francisco Chaparro Zapana
de los famosos “ahorros del trabajo”, sino que contiene en sí la plusvalía acumulada
en ese período (2000 dólares × 5), de la cual se ha apropiado el capitalista explotando
a los trabajadores asalariados.
4 Ibídem, p. 524.
406 Francisco Chaparro Zapana
norma de plusvalía invariable del 100%, las proporciones de la producción (en miles
de dólares) serán:
A los medios de producción adicionales se les deberá aplicar una fuerza de tra-
bajo adicional. Como es sabido, el valor de la fuerza de trabajo está determinado por
el valor de los medios necesarios de subsistencia no solo del trabajador, sino también
de su familia. Esto garantiza la reproducción ampliada de la fuerza de trabajo nece-
saria para la acumulación del capital.
Entonces, la esencia del problema radica en que tras la forma del cambio
de equivalentes se esconde un trabajo anterior no remunerado, expropiado a los
obreros por el capitalista, el que le sirve como medio para una nueva expropiación
de trabajo no remunerado.
Supongamos que todo el capital total es 1 millón de dólares, de los cuales 800
000 es capital constante y 200 000 es capital variable. Y la tasa de plusvalía inicial-
mente es del 100%. En este caso, la masa de plusvalía será de 200 000 dólares. Si
la mitad de esta plusvalía es destinada al consumo personal del capitalista, y la otra
mitad es capitalizada, entonces, el tamaño de la acumulación del capital será 100 000
dólares. Y supongamos que más adelante, en condiciones estables, el capitalista ele-
va el grado de explotación de sus trabajadores hasta en 200%. En este caso, la masa
de plusvalía será de 400 000 dólares, y la proporción de la acumulación del capital
será de 200 000 dólares. En el ejemplo dado, las proporciones de la acumulación se
incrementaron en dos veces a consecuencia de que la tasa de plusvalía se incrementó
en dos veces.
De aquí se desprende que todos los métodos de elevación del grado de ex-
plotación de los trabajadores asalariados sirven al mismo tiempo como medios
de elevación de las proporciones de la acumulación del capital. Como es sabido,
410 Francisco Chaparro Zapana
tanto mayor será el volumen de plusvalía del que se apropia; por ende, tanto mayor
también será el fondo de acumulación del capital.
5 Senior, Nassau William (1790-1864). Economista inglés, educado en Eton y en la Universidad de Oxford; en 1819
se le admitió como abogado y, en 1836, fue nombrado Maestro de la Cancillería. En 1825, fue nombrado Drummond
Profesor de Economía Política de la Universidad de Oxford. Senior fue una persona muy activa, tanto en el mundo
académico como en el político, sirviendo en diversas comisiones del gobierno. En sus obras principales, Introduc-
tory Lectures on Political Economy y And Outline of the Science of Political Economy (1836), formuló sus principios
doctrinarios sobre el campo y el método de la economía política, a la que consideró como una ciencia puramente
deductiva. Sus obras le sitúan entre los fundadores de la economía pura.
6 Senior, Nasau William. Outlines of the Science of Political Economy. London, 1863, p. 58, traducido por F. Ch. Z..
412 Francisco Chaparro Zapana
A fines del siglo XIX, la teoría de Senior, con algunas modificaciones, fue
rebautizada por el economista inglés Alfred Marshall, quien solamente cambió la
palabra “abstinencia” por la de “expectativa”. Según sus propias palabras, “la oferta
del capital depende del hecho de que para acumular, los hombres deben actuar con
expectativa: ellos deben “esperar” y “ahorrar”, deben sacrificar el presente en aras
del futuro”7.
Si, por ejemplo, la plusvalía extraída por los capitalistas aumenta de 10 mi-
llones de dólares a 20 millones, esta plusvalía es dividida en dos partes iguales: una
mitad para el consumo personal y la otra para la acumulación, entonces se producirá
un incremento simultáneo de las dimensiones del consumo personal del capitalista
de 5 millones de dólares a 10 millones. Por consiguiente, la intensificación de la ex-
plotación de los trabajadores asalariados permite a los capitalistas aumentar simultá-
neamente su consumo parasitario, gastando enormes recursos en toda clase de lujos,
y acumular más capital sin ninguna clase de “abstinencia”.
7 Marshall, Alfred. Principles of Economics. London, 1927, p. 81, traducido por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 413
Los casos antes mencionados –que apenas son botones de muestra– ridiculi-
zan la “teoría de la abstinencia” y confirman las palabras de Marx en el sentido de
que “su derroche aumenta, a pesar de todo, a la par con su acumulación, sin que la
una tenga por qué echar en cara a la otra”8.
De esta forma, la concentración del capital expresa las relaciones entre el tra-
bajo y el capital; es la transformación de la plusvalía en capital adicional, que servirá
para explotar de nuevo a los trabajadores. La centralización del capital expresa di-
rectamente las relaciones entre los mismos capitalistas, el incremento de un capital a
costa de otros capitales. Pero también la centralización del capital, al fin de cuentas,
influye sobre las relaciones entre trabajadores y capitalistas, así como posibilita la
elevación del grado de explotación de los trabajadores.
B) Economía de gastos generales. Los gastos generales son más o menos cons-
tantes no obstante la ampliación de las escalas de la producción. Entre estos se
incluyen, los pagos a la plana del personal administrativo, gastos en ilumina-
ción de la fábrica, etc.
C) Mejor organización del proceso productivo. En las grandes empresas capi-
talistas se emplean con mayor amplitud que en las pequeñas los métodos de
la cooperación simple y la división del trabajo. Esto eleva la productividad
del trabajo, abarata las mercancías y refuerza la capacidad competitiva de los
grandes capitalistas.
D) Las ventajas en la esfera de la circulación. Entre estas: el transporte de
grandes partidas de productos al mercado resulta más barato que el transporte
de pequeñas cantidades; los gastos por conservación y comercialización de las
mercancías al venderlas al por mayor son menores (por cada unidad de mer-
cancía) que al venderlas al por menor; la compra de materias primas e insumos
al por mayor resulta más barata que la compra al por menor, etc.
E) Amplio uso del crédito. Los bancos capitalistas otorgan créditos de buen gra-
do a las grandes empresas capitalistas, en mérito a su capacidad de pago, y se
los niegan a las pequeñas empresas, cuya capacidad de pago es muy dudosa.
El amplio uso del crédito permite a las grandes empresas ampliar más rápida-
mente su producción y disminuir el valor de sus mercancías. De esta manera
compiten más exitosamente con las pequeñas empresas capitalistas.
9 Ibídem, p. 572.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 419
10 Lenin, Vladimir Ilich. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Ed. Progreso. Moscú, 1975, p. 13.
11 Ibídem, pp. 16-17.
424 Francisco Chaparro Zapana
La tercera etapa del desarrollo de los monopolios se inicia a fines del siglo
XIX. En este período, en especial después de la crisis de 1900-1903, la concentra-
ción de la producción se consolida aún más, lo que originó una gran cantidad de
asociaciones monopólicas, las cuales adquirieron un significado decisivo en la eco-
nomía capitalista. Por ejemplo, el número de carteles en Alemania aumentó de 250
en 1896, a 600 en 1911; el número de trusts en los EE. UU. aumentó de 185 en 1900,
a 250 en 1907. Precisamente en la referida etapa los monopolios constituían una de
las bases de la vida económica, y el capitalismo se transformó en imperialismo.
No obstante, todo ello es insuficiente aún. Para poder mantener elevados pre-
cios es necesario limitar la oferta de mercancías en el mercado, y esto presupone li-
mitar el volumen de la producción. Por eso no es raro que los acuerdos consideren el
establecimiento para todo el cartel de un determinado contingente de la producción
de las diversas mercancías con la limitación de una determinada porción, o “cuota”,
para cada miembro. La cantidad de mercancías que cada uno de los integrantes tiene
derecho a producir y vender se llama cuota. Quien infrinja la cuota tiene que abonar
una multa que pasa a engrosar la caja del cartel.
Junto a los trusts, que unifican a las empresas de una misma rama industrial
(ya sean petroleras, azucareras, tabacaleras, etc.), también existen aquellas que unifi-
can entre sí a empresas de ramas industriales diferentes, pero vinculadas entre sí. Por
ejemplo, empresas extractoras de carbón, siderúrgicas, metalúrgicas, constructoras
de máquinas. Semejantes trusts constituyen los llamados combinados. Como ejem-
plo de combinados pueden servir el trust siderúrgico alemán Fereynigte Stalbarke y
el siderúrgico estadounidense United Steel Corporation.
12 Ibídem, p. 87.
430 Francisco Chaparro Zapana
Uno de esos métodos es privarlas del acceso a las materias primas. Para esto,
los carteles, sindicatos y trusts capturan bajo su control las fuentes abastecedoras
de aquellas. En determinadas circunstancias los monopolios usan para sí el aparato
del Estado. De este modo, durante la Segunda Guerra Mundial, al distribuir las es-
casas materias primas, las instituciones estatales abastecían de materias primas a las
empresas monopolistas más poderosas preferentemente, negándose a proporcionar
materias primas a las pequeñas empresas, lo que provocaba la ruina de muchas de
ellas.
13 Ibídem, p. 23.
432 Francisco Chaparro Zapana
Por ejemplo, transmiten por radio propagandas dirigidas a los oyentes en ver-
so y en prosa, o como piezas musicales. Un compositor advierte con ironía que
cualquier propaganda puede interrumpir para comunicar que si usted no consume
queso de una determinada marca, corre el riesgo de morir joven, pobre y solitario.
Cierta vez, cuando se transmitía una pieza de la obra El rey Lear de Shakespeare,
puesta en escena, Lear, saliéndose del texto clásico, maldice a sus hijas por no haber
bebido el jugo de manzana marca Óptimus. O cuando la Coca Cola se vale de la
ópera Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo, poniendo a un niño que sube al escenario
con una botella de la famosa bebida para consolar al protagonista en el momento más
dramático de la obra.
Como uno de los métodos más modernos de competencia practicado entre los
monopolios está la industria del espionaje. Por ejemplo, los monopolistas estado-
unidenses instalan en las oficinas y departamentos de sus competidores, valiéndose
de detectives privados, aparatos telefónicos para enterarse de los proyectos secretos
de la competencia. En el Japón, según informes publicados en 1963, actuaban cerca
de 15 mil espías industriales, ocupados a tiempo completo en el robo de secretos
industriales.
También en el interior de los cárteles ocurre una lucha intensa por los merca-
dos. En la distribución de estos, cada integrante lucha por apoderarse de los mejores
mercados. Sucede a veces que alguno de los miembros llega a vender sus mercancías
transgrediendo los acuerdos de cártel.
9.1. Las pretensiones de ignorar las diferencias entre los monopolios impe-
rialistas y las formas anteriores de monopolios
Los economistas burgueses, pretendiendo ocultar el carácter hegemónico-
dominante del monopolio capitalista, dan una definición de los monopolios como
si la naturaleza de estos fuese igual en todas las épocas históricas. Así, por ejemplo,
el economista norteamericano E. H. Chamberlain da la siguiente definición: “Mono-
polio con frecuencia significa control de la oferta y, por lo mismo, del precio”14.
14 Chamberlain, E. H. Teoría de la competencia monopolista. IL, 1959, p. 38, traducido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 435
15 Ibídem, p. 41.
16 Ibídem, pp. 123-124.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 437
17 Galbraith, John K. American Capitalism. The Concept of Countervailing Power. Boston, 1952, p. 118, traducido por
F. Ch. Z.
438 Francisco Chaparro Zapana
jadora. Los sindicatos pueden lograr solo mejoras parciales para los trabajadores,
porque el grado de explotación del proletariado en la época del capitalismo mono-
polista se eleva permanente y desmesuradamente. De igual manera, es infundado
adjudicar el rol de “fuerza equilibrante” a las cooperativas de consumo. Los hechos
confirman que el cooperativismo no puede conjurar la inflación de los precios, im-
puesta por los monopolios.
Hasta este punto, se han analizado las relaciones económicas que se forman
en el proceso de la producción capitalista. En la economía capitalista los bienes son
producidos para el mercado, por lo que tras cada proceso de producción debe nece-
sariamente continuar el proceso de circulación. La finalidad del presente capítulo es
analizar el ciclo y la rotación del capital como una unidad de los procesos de pro-
ducción y circulación para comprender la dinámica del capital, examinar los factores
que aceleran su movimiento y mostrar la influencia que ejerce esta aceleración sobre
la magnitud de la plusvalía. Aquí nos referimos a la dinámica del capital industrial 1,
o sea del capital cuya función es crear plusvalía.
.
1. LA CIRCULACIÓN DEL CAPITAL Y SUS FORMAS
1.1. Las tres fases de la rotación cíclica del capital industrial y sus tres
formas
El movimiento de cualquier capital invertido en una empresa, que produce
determinados bienes materiales, atraviesa siempre tres fases y adquiere tres formas
distintas, ejecutando determinadas funciones en cada una de ellas:
M
a) D - M M P que representa la compra de la mercancía-fuerza de trabajo
T
1 Debemos advertir que con el concepto de “capital industrial” nos referimos a todo capital invertido en cualquier esfe-
ra o rama de la producción de bienes y servicios, y no solamente en la industria capitalista
440 Francisco Chaparro Zapana
La primera y tercera fases del ciclo del capital conforman el proceso de cir-
culación, y la segunda, el proceso mismo de la producción.
Las tres formas del capital industrial cumplen funciones económicas distin-
tas, por cuya razón se las denominan formas funcionales del capital. La función del
capital dinero es preparar las condiciones para la obtención de la plusvalía; la del
capital productivo es la creación directa de la plusvalía; y la del capital-mercancía es
la realización del valor capital y la plusvalía.
Pero tras la relación del cambio se esconde la relación de producción entre los repre-
sentantes de dos clases sociales opuestas. La condición necesaria para que la fuerza
de trabajo sea vendida es la disociación del trabajador de los medios de producción y
la concentración de estos últimos como propiedad en manos de los capitalistas.
La codicia del capitalista por obtener plusvalía es insaciable, por eso, el ca-
pitalista mantiene el capital en permanente movimiento durante la producción. Las
frecuentes rotaciones cíclicas del capital comprenden el ciclo del capital monetario
además de los ciclos de los capitales productivo y mercantil.
P ... M’ - D’ - M ... P
El ciclo del capital mercantil, que se inicia con las transacciones de venta y
compra, muestra la importancia que tiene la comercialización de las mercancías para
la economía capitalista. Ya que si las mercancías producidas (M’) no fueran reali-
zadas, el capitalista no dispondría del dinero para comprar la fuerza de trabajo ni
los medios de producción, por cuya razón sería imposible la renovación del proceso
productivo.
Por eso, entre las metamorfosis del capital, es decir, entre las transformacio-
nes de unas formas a otras, Marx distinguió las metamorfosis reales y formales. La
metamorfosis real del capital se lleva a cabo en el proceso de producción, donde el
3 Ibídem, p. 100.
446 Francisco Chaparro Zapana
4 Bastiat, F., Las armonías económicas. “Biblioteca de los economistas”. Moscú. Ed. VII, p. 168 (traducido del ruso).
5 Michel, U. K. Los ciclos económicos. El problema y su planteamiento. Moscú, 1930, pp. 63-64.
448 Francisco Chaparro Zapana
La rotación del capital no coincide con su ciclo. Como resultado de cada ciclo
de rotación retorna al capitalista en forma de dinero tan solo una parte del capital an-
ticipado; el capital realiza a plenitud su rotación cuando todo el valor capital retorna
al capitalista bajo su forma monetaria inicial, y para ello se requiere frecuentemente
de varias rotaciones cíclicas del capital; tal como se verá más adelante.
2. Por la forma cómo transfieren su valor. Como los medios de trabajo fun-
cionan en el proceso de la producción durante varios años, entonces su valor
es transferido a las nuevas mercancías de modo gradual y por partes. Si, por
ejemplo, una máquina funciona 10 años, y el edificio de la fábrica dura 50
años, entonces se transferirá al valor anual de la producción 1/10 del valor
de la máquina y 1/50 del valor del edificio. Una parte del valor de los medios
de trabajo, correspondiente a su desgaste, cuya magnitud ha sido transferida
a las mercancías acabadas, se llama amortización. Con los objetos de trabajo
la situación es diferente. La materia prima y los insumos, el combustible y la
energía eléctrica son consumidos íntegramente en cada proceso de produc-
ción, por cuya razón estos transfieren íntegramente su valor (y no por partes)
al valor de las mercancías acabadas.
3. Por la forma de circulación del valor capital. La parte del capital con la que
se compran los objetos de trabajo retorna al capitalista en forma de dinero
después de cada ciclo del capital; pero aquella parte con la que se compran
los medios de producción, retorna en su integridad en forma de dinero solo
después de transcurrir una serie de ciclos.
La parte que resta del capital constante, materializada en las materias primas,
combustibles y materiales auxiliares, se incorpora al capital circulante, cuyo valor
íntegro retorna al capitalista en forma monetaria después de cada ciclo del capital.
riable. Por consiguiente, el capital circulante es aquella parte del capital productivo
cuyo valor se incorpora íntegramente al producto y retorna también íntegramente al
capitalista en forma monetaria al finalizar cada ciclo del capital.
El capital circulante incluye en sí una parte del capital constante, cuyo valor se
transfiere a las mercancías, y también el capital variable, cuyo valor no se transfiere,
pero se retribuye con una parte del nuevo valor creado por el trabajo de los obreros
asalariados.
El desgaste moral del capital fijo se caracteriza por una serie de particulari-
dades:
En primer lugar, el desgaste moral del capital fijo es un proceso que transcurre
espontáneamente. La competencia obliga a los empresarios a renovar su anticuada
capacidad instalada por otra nueva para bajar los costos de producción de las mer-
cancías y así lograr éxitos en su lucha con los competidores.
452 Francisco Chaparro Zapana
En segundo lugar, el desgaste moral del capital fijo ocasiona la ruina econó-
mica de una parte del empresariado, sobre todo de los pequeños y medianos empre-
sarios, quienes con frecuencia carecen de los recursos necesarios para modernizar
sus instalaciones de capital fijo. Explotando un capital fijo anticuado, al no poder
competir con los grandes capitalistas, estos terminan en la ruina.
A fin de reducir los riesgos del desgaste moral del capital, los empresarios se
esmeran en acortar los plazos de transferencia de su valor a las mercancías. Y esto lo
logran incrementando la explotación a los trabajadores, mediante la prolongación de
la jornada diaria y la intensificación del trabajo.
El crecimiento del capital fijo también agudiza las contradicciones entre las
clases de la sociedad capitalista.
En primer lugar, el incremento del capital fijo eleva la productividad del tra-
bajo debido al progreso científico-técnico, lo que trae consigo la elevación del grado
de explotación de los trabajadores.
EE. UU. aumentó en 2 veces, en tanto que las inversiones en capacidad instalada se
incrementaron en 1,3 veces. Mientras que en 1929, al capital fijo le correspondía el
46,9% de cada dólar de producción de la industria de transformación de los EE. UU.,
en 1963, la intensidad del capital bajó hasta el 23,5% por cada dólar de producción.
Hay otro factor que influye en el ritmo de la rotación del capital: la duración
del tiempo de producción y del tiempo de circulación.
El tiempo de rotación del capital depende de las proporciones en las que está
divido entre capital fijo y capital circulante. A mayor peso específico del capital fijo
en el conjunto del capital, mayor será el tiempo de rotación del capital, siempre que
sean constantes todas las demás condiciones.
La duración del período de trabajo depende antes que nada de las particula-
ridades de una u otra rama de producción, o de la naturaleza del producto acabado
de una determinada rama. Por ejemplo, el período de horneado del pan se mide en
horas, minutos e incluso segundos; en los astilleros, la construcción de una embarca-
ción grande requiere de varios meses, y así sucesivamente.
Cuanto más se prolongue el período de trabajo, tanto mayor capital debe in-
vertirse en la producción. Tomemos como ejemplos la construcción de un alto horno
y la elaboración de un hilado. Para construir el alto horno se necesitan varios meses,
durante los cuales el capitalista debe gastar capital circulante en metal, combustibles,
salarios, etc. Para transformar el algodón en hilado se requiere de un período de tra-
bajo muy corto; en la fábrica de hilados diariamente se producen productos acabados
para su venta. Por eso, para la construcción de un alto horno, el capitalista debe anti-
cipar un capital mucho mayor que para la elaboración de los hilados.
4.4. Los métodos para reducir las diferencias entre el tiempo de producción
y el período de trabajo
Es muy importante diferenciar el tiempo de producción del período de trabajo.
Este último es aquella parte del tiempo de producción en cuyo transcurso se producen
el valor y la plusvalía. Toda la parte restante del tiempo de producción –ya sean las
noches, los pausas tecnológicas en el proceso de trabajo, el tiempo de permanencia
del capital productivo en forma de reservas– no crea valor ni plusvalía, por cuanto en
esos lapsos no se gasta trabajo en general, y menos aún trabajo adicional. Por eso los
capitalistas tienen gran interés en reducir la diferencia entre el tiempo de producción
y el período de trabajo, es decir, convertir a como dé lugar la mayor parte del tiempo
de producción en período de trabajo, porque solo este último reporta plusvalía.
ciclo del capital es el tiempo de compra. Al término del proceso de producción, las
mercancías acabadas ingresan a la esfera de circulación. Aquel tiempo requerido
para la realización de las mercancías, la fase M’ - D’ del ciclo del capital, es el tiem-
po de venta. El conjunto de los períodos de compra y venta conforman el tiempo de
circulación.
El tiempo de venta constituye una parte muy importante del tiempo de circu-
lación. La conversión de las mercancías en dinero, cuyo proceso es relativamente
más difícil que la conversión del dinero en mercancías, muchas veces requiere de un
mayor tiempo. Los principales factores que influyen sobre el tiempo de venta y, por
ende, sobre todo el tiempo de circulación son:
Sin embargo, a pesar de que los capitalistas tienden a reducir el tiempo de cir-
culación, sus esfuerzos tropiezan con las contradicciones engendradas por el sistema
económico capitalista. En particular, las crisis de sobreproducción propias del capi-
talismo, que conducen a la acumulación de reservas mercantiles no realizadas y a la
prolongación del tiempo de circulación. Son enormes las reservas mercantiles en las
condiciones del capitalismo contemporáneo, en especial, debido a la desproporción
entre las magnitudes de la producción y la estrechez de la capacidad adquisitiva.
Así, en los EE. UU., de 1945 a 1964, las reservas mercantiles en el comercio al por
mayor crecieron de 8000 millones de dólares hasta 28 600 millones. Las mayores
dificultades para la comercialización impiden la reducción del tiempo de circulación
y provocan el estancamiento de enormes capitales en forma de reservas de mercan-
cías no realizadas.
7 El término “anticipado” se emplea aquí convencionalmente, en tanto que como tal se sobreentiende el capital varia-
ble invertido inicialmente. En verdad no es el capitalista quien da un “avance” de capital variable, sino que son los
trabajadores quienes dan anticipo a los capitalistas creando el valor hasta el momento que reciben su salario.
460 Francisco Chaparro Zapana
Pero, además de ello, se puede equiparar la masa anual de plusvalía con el ca-
pital variable anticipado (pero no con el que en realidad ha rotado en el año). En este
caso la tasa de plusvalía resulta mucho mayor. En nuestro ejemplo, el volumen anual
de plusvalía es 40 millones de dólares y el capital variable anticipado, 10 millones.
Por consiguiente, tendremos una norma de plusvalía:
p’ = 40 millones de dólares / 10 millones de dólares × 100 = 400%
Este indicador viene a ser la tasa anual de plusvalía, es decir, la relación del
volumen anual de plusvalía con la suma inicial de capital variable anticipado.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 461
Por lo visto la tasa anual de plusvalía refleja tanto el grado real de explotación
de la mano de obra como también la velocidad de la rotación del capital variable. En
consecuencia, la tasa anual de plusvalía muestra en qué grado se incrementa anual-
mente el capital variable anticipado.
CAPÍTULO XIII
1.2. El capital comercial como una parte disociada del capital industrial en la
sociedad capitalista
El capital monetario y el capital mercantil son partes conformantes del capital
industrial, relacionados directamente con la esfera de la circulación y, por eso, ambas
formas tomadas en su conjunto se incluyen en el concepto “capital circulante”. Pero
si el capital circulante se encuentra operando en manos de los capitalistas industria-
les, entonces todavía no es capital comercial, aun cuando los capitalistas industriales
contratasen personal especial que se ocupara solamente de la venta de las mercancías
(agentes comerciales, distribuidores).
El movimiento del capital comercial sirve al ciclo de rotación del capital in-
dustrial, en especial a la fase final de este ciclo, a la transacción M’ - D’, a la realiza-
ción de las mercancías. Después de que el capital industrial adopta la forma de capi-
tal mercancía, se produce la venta de las mercancías por los capitalistas industriales
a los capitalistas comerciales. Lo que para el capitalista industrial es el acto M’ - D’,
la venta; para el capitalista comercial es el acto D - M, la compra.
cial vende las mercancías y estas pasan de la esfera de la circulación a la esfera del
consumo, representa la realización plena de las mercancías. De esta forma, todo el
ciclo de rotación del capital comercial D - M - D’ sirve al proceso de la realización
de las mercancías, a la fase M’ - D’ en el ciclo de rotación del capital industrial.
Una función específica del capital comercial también es el servicio de la realización
de las mercancías para el capital industrial.
2. LA GANANCIA COMERCIAL
2 Ibídem. T. 3, p. 301.
3 Ver: Lenin, Vladimir Ilich. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Moscú. Ed. Progreso, 132 pp.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 469
mercancías ni plusvalía, sino que solo realizan los productos. La fuente de la ganan-
cia comercial no se encuentra en el mismo comercio, sino fuera de él, en la produc-
ción capitalista. Además, los comerciantes capitalistas no son “recolectores”, conser-
vadores ni distribuidores de bienes, sino una parte de la clase capitalista explotadora,
copartícipe de la explotación a la clase asalariada por los capitalistas industriales.
por 100 000 millones de dólares. Imaginemos, además, que el capital comercial que
opera en la realización de toda la producción industrial conforma 50 000 millones de
dólares. Entonces la tasa media de ganancia será igual a:
100
g' = × 100 = 20%
(400c + 50 v) + 50TK
Por consiguiente, los capitales industrial y comercial participan conjuntamen-
te en la explotación de la clase obrera, y la plusvalía obtenida se distribuye entre
ellos según el principio: a igual capital, igual ganancia.
El precio por el que los industriales venden las mercancías a los comerciantes
es igual a los gastos de producción más la ganancia media sobre el capital indus-
trial. Para los comerciantes capitalistas, este es el precio de compra. Pero como la
ganancia industrial es menor que toda la plusvalía, entonces este precio de compra
es también un poco menor que el valor de las mercancías. Luego, los comerciantes
capitalistas venden las mercancías a precios cercanos al precio de compra más la
ganancia media sobre el capital comercial, en tanto que este precio de venta a escala
social es igual al valor.
100 p
g' = × 100 = 20%
450KI + 50 KC
450 × 20 50 × 20
g' = = 90 h= = 10
100 100
la ganancia comercial: h = (50 x 20) / 100 = 10; el precio de venta para los capita-
listas industriales o precio de compra para los comerciantes capitalistas de: = 400c
+ 50v + 90p = 540; y el precio de venta para los comerciantes capitalistas de: = 540
+ 10h = 550.
5 Esta igualdad tiene lugar si se prescinde de la existencia de la clase terrateniente y de la renta de la tierra.
472 Francisco Chaparro Zapana
comercial ella es igual a la relación de toda la plusvalía con la suma del capital in-
dustrial y comercial.
200 p
g' = × 100 = 20%
700 c + 100 v + 200 KO
200 p
g= × 100 = 22, 2%
700 c + 100 v + 200 KC
6 El ejemplo dado simplifica en algo la realidad: en los hechos y en presencia del capital comercial, los capitales
industriales no solo tienen un capital productivo (c + v), sino también un capital en la circulación.
7 Marx, Carlos. El capital, óp. cit., T. 3, p. 297.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 473
La explotación de la que son objeto los pequeños productores por parte del
capital comercial se acentúa con el capitalismo monopolista. Tanto en el comercio
como en la industria, las posiciones predominantes son ocupadas por un reducido
grupo de grandes compañías monopolistas que imponen precios bajos a los peque-
ños productores. Por ejemplo, en los EE. UU., las compañías comerciales monopo-
listas compran a los granjeros sus productos agrícolas a precios bajos y los revenden
a los consumidores a precios elevados, obteniendo a costa de esta operación enormes
ganancias. Por eso, en el curso del siglo XX, la participación de los granjeros esta-
dounidenses tendía a reducirse de manera sistemática, debido al precio al por menor
por el que los capitalistas comerciales solían revender sus productos. En 1913, esta
participación constituía el 56,5%, y en 1964, solo el 37%
En los gastos netos de circulación están expresados todos los gastos vincu-
lados con las transacciones de la compra-venta. Por ejemplo, el pago a los ven-
dedores, a los cajeros, al personal contable y demás administrativos de los centros
comerciales, los gastos por el manejo de la correspondencia comercial, los gastos
relacionados con la recepción, conservación y entrega de dinero, son todos gastos
netos de circulación. El trabajo gastado en la operación de la propia compra-venta de
las mercancías, no tiene origen en las necesidades de la producción, sino solo en la
existencia de las relaciones monetario-mercantiles. Este no es un trabajo productivo,
porque no incrementa ni en un ápice el valor de las mercancías.
Pero como ya quedó aclarado antes, los gastos netos de circulación en la com-
pra de mercancías, según su valor, se cubren a cuenta de la plusvalía creada en el
proceso de producción. Se sobreentiende que este descuento no puede afectar solo
a los capitalistas comerciales, ya que en este caso obtuvieron una tasa de ganancia
menor que los capitalistas industriales. La igualdad de tasas de ganancia en el comer-
cio y en la industria presupone que el descuento para cubrir los gastos de circulación
proviene no de la ganancia comercial, sino del total de la plusvalía. Solo después
de este descuento, la plusvalía total se distribuye entre los capitalistas industriales y
comerciales en proporción a sus capitales invertidos.
p – Io
De esta forma, la tasa media de ganancia es igual a g’ = , donde lo
representa los gastos netos de circulación. PK + TK
Como ejes del comercio al por mayor funcionan las bolsas de comercio. Estos
son los mercados donde se comercian las mercancías sin necesidad de estar presen-
tes, sino tan solo por muestras y estándares. Los fines de la bolsa de comercio son
también las mercancías, cada una de las cuales no posee particularidades especia-
les; puede ser reemplazada a plenitud por otra mercancía de la misma especie, por
ejemplo, el trigo, el algodón, el azúcar, el café, etc. En las bolsas con frecuencia son
vendidas las mercancías que se encuentran en otros lugares o en el extranjero. Así,
en la bolsa de Londres pueden ser vendidos: el algodón estadounidense, el trigo ca-
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 479
nadiense, la lana australiana, el café brasileño, etc. En esas transacciones pueden ser
vendidas incluso mercancías que aún no han sido producidas, como por ejemplo el
trigo o el café de la próxima cosecha.
Las grandes empresas comerciales tienen muchas ventajas frente a las peque-
ñas. Pueden abrir tiendas en distintos lugares y atraer hacia sí una amplia clientela;
usan en mayor medida y con más eficacia la publicidad; los gastos vinculados con
480 Francisco Chaparro Zapana
países capitalistas, son consideradas como un germen potencial del socialismo. Sin
embargo, las cooperativas que se desarrollan en el capitalismo están lejos de consti-
tuirse en formas socialistas de la economía, mientras ellas funcionen en una sociedad
basada en la propiedad privada y actúen bajo el imperio espontáneo de las leyes eco-
nómicas del capitalismo. De otro lado, el peso específico del comercio cooperativista
en los marcos de la circulación mercantil de los países capitalistas es insignificante.
Por ejemplo, en EE. UU., en el año 1963, a las cooperativas le correspondía apenas
un 0,3% de todas las empresas comerciales al por menor, y su circulación mercantil
fue menos del 0,9% de toda la comercialización al por menor. En 1961, en Inglaterra
–donde el cooperativismo alcanzó mayor desarrollo– a la participación del comercio
cooperativista le correspondió solo el 10% de todo el comercio minorista.
9 Lenin, Vladimir Ilich. “Sobre la cooperación”. Obras completas. T. 45, p. 374, traducido del ruso por F. Ch. Z.
10 Lenin, Vladimir Ilich. El proyecto de resolución sobre las cooperativas de la delegación socialdemócrata rusa en
Congreso de Copenhague. Obras completas. T. 19, p. 310, traducido del ruso por F. Ch. Z.
482 Francisco Chaparro Zapana
realización de todos los elementos conformantes del valor del producto social, entre
ellos el de la plusvalía, es también posible en el mercado interno. Sin embargo el
comercio externo es una realidad inobjetable. Entonces, ¿qué premisa determina la
necesidad de su existencia? Al analizar este problema, Lenin observa los siguientes
aspectos:
En primer lugar, que la formación del mercado mundial fue una de las pre-
misas históricas del surgimiento del modo de producción capitalista. Aún en la
época de la acumulación primaria del capital la circulación mercantil rebasa los mar-
cos de un solo país.
12 Ver: Giudice Baca, Víctor M. Ensayos de Economía Internacional. Lima, 1989, Apuntes – Facultad de Ciencias Eco-
nómicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pp. 79-130.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 485
Se debe, además, tener en cuenta que el dumping tiene como finalidad la con-
quista de los mercados externos por los monopolios de un determinado país, despla-
zando de allí a los competidores extranjeros. Cuando este objetivo se ha cumplido,
entonces los monopolios pueden permitirse elevar también los precios de las mer-
cancías exportadas.
1. EL CAPITAL DE PRÉSTAMO
El capital dinero sirve como fuente primaria del capital de préstamo, el cual
ha sido liberado del proceso de rotación cíclica del capital industrial (y también del
comercial).
En primer lugar, semejante liberación del capital dinero está condicionada
por el carácter de la rotación cíclica del capital fijo. Después de ser vendidas las
mercancías, una parte desgastada del capital fijo es retenido por los capitalistas como
fondo de amortización, en tanto no llega el momento de la renovación del capital
fijo. Si, por ejemplo, una máquina cuesta 10 000 dólares y funciona 10 años, enton-
ces, se libera anualmente en forma de dinero 1/10 parte del valor de dicha máquina.
En segundo lugar, la liberación del capital en forma de dinero está condicio-
nada por el carácter de la circulación cíclica de una parte constante del capital circu-
lante. Entre la venta de las mercancías acabadas y la compra de nueva materia prima,
combustibles y materiales, frecuentemente, transcurre algún tiempo (por ejemplo,
con las compras del algodón según las estaciones, la lana, etc.). Por eso, luego de
realizadas las mercancías acabadas, una parte del dinero obtenido (o ingresado), que
representa el valor de la materia prima y los materiales empleados, es retenida por un
tiempo bajo la forma de capital monetario temporalmente liberado.
En tercer lugar, una parte del capital variable es liberada bajo la forma de di-
nero, por un plazo comprendido desde el momento de realización de las mercancías
hasta el momento que se paga el salario.
490 Francisco Chaparro Zapana
La segunda fuente del capital de préstamo son los capitales rentistas, es decir,
las sumas monetarias disponibles de los capitales del dinero.
La tercera fuente del capital de préstamo son los ingresos monetarios y los
ahorros de los diversos estratos de la sociedad capitalista. No obstante ser asignados
para atender necesidades de consumo personal, estos actúan de momento en forma
de colocaciones disponibles para créditos a las instituciones, transformándose así en
capital de préstamo.
El capital de préstamo se diferencia no solo del capital real, sino también del
dinero que cumple las funciones de medio de compra y medio de pago, mientras
que el volumen de los capitales de préstamo supera muchas veces a la masa mone-
taria. Esto se explica en que cada unidad monetaria puede ser usada muchas veces
en forma de colocaciones aportadas a los bancos. De esta manera, en el proceso del
movimiento de una suma monetaria de 1000 dólares se pueden constituir capitales
de préstamo por la suma de 5 000 o 10 000 dólares. En los EE. UU., en junio 1967,
los depósitos de todos los bancos (en los cuales la cantidad del capital de préstamos
se expresa solamente de modo parcial) estaban conformados por cerca de 410 000
millones de dólares, y el volumen del dinero circulante era solo de 39 000 millones
de dólares, aproximadamente.
2.1. El interés como precio del capital y como una forma de plusvalía
En la superficialidad de los fenómenos, los capitalistas actúan como “compra-
dores” de una “mercancía-capital” específica, así también el interés, con el que ellos
pagan a los capitalistas prestamistas, aparenta ser el “precio” del capital. Pero este es
un “precio” completamente sui géneris. Para las mercancías comunes y corrientes, el
precio es la expresión monetaria de su valor. Pero para el capital otorgado en présta-
mo, el interés no es una expresión monetaria del valor, por cuanto el propio capital
de préstamo ya está expresado en forma de dinero. En el caso dado, el interés sirve
de pago por el valor de uso del capital como el de una mercancía, por su capacidad
de producir una ganancia. Por eso C. Marx llamó al interés “la forma irracional del
precio”.
2.2. La naturaleza explotadora del interés negada por los economistas bur-
gueses
La división de la ganancia en interés y ganancia empresarial enmascara la
explotación capitalista. De una parte, la naturaleza explotadora del interés está en-
494 Francisco Chaparro Zapana
Pero esto de ningún modo significa que la tasa de interés esté determinada
directamente por la tasa de ganancia y que ambas se muevan paralelamente. La tasa
de interés en un período dado es determinada por la correlación entre la oferta y
la demanda de capitales de préstamo. Si la oferta de capitales de préstamo se eleva,
cuando su demanda se estanca o crece a menor ritmo, entonces la tasa de interés tien-
de a descender; pero si la demanda de capitales de préstamo crece, cuando su oferta
es constante o crece más lentamente, entonces la tasa de interés tiende a elevarse.
De todo lo expuesto, se deduce que en el curso del ciclo industrial, “el movi-
miento del capital de préstamo, tal como se refleja en el tipo de interés, discurre en
conjunto en dirección inversa a la del capital industrial”4.
años 1866-1872 descendió a 3,55%; durante 1873-1881 bajó a 3,33%; entre 1882 y
1889 se elevó a 3,55%, y durante 1890-1899 volvió a descender hasta 2,98%. A un
nivel incluso más bajo descendió la tasa de interés durante el siglo XX. Por ejemplo,
desde 1933 hasta 1951 (excepto 1939), la tasa de interés porcentual de la Banca
Inglesa se mantuvo en el nivel del 2%. Durante la primera mitad del siglo XX, la
tasa de interés de la Banca Inglesa fue en promedio de 3,4% contra el 3,6% durante
la segunda mitad del siglo XIX. En los EE. UU., la tasa de interés de los bancos de
las principales ciudades por préstamo de corto plazo en promedio, durante los años
1919-1938 era igual a 4,7%, mientras que durante los años 1939-1965 fue de 3,4%.
Tanto como acreedores y prestatarios del crédito comercial actúan los capita-
listas funcionales. Por ejemplo, el fabricante de maquinarias vende al fabricante de
tejidos máquinas de tejer al crédito, y el fabricante de tejidos vende al comprador
telas al crédito. En cuanto al crédito bancario, en el que solo el prestatario actúa en
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 499
El crédito bancario supera los límites del crédito comercial. Los capitales mo-
netarios libres se apartan de cualquier rama de la producción capitalista y a través del
crédito bancario pueden deslizarse en cualquier dirección. Así, un fabricante textil
puede colocar su capital monetario libre en el banco, y el banco puede otorgar este
capital en préstamo al fabricante de maquinarias. Además, con ayuda del crédito
bancario, puede realizarse no solo la redistribución de capitales entre los capitalistas
funcionales, sino también la atracción por ellos de todos los capitales adicionales (a
cuenta de los capitales rentistas, que confluyen a los bancos).
La suma de pagos por intereses de los préstamos estatales crece junto con la
expansión de las deudas estatales. En EE. UU. esta suma creció desde 23 millones de
dólares en 1913/14 hasta 12,8 000 millones en 1966/67. En Inglaterra esta se elevó
de 16 millones de libras esterlinas en 1913/14 hasta 630 millones en 1965/66. Los
medios para el pago de los intereses por los préstamos se toman principalmente a
cuenta de la imposición tributaria a los trabajadores, el principal receptor de estos
intereses es la gran burguesía, la cual concentra en sus manos la parte preponderante
de las obligaciones de los préstamos. Por eso los préstamos estatales sirven de medio
de redistribución de la renta nacional en perjuicio y en beneficio de la burguesía.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 501
Las acciones son compradas para obtener por medio de ellas las ganancias;
por eso, el curso de las acciones se encuentra en función directa del dividendo obte-
nido. De otra parte, el curso de las acciones se encuentra en función inversa al nivel
de la tasa de interés; cuanto más baja es la tasa de interés, tanto más alto se cotizan
las acciones. Como el capitalista del dinero puede disponer su capital ya sea como
préstamo o ya sea comprando acciones, siempre comparará el dividendo por accio-
nes con el interés que obtendría si depositara su capital en el banco. Cuanto más baja
es la tasa de interés, tanto mayor será el dinero que debe ser prestado para obtener
un determinado beneficio; por eso será mayor el precio que pagarán los compradores
de las acciones.
La formación del curso de las acciones está ligada a la así llamada “capita-
lización de las utilidades”, la cual debe ser entendida como la determinación de la
magnitud del capital en base a la magnitud de la utilidad reportada por una u otra
502 Francisco Chaparro Zapana
Supongamos que una acción con valor nominal de 100 dólares da un divi-
dendo de 6 dólares al año, y la tasa de interés es igual a 3%. El curso de la acción
entonces será = ($6 × 100) / 3 = $200. La compra de una acción dada por 200 dólares
tendría para el capitalista no menor sentido que entregar 200 dólares de préstamo con
3% de interés anual. Si en último caso él recibiese 6 dólares de ganancia anual, pagar
por esa acción una suma grande, por ejemplo 300 dólares, le resultaría desventajoso,
ya que esta suma, otorgada en préstamo con una tasa de 3%, daría un beneficio anual
de 9 dólares.
Además de las acciones, las sociedades accionistas emiten otra clase de es-
pecies valoradas, las obligaciones de pago. Estas especies valoradas, las que están
sujetas a un determinado plazo fijo de compra y según el cual se paga anualmente
un interés establecido con anterioridad 5. Las obligaciones no otorgan a sus posee-
dores el derecho de participar en las asambleas generales de accionistas. Aquellas
son emitidas no solo por los capitalistas empresarios, sino también por los estados
burgueses que buscan préstamos para cubrir sus déficit presupuestales.
5 Además de las acciones corrientes, por las cuales se pagan dividendos, que oscilan en torno a las variaciones de la
magnitud de la ganancia de las empresas accionistas, se practica la emisión de las llamadas acciones especiales,
por las cuales se pagan tasas de interés establecidas anteladamente. En ese sentido, las acciones especiales es-
capan de las obligaciones.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 503
Una enorme expansión del capital ficticio es lo que caracteriza a la etapa del
imperialismo. Por ejemplo, en EE. UU., desde 1900 hasta 1955, la suma de especies
valoradas se incrementó de 22 300 millones a 824 000 millones de dólares, es decir,
casi en 37 veces; mientras que el valor de los equipos productivos durante ese mismo
período aumentó en 27 veces, y toda la riqueza nacional del país, solo en 16,5 veces
(a precios corrientes).
en la bolsa con las especies valoradas obedece a las oscilaciones privadas de sus
cotizaciones; se realiza principalmente en las transacciones de bolsa a corto plazo,
es decir, en las transacciones en las cuales el vendedor de las especies valoradas se
compromete colocarlas ante el comprador al vencimiento de un plazo determinado,
y el comprador se compromete a pagar también al vencimiento de un determinado
plazo el precio convenido al cerrar el trato. Si el especulador calcula o prevé una ele-
vación de las cotizaciones de unas u otras especies en la bolsa, entonces él apostará
por la elevación, o sea que comprará anteladamente a plazo estas especies, y después
los revenderá con una cotización mayor. Pero si, por el contrario, el especulador
prevé un futuro descenso de las cotizaciones de las especies valoradas, entonces
él apostará por el descenso, es decir, venderá anticipadamente estas especies con
una determinada cotización, con el fin de colocarlas al comprador cuando caiga su
cotización.
En los hechos los fundadores no llegan a vender todas las acciones, sino una
parte de ellas, la otra parte se la quedan consigo para controlar en el largo plazo las
empresas accionistas y obtener de ellas una ganancia anual.
Sin embargo, los hechos han demostrado que solo una parte insignificante de
los trabajadores llega a poseer acciones. Así, en EE. UU., en 1965, el 84% del nú-
mero total de familias y personas con ingresos independientes no poseían acciones.
Una parte preponderante de todas las acciones se concentra en manos de la gran
burguesía.
6 Lenin, Vladimir Ilich. “El crecimiento de la riqueza capitalista”. Obras completas. T. 23, p. 186, traducido del ruso por
F. Ch. Z.).
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 507
Las obligaciones de largo plazo, que se otorgan unos a otros los capitalistas,
tienen en gran medida carácter recíproco; por eso una gran parte de pagos no se
realiza con la mediación del dinero en efectivo, sino mediante las cuentas compensa-
torias, que son realizadas tanto por los bancos como también por otras instituciones
especializadas: las cámaras de comercio y la bolsa de valores. Por ejemplo, la suma
del circulante nominal procedente de los pagos compensatorios procesados por los
bancos londinenses, aumentó, durante los años 1948-1965, de 80 000 millones a
412 000 millones de libras esterlinas.
capital. Las sumas dispersas de plusvalía, las cuales por separado son insuficientes
para las nuevas inversiones, confluyen a los bancos y en su conjunto alcanzan di-
mensiones como para ser usadas en la reproducción ampliada. En segundo lugar,
gracias al crédito, los dineros ahorrados y las rentas de los estratos sociales popula-
res no capitalistas también se convierten en fuente de acumulación del capital. Los
bancos y las cajas de ahorro movilizan estos medios y los ponen a disposición de las
empresas capitalistas.
ción, reduciendo cada vez más el número de los contados individuos que explotan la
riqueza social y, de otra parte, el establecer la forma de transición hacia un régimen
de producción nuevo”7. Al acelerar el crecimiento de las fuerzas productivas del
capitalismo, el crédito contribuye al mismo tiempo con la preparación de las condi-
ciones materiales necesarias para el tránsito del capitalismo al socialismo. Además,
el complejo sistema bancario puede servir a la revolución proletaria como una pode-
rosa palanca para la realización del tránsito del capitalismo al socialismo.
La realización directa de los vínculos crediticios entre los capitalistas del di-
nero y los capitalistas funcionales es dificultada por la falta de coincidencia entre las
dimensiones del capital otorgado en préstamo y las dimensiones de su demanda; y la
falta de coincidencia entre el plazo de liberación del capital monetario del acreedor y
el plazo por el que es requerido por el prestamista. Por ejemplo, cuando el capitalista
A libera en un plazo de tres meses un capital de 100 000 dólares; pero el capitalista
B requiere un capital adicional no por 100 000, sino por 500 000 dólares, y no para
tres meses, sino para seis. En tal caso, la acreditación directa del capitalista A al capi-
talista B resulta imposible. Además, la acreditación directa tropieza con la dificultad
de que el acreedor puede no estar seguro de la solvencia del prestatario.
Otra de las funciones de los bancos es crear también los instrumentos credi-
ticios de la circulación, la que será analizada en el capítulo siguiente.
512 Francisco Chaparro Zapana
Los bancos emisores: son los bancos cuyos recursos se forman principalmen-
te mediante la emisión de notas bancarias y también mediante la concentración de
las reservas de los bancos comerciales. Con el desarrollo del capitalismo la emisión
de notas bancarias en cada país se centraliza en uno o varios bancos emisores. Estos
bancos emisores centralizados otorgan créditos, como regla, a los bancos comercia-
les y al Estado.
Los bancos se vinculan con las compañías de seguro, estas obtienen pagos
de quienes aseguran sus bienes o su vida, y pagan primas en casos de incendio, ac-
cidentes, muerte, etc. Pese a que el problema del seguro representa en sí una forma
independiente de empresariado junto al problema bancario, las compañías de seguro
están estrechamente ligadas con el sistema crediticio e incluso compiten con los
bancos. Las compañías de seguro emplean los recursos monetarios movilizados en
calidad de recursos crediticios mediante la compra de especies valoradas de las em-
presas capitalistas y de obligaciones de préstamos estatales. En marzo de 1967, en
EE. UU., los activos de las compañías de seguro de vida eran aproximadamente de
170 000 millones de dólares (cuando los activos de los bancos comerciales supera-
ban los 395 000 millones de dólares).
Los recursos bancarios incluyen: a) los capitales propios de los bancos y b) las
colocaciones o depósitos captados de los clientes por los bancos8. El peso específico
de los depósitos sobrepasa largamente el peso específico de los capitales propios de
los bancos. Por ejemplo, en EE. UU., en 1966, el 91% de la suma total de capitales y
depósitos de todos los bancos correspondía a los depósitos y solo un 9% era capitales
propios.
8 Además de las colocaciones de los clientes que ingresan a los bancos, existen las llamadas colocaciones aparentes
que surgen cuando los bancos suspenden el crédito a sus clientes en forma de notas en sus cuentas de determina-
das sumas monetarias.
9 Ver: Diccionario de Contabilidad. Terminología empresarial. Lima, 1999/2000, 1.a. Ed., pp, 226-228.
514 Francisco Chaparro Zapana
cambio, el banco desembolsa dinero y por eso cobra al portador de la letra la llamada
tasa de inventario, o sea que no paga toda la suma monetaria consignada en la letra
de cambio, sino aquella suma menos la tasa de inventario. En lugar de la cuenta de
las letras de cambio, su portador puede recibir préstamos bajo fianza hipotecaria
de las letras de cambio; al vencer el plazo del préstamo, el prestatario lo amortiza y
recobra la letra del banco.
bancarias. Esta ganancia neta del banco, tomada en relación a su propio capital,
constituye la tasa de ganancia bancaria. La tasa de la ganancia bancaria tiende a ser
igual a la tasa media de ganancia de la industria y el comercio, así como el mecanis-
mo del transvase espontáneo de capitales conduce hacia una nivelación de la tasa de
ganancia en todas las ramas de la economía capitalista.
7. LA CONCENTRACIÓN Y LA CENTRALIZACIÓN DEL CAPITAL BANCARIO.
LOS MONOPOLIOS TRANSNACIONALES BANCARIOS
En la segunda mitad del siglo XX, la ventaja de los grandes bancos sobre los
pequeños se refuerza a consecuencia de la introducción de la técnica electrónica en
la actividad bancaria. Hacia fines de 1963, en EE. UU., cerca de 700 grandes bancos
aplicaban ya equipos electrónicos automatizados en la ejecución de una serie de
operaciones; mientras que a los pequeños y medianos bancos aún no les era accesible
semejante tecnología.
Los monopolios bancarios son las uniones de los bancos, o bancos gigantes,
que asumen una función predominante en la actividad bancaria y obtienen altas
ganancias de monopolio. Algunos de los monopolios bancarios representan en sí los
acuerdos o alianzas que unifican algunos grandes bancos; otros monopolios banca-
rios actúan en forma de bancos independientes (por ejemplo, cada banco del “gran
quinteto Inglés”). Pero estos son los bancos gigantes, que se conformaron mediante
acuerdos o alianzas entre muchos otros bancos. Los monopolios bancarios actúan
bajo las siguientes formas:
Los cárteles bancarios: son acuerdos entre bancos, que en alguna medida
limitan su independencia y la libre competencia entre ellos, mediante el estableci-
miento de tasas únicas de interés, la aplicación de una política de dividendos unifor-
me, etc.
Los sindicatos bancarios o consorcios: son acuerdos entre varios bancos para
la administración conjunta de grandes y ventajosas operaciones financieras (habi-
tualmente por la emisión de especies valoradas), las cuales no pueden ser asumidas
por un solo banco. Por ejemplo, en Alemania, en 1958, el Dressner Bank, el Doige
Bank y el Comerce Bank en conjunto con 17 bancos dependientes conformaron un
consorcio para la distribución de las especies valoradas, emitidas nuevamente por el
consorcio industrial Farberks Hëheth A. G. por la suma de 100 millones de marcos.
En EE. UU. tienen una gran importancia los así llamados “grupos bancarios”,
que representan al conjunto de bancos controlados por una compañía-holding, es
decir, por un conjunto de accionistas, especialmente agrupados para la adquisición
de acciones de otras compañías. El número de estos grupos bancarios antes de la
Segunda Guerra Mundial era de 43, y después de la guerra llegó a 160. El más pode-
roso de ellos era la compañía Holdein-West Bank Corporation, que a fines de 1951
controlaba 24 bancos con activos mayores a 5 800 millones de dólares.
Por más diferentes que fuesen las formas de los monopolios bancarios, todos
tienen una misma esencia, una misma finalidad: apropiarse de elevadas ganancias
monopólicas. El elevado nivel de la ganancia monopólico-bancaria lo confirma, por
ejemplo, el hecho de que por las acciones de los más poderosos bancos alemanes, en
1960, se pagaban dividendos del 16% (frente al 6% de 1952); las ganancias del “gran
quinteto” de bancos ingleses crecieron desde 1945 hasta 1960, de 7,9 millones a 21,6
millones de libras esterlinas.
Entre los propios monopolios bancarios se lleva a cabo una pugna feroz por la
clientela. Para ampliar su esfera de influencia y despojar de clientes a los competido-
res, cada banco monopolista establece sus filiales allí donde antes actuaban solo las
filiales de otros monopolios bancarios.
Entre los bancos monopolistas se da también la lucha por el control sobre las
empresas en las cuales ellos participan. Si, por ejemplo, las acciones de una compa-
ñía industrial son posesión de dos o más bancos grandes, entonces, cada uno de ellos
pretende captar en sus manos el paquete de control de las acciones.
520 Francisco Chaparro Zapana
El aumento del crédito hace que los bancos se interesen más en la marcha
de las actividades de las empresas industriales, ya que en caso de quiebra de un
prestatario el banco puede ser el más afectado.
proporciones enormes sus propios capitales y los depósitos a plazos; estos medios
pueden ser otorgados como préstamos de largo plazo. Incluso, una pequeña parte de
los depósitos a la vista, que formalmente pueden ser retirados en cualquier momento,
conforma un remanente estable, y cuanto más grande sea este último tanto mayor
será la suma total de depósitos. A cuenta de este remanente estable de depósitos a la
vista, los bancos también pueden otorgar créditos a largo plazo.
La ampliación de los plazos del crédito estrecha aún más los vínculos de in-
terdependencia entre los grandes bancos y las grandes empresas industriales. Por
ser de su propio interés que la prosperidad de las empresas acreditadas sea prolon-
gada, los bancos adoptan medidas especiales para ejercer influencia sobre la marcha
de aquellas. Por ejemplo, a menudo el banco exige que el cliente mantenga todos
sus capitales monetarios libres en el mismo banco y que haga uso de su crédito. Para
controlar este crédito, el banco envía a sus representantes a los órganos de dirección
de la empresa prestataria.
Los bancos se encargan de emitir las especies valoradas para captar la ganan-
cia por derecho de emisión. Esta ganancia es igual a la diferencia entre la cotización
de venta de las acciones y obligaciones realizadas por los bancos, y la más baja coti-
zación de compra por la que los bancos las toman de las compañías industriales. Las
ganancias por emisión alcanzan grandes dimensiones, siendo corrientemente de 4 a
8% y pudiendo alcanzar hasta más del 10% de la suma de la nueva emisión de espe-
cies valoradas. En la emisión de las acciones de las pequeñas compañías, la ganancia
de los bancos llega incluso hasta 15 ó 20%.
época del capitalismo monopolista, para organizar nuevas grandes compañías se re-
quieren de enormes medios, los cuales no pueden ser movilizados sin la ayuda de los
bancos. Por eso, en el grupo de fundadores también se incluye habitualmente, junto
a los magnates industriales, a uno o varios bancos grandes, lo que es estimulado por
el afán de estos por obtener la ganancia por concepto del derecho de fundación.
De este modo, en la época del imperialismo los bancos cumplen un nuevo rol,
transformándose de simples intermediarios del crédito en propietarios directos de las
empresas industriales.
1 Lenin, V. I. “Sobre una caricatura del marxismo y sobre la ‘economía imperialista’”. Obras completas. T. 30, p. 94,
traducido del ruso por F. Ch. Z.
2 Lenin. “El imperialismo y la división del socialismo”. Obras completas. T. 30. p. 164; la cursiva pertenece a F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 527
3 Lenin. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Obras completas. T. 27, p. 344.
528 Francisco Chaparro Zapana
Por consiguiente, confluyen también, en las manos de los poseedores del ca-
pital financiero, las ganancias de la industria, de la actividad bancaria, de las opera-
ciones con los títulos, valores, etc.
4 Hilferding, Rodolfo. El capital financiero. Ed. soc., 1959, p. 301, traducido del ruso por F. Ch. Z.
5 Lenin, V. I. El imperialismo, fase superior, óp. cit., p. 45.
530 Francisco Chaparro Zapana
por cuanto, entonces, una parte de los capitales que se encontraba a disposición de
los bancos, también era empleada en la industria.
Por ser teóricamente erróneas las tesis de Hilferding sobre el capital financiero,
sirven de base para sacar conclusiones políticas también incorrectas y perjudiciales,
como la que afirma que de las propias entrañas del capitalismo, por acción prepon-
derante de los bancos, se pondría gradualmente en marcha el principio socialista de
la organización planificada de la producción. Esto no es otra cosa que una variante
de la teoría reformista del crecimiento evolutivo del capitalismo al socialismo, ne-
gando la necesidad de la revolución socialista y del establecimiento de un poder
democrático popular.
6 Hilferding, R., óp. cit., 302, traducido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 531
Por todo esto se puede decir que los fenómenos nuevos más recientes del capi-
talismo contemporáneo confirman la teoría leninista sobre el capital financiero.
534 Francisco Chaparro Zapana
El segundo y tercer lugar, según su número y poderío, eran ocupados por los
grupos monopolistas financieros ingleses y franceses. En Inglaterra, estos constitu-
yen de 10 a 20, mientras que solo 7 de los más poderosos controlaban activos por la
suma aproximada de 43 000 millones de dólares7. En Francia, los 10 más importantes
grupos financieros controlaban activos por una suma cercana a los 53 000 millones de
dólares. El mayor de los grupos financieros ingleses, que dirige dos bancos comer-
ciales: el Lloyds Bank y el National Provincial Bank controlaban cerca de 13 000
millones de dólares. El mayor de los grupos financieros franceses: el Banco de París
y de Pei-Ba controlaban más de 10 000 millones de dólares.
La unión de la oligarquía financiera con el aparato gubernamental burgués se
realiza no solo mediante la ocupación directa de cargos gubernamentales por los pro-
pios magnates financieros o por sus representantes plenipotenciarios, sino también
mediante la concesión de algunos “carguitos” en los directorios de sus monopolios
industriales y bancarios a quienes hayan ocupado cargos de gobierno.
Grandes grupos financieros monopolistas existen también en otros países ca-
pitalistas desarrollados; pero estos, por lo general, según su tamaño, son menores
que los ya citados. Tres principales grupos financieros de Alemania Federal –el Doi-
ge Bank, el Dresden Bank y el Comerce Bank, tomados en conjunto, controlaban
un capital cercano a los 21 000 millones de dólares. El más poderoso de ellos era el
grupo Doige Bank (con más de 10 000 millones de dólares). En Japón cumplen un
rol fundamental tres grupos financieros monopolistas –Mitsubishi, Mitsui y Sumito-
mo–, los cuales en su conjunto controlaban un capital de 24 000 millones de dólares.
El mayor de ellos era Mitsubishi (con 9,5 mil millones de dólares).
El poderío económico de estos grupos financiero-monopolistas a escala de
todo el mundo capitalista, lo confirman los datos estadísticos correspondientes al
período comprendido entre los años 1960-1962, cuando 50 principales agrupaciones
financieras de una serie de países (incluidos 19 estadounidenses, 7 inglesas, 10 fran-
cesas, 3 alemanas, 3 japonesas, 2 holandesas, 2 belgas, 2 suizas y 2 suecas) contro-
laban, en conjunto, activos en compañías de diversas ramas de la economía por una
suma total de 529 000 millones de dólares.
7 Los datos acotados aquí y más adelante sobre los grupos financieros de Europa Occidental y Japón se refieren a los
años 1960-1962.
Teitelbaum, Alejandro. “Las crisis del sistema capitalista”, artículo extraído del libro El papel de las sociedades trans-
nacionales en el mundo contemporáneo. Buenos Aires, 2003.
Ver: Drouin, Michel. Le sisteme financier internacional. Ed. Armand Colin, París, 2001; Galbraith, John Kenneth:
Voyage dans le temps économique, témoignage de premiérre main Seuil, París, 1995.
Ver: Despacho AFP del 21/07/02.
536 Francisco Chaparro Zapana
Doige Bank, junto a las jefaturas de este banco, como apoderados, están las familias
Simens, Mannesman, Klekner; en el grupo Dresner Bank – Krupp, Flik y otros.
Company of New York, etc. Finalmente, el grupo Morgan participaba en las compa-
ñías industriales que mayormente están vinculadas a la esfera de influencia de otros
grupos. Debido a su capacidad de control en la industria, el comercio, el transporte y
en las comunicaciones, los activos de este grupo eran estimados en cerca de 40 000
millones de dólares.
La pelea entre los diversos grupos por las esferas de influencia a menudo
está acompañada de grandes cambios en la correlación de fuerzas, mientras unos
pierden su peso anterior, otros rápidamente se promueven hacia adelante. Por ejem-
plo, en EE. UU., durante las últimas décadas se han formado varios nuevos grupos
financieros en el estado de California (el grupo del Bank of America, Los Ángeles,
la Segunda San Francisco, el grupo Getty, el grupo Hiusa), y en el estado de Texas
(los grupos Dalaskaya y Hiustonskaya). A inicios de 1963, bajo el control de estos
nuevos grupos se encontraban activos por una suma mayor a los 89 000 millones de
dólares, es decir cerca de la 1/2 de la suma total de activos controlados en conjunto
por los principales grupos financieros de EE. UU.
Estos grupos luchan entre sí por controlar la mayor cantidad de bancos y com-
pañías industriales. A consecuencia de esta pugna permanente, a menudo, un deter-
minado banco o una compañía industrial pasa de la esfera de control de un grupo
financiero a la esfera de control de otro grupo. Por ejemplo, el National City Bank
of New York se encontraba hasta antes de los años 30 bajo el control del grupo
Rockefeller, en los años 30 pasó a ser controlado por el grupo Morgan, y después
de fusionarse este banco, en 1955, con el First National Bank asociado con el First
National Bank of New York, se convirtió en líder de un grupo financiero especial.
La lucha por la influencia se da no solamente entre distintos grupos financieros, sino
también dentro de cada grupo entre sus miembros integrantes.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 539
4. LA OLIGARQUÍA FINANCIERA
En los EE. UU., a mediados de los años 20 del siglo XX, había 60 familias
más ricas con capitales superiores a los 30 millones de dólares cada una, y a media-
dos de los años 60, se contaban ya entre 250 a 300 familias con capitales que supera-
ban los 50 millones de dólares cada una. Esta plutocracia estadounidense constituía
solo una parte de algunas decenas de multimillonarios que conforman la oligarquía
financiera en su expresión más exacta, la cual detenta en sus manos las posiciones
más importantes de toda la economía estadounidense. La oligarquía financiera está
conformada por los más ricos magnates, quienes lideran los conglomerados finan-
cieros monopolistas. La integran las familias Morgan, Rockefeller, Mellon, Du Pont,
Getty y otras. Algunos incrementaron, en las últimas décadas, las fortunas de los
magnates financieros antiguos, como lo demuestran los siguientes datos.
8 Lenin V. I. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Moscú, s/a. Ed. Progreso, p. 58.
540 Francisco Chaparro Zapana
Pero para mantener el control sobre una compañía accionista no era necesario
poseer el 50% de sus acciones. Muchos accionistas (principalmente los pequeños) no
figuran como accionistas en las asambleas generales y no participan en la adminis-
tración de las empresas accionistas. Por eso en la vida real es suficiente disponer del
20-30% de las compañías accionistas, y en muchos casos aún con solo una porción
del 10% sería posible mantenerlas bajo un control monopólico.
9 Ibídem, p. 39.
546 Francisco Chaparro Zapana
democracia, sino los métodos y los regímenes de dominación política más reaccio-
narios en todas sus facetas.
1 Ver: Spiridonova. Atlas y otros. Curso superior de Economía Política. México, Ed. Grijalbo, 1965. pp. 250-152, tra-
ducción corregida del ruso por F. Ch. Z.
550 Francisco Chaparro Zapana
En las tierras comunales de las que se han apoderado, los terratenientes inician
la implantación de los métodos capitalistas. Lo peculiar de dichos métodos radica en
que, además de utilizar el trabajo asalariado de los braceros, los terratenientes siguen
aplicando el viejo sistema feudal de explotación. Debido a ello sobreviven en el
campo relaciones de semiesclavitud de los campesinos a los terratenientes, es decir,
la prestación personal, la aparcería y otros antiguos tipos de explotación feudal. Por
estos rezagos el desarrollo capitalista es más lento y tortuoso para los campesinos.
Así se explica que desde fines del siglo XVIII se entablase una lucha frontal entre los
granjeros y la gran burguesía de los estados del nordeste a causa de las tierras libres
del oeste. Esta pugna se entrelazó con la lucha contra la esclavitud en el sur. Y por
ello, su desenlace fue determinado en gran medida por el éxito de la guerra civil de
1861-1865 entre el norte y los esclavistas del sur. En 1862, el Congreso de EE. UU.,
bajo presión de las masas revolucionarias que intervenían activamente en la guerra
civil, se vio obligado a aprobar el homestead-act o ley de las parcelas, resolviendo
de este modo el problema de las tierras libres del oeste. Según la mencionada ley,
cada ciudadano estadounidense que abonase una cuota de diez dólares podía obtener
65 hectáreas de tierra. A los cinco años de haberlas obtenido, si verdaderamente las
cultivaba se convertía en propietario de ellas, y se le otorgaba el correspondiente
certificado.
Una vía similar de desarrollo del capitalismo en el campo fue también la que
siguieron Francia y algunos de otros países. Sin embargo, tanto en EE. UU. como
en Francia, luego de realizadas las revoluciones agrarias, la tierra retornó paulatina-
mente a manos de la burguesía y de los granjeros acomodados. Esto prueba que, bajo
el capitalismo, junto a la propiedad feudal un tanto transformada, comenzó a nacer
y a desarrollarse la gran propiedad rural capitalista, adquirida por la burguesía a los
antiguos señores feudales y a los campesinos pequeños y medios que iban arruinán-
dose. Los capitalistas (industriales, banqueros, comerciantes o granjeros ricos), al
convertirse en propietarios de la tierra, disponen como terratenientes del monopolio
sobre ella.
Además de estas dos formas de gran propiedad rural (la propiedad feudal
transformada y la propiedad capitalista) existe también bajo el capitalismo la forma
campesina de propiedad de la tierra, basada en el trabajo personal de su dueño. Sin
embargo, pese a que los pequeños propietarios rurales son en todos los países, ex-
cepto Inglaterra, una clase bastante numerosa, poseen solo una parte insignificante
de toda la tierra y, al igual que los obreros asalariados, soportan una explotación
implacable por parte de los terratenientes, los usureros, los campesinos ricos, los
comerciantes y el alto clero.
Según las relaciones entre las formas de propiedad rural, el régimen capita-
lista se caracteriza en el campo por la presencia de tres clases: a) los terratenientes,
552 Francisco Chaparro Zapana
2 Lenin, Vladimir Ilich. El programa agrario de la socialdemócrata en la primera revolución rusa de los años 1905-
1907. En: "Obras completas". T. 16, p. 274, traducido del ruso por F. Ch. Z.
3 Ibídem. T. 13, p. 269, traducido del ruso por F. Ch. Z.
554 Francisco Chaparro Zapana
de producción en las tierras peores. Si, por el contrario, se determinaran según las
condiciones de producción en las tierras mejores o medianas, las peores no se culti-
varían, pues el capital invertido en ellas no reportaría a los granjeros-capitalistas la
ganancia media, y más bien transferirían su capital a otros sectores de la producción
donde fuese posible obtenerla. Pero ello repercutiría reduciendo la producción de
artículos agrícolas y encareciéndolos, por cuanto la demanda crecería considerable-
mente. Los precios de los productos agrícolas subirían hasta un nivel que permitiría
obtener la ganancia media cultivando las tierras peores. Como vemos, a causa de la
imposibilidad de satisfacer la demanda de productos agrícolas cultivando tan solo las
tierras mejores y medianas, entran en juego las peores, y las condiciones de produc-
ción en ellas son las que determinan el precio social de la producción.
4 Marx, Carlos. Óp. cit., El capital. La Habana-Cuba, 1980. Ed. CCSS. T. 1, p. 274.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 557
Pero como en el mercado todo el trigo será vendido según el precio social de
producción, determinado por las condiciones de la parcela A, el capitalista obtiene
de la venta del trigo: 120 dólares (12 dólares × 10 quintales), en la parcela B: 144
dólares (12 dólares × 12 quintales) y en la parcela C: 180 dólares (12 dólares × 15
quintales). En tal caso, los 120 dólares obtenidos en la parcela A solo cubren los cos-
tos de producción del capitalista (100 dólares) más la ganancia media (20 dólares),
pero en las parcelas B y C por encima de la amortización de los costos de producción
y de la obtención de la ganancia media se forma una ganancia suplementaria en las
proporciones de 24 dólares (144 – 120) en la parcela B y de 60 dólares (180 – 120)
en la parcela C. Esta ganancia suplementaria es transferida por los capitalistas-arren-
datarios a los terratenientes latifundistas como pago por el uso de sus tierras y se
convierte en renta diferencial de la tierra.
Ganancia Media
De toda la producción
De un quintal (5/4)
(8-5) (en $)
diferencial
Parcelas
De un quintal
(en $)
(en $)
(en $)
1 2 3 4 5 6 7 8 9
A 100 20 10 120 12 12 120 -
B 100 20 12 120 10 13 144 24
C 100 20 15 120 8 12 180 60
poco fértil, y viceversa. Esta circunstancia tiene importancia, pues explica por qué
para roturar las tierras de un país dado se puede proceder empezando por las tierras
mejores y pasando luego a peores, o al revés”5.
5 Ibídem. T. 3, p. 661.
560 Francisco Chaparro Zapana
Por regla general, las inversiones adicionales de capital se llevan a cabo en las
tierras mejores, debido a que estas, por su natural fertilidad, ofrecen más garantía de
conseguir una ganancia mayor.
Ilustremos esto con el siguiente ejemplo: supongamos que todas las tierras
disponibles de la sociedad –según los datos del cuadro N.° 2– se dividen solo en dos
categorías: las peores A y las mejores B, mientras que en las primeras el gasto de
capital de 100 dólares da 10 quintales de producción y en las segundas, 12 quintales.
Además, que en la tierra mejor se efectúa una inversión adicional de capital de 100
dólares, y como resultado de ello se obtiene una producción adicional de 15 quinta-
les (un caso de productividad creciente). Optamos una tasa media de ganancia igual
a 20%.
6 Se entiende por agricultura intensiva, a diferencia de la extensiva, que toda nueva inversión de capital implica una
extensión del área cultivada y la concentración de capital en un mismo terreno, o sea la inversión consecutiva de
capital en una misma finca.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 561
Ganancia Media
De toda la producción
De toda la producción
diferencial
De un quintal (5/4)
Parcelas
(en $)
(en $)
(8-5)
De un quintal
(7 × 4)
2 3 4 5 6 7 8 9
A 100 20 10 120 12 12 120 -
24
100 20 12 120 10 12 144
B 100 20 15 120 8 12 180 60
2.7. Las diferencias entre ambas formas de renta diferencial y la renta dife-
rencial en su conjunto
La primera diferencia entre ambas formas de renta diferencial radica en que
la renta diferencial I surge aun sobre la base de una explotación agrícola exten-
siva, pero la renta diferencial II surge solo sobre la base de la intensificación de
la producción agrícola. De aquí se infiere que la renta diferencial I precede históri-
camente a la renta diferencial II. Al penetrar en la agricultura, el capitalismo, en un
principio, no modifica la técnica de la producción; se limita a ampliar el volumen de
la empresa, y esto fue posible por la abundancia de tierras de cultivo que había en-
tonces. Pero a medida que el capitalismo evolucionaba (expandiendo la técnica y la
ciencia) y se ampliaba la demanda de productos agrícolas, los capitalistas-arrendata-
rios, en su afán por obtener mayores ganancias, pasaron al cultivo intensivo creando
las premisas para el surgimiento de la renta diferencial II.
562 Francisco Chaparro Zapana
Este error teórico de Ricardo fue aprovechado, en su interés de clase, por los
representantes de la economía política burguesa vulgar, empezando por Malthus y
terminando por los apologistas modernos del capitalismo, incluidos en especial los
neomalthusianos y neoliberales.
7 Marshall, Alfred. Principles of Economics. New York, 1927, p. 153, traducido del inglés por F. Ch. Z.
564 Francisco Chaparro Zapana
En los demás casos, cuando progresa la técnica y mejoran los métodos de cul-
tivo, la “ley de la fertilidad decreciente” no es aplicable en absoluto.
Para rebatir tan burda afirmación, Lenin anotaba: “Jamás ha existido un siglo
de oro, y el hombre primitivo estaba totalmente agobiado por la dificultad de la
existencia, por lo arduo de la lucha contra la naturaleza. El empleo de la maquinaria
Tanto en los propios países capitalistas como en los países socialistas, la prác-
tica ha demostrado la inexistencia de semejante “ley”. El agotamiento del suelo bajo
el capitalismo se explica por el carácter depredador de su empleo, pero no es el resul-
tado de la vigencia de esta ficticia “ley de la fertilidad decreciente de la tierra”.
10 Ibídem, p. 95
11 Ibídem, El problema agrario y la “crítica de Marx”. T. 5, pp. 103-104.
566 Francisco Chaparro Zapana
Los apologetas del imperialismo ven en las guerras un medio para restablecer algún
contrapeso entre la cantidad poblacional del globo terráqueo y la creciente escasez
de alimentos. El hecho de que la teoría de la “fertilidad decreciente” sirve a la apolo-
gía de las guerras imperialistas, muestra claramente su carácter archireaccionario.
El alto precio monopolista rebasa siempre el valor del producto agrícola. Ha-
bitualmente se fija para aquellos artículos de la agricultura que, en virtud de las es-
pecíficas condiciones de producción relacionadas con el clima, con el suelo, etc., no
bastan para satisfacer la demanda (clases de uvas, agrios, etc.).
13 Ibídem, p. 783.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 571
Como lo expusimos antes, la renta del suelo se extiende a las zonas cedidas por
sus propietarios para construir viviendas, oficinas y otros locales. En las ciudades,
una parte considerable de la renta procede de los solares edificados. En el volumen
de la renta diferencial ejerce considerable influencia la ubicación de las zonas edi-
572 Francisco Chaparro Zapana
ficables. Cuanto más cerca del centro y de las empresas industriales se encuentran,
tanto mayor es la renta diferencial de ubicación. Su magnitud es determinada por las
dimensiones de la economía que reporta su más favorable ubicación.
Con el desarrollo del capitalismo aumentan todos los tipos de renta de los so-
lares edificables. Un ejemplo ilustrativo nos lo ofrece Inglaterra, donde, en los años
30 del siglo XX, sobre un total de 155 millones de libras esterlinas de renta del suelo,
100 millones correspondían a la renta territorial urbana.
14 Ibídem, p. 635.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 573
año 1900 y de 145,5 dólares en 1950. De 1950 a 1954 el precio promedio de la tierra
bajó de nuevo en 30%. Todas las tierras de uso agrícola en EE. UU., pertenecientes
a propietarios privados se valoraban en 14 500 millones de dólares en 1900 y en
87 600 millones en 1958.
Pero como la renta, absoluta y diferencial, crece sin cesar a medida que se
desarrolla el capitalismo, mientras que el interés bancario muestra una tendencia de-
creciente, el precio de la tierra aumenta siempre. Por ejemplo, si tomamos como 100
el año de 1933, el índice del precio de un acre de tierra en los EE. UU. se modificó
de la manera siguiente15:
Las cifras consignadas están referidas al primero de marzo de cada año. Del
ejemplo aducido sacamos en conclusión que los precios de la tierra aumentan rápi-
damente en los EE. UU. Una situación parecida observamos en los restantes países
capitalistas.
Solo así puede explicarse que en cualquier país capitalista el precio de la tierra
constituya la parte principal del valor de las empresas agrícolas. Refiriéndose a este
15 Materiales de estudio de economía política. Moscú, Gospolitizdat. 1961, p. 41, traducido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 575
fenómeno, Lenin citó el siguiente ejemplo en su obra Nuevos datos sobre las leyes
del desarrollo del capitalismo en la agricultura.
En el período de 1900 a 1910, el valor de todas las granjas de los EE. UU.
aumentó en 20 500 millones de dólares, correspondiendo al valor de los edificios,
locales de explotación, maquinaria y aperos tan solo 5000 millones de dólares, mien-
tras que el precio de la tierra aumentó en 15 000 millones de dólares16.
Son particularmente altos los precios de la tierra adquirida por los campesi-
nos, por cuanto la unidad de superficie territorial en las pequeñas parcelas se cotiza
siempre más que la de las grandes extensiones.
Pero como el aumento del precio de la tierra es originado por la constante ele-
vación de la renta, la renta absoluta y la renta monopolista hacen subir el precio de
los artículos agrícolas, lo que, a su vez, acarrea a la clase obrera una depauperación
mayor.
tura, solo 38 centavos van a manos de los granjeros. Los restantes 62 pasan al
bolsillo sin fondo de los monopolios.
F) Las ventajas en la obtención del crédito. Las grandes haciendas capitalistas
obtienen créditos de los bancos en condiciones mucho más ventajosas que los
pequeños granjeros. Por ejemplo, en EE. UU. en los prestamos hipotecarios,
otorgados bajo fianza de tierras y granjas, las tasas de interés son más bajas
cuantos mayores son las sumas otorgadas en préstamo, lo que coloca en con-
diciones privilegiadas a las grandes granjas.
queña producción es más sólida que la grande; y en tercer lugar, a aseverar que los
obreros y los campesinos según su mentalidad social son antípodas, por cuya razón
el campesino no puede ser aliado natural de la clase obrera en la tarea histórica de
transformar revolucionariamente la sociedad sobre una base socialista y que, por
consiguiente, el triunfo del socialismo en la agricultura es imposible.
17 Lenin V. I. Nuevos datos sobre las leyes del desarrollo del capitalismo en la agricultura. Óp. cit. T. 27, p. 218, tradu-
cido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 581
Los métodos de explotación del campo por la ciudad capitalista son los pre-
cios de monopolio, las contribuciones, la renta, el crédito, la obtención de mano de
obra barata procedente del campo, etc.
Entre los principales métodos de explotación del campo por la ciudad hemos
citado los precios de monopolio. Los monopolios establecen precios desmesurados
para los artículos industriales y precios míseros para los artículos agrícolas que ellos
adquieren. De tal modo, los campesinos son esquilmados no solo como comprado-
res, sino también como vendedores.
tos obtienen las enormes y crecientes ganancias. Así, la suma anual de la ganancia de
25 grandes corporaciones de la industria de alimentos de los EE. UU. se incrementó
entre 1948 y 1965 de 700 millones a 1710 millones de dólares. Gran parte de esta
ganancia recae a la participación de siete más grandes monopolios.
en más de 5 veces (de 190 000 a 990 000) y las trilladoras de maíz en más de
76 veces (110 000 a 815 000). En los países de Europa Occidental solo en el
período 1954-1964 la cantidad de tractores aumentó en más del doble (de 1,6 mi-
llones a 3,9 millones). El equipamiento técnico de la agricultura trajo consigo una
elevación significativa en ella de la composición orgánica del capital. En relación
con ello se plantean las siguientes preguntas: ¿no se nivela acaso la composición
orgánica del capital en la agricultura y en la industria?, ¿a consecuencia de ello
no habrá desaparecido la renta absoluta?
llones de pequeños granjeros que vendieron productos por una suma menor a 2500
dólares al año, recibieron del programa gubernamental de precios de ayuda solo 109
dólares en promedio por unidad económica, mientras que 1,3 millones de granjeros
relativamente grandes, a quienes se les compra productos por una suma superior a
los 5 mil dólares, recibieron en promedio 1993 dólares por unidad productiva, los
grandes granjeros capitalistas y las corporaciones recibieron incluso decenas y cen-
tenares de miles de dólares.
La reproducción y la circulación
del capital social
A causa de la división social del trabajo cada empresa capitalista está ligada
estrechamente con muchas de otras empresas. Por ejemplo, una fábrica productora de
máquinas tejedoras se vincula, de una parte, con las fábricas textiles compradoras de
estas máquinas y, de otra parte, con las fábricas laminadoras de metales, a las cuales
les compra el hierro y el acero, con las minas de carbón proveedoras de combustible,
etc. Por eso en cada empresa la reproducción puede transcurrir con normalidad solo
si las otras empresas le compran su producción y le venden los medios de producción
necesarios. La reproducción de cada capital individual se entrelaza con la reproduc-
ción de muchos otros capitales individuales. Por eso el capital social viene a ser el
conjunto de capitales individuales estrechamente entrelazados entre sí.
2.1. La división del producto social según su valor y según su forma natural
Todo el producto social global de la sociedad capitalista representa en sí
un enorme arsenal de mercancías, producidas en un determinado período, por
ejemplo un año. De una parte, todo el producto social es una determinada suma de
valores, y de otra, una gran masa heterogénea de valores de uso.
El valor del producto social global, como también el de cada una de las mer-
cancías, se expresa mediante la fórmula: W = c + v + p. Sí, por ejemplo, toda la socie-
dad capitalista ha gastado durante el año un capital constante de 400 000 millones
de dólares y un capital variable de 50 000 millones, cuando la plusvalía creada por
la clase obrera (o trabajadores asalariados) ha sido de 100 000 millones, entonces, el
valor del producto social global será igual a 550 000 millones de dólares.
1 Smith, Adam. Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones. Editorial Orbis, Barcelona,
1984, pp. 97-98.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 601
Según su forma natural, es decir por su valor de uso, todo el producto social
se subdivide en dos grandes porciones: 1. Medios de producción y 2. Medios de
consumo. El primer grupo de bienes materiales incluye en sí las materias primas, los
materiales auxiliares, las maquinarias, las herramientas, etc. En el segundo grupo se
incluyen todos los objetos de consumo personal, como los alimentos, el vestido, el
calzado, los productos de lujo, etc.
De este modo, el primer sector de la producción social abarca todas las ra-
mas productoras de medios de producción (o bienes de capital), y el segundo sector
comprende todas las ramas productoras de medios de consumo personal (ya sea
de carácter individual o colectivo). Esta división de todo el producto social en dos
grandes sectores fue dada, por vez primera, por C. Marx, y es de enorme importancia
para la teoría de la reproducción.
debe abastecerse así mismo tanto en medios de consumo necesarios como en medios
de producción necesarios. Aquí se lleva a cabo “(…) no es solamente reposición del
valor, sino también reposición de materia, por cuya razón se halla condicionada tanto
por la relación mutua entre las partes integrantes del valor del producto social como
por su valor de uso, por su forma material”2. Por ello, no solo el valor tiene un signi-
ficado esencial, sino también el valor de uso. Al analizar la reproducción del capital
social, el problema estriba precisamente en esto: ¿de dónde tomarán los obreros
y los capitalistas los artículos de consumo?, ¿de dónde tomarán los últimos los
medios de producción?, ¿de qué manera el producto obtenido cubrirá todas estas
demandas y permitirá ampliar la producción?” 3. He aquí el por qué en el análisis
del proceso de la reproducción en escala social, es necesario delimitar con precisión
la producción de medios de producción y la producción de medios de consumo.
La realización del capital variable y la plusvalía del sector I dentro del mis-
mo sector I, es imposible debido a la falta de correspondencia entre el valor y el
valor de uso de sus mercancías. Como elementos del valor, v + p constituyen los
ingresos de los obreros (el salario) y los capitalistas (la ganancia), los cuales en la
reproducción simple, supuestamente, en su integridad son destinados al consumo
personal de ambas clases. Pero en el sector I estos elementos del valor están materia-
lizados en valores de uso no aptos para el consumo personal, bajo la forma de mate-
rias primas, máquinas, herramientas, etc. Para satisfacer las necesidades personales
de los obreros y de los capitalistas del sector I se necesitan artículos de consumo, los
cuales solo se pueden obtener del sector II.
Y así, de toda la producción del sector I: 4000c se realiza dentro del mismo
sector I, y 1000v + 1000p deben ser intercambiadas por productos del sector II.
compra de medios de consumo, es decir, productos del sector II. De esta forma, de
toda la masa de artículos de consumo 1000 unidades (v + p) se realizan mediante sus
ventas a los obreros y capitalistas del propio sector II.
Restando esta parte en el sector II aún queda producción por la suma de 2000
unidades, que representa en sí la materialización del capital constante gastado du-
rante el año. La realización del valor del capital constante del sector II dentro del
mismo sector II, es imposible debido a la falta de correspondencia entre el valor
(trabajo abstracto) y el valor de uso (trabajo concreto). El capital constante es el
valor de los medios de producción empleados en las empresas capitalistas; pero ma-
terialmente este valor está plasmado en el sector II en objetos de consumo personal,
no aptos para reponer el capital constante. Para producir un paño, por ejemplo, se
necesita: algodón, máquinas hiladoras, maquinas tejedoras, etc., y ellos no forman
parte de la producción del sector II. Por consiguiente, de toda la producción del
sector II: 500v + 500p se realizan dentro del mismo sector II, y 2000c se realizan y
amortizan mediante su intercambio con el sector I.
Del análisis del modelo de la reproducción simple derivan las siguientes con-
clusiones: 1. Que la realización del producto social global es posible solo si existe
una determinada proporcionalidad entre los sectores I y II, la cual está expresada por
las tres ecuaciones anteriormente expuestas; y 2. Si la proporcionalidad se altera, lo
que es inevitable en medio de la anarquía de la producción capitalista, entonces la
realización de las mercancías no puede llevarse a cabo con normalidad y, por consi-
guiente, se altera todo el proceso de la reproducción.
Al comprar la fuerza de trabajo, los capitalistas del sector I pagan a sus traba-
jadores un salario monetario por la suma de 1000 unidades, y los obreros del sector I
gastan este dinero en comprar artículos de consumo a los capitalistas del sector II. A
su vez, los capitalistas del sector II gastan este dinero en comprar medios de produc-
ción a los capitalistas del sector I. Por consiguiente, las 1000 unidades monetarias,
gastadas por los capitalistas del sector I en la compra de fuerza de trabajo, pasan de
manos de los obreros a los capitalistas del sector II, y de estos últimos retornan nue-
vamente a las manos de los capitalistas del sector I. Mediante esta circulación mone-
taria se lleva a cabo el intercambio de 1000v del sector I por 1000c del sector II.
En lo que respecta al intercambio de 1000p del sector I por 1000c del sector
II, se puede suponer entonces que tanto los capitalistas del sector I como los capita-
listas del sector II ponen en circulación 500 unidades monetarias simultáneamente,
los cuales son transferidos dos veces de mano en mano: de los capitalistas del sec-
tor I a los capitalistas del sector II (en la compra de artículos de consumo) y de los
capitalistas del sector II a los capitalistas del sector I (en la compra de medios de
producción).
Pero así como IT = I(c + v + p), por lo mismo, sustituyendo este significado
de IT en la fórmula anterior, obtenemos: I(c + v + p) > Ic + IIc. Reduciendo en
ambas partes de la desigualdad por la misma magnitud, la cual resulta ser Ic, en
conclusión obtenemos:
I(v + p) > IIc. Y de este modo, en la reproducción ampliada la suma valora-
tiva del capital variable y la plusvalía del sector I es mayor que el capital constante
del sector II, mientras que en la reproducción simple estas magnitudes eran iguales
entre sí.
Luego de restar esta suma, quedan todavía medios de producción por la suma
1600 unidades, los cuales se materializan el capital variable y la plusvalía de con-
sumo personal de los capitalistas. Esta parte del producto del sector I no puede ser
realizada dentro del propio sector I, ya que a los obreros y capitalistas del sector
I no les hace falta medios de producción por las sumas de 1100 y 500 unidades,
respectivamente, sino artículos de consumo. Por lo tanto, 1600 unidades de valor
materializado en medios de producción deben ser vendidas por el sector I al sector
II, y en reciprocidad deben ser compradas 1600 unidades de valor materializado en
artículos de consumo.
Como los capitalistas del sector I, después de restar la parte de los medios de
producción que les son necesarios, disponen para vender al sector II 1600 unidades
de su producción, cuya suma es el margen que limita la reproducción ampliada del
sector II. Los capitalistas del sector II de nuestro ejemplo pueden aumentar su capital
constante de 1500 unidades a 1600, es decir, solo en el margen de 100 unidades.
De esta forma, toda la plusvalía del sector II, equivalente a 750 unidades, se
divide en: 100 unidades de capital constante adicional, 50 de capital variable adicio-
nal y 600 de plusvalía destinada al consumo personal de los capitalistas.
En lo que respecta a la parte restante (1400), entonces ella puede ser realizada
dentro del propio sector II. Los obreros del sector II compran a los capitalistas del
sector II artículos de consumo por la cantidad de 750 + 50, es decir por 800 unidades
y los capitalistas del sector II se compran y venden unos a otros artículos de consumo
por 600 unidades.
4.4. La reproducción ampliada en los balances totales del segundo y tercer años
Suponiendo que la tasa de plusvalía del 100% se mantiene constante, nosotros
obtendremos en el segundo año las siguientes cantidades:
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 609
Y si nosotros tenemos que operar después con las mismas premisas, suponien-
do que la mitad de la plusvalía del sector I, o sea 550, será gastada en el consumo
personal de los capitalistas, y la otra mitad, que es también 550, es destinada a la ca-
pitalización, dividida en 440 unidades de capital constante adicional y 110 de capital
variable adicional:
(4400 + 440)c + (1100 + 110)v + 550pn = 6600
De aquí se debe a que dentro del sector I serán realizados los medios de pro-
ducción por la suma de 4840 (4400 + 440), y los restantes 1760 (1100v + 110v + 550p)
deben ser realizados mediante su intercambio con el sector II.
La realización del producto transcurre así: 4840 (4400c + 440c) unidades de me-
dios de producción se realizan dentro del propio sector I, y 1760 (1100v + 110v + 550pn)
se realizan mediante su intercambio con el sector II; de todos los artículos de consu-
mo: 1760 (1600c + 160c) unidades se realiza mediante su intercambio con el sector
I y 1440 (800v + 80v + 560pn) se realizan dentro del propio sector II.
En esas condiciones el balance del tercer año muestra los siguientes resultados:
I. 4840c + 1210v + 1210p = 7260
II. 1760c + 880v + 880p = 3520
En tercer lugar, que se cuenta con una vinculación interna entre el crec-
imiento de la producción y el crecimiento del mercado, mientras la ampliación
del mercado interno transcurre sobre la base de la ampliación de la producción
capitalista. En efecto, la causa de la demanda creciente de medios de producción es
el incremento del capital constante en el transcurso de la reproducción ampliada, y la
causa de la demanda creciente de artículos de consumo es el incremento del capital
variable y de la plusvalía consumida de modo personal por los capitalistas, lo que
también es resultado de la reproducción ampliada.
terior y con una composición orgánica constante del capital. Pero semejante carácter
podía tener, aproximadamente, solo la reproducción capitalista ampliada en
sus etapas aurorales de desarrollo, de antes de la aparición de la gran industria
maquinizada.
Los datos de facto confirman la acción de esta ley. Por ejemplo, en la industria
de Alemania de los años 1860-1937 la producción de medios de producción aumentó
en 12,8 veces y la producción de artículos de consumo, en 4,3 veces; de esta forma,
los ritmos de crecimiento de la producción de medios de producción sobrepasó en
casi 3 veces los ritmos de crecimiento de la producción de artículos de consumo. En
la industria de la República Federal Alemana (RFA) durante los años 1950-1962,
el ritmo promedio de crecimiento de la producción de medios de producción era de
9,7%, y el de la producción de artículos de consumo 7,2%.
Del producto social global se transfiere al consumo de los obreros solo una
parte de la producción del sector II, equivalente al capital variable. Toda la parte res-
tante del producto social global se realiza a cuenta de la demanda de los capitalistas,
y se queda en sus manos. De este modo, el propio mecanismo de la reproducción ca-
pitalista garantiza a los propietarios-capitalistas privados la apropiación de la mayor
parte de los productos de la producción social.
EL MODELO DE MARX
1.er año: I. 4000c + 1000v + 1000p = 6000
II. 1500c + 750v + 750p = 3000
2.o año: I. 4400c + 1100v + 1100p = 6600
II. 1600c + 800v + 800p = 3200
3.er año: I. 4840c + 1210v + 1210p = 7260
II. 1760c + 880v + 880p = 3520
4.o año: I. 5324c + 1131v + 1131p = 7986
II. 1936c + 968v + 968p = 3872
EL MODELO DE V. I. LENIN
1.er año: I. 4000c + 1000v + 1000p = 6000
II. 1500c + 750v + 750p = 3000
2. año: I. 4450c + 1050v + 1050p = 6550
o
6 Lenin, V. I. “A propósito del así llamado problema de los mercados”. En: Obras completas. T. 1, p. 87.
7 Ibídem, pp. 85-86.
8 Lenin, V. I. “El desarrollo del capitalismo”. En: Obras completas. T. 3., p. 43. Cursiva y negrita pertenecen a F.
Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 617
y todos los productos que les son necesarios los compran en el mercado. Por eso,
al arruinarse y transformarse en obrero asalariado, el pequeño campesino de antes,
según Lenin, “consume menos, pero compra más”, es decir que las dimensiones de
su consumo disminuyen, pero las dimensiones en el mercado aumentan. Por con-
siguiente, la ruina de los pequeños productores no reduce, sino al contrario, crea y
amplía el mercado interno para el capitalismo.
Y así, Lenin refutó punto por punto todos los supuestos teóricos de los popu-
listas. A su vez él señaló que los populistas asumían posiciones reaccionarias en su
afán de detener el desarrollo del capitalismo en Rusia.
producción no solo para autoabastecerse, sino también para el sector II y por eso el
crecimiento del sector I no puede llevarse a cabo sin un determinado crecimiento del
sector II.
La renta nacional representa la parte del producto social global que queda a
disposición de la sociedad y que se destina al consumo y la acumulación. En las con-
diciones de un capitalismo puro, desden el punto de vista del valor, la renta nacional
es igual a la suma de capital variable y la plusvalía (v + p). Y desde el punto de vista
natural-material, está conformada por los medios de producción necesarios para am-
pliar la producción, y por los objetos de consumo personal requeridos para satisfacer
las necesidades de los obreros y capitalistas.
La renta nacional, como parte del producto social global, en su dinámica pasa
por las fases de: 1. La producción; 2. La distribución; 3. La redistribución y 4. El
gasto (o consumo final).
6.2. Las fuentes generadoras de la renta nacional y los factores que incenti-
van su crecimiento
La renta nacional es creada por el trabajo de las personas ocupadas en la esfera
de la producción material. Sus fuentes directas en el capitalismo puro son: 1. El tra-
bajo de los obreros asalariados ocupados en la esfera de la producción material;
2. El trabajo de los técnicos e intelectuales que sirven directamente a la produc-
ción capitalista; y 3. El trabajo de los pequeños productores. En las condiciones del
supuesto capitalismo puro solo son consideradas las dos primeras fuentes.
Salario de los
obreros industriales
p = 1000
1000
Renta de
empresario
Reposición de
medios de Renta del suelo 180
producción m - p = 500 Pago de interés
consumidos de préstamo
c = 6000
Tanto los capitalistas como los terratenientes y los obreros perciben sus ingre-
sos, en forma de dinero y después, con ellos, adquieren las mercancías correspon-
dientes.
14 Esto es así en las condiciones del supuesto capitalismo puro. Pero además de ello, en la realidad concreta del
capitalismo entre los ingresos básicos, o primarios, se incluyen también los ingresos de los pequeños productores.
628 Francisco Chaparro Zapana
Para este fin, el principal mecanismo son los impuestos, que suelen propor-
cionar las tres cuartas partes del presupuesto. Así como el salario constituye la base
económica de supervivencia del obrero, así también los impuestos representan la
base existencial del Estado burgués, y constituyen una palanca adicional para acen-
tuar la explotación de la clase obrera, palanca que utiliza la burguesía con ayuda del
aparato coercitivo del Estado. Durante los últimos años ha crecido en todos lo países
imperialistas el número de contribuyentes por haber sido aumentado el mínimo im-
ponible y abolidas las ya de por sí escasas exenciones. Por ejemplo, en los EE. UU.
se recaudaron entre los años 1954-1955 cerca de 59 300 millones de dólares, frente
a los 6000 millones recaudados en los años 1937-1938.
Para salir del apuro, los gobiernos burgueses recurren periódicamente y con
creciente frecuencia a los empréstitos internos (deuda pública) y a la emisión infla-
cionaria de papel moneda.
Entre los gastos fiscales ocupa un lugar destacado la deuda pública, constitui-
da por los préstamos internos. Como estos se emiten con el fin de recaudar fondos
para las necesidades bélicas, los gastos de la deuda pública pueden ser catalogados
entre las asignaciones militares indirectas. En las décadas de los años sesenta y se-
tenta del siglo XX, la deuda pública de los EE. UU. creció en 15 veces y la de Japón
en 25. También, en otros países capitalistas aumenta a marchas forzadas este tipo de
deudas estatales. En el año 1901, la deuda pública de los países capitalistas alcanza-
ba los 31 000 millones de dólares; a consecuencia de la Primera Guerra Mundial se
elevó a 130 000 millones, y como resultado de la Segunda Guerra Mundial ascendió
hasta los 600 000 millones de dólares.
630 Francisco Chaparro Zapana
Existe una enorme diferencia en los ingresos reales de los diversos sectores de
la población, diferencia originada no solo por el abismo existente entre las burguesía
y los trabajadores, sino también por la discriminación en el pago del trabajo de las
mujeres, de los negros y de numerosas categorías de obreros y empleados, así como
por las enormes pérdidas producidas por el desempleo total o parcial.
Pero ni siquiera el examen de las rentas por grupos poblacionales da una idea
del verdadero nivel de vida, ya que se trata de ingresos nominales. Es importante
conocer la estructura de los gastos. Si tomamos como 100 todos los ingresos mo-
netarios de los obreros y empleados de los EE. UU., los impuestos directos cons-
tituyeron en 1960 el 12%; las cuotas de seguros sociales, el 4%; el alquiler y los
servicios públicos, el 19%; sanidad y construcción, el 6%; los transportes, incluidos
los automóviles particulares, el 13%; otros gastos de servicios domésticos, el 9% y
la adquisición de artículos alimenticios e industriales, el 37%.
sía norteamericana gasta cada año, como término medio, cerca de 30 000 millones
de dólares en artículos de lujo.
Los Estados burgueses realizan enormes inversiones con los recursos del pre-
supuesto nacional, otorgan pedidos estatales en la compra de mercancías por enor-
mes sumas, etc. Sobre las dimensiones de la intervención estatal en el proceso de la
reproducción testimonian, por ejemplo, los siguientes datos. Las inversiones en nue-
vas construcciones en los EE. UU. constituían 33 600 millones de dólares en 1950
y 71 900 millones en 1965, incluidos 6900 millones de dólares; o 20,5% por cuenta
de las inversiones estatales en 1950; y 21 900 millones, o sea el 30,5%, en 1965. Las
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 633
En segundo lugar, cambia la estructura del sector I: en ella crece el peso espe-
cífico de los medios de producción del armamentismo a costa de la disminución del
peso específico de los demás medios de producción. Una mayor cantidad de metales,
máquinas, combustibles y otros medios de producción se destinan a la producción
de cañones, tanques, aviones de combate, armas nucleares, etc. Por eso, la milita-
rización de la economía ejerce una influencia contradictoria sobre el proceso de la
reproducción en el sector I: ella estimula un crecimiento acelerado de la producción
de medios de producción con destino militar, pero frena el crecimiento de la produc-
ción de medios de producción civil.
Participación de los
Crecimiento promedio
gastos militares en el
PAÍSES anual en la producción
Producto Nacional
industrial
Bruto
2,5
EE. UU.…………………. 10
3,5
INGLATERRA………….. 7
8,0
FRANCIA……………….. 6
9,0
RFA……………………… 4
9,0
ITALIA………………….. 4
15,0
JAPÓN………………….. 2
17 Archivo de C. Marx y F. Engels. T. IV. Moscú, 1935, p. 29, traducido del ruso por F. Ch. Z.
636 Francisco Chaparro Zapana
bra con la demanda y que la realización del producto social no tropieza con ninguna
clase de contradicción. En el siglo XX los métodos de la apología burguesa se hicie-
ron más agudos y sofisticados. Durante la crisis general del capitalismo se difundió
ampliamente la teoría keynesiana, la misma que reconoce algunas “insuficiencias”
en la economía capitalista, pero que las considera plenamente superables en los mar-
cos del capitalismo con la ayuda de la “regulación” gubernamental.
18 Keynes, J M. Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. Cambridge, 1936, p. 99, traducido del inglés por
F. Ch. Z.
19 Ibídem.
640 Francisco Chaparro Zapana
suma de 100 millones de dólares trae consigo un incremento de los ingresos por la
suma de 100 millones, y, supongamos, 300 millones de dólares. En el caso plantea-
do, el multiplicador es igual 300/100 = 3. El mismo multiplicador, según Keynes,
se encuentra en dependencia de la “propensión marginal al consumo”, medido por
el peso del consumo personal en la renta nacional. Por ejemplo, con una propensión
marginal al consumo de 2/3 el multiplicador es de 3, y con un incremento de la pro-
pensión marginal al consumo de 3/4 el multiplicador crece hasta 4. De esta forma,
según la teoría keynesiana, la “propensión al consumo” mediante el multiplicador
determina todo el proceso de la reproducción ampliada.
También son erradas las fórmulas que fueron representadas antes y de las cua-
les parte Keynes. El valor de la producción en la sociedad es igual a c + v + p; ella es
mayor que la renta nacional –que es v + p–, ya que incluye en sí también al capital
constante. Confundiendo el valor de la producción con la renta, Keynes, en la prác-
tica se solidariza con el dogma de Smith, cuya inconsistencia ya fue expuesta. No
solo es incorrecta su primera fórmula, en la cual él equipara el valor de la producción
con el de la renta, sino también la segunda, en la cual el ahorro es determinado como
la diferencia entre el ingreso y el consumo. El problema es que en calidad “ahorro”
participa no solo aquella parte de la renta nacional que no circula para el consumo
personal, sino también una parte del capital constante (el fondo de amortización).
Finalmente, tampoco es correcta la tercera fórmula de Keynes, en la cual los aho-
rros se equiparan con las inversiones, bajo los cuales él comprende las inversiones
de capital empleadas para la reproducción ampliada. En realidad una parte de las
“inversiones” es empleada para la amortización del capital constante, consiguiente-
mente, para la reproducción simple; además, no todos los “ahorros”, formados en un
período dado, son invertidos en la producción, y una parte de ellos se queda bajo la
forma de dinero acumulado no empleado en la reproducción ampliada.
El principal defecto de la teoría keynesiana radica en que ella ignora las con-
tradicciones reales de la reproducción capitalista, la contradicción entre la produc-
642 Francisco Chaparro Zapana
Al criticar a Keynes, R. Harriod, escribía: “El pleno empleo, es una cosa, pero
el ritmo sostenible es algo totalmente distinto. El deseo de lograr el pleno empleo en
los límites de un período corto sin considerar aquellas condiciones necesarias para
lograr un ritmo estable, es hablar sandeces”21. En lugar del pleno empleo Harriod
plantea al escenario la idea del ritmo estable del desarrollo. A su vez, E. Domar
sostiene que los recursos de capital ociosos son formados por los bajos ritmos de
crecimiento económico y porque “hay una tasa de crecimiento de la renta, (…) la
que, de ser lograda, no genera la reducción de la tasa de ganancia, la falta de con-
diciones para la inversión, el desempleo crónico y a otras desgracias parecidas”22.
Los representantes de la moderna teoría del “crecimiento económico” se ocupan de
construir modelos de un crecimiento económico que garantice un capitalismo esta-
ble, de pleno empleo de todos los recursos y capaz de competir exitosamente con el
sistema socialista.
21 Harrioid, R.F. Hacia una teoría de la dinámica económica, p. 114, traducido del ruso por F. Ch. Z.
22 Domar, E. Essays in theTheory of Economic Growth. New York, 1957, p. 8.
23 Harriod, R. F. Óp cit., p. 121.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 645
Las propias fórmulas de Harriod están construidas de tal modo que en ellas
se enmascara lo específico de la reproducción capitalista. En estas fórmulas figuran
algunas magnitudes “generales”, aplicadas a cualquier régimen social, pero aquellas
magnitudes no expresan las relaciones capitalistas de producción. Por ejemplo, el
“ahorro” está calculado como una parte de la “renta” en general que se destina a
la acumulación. Pero en el capitalismo existe la acumulación capitalista, y la tasa
de esta acumulación se caracteriza como la relación de una parte capitalizada de la
plusvalía con toda la plusvalía. Considerando que el ritmo de la reproducción am-
pliada depende solo de la cantidad del “ahorro”, Harriod ignora injustificadamente
el problema de la realización, la cual es extremadamente aguda para el capitalismo
en general, y en particular para el capitalismo contemporáneo.
en comparación del sector II. Sin embargo, las teorías burguesas de la reproducción
no aportan un reflejo adecuado de la realidad capitalista, ya que al fin de cuentas la
distorsionan. Esto se relaciona con la teoría de la aceleración. Esta teoría parte de
una representación incorrecta, como la dinámica de las inversiones está determinada
por la dinámica de la renta y de la demanda de consumo; pero en los hechos mismos
los cambios en el volumen de las inversiones de capital son determinados por la
búsqueda de la ganancia y dependen de la misma. Las dimensiones de la demanda
de consumo no determinan las dimensiones de la acumulación del capital, sino, al
revés, la acumulación del capital, la reproducción capitalista ampliada condiciona el
crecimiento de la demanda de consumo.
con los “servicios”, los economistas burgueses mezclan los ingresos básicos o pri-
marios con los ingresos derivados o secundarios.
Esta teoría de Say y Ricardo fue sometida a una profunda y rigurosa crítica
por C. Marx. Marx demostró que la tesis fundamental de Say y Ricardo, que supone
que unas mercancías s mpre son cambiadas por otras, es absurda. Porque en realidad
las mercancías generalmente son cambiadas por dinero, por lo que el intercambio
mercantil no puede quedar reducido al simple trueque, al cambio directo de unas
mercancías por otras.
652 Francisco Chaparro Zapana
Cuanto más desarrollada es la división social del trabajo, tanto más estrecha es
la interdependencia entre las ramas independientes de la producción. Por ejemplo, las
fábricas de confecciones de vestidos deben recibir los tejidos de las fábricas textiles,
el carbón de las minas, las máquinas de las fábricas constructoras de máquinas, y así
sucesivamente. Debido a la división social del trabajo “muchos procesos desmem-
brados, de la producción se fusionan en un solo proceso de producción social”2.
de producción y los productos del trabajo no pertenecen a toda la sociedad, sino que
son propiedad privada de algunas personas o compañías. En segundo lugar, esta es
una apropiación capitalista, o sea apropiación basada en la explotación del trabajo
asalariado.
Las dimensiones del consumo de la clase obrera están limitadas por la suma
de los salarios percibidos por ella. Es cierto que con la acumulación del capital en
alguna medida también crece el capital variable, y por consiguiente, también crecen
el fondo de los salarios y las dimensiones del consumo de la clase obrera. Pero en
general, la capacidad adquisitiva de los trabajadores tiende retrazarse en relación al
crecimiento de la producción.
3 Para el mercado es especial es importante la demanda efectiva, y no la demanda en sí. Por ejemplo, no obstante
que los desocupados tienen una serie de necesidades insatisfechas, ellos son incapaces de constituirse en deman-
da efectiva de mercado.
4 Marx, C., El capital, T. 3. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana-Cuba, 1980, p. 267.
658 Francisco Chaparro Zapana
Así como la causa que genera las crisis es la contradicción fundamental del
sistema económico capitalista, de ello deriva la importante conclusión sobre la impo-
sibilidad de evitar las crisis en los marcos del capitalismo y la necesidad de sustituir-
lo para garantizar un desarrollo sostenido y sin crisis de la producción social.
5 Lenin, V. I., “Acerca del problema de la teoría de los mercados”. Obras completas. T. 4, p. 48, traducido del ruso por
F. Ch. Z.
660 Francisco Chaparro Zapana
Durante la segunda mitad del siglo XIX, se observa que las crisis acaecen con
mayor frecuencia, ya que el período que separa una crisis de otra, que dejó de ser de
10-11 años, se redujo a 7-9 años. Así, tras la crisis de 1857 sucedió la crisis de 1866,
posteriormente la crisis de 1873, más adelante las crisis de 1882 y 1890.
En la época del imperialismo las crisis también transcurren con una periodici-
dad regular: al comienzo los intervalos fueron de 7-9 años, y posteriormente se hicie-
ron más frecuentes. La primera crisis de la época del imperialismo fue la crisis del
año 1900. Tras esta sucedió la crisis de 1907. Entre la Primera y la Segunda Guerra
Mundial, se produjeron tres crisis económicas mundiales del capitalismo: la de los
años 1920-1921, 1929-1933 y 1937-1938.
Se llama ciclo industrial al período que media entre el inicio de una crisis y
el inicio de la siguiente. El ciclo está conformado por cuatro fases: 1. La crisis; 2.
La depresión; 3. La reactivación; y 4. El auge industrial. La fase fundamental del
ciclo es la de la crisis, que sirve de punto de partida para un nuevo ciclo.
La fase más importante de ambas es la del auge industrial. Y sus rasgos esen-
ciales son:
Pero así como en los períodos de crisis se ponen de manifiesto con mayor in-
tensidad las contradicciones propias del capitalismo, muchos economistas burgueses
se esfuerzan por excluir generalmente la ‘crisis’ del ciclo industrial. Por ejemplo, el
economista estadounidense W. Mithchel anuncia que: “La palabra “crisis” no es el
término más adecuado para designar a una de las cuatro fases del ciclo económico”6.
Mithchel y muchos otros economistas burgueses contemporáneos sustituyen el con-
cepto de ‘crisis’ por el de “recesión”, bajo el cual ellos consignan simplemente una
ola descendente en los marcos del ciclo económico. Al mismo tiempo, ellos plantean
la idea de que tras el auge no necesariamente continúa un grave desorden de la pro-
ducción capitalista, porque es totalmente posible un descenso armonioso del auge
a la “depresión”. Sin embargo, pese a las fantasiosas sutilezas de los apologistas
burgueses, las crisis económicas representan en sí una fase importante e indesligable
del ciclo industrial.
6 Mithchel, W., Los ciclos económicos, Moscú, 1930, p. 391, traducido del ruso por F. Ch. Z.
664 Francisco Chaparro Zapana
industrial desde que se consolidó la gran industria”7. Pero también hay otros momen-
tos importantes además de este. Cuanto más se agudizan todas las contradicciones
del capitalismo, tanto más frecuentes son las crisis económicas.
7 Marx, C., “Carta dirigida a F. Engels, el 02 de marzo de 1858”. En: Marx, C. y F. Engels. Obras completas. T. 29, p.
237, traducido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 667
8 Lenin, V. I., “El capitalismo en la agricultura”, Obras completas, Ed. Progreso. Moscú, 1981. T. 4, pp. 159-160, tradu-
cido del ruso por F. Ch. Z.
668 Francisco Chaparro Zapana
4.3. La crisis agraria mundial de los años veinte y treinta del siglo XX
Durante la Primera Guerra Mundial y en los primeros años siguientes la eco-
nomía agraria europea sufrió una caída, en los países ultramarinos la producción de
productos agrícolas se incrementó significativamente, mientras que ellos abastecían
de esos productos a Europa en grandes cantidades. En los años 1919-1921 la pro-
ducción de granos en Europa disminuyó en comparación con el nivel anterior a la
guerra en 21%, y en Norteamérica aumentó en 26%. La exportación de trigo de los
EE. UU., en los años 1919-1921, superó el nivel anterior al de la guerra en 3,7 veces;
en Canadá, en 1,5; en Argentina, en 1,4; y en Australia en 1,8 veces.
En primer lugar, la crisis agraria de las décadas de los años veinte y treinta
del siglo XX alcanzó dimensiones mundiales (por supuesto, en los marcos del mun-
do capitalista), entonces al igual que en el siglo XIX se produjo solo la crisis de la
economía agraria de los países europeos.
nueva crisis agraria. Comenzando a fines de los años cuarenta, la crisis se prolongó
por casi dos décadas. La crisis agraria de posguerra más aguda se manifiesta entre los
años 1948-1950 y 1953-1962.
La crisis agraria de fines de la década de los años setenta tiene algunas parti-
cularidades en relación con las anteriores.
En segundo lugar, la actual crisis agraria de fines de los años setenta y co-
mienzos de los ochenta, se desencadenó en las condiciones de una activa interven-
ción de los Estados burgueses en la vida económica del país, pero al mismo tiempo
la crisis dio un mayor impulso a la intervención estatal. Empezaron a aplicarse los
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 671
programas de “los precios de apoyo” a los productos agrícolas, las compras de los
excedentes de productos agrícolas por los organismos gubernamentales, su expor-
tación al extranjero, etc. En los EE. UU., el gobierno apeló incluso a medidas que
limitaban abiertamente la producción agraria, establecía cuotas para los sembríos de
los principales cultivos agrícolas. Sin embargo, lo característico es que la regulación
monopolista-estatal resultara incapaz de liquidar las crisis agrarias.
El principal factor para que las crisis se hagan más frecuentes en la época
del capitalismo imperialista es la reducción creciente del término de vida del ca-
pital fijo. Durante el siglo XX, debido a la intensificación del progreso técnico, se
aceleró el desgaste moral del capital fijo y se redujeron los períodos de construcción
e instalación de las nuevas fábricas. Y con ello está relacionado el hecho de que los
períodos de auge industrial se acortaran, y que las crisis se hicieran más frecuentes.
Fechas
Crisis Carbón Hierro Consumo de
mundiales algodón
* Para carbón y hierro, al concluir la crisis del año 1907, el total mundial incluye a Rusia; desde el año 1920 la
cifra mundial no incluye a la URSS. El consumo mundial de algodón es la suma del consumo de los EE. UU.,
Inglaterra, Alemania, Francia e Italia.
** EE. UU., Inglaterra, Alemania y Francia.
FUENTE: Las crisis económicas mundiales de los años 1848-1935. Moscú, 1937, p. 34, traducido del ruso por F.
CH. Z.
Como se puede apreciar, durante las crisis del último tercio del siglo XIX la
extracción mundial del carbón se redujo en menos de 2-3%, y durante las crisis del
primer tercio del siglo XX la intensidad de su descenso alcanzó el 14%, e incluso el
30%; la fundición mundial de hierro, a consecuencia de las crisis del último tercio
del siglo, se redujo en 5-9%, pero a consecuencia de las crisis del primer tercio del
siglo XX se redujo en 20-25%.
De otro lado, en la época del imperialismo el control sobre una parte predo-
minante de la propiedad se concentra en manos de un reducido grupo de magnates
capitalistas, de la oligarquía financiera. Al mismo tiempo, se agrava en general el
carácter privado capitalista de apropiación del producto social. La agudización de las
contradicciones entre la producción social y la apropiación privada capitalista al fin
de cuentas conduce hacia una peculiar profundización de las crisis en las condiciones
del capitalismo monopolista.
La fusión del capital bancario con el capital industrial hace también que uno
y otro sean sensibles a las crisis económicas. Las compañías industriales, que se
apoyan en gran medida en el crédito de los bancos estrechamente ligados a ellas,
durante las crisis, cuando los bancos deciden congelar sus operaciones, resultan ines-
peradamente privadas del apoyo crediticio, y esto trae consigo un mayor número
de quiebras. De igual forma, los bancos que realizaron durante el período del auge
industrial grandes inversiones de capital, al momento de iniciarse la crisis sufren
grandes pérdidas, motivándose así las quiebras bancarias.
con frecuencia son derivadas de las crisis industriales; pero en este caso la crisis
mundial del crédito creció más que la crisis mundial de divisas: durante los años
1929-1933 se produjo la caída del patrón oro en muchos países del sistema capitalis-
ta, el cambio de los billetes bancarios por oro quedó suspendido y muchas monedas
se devaluaron bruscamente. Durante los últimos meses del año 1929 y también en el
curso del año 1930 el patrón oro fue eliminado y las monedas se devaluaron en: Uru-
guay, Argentina, Brasil, Bolivia, Perú, Venezuela, Australia y Nueva Zelanda. En el
año 1931, la crisis monetaria se produjo en los países de Europa Occidental: Austria,
Alemania, Inglaterra (donde el cambio de la libra esterlina quedó suspendido el 20
de septiembre de 1931). Siguiendo el ejemplo de Inglaterra, el patrón oro también
quedó abolido durante el mismo año en muchos otros países, incluyendo Japón.
Finalmente, a comienzos del año 1934 la caída del patrón oro se extendió también
a los EE. UU.: según el “acta sobre reservas de oro” del 31 de enero del año 1934,
el cambio de los billetes de banco por oro fue suspendido, y el contenido de oro del
dólar disminuyó en 40%.
5.4. El sui géneris ciclo industrial de los años treinta del siglo XX
El ciclo capitalista de los años treinta se diferenció de los ciclos anteriores
por la ausencia de la fase del auge industrial. Tras la crisis de los años 1929-1933
continuó un período depresivo, tras la depresión, iniciada en el año 1933 y que se
prolongó hasta los años 1934-1935, continuó una breve reactivación industrial, la
cual, sin embargo, no creció más que el auge de entonces9, por lo que se desencadenó
la crisis de los años 1937-1938.
9 Si tomamos el nivel del año 1929 como 100, entonces en 1937 el volumen de la producción industrial de los EE. UU.
era solo el 92,2, pero en todo el mundo capitalista fue el 103,5%.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 677
tos de los gobiernos provocó una gran demanda de diversos productos del sector I
de parte de la industria bélica, lo que a su vez dio un fuerte impulso a este sector.
Posteriormente, la guerra provocó una fuerte reducción del desempleo, en la medida
que la mayor parte de desocupados fue captada por la producción bélica o por las
fuerzas armadas. El incremento del empleo trajo consigo un aumento de la demanda
de la producción del sector II. Todo ello permitió superar rápidamente la crisis de
los años 1937-1938. En relación con las condiciones de una economía militarizada,
la depresión que sustituyó a la crisis fue muy breve, e igualmente sucedió una sui
géneris expansión de la industria bélica.
Tras este auge, en una serie de países continuó una reducción brusca del vo-
lumen total de la producción, la que se había iniciado aún en los últimos años de la
guerra y que se mantuvo por varios años posteriores a ella. Desde 1943 hasta 1946 la
producción industrial en EE. UU. cayó en casi 30%; en Inglaterra, 19%; en Canadá
(1944 a 1946), 20%. La reducción general de la producción industrial se debió ante
todo a la reducción de la producción bélica. La demanda de armamentos y otros
artículos de parte de los gobiernos, a finales de la guerra y después de ella, se redujo
bruscamente y, a su vez, se redujo también bruscamente la producción bélica. Por
ejemplo, en los EE. UU. desde el año 1943 hasta 1946 la producción de equipos
de transporte (rama que entonces producía principalmente armamentos) disminuyó
en más de 3 veces; la producción de metales no ferrosos en 41%; la producción de
maquinarias en 45%; la producción de productos químicos en 39%. En Inglaterra, la
producción de aluminio disminuyó en 43% (de 1943 a 1946); de cobre en casi 2,5
veces (de 1942 a 1945).
industria textil disminuyó en 7% (de 1942 a 1945), la industria del papel y cartón
también en 7% (de 1941 a 1945), la industria de alimentos en 2% (de 1944 a 1946).
En Inglaterra, del año 1943 a 1945, la producción de tejidos de algodón se redujo en
14%, la producción de tractores en 7%.
lista. Así, en los EE. UU. después de una breve fase de auge se desencadenó la crisis
de los años 1948-1949, mientras que otros países no eran afectados simultáneamente
por ella. Al mismo tiempo que en los EE. UU., en el año 1949, comparado con el año
anterior, cuando su producción industrial disminuyó en 8%, en una serie de países
la producción industrial aumentó: en Inglaterra 6%; en Francia 10%; en Alemania
Occidental 41%; en Italia 10% y en Japón 26%. De esta forma, la crisis económica
de los años 1948-1949 fue de carácter local, y no fue una crisis mundial.
Las dos particularidades señaladas de las crisis de posguerra –de mayor fre-
cuencia, pero de duración e intensidad menores– se encuentran íntimamente entrela-
zadas. Dado que entre una crisis económica y la siguiente crisis transcurre un perío-
10 Esta cifra, como también las que aludimos a continuación, muestra el grado de la caída mensual de la producción
industrial y por eso es mayor que la cifra aludida anteriormente (8%), relacionada con todo el año.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 681
do breve, la sobreproducción no puede ser muy grande, y por eso también la crisis
se extingue más rápido que antes de la guerra, como cuando entre las crisis de los
años 1920-1921 y 1929-1933 transcurrieron 8 años, en el curso de los cuales a la
sobreproducción la alcanzó una enorme dimensión.
No obstante, sería incorrecto pensar que estos países poseen algún tipo de “in-
munidad” a las crisis económicas. Lo que pasa es que en estos las crisis trascurrieron
en plazos muy breves; ellas fueron advertidas, por ejemplo, en Japón en la segunda
11 Marx, C. “Carta dirigida a F. Engels el 4 de junio de 1864. En: Marx, C. y F. Engels”. Obras completas. T. 31, p. 14,
traducido del ruso por F. Ch. Z.
682 Francisco Chaparro Zapana
mitad del año 1949, en la primera mitad de 1954 y desde julio de 1957 hasta junio de
1958, cuando el índice mensual de la producción industrial cayó en 6%. La dismi-
nución de los volúmenes de la producción en el Japón ocurrió nuevamente en el año
1965: de marzo hasta agosto de ese año toda la producción industrial disminuyó casi
en 13%. En Italia la caída de la producción provocada por la crisis tuvo lugar a fines
del año 1963 y en el curso de una parte considerable del año 1964: desde octubre
de 1963 hasta agosto de 1964 el índice general de la producción industrial cayó en
el 8%. Finalmente, en la RFA en el período de posguerra se produjeron varias crisis
parciales (en 1952, 1958 y 1963), las que se distinguieron por la reducción de la pro-
ducción en una serie de ramas de la industria, y desde el IV cuartal del año 1966 em-
pezó la caída por la crisis de toda la producción industrial. Desde noviembre del año
1966 hasta agosto del 1967, la producción industrial de RFA se redujo en el 18%.
De esta forma, las crisis en las actuales condiciones del capitalismo, al igual
que en el pasado, continúan provocando la agudización de las contradicciones de
clases.
Como factor que consolida la influencia negativa de las crisis sobre las con-
diciones materiales de vida de la clase obrera, es que en las actuales condiciones
del capitalismo las crisis pueden estar acompañadas por la elevación de los precios
de las mercancías, en lugar de su caída. Esta particularidad actual es observada
tanto en la crisis de los años 1943-1946 como también en la crisis de los años 1957-
1958. En el primer caso el rol principal en la elevación de los precios lo cumplía la
inflación, en el segundo, los precios sobredimensionados por los monopolios. El
mantenimiento de precios altos durante las crisis deteriora la situación de los traba-
jadores.
12 Ver: Economía política del capitalismo monopolista contemporáneo. Capítulos XIX y XX. Ed. Progreso, Moscú, 1975,
redactado por N. Inozémisev y V. Martínov, pp. 5-43.
684 Francisco Chaparro Zapana
Pero esta propuesta fue desechada por EE. UU., en ese momento en el cenit
de su poderío económico como único beneficiario de la Segunda Guerra Mundial,
que impuso en Bretton Woods las reglas de su mayor conveniencia: un sistema de
cambios fijos (con elasticidad del 1% en más o menos sobre la paridad establecida
entre las monedas) y la paridad establecida en relación con el oro o con el dólar de
EE. UU. (artículo IV de los Estatutos del FMI, antes de la reforma de 1978). Así es
como en la práctica el dólar se convirtió en moneda internacional, obligando a todos
los países a acumular reservas en dólares para hacer frente a las fluctuaciones de
sus respectivas monedas, resultante del estado de su balanza de pagos. El sistema
de Bretton Woods estableció pues un privilegio desmesurado a favor de EE. UU.
en materia de pagos internacionales, que en los hechos sirvió para que el resto del
mundo financiara su déficit presupuestario.
13 Mileikovski, A.G., I.M. Osádchaia y otros. Economía política no marxista actual. Moscú, 1977. Ed. Progreso, pp.
17-37.
686 Francisco Chaparro Zapana
Así, las crisis de los años 1969-1971 y 1974-1975 pusieron de manifiesto que
la “ley de Phillips”, reconocida por la teoría económica burguesa como axioma,
según la cual el mejor antídoto contra la inflación es el incremento del desempleo,
perdió credibilidad. Ocurrió que en varios países operaba simultáneamente la infla-
ción y el desempleo.
ción del dinero circulante, trataban de transferir al deudor el pago de riesgo a que se
exponían.
La crisis del dólar reveló otra circunstancia más que comprometía la doctrina
de los neoliberales: los precios más elevados resultaron ser los denominados precios
regulados administrativamente. Se hizo evidente que la responsabilidad del proceso
inflacionario no solo es del Estado con su política de financiación deficitaria, sino
también de las grandes corporaciones, hacia cuya política de mercado exhortaban a
orientarse los neoliberales.
La crisis de los años setenta, que debilitó fuertemente a los trabajadores y sus
representantes, facilitó el desarrollo de teorías que suponían un cambio radical en
la política económica a favor de los intereses del gran capital. Apoyándose en las
ventajas que permitían la operación mundial del capital, la competencia global y la
potencialidad de las nuevas tecnologías (como un círculo virtuoso para el capital),
junto con el debilitamiento y la desintegración de las fuerzas populares, con la ayu-
da de las instituciones internacionales y los gobiernos, las grandes corporaciones
transnacionales lograron imponer una estrategia muy favorable para ellas, la que les
permitió una rápida recuperación de la tasa de ganancia, conocida como estrategia o
política económica neoliberal.
688 Francisco Chaparro Zapana
6.2. El rol del capital financiero y las actuales crisis del capitalismo
Las relaciones entre las corporaciones transnacionales son una combinación
de una guerra implacable por el control de mercados o zonas de influencia, absorcio-
nes o adquisiciones forzadas o consentidas, fusiones o ententes y el intento perma-
nente pero nunca logrado de establecer reglas privadas y voluntarias de juego limpio
entre ellas. Porque la verdadera ley suprema de las relaciones entre las corporaciones
transnacionales es “la ley del tiburón y las sardinas”.
14 Teitelbaum, Alejandro. “Las crisis del sistema capitalista”, artículo extraído del libro El papel de las sociedades trans-
nacionales en el mundo contemporáneo. Buenos Aires, 2003.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 689
Pero para los dueños de dichos capitales (personas, bancos, instituciones fi-
nancieras privadas y estatales) era inconcebible dejarlos arrinconados sin hacerlos
fructificar.
Los EE. UU. y una parte de la población de dicho país son los primeros bene-
ficiarios del proceso de mundialización financiera, la que les permite apropiarse del
producto y de los ahorros de los pueblos de todo el planeta.
15 Ver: Drouin, Michel. Le sistème financier internacional. Ed. Armand Colin, París, 2001; Galbraith, John Kenneth.
Voyage dans le temps économique, témoignage de premièrre main. Seuil, París, 1995.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 691
De modo que a la tradicional expropiación del fruto del trabajo que practica el
capital en el proceso productivo (mediante la obtención de plusvalía), se ha venido
a sumar la que realiza el capital financiero especulativo sin participar en el proceso
de producción.
Es en ese marco que se producen las crisis financieras como la actual del 2008
que son diferentes de las crisis cíclicas clásicas del capitalismo, en las que después
de un período más o menos largo de crecimiento económico la producción sobrepa-
saba las posibilidades del mercado (superproducción).
Estas crisis tienen como centro de gravitación el capital-dinero y que, por tan-
to, se mueven dentro de la órbita de los bancos, la bolsa y de las finanzas. Aunque las
consecuencias son similares: empresas que quiebran, los despidos se generalizan y
aumenta la desocupación, se acentúa la concentración monopolista hasta que la eco-
nomía se recompone sobre los escombros de la crisis que deja un tendal de víctimas
entre los trabajadores y empresarios.
1. Antes del verano fue Bear Stearn, vendida a precio de saldo con el aval del
Tesoro Público y la intervención en IndyMac Bancorp. Después de las vaca-
ciones, el colapso en bolsa de las grandes hipotecarias Fannie Mae y Freddie
Mac (que concentraban la mitad de los créditos hipotecarios de los EE. UU.,
5,5 billones de dólares) obligó al gobierno a hacerse con el control de am-
bas asegurando una inyección de liquidez cercana a los 200 000 millones
de dólares. En horas, la erupción arrastró a Merrill Lynch, que fue adqui-
rida in extremis por Bank of America y empujó el hundimiento del Lehman
Brothers. La bancarrota de este banco centenario ha sido la más grande de la
historia de los EE. UU.: 453 200 millones de euros. Cuarenta y ocho horas
después de la quiebra de Lehman, el gobierno norteamericano desembolsó 60
490 millones de dólares para hacerse con el control del 79% de las acciones
de AIG (American Internacional Group), la mayor aseguradora del planeta.
2. Luxemburgo, Holanda y Bélgica nacionalizaron las pérdidas del banco Fortis,
uno de los grandes de Europa y decidieron una inyección de 11 200 millones
de euros. En Bélgica, el gobierno extendió la operación de rescate al banco
franco-belga Dexia, entidad especializada en financiación de administraciones
locales, que tienen además unos 5,5 millones de clientes particulares. El ale-
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 695
mán Hypo Real Estate fue rescatado, gracias a un crédito de 35 000 millones
de euros, por un consorcio bancario y una garantía del Estado. En Dinamarca,
el Banco Central colocó bajo su garantía el Banco Roskilde. En Gran Breta-
ña, se nacionalizó Bradford & Bingley, mientras HBOS tuvo que fusionarse
precipitadamente con Lloyds TSB para evitar su caída. HBOS cuenta con de-
pósitos de 370 000 millones de euros, el 20% del total del país, pero más de
650 000 millones de euros prestados en el mercado inmobiliario (sus acciones
cayeron en tres días de septiembre más de un 50% por miedo a una escalada
descontrolada de impagos).
3. Algunas cifras pueden ilustrar el alcance del fenómeno: 1. La gran banca re-
caudó en el 2006 un 40% del total de las ganancias empresariales de los EE.
UU. En las décadas de los 50-60 del siglo XX, este porcentaje era del 10-
156%. 2. La capitalización bursátil de todas las bolsas de EE. UU. pasó de 5,4
billones de dólares en 1994, a 17,7 billones en 1999 y 35 billones en 2007. A
su lado, la especulación en Wall Street de los años 20 parece un juego de niños.
3. El déficit por cuenta corriente, de EE. UU., es de un billón de dólares, por
lo que necesita ingresar más de 100 000 millones al mes para financiarlo. 4. El
90-95% de los movimientos actuales de capitales no responden a operaciones
comerciales o de inversión, son puramente especulativos. En el caso de AIG,
los datos son asombrosos: de una cartera contra posibles impagos de 441 000
millones de dólares que la compañía ofrecía como garantía a sus asegurados
(bancos de inversión y fondos), solo tenía colocados en el mercado de fondos
307 000 millones. Este mercado llamado Credit Default Swaps (CDS), mueve
la friolera de 58 billones de dólares en las bolsas mundiales, sin ningún tipo de
control o regulación. El mercado mundial de “derivados” mueve 500 billones
de dólares, diez veces más que la producción mundial de bienes y servicios.
Debido a todo esto, no hay duda de que la recesión adquiera una duración,
amplitud y profundidad impredecible.
Se trata de una crisis que trasciende con creces lo financiero o bancario y afec-
ta a la economía real en todos sus departamentos. Afecta a la economía global y que
va más allá de las fronteras estadounidenses.
696 Francisco Chaparro Zapana
Pero a estas causas estructurales hay que agregar otras: la acelerada finan-
ciación de la economía, la irresistible tendencia hacia la incursión en operaciones
especulativas cada vez más arriesgadas. Descubierta la ‘fuente juvencia’ del capital
gracias a la cual el dinero genera más dinero prescindiendo de la valorización que le
aporta la explotación de la fuerza de trabajo y, teniendo en cuenta que enormes ma-
sas de capital ficticio se pueden lograr en cuestión de días, o semanas a lo máximo, la
adición del capital lo lleva a dejar de lado cualquier cálculo o cualquier escrúpulo.
17 Una reunión que valió la pena. Fidel Castro, 08-03-09. En: Giribets Martínez, Miguel. Algunas consideraciones sobre
la crisis actual del capitalismo, octubre 2009.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 697
decir, de la reproducción del capital en su conjunto. Por tanto, la actual crisis mun-
dial del capitalismo no es obra de una conspiración, aunque así pareciera, que esos
medios de comunicación insisten afanosamente en presentarnos como producto de la
perversidad de unos cuantos y misteriosos especuladores; como una crisis financiera.
La principal razón que los llevó a esconder esta realidad radica en el temor a desatar
el pánico en los medios financieros y económicos en general si, en pleno estallido de
la burbuja especulativa, se supiese que la economía ha entrado en su fase de crisis y
estancamiento, sobre todo en su elemento clave: la producción. Solo hacia fines de
noviembre del 2008 las entidades gubernamentales, que se supone regulan las finan-
zas estadounidenses, reconocieron abiertamente que su aparato productivo no solo
había entrado en crisis, sino además, que se encontraba desde hace meses en la fase
de estancamiento, la más grave de todas.
Las crisis financieras de los años 1982-84, 1997 y 2000-01 no se comparan con
la magnitud de la crisis actual. Hoy la especulación y el aliento del capital ficticio al-
canzaron niveles extraordinarios, solo comparables con las grandes crisis del sistema
capitalista de los años treinta y setenta del siglo XX. Al igual que aquellas, la actual
crisis mundial también es una crisis del sistema de reproducción del capital social
en toda su extensión, pues el proceso de acumulación ha excedido sus capacidades
y con ello ha obligado a poner freno a la producción de mercancías y servicios a
escala mundial; asimismo, es una crisis que se manifiesta en prácticamente todos los
elementos que componen el capital financiero. Y de ahí pasaron a erosionar el frágil
sistema monetario internacional que, en aras de salvar el dólar a como de lugar, hizo
caer las monedas de otros países, provocando un gran desorden en sus equivalencias
y en los valores de las mercancías que se realizan en el mercado internacional.
Así, la crisis económica que hoy asola al mundo no es solo financiera (de cré-
dito y/o de liquidez), es una crisis estructural de sobreproducción relativa de mercan-
cías (cuyas connotaciones teóricas son expuestas en las secciones 1 y 2 del presente
698 Francisco Chaparro Zapana
Desde los últimos años del siglo XX muchas empresas de diversos sectores
productivos comenzaron a percibir mayor dificultad para colocar sus productos, ya
que las empresas del sector comercio requerían más tiempo para vender las mer-
cancías, razón por la que alargaron los períodos entre un pedido y el siguiente. Esta
situación fue, como mostramos líneas arriba, la consecuencia de veinte años de po-
líticas económicas y prácticas laborales dirigidas a reducir los costos de la mano de
obra y el aumento de la productividad (incremento del rendimiento de cada traba-
jador) que dieron por resultado la reducción del poder adquisitivo de los salarios en
todo el mundo, incluido los países desarrollados.
Como los trabajadores de todas partes tenían menor poder adquisitivo fueron
reduciendo paulatinamente su consumo. Pero, gracias a la aplicación de tecnologías
que incrementan la productividad, los costos de producción se redujeron y por ello
la ganancia creció compensando en parte la reducción en las ventas. Obteniendo una
ganancia mayor por cada producto, los empresarios lograron durante un tiempo man-
tener sus ganancias en niveles satisfactorios. Sin embargo, la capacidad de consumo
de la gente siguió contrayéndose. La alternativa que encontraron los empresarios
fue formar alianzas fusionando empresas para abaratar sus costos de producción y
operación y controlar una mayor fracción del mercado.
Al mismo tiempo, el sector comercio se asoció con los banqueros para hacer
más accesible el crédito para el consumo, estimulando el otorgamiento masivo de
tarjetas bancarias de crédito. Esto encarecía las mercancías porque los consumido-
res debían pagar los productos y el costo del crédito, pero permitía a las personas
adquirirlos y pagarlos poco a poco, conservándose temporalmente la capacidad de
consumo.
flación nominal, pero le cobran por los préstamos hipotecarios una tasa de intereses
mayor al 15%. El interés para el crédito en tarjeta es en promedio mayor al 50%, con
oscilaciones que van desde el 40% al 140%. Al mismo tiempo que el costo promedio
del crédito al consumo en EE. UU. es de 16% y en España ronda el 20%.
Los empresarios de todos los sectores buscaron otras posibilidades más ren-
tables y más rápidas para obtener ganancias que el mercado empezaba a negarles.
Lo encontraron en la banca, financiando diversas formas de crédito y empezaron a
comprar “acciones” de sistemas de crédito. Los banqueros ofrecían jugosas ganan-
cias a cambio de dinero para prestarlo, como lo hacía CLAE en el Perú. Llegaron
al extremo de vender deudas que parecían de pago seguro, como las hipotecas y los
comodities. Los comodities son compras a futuro de materias primas y otros insumos
para la producción (como los combustibles) que aún no se producen. Al comprarlas
los empresarios se aseguraban un precio determinado de sus materias primas e insu-
mos, de manera que un sobresalto en el mercado no les creara problemas en el futuro,
pero al aumentar la demanda de los comodities estos subieron de precio y llevaron
700 Francisco Chaparro Zapana
los precios del petróleo y los granos básicos, por ejemplo, a niveles desmesurados,
pues la idea de comprar comodities era protegerse contra futuras alzas inesperadas
en los precios.
Todos sabían que semejante situación terminaría mal pero esperaban que un
milagro los salvara o cuando menos que antes de que estallara la burbuja lograran
hacer realidad las promesas de pago que tenían en sus manos. Pero, obviamente, la
mayoría no lograría cobrar esos pagarés. Llegó el momento que los consumidores
finales, los trabajadores, desde obreros hasta profesionales y ejecutivos de empresas,
llegaron al límite de su capacidad de endeudamiento y se rezagaron cada vez más en
sus pagos o dejaron de pagar. Al saberse que una empresa tiene listas de deudores
que están atrasándose o dejando de pagar (carteras vencidas), todos los poseedores
de promesas de pago emitidas por esa empresa buscan venderlas cuanto antes para
recoger de inmediato sus ganancias, recuperar lo invertido o de menos no perder
mucho.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 701
Cada promesa de pago o pagaré tiene un plazo de vencimiento en que debe ser
pagado y quienes comercian con las deudas deben pagarlos. Pero si les están llegan-
do menos recursos porque al final de la cadena la gente no puede pagar sus créditos,
pierden liquidez, es decir, no tienen dinero para pagar a sus clientes los rendimientos
ofrecidos. Entonces las exigencias de pagos se multiplican al grado que los dueños
de las listas de deudores se declaran en quiebra, por no poder pagar lo prometido. A
esto le llaman crisis financiera. Cuando la burbuja de la especulación revienta, es
decir, cuando el gran fraude de todos contra todos se cae, todos denuncian que han
sido víctimas y exigen a los gobiernos que alguien les pague el dinero que como ren-
dimientos (insistimos dinero inexistente) se les prometió y dado que este no existe
nadie puede pagarlo. Los gobiernos salen al rescate de los empresarios otorgando
dinero del erario público a los bancos y empresas semejantes para que puedan pagar
(hacer realidad el dinero inexistente) a sus clientes y consumar el fraude. Así, cientos
de empresas prometen rendimientos que se hacen realidad al final de cuentas solo a
costa de los contribuyentes.
Pero, como decíamos, la mayoría no logra cobrar las promesas de pago, por
lo que muchos quiebran o reducen su nivel de operaciones despidiendo trabajado-
res, con lo que el desempleo se incrementa. Como las empresas quedan endeudadas
compran menos a otras empresas y el mercado entre empresas se contrae aún más y
con el incremento del desempleo y las reducciones salariales el mercado de consu-
midores finales se contrae también más. El resultado es más empresas que cierran
o quiebran y más desempleo, que contrae aún más el mercado. El círculo vicioso se
detiene cuando el conjunto de la economía se reduce a su valor real, es decir, cuando
desaparece el dinero ficticio, que al estallido de la crisis tenía un valor nominal equi-
valente a tres veces el valor de la economía real. Para que ello ocurra, las promesas
de pago deben cobrarse; la mayoría no son cobrables pero algunas sí. Se trata de una
guerra por ver quiénes siguen vivos en la economía y quiénes desaparecen pagando
con dinero real las deudas ficticias que entre todos generaron. Aquí no hay justicia
ni equidad, es la ley de la selva, gana el más fuerte y el más tramposo, el que tiene
mejores contactos con los gobiernos. Miles de empresas desaparecen y millones de
trabajadores quedarán sin empleo y una vez que en la economía no hay o casi no hay
dinero ficticio el proceso se reinicia: las empresas crecen y generan ganancias que
reinvierten para crecer más, pero cuando las ganancias son tan grandes que “no ca-
ben” en la empresa o en el sector productivo migran a otros sectores en busca de ma-
yores y más rápidas ganancias y luego se convierten, mediante la banca, en créditos.
Y otra vez, a la larga crecerán tanto los capitales (dinero) que tratarán de autorepro-
ducirse prestándose a cambio de intereses, al punto, que llegará el momento en que
serán impagables y vendrá otra crisis. Pero, para evitar que la tragedia se convierta
en un Apocalipsis muchas de las deudas son renegociadas a nuevos plazos para que
en el futuro ese dinero ficticio sea pagado con dinero real (valor real) generado pos-
teriormente, de manera que el sistema no colapse y pueda continuar funcionando
702 Francisco Chaparro Zapana
Por tanto, convenimos en que por ahora no se avizora que la economía esta-
dounidense esté en camino hacia una depresión de la gravedad de la de los 1930.
Es que del hecho cierto de que la crisis tenga grandes similitudes con la crisis finan-
ciera y bancaria de los treinta no se puede deducir mecánicamente que la caída de la
producción y la inversión alcance los mismos niveles. Por eso una mirada a algunas
de las diferencias reales entre la situación de la década de los 1930, y la actual, pue-
de ayudarnos al análisis. En sus aspectos más generales observamos las siguientes
diferencias más importantes:
18 El FMI preveía en septiembre un crecimiento de la economía de EE. UU. del 1,3% en 2008, y del 0,8% en el 2009.
En el 2006 el crecimiento había sido del 2,9% y en 2007 del 2,2%.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 703
égida de las políticas neoliberales, ayudaron a controlar los salarios, y a deprimir las
condiciones laborales. Como resultado operó una fuerte contratendencia a la baja de
ganancia, a saber, la elevación de la tasa de plusvalía.
teoría, pero es evidente que están ocurriendo cambios en las tecnologías básicas, que
repercuten en los costos del capital. Se trata de una de las tendencias contrarrestantes
de la caída de la tasa de ganancia, señalada por Marx. La profundidad de la crisis
financiera no debería hacer olvidar este factor.
Si bien afectó negativamente los costos del capital en los países adelanta-
dos, siguió generando poder de compra para los países exportadores, y por lo tanto
demanda en el mercado mundial. A partir de la crisis financiera, los precios de los
alimentos y otras materias primas han bajado desde los picos que habían alcanzado a
comienzos de 2008. Volvieron a sus niveles de un año antes, pero aún es muy prema-
turo predecir que ya se ha entrado en un derrumbe similar al que ocurrió en los 30.
19 Aun en Europa Occidental, Japón y EE. UU. los trabajadores empleados en la agricultura superaban a los industria-
les. Madsen, 2001.
20 En 2007 la compra de bonos a largo plazo y acciones en EE. UU. por parte de extranjeros ha sido de 596 000 millo-
nes de dólares, contra 722 000 millones en 2006, según datos del Departamento del Tesoro, la economía estadou-
nidense necesita la entrada de unos 2000 millones diarios para financiar su déficit en cuenta corriente. De todas
maneras la caída del dólar atrajo inversiones directas extranjeras, según datos del Bureau of Economic Análisis.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 705
En sexto lugar, hay que contar con el efecto de las IED de las empresas de
EE.UU. sobre sus tasas de rentabilidad, y sobre los ingresos. Tampoco este factor
entraba en el análisis durante la Gran Depresión.
muy probable que con esta dinámica se produzca una desvalorización generalizada
de capitales. Las intervenciones masivas de los bancos centrales y de los gobiernos
podrían impedir que ocurra una desvalorización masiva, de tipo deflacionario, de
los capitales mercancías. Asimismo, estarían frenando que las quiebras se extiendan
en efecto dominó, como ocurrió en los treinta. Los bancos caen, pero son interveni-
dos y en su mayoría tienden a ser absorbidos por otras entidades, con ayuda de los
gobiernos. Hubo algunas corridas, pero la garantía de los depósitos ha impedido, al
menos hasta ahora, que sean masivas e indiscriminadas sobre el sistema bancario.
Esto puede generar las condiciones para que haya una desvalorización más lenta y
amortiguada de los capitales. A la par se potencian la centralización –fusiones y ad-
quisiciones– y la internacionalización del capital. Como no puede dejar de suceder
en las crisis, las condiciones de vida de las masas trabajadoras tenderán a empeorar,
ya está habiendo bajas de salarios reales, y aumento de la desocupación.
Durante las crisis las condiciones materiales para una ampliación de la pro-
ducción están dadas: existen los medios de producción y la fuerza de trabajo, con
cuya ayuda las escalas de producción podrían ser incrementadas sustancialmente.
La causa para que esto no suceda así, y de que en lugar de la ampliación de la
21 Umpiérrez Sánchez, Marx Francisco, La crisis capitalista. Rebelión (Cuba), 25/10/2008. En: La crisis capitalista
mundial. Dossier, 8 documentos, octubre 2008, p. 53.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 707
Como fue ya aclarado, las crisis empujan a los capitalistas a la renovación del
capital fijo, a la sustitución de los medios de producción antiguos por nuevos, a la
reconstrucción y potenciación de sus empresas. Pero cuanto más grande es la pro-
ducción y cuanto mayor es el nivel de la técnica, tanto más se socializa el carácter del
proceso productivo. De otro lado, las crisis consolidan aún más el carácter privado
de apropiación capitalista. El problema es que las crisis traen consigo una enorme
redistribución de la propiedad dentro de la propia clase capitalista: las pequeñas y
medianas empresas capitalistas durante las crisis resultan perdiendo, debido a que
muchas de ellas terminan quebradas. Al contrario, los grandes capitalistas se aprove-
chan de las crisis para comprar las empresas devaluadas de los pequeños y medianos
capitalistas, aumentando así su capital. Por consiguiente, las crisis intensifican
extremadamente el proceso de centralización del capital.
708 Francisco Chaparro Zapana
Las crisis demuestran contundentemente a la clase obrera cuan falsas son las
prédicas de los economistas burgueses sobre la posibilidad de la elevación sistemáti-
ca del nivel de vida del proletariado en los marcos del capitalismo. Las crisis enseñan
al proletariado el único camino de la liberación del desempleo y de las privaciones es
la sustitución del capitalismo, la conquista del poder por la clase obrera y sus aliados
con el objeto construir el socialismo.
Y así, las crisis económicas, de una parte, muestran con claridad objetiva la
necesidad histórica de que el capitalismo debe ser sustituido por el socialismo, y de
la otra, contribuye a transformar al proletariado en una fuerza revolucionaria capaz
de crear las premisas subjetivas para la extinción del capitalismo.
22 Engels, F. “El Anti-Düring, en Marx, K. y F. Engels”. Obras completas. T. 20, p.289, traducido del ruso por F. Ch. Z.
23 Tugan-Baranovski, M.I. Las crisis periódicas industriales. Ed. KNIGA”. Moscú, 1923, p. 205, traducido del ruso por
F. Ch. Z.
710 Francisco Chaparro Zapana
Pero en realidad los medios de producción sirven para producir los objetos
de consumo, y por eso la sobreproducción de medios de consumo incluye ya por
sí mismo también la sobreproducción de los medios de producción. Desarrollando
esta idea, escribía C. Marx: “Supongamos que tiene lugar una superproducción en
hierro, telas de algodón, tejidos de lino, sedas, paños, etc.; entonces no cabe decir,
por ejemplo, que se produjo muy poco carbón y que esto sea la causa de dicha su-
perproducción; porque esta superproducción de hierro, etc.; en efecto, incluye en sí
la superproducción del carbón, digamos, al igual que la superproducción del tejido
incluye en sí la superproducción del hilado”25. Por eso, las ideas de los partidarios de
la teoría de la desproporcionalidad, en el sentido de que la superproducción de unas
mercancías necesariamente significa la producción insuficiente de otras mercancías,
fueron catalogadas por C. Marx como una “sofística pobre”.
25 Marx, C., “Teoría de la plusvalía”. Parte II. En: Marx, C. y F. Engels. Obras completas. T. 26, parte II, p. 589, traducido
del ruso por F. Ch. Z.
712 Francisco Chaparro Zapana
sumo de los trabajadores absorbe una menor porción del producto social. Por su con-
dición de ideólogo pequeño burgués él destacaba especialmente el empobrecimiento
de los pequeños productores, el cual, según su opinión, conduce a la reducción de
las dimensiones de la demanda, puesta de manifiesto en el mercado. Otorgando un
significado decisivo a la contradicción entre la producción y el consumo, Sismondi
escribía: “(...) El consumo no es una consecuencia necesaria de la producción,
(…) al contrario, el resultado inevitable del sistema existente es la obstrucción de
los mercados”26.
A comienzos del siglo XX K. Kautiski intentó hacer pasar la teoría del infra-
consumo como la teoría marxista de las crisis. Uno de sus artículos fue intitulado
como “La explicación de las crisis mediante el consumo insuficiente”.
26 Sismondi, Y. Los nuevos principios de la economía política. T. I. Moscú, 1936, p. 319, traducido del ruso por
F. Ch. Z.
27 Rodberthus, K. Apuntes de economía. Moscú, 1936, p. 183, traducido del ruso por F. Ch. Z.
28 Lenin, V. I. “Sobre el carácter del romanticismo económico”. Obras completas. T. 2, p. 159.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 713
Según la teoría del infraconsumo, las crisis no son originadas por la propiedad
privada de los medios de producción, sino solo debido a la desigual distribución de
la renta nacional. De ello se desprende que mediante algunas reformas en la distri-
bución de la renta nacional se pueda eliminar las crisis en los marcos del sistema de
producción capitalista. A esta conclusión arribó Rodberthus aún en el siglo XIX y en
el siglo XX también el socialdemócrata alemán Tarnov, quien sustentando la teoría
del infraconsumo alega que los propios capitalistas pueden superar las crisis median-
te la elevación de los salarios. Pero la idea del desarrollo del capitalismo sin crisis
es una apología pura del capitalismo, esforzándose por esconder su contradicción
fundamental que genera inevitablemente las crisis.
29 Mints, L. W. Monetary Policy for a Competitive Society. N. Y., 1950, p. 121, traducido del inglés por F. Ch. Z.
714 Francisco Chaparro Zapana
“(...) las grandes tempestades del mercado mundial, a través de los cuales explota
la contradicción de todos los elementos del proceso de la producción capitalista” y
advertía que los partidarios de la teoría monetario-crediticia de las crisis: “Buscan
el origen de estas tempestades y los modos de defenderse de ellas tan solo en la
superficie y en la esfera más abstracta del proceso, en la esfera de la circulación del
dinero”30.
30 Marx, C., “Crítica a la economía política”. En: C. Marx y F. Engels”. Obras completas. T. 13, p. 162, traducido del ruso
por F. Ch. Z.
31 Archivo de Marx y Engels. T. 4, p. 41, traducido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 715
a una teoría psicológica más primitiva, como motivadora del cambio de los auges
por las crisis en el cambio de las actitudes optimistas o pesimistas de los empresarios
capitalistas.
32 Keynes, Jh. M. Teoría general del empleo, del interés y del dinero. P. 312, traducido del ruso por F. Ch. Z.
33 Ibídem.
716 Francisco Chaparro Zapana
En tercer lugar, los ingresos de los Estados burgueses tienen carácter deriva-
do, ya que son obtenidos mediante la confiscación de una parte de la renta nacional.
Por eso una caída crítica de la renta nacional no puede ser “compensada” mediante
la reducción de impuestos, con la que solo se produce una redistribución de la renta
nacional entre la población y el Estado.
En cuarto lugar, los gastos fiscales, por cuyo incremento abogan los econo-
mistas burgueses, en las condiciones del imperialismo contemporáneo son priorita-
riamente los gastos militares; estos gastos enriquecen a una cúpula de monopolistas,
pero lesionan la situación de los trabajadores. Así, bajo la careta de política “anticri-
sis” de los Estados imperialistas en la práctica se oculta una política pro monopolis-
ta, orientada en contra de los intereses populares.
Durante el último tercio del siglo XX, en la teoría económica burguesa alcan-
zó amplia difusión una nueva teoría de las crisis, la teoría “tecnológica” del desarro-
llo del capitalismo sin crisis. Como sus representantes más connotados figuran los
economistas Jhon Deebold (estadounidense), Peter F. Drucker (alemán), P. Eynthig
(inglés) y otros. Esta teoría se resume en que la técnica automatizada contemporánea
impone siempre un nivel elevado de inversiones de capital y esto, a su vez, garantiza
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 717
De otra parte, el desarrollo del mercado mundial fue resultado del desarro-
llo de la producción capitalista. Con el paso de la manufactura a la gran industria
maquinizada, la venta de productos industriales en el mercado mundial capitalista
se expandió significativamente, y como los productos de la industria maquinizada
invadieron los mercados externos debido a su baratura, esto provocó la ruina de la
pequeña producción artesanal en las colonias. Por ejemplo, los tejidos de algodón
ingleses invadieron el mercado hindú, y muchos tejedores hindúes se arruinaron.
720 Francisco Chaparro Zapana
a elevar la productividad del trabajo, esta tiene un sentido progresista. Pero, de otro
lado, en las condiciones del capitalismo la división internacional del trabajo se trans-
forma en arma de dominación de unos países sobre otros, en medio artificial que
frena el desarrollo económico integral de los países dependientes.
1 Se debe tener en cuenta que el concepto “sistema económico mundial capitalista” es más estrecho que el concepto
“sistema mundial capitalista”. El primero abarca solo las relaciones económicas internacionales en los marcos
del sistema capitalista; en cambio, el segundo caracteriza también las relaciones económicas, políticas, militares y
socioculturales.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 723
2 Lenin, V. I. Prólogo al folleto de N. Bujarin “La economía mundial y el imperialismo”. Obras completas. T. 27, p. 95,
traducido del ruso por F. Ch. Z.
3 Ibídem, p. 278.
724 Francisco Chaparro Zapana
2. LA EXPORTACIÓN DE CAPITALES
4 Lenin, V. I. “El imperialismo, como la fase superior del capitalismo”. Obras completas. T. 27, p. 360, traducido del ruso
por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 725
5 Se supone que la exportación de capitales es solo uno de los muchos factores determinantes del desarrollo econó-
mico de un país.
728 Francisco Chaparro Zapana
Exportación total en
miles de millones de
dólares. 2,6 7,3 9,3 10,4 15,8 21,1 49,5
Capital público en miles
de millones de dólares. 1,5 4,2 6,1 6,4 7,9 13,5 18,6
Porcentaje del total de
la exportación. 57,7 57,5 65,6 61,5 50,0 61,1 36,4
Capital privado en miles
de millones de dólares. 1,1 3,1 3,2 4,0 7,9 8,6 31,5
Porcentaje del total de
la exportación. 42.3 42,5 34,4 38,5 50,0 38,9 63,6
NOTA: según la estadística internacional, la exportación se presenta en forma de empréstitos, créditos y subsidios
públicos y privados, así como inversiones privadas directas y en cartera, excluidas la amortización de la
deuda exterior y la repatriación de las inversiones privadas.
FUENTES: OECD, The Flow of Financial Resources to Less-developed Countries, 1961-1965, p. 201: OECD, De-
velopment Cooperation, 1978 Review pp. 193, 194: W.P Michael, Measuring International Capital Move-
ments. New York, 1971, pp. 6-11.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 729
Pero los capitales no solo se exportan hacia los países menos desarrollados.
En especial, en las actuales condiciones tiene un mayor significado la exportación
de capitales de unos países capitalistas desarrollados a otros países capitalistas de-
sarrollados. La causa motriz de esta exportación de capitales también sigue siendo,
ante todo, la búsqueda de la ganancia.
6 Lenin, V. I. “El capitalismo y la inmigración obrera”. Obras completas. T. 24, p. 89, traducido del ruso por F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 731
La exportación de capitales –en la medida que esta fluye hacia los países
en vías de desarrollo económico– expresa las relaciones de explotación entre los
monopolios y los gobiernos de los países imperialistas, de una parte; y los pueblos
de los países en vías de desarrollo económico, de la otra. Como resultado de la ex-
portación de capitales se produce la redistribución de las rentas nacionales entre los
países: en forma de intereses y dividendos para los capitales extranjeros una parte
de la renta nacional de los países en vías de desarrollo económico, importadores de
capital, se transfiere a manos de los monopolios y de los Estados de las potencias im-
perialistas exportadoras de capital. De esta manera, enriqueciendo a la burguesía de
los países imperialistas, la exportación de capitales deteriora la situación económica
de las masas populares de los países en vías de desarrollo económico, a cuyo costo
se pagan las ganancias por las inversiones de capital extranjero y los intereses de los
préstamos externos. Por consiguiente, la exportación de capitales actúa como un
importante factor que agudiza las contradicciones entre las potencias imperialis-
tas y los pueblos de los países menos desarrollados económicamente.
mercados, los cuales antes eran zona monopolizada de dominación de los capitales
ingleses: estos eran países que antes conformaban el imperio colonial inglés.
Pese a que el hundimiento del sistema colonial no priva a las potencias im-
perialistas de las posibilidades de exportar capitales a los países que antes fueron
colonias, no obstante limita los apetitos de los exportadores de capitales. Los países
en vías de desarrollo establecen control estatal en importantes ramas y no permiten
el libre ingreso de capitales extranjeros, como también en muchos casos limitan a los
inversionistas extranjeros la libre remisión de ganancias.
Tuvo un significado muy especial el hecho de que los países en vías de desa-
rrollo recibieran asistencia económica de parte de ex URSS y demás países socialis-
tas. Por eso, las potencias imperialistas fueron privadas del monopolio absoluto en
el otorgamiento de préstamos a los países en vías de desarrollo. En esas condiciones
estaban obligadas en una serie de casos a otorgar algunas concesiones bajo la forma,
por ejemplo, de reducidas tasas de interés por los préstamos.
los volúmenes de la nueva exportación de capitales, sino también por la suma total
de inversiones en el extranjero.
En 1965, las inversiones de largo plazo de los EE. UU. en el extranjero (es-
tatales y privados) alcanzaban los 93 000 millones de dólares, incrementándose en
más de 8 veces en comparación con el año 1938. En lo que respecta a Inglaterra,
sus inversiones de largo plazo en el extranjero aumentaron desde 1938 hasta 1965
solo en 17%, constituyendo en 1965 los 27 000 millones de dólares. De esta forma,
los EE. UU., que antes de la Segunda Guerra Mundial tenían 2 veces menor capital
en el extranjero que Inglaterra, en 1965 tenían inversiones de largo plazo en más de
3,4 veces que Inglaterra. El tercer lugar en la exportación de capitales corresponde a
Francia, cuyas inversiones de largo plazo en 1965 eran de 17 000 millones de dóla-
res; en el cuarto lugar se encontraba Alemania Federal, con un volumen de inversio-
nes de 8000 millones de dólares. La hegemonía de los EE. UU. en la exportación de
capitales es confirmada por el hecho de que en 1965 sus inversiones en el extranjero
sobre pasaban en 41 000 millones de dólares a las inversiones totales de Inglaterra,
Francia y Alemania en el extranjero.
su desarrollo económico solo con el aporte de sus propios capitales. Estos países
requerían imperiosamente de la importación de mercancías, pero no tenían las posi-
bilidades de balancear esa importación con la exportación de sus mercancías, y sus
reservas de oro se habían esfumado totalmente. En tales condiciones la exportación
de mercancías estadounidenses hacia Europa Occidental se financió, en gran medida,
mediante la exportación de capitales: el Gobierno de los EE. UU. otorgó enormes
préstamos a estos países y estos últimos los invertían en la importación de mercan-
cías estadounidenses. En el otorgamiento de estos préstamos los EE. UU. imponían
sus condiciones políticas, promoviendo la consolidación del régimen capitalista en
Europa Occidental comprometían a los gobiernos europeo-occidentales para la con-
formación de un bloque político-militar, orientado en contra de los países socialistas
y encabezado por los EE. UU.
presas inglesas, cuando los aranceles a las mercancías importadas de EE. UU. por
estos países eran elevados.
portación de capitales se realiza con recursos fiscales, a veces los afanes de obtener
ganancias e intereses se posponen ante las consideraciones políticas. Por ejemplo, el
gobierno de EE. UU. otorga fuertes préstamos a sus aliados de los agresivos bloques
político-militares –NATO, CEATO y CENTO– para obligarlos a enrolarse en la
carrera armamentista y conceder a EE. UU. bases militares, etc. El Gobierno de
EE. UU. otorgó, por ejemplo, grandes préstamos a los regímenes reaccionarios de
Corea del Sur, Vietnam del Sur, Taiwán y otros. En todos estos casos las considera-
ciones político-militares cumplen un rol hegemónico en la exportación de capitales.
7 Sagastizábal, Raúl de. “Crisis financiera global y guerra monetaria”. In Depth News Analisis That Matters. Montevi-
deo, 2009.
738 Francisco Chaparro Zapana
portavoz del neoliberalismo global, advirtió sobre la gravedad del declive financiero
anglosajón, y la irrupción y posicionamiento de dos integrantes del BRIC (Brasil,
Rusia, India y China) en el otrora inexpugnable mundo financiero de la dupla an-
glosajona, en particular, y del G-7, en general, lo cual (en)marca el barómetro del
retroceso y rezago de EE. UU. que apunta el declive de esta potencia imperialista.
La banca brasileña se ha ubicado con tres bancos entre los primeros diez luga-
res: detrás de China, que detenta cinco sitios, pero antes de la anglósfera (inventora
del jueguito financiero con el aventurero megaespeculador escocés del siglo XVII:
John Law) que ostenta dos lugares rezagados cuando no aparece ningún banco esta-
dounidense ni británico. Están considerados en el resto de los diez primeros lugares:
6.o Bank of Communications, de China (3.1); 7.o Bradesco, de Brasil (2.7); 8.o Com-
monwealth Bank of Australia (2.7); 9.o Banco do Brasil (2.5), y 10.o Royal Bank of
Canada (2.5). Que los principales bancos chinos hayan duplicado su valor en 2009
refleja la creciente confianza en los mercados emergentes, en particular de China y
Brasil.
La inmigración a los EE. UU., durante los años 1820-1890 fue de 15,4 millo-
nes de personas y en los años 1891-1965 de 28,1 millones. De esta forma, las escalas
de inmigración a los EE. UU. fue enorme, incluso aún en las épocas del capitalismo
premonopolista. Una gran avalancha de inmigrantes se desplazó también hacia Ca-
nadá: la inmigración a este país fue en los años 1851-1901 de casi 2 millones y en
los años 1901-1960 de de 6,7 millones de personas.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 739
Entre otros países de Europa Occidental, Italia se caracterizó por una migra-
ción de cantidades significativas, de donde emigraron durante los años 1951-1957 en
promedio más de 300 000 personas por año.
8 Lenin, V. I. “El capitalismo y migración de los obreros”. Obras completas. T. 24, p. 89, traducido del ruso por
F. Ch. Z.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 741
Pero no siempre se pagan los saldos de las balanzas de pago mediante la ex-
portación de oro. Durante las crisis económicas mundiales esto se produce en forma
de liquidación de una parte de la deuda internacional mediante las quiebras de las
empresas prestamistas y de los estados deudores. Esto tuvo lugar, por ejemplo, du-
rante la crisis económica mundial de los años 1929-1933.
10 Abadie Linares, Jorge. Balanza de pagos, sistemas cambiarios y el FMI. Lima, 1883, pp. 13-14.
744 Francisco Chaparro Zapana
11 Jonson, H. “Hacia una teoría general de la balanza de pagos”. En: Comercio Internacional y crecimiento. Ed. Amo-
rrortu. Buenos Aires, 1971, pp. 167-184.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 745
12 Se entiende como centralizadas a las reservas de oro acumuladas por los bancos centrales, por los gobiernos, de
los órganos financieros estatales y de los organismos internacionales.
746 Francisco Chaparro Zapana
Pero los países en vías de desarrollo económico no siempre pueden cubrir los
pagos por las inversiones de capital extranjero a cuenta de las ganancias del comer-
cio externo. Si el saldo activo de las balanzas de pago de los países subdesarrollados
es insuficiente o si en general no existe, entonces la balanza de pagos de estos países
termina siendo pasivo y están obligados a exportar oro o tener que recurrir a la ob-
tención de nuevos préstamos.
estos países e inflan sus pagos por la importación de mercancías. Esto deteriora su
balanza comercial, así como también su balanza de pagos.
Al agotar sus reservas de oro, los países de Europa Occidental cayeron en una
gran dependencia de EE. UU., recurriendo a la obtención de préstamos externos y
por recibir la “ayuda” estadounidense según el Plan Marshall. La “ayuda” del Plan
Marshall, consistente en 12 000 millones de dólares, era en parte bajo la forma de
préstamos y en parte en forma de “donaciones” o subsidios sin devolución. Sin em-
bargo en los hechos estos recursos no eran una ayuda desinteresada de los EE. UU.
hacia los países de Europa Occidental. El problema era que a cuenta de esta “ayuda”
los países europeos debían importar productos estadounidenses. El tesoro público de
los EE. UU. pagaba, con recursos del presupuesto estatal con precios elevados por
las mercancías proveídas, que eran producidas por las compañías estadounidenses
para los países de Europa Occidental. Por consiguiente, los monopolios estadouni-
denses de ningún modo entregaban sus mercancías como donaciones sino que se
enriquecían obteniendo grandes ganancias por este abastecimiento. Además, el go-
bierno de los EE. UU. colocaba su “ayuda” bajo condiciones políticas, ahorrando
13 El grano es el peso equivalente a la vigésima cuarta parte de un escrúpulo, o equivalente a unos 5 centigramos de
oro puro; un dólar igual a 23,22 granos.
748 Francisco Chaparro Zapana
El pasivo de la balanza de pagos provocó la fuga del oro de los EE. UU. Des-
de 1950 hasta mayo de 1967 la reserva de oro de los EE. UU. disminuyó de 22 800
millones de dólares hasta 13 200 millones, es decir en un 42%. Esto corroyó fuer-
temente las posiciones financieras internacionales de los EE. UU. y puso en grave
situación al dólar.
Si en dos países hay la divisa oro, entonces el tipo de cambio de las monedas
depende del contenido de oro de las unidades monetarias de ambos países. La corre-
lación de las cantidades pesadas del metal contenido en las unidades monetarias
de los países se llama paridad monetaria. Por ejemplo, antes de los años treinta la
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 749
paridad monetaria de la libra esterlina se cotizaba en 4,8665 dólares, ya que una libra
esterlina contenía 113 granos14 de oro puro; y un dólar, 23,22 granos.
Sin embargo, en cada momento dado el tipo de cambio puede no coincidir con
esta paridad. Las diferencias del tipo de cambio de la paridad monetaria las determi-
na la situación de la balanza de pagos del país. Si la balanza de pagos es pasiva, en-
tonces en el país dado se manifiesta una gran demanda de la divisa extranjera, a con-
secuencia de ello el tipo de cambio del último supera la paridad monetaria, y el tipo
de cambio de su moneda caerá por debajo de la paridad monetaria. Por el contrario,
si la balanza de pagos es activa entonces en el extranjero aparece una gran demanda
de la divisa del país dado, y su tipo de cambio superará la paridad monetaria.
Desde 1934 hasta comienzos de la década del setenta del siglo XX, en EE. UU.
el dólar se cotizaba oficialmente en 1/35 onzas de oro, y los órganos financieros
de los EE. UU. compran el oro extranjero por el precio: 1 onza = 35 dólares. En
14 Lenin, V. I. El Imperialismo, fase superior del capitalismo. Moscú. Ed. Progreso, pp. 65-66.
750 Francisco Chaparro Zapana
realidad, sin embargo, este precio es rebajado si se considera la gran caída de la ca-
pacidad adquisitiva del dólar en todo este tiempo. EE. UU. sacó mucho provecho de
la compra de oro extranjero a bajo precio. Pero la crisis actual de la balanza de
pagos de EE. UU. tiende a devaluar el dólar, es decir a una disminución oficial
de su contenido de oro.
Cuanto más cae el tipo de cambio, tanta mayor cantidad de moneda nacional
pueden obtener los exportadores a cambio de la divisa extrajera por la que venden
sus mercancías en el mercado externo. Y si el incremento de los precios de las mer-
cancías en el país se retraza en relación a la elevación del tipo de cambio de la mo-
neda extranjera (y, consiguientemente, de la caída del tipo de cambio de la moneda
nacional), entonces los gastos de los exportadores al comprar las mercancías en el
mercado interno para la exportación se elevarán en menor medida que su ganancia
por la venta de sus mercancías en el extranjero, y ellos recibirán una significativa
superganancia por la exportación, incluso si ellos tienen que vender sus mercancías
en los mercados externos con precios menores que los del nivel internacional. De
esta forma, a los exportadores les interesa la caída del tipo de cambio de su moneda
en comparación con la divisa extranjera, ya que esto les permite aplicar el dumping
monetario y captar los mercados externos. En especial, esto explica el hecho que du-
rante la crisis económica mundial de los años 1929-1933 muchos países capitalistas
competían entre sí en el proceso de la devaluación de sus monedas.
Existen grandes consorcios que tienen su base principal en algún país, pero
mantienen bajo su control financiero toda una red de compañías de diversos paí-
ses. Así, por ejemplo, el consorcio inglés Unilever, entre sus principales integrantes,
cuenta con más de 800 fábricas ubicadas en muchos países capitalistas (Inglaterra,
Holanda, EE. UU., Canadá y otros). El campo de su actividad es la industria de jabo-
nes, bebidas, química, farmacéutica, etc.
15 Ibídem, p. 69.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 753
cas ferroviarias inglesas obtuvieron una cuota del 66%; las alemanas, el 27% y las
belgas, el 7%). Pero el cartel resultó poco estable y después de ser abandonado por
dos firmas inglesas se desmembró en el año 1886. Sin embargo, en 1904 el cartel
ferroviario internacional fue refundado sobre la base de las fábricas de ferrocarriles
de aquellos mismos países, pero con otras cuotas de la exportación (las inglesas
recibieron 53,5%, las alemanas 28,8% y las belgas 17,7%). Posteriormente al cartel
ferroviario ingresaron también las empresas francesas, estadounidenses, austriacas
y españolas.
nos en 1960 más de las 4/5 partes de todo la extracción y más de las 2/3 partes del
petróleo refinado de todos los países del mundo capitalista tras los límites
de EE. UU.; el cartel internacional de la química, que asocia la compañía estadouni-
dense Dupont de Nemur and company y la compañía inglesa Imperial Quimical In-
dustrie; el cartel internacional del acero (fundado en 1953, que asociaba inicialmente
los monopolios de la industria del acero de Francia, Bélgica y Luxemburgo, y más
tarde se integraron a su seno también las compañías del acero de la RFA y Holanda);
el cartel europeo de tubos (se fundó en 1948, y unificó a los monopolios ingleses,
franceses y alemanes); el cartel internacional del azogue (formado en 1962, unificó
una decena monopolios químicos de distintos países europeo-occidentales).
Una variante especial de los acuerdos de los carteles son los convenios de
monopolio de patentes internacionales. Estos convenios entre monopolistas de dis-
tintos países sobre el intercambio mutuo de patentes para las nuevas maquinarias y
nuevos métodos tecnológicos y sobre el no otorgamiento de las patentes a terceros.
dos internacionales de los carteles. El trust o los consorcios pueden ser internacio-
nales según el status de sus participantes, es decir, que las acciones de sus empresas
pueden pertenecer a los capitalistas de distintos países; pero, en el pleno sentido de
la palabra a los monopolios internacionales les son característico no solo que en ellos
se asocien capitalistas de distintos países, sino también por la firma de acuerdos es-
peciales, convenios por los que se dividen el mercado internacional. Mientras tanto
en el interior del trust semejante acuerdo no tiene razón de ser, porque el trust mismo
es el único propietario de las empresas que lo integran. Si dos o más trusts de dis-
tintos países capitalistas contraen entre sí un acuerdo sobre la división del mercado
mundial, entonces semejante convenio es en sí ya un cartel internacional.
6.4. División económica del mundo y la lucha por una nueva repartición
El objeto de los monopolios transnacionales, como también de los monopolios
de los países, es la obtención de la alta ganancia monopolista. El principal medio
para garantizar esta ganancia parte de la división económica del mundo, es decir, el
acuerdo entre los miembros de las agrupaciones monopolistas internacionales sobre
el otorgamiento del poder monopólico de cada uno de una parte determinada del
mercado mundial, por ejemplo, cuando en 1908 se formó el cartel electrotécnico
internacional, entonces entre sus miembros se contrajo el acuerdo por el cual la Ge-
neral Electric Company obtuvo el derecho exclusivo de vender sus productos en los
mercados de EE. UU. y Canadá, a la AEG se le otorgó el derecho de vender sus pro-
ductos en una serie de países europeos. En el período comprendido entre la Primera y
Segunda Guerra Mundial el mercado del petróleo del mundo capitalista fue dividido
principalmente entre el trust petrolero estadounidense Standar Oil Company, el trust
petrolero irlandés Royal Duch Shell y la Compañía Petrolera Anglo-Iraní. Después
de la Segunda Guerra Mundial el mercado petrolero del mundo capitalista fue divi-
dido principalmente entre los miembros del cartel petrolero internacional, en el que
se incluían cinco compañías estadounidenses: Standar Oil Company (Nueva Jersey),
Standar Oil Company of California, Texas Oil Company, Socony Bakoom Oil Com-
pany y Golf Oil Company, la compañía petrolera anglo-holandesa Royal Duch Shell
y la Compañía Petrolera Anglo-Iraní.
La división económica del mundo entre los miembros de los monopolios in-
ternacionales nunca puede ser definitiva y por ello no liquida la competencia en
el mercado mundial capitalista. En primer lugar, la venta de las mercancías en el
756 Francisco Chaparro Zapana
6.5. Agudización de la lucha por los mercados externos en la época del im-
perialismo
El capitalismo monopolista agudiza por muchas causas su lucha por los mer-
cados de venta y por las fuentes abastecedoras de materia prima.
16 Ibídem, p. 74.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 757
17 Ibídem, p. 82.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 759
Firmando una serie de acuerdos sobre patentes con compañías de EE. UU. y otros
países, los industriales alemanes accedieron a los inventos técnicos de mayor impor-
tancia para su industria bélica. De otra parte, ellos usaron sus vínculos con el exterior
para frenar el crecimiento de la producción de importantes materiales bélicos de
otros países. Por ejemplo, el convenio entre el trust químico alemán IG Farbeniin-
dustri y el trust petrolero estadounidense Standar Oil company comprometieron la
negativa de este último para la producción de gasolina de aviación de alto octanaje.
7.1. Los dominios coloniales de fines del siglo XIX y comienzos del XX
El surgimiento del capital monopolista dio un gran impulso a la expansión
colonial de las mayores potencias imperialistas. En 1876, los dominios coloniales de
Inglaterra configuraban un área de 22,5 millones de km2; los de Rusia, 17 millones
de km2, y los de Francia, menos de 0,9 millones de km2; mientras que Alemania, EE.
UU. y Japón carecían de colonias.
Desde 1876 hasta 1914, la extensión total de dominios coloniales de las gran-
des potencias se expandió de 40,4 millones de km2 a 65 millones, y su población, de
274 millones a 523 millones de habitantes. Durante este período Inglaterra usurpó
11 millones de km2 de nuevos dominios coloniales; Francia, 9,7 millones; Alemania,
2,9 millones; EE. UU., 0,3 millones y Japón, 0,3 millones de km2. Esta expansión
colonial se llevó a cabo de la siguiente forma: Inglaterra invadió Egipto, Nigeria,
Sudán, Sudáfrica y Somalia. Francia invadió Túnez, extensos dominios en África
occidental (curso superior del río Níger, Dahomey y Costa de Marfil), Marruecos y
Siam. Alemania inició su expansión colonial a partir de los años 80 invadiendo Su-
dáfrica Occidental, Tanganica, Togo, Camerúm y una serie de islas. EE. UU. en los
años noventa ocupó las Islas de Hawai, Cuba, Puerto Rico, las Islas Filipinas y parte
de las Islas Samoa. Y Japón, después de la guerra con Rusia, ocupó en 1905 Sajalín
del Sur y durante los años 1907-1910, Corea.
760 Francisco Chaparro Zapana
Las colonias. Son los países privados de soberanía estatal y dominados por las
potencias ocupantes. La metrópoli, el Estado que domina a las colonias, las gobierna
manteniendo allí una administración y sus fuerzas armadas.
18 Ibídem, p. 84.
19 Ibídem, p. 78.
20 Se deben diferenciar los términos: “potencias coloniales” y “países coloniales”. Se llaman potencias coloniales a
aquellas que poseen colonias, y países coloniales son aquellos que se encuentran bajo dominio de otros.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 761
7.2. El reparto territorial del mundo y la política colonial en la época del im-
perialismo
Durante el último cuarto del siglo XIX muchas tierras de África y Oceanía
aún no pertenecían a ninguna potencia imperialista. Las invasiones coloniales se
acrecientan hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX, cuando todo el mundo
terminó siendo repartido entre las potencias imperialistas.
Desde 1876 hasta 1900 las potencias coloniales21 consumaron el reparto terri-
torial del continente africano. Hasta 1876 solo les pertenecía el 11% del territorio de
África, pero en 1900 más del 90%. Los principales poseedores de colonias en África
eran Inglaterra, Francia y Alemania. Pero, además de estas grandes potencias impe-
rialistas, el dominio colonial también fue compartido con potencias menores como
Bélgica, España y Portugal. De estas últimas, fue Bélgica la que se apoderó de zonas
muy extensas del África, llegando incluso a fundar el Congo Belga.
21 Ibídem, p.75.
762 Francisco Chaparro Zapana
Las islas oceánicas de la parte central del Pacífico, conocidas como polinesias,
estaban pobladas inicialmente por tribus primitivas; después estas fueron ocupadas
por las potencias capitalistas. En 1876, a las potencias coloniales europeas les per-
tenecía ya cerca del 57% del territorio de la Polinesia; pero no obstante, cerca de la
mitad de sus tierras aún no habían sido convertidas en colonias. En el transcurso del
último cuarto del siglo XIX culminó el reparto territorial de la Polinesia, y en 1900
cerca del 99% de su territorio pertenecía a las potencias coloniales.
El reparto territorial del mundo se debe diferenciar del reparto económico del
mundo examinado en el parágrafo anterior. En primer lugar, el objeto del repar-
to económico son los mercados externos, y el objeto del reparto territorial son los
países económicamente atrasados, y sus territorios. En segundo lugar, el reparto
económico del mundo lo realizan los monopolios capitalistas, y el reparto territorial,
los estados capitalistas.
22 Ibídem, p. 7.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 763
prima industrial del 74 al 85% de sus reservas (bauxita, zinc, cobre, plomo,
cromo, hierro), y el 100% de otras especies (vanadio y molibdeno).
2. Mercados de venta. Especialmente significativas fueron las colonias como
mercados de venta para Inglaterra, de cuya exportación total a la parte de
mercancías enviada a sus dominios coloniales de ultramar le correspondió
el 32% en 1900, el 42% en 1938 y el 55% en 1949. La venta de mercancías
en los mercados coloniales fue especialmente ventajoso para los monopolios
imperialistas, los cuales cuentan aquí con grandes posibilidades de inflar los
precios y obtener elevadas ganancias de monopolio. Según algunos cálculos,
los monopolios estadounidenses obtuvieron solo en un año (1948) 2500 mi-
llones de dólares de ganancia por la venta de sus mercancías por encima de su
valor en las coloniales y países dependientes.
3. Esferas de inversión de capital. Al analizar la exportación de capital vimos
las enormes ganancias que obtenía la burguesía monopolista por este concep-
to. Además, las colonias constituyen las esferas más rentables para la inver-
sión de capital.
4. Objetos del saqueo no económico. Las potencias imperialistas, que mantienen
en las colonias un aparato gubernamental y sus fuerzas armadas, imponen a
los pueblos coloniales impuestos elevados para cubrir gastos de mantenimien-
to del aparato de dominación imperial. Antes de la Segunda Guerra Mundial
las ganancias extraídas en la India por los ingleses, como parte de su contribu-
ción colonial, oscilaban entre 30-35 millones de libras esterlinas al año.
5. Bases de apoyo estratégico-militar. Algunas colonias a veces podían no ser de
gran valor económico para la metrópoli, pero tenían un importante significado
estratégico-militar. El mismo significado tienen aun ahora, por ejemplo, para
Inglaterra el Gibraltar, para EE. UU., las islas japonesas de Okinawa ocupadas
por ellos, o las bases que se aprestan a instalar en Colombia. La importancia
militar de las colonias para las metrópoli se expresa también en que las metró-
polis reclutan en las colonias la “carne de cañón” en los períodos de las gue-
rras. Así, durante la Primera Guerra Mundial la obtuvo de la India, y Francia,
de sus colonias africanas ejércitos hasta de 1,5 millones de hombres.
entre los Estados entran en violenta contradicción con la anterior estructura colonial
de la división capitalista internacional del trabajo. El imperialismo se opone a todo
intento de revisión radical del carácter de la participación de los países liberados en
la economía capitalista mundial, y permite solo cambios parciales que no van más
allá de convertir a estos países en bases de suministro de materias primas y apéndices
de la industria de los países capitalistas desarrollados.
ficas corresponden en mayor medida las posibilidades que a los estados imperialistas
les brinda la exportación de capital hacia los países dependiente (ver: sección 2 del
presente capítulo).
expansión histórica natural de la cultura occidental hacia los territorios menos desa-
rrollados del mundo”25.
25 Ibídem, 95.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 773
CUADRO N.° 1:
LOS RITMOS DEL CRECIMIENTO DE LA PRODUCCIÓN INDUSTRIAL (En %)
Inglaterra 56 61 –1
Francia 65 79 38
Alemania 78 148 3
EE. UU. 113 156 70
Rusia 113 270 - (*)
Japón – – 197
(*) No se incluye a la URSS, por lo tanto se comparan solo los ritmos del desarrollo económico de los países capi-
talistas.
FUENTE: Nuevos Materiales en la obra de Vladimir I. Lenin. El Imperialismo, fase superior del capitalismo.
Part-ed., 1935, p. 276, traducido del ruso por F. Ch. Z.
nomía de varios países capitalistas (EE. UU., Inglaterra y Francia) fue nuevamente
conmocionada por la crisis de 1937-1938; sin embargo, Alemania y Japón no fueron
afectados por esta crisis. Como resultado de la década anterior a la guerra, los ritmos
de desarrollo económico de los países capitalistas se diferenciaron de nuevo fuerte-
mente: la producción industrial de Alemania, de 1929 a 1938, aumentó en 32%, y la
de EE. UU. disminuyó en 19%.
CUADRO N.° 2:
EL CRECIMIENTO (+) O LA CAÍDA (–) DE LA PRODUCCIÓN INDUSTRIAL EN
LOS PRINCIPALES PAÍSES CAPITALISTAS EN LOS AÑOS 1938-1966 (En %)
FUENTE: Datos calculados según la situación económica de los países capitalistas desarrollados y subdesarrolla-
dos. Una visión de 1966 a comienzos de 1967, Impresiones Pravda, 1967, p.8, traducido del ruso por F.
Ch. Z.
8.5. La ley del desarrollo económico y político desigual del capitalismo bajo
el imperialismo
Las particularidades económicas del capitalismo premonopolista tuvieron de-
terminadas consecuencias desde el punto de vista de las probables perspectivas de
una revolución proletaria. La evolución del capitalismo, relativamente tranquila y
pacífica, hizo que las contradicciones económicas y políticas existentes entre de-
terminados países no alcanzasen gran profundidad. Por su parte, el proletariado era
todavía relativamente débil e insuficientemente organizado como para intentar una
revolución proletaria en algún país por separado. Debido a la debilidad política y
orgánica de la vanguardia proletaria, su aspiración a procurarse un aliado de clase
780 Francisco Chaparro Zapana
1 Lenin, Vladimir Ilich. El imperialismo, fase superior del imperialismo. Ed. Progreso, Moscú, s/a, p. 87.
2 Ibídem, p. 88.
784 Francisco Chaparro Zapana
3 Ibídem.
4 Ibídem.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 785
Pero las diferencias no excluyen la unidad. Todos los rasgos del imperialismo
están impregnados por un principio general, el imperialismo. Por eso Lenin aplicaba
en relación con estos rasgos el concepto “las principales formas de monopolio”, la
sustitución de la libre competencia por el monopolio, el llamó rasgo económico fun-
damental del imperialismo, su esencia.
5 Valqui Cachi, Camilo. El imperialismo y la lucha de clases en el siglo XXI. Universidad Autónoma de Guerrero, Méxi-
co. Fuente: Email. dctr1aprodigy.net.mx.drevcpayahoo.com.mx
788 Francisco Chaparro Zapana
Imperio español, entre otros. No estamos ante un fenómeno original, sino frente a
una etapa que Cornelius Castoriadis y Herbert Marcuse, y antes Rosa Luxemburgo,
caracterizaron en la tensión socialismo o barbarie.6 Lo cierto es que el origen histó-
rico de la globalización puede verse al tiempo que hacemos una interpretación de lo
“global” y lo comparamos con lo mundial o internacional.
A partir de la década de los años setenta es cuando las economías de los dis-
tintos países iniciaron un proceso económico más interrelacionado que nunca antes,
constituyendo una nueva dinámica mundial en la que los países capitalistas son cada
vez más interdependientes; es decir, a partir de este tercer impulso de la globaliza-
ción es que asistimos a la constitución de un mundo más interrelacionado. Desde
entonces se habla con mayor fuerza de la globalización como un fenómeno nuevo y
sin precedentes.
7 Ver: Pérez Gay, José María. Cuánta Globalización podemos soportar. La Habana, 2005.
790 Francisco Chaparro Zapana
vínculos en todas partes”8. Y así mismo precisan que: “Mediante la explotación del
mercado mundial, la burguesía dio un carácter cosmopolita a la producción y al con-
sumo de todos los países. Con gran sentimiento de los reaccionarios, ha quitado a
la industria su base nacional. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas
y están destruyéndose continuamente. Son suplantadas por nuevas industrias, cuya
introducción se convierte en cuestión vital para todas las naciones civilizadas, por in-
dustrias que ya no emplean materias primas indígenas sino materias primas venidas
de las más lejanas regiones del mundo, y cuyos productos no solo se consumen en el
propio país, sino en todas las partes del globo. En lugar de las antiguas necesidades,
satisfechas con productos nacionales, surgen necesidades nuevas, que reclaman para
su satisfacción productos de los países más apartados y los climas más diversos. En
lugar del antiguo aislamiento de las regiones y naciones que se bastaban a sí mismas,
se establece un intercambio universal de las naciones, una interdependencia univer-
sal de las naciones. Y esto se refiere tanto a la producción material, como a la produc-
ción intelectual. La producción intelectual de una nación se convierte en patrimonio
común de todas. La estrechez y el exclusivismo nacionales resultan de día en día
imposibles; de las numerosas literaturas nacionales y locales se forma una litera-
tura universal”9. También es interesante resaltar cómo los fundadores del socialismo
científico, ya a mediados del siglo XIX preveían la inexorable “globalización” del
modo de producción capitalista, gracias al “rápido perfeccionamiento de los instru-
mentos de producción y al constante progreso de los medios de comunicación...”10.
que agobia más a los trabajadores asalariados que a las ganancias de las transnacio-
nales. Están presentes además, las desigualdades económicas y sociales, el hambre,
la desnutrición, el analfabetismo, altos índices de mortalidad infantil y bajo límite de
vida. Tales características, se han internacionalizado junto al capital y son propias de
todos los países subdesarrollados y forman parte de la vida económica y social de las
capas más pobres existentes en los países capitalistas desarrollados.
Ayer estuvo en Asia, Rusia y en América Latina, pero como estos países tienen co-
mercio con EE. UU., Unión Europea y Japón (tríada del poder actual que representa
el 40 % de la economía mundial), el estallido de la crisis financiera global ha sido
inevitable (ver: capítulo 18, sección 6).
A) Aumento de las tasas de interés. Se han aumentado las tasas de interés, para
mantener a los inversionistas locales en el país y no adquieran la moneda dura,
esto evidentemente busca la devaluación de la moneda nacional, además de
tratar de evitar que del país se fugue capital.
B) Condonación de la deuda externa. Hay una tendencia muy tenue de condo-
nar la deuda externa de los países subdesarrollados fundamentalmente. Para
lograrlo, se debe convencer a las organizaciones financieras internacionales y
a los BTN privados de la necesidad, pues en la mayoría para no decir en todos
los países del mundo, sus deudas externas se encuentran transformadas en
bonos.
C) Inyección de nuevos capitales. Esta acción sirve para sustituir los viejos capi-
tales. Las compañías extranjeras comprarían a las compañías locales a precios
de liquidación. Ante todo, esto es alimentar aún más la política neoliberal,
como propulsora de la globalización y acelerador de la crisis global.
Carlos Marx en su época planteó: “Las crisis son siempre soluciones violentas
puramente momentáneas de las contradicciones existentes, erupciones violentas que
restablecen pasajeramente el equilibrio roto”11.
La principal diferencia entre esta fase y las anteriores es el dominio de los mo-
dernos monopolios capitalistas en la vida económica, política y social (ver: sección
1.1 del presente capítulo).
12 “El problema de las fases periodizantes no apareció con Marx, sino durante la recuperación económica que sucedió
a la larga depresión de 1873-96. Al caracterizar este período, Bernstein afirmaba que las crisis tendían a desapare-
cer como consecuencia del nuevo funcionamiento monopólico, mientras que Kautsky afirmaba que la tendencia a
la depresión crónicas se mantenía inalterable. En cambio Lenin –junto a Hilferding y Bujarin– introdujo la caracteri-
zación novedosa de una nueva fase imperialista y esta nueva delimitación del capitalismo en etapas quedó incorpo-
rada a todo el pensamiento marxista posterior”. Ernest Mandel y la teoría de las ondas largas. Claudio Katz, Razón
y Revolución n.° 7, verano 2001, Revista da Sociedade Brasileira de Economía Política, n.° 7, decembro 2000, Sao
Paulo).
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 799
En general, se puede plantear que el eje sobre el cual se despliegan estas fases
y estadios está dado en las mutaciones de la forma de la propiedad privada. Como
fuerza histórica que los impone está la correspondencia fuerzas productivas-relacio-
nes sociales de producción y como mecanismos de transmisión desde esta base al
organismo del sistema capitalista están los procesos de socialización y concentración
del capital, y la producción.
13 En: “Mandel Ernest y la teoría de las ondas largas”. Katz Claudio. Razón y Revolución n.° 7, Revista de Sociedade
Brasileria de Economía Política, decembro 2000, Sao Paulo.
14 “La especialización geográfica del proceso productivo, en el cual intervienen diferentes países y regiones, hace que
se camufle cada vez más el origen real de las mercancías; es como si estas no tuviesen nacionalidad. En estas
condiciones, la economía mundial es cada vez menos la suma de economías nacionales aisladas, para convertirse
en una economía global e interdependiente, lo cual da la impresión de homogeneidad” (Romero, 1999, pp. 22-23).
15 Ibídem, p. 24.
16 Ibídem.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 801
las viejas contradicciones las reproduce en forma ampliada, adicionando nuevas for-
mas de dominio y control.
En este nuevo esquema de división transnacional del trabajo, los países menos
desarrollados tienen pocas opciones de insertarse en los mercados mundiales de ma-
nera independiente y deben hacerlo cada vez más en calidad de apéndices económi-
cos (y políticos) de las grandes empresas trasnacionales y sus países de procedencia,
de acuerdo con el esquema trazado por ellas y con la implacable competencia, con-
dicionada por las tecnologías de punta. Solo aquellas naciones que inviertan mayores
recursos en investigación y desarrollo, en infraestructura y en educación, podrán
ofrecer mejores condiciones para que las empresas ejerzan el liderazgo tecnológico.
Por eso, “la riqueza nacional pasará a aquellas naciones que desarrollen un amplio
espectro de habilidades que se complementen entre sí”18. Según este autor, “en el
siglo XXI la ventaja comparativa determinada por el hombre, con la importancia
asignada a las tecnologías de los procesos, será el punto de partida de la competencia
económica. Muchas áreas del mundo elaborarán estrategias destinadas a apoderarse
de lo que esas regiones perciben como las industrias básicas del futuro”19. Igualmen-
te, los incrementos de la productividad laboral y su distribución internacional depen-
derán cada vez más del conocimiento, favoreciendo a los trabajadores calificados en
las tecnologías de la información, en detrimento de los escasamente calificados, los
cuales son confinados a tareas rutinarias en la producción de bienes y servicios.
al grupo de los más pobres solo le correspondía el 1% por ambos conceptos. Similar
situación se observa con relación al uso de las líneas telefónicas y a la conexión a la
Internet: 74% y 93% para el primer grupo, y 1,5% y 0,2% para el segundo, respec-
tivamente20.
De igual forma, Alberto Romero (Colombia) advierte que “para 1999 los 28
países más desarrollados, con el 15,5% de la población mundial, generaban el 57,4%
del PIB y controlaban el 77,6% de las exportaciones de bienes y servicios a escala
planetaria. Dentro de estos 28 países los 7 más industrializados, conformados por Es-
tados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y Canadá, con el 11,6%
de la población mundial, generaban el 45,8% del PIB y controlaban el 48,9% del co-
mercio. Al otro extremo, 128 de los llamados países en desarrollo, con el 77,7% de la
población mundial, generaban el 36,8% del PIB y participaban con tan solo el 18%
de las exportaciones de bienes y servicios”21. Este proceso ha conducido a la conso-
lidación de una mayor monopolización mundial. Y como opina otro destacado autor,
“las firmas y países que constituyen este “oligopolio mundial” establecen relaciones
con las diversas regiones del mundo fuertemente asimétricas y jerarquizadas, y cons-
tituyen un espacio de interdependencia y feroz competencia basado en la expansión
mundial, las inversiones cruzadas y la concentración derivada de adquisiciones y
fusiones entre estos grandes grupos que en general son originarios de alguno de los
polos de la tríada”22.
hace que estas personas bien calificadas sean atraídas por puestos de trabajo bien
remunerados solo disponibles en los países ricos o en países de desarrollo intermedio
como Brasil o la India sin que el sistema profesional de los países mas pobres y vul-
nerables ofrezca suficientes salidas laborales de nivel. La globalización laboral con-
lleva una fuga de cerebros desde los países mas pobres hacía los países avanzados
que si bien encuentra a veces su contrapartida en las remesas que estos emigrantes
calificados envían a sus familiares en sus países de origen, en muchas ocasiones no
la conlleva por la propensión de tales emigrantes a consolidar su residencia en los
países de destino reagrupando sus respectivas familias al amparo de la legislación
que lo hace posible en el país de acogida”30. La producción agrícola es, además,
objeto de subsidios masivos en la mayoría potencias industrializados. “Las barreras
arancelarias de los países ricos son cuatro veces más altas para los países pobres que
para otros países industrializadas. Los subsidios agrícolas en el norte excluyen a los
países pobres de los mercados mundiales y les supone una injusta competencia en los
mercados locales. Mientras que los países ricos mantienen las barreras sobre los sec-
tores que consideran sensibles, han forzado liberalizaciones masivas a través de la
OMC y de programas de ajuste del Fondo Monetario Internacional en sectores como
el agrario, estratégico desde el punto de vista del desarrollo. Así, más de una veintena
de países africanos se convirtieron en la década de los noventa en importadores netos
de alimentos, lo que ha puesto en grave riesgo su seguridad alimentaria”31.
34 Carta de Engels a W. Borgius, en Brestan Londres, 25 de enero de 1894. En: Obras Escogidas en tres tomos. Edi-
torial Progreso, Moscú, 1980, t. III, 531.
35 Nota: Investigadores latinoamericanos destacados en los estudios de la globalización, citando solo algunos como.
Jonh Saxe-Fernández (México), Octavio Ianni (Brasil), Aldo Ferrer (Argentina) –resaltan la necesidad de rescatar el
estudio de la globalización por medio de una crítica epistemológica. Cfr. Jonh Saxe-Fernández, en "La globalización:
aspectos neoeconómicos y geopolíticos". Documentos n.° 11, "Globalización, integración y derechos humanos en
el Caribe", 1995, Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos, Colombia pp. 23-38. Octavio Ianni,
"Globalizacao: Novo paradigma das Ciencias Sociais", en Estudios Avanzados, vol. 8, n.° 21, mayo-agosto, 1994,
Instituto de Estudios Avanzados, Universidad de Sao Paulo, Brasil, pp. 147-163. Aldo Ferrer, "Historia de la globali-
zación. Orígenes del orden económico mundial", Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1996, p. 418.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 809
Por otro lado, los problemas ecológicos y sociales que enfrenta el mundo exi-
gen de esa socialización global intensiva para enfrentarlos, lo que objetiviza de he-
cho los “tiempos de globalización” y la “conciencia de globalización”; ya no solo
por el carácter de los cambios sino por su tendencia a interconectar regiones distan-
tes entre sí geográficamente.
36 Cfr. Rodoslasv Stojanovic. “La interdependencia en las relaciones internacionales”. En: Revista Internacional de
Ciencias Sociales. Vol. XXX, n.° 2, 1978, pp. 249-315.
810 Francisco Chaparro Zapana
37 Cfr. Daniel Mato, "Procesos culturales y transformaciones sociopolíticas en América Latina en tiempos de globaliza-
ción". En: Compilación de artículos de América Latina en tiempos de globalización: procesos culturales y transforma-
ciones sociopolíticas. Centro Regional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe, Caracas, 1996, pp.
11-47. Consúltense los términos conciencia de globalización, tiempos de globalización, procesos de globalización y
tendencia a la globalización, p. 12-14.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 811
y, por ende, al sistema mundial. Partimos del criterio de que como el mundo no es
un todo homogéneo, la globalización humanista debe tener como base la unidad de
acción, lo que no debe significar obligatoriamente identidad ideológica. Su funda-
mento tendrá como sostén el bienestar social a nivel mundial: al hombre, su creador;
tomará lo racional de los sistemas sociales respetando lo nacional a partir de su inte-
racción con lo internacional.
Tampoco habrá soluciones por separado, esta tiene que ser tan global como el
propio funcionamiento del capital y la propia crisis. El Estado tendrá que recuperar
su papel de regulador y controlador de la economía y de hecho, la propiedad privada,
demostrará una vez más su ineficiencia.
1. Fortalecimiento del liderazgo del Estado en la gestión del mercado, que debe
incluir tanto los elementos del sector público como los del privado. Ello supo-
ne levantar barreras a la hegemonía del capital transnacional, de manera que
esta responda a los intereses de las mayorías.
2. La preservación de la identidad cultural y los valores nacionales38; esto indi-
ca la necesidad de crear programas educativos para el Tercer Mundo. No es
posible enfrentar los cambios de la globalización tecnológica, con los 1200
millones de analfabetos y 2000 millones de subescolarizados que puebla el
mundo.
3. Si un país quiere circular por la autopista del desarrollo económico, debe crear
su ventaja comparativa en términos de capacidades naturales, debe dar prio-
ridad a la ciencia y la tecnología para construir un sitio a sus exportaciones y
38 Cfr. Emmery, Louis, "Las transformaciones de la economía mundial y el financiamiento del desarrollo latinoamerica-
no". En: Comercio Exterior de México. Vol. 42, n.° 10, octubre de 1992, p. 906.
812 Francisco Chaparro Zapana
conectarse así con los mercados mundiales. Los recursos humanos, la educa-
ción y la formación son básicas en este vínculo.
4. Crear una población sana, lo que escapa a las expectativas actuales de la glo-
balización capitalista.
5. Crear una verdadera integración social que comience por la organización so-
cial de los habitantes de una región, donde el hombre y sus organizaciones se
transformen en protagonistas; ello permitirá una forma superior de participa-
ción democrática, donde el trabajo comunitario desempeñará un papel impor-
tante.
6. Actuar en el mundo de hoy como bloque regional, a nivel de América Latina,
pues la soberanía nacional se protege y fortalece al actuar conjuntamente con
otros pueblos de la región. Así se contrarrestan las fuerzas de los grandes cen-
tros imperialistas, lo que permite integrarnos a la comunidad internacional con
independencia a partir del cultivo de nuestra identidad.
7. Replantar patrones de desarrollo sostenible en sus distintas dimensiones eco-
nómicas, políticas, culturales, ecológicas, etc., donde no se hipoteque el futuro
de las generaciones venideras, pero tampoco el de las generaciones actuales.
8. Desarrollo de medidas relativas al medio ambiente para detener los problemas
ecológicos que afectan al mundo.
9. Frente a la globalización capitalista debe imponerse la soberanía nacional, lo
que a su vez supone soberanía económica y política.
Todo depende del grado con que se dominen los procesos nacionales e inter-
nacionales, del grado de desarrollo de la soberanía nacional.
Marx previendo los impactos globales que provocaron sobre la clase obrera
en Europa, la guerra de Independencia y de Secesión en EE. UU., en los siglos
XVIII y XIX, respectivamente destaca que estos revestirían “formas más brutales o
más humanas, según el grado de desarrollo logrado en cada país por la propia clase
obrera”40.
39 Cfr. Gina Zabludovsky. "Los retos de la sociología frente a la globalización". En: Sociológica, año 7, n.° 20, "Perspec-
tivas y problemas teóricos hoy", septiembre de 1992, México, p. 35.
40 Marx Carlos. El capital. “Crítica de la Economía Política”. T. I, p. XI.
CAPÍTULO XXI
Introducción al estudio
de las doctrinas económicas
2 Astudillo Ursúa, Pedro. Lecciones del pensamiento económico. México, UNAM, 1978, 1.ª reimpresión, p. 14.
3 Roll, Eric. Historia de las doctrinas económicas, México, FCE, 9.ª reimpresión, 1974, p. 18.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 817
la tierra. Son ejemplos de las limitaciones de carácter comunal impuestos a los de-
rechos individuales las leyes dictadas para conservar la relación de la familia con la
propiedad de la tierra y la institución de un año de jubileo. Pero la desintegración de
la comunidad primitiva no podía detenerse. Con el desarrollo de la propiedad priva-
da nació el comercio interior y exterior, y con estos la posibilidad de acumular rique-
za. Este fue el período cuando se estableció la monarquía hebrea. El lujo de la corte
se sostenía, entonces, gracias al gradual crecimiento de una clase esclava. Los gastos
dispendiosos de la casa real se costeaban con los derechos de peaje y las utilidades
del monopolio real sobre el comercio exterior, también, reclutando trabajadores y
cobrando impuesta muy elevados. El resultado fue el empobrecimiento de las masas,
la enajenación de la tierra y la aparición de una clase “desposeída”.
“Pero el principal ataque de los profetas fue infructuoso, pues si fueron capa-
ces de describir claramente las consecuencias del orden social existente, no lo fueron
para comprender las fuerzas mismas que lo engendraban. Podían tan solo anhelar
el retorno a una edad pretérita, sin darse cuenta de que su estructura social ya era
inadecuada. Algunos de los profetas parecen haber comprendido vagamente el ca-
rácter utópico de sus protestas; no tenían ninguna esperanza en el futuro; únicamente
esperaban ver que la ira de Dios acarreara la destrucción universal que consideraban
como el único destino que su mundo merecía. Otros pusieron su fe en la venida del
Mesías que redimiría a los hombres del mal y los conduciría de nuevo a los modos
de vida de la comunidad patriarcal”4.
5 Ibídem, p. 32.
6 Ibídem, p. 34.
820 Francisco Chaparro Zapana
7 Ibídem, p. 46.
8 Astudillo Ursúa, Pedro, óp. cit., p. 31.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 821
Desde los siglos XII, XIV y XV se van gestando en las propias entrañas del
feudalismo las condiciones que serán predominantes en los siglos posteriores; es de-
cir, las premisas del desarrollo capitalista. Con la aparición del capitalismo en siglo
XVI, aparecen también los primeros intentos de comprender y explicar los fenóme-
nos del sistema. Así surgió y se desarrolló, del siglo XVI al XVIII, la corriente del
pensamiento económico y de la política económica denominada mercantilismo. Las
premisas que hicieron posible el desarrollo del mercantilismo son: a) la formación
de los estados nacionales modernos (monarquías absolutas); b) la crisis del sistema
feudal y de las ideas medievales; c) el mayor interés por el comercio y las actividades
económicas; d) la aparición del capitalismo comercial y de los monopolios comer-
ciales; e) los descubrimientos marítimos y la colonización; f) mayores vínculos entre
el Estado y el comercio, desarrollo de políticas nacionalistas; y g) el desarrollo de
una economía monetaria y del capital dinero.
Esta era la época cuando el capital –bajo la forma de capital comercial y usu-
rero– dominaba en la esfera del comercio y el crédito. En cambio, en el campo de la
producción apenas comenzaba a dar los primeros pasos con la creación de la manu-
factura. Después del descubrimiento y la conquista de América, afluyó a Europa un
torrente de metales preciosos. El oro y la plata se fueron redistribuyendo, luego, de
manera ininterrumpida entre los diversos estados europeos, por medio de las guerras
y/o por la vía del comercio exterior.
Los mercantilistas en sus obras prestaban mayor atención a los problemas del
comercio y el dinero, contraponiéndolos a las cuestiones de la economía feudal y a
los fundamentos naturales de la hacienda de los señores terratenientes. La riqueza
de los señores feudales era, principalmente, riqueza en forma de bienes de uso. La
riqueza del capital comercial radicaba en la forma monetaria; la cantidad de dinero
aumentaba extraordinariamente como resultado de las ventas. Por eso, consideraban
que la fuente de la riqueza radicaba en el comercio, y sobre todo, en el comercio
exterior, mediante el cual podían transformar los productos en dinero, con gran ga-
nancia para ellos.
SISTEMA MONETARIO-MERCANTIL
En general, los mercantilistas no realizaron investigaciones teóricas profun-
das. Sus obras se distinguen por un empirismo ingenuo y un gran pragmatismo. Sin
embargo, sus primeros intentos teóricos de explicar y justificar la búsqueda de dinero
824 Francisco Chaparro Zapana
En los siglos XIV y XV, Inglaterra era una nación agraria, con una industria y
un comercio poco desarrollados. Los productos industriales los introducían, princi-
palmente, los mercaderes hanseánticos e italianos. Los ingleses exportaban materias
primas agrícolas y, en primer lugar, lana a Flandes, para la fabricación de paños,
industria que se estaba desarrollando. La economía urbana inglesa tenía, al igual que
otros países, carácter corporativo. Los artesanos eran miembros de los gremios, y
los mercaderes, de las corporaciones, que se encargaban de reglamentar el comercio
para evitar la competencia y defender sus intereses. El poder real protegía de forma
ruin y mezquina el comercio exterior, por un lado, a causa de su interés por recaudar
impuesta y contribuciones con destino al tesoro, y por otro, para realizar la política
de la balanza monetaria. Los mercaderes tenían la obligación de enviar a Inglaterra
el dinero que obtenían de sus ventas en el extranjero; estaba terminantemente prohi-
bido sacar dinero del país.
14 Ibídem, p. 120.
15 Astudillo Ursúa, Pedro, óp. cit., p. 59.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 827
El hecho de que las reformas de Turgot se frustrasen fue un fracaso para los
fisiócratas, en su calidad de ideólogos y defensores del capitalismo, a pesar de la eti-
queta feudal de su sistema. Con este motivo, señala Marx: “Las etiquetas de los siste-
mas se distinguen de las de otros artículos, entre cosas, en que no engañan solamente
830 Francisco Chaparro Zapana
Uno de los méritos históricos de los fisiócratas consiste en que fueron ellos
quienes llevaron a la ciencia económica, de un modo firme, el método utilizado en
las ciencias naturales, que Petty había aplicado por primera vez a la economía políti-
ca. Veían la sociedad como un organismo vivo y analizaban la vida económica como
un proceso natural, que poseía leyes internas propias. En sus concepciones econó-
micas, los fisiócratas aplicaban, de forma rigurosa, el principio del “orden natural”,
puesto en boga por la filosofía de entonces.
Para ampliar los horizontes del desarrollo industrial inglés, era también ne-
cesario suprimir las leyes anticuadas que concedían privilegios a los gremios y a
las guildas, los que frenaban la libre competencia y a las que se aferraban el capital
comercial y los restos de las industrias artesanales medievales, importantes todavía
en aquel tiempo.
Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XVIII, los métodos de saqueo
extraeconómico de las colonias ya resultaban anticuados. Era necesario sustituirlos
por otros más “civilizados” de explotación económica. La máquina de vapor y el
libre comercio resultaron ser las armas más eficaces para la explotación colonial del
fortalecimiento potencial de Inglaterra en las colonias.
John Locke (1632-1704), destacado filósofo del siglo XVII, fue precursor de
los materialistas franceses del siglo XVIII. Pero al mismo tiempo fue, según defi-
nición de Marx, “(…) representante de la nueva burguesía en todas sus formas, de
los industriales contra los obreros e indigentes (paupers), de los comerciantes contra
los usureros anticuados, de la aristocracia financiera contra los deudores estatales,
demostrando incluso en una obra especial que la razón burguesa es la razón huma-
na normal”17. Locke fue uno de los fundadores y accionistas del Banco Inglés en
1694.
Ante la condena feudal de la que era objeto el interés (rédito), Locke soste-
nía que este era un fenómeno natural. Afirmaba que el dinero al producir intereses
adquiere la misma naturaleza que la tierra. La tierra arrendada produce una renta,
y el dinero prestado, intereses. Manifestó también que la renta agraria y el interés
trasladan al bolsillo de unos la ganancia, que es remuneración del trabajo de otros. El
arrendatario de la tierra entrega su ganancia al poseedor de la misma, y el prestatario
al dueño del dinero. Reduce, así, el interés y la renta agraria a la explotación del tra-
bajo. Es decir, que en Locke encontramos gérmenes de la teoría de la plusvalía. En su
polémica con la nobleza feudal, demostró que el interés tiene la misma procedencia
que la renta de los señores feudales: el trabajo ajeno no remunerado. Continuó y
desarrolló la doctrina de Petty sobre la renta agraria y el interés por préstamo, a los
que consideraba fruto de la explotación capitalista.
17 Marx, C. “Contribución a la crítica de la Economía política”. En: Marx, C. y F. Engels, Obras... p. 68.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 833
del interés. A diferencia de Petty y Locke, no lo relacionó con el dinero como tal,
sino con el dinero-capital. Estableció la diferencia entre capital y dinero, y fue el
primero en iniciar el análisis de la economía del capitalismo como un proceso natural
que se desarrolla de forma espontánea, independientemente de las prescripciones del
poder público.
ciendo que el aumento de oro y plata no implica, de forma inmediata, la subida de los
precios. A pesar de ello, su teoría cuantitativa del dinero continuó siendo errónea.
James Steuart (1712-1780). Intentó crear un sistema de economía política
burguesa. En 1767 publicó una obra titulada Investigación sobre los principios de
la economía política (An Inquirí into the Principles of Political Economy). Marx
apreció en forma debida semejante tentativa por parte de Steuart. Sin embargo, su
sistema se basaba en el mercantilismo, doctrina económica que ya entonces era an-
ticuada. Por ejemplo, Steuart deducía la ganancia del cambio; consideraba que, en
el cambio, el beneficio de unos corresponde a la pérdida de otros, y por eso limitaba
las fluctuaciones de la ganancia a las oscilaciones de la riqueza entre las partes con-
tratantes.
Este autor investiga, de una parte, los nexos internos entre estos fenómenos,
tratando de penetrar con su análisis en la estructura interna o, para emplear la ex-
presión de Marx, en la fisiología del sistema económico capitalista. De otra parte,
describe los fenómenos como aparecen en la superficie de la sociedad burguesa y,
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 835
por tanto, tal como el capitalista los ve. El primero de estos dos métodos de interpre-
tación es científico; el segundo no lo es.
Al investigar los nexos internos entre los fenómenos del capitalismo, Smith
definía el valor de la mercancía según la cantidad de trabajo invertido para su pro-
ducción; y al hacerlo, consideraba el salario del obrero como parte del producto de
su trabajo, determinado por el valor de los medios de subsistencia, y la ganancia y
renta del suelo como deducción del producto creado por el trabajo del obrero. Sin
embargo, Smith no mantuvo consecuentemente este punto de vista. Confundía per-
manentemente la determinación del valor de las mercancías por el trabajo contenido
en ellas con la determinación del valor de las mercancías por el “valor del trabajo”.
Alegaba que la determinación del valor por el trabajo se refería solamente al “estado
primitivo de la sociedad”, que es como entendía la economía mercantil simple de
los pequeños productores. En cambio, en las condiciones del capitalismo, el valor
de la mercancía se compone, según él, de diversos ingresos: el salario, la ganancia
y la renta. Semejante afirmación presenta en forma engañosa los fenómenos de la
economía capitalista. En consecuencia, también el valor de todo el producto social
se halla formado solamente por aquellos ingresos –el salario, la ganancia y la renta–,
prescindiendo erróneamente del valor del capital constante empleado en la produc-
ción de las mercancías. Con este “dogma de Smith” era imposible emprender un
proceso de reproducción.
Ricardo desarrolló la teoría del valor-trabajo del modo más consecuente que
cabía hacerlo en el contexto de la visión burguesa. Rechazó la tesis de Smith según
la cual el valor lo determina solamente el trabajo en el “estado primitivo de la so-
ciedad”, poniendo de manifiesto que el valor creado por el trabajo del obrero es la
fuente de la que brota tanto el salario como la ganancia y la renta. Además, pone
de manifiesto la contraposición de los intereses de clase en el seno de la sociedad
capitalista, tal como se manifiesta en la esfera de la distribución. Según Marx, Ri-
cardo “toma concientemente como eje de sus investigaciones la contradicción de los
intereses de clase, la contradicción entre el salario y la ganancia y entre la ganancia y
la renta del suelo, aunque viendo simplemente en esta contradicción una ley natural
de la sociedad”21. Formuló la importante ley económica de que, cuanto más alto sea
el salario del obrero, más baja será la ganancia del capitalista, y a la inversa. Asi-
mismo, mostró la oposición entre la ganancia y la renta; pero se equivocó al admitir
la existencia de solo la renta diferencial, la que empalmaba con la supuesta “ley del
rendimiento decreciente del suelo”.
22 Ibídem, p. 178.
23 Ibídem, p. 193.
838 Francisco Chaparro Zapana
Partes integrantes
del marxismo
Fuentes y partes integrantes del marxismo.
24 Lenin, Vladimir Ilich. Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo. En: Marx-Engels-Marxismo. Ed. Lenguas
extranjeras, Moscú, 1948, pp. 65-71
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 839
Los representantes clásicos del marxismo son Carlos Marx (1818-1883), Fe-
derico Engels (1820-1895) y Vladimir Ilich Lenin (1870-1921). Entre sus princi-
pales contribuciones figuran: a) la filosofía materialista dialéctica; b) el estudio de
la historia a través del materialismo histórico; c) la función del régimen económico
como la base del desarrollo social, sobre la cual se eleva la superestructura; d) la
teoría del valor-trabajo; e) la teoría de la plusvalía y de la explotación del hombre por
el hombre; f) la fuerza de trabajo es una mercancía; g) la concepción del socialismo
científico como un nuevo tipo de sociedad diferente al capitalismo; etc.
26 Aguilar, Alonso. Economía política y lucha social. México, Nuestro Tiempo, 1970, p. 43.
27 Marx, Carlos y Engels Federico, Obras... T. IV, pp. 459.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 841
En realidad, Marx estudió con todo detalle las obras de sus antecesores y va-
loró en alto grado sus méritos. Pero lo que creó Marx no es ni copia ni continuación
de la teoría de Ricardo, sino una nueva teoría del valor-trabajo.
28 Marx, C. “Contribución a la crítica de la economía política”. En: Marx, C. y F. Engels, Obras... T. 13, p. 24.
29 Lenin, V. I. “Quiénes son los ‘amigos del pueblo’ y cómo luchan contra los socialdemócratas”. Obras... T. 1, p. 187.
842 Francisco Chaparro Zapana
Marx investiga el desarrollo de las formas del valor, comenzando por la más
31 Ibídem, p. 341.
32 Lenin, V. I., Carlos Marx. Obras... T. 21, p. 38.
844 Francisco Chaparro Zapana
esclarece las causas económicas de las contradicciones y lucha de clases, avisora las
perspectivas del movimiento revolucionario. Sintetizando la experiencia del desarro-
llo económico y político de Rusia y de otros países en las últimas décadas del siglo
XIX, defendió y amplió las tesis marxistas sobre las leyes del origen y desarrollo del
sistema económico capitalista, sobre las insolubles contradicciones y la ineludible
necesidad de sustituir revolucionariamente al capitalismo por el socialismo.
Fue en Alemania donde surgió, a mediados del siglo XIX, la llamada Es-
cuela histórica de la economía política (W. Roscher, B. Hildebrand y otros). Sus
adeptos negaban abiertamente la existencia de las leyes económicas de desarrollo
de la sociedad y suplantaban la investigación científica por la simple descripción de
fenómenos históricos aislados, como si fuesen hechos casuales. La negación de las
leyes económicas les servía de pretexto para justificar su posición reaccionaria y para
ensalzar el Estado burocrático-militar. Los representantes posteriores de la escuela
histórica, como G. Schmoller, formaron la llamada tendencia ético-histórica o jurí-
dico-histórica de la economía política. Rasgo característicos de esta tendencia es la
suplantación de las investigaciones económicas por disquisiciones idealistas y reac-
cionarias acerca de los fines morales, las normas jurídicas, un extremado empirismo,
la renuncia a toda síntesis teórica y la reducción de los trabajos científicos a simples
descripciones de fenómenos históricos aislados. “No hay –dice Schmoller– para qué
plantear grandes problemas históricos; lo que hace falta es estudiar lo concreto por
medio de un riguroso método histórico”.
En los últimos decenios del siglo XIX, a medida que iban extendiéndose
las ideas del marxismo y para luchar contra ellas, la burguesía hubo de echar
mano a nuevos recursos ideológicos. Apareció en escena la llamada Escuela
austriaca, cuyo nombre se debe a que los principales representantes de esta
tendencia –E. Böhm von Bawerk y otros– eran profesores en universidades de
Austria. Los exponentes de esta escuela, a diferencia de la tendencia histórica,
reconocían formalmente la necesidad de investigar las leyes económicas, pero,
a fin de paliar las contradicciones del capitalismo. Buscaban estas leyes, no en
la esfera de las relaciones económico-sociales, sino en el campo de la psicología
subjetiva, es decir, por los derroteros del idealismo. Y respecto a la teoría del
valor, la escuela austriaca sostenía el llamado principio de la “utilidad margi-
nal”, según el cual el valor de la mercancía no está determinado simplemente
por su utilidad, como antes afirmaban algunos economistas subjetivos, sino por
su utilidad límite, es decir, la valoración subjetiva de la utilidad de una unidad
de mercancía que satisfaga las necesidades menos apremiantes del individuo,
partiendo de una magnitud dada de la existencia de mercancías. En realidad, esta
teoría no explica nada. Es evidente, por ejemplo, que la valoración subjetiva de
un kilo de pan difiere radicalmente según que se trata de un burgués hastiado o
de un desocupado hambriento, pero, a pesar de ello, ambos lo compran al mismo
precio. Como base de este precio actúa el valor de la mercancía, cuya propiedad
es independiente de las valoraciones subjetivas. Según la teoría de la “utilidad-
marginal”, la magnitud del valor depende de la escasez relativa de las mercan-
cías. En realidad, la escasez relativa depende del alto valor de estas, determinado
por la inversión de trabajo socialmente necesario para producirlas. El valor de
las mercancías, a través de los precios del mercado, influye en el volumen de la
demanda solvente, pero a este se suma también la oferta de las mercancías. Los
economistas de la escuela austriaca oponían a la teoría marxista de la plusvalía
unas u otras variantes de la nueva modalidad de la teoría subjetiva de los “tres
factores de la producción” o una variante de la teoría de la “abstinencia”, según
la cual la ganancia es una especie de prima legítima concedida al capitalista por
abstenerse de consumir.
modo la vieja teoría subjetiva del “capital productivo” con la teoría subjetiva de la
“utilidad marginal” de la escuela austriaca. Clark desliga totalmente la ganancia em-
presarial del interés del dinero, aunque en realidad uno y otro son partes integrantes
de la ganancia media. El interés, según su teoría, se determina por la productividad
máxima del capital, es decir, por la productividad de las últimas sumas de capital
invertido. Y la ganancia empresarial es, a su juicio, una “prima” por el progreso
técnico logrado por los empresarios que introducen nuevos métodos de producción,
gracias a los cuales se reduce el costo de producción con respecto al costo medio. Sin
embargo, se sabe que todos los capitalistas industriales obtienen la ganancia empre-
sarial y que los que primero introducen determinados perfeccionamientos técnicos se
apropian, además, de la ganancia extraordinaria o plusvalía excedente.
Pretendiendo diluir o disfrazar por todos los medios el papel dominante de los
monopolios, los economistas burgueses plantean la llamada teoría del “oligopolio”.
Entienden por monopolio solo casos sumamente raros en la práctica capitalista, en
los que una empresa controla totalmente la producción de una determinada rama. Y
califican de oligopolio los casos usuales, en los que algunas empresas controlan la
mayor parte de la producción de una determinada rama. Según ellos, en los oligopo-
lios no se dan el precio ni la ganancia monopolistas.
siga desarrollándose por la sola acción de las fuerzas económicas naturales, señalan
la necesidad de la “regulación” de la economía capitalista por el Estado, forzando la
inversión de capitales mediante una intensificación de los pedidos públicos. Según
la teoría de Hansen, las partidas de gastos de los presupuestos deben servir de “re-
guladores del empleo”: en tiempos de crisis y depresión, el gobierno debe ampliar
sus gastos y en tiempos de inflación, reducirlos. Partiendo de aquí, preconizan la
necesidad de extender la práctica de los pedidos del Estado, la creación de empresas
mediante empréstitos públicos, la compra en grandes proporciones de materiales
estratégicos y la ampliación del ejército y del aparato estatal. En la práctica, el au-
mento de los gastos públicos, relacionado con la carrera armamentista, contribuye a
acrecentar las ganancias de los monopolios.
Las teorías sobre la “regulación económica”, a las que se recurre para funda-
mentar el crecimiento del capitalismo monopolista de Estado y la militarización de
la economía, se han difundido en Norteamérica, Inglaterra, Francia y otros países.
Estas concepciones sirven de base a la política económica que los gobiernos desa-
rrollan en interés de los monopolios dominantes. La realidad se encarga de refutar
la aseveración de los partidarios de la “regulación económica” en el sentido de que
la militarización de la economía constituye un remedio contra las crisis económicas.
De hecho, no hace otra cosa que embalsar por algún tiempo el avance de la crisis de
superproducción pero, al fin de cuentas, ahondará inevitablemente la contradicción
entre el crecimiento de las posibilidades productivas y la reducción de la demanda
solvente, contradicción que es la que determina las crisis económicas.
TEORÍA ECONÓMICA
DEL CA P I TA L I S M O
ANÁLISIS MARXISTA ACTUALIZADO
Canción de luna para Hermelinda
Francisco Chaparro Zapana
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1 Ver: Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado; Marx, Carlos y Engels Federico.
Obras escogidas, T. 21 (cita traducida del ruso por Francisco Chaparro Zapana).
2 National Geographic Channel. Junio-2006; El Comercio, suplemento El Dominical, 02.01.2005, pp. 1 y 8-9.
3 Visto desde la perspectiva de las ciencias naturales, el hombre es un ser constituido de acuerdo a las leyes que
rigen el conjunto entero de la naturaleza. Las ciencias biológicas lo consideran como una especie incluida dentro del
orden zoológico de los primates. Hoy ningún biólogo pone en duda la teoría de la evolución de las especies, según
la cual unas especies han surgido de otras, siguiendo un proceso de desenvolvimiento que se remonta a la aparición
de la vida sobre la Tierra hace mucho más de mil millones años.
4 La originalidad biológica humana “puede determinarse teniendo en cuenta los siguientes rasgos: posición vertical,
erecta; constitución y uso de la mano como órgano de aprehensión; rostro pequeño en relación al volumen del
cráneo; un cerebro excepcionalmente grande; y órganos de fonación especiales. Es su unidad dinámica la que da
al hombre originalidad biológica. Estos rasgos son particularmente importantes tomados en conjunto y consideran-
do su funcionamiento correlacionado. Cada uno de ellos está vinculado con los otros en su surgimiento evolutivo.
En efecto, la posición vertical ha posibilitado la liberación de las manos y su especialización como órgano prensor
para el trabajo, lo cual ha permitido a su vez la liberación de las mandíbulas y su orientación hacia los usos de la
fonación. El aligeramiento de las mandíbulas ha hecho posible el crecimiento del cráneo en la medida necesaria
para permitir una gran expansión del cerebro. Por su parte, el cerebro así desarrollado ha determinado el desen-
volvimiento del lenguaje articulado y este, a su vez, por el paso de la expresión oral a la escritura, una acentuación
del uso instrumental de la mano. Es preciso también destacar que el cerebro del hombre es notable no solo por su
tamaño, es decir, por el número de neuronas que lo componen (catorce mil millones), sino además y sobre todo
por la complejidad y variedad de las relaciones nerviosas que ese gran número de células permite, o sea, por su
enorme riqueza funcional. Considerando todos estos caracteres y sus interconexiones se puede pues decir que el
tipo humano es una nueva estructura biológica en movimiento. (Salazar Bondy, Augusto y Francisco Miró Quesada.
Introducción a la Filosofía y la Lógica. Lima, Ed. Universo; 1978, pp. 15-16.; palabras en cursiva y negrita por F. Ch
.Z.).
5 No obstante, Marx afirma en La ideología alemana que son la revoluciones socialistas comienza la historia de la
humanidad y constituye su prehistoria.
6 Childe, Gordon, Los orígenes de… óp. cit., p. 10.
7 Clark, Graham. From Savagery to Civilization. London, 1946, p. 26.
8 Marx, Carlos. El capital. Crítica de la economía política. T. 1, La Habana, Ed. CC. SS., 1980, T. 1, p. 282, (palabra en
cursiva por F. Ch. Z).
9 Puesto que la función del hombre en el proceso de la procreación era, en un principio, ignorada y más tarde, cuando
ya se la conoció, no tuvo peso sobre la asignación de los hijos debido a los numerosos casos de promiscuidad, la
mujer tuvo en la sociedad una función directiva en la edad del estado salvaje (matriarcado).
10 Al respecto, es útil recordar que siempre se consideró como un gran progreso en la historia de la humanidad el
hecho de que los hombres pudieran vivir mejor en un espacio vital más exiguo. Solo en la época del imperialismo, y
en particular con el nazismo alemán, nace la teoría de que “cuanto mayor es el nivel alcanzado por un pueblo o por
una raza” tanto más extenso debería ser el espacio vital que necesitan.
11 La “teoría” según la cual los hombres se reproducen más rápidamente que los medios de sustento, es solo el pro-
ducto de una concepción apologética orientada a mantener relaciones sociales en que la gran masa de los hombres
vive en condiciones de explotación, atraso y miseria.
12 Traducimos como “agricultura propiamente dicha” el término Ackerbau. El autor distingue Ackerbau, agricultura en
la que ya se hace uso del arado, de Feldbau, que es el cultivo de los campos practicado solo con la mano o con la
azada. (N. del T.).
13 Esto no excluye una opresión en algunos casos, por ejemplo, en la costumbre de las “reinas”, sobre la que existen
varios testimonios, de elevar al hombre a los honores de divinidad y hacerlo morir luego de haber sido fecundadas
por él. (S. Thomson, Studies in Ancient Greek Society. London, 1949, p. 158).
14 Engels, Federico. El origen de la familia, de la propiedad privada y del Estado, en Obras escogidas, óp. cit. p. 596.
15 Ibídem, p. 594.
16 Ibídem, p. 596.
17 Ibídem, p. 596.
18 Marx, Carlos. El capital, óp. cit., T. 1, p. 312.
19 Lenin, Vladimir Ilich. Obras completas. T. 29, p. 681
20 Marx, Carlos. El capital, óp. cit., T. 1, p. 54.
21 Sedillot, René. Historia de las principales monedas. Madrid, Ed. Guadarrama, 1975, Punto Omega, 179.
22 Marx, Carlos y Engels Federico. Obras escogidas. Op. cit., T. II, p. 296.
1. Marx, Carlos. El modo de producción asiático …
2. Núñez Anavitarte, C. “Teoría del desarrollo incásico”. En compilación de Espinoza Soriano, Waldemar. Los modos
de producción en el Imperio de los incas. Lima, Ed. Amaru, 1989, pp. 15-87.
3. Engels, Federico. Anti-Dühring. México, Ed. Grijalbo, 1964, p. 175.
4. Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Óp. cit., p. 653.
5. Por ejemplo, compárense muchos pasajes de la Ilíada de Homero, algunos
de los cuales cita S. Thomson, Studies in Anciente Greek Society, óp. cit., London, 1949, p. 329.
6. Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado. Óp. cit., p. 653.
7. Homero. Ilíada, XXI, 102.
8. Homero. Odisea, XV, 482.
9. Ver: Heichelheim, Fritz M., Wirtschaftsgeschichts des Altertuns. Vol. I. Leiden, 1933.
10. Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, p. 655.
11. Rosental, M. M. Diccionario Filosófico. Buenos Aires, Ed. Pueblos Unidos, 1990, p. 199.
12. Lenin, Vladimir Ilich. “Sobre el Estado”, en Marx, Engels y el marxismo, Moscú, Ed. Lenguas Extranjeras, 1947, pp.
453 y 457.
13. Rosental, M. M., Diccionario Filosófico. Buenos Aires, Ed. Pueblos Unidos, 1990, p. 289.
14. Carta de Federico Engels, a Carlos Marx, 6 junio 1853, en Marx-Engels, Gasmtausgabc, Sección III, T. I.
15. Marx, Carlos y Federico Engels, “Trabajo asalariado y capital”. Obras escogidas. T. I. Ed. Cit., p. 70 (cursiva en
negrita por F. Ch. Z).
16. Marx, Carlos. El capital. T. III, p. 591, S p. 41.
17. Marx, Carlos y Federico Engels. Obras escogidas. T. II, Ed. Esp., p. 280. S. p. 51.
18. Engels, Federico. Anti-Dühring, óp. cit., p. 434. A p. 39.
1. Avdakov, Polianski y otros. Historia económica de los países capitalistas. México, Ed. Grijalbo, 1965, pp. 98-104.
2. Editorial Grijalbo. Curso Superior de Economía Política, T. 1, México, 1965, pp. 53-54.
3. Ponemos la palabra “nacional” entre comillas para subrayar el hecho de que no se trata todavía de naciones consti-
tuidas plenamente, sino de comunidades de las que nacieron, en el curso de la lucha contra Roma, “nuevas nacio-
nalidades” (Engels) y que ya en esa época tenían “características nacionales” (Engels).
4. Engels, Federico. El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, óp. cit., pp. 648-649.
5. Ibídem, pp. 645-646.
6. Marx señala en el prefacio de El dieciocho brumario de Luis Bonaparte, que “en la antigua Roma la lucha de clases
solo se ventilaba entre la minoría privilegiada, entre los libres ricos y los libres pobres, mientras la gran masa pro-
ductiva de la población, los esclavos, formaban un pedestal puramente pasivo para aquellos luchadores”. (Obras
escogidas, p. 158).
7. Kuczinski, Jürgen. Breve historia de la economía. México, 1976, pp. 102-103.
8. Marx, Carlos. El capital, óp. cit., p. 588, nota 27.
9. Macera, Pablo. Trabajos de historia. Lima, 1986, pp. 157-178.
10. Editorial Grijalbo. Manual de economía política. México, 1969, p. 42 de la Academia de Ciencias de la URSS, Insti-
tuto de Economía.
11. Marx, Carlos y Federico Engels. Obras. T. 3, p. 253.
12. Lenin, Vladimir Ilich. Obras completas. T. 3, p. 159.
13. Marx, Carlos. El capital, óp. cit., T. 1, p. 44.
14. Lenin, Vladimir Ilich. Obras completas, T. 29, p. 444.
15. Marx, Carlos. El capital, óp. cit., T. 1, p. 655.
16.
8 Francisco Chaparro Zapana
1. Marx, Carlos. El capital. La Habana, 1980. T. 1, p. 512 (El subrayado corresponde a F. Ch. Z.)
2. Ibídem, pp. 512-513.
3. Ibídem, pp. 486-487.
4. Ibídem, p. 524.
5. Senior, Nassau William (1790-1864). Economista inglés, educado en Eton y en la Universidad de Oxford; en 1819
se le admitió como abogado y, en 1836, fue nombrado Maestro de la Cancillería. En 1825, fue nombrado Drummond
Profesor de Economía Política de la Universidad de Oxford. Senior fue una persona muy activa, tanto en el mundo
académico como en el político, sirviendo en diversas comisiones del gobierno. En sus obras principales, Introduc-
tory Lectures on Political Economy y And Outline of the Science of Political Economy (1836), formuló sus principios
doctrinarios sobre el campo y el método de la economía política, a la que consideró como una ciencia puramente
deductiva. Sus obras le sitúan entre los fundadores de la economía pura.
6. Senior, N. W. Outlines of the Science of Political Economy. London, 1863, p. 58 (Traducido por F. Ch. Z.).
7. Marshall, A. Principles of Economics. L., 1927, p. 81 (Traducido por F. Ch. Z.).
8. Marx, Carlos. El capital, óp. cit. T. 1, p. 539.
9. Ibídem, p. 572.
10. Lenin, Vladimir Ilich. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Moscú, 1975. Ed. Progreso, p. 13.
11. Ibídem, pp. 16-17.
12. Lenin, Vladimir Ilich, óp. cit., p. 87.
13. Ibídem, óp. cit., p. 23.
14. Chamberlain, E. H. Teoría de la competencia monopolista. I. L., 1959, p. 38 (Traducido del ruso por F. Ch. Z.).
15. Ibídem, p. 41.
16. Ibídem, 123-124.
17. Galbraith, J. K. American Capitalism. The Concept of Countervailing Power. Boston, 1952, p. 118 (Traducido por F.
Ch. Z.).
1 Marx, Carlos. El capital. La Habana, 1980. Ed. CC. SS. T. 1, p. 18, cursiva en negrita pertenece a F. Ch. Z.
2 Ibídem. T. 3, p. 301.
3 Ver: Lenin, Vladimir Ilich. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Moscú. Ed. Progreso, 132 pp.
4 Marx, Carlos. El capital, óp. cit. T. 3, p. 304.
5 Esta igualdad tiene lugar si se prescinde de la existencia de la clase terrateniente y de la renta de la tierra.
6 El ejemplo dado simplifica en algo la realidad: en los hechos y en presencia del capital comercial, los capitales
industriales no solo tienen un capital productivo (c + v), sino también un capital en la circulación.
7 Marx, Carlos. El capital, óp. cit., T. 3, p. 297.
8 Ibídem. T. 3, pp. 321-322.
9 Lenin, Vladimir Ilich. “Sobre la cooperación”. Obras completas. T. 45, p. 374, traducido del ruso por F. Ch. Z.
10 Lenin, Vladimir Ilich. El proyecto de resolución sobre las cooperativas de la delegación social-demócrata rusa en
Congreso de Copenhague. Obras completas. T. 19, p. 310, traducido del ruso por F. Ch. Z.
11 Marx, C. El capital. T. 3. La Habana, 1980. Editorial de Ciencias Sociales, p. 260.
12 Ver: Giudice Baca, Víctor M. Ensayos de Economía Internacional. Lima, 1989, Apuntes – Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pp. 79-130.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 9
1. Lenin, V. I. Sobre una caricatura del marxismo y sobre la “economía imperialista”. Obras completas. T. 30, p. 94,
traducido del ruso por F. Ch. Z.
2. Lenin. “El imperialismo y la división del socialismo”. Obras completas. T. 30. p. 164; la cursiva pertenece a F. Ch. Z.
3. Lenin. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Obras completas. T. 27, p. 344.
4. Hilferding, Rodolfo. El capital financiero. Ed. soc., 1959, p. 301, traducido del ruso por F.Ch.Z.
5. Lenin, V. I. El imperialismo, fase superior, óp. cit., p. 45.
6. Hilferding, R., óp. cit., 302, traducido del ruso por F. Ch. Z.
7. Los datos acotados aquí y más adelante sobre los grupos financieros de Europa Occidental y Japón se refieren a
los años 1960-1962.
Teitelbaum, Alejandro “Las crisis del sistema capitalista”, artículo extraído del libro El papel de las sociedades trans-
nacionales en el mundo contemporáneo. Buenos Aires, 2003.
Ver: Drouin, Michel. Le sisteme financier internacional. Ed. Armand Colin, París, 2001; Galbraith, John Kenneth:
Voyage dans le temps économique, témoignage de premiérre main Seuil, París, 1995.
Ver: Despacho AFP del 21/07/02.
8. Lenin V. I. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Moscú, s/a. Ed. Progreso, p. 58.
9. Ibídem, p. 39.
10 Francisco Chaparro Zapana
1. Se debe tener en cuenta que el concepto “sistema económico mundial capitalista” es más estrecho que el concepto
“sistema mundial capitalista”. El primero abarca solo las relaciones económicas internacionales en los marcos
del sistema capitalista; en cambio, el último caracteriza también las relaciones económicas, políticas, militares y
socioculturales.
2. Lenin, V. I. Prólogo al folleto de N. Bujarin “La economía mundial y el imperialismo”. Obras completas. T. 27, p. 95,
traducido del ruso por F. Ch. Z.
3. Ibídem, p. 278.
4. Lenin, V. I. “El imperialismo, como la fase superior del capitalismo”. Obras completas. T. 27, p. 360, traducido del
ruso por F. Ch. Z.
5. Se supone que la exportación de capitales es solo uno de los muchos factores determinantes del desarrollo econó-
mico de un país.
6. Lenin, V. I. “El capitalismo y la inmigración obrera”. Obras completas. T. 24, p. 89, traducido del ruso por F. Ch. Z.
7. Sagastizábal, Raúl de. “Crisis financiera global y guerra monetaria”. In Depth News Analisis That Matters. Montevi-
deo, 2009.
8. Lenin, V. I. “El capitalismo y migración de los obreros”. Obras completas. T. 24, p. 89, traducido del ruso por F. Ch.
Z.
9. La así llamada balanza de cuenta corriente no incluye en sí la exportación ni la importación de capital.
10. Abadie Linares, Jorge. Balanza de pagos, sistemas cambiarios y el FMI. Lima, 1883, pp. 13-14.
11. Jonson, H. “Hacia una teoría general de la balanza de pagos”. Ver: Comercio Internacional y crecimiento. Ed. Amo-
rrortu. Buenos Aires, 1971, pp. 167-184.
12. Se entiende como centralizadas a las reservas de oro acumuladas por los bancos centrales, por los gobiernos, de
CAPÍTULO I
Los bienes materiales son los objetos tangibles que sirven al hombre para sa-
tisfacer sus necesidades, sean estos de consumo personal o de consumo productivo.
Si son obtenidos directamente de la naturaleza se les denomina bienes naturales, y
cuando son creados por los hombres se les denomina bienes económicos o bienes
producidos. Para poseerlos se tiene que trabajar. La producción de bienes materiales
consta de la fabricación de medios de producción, cuando estos son empleados pos-
teriormente para producir otros bienes materiales (herramientas, máquinas, materias
primas, insumos, etc.), y de medios de consumo, cuando son destinados a satisfacer
directamente las necesidades del hombre (alimentos, ropas, vivienda, calzados, etc.).
Este proceso productivo debe renovarse permanentemente porque “ninguna socie-
dad puede dejar de consumir ni puede tampoco, por tanto, dejar de producir” 2.
1 Marx, Carlos y Federico Engels. Cartas escogidas. Moscú, Gospolizdat, 1947, p. 208.
2 Marx, Carlos. El capital. T. 1, La Habana, Ed. CC.SS, 1980, p. 512.
Teoría económica del capitalismo. Análisis marxista actualizado 13
3 Heilbroner, Robert L. Vida y doctrina de los grandes ecomistas. T. I, Barcelona, Ed. Orbis, 1972, p. 25.
14 Francisco Chaparro Zapana
riados. Son ellos quienes producen la mayor parte de los bienes materiales, contri-
buyendo, a su vez, a crear los valores de la cultura material y espiritual, además de
transformar y perfeccionan los instrumentos de producción. Lenin destacaba que “la
primera fuerza productiva de toda la humanidad es el obrero, el trabajador” 6, o sea
el productor directo y fundamental del sistema económico capitalista.
El trabajo se divide en: a) trabajo simple, que es aquella actividad cuya eje-
cución no requiere de un aprendizaje previo, sino que es suficiente la capacidad bio-
lógica elemental del hombre, por ejemplo: bolear ladrillos en la construcción, reco-
ger y cargar leña, cavar la tierra, etc.; y b) trabajo complejo, cuando se trata de una
actividad productiva que requiera de un previo aprendizaje (breve o prolongado), por
ejemplo: el trabajo del sastre, del ingeniero, del maestro, del científico, etc.
El objeto del trabajo es todo aquello sobre lo que recae el trabajo del hombre,
es decir, las cosas susceptibles de ser transformadas por el trabajo en bienes. Los
objetos de trabajo pueden ser: a) la materia bruta, cuando son elementos suminis-
trados directamente por la naturaleza, como ocurre, por ejemplo, con las tierras vír-
genes, los árboles de los bosques, los minerales del subsuelo o los peces de los ma-
res y los ríos, susceptibles de ser extraídos o transformados por el trabajo humano;
b) las materias primas, cuando son elementos sometidos previamente a la acción
del trabajo, como los minerales sustraídos del subsuelo, el algodón cosechado en la
agricultura, etc.; c) los insumos, los que son bienes semielaborados que sirven para
producir bienes acabados, como los hilados o la hilaza de lana o algodón utilizados
en la industria textil, las láminas metálicas en la industria metal-mecánica, etc.; d) la
tierra, cuando es transformada en su estructura físico-química como en la agricul-
tura o en la minería.
Los medios de trabajo son todas las cosas de que se sirve el hombre para ac-
tuar sobre los objetos del trabajo y transformarlos o adaptarlos a sus necesidades de
consumo. Figuran a la cabeza de ellos los instrumentos de producción. Estos elemen-
tos se clasifican en: a) medios directos, cuando sirven o participan directamente en
Los medios de producción con que se crean los bienes materiales y los hom-
bres que los ponen en acción constituyen las fuerzas productivas de la sociedad.
“Cualesquiera que sean las formas sociales de la producción, sus factores son siem-
pre dos: los medios de producción y los trabajadores” 7. Las fuerzas productivas
no están conformadas solamente por los instrumentos de producción, sino también
por los objetos del trabajo. Y aunque los instrumentos de producción tengan una