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INTRODUCCION

Los nódulos tiroideos son masas localizadas, de consistencia generalmente


firme y que pueden distinguirse del resto del parénquima de la glándula tiroides.
Ante todo nódulo, se plantea siempre el diagnóstico diferencial entre un proceso
benigno o maligno para definir de una manera certera el tratamiento definitivo
que garantice seguridad y tranquilidad para el paciente.

Se conoce como nódulo tiroideo al aumento focal de volumen y consistencia, de


la glándula tiroides, que se detecta por palpación o mediante estudios de imagen,
y cuyas características permiten su distinción del resto del parénquima, la
incidencia del nódulo tiroideo es más alta con la edad, en personas provenientes
de áreas con deficiencia de yodo, en mujeres, y después de exposición a
radiación3. Estudios han revelado una prevalencia de nódulo tiroideo a la
palpación del 3 al 7% en la población general, por ultrasonido entre un 20 a 76%
y datos en autopsia reportan una prevalencia del 8 al 65%.
NODULO TIROIDEO

El término nódulo tiroideo se refiere a cualquier crecimiento anormal de las


células tiroideas que forman un tumor dentro de la tiroides. Aunque la gran
mayoría de los nódulos tiroideos son benignos (no cancerosos), una pequeña
proporción de estos nódulos sí contienen cáncer de tiroides. La mayoría de los
nódulos de tiroides necesitan algún tipo de evaluación para diagnosticar y tratar
el cáncer de tiroides en estadios tempranos.

EPIDEMIOLOGIA:

La prevalencia varía según el método de detección.

- Por palpación: 4-10%


- Por ecografía: 19-46%
- Autopsias: ≈50%
- ♀2:1♂

ETIOPATOGENIA:

• Multifactorial
• Estimulantes de células foliculares:
- TSH (más importante)
- IGF-1
- Factor crecimiento fibroblastos
• Factores genéticos.
• Factores ambientales: ↓Yodo, radiaciones iónicas, ingesta de bociógenos
naturales, tabaquismo, etc.
• Embarazo.
Al detectarse un nódulo tiroideo por palpación o por estudio de imágenes, se
debe realizar una historia clínica y un examen físico cuidadoso enfocado
especialmente en cuello, con el fin de describir las características del nódulo. Se
debe interrogar el tiempo de aparición, patrón de crecimiento, presencia de dolor,
disfonía, disfagia, disnea, adenopatías cervicales, embarazos recientes,
antecedentes de radiación en cabeza y cuello, así como antecedentes familiares
de cáncer de tiroides y neoplasia endocrina múltiple tipo 2 (MEN2), todos estos,
factores de riesgo de enfermedad tiroidea maligna.

NÓDULO TIROIDEO AUTÓNOMO

El nódulo autónomo solitario es un adenoma o nódulo hiperplásico, de función


autónoma unifocal en la gammagrafía, que en general lleva al hipertiroidismo.

En la mayoría de los casos se debe a una mutación somática del receptor de


la TSH o del gen de la proteína G (su subunidad α) asociada al receptor. Esto
genera un exceso regional de la función y de la masa de células tiroideas en
focos potencialmente tóxicos que pueden producir hipertiroidismo no
autoinmune. Dichos focos segregan hormonas tiroideas independientemente del
estímulo de la tirotrofina (TSH).

A diferencia del bocio multinodular, otra causa de autonomía tiroidea, el nódulo


solitario autónomo no tiene relación con la deficiencia de yodo. Además, se ha
descrito casos de la acción de este nódulo en pacientes eutiroideos como
hipertiroideos.

PATOGENIA Y FISIOPATOLOGÍA:

Los adenomas tiroideos autónomos (AFTN) son tumores benignos encapsulados


monoclonales que crecen, metabolizan iodo, y segregan hormonas tiroideas
independientemente del control normal de la tirotrofina (TSH), conllevando así al
hipertiroidismo no autoinmune. La principal causa del adenoma tóxico es la
mutación de la función del receptor de TSH.

Comparando los nódulos en el contexto de un bocio multinodular presentan


mutaciones diferentes; por ejemplo, una mutación produce activación del
receptor de TSH (aproximadamente el 80% de los casos). En otros casos se
produce una mutación activadora de la proteína G (aproximadamente en el 8 %
de los casos). Se trata, por lo tanto, de mutaciones policlonales. El fenotipo de
estos nódulos caracterizados por actividad secretoria aumentada e
independencia del control de la TSH circulante, ha sugerido que son el resultado
de una activación constitutiva de la cascada de la adenosina monofosfato cíclica
de la TSH (cAMP).

Cuando los adenomas tiroideos autónomos son suficientemente grandes y con


adecuado aporte de iodo en la dieta, producen hipertiroidismo; el hipertiroidismo
resultante es una función del volumen del nódulo. El volumen nodular de 5 ml es
una línea de corte entre eutiroidismo e hipertiroidismo. El tejido nodular se vuelve
independiente de la regulación de la TSH y el feed-back opera solamente sobre
el resto de la glándula tiroidea.

CUADRO CLINICO:

El hipertiroidismo subclínico y/o manifiesto debido a nódulo tiroideo autónomo o


a bocio polinodular es más frecuente en zonas geográficas con aporte bajo o
marginal de iodo en la alimentación.

La prevalencia de hipertiroidismo subclínico en mayores de 55 años es de 2.5%


en población general en áreas iodosuficientes. Por lo tanto, en una persona
mayor que presenta un adenoma tiroideo autónomo, una carga de iodo puede
producir hipertiroidismo. Los principales síntomas presentes son:

• Palpitaciones
• Temblor
• intolerancia al calor
• Nerviosismo
• pérdida de peso
DIAGNOSTICO:

Mediante gammagrafía. En la exploración física y en la ecografía se observa un


nódulo solitario; la liberación de la TSH puede estar disminuida (pero dentro de
la norma) o suprimida por el exceso de las HT (hipertiroidismo clínico o subclíniP.
Un nódulo autónomo ≤3 cm de diámetro, sin rasgos clínicos de malignidad, no
requiere la realización de PAAF.

Estudios de laboratorio

La realización de exámenes como tirotropina (TSH), T4 libre (T4L) y T3 libre


(T3L), dependen de la presentación clínica. En caso de valores de TSH
disminuidos se deben medir T3L y T4L; si por el contrario la TSH se encuentran
elevada se solicita T4L y anticuerpos anti-tiroperoxidasa (Anti-TPO). La solicitud
de anti-tiroglobulina (Anti-Tg) debe restringirse a aquellos casos que se
sospeche tiroiditis linfocítica crónica con anti-TPO normales. La tiroglobulina no
está indicada en la evaluación de nódulos tiroideos. Igualmente, no se
recomienda la medición de calcitonina en la evaluación inicial del paciente con
nódulo tiroideo, pero es obligatorio solicitarla en caso de pacientes con historia
familiar de carcinoma medular de tiroides, MEN2 o feocromocitoma.

Gammagrafía Tiroidea

El gammagrama tiroideo es más costoso y menos específico que el ultrasonido


en la detección de lesiones malignas. Según la ATA solo se recomienda la
gammagrafía en caso de TSH suprimida para confirmar la presencia de nódulo
hiperfuncionante; éstos nódulos hiperfuncionantes o calientes representan el 8%
de los casos, y entre el 1-5% pueden ser malignos1,4,17. Los nódulos
hipocaptantes o fríos representan el 80- 85% de los nódulos tiroideos, resultando
malignos del 10-15% de los mismos4,17,18. La gammagrafía tiroidea se utiliza
además para descartar tejido tiroideo ectópico, bocio retroesternal o metástasis,
ya que es el único estudio que permite la evaluación de la función tiroidea
residual y la detección de áreas de tejido tiroideo funcionante autónomo 1,3,19,20.

Ultrasonido Tiroideo (US)


El ultrasonido de alta resolución (transductor de 7-15 MHz) es el método más
sensible para detectar lesiones tiroideas, permite medir sus dimensiones,
identificar su estructura y evaluar los cambios del parénquima 1,3,15,19,20. El US
asociado a Doppler proporciona además información acerca del aumento de la
vascularidad y la presencia de cortocircuitos arteriovenosos1.

El US no debe ser utilizado en la población general como método de despistaje,


solo está indicado como método complementario en presencia de factores de
riesgo7. Existen características ultrasonográficas del nódulo tiroideo que se
asocian a malignidad y son consideradas al momento de elegir el nódulo para la
realización de la punción y aspiración con aguja fina (PAAF.

De acuerdo a estas características, se cataloga el nódulo en la clasificación


TIRADS, utilizada para identificar los nódulos que deben ser evaluados por PAAF
y establecer la probabilidad de malignidad. El patrón ultrasonográfico que define
riesgo de malignidad según la clasificación TIRADS se especifica a continuación:

TIRADS 1: Glándula tiroidea normal.

TIRADS 2: Lesión benigna, incluye:

- Quiste coloide típico, áreas anecoicas y manchas hiperecogénicas.

- Nódulo mixto, no encapsulado con apariencia de malla, dado por áreas


sólidas isoecoicas y manchas hiperecoicas.

- Nódulo mixto, no encapsulado, isoecoico, con manchas hiperecoicas y


vascularizado.

TIRADS 3: Nódulo probablemente benigno, incluye:

- Nódulo hiper, iso o hipoecoico, parcialmente encapsulado con


vascularización periférica, con aspecto sugestivo de tiroiditis de Hashimoto.

TIRADS 4A: Nódulo indeterminado, incluye:


- Patrón neoplásico simple, nódulo sólido o mixto hiper, iso o hipoecoico sin
calcificaciones, rodeado por fina capsula.

- Patrón de Quervain, lesión hipoecoica con bordes mal definidos sin


calcificaciones.

- Patrón neoplásico sospechoso; nódulo hiper, iso o hipoecoico,


hipervascularizado, rodeado por capsula gruesa y con calcificaciones.

TIRADS 4B: Nódulo sospechoso para malignidad, incluye:

- Nódulo sólido hipoecoico, no encapsulado, con forma y márgenes mal


definidos, vascularizado y con o sin calcificaciones.

TIRADS 5: Nódulo compatible con malignidad, incluye:

- Nódulo sólido, no encapsulado, isoecoico o hipoecoico, hipervascularizado


y con múltiples calcificaciones periféricas.

TIRADS 6: Nódulo maligno, incluye: - Nódulo mixto, isoecoico,


hipervascularizado y no encapsulado con o sin calcificaciones y sin manchas
hiperecoicas, que ya han sido confirmados por biopsia previa.

Los nódulos TIRADS 2 no necesitan la realización de PAAF, los nódulos TIRADS


3 requieren seguimiento en el tiempo, y algunos de estos necesitarán PAAF si
presentan crecimiento o factores personales o familiares asociados a
malignidad. Los nódulos catalogados como sospechosos o probablemente
malignos, TIRADS 4 y 5 deben ser evaluados por PAAF y generalmente son
resueltos quirúrgicamente.

Los incidentalomas son nódulos tiroideos no palpables que se ponen en


evidencia en estudios realizados durante la búsqueda de patologías no tiroideas
(US, tomografía computarizada, resonancia, tomografía por emisión de
positrones- PET, doppler carotideo). Los incidentalomas < 1 cm, solo deben
evaluarse cuando se encuentran asociados a otros factores de riesgo y en
presencia de hallazgos ultrasonográficos sugestivos de malignidad; cuando se
localiza un incidentaloma por PET, la frecuencia de malignidad es hasta del 67%,
por lo cual éste nódulo tiroideo, debe ser posteriormente evaluado por US y
PAAF

Evaluación citológica - PAAF

La evaluación citológica por PAAF, se considera en la actualidad el mejor método


costo-efectivo para distinguir entre nódulo tiroideo benigno y maligno.
Numerosos estudios han reportado una sensibilidad de 65-100% y una
especificidad de 70-100%16,24,25. Su uso ha permitido disminuir el número de
intervenciones quirúrgicas innecesarias1. Para un adecuado diagnóstico
citológico, la muestra debe contener un mínimo de 6 grupos de células bien
preservadas y cada grupo debe estar formado por al menos 10 células 1,3,7,16.

Según los resultados la PAAF se clasifica en

Clase 1. No diagnóstica (10-15%): en caso de insuficiente número de


células, presencia de fluido quístico o sanguinolento y técnica
inadecuada de extendidos o de preservación de muestras.

Clase 2. Benigna (60-80%): se corresponde a nódulos coloides,


hiperplásicos, quísticos y tiroiditis linfocíticas o granulomatosas.

Clase 3. Lesiones foliculares (10-20%): hiperplasia adenomatosa,


carcinoma o adenoma folicular, carcinoma de células de Hürthle,
variante folicular de carcinoma papilar.

Clase 4. Sospechosa (2.5-10%): son muestras con adecuada


celularidad pero que sus hallazgos no permiten definir un criterio de
malignidad.

Clase 5. Maligna (3.5-10%): en caso de carcinoma papilar, medular,


anaplásico, linfoma o metástasis.

Se debe realizar PAAF guiada por US cuando el resultado de la citología


realizada por palpación no ha sido diagnóstica, ante la presencia de un nódulo
complejo (mixto o predominantemente quístico), nódulos de localización
posterior o de pequeño tamaño (<1,5 cm) con hallazgos ultrasonográficos
sugestivos de malignidad y/o

TRATAMIENTO

El método de elección es el tratamiento con I. Por causa del bajo nivel sérico
de la TSH, la captación de yodo por el parénquima no nodular está suprimida
(por eso el riesgo del desarrollo del hipotiroidismo en este caso es bajo).

Cada 6-12 meses monitorizar la TSH y evaluar el diámetro del nódulo en la


ecografía. En algunos centros se obtienen buenos resultados mediante el
tratamiento con inyección percutánea de etanol.

Las alternativas terapéuticas dependen en buena medida de los resultados tanto


funcionales como citológicos del nódulo, siendo este último el más importante.

Maligno.

Alrededor de 8% de los nódulos albergan una neoplasia maligna, de las


cuales el 95% corresponden a cáncer bien diferenciado de tiroides. La
conducta recomendada es la realización de tiroidectomía total o casi total
con disección ganglionar del compartimiento central.79 Esta estrategia se
basa en el hecho de que los tumores son frecuentemente multicéntricos, se
requiere radioyodo como tratamiento complementario y supresión
permanente de TSH80-82 (grado de recomendación A).

Se acepta que en tumores papilares de bajo riesgo (menores de 1 cm,


unifocales, bien diferenciados, sin adenopatía metastásica, sin historia
familiar o personal relevante, en sujetos entre 18 y 45 años) puede
efectuarse cirugía más limitada, como hemitiroidectomía con istmectomía
(grado de recomendación B). Aunque, la experiencia acumulada en los
últimos años apoya la propuesta de que a todos los pacientes se les debe
realizar tiroidectomía total, ya que el riesgo de recurrencia y enfermedad
metastásica aumenta en aquéllos sometidos a cirugías más limitadas.

Benignos.

En los nódulos benignos, la elección del tratamiento dependerá del tamaño,


los síntomas que provoque y las expectativas del paciente.
a. Observación: Tomando en cuenta la naturaleza benigna de la lesión, el
nódulo puede ser solamente observado: algunos estudios prospectivos han
demostrado que hasta 35% de estas lesiones disminuyen su tamaño o
desaparecen. Si el nódulo crece o no disminuye de tamaño debe ser
aspirado, por lo menos una vez más, un año después.

b. Supresión con hormonas tiroideas. La justificación es inhibir el factor


trófico más conocido, que es la TSH. A través de los años, ha existido
controversia acerca de la utilidad de dicho método terapéutico. Los estudios
iniciales favorecían su uso. Experiencias más recientes con estudios
prospectivos con seguimiento ultrasonográfico han mostrado reducción de
más del 50% de los nódulos en pacientes tratados; sin embargo, en algunos
estudios no se demostró diferencia estadísticamente significativa con el
grupo control.

c. Yodo radiactivo. Clásicamente el tratamiento de elección de nódulos


autónomos, tanto solitarios como múltiples, ha sido yodo radiactivo. Con
dosis de entre 10 y 40 milicuries (370 a 1,480 MBq) se logran tasas de
curación de cerca del 90% con una dosis. En algunos casos se puede utilizar
una segunda dosis. Si bien es un tratamiento seguro, suele tener algunas
complicaciones como dolor transitorio en la tiroides, entre 3 y 7 días después
de la administración del radiofármaco, e hipotiroidismo permanente, que
puede acontecer en una tercera parte de los pacientes expuestos a este
método terapéutico.

d. Termoablación con láser. Es una alternativa al tratamiento de nódulos


benignos. Este método consiste en introducir una fibra de láser mediante
punción percutánea guiada por ultrasonido para colocarla en la vecindad del
nódulo. La emisión de energía logra una elevación térmica local que produce
necrosis coagulativa del tejido expuesto.Con ello, es posible lograr
disminuciones de volumen como también de hiperfunción. Dos ventajas de
este método son que se puede utilizar en pacientes con nódulos sólidos de
cualquier naturaleza y de cualquier estado funcional sin dañar el tejido
tiroideo circundante.
PRONÓSTICO:

 90% de los nódulos tiroideos autónomos no producen hipertiroidismo por


largo tiempo
 La incidencia de hipertiroidismo en pacientes con AFTN que fueron
eutiroideos inicialmente, es 4 % por año.
 El riesgo de hipertiroidismo clínico en un nódulo compensado o no tóxico
es de un 2-5% a los 6 años.
 Un adecuado tratamiento con 131I consigue remisión completa del
hipertiroidismo
 El riesgo de desarrollar cáncer es de aproximadamente un 2 %.

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