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Colombia fuera un tema ajeno. Los desplazamientos forzados son una realidad, más no un
problema social, como es considerado por muchos. Parece que hablar de miles y millones de
campesinos e indígenas víctimas del despojo forzado de sus tierras por parte de grupos
ilegales, empresas privadas y el Estado, fuera un hecho aislado de las condiciones políticas
del país. Pareciese un insulto el decir que, las camarillas del poder político, en Colombia, se
conforman con cortar la maleza pero no las raíces de los problemas que atañen al Estado. La
población colombiana víctima del desplazamiento forzado por la violencia está siendo
empujada inevitablemente a una pobreza crónica que será difícil superar, bajo la presión de
las diferentes esferas que tienen el poder dentro del país. Parece que el desasosiego y la
dolencia del gobierno solo relucieran cuando le conciernen al Estado problemas transitorios,
problemas sin relevancia alguna para el desarrollo del país. Se hace presente aquella
preocupación cuando hay que mirar a través de la frontera, cuando hay que “rescatar la
supuesta democracia en Venezuela", esa que en Colombia es cuaternaria y que funciona como
un medio que no justifica sus fines, porque como requerimiento en el país es absurda, elitista,
inequitativa y ambivalente.
forzado, derivado directamente del conflicto, se ha constituido como una de las principales.
capital humano.
El país está en la búsqueda de enfrentar la paz y generar movilidad social, por lo que todas
y que dichas condiciones sean sostenibles en el largo plazo, pero es bajo esta posible solución
en donde radica el problema: la justicia en Colombia está desvencijada, En un país donde hay
poca justicia es un peligro tener razón, y un ejemplo claro de esto es la ineptitud en la que se
al punto de convertir en dioses, a los que piensan en lo mismo de siempre; en este país, la
justicia genera desigualdad, una desigualdad que se hace cada vez más evidente en las clases
sociales y en la sociedad en general, una desigualdad en donde se ve claro que los privilegios
reinan en las manos de quienes poseen un poder, sin autoridad (porque lo tienen pero no lo
colombiana) que llamamos política. Todas estas condiciones crean el ambiente necesario para
una plaga que cada vez más devora al país: la pobreza, madre del crimen.
criminales y, posteriormente, ese mismo engendro de la sociedad nos conlleva a girar bajo las
instancia, al crimen; después del crimen volvemos a la justicia, pero como esta es ineficaz,
ineficiente e inútil, el ciclo se repite sin cesar, y pareciese que nunca fuera a terminar.
Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se
piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino para los
desiguales.
Cada una de las partes que se encuentran inmersas en un sistema político tendrán un punto
de vista diferente, entonces es allí donde radica la razón de la justicia: impartir parcialidad.
El que quiere ser obedecido debe saber mandar, pero lastimosamente la justicia se
hay bienestar ni progreso; cuando hay ausencia de columnas fundamentales como una
administración que busque la igualdad y la equidad dentro del sistema político y dentro la
de una clase sobre otra, pereciendo así la democracia y la libertad, dos elementos que en
Colombia se han visto demasiado debilitados desde tiempos históricos, y que como ya
La principal y fundamental causa han sido los tropiezos en la proyección del proceso de
paz y los frustrados diálogos con el ELN. La segunda causa es la falta de compromiso del
flagelo han tenido que sufrir el destierro obligatorio de su territorio, soportando además la
discriminación social y la readecuación en un espacio donde no les brindan las garantías para
Hay que afrontar las inmigraciones con políticas flexibles que favorezcan los caminos
que cada vez más aumentan la imperante violencia en el país. La respuesta es una reforma
integral y realista de las leyes de inmigración, para un borrón y cuenta nueva. Ellos, como
nosotros, son las víctimas del mal sistema de gobierno y de las mafias que juegan con sus
ahorros, sus esperanzas y sus vidas para forrarse a cuenta del dolor ajeno.