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LOS ROMANCES DE FERNAN SILVA VALDES Empiezo, ordine geometrico, por dos inofensivos axiomas: a) La poesia criolla procede de la espafiola. 5) La poesia criolla difiere de la espaiiola. Silva Valdés —a juzgar por el Romancero del Sur *— ha deducido que el primero anula el segundo. Se ha figurado que en el mismo poema (a veces en la misma estrofa) pueden impunemente convivir Ia voz de Federico Garcia Lorca y la de Martin Fierro, Ha sembrado de torpes hispanismos sus versos criollos. Escribe, por ejemplo: Los tres hermanos Valiente, Los tres a la misma hora, Murieron el mismo dia, Naciendo para la gloria. Atados a su destino Como por la misma soga, Rodaron hacia la muerte Juntos, como boleadoras... Los tres hermanos Valiente, Los tres @ la misma hora. No percibe, no quiere percibir, que la imagen criolla de las boleadoras es incompatible con el arranque espafiol de la estrofa (tan reitido con los ceremo- niosos preémbulos del paisano) y con la oposicién, también espafiola, de morir y nacer. Prodiga, embelesado y erréneo, esas oposiciones: El cuarto no entré en batalla Aunque bien lucha en pelea... * A. Monrevenpe 1 Cia., Montevideo. Aunque tiene el alma viva Ya siente la carne muerta. __y ésta, que espero comprender algin dia: Ombites de cuerpo astral Con buhos de cuerpo entero. A veces intercala incémodamente un gritito andaluz: Entre una nube de polvo Pasan, jay! los dos caballos, Una nube tormentosa Con relimpagos de litigo... También incurre en esa especialidad espafiola, el calembour solemne: Los cuatro hermanos Valiente Salieron a hacer la guerra Armados de su apellido Mas que de lanza guerrera. He citado hispanismos sueltos; ahora trasladaré una pagina entera para que _ sea mis evidente el horror de esa arbitraria hibridacién hispano-cimarrona: Un hermano que lo ha visto ‘Su pingo al punto sujeta: “Jui només que no hay remedio” —Le grita el que yace en tierra—; “Solo naci, solo muero; Jui, que de no, te degiieyan”. Entonces el bravo hermano De aqueste modo contesta: Contestacién sin palabras Que al nacer ya nacié eterna: Le quita el freno al caballo, ¥ en las ancas lo golpea Con un golpe de oro y plata Que soné en toda la tierra, Y junto al hermano herido —El facén digno en la diestra— “Haciendo la pata ancha” A la partida asi espera. EI hiato servicial (Haciendo la pata ancha), el arcaismo erudito (De aqueste mado contesta) y la hipérbole calderoniana (Que al nacer ya nacié eterna) no agotan los encantos, o alarmas, de tan curiosa pagina. Lineas después, nos es dado asistir a la inauguracién de un verbo anormal: Las aves cierran el pico; El arroyo no arroyuela... y a esta sintomética vaguedad: Le han tirado varios tajos Y uno por uno contesta; Aquello es un remolino De aceros, ponchos, melenas. Para Lussich, para Hernandez, para Eduardo Gutiérrez, las peleas a cuchillo | eran una cosa precisa, Para Silva Valdés, son “un remolino”. Silva Valdés, hacia 1921, publicé Agua del Tiempo. Ese libro —admirable— contenia un recado, un poncho, un pufial, una espuela nazarena, unas boleadoras, una guitarra, un mate, un clarin, Todas las cosas criollas estaban, pero no el hombre de esas cosas. Para Silva Valdés, el gaucho‘es una ocasién de metiforas y de nostalgia, no un hombre concebible. , La nostalgia es veraz y las metifo son generalmente vistosas, pero no las respalda nadie. {ntimamente los Hibros. de Fernan Silva Valdés adolecen de muerte. JORGE LUIS BORGES

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