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psicopatología
básica
Alba Yolanda Riera Recalde
Danny Raúl Zúñiga Carrasco
Lorena Cecilia Carrera López
Editores
edimec 2017
Apuntes de
psicopatología básica
Alba Yolanda Riera Recalde
Docente de Psicología Social
Facultad de Ciencias Psicológicas
Universidad Central del Ecuador
Editores
edimec 2017
Apuntes de psicopatología básica
Versión 1.0
ISBN 9978-978-13-120-6
© Derechos de la publicación
EDIMEC Ediciones Médicas CIEZT
Edmundo Chiriboga N 47-72 y Jorge Aníbal Páez
Teléfono: 2463402. 2463715. 0995007744. 0992546117
Facsímil: 3302972
Quito, Ecuador
Editorial
EDIMEC
Autores
Baldeón Loza Silvia Susana
Psicóloga Clínica
Magister en Psicoterapia
Docente Facultad de Ciencias Psicológicas
Universidad Central del Ecuador
Cadena Rodríguez Ivanovna Katerina
Psicóloga Infantil. Psicorehabilitadora.
Magister en Psicoterapia.
Docente Facultad de Ciencias Psicológicas.
Universidad Central del Ecuador
Calvopiña Mejía María Fernanda
Medica
Centro de Atención Ambulatoria Especializado San Lázaro
Carrera López Lorena Cecilia
Terapista ocupacional
Docente Facultad de Discapacidad y Atención Prehospitalaria
Universidad Central del Ecuador
Chávez Ledesma Claudia Estefanía
Médico Psiquiatra
Docente Facultad de la facultad de Medicina
Pontificia Universidad Católica del Ecuador
Palacios Salazar Jaime Armando
Médico Tratante
Centro de Atención Ambulatoria Especializado San Lázaro
Riera Recalde Alba Yolanda
Psicóloga Infantil. Psicorehabilitadora.
Magister en Ciencias Sociales.
Docente Facultad de Ciencias Psicológicas.
Universidad Central del Ecuador
Zanafria Herrera Demetrio Iván
Psicólogo Infantil Psicorehabilitador
Magister en Gerencia de Salud para el Desarrollo Local
Docente Facultad de Discapacidad y Atención Prehospitalaria
Universidad Central del Ecuador
iii
Zúñiga Carrasco Danny Raúl
Médico Psiquiatra
Docente Psicopatología.
Facultad de Ciencias Médicas
Universidad Central del Ecuador
iv
Tabla de contenidos
Prólogo vii
1
1 La normalidad en psicopatología
Riera Recalde Alba Yolanda
11
2 La historia clínica en psiquiatría
Zúñiga Carrasco Danny Raúl
25
3 ¿Qué es el examen mental?
Zúñiga Carrasco Danny Raúl
31
4 Presentación del paciente
Zúñiga Carrasco Danny Raúl, Riera Recalde Alba Yolanda
35
5 Psicomotricidad
Cadena Rodríguez Ivanovna Katerina, Zúñiga Carrasco Danny
Raúl
43
6 Conciencia
Zúñiga Carrasco Danny Raúl
49
7 Atención y orientación
Calvopiña Mejía María Fernanda
55
8 Pensamiento
Carrera López Lorena Cecilia, Zanafria Herrera Demetrio
Iván
63
9 Sensopercepciones
Palacios Salazar Jaime Armando
69
10 Memoria
Zúñiga Carrasco Danny Raúl
73
11 Lenguaje
Zúñiga Carrasco Danny Raúl
77
12 Inteligencia
Riera Recalde Alba Yolanda, Zúñiga Carrasco Danny Raúl
81
13 Afectividad
Cadena Rodríguez Ivanovna Katerina, Riera Recalde Alba Yo-
landa
v
85
14 Voluntad y conación
Chávez Ledesma Claudia Estefanía, Palacios Salazar Jaime
Armando
89
15 Conciencia de enfermedad(insigth)
Zúñiga Carrasco Álvaro Omar
91
16 Síndromes en psicopatología
Zúñiga Carrasco Danny Raúl
97
17 Ética, bioética y salud mental
Baldeón Loza Silvia Susana
Glosario 105
vi
Prólogo
vii
Capítulo 1
La normalidad en psicopatología
Introducción
Se describen los principales debates epistemológicos respecto a las categorías conceptuales
de normalidad y patología en psicología y psiquiatría. Ambas categorías deben ser exploradas
desde una posición crítica que las conciba de forma amplia y multidisciplinaria, considerando
la diversidad conceptual, práctica y filosófica en las que se encuentra inmerso el debate sobre
lo que se entiende por normalidad y anormalidad.
Desde que imperan las lógicas del poder por el control del saber, la normalidad y anormalidad
se han legitimado como categorías únicas y homogéneas, pretendiendo clasificar a la huma-
nidad para entenderla, administrarla y asistirla a partir de estándares 2. La homogenización
epistemológica y metodológica es incorporada a la labor profesional de psicólogos y psiquia-
tras, reduciendo y simplificando su capacidad de acción sobre la heterogeneidad socio-cultu-
ral, histórica y subjetiva de los problemas de orden psicológico, provocando una grave impo-
sición de diagnósticos unilaterales que terminan en la estigmatización social.
Frente a esto, la comunidad académica, desde distintas perspectivas teóricas y prácticas, for-
mularon enérgicos cuestionamientos sobre la validez y aplicabilidad de los distintos plantea-
mientos universalizados sobre normalidad y la patología en salud mental, obligándose a re-
conocer e incorporar nuevos debates para dar un nuevo significado a ambas categorías; en
principio, por la responsabilidad de conciliar necesariamente los planteamientos filosóficos y
empíricos con la multiplicidad de expresiones sociocultural que no encajan en parámetros
universales de normalidad o anormalidad. Luego, por una demanda de orden ético al respeto
por las diversidades ideológicas y contextuales.
1
criterios estadísticos utilizados, preferentemente, por las orientaciones biológicas y cognitivo-
conductuales. Por otro lado, la revisión de los enfoques presenta lecturas críticas, complejas,
diversas y de mayor amplitud de la psicología humana como son cortes constructivistas, ana-
líticos y psicoculturales con visión histórica3,4.
Al igual que el enfoque estadístico, se fundamenta en los principios kraepelianos. Emil Krae-
pelin establece el paradigma psiquiátrico de la enfermedad mental como modelo análogo de
la enfermedad somática que explica un fenómeno biológico e identifica sus funciones, para
luego analizar mecanismos causales vinculados a los efectos adaptativos a través de la expe-
rimentación. También parte de los principios de herencia genética. Del mismo modo, los
fenómenos mentales y conductuales (percepción, memoria, pensamiento, etc.) están conce-
bidos como procesos orientados a la adaptación siendo predecibles, ciñéndose a su vez a los
fundamentos innatistas de la obra de Galton6,7.
2
Estadístico. Aplicación de escalas psicomé- El individuo y el mundo son
tricas con la pretensión de me- organismos con funciones es-
dir los procesos psíquicos con tándares y universales, se desa-
métodos matemáticos a fin de rrolla mediante leyes genera-
predecirlos. Se esperan resulta- les. Las manifestaciones fuera
dos sistemáticos, comproba- de los estándares (DSM y
bles y medibles. CIE) son las anormalidades.
Fenomenología, Histórico-cultural. Los métodos se adaptan al El pasado, presente y futuro
estructuralismo contexto. Las propuestas se están interconectados, la reali-
fenomenológico construyen con y no para los dad social es situada y la cul-
y constructi- actores. tura deviene de estas dos ca-
vismo. racterísticas. Existe la catego-
ría ecológica como elemento
determinante de la cultura.
Subjetividad social Los métodos se adaptan al Análisis profundo, etnografía,
e individual. contexto. historia de vida.
Las organizaciones y los seres
tienen imaginación y son capa-
ces de pensar y de crear más
allá de su conocimiento y expe-
riencias previas o de estándares
estipulados.
Identificar las múltiples causas
de un fenómeno.
Fuente:
Díaz Emilio Moyano. Cartografía de la psicología contemporánea: pluralismo y modernidad. LOM
Ediciones. 2008; 376 pág.
Silva José de Souza. ¿Una época de cambios o un cambio de época? Elementos de referencia para
interpretar las contradicciones del momento actual. Publicación mensual del Instituto Científico de
Culturas Indígenas. 2001; 25.
Mendonça Figueiredo Luis Claudio. Matrices do pensamento psicológico. 19ed. Vozes Editora; 2012.
208 p.
Elaboración: autores.
Para explicar los procesos psíquicos se emplean los mismos principios de salud enfermedad
de Kraepelin. De tal modo, las cuestiones subjetivas-emocionales y cognitivas son compren-
didas de forma unívoca como expresiones de “la mente”, en un sentido biológico funcional
de la misma y el comportamiento como su reflejo. Se espera que, al igual que el organismo
(biológico) funciona dentro de estándares normativos, los aspectos psicológicos también de-
ben hacerlo y, por consiguiente, al igual que el médico clínico, el psiquiatra y el psicólogo
adeptos cumplen una labor curativa-asistencial que elimina, disminuye o alivia el dolor que
aqueja al denominado enfermo mental poseedor de una determinada patología. Las formas
practicas del biologismo funcionalista se presentan mediante el método experimental, del
cual se derivan los criterios diagnósticos asumidos como y desde la base de la clasificación
taxonómica contenida en el DSM y la CIE en sus diferentes versiones, al punto de descartar
cualquier otro debate teórico sobre la etiología de la “enfermedad mental” 5,8.
3
Al ser una postura sustentada en la función con base orgánica (natural), concibe a la subjeti-
vidad como una categoría eminentemente cognoscitiva (para el conocimiento) y excluye as-
pectos ontológicos de la misma, apartando toda posibilidad de reconocimiento de su impor-
tancia para la construcción del ser, evidenciándose una tenaz escisión entre sujeto y ob-
jeto/ser y saber, incluso advierte a la subjetividad como una amenaza distorsionante del saber
científico, razón mayor para encapsularla con fines de control y finalmente, neutralizándola
para excluirla de todo lo pensado como saber científico9.
La “enfermedad mental”, al igual que cualquier otra patología clínica, se produce al existir
anormalidad biológica subyacente de orden genético, neurológico o bioquímico. La psicopa-
tología es representada por la exposición a agentes que afectan al cuerpo humano y en este
caso a la mente; desde la herencia griega-hipocrática, a partir de una perturbación de la ar-
monía de la función normal que ya no es una entidad extrafisiológica y que obliga el esfuerzo
del organismo para obtener una nueva estabilidad. Es decir, el cuerpo busca aminorar las
manifestaciones preexistentes que varían en intensidad respecto del estado normal 10. En tal
sentido, el tratamiento desde la medicina contempla medidas que actúan a nivel funcional-
orgánico, variando entre el uso químico-farmacológico, choque eléctrico o intervenciones
quirúrgicas, con la finalidad de corregir anomalías orgánicas que anteceden a la así llamada
patología. Para el caso de la psicología, se trabaja en la modificación de la conducta y el
pensamiento mediante intervenciones en el nivel de las cogniciones4,8,11.
En la segunda mitad del siglo XIX, el filósofo matemático Johann Friedrich Herbart intro-
duce una propuesta teórica sobre modelos formales; pretende representar mediante la esté-
tica a la dinámica de los procesos mentales, para más tarde alcanzar el estatus científico e
influir en estudios sobre la memoria, como fueron los trabajos realizados por Ebinghaus o
aquel trabajo sobre la duración de los fenómenos psíquicos de Wundt, entre otros3,12.
4
o no, en vista de que la diferenciación entre normalidad y patología resulta de la comparación
entre el sujeto con la misma muestra, siendo el error más grave la intención de universalizar
los resultados. Así, los criterios estadísticos pueden caer en un relativismo extremo, obligando
a los profesionales de la salud mental a repensar los aspectos de normalidad y patología en
conjunto con otros enfoques epistemológicos3,11.
5
En el caso de los enfoques constructivistas y fenomenológicos, la normalidad también es una
construcción sociocultural indeterminada, inestable y puede generar incertidumbre. Los as-
pectos que podrían crear desequilibrio, dependiendo del contexto cultural, pueden ser estu-
diados desde la teoría del conflicto social, teoría del caos o desde las teorías de la complejidad.
Todas estas observan la diversidad y la incertidumbre como elementos propios del devenir y
por tanto del hacer ciencia, siendo consecuentes con la existencia de múltiples y diferentes
realidades. Del mismo modo, se caracterizan por negar la existencia de normas universales
que rigen la racionalidad y que guían las decisiones cognoscitivas, sosteniendo por el contra-
rio que tales reglas son convenciones específicas de cada sociedad o cultura y resultan de un
proceso de construcción histórica17,18.
6
valores de la cultura anglo europea (Kleiman, 1991). Incluso en un plano histórico, los com-
portamientos anoréxicos dentro de occidente no parecen responder a las mismas motivacio-
nes y sus patrones difieren… en el presente parecen estar… asociadas con ciertos ideales
estéticos que sobrevalúan la delgadez (Littlewood y Lipsedge, 1987)” 8.
La forma de concebir el cuerpo a partir de las prácticas y creencias culturales también cambia
las emociones, así como la personalidad; del mismo modo, las concepciones de los normal o
anormal se sujetarán a variaciones culturales8. El enfoque cultural que asume algunas prácti-
cas de la psiquiatría y la psicología son tomados desde la antropología y la sociología;
Durkheim y Strauss son dos referentes importantes para entender los aspectos sociológicos
y culturales de la psicología humana, al poner en evidencia las graves limitaciones de los dos
paradigmas más utilizados (biológico y estadístico)1.
Para los enfoques culturales, las condiciones de vida y las problemáticas que presentan cada
estructura social, están directamente ligadas a aspectos de construcción histórica, cultural,
étnica y de género, específicos y situados. Ciertos criterios, conductas o condiciones de vida
que son trastornos para una cultura pueden ser aceptados en otras. Estas diferencias repre-
sentan un reto para las posturas cientificistas, pues no existen límites claros entre lo normal
y lo patológico por una parte y tienen limitaciones al momento de distinguir trastornos men-
tales de simples conductas desviadas11.
Conclusiones
La diversidad en los campos teórico-disciplinarios (historia, antropología, psicología, medi-
cina, sociología, lingüística, semiología, política y otros) deben reconocer que es imposible
pensar de forma simétrica y lineal la totalidad de situaciones que se catalogan como normales
o patológicas, reales o irreales; los aportes que arrojan cada uno de ellos contribuye a nocio-
nes explicativas más que categorías ontológicas irrefutables. Siempre habrá algo que escape
del conocimiento o de una interpretación única, así como aquellos puntos ciegos o campos
restringidos y la multiplicidad de acercamientos interpretativos del mundo y del mismo indi-
viduo.
De tal modo, los psicólogos y psiquiatras deben contemplar todos los parámetros expuestos
antes de dar un diagnóstico o su presunción; finamente, deben reconocer sus limitaciones y
asimetrías al encontrarse con otros saberes que responden a diversidades culturales. La cons-
trucción de la enfermedad sobre una base patológica puede ser imprecisa, lo que implica
serios reparos para los médicos y psicólogos; no obstante, esta condición debe considerarse
7
una oportunidad para investigar y debatir aspectos y condiciones ante un posible diagnóstico,
evitando posiciones acríticas que predominan en la práctica clínica actual3.
Una posición crítica frente a los saberes de la psiquiatría y de la psicología, como la de cual-
quier otro saber pretendidamente científico, es entender que estos saberes dependen, además,
de factores políticos y sociales generales, de aspectos que tienen que ver con: a) el lugar de
observación, b) las condiciones materiales, c) el destino laboral de los profesionales, d) la
pertenencia a una u otra escuela o tradición de pensamiento, etc.
Debe reconocerse la importante influencia que la psiquiatría y la psicología tienen sobre otras
disciplinas (neurociencias y psicofarmacología por citar ejemplos), alineadas a intereses co-
merciales, enfoques historiográficos, antropológicos, y sociológicos. La finalidad última de
las ciencias médicas y de la psicología, es superar las razones dogmáticas que en ocasiones
carecen de criterios lo suficientemente fundamentados que puedan descartar las considera-
ciones culturales, étnicas y de género del principio clínico y en la elaboración misma de los
diagnósticos y taxonomías psicopatológicas8,17.
Referencias
1. Díaz EM. Cartografía de la psicología contemporánea: pluralismo y modernidad. Santiago de
Chile:LOM Ediciones; 2008. 376 p.
2. Foucault M. El nacimiento de la clínica: una arqueología de la mirada médica. Buenos Aires:Siglo
XXI Editores SA; 1978. 63-72 p.
3. Alarcón RD, Mazzoti G, Nicolini H. Psiquiatría. 3ed. Washington, DC: Organización Panameri-
cana de la Salud; 2012. 1131 p.
4. Belloch A. Propuestas para un enfoque transdiagnóstico de los trastornos mentales y del com-
portamiento: evidencia, utilidad y limitaciones. Rev Psicopatología y Psicol Clínica 2012;
17(3):295–311.
5. Mendonça Figueiredo LC. Matrices do pensamento psicológico. 19ed. Vozes Editora; 2012. 208
p.
6. Gutiérrez RR, Guazo LS. Eugenesia, herencia, selección y biometría en la obra de Francis Galton.
Rev Soc Española Hist las Ciencias y las Técnicas. 2002; 85–108.
7. Huertas R, Romero AI, Romero R. Perspectivas psiquiátricas. Volumen 6. Madrid: Consejo Su-
perior de Investigaciones Científicas; 1987.
8. Duero DG, Shapoff V. El conflicto nosológico en psicopatología: notas críticas sobre el diag-
nóstico psiquiátrico. CES Psicol 2009; 2(2):20–48.
9. González Rey F. Subjetividad social, sujeto y representaciones sociales. Divers Perspect en Psicol.
2008; 4(2):225–43.
10. Canguilhem G. Lo normal y lo patológico. Buenos Aires:Siglo XXI Editores SA; 1986.
11. Coderch J, Vié JO. Psiquiatría dinámica. Barcelona: Herder Editorial; 2014.
12. Peña AKR. La ética de Johann Friedrich Herbart como estética en sentido formativo o de cómo
abrirle un espacio de posibilidad a la educación. Rev Educ y Pedagog. 2011; 21(55):55–74.
13. Rodríguez J, Kohn R, Aguilar-Gaxiola S. Epidemiología de los trastornos mentales en América
Latina y el Caribe. Pan American Health Org; 2009.
14. Sandín B. DSM-5: ¿cambio de paradigma en la clasificación de los trastornos mentales? Rev Psi-
copatología y Psicol Clínica 2013; 18(3):255–86.
8
15. Foucault M. Las palabras y las cosas: una arqueología de las ciencias humanas. Buenos Aires:Siglo
XXI Editores SA; 1968.
16. Montero MM. Introducción a la psicología comunitaria: desarrollo, conceptos y procesos. Bue-
nos Aires:Paidós; 2011.
17. Huertas R. Historia de la psiquiatría, ¿por qué?, ¿para qué? Frenia Rev Hist la Psiquiatr 2001;
1(1):9–36.
18. Morin E. La mente bien ordenada: repensar la forma; reformar el pensamiento. Barcelona: Seix-
Barral; 2000.
9
Capítulo 2
La historia clínica en psiquiatría
Introducción
La historia clínica es el documento e instrumento que recopila información del paciente y
permite al médico establecer un diagnóstico correcto y formular un plan de tratamiento es-
pecífico1,2. La mayoría de errores del facultativo se deben a un buen razonamiento sobre
signos y síntomas mal recogidos y no a la inversa, mal razonamiento sobre signos y síntomas
bien recogidos3.
Antes de iniciar la recolección de datos, ayuda el disponer información del paciente por lo
que amerita el revisar la historia clínica anterior que orienta sobre qué tipo de actitud inicial
debe adoptar el entrevistador o bien alertar sobre eventuales dificultades que pueden presen-
tarse durante el interrogatorio. Es importante conocer si el paciente acudió por sus propios
medios o fue traído por terceras personas4,5.
Es esencial que en el sitio de consulta no existan objetos pesados que puedan ser utilizados
por el paciente contra el entrevistador; así también, el escritorio debe estar ubicado de modo
tal que el profesional sea el primero en salir o que la puerta esté cerca de él. En este contexto,
es recomendable no tener objetos personales que identifiquen al médico con sus gustos, in-
tereses o pasatiempos. Conviene tener un reloj de pared ubicado frente al proveedor de ser-
vicios de salud para que pueda ser discretamente visible al mismo tiempo que le dirige la
mirada al entrevistado4,6.
11
Duración de la entrevista: en consulta ambulatoria, para realizar la historia clínica son ne-
cesarios 45 a 60 minutos para casos nuevos y 30 minutos para los subsecuentes. Deberá
ajustarse el tiempo según el caso y el estado clínico del paciente, ya que una consulta subse-
cuente de un individuo clínicamente estable puede tomar menos tiempo mientras que un
paciente descompensado requerirá más que lo planteado anteriormente 4.
12
posibilidades: a) “he pensado en matarme”, b) “la gente me persigue”, c) “siempre estoy mal
genio”, entre otras.
Enfermedad actual: es el relato cronológico del trastorno que cursa el sujeto al momento
de consultar al facultativo. La evolución de los síntomas y signos del paciente deben identifi-
carse y resumirse de modo organizado y sistemático.
Como guía de referencia, puede utilizarse el texto de semiología que estructura algunas pre-
guntas aplicables a cualquier síntoma (ver cuadro 1)3. Cuanto más detallada sea la enfermedad
actual, más fácil resultará realizar un diagnóstico preciso. Si el paciente ofrece un relato desor-
ganizado con una cronología de eventos confusa o resulta difícil entrevistarlo, debe contac-
tarse a familiares y amigos para aclarar los puntos sensibles y de gran valor diagnóstico 3,7.
13
Punto clave: en la enfermedad actual se explora el último episodio del trastorno mental.
Siempre debe obtenerse información de familiares y/o terceras personas y no quedarse
con la versión del paciente. Utilice siempre un lenguaje técnico y consulte el glosario hasta
que se familiarice con la terminología.
Historia de la enfermedad: estudia cronológico cada uno de los episodios o brotes que
adoleció el paciente, empezando por el más antiguo hasta el más reciente. Es importante
conocer la forma de comienzo, los factores concurrentes (predisponentes, determinantes y
desencadenantes), los tratamientos recibidos (farmacológicos, psicoterapéuticos, terapia elec-
troconvulsiva etc.), ingresos en casas asistenciales, motivo de las recaídas, etc. 1,7.
Historia personal: dentro de las limitaciones de tiempo que tiene el entrevistador y la tole-
rancia del paciente para responder más preguntas, es necesario investigar longitudinalmente
la vida del individuo desde antes del nacimiento hasta la fecha actual. La historia personal en
psiquiatría comprende dos acápites: a) la historia normal (psicobiografía) y b) la historia pa-
tológica o antecedentes patológicos personales1,5,7 (ver gráfico 1).
• Historia personal normal (psico-biografía): bajo el precepto que mientras más de-
talles clínicos se obtengan más fiable será el diagnóstico, se recomienda recopilar todos
los datos posibles para entender el pasado del paciente y relacionarlo con su problema
actual. La historia personal normal resulta de sustancial ayuda en este punto. Para un
mayor entendimiento y no se pierdan detalles se la dividirá arbitrariamente en periodos:
perinatal, principio de la infancia, infancia media, final de la infancia y edad adulta 1,4,7.
Historia perinatal: explora la situación del paciente desde su concepción hasta el naci-
miento; para esto se indaga si el embarazo fue deseado, presencia de infecciones mater-
nas durante el embarazo (TORCH) y estado emocional/físico de la madre al momento
del nacimiento del paciente. Se verificarán eventuales problemas de salud durante el pe-
riodo de gestación como son amenaza de aborto, parto prematuro, pre-eclam-
psia/eclampsia, trauma obstétrico, embrazo de alto riesgo, consumo de alcohol u otras
sustancias.
14
Además, se indaga si el parto fue vaginal o por cesárea, edad gestacional (como referen-
cia el embarazo a término es de 40 semanas), puntaje de Apgar, uso de Kristeller, uso
de fórceps, peso adecuado al nacer, hospitalización del recién nacido, hiperbilirrubi-
nemia, etc.8–10.
Fuente: Sadock Benjamin J, Sadock Virginia A. Kaplan & Sadock: sinopsis de psiquiatría.
10ed. Barcelona: Lippincott Williams & Wilkins; 2009. 1470 p.
Elaboración: autores.
15
Principio de la infancia (del nacimiento a los 3 años de edad): consiste en los tres
primeros años de vida del paciente. Se resaltan los aspectos clave que se deben indagar
sobre este periodo: a) lactancia materna o con biberón, problemas alimentarios; b) desa-
rrollo psicomotor (hitos del desarrollo) como son el desarrollo del lenguaje, desarrollo
motor, ansiedad frente a extraños, ansiedad frente a la separación, presencia de otros
cuidadores en el hogar; c) enseñanza del uso del inodoro; d) problemas de conducta,
succión del pulgar, berrinches, tics, golpes en la cabeza, incontinencia urinaria o fecal,
morderse las uñas, masturbación excesiva; e) rasgos del niño: tímido, inquieto, retraído,
extrovertido1,7.
Infancia media (de los 3 a los 11 años): al abordar la infancia media, debe centrarse
en la identificación de géneros, castigos empleados en casa, quienes aportaron disciplina
e influyeron en la formación del niño. Averiguar las primeras experiencias escolares,
especialmente la tolerancia a la separación de su madre. Incluye información sobre las
primeras amistades y relaciones personales, la capacidad de cooperar con otros niños,
de ser justo, de entender y cumplir las reglas y de desarrollar una consciencia temprana.
16
con los profesores, materias en cada etapa estudiantil, aprovechamiento, conducta, etc.;
debe buscarse ciertos aspectos como aplicación, comportamiento en clases y con sus
compañeros (interactivo) o denotaba aislamiento, retracción o catalogado como “al-
guien raro por los demás”.
17
Historia psicosexual: en mujeres suele describirse como antecedentes gineco-obsté-
tricos e incluyen: a) menarquia, b) fecha de última menstruación FUM, c) número de
embarazos desglosados en partos vaginales, cesáreas, abortos, hijos vivos, hijos falleci-
dos y d) uso de planificación familiar3. A todos los pacientes se preguntará sobe la
orientación sexual (preguntarla, no suponerla), inicio de la vida sexual activa y número
de parejas sexuales hasta la fecha1,3,5.
Historia familiar
Historia familiar no patológica: en este acápite es necesario averiguar detalles como: lugar
que ocupa entre los hermanos, actitud hacia hermanos (líder o seguidor), popularidad social
y participación en actividades de grupo.
Se solicita al paciente que describa a los miembros de su familia y se detalle a quién menciona
primero y a quién omite, trabajo de los progenitores, familiar con quien se lleva. Se indagará
si tiene hijos, a que miembro de la familia cree el paciente que se parece más.
18
Historia familiar patológica o antecedentes patológicos familiares (APF): preguntar
al paciente específicamente sobre parientes con antecedentes de trastornos mentales, some-
tidos a tratamiento, hospitalizaciones, intentos de suicidio o consumo de sustancias psicotró-
picas.
Esta información es importante para el diagnóstico, así como para la planificación del trata-
miento. Por ejemplo, un paciente que presenta un primer episodio de psicosis con una his-
toria familiar de trastornos afectivos puede conducir al entrevistador a sospechar un diag-
nóstico de trastorno bipolar o depresión con síntomas psicóticos en lugar de esquizofre-
nia7,11.
19
Anexo 1: Historia de la enfermedad
Historia de la enfermedad
Comienzo. ___________________________________________________________________
Forma de comienzo. ___________________________________________________________________
Factores concurren- ___________________________________________________________________
tes (predisponentes, ___________________________________________________________________
determinantes y des- ___________________________________________________________________
encadenantes). ___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
Evolución de las ma- ___________________________________________________________________
nifestaciones psico- ___________________________________________________________________
patológicas. ___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
Remisiones, recru- ___________________________________________________________________
descencias, etc. ___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
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___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
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___________________________________________________________________
___________________________________________________________________
Médico tratante
20
Anexo 2: Historia personal
Historia personal
1. Antecedentes evoluti- _____________________________________________________________
vos personales _____________________________________________________________
Estudio sistemático de las
diferentes etapas de desa- _____________________________________________________________
rrollo del individuo, etc. _____________________________________________________________
2. Antecedentes patológi- _____________________________________________________________
cos personales _____________________________________________________________
Acción de los diferentes
agentes patógenos (infeccio- _____________________________________________________________
sos, tóxicos, traumas cranea- _____________________________________________________________
nos, psicotraumas, etc.); _____________________________________________________________
efectos que determinaron. _____________________________________________________________
Enfermedades que adoleció,
curso, gravedad, secuelas, _____________________________________________________________
etc. Hábitos tóxicos, etc. _____________________________________________________________
3. Historia educacional ____________________________________________________________
Inicio Adaptación. Aprendi- _____________________________________________________________
zaje. Aptitudes. Retraso o
suspensión, etc. Relaciones _____________________________________________________________
en el medio escolar, etc. _____________________________________________________________
4. Historia ocupacional y _____________________________________________________________
económica _____________________________________________________________
Actividades laborales. Ini-
ciativa. _____________________________________________________________
Rendimiento Constancia. _____________________________________________________________
Aptitudes. _____________________________________________________________
Capacidades administrativa _____________________________________________________________
y organizativa.
Cambios de trabajo, sus mo- _____________________________________________________________
tivos, etc. _____________________________________________________________
Género de vida anterior y _____________________________________________________________
actual: economía familiar, _____________________________________________________________
vivienda y alimentación, etc.
5. Historia psico-sexual _____________________________________________________________
Menarquia. Menstruación. _____________________________________________________________
Comportamiento sexual. _____________________________________________________________
Noviazgos. Matrimonio. _____________________________________________________________
Vida matrimonial. Embara-
zos. Hijos, etc. Personalidad _____________________________________________________________
del cónyuge. _____________________________________________________________
6. Otros datos _____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
_____________________________________________________________
Apellido paterno Apellido materno Nombres Historia
Médico tratante
21
Anexo 3: Historia familiar
Historia familiar
Búsqueda de factores heredita- ___________________________________________________________
rios e influencias ambientales. ___________________________________________________________
Breve estudio de la personali-
dad de los padres, hermanos y ___________________________________________________________
personas allegadas que han ___________________________________________________________
participado en la formación del ___________________________________________________________
paciente. ___________________________________________________________
Patología familiar (patograma).
Señalar filiación de los infor- ___________________________________________________________
mantes y grado en que pueden ___________________________________________________________
ser creídos. ___________________________________________________________
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Apellido paterno Apellido materno Nombres Historia
Médico tratante
22
Anexo 4: Examen mental
Examen mental
Conducta social _____________________________________________________________
Presentación, reacción al _____________________________________________________________
examen y contacto con el
médico. _____________________________________________________________
Comportamiento en el _____________________________________________________________
curso de la vida cuotidiana. _____________________________________________________________
Reacciones antisociales. _____________________________________________________________
Paciente que coopera: _____________________________________________________________
Esfera cognoscitiva _____________________________________________________________
1) Sensopercepciones. _____________________________________________________________
2) Conciencia. _____________________________________________________________
3) Orientación.
4) Comprensión. _____________________________________________________________
5) Atención. _____________________________________________________________
6) Memoria. ____________________________________________________________
7) Imaginación. _____________________________________________________________
8) Pensamiento.
9) Inteligencia. _____________________________________________________________
Esfera afectiva _____________________________________________________________
10) Grado y adecuación _____________________________________________________________
afectiva. _____________________________________________________________
Esfera conativa _____________________________________________________________
11)Actividad motriz. _____________________________________________________________
12) Lenguaje hablado y mí- _____________________________________________________________
mico. _____________________________________________________________
13) Lenguaje escrito.
14) Lenguaje artístico. _____________________________________________________________
Funciones de relación _____________________________________________________________
15) Relaciones consigo _____________________________________________________________
mismo. _____________________________________________________________
16) Relaciones con los de-
más. _____________________________________________________________
17) Relaciones con las cosas. _____________________________________________________________
18) Patrones de conducta en _____________________________________________________________
el trabajo, sociedad, religión _____________________________________________________________
y política.
_____________________________________________________________
Paciente que no coopera _____________________________________________________________
1) Relación general, movi- _____________________________________________________________
mientos y posturas. _____________________________________________________________
2) Expresión facial y expre-
siones emocionales. _____________________________________________________________
3) Examen bajo narcosis. _____________________________________________________________
_____________________________________________________________
Apellido paterno Apellido materno Nombres Historia
Médico tratante
23
Referencias
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Semiología psiquiátrica. Medicine (Baltimore) 2003; 8(104):5595–601.
24
Capítulo 3
¿Qué es el examen mental?
Introducción
Quien inicia el aprendizaje del examen mental, en cierto modo se parece a un aspirante a
crítico de música. Es decir, todos podemos escuchar y aún disfrutar una sinfonía, sin em-
bargo, el revisar su desempeño en forma profesional requiere de conocimiento, vocabulario
y destrezas especiales. Esto le permite al crítico identificar todos los instrumentos utilizados,
así como la producción armónica individual de cada instrumento y su interrelación con los
demás para lograr el increíble concierto. Así, también le permite determinar el estilo del com-
positor, los temas y los fragmentos de la sinfonía etc.1.
De forma similar, todos pueden conversar con un paciente, pero el conocimiento, vocabula-
rio técnico y la destreza elevan esa conversación al nivel del “examen mental”. Este apartado
y los siguientes pretenden proveer el conocimiento básico y el vocabulario técnico-médico
que se requiere para organizar y describir correctamente el examen mental. Sin embargo, la
adquisición de las destrezas necesarias requiere práctica y perfeccionamiento constante, bajo
la supervisión del profesor1,2.
El examen mental
Un tratamiento exitoso se logra a partir de la completa y objetiva evaluación del paciente a
través del examen mental1,3,4. Esto, junto a la historia clínica, pretenden dilucidar con claridad
signos y síntomas que evidencia el paciente. Si el entrevistador no los ha indagado ocurrirá
lo que David Herbert Richards Lawrence sentenció con su célebre frase: “los ojos no ven lo
que la mente no sabe” Cuando el estudiante se gradúe, como profesional continuará perfec-
cionándose para tratar los síntomas somáticos que acompañan a los síntomas propios de los
trastornos mentales5.
Como se dará cuenta el lector en los siguientes acápites, los signos y síntomas en psicopato-
logía carecen de misterioso o ser extraordinarios, especialmente si se lleva el caso clínico en
forma sistemática según lo recomendado en semiología que se adapta en la psicopatología
de acuerdo a lo que expone en gráfico 11.
25
Punto clave: sistematizar la evaluación del paciente, según lo planteado en el gráfico 1.
El examen mental es la parte objetiva de la evaluación al paciente. Realizar el examen
mental cada vez que se entreviste al paciente.
El examen mental como parte de la historia clínica, es un documento médico legal que puede
ser conocido por un tribunal o por el propio paciente. Constituye una comunicación del
estado del paciente para otros profesionales de la salud, por lo que debe ser cuidosamente
elaborado1,4.
26
La entrevista como medio para obtener información
El examen mental tiene un enfoque clínico más que social. El examinador escucha con aten-
ción lo que le comunican y capta lo que no se dice. El paciente es observado críticamente;
los comportamientos que suelen ser ignorados por cortesía o simplemente no se notan en
situaciones sociales, deben ser apreciados cuidadosamente y luego descritos adecuadamente
en el examen mental1,7,8. Hacer definiciones coloquiales como en los contextos sociales uti-
lizando expresiones tales como “es raro”, es inadecuado y objeto de crítica en el ámbito
clínico1.
Las intervenciones se ajustarán a los distintos tipos de pacientes. Los pacientes paranoides
pueden presentarse suspicaces, temerosos y desconfiados, por lo que es mejor entrevistarlos
en primer lugar y a solas, manteniendo la distancia física y evitando el contacto visual. Los
pacientes dementes pueden no comprender totalmente las preguntas y suelen mostrarse hos-
tiles ante ellas. Las personas deprimidas tienden a ver todo gris y tienen poca motivación para
responder preguntas, por lo que es inevitable direccionar el interrogatorio. Los pacientes
maniacos pueden estar irritables, sarcásticos, inapropiadamente jocosos o con agitación psi-
comotriz1,8.
En ocasiones, los datos útiles no pueden recabarse directamente durante l interrogatorio, por
lo que la información puede inferirse del contexto y del comportamiento del paciente; por
ejemplo, un paciente que alucina puede no describir su fenómeno sensoperceptivo pero el
examinador sospechará si el usuario hace soliloquios o desvía la mirada hacia un rincón de la
habitación como si observara algo8.
27
Gráfico 2. Componentes del examen mental.
Fuente: Trzepacz Paula T, Baker Robert W. The psychiatric mental status examination. New York:
Oxford University Press; 1993. 202 p.
Goldman Howard. Review of general psychiatry. 5d. United States of America:McGraw-Hill; 2000.
704 p.
Elaboración: autores.
28
Referencias
1. Trzepacz PT, Baker RW. The psychiatric mental status examination. New York:Oxford University
Press; 1993. 202 p.
2. Oyebode F. Sims’ symptoms in the mind: textbook of descriptive psychopathology. 5ed. Lon-
dres:Saunders; 2015. 388 p.
3. Taylor MA. The neuropsychiatric mental status examination. Nueva York: Pergamon Press; 1981.
508 p.
4. Hernández Ribas R, Crespo Blanco JM, Menchón Magriñá JM. Historia clínica en psiquiatría.
Semiología psiquiátrica. Medicine (Baltimore) 2003; 8(104):5595–601.
5. Richards Lawrence DH. El amante de Lady Chatterley. Buenos Aires:Imaginador SA; 2001.
6. Jarne Esparcia A, Talarn Caparrós A, Armayones Ruiz M, Horta I Faja E, Requena Varón E.
Psicopatología. Barcelona:Editorial UOC; 2006. 337 p.
7. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
8. Goldman H. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America:McGraw-Hill; 2000.
704 p.
29
Capítulo 4
Presentación del paciente
Introducción
El examen mental comienza desde el mismo momento en que el examinador ve al paciente,
con la así llamada presentación. La evaluación inicia, incluso, antes de hacer la entrevista (se
debe prestar atención al nivel de vigilia, interacciones del paciente con otros mientras está en
su cama, en la sala de espera, tomando turno, etc.) y continúa durante toda la consulta 1. La
presentación comprende las características físicas que tiene el paciente, incluyendo hábitos
corporales, discapacidades o anormalidades físicas, vestimenta, limpieza, uso de cosméticos,
entre otros. Orienta sobre el estado de ánimo, edad, estado cognitivo, crítica de su condición,
psicomotricidad, entre otras cosas. Los detalles apreciados deben anotarse con cuidado en la
primera sección del informe del examen mental, de modo tal, que una tercera persona sea
capaz de reconocer al paciente por la descripción sin tener que haberlo visto1,2. En el gráfico
1 se describen los puntos principales que debe incluirse cuando se habla de presentación.
Fuente: Trzepacz Paula T, Baker Robert W. The psychiatric mental status examination. New
York: Oxford University Press; 1993. 202 p.
Elaboración: autores.
Edad
¿La edad aparente concuerda con la edad real? Para esto debe observarse detalles como el
corte y color del cabello (canas, calvicie), condición de la piel, forma de vestir, etc. Pacientes
que aparentan ser mayores a su edad real pueden tener una enfermedad médica crónica,
abuso de alcohol, tabaquismo, depresión, probablemente trabajan todo el tiempo en la calle
31
o no tienen hogar1,2. Algunos pacientes pueden intentar deliberadamente aparentar poseer
mayor o menor edad, así un adolescente intenta parecer mayor o una persona de mediana
edad con rasgos histriónicos no acepta el proceso de envejecimiento y aparenta ser más jo-
ven1,3.
Una descripción de uso común es “la edad aparente concuerda con edad real” o también
puede describir la apariencia directamente con el término técnico (si existe) “prepuberal”,
“adulto joven” o “adulto mayor”1.
Posición y postura
La posición se refiere a la ubicación del cuerpo del sujeto en el espacio, es decir, un individuo
puede estar en decúbito supino, sentado, de rodillas etc. En el hospital, los pacientes ingre-
sados suelen estar en decúbito supino, tal vez con algún tipo de tracción o restricción física;
en consulta externa, es más común que los usuarios estén sentados 2,4,5.
La postura se refiere a la disposición de las partes del cuerpo de una persona, por ejemplo,
con las piernas cruzadas, apoyando los brazos en forma de jarra etc. Mantener los brazos y
las manos fuertemente cruzados contra el cuerpo puede indicar ansiedad mientras que los
brazos descansando sobre el respaldo de los muebles sugieren confianza o incluso arrogan-
cia1,5.
La posición y postura son importantes indicios no verbales del estado de ánimo del paciente;
un paciente encorvado en su silla con la cabeza colgando y los ojos mirando hacia abajo suele
indicar una sintomatología depresiva. Un cambio brusco en la postura del paciente puede
reflejar su respuesta emocional subyacente al tema de conversación, etc. 1,2.
El examinador debe fijarse en el peinado, limpieza, cuidado de uñas, vello facial, ropa, higiene
oral y olor corporal. Un aspecto descuidado o sucio puede indicar depresión, esquizofrenia,
demencia o puede ser una señal de que el paciente no tiene interés en lo que piense el exa-
minador o es resistente a la idea de lo vea un profesional de la salud. Pacientes con ropa
cuidadosamente planchada o exageradamente pulcra al vestir, pueden indicar rasgos obsesi-
vos. El uso de ropa que parece incongruente con el sexo del paciente puede dar pistas de su
identidad de género. El empleo de maquillaje extraño a menudo indica psicosis (por ejemplo,
el lápiz labial que cubre irregularmente solo el labio inferior)1,2,5.
32
Los cambios en el cabello pueden expresar: alteraciones nutricionales, exposición a radia-
ción/quimioterapia o tricotilomanía. Los cortes de cabello extravagantes podrían indicar ras-
gos histriónicos o psicosis. Afeitarse la cabeza, a veces, puede estar relacionado con rebeldía
en adolescentes. La decoloración y quemaduras de los dedos son comunes en fumadores1.
Al redactar los hallazgos, debe tomarse en cuenta que la descripción sea neutra, por ejemplo,
"cabello largo con uñas largas y sucias", o "lleva un calcetín verde en un pie y sin calcetín en
el otro" o "ropa raída y rasgada"; no es apropiado escribir "se ve como un hippie" o "su ropa
es barata"1,5.
Contacto visual
El grado de contacto visual que hace el paciente con el examinador indica a menudo el nivel
de comodidad durante la entrevista; personas suspicaces pueden evitar el contacto visual, al
igual que aquellos con rasgos evitativos o cuando quieren negar la situación o sus emociones.
En algunas culturas como la islámica, se considera grosero el contacto visual directo; los
pacientes hostiles pueden poner nervioso al examinador, mientras que los pacientes confusos
o con discapacidad intelectual pueden mirar fijamente por falta de conciencia de sí mismos.
Los pacientes deprimidos, a menudo, miran hacia abajo; pacientes que alucinan pueden mirar
en direcciones inesperadas1,2.
Características físicas
Es necesario enfocarse en características físicas como tatuajes, marcas de agujas, cicatrices,
automutilaciones (comunes en los antebrazos anteriores), lesiones de la piel o manchas, mar-
cas faciales inusuales, obesidad o delgadez, sudoración, discapacidades y miembros ampu-
tados. Si la característica física es inusual, es mejor pregunte al paciente sobre el hallazgo en
lugar de ignorarlo por “delicadeza social”1,5,6.
Facies
En algunos trastornos, la expresión facial puede transmitir información sobre la afectividad
del paciente. Tales expresiones podrían incluir tristeza, felicidad, enojo, sorpresa, aburri-
miento, irritabilidad, desorientación, ansiedad, dolor, etc.1,7.
Actitud
La actitud se aprecia en el contexto de la interacción entre paciente y examinador. Esta puede
influir en el contenido y la validez de la información obtenida; se forma mientras se realiza
la entrevista1.
La actitud incluye a las expresiones faciales, postura, integridad de las respuestas, tono de
voz, voluntad de cooperar, grado de atención, grado de evasión a las respuestas, fantasías y
deseos del paciente. En el informe escrito del examen mental, el paciente puede ser descrito
como colaborador, preocupado, suspicaz, arrogante, sarcástico, amenazante, hostil, impa-
ciente, infantil, etc.1,8.
33
Ejemplo al redactar el acápite “Presentación”
Paciente traída por hermana, su edad aparente concuerda con edad real, permanece en posición
sentada con postura encorvada y la cabeza colgada, las manos entrelazadas y los pies cruzados. Está
vestida con ropa informal sin planchar, el cabello desarreglado, aspecto desaliñado, mira hacia el
piso la mayor parte de la entrevista. Facies de tristeza con omega melancólica (comisuras labiales
hacia abajo (similar a la letra griega Ω) y pliegue de veraguth (pliegues desde la frente al ángulo
interno del ojo). Su actitud es colaboradora.
Referencias
1. Trzepacz PT, Baker RW. The psychiatric mental status examination. New York:Oxford University
Press; 1993. 202 p.
2. Taylor MA. The neuropsychiatric mental status examination. Nueva York: Pergamon Press; 1981.
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6. Hernández Ribas R, Crespo Blanco JM, Menchón Magriñá JM. Historia clínica en psiquiatría.
Semiología psiquiátrica. Medicine (Baltimore) 2003; 8(104):5595–601.
7. Guarderas Carlos, Peñafiel Wilson, Arias V, Dávalos H, Vásquez G. El examen médico: texto de
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8. Poole R, Higgo R. Psychiatric interviewing and assessment. Cambridge:Cambridge University
Press; 2006. 228 p.
34
Capítulo 5
Psicomotricidad
Introducción
El comportamiento motor del sujeto en su parte externa, es decir la forma de moverse; los
gestos, posiciones y posturas constituyen lo que se llama psicomotricidad. Si bien, todo indi-
viduo tiene aspectos que podrían incluirse dentro de la psicomotricidad, la vinculación entre
esta y los factores psicológicos es más evidente cuando las personas padecen trastornos men-
tales1,2.
A modo didáctico, estas alteraciones pueden considerarse desde dos perspectivas: a) como
signos neurológicos de naturaleza orgánica y que representan disfunciones de estructuras y
circuitos que gobiernan la psicomotricidad o b) considerar a las manifestaciones como reflejo
de actitudes y procesos psicológicos. Aunque esta división puede tener su vertiente utilitaria
(v.gr. el explorar al paciente facilita determinar si las alteraciones psicomotoras observadas
corresponden a un trastorno de naturaleza neurológica o psicopatológica). El estudio de la
psicopatología de la motricidad abarca la actividad motora que se refleja en la actitud, gestos,
mímica y movimientos, tanto aislados como combinados, voluntarios o involuntarios, del
humano1–3.
Semiología de la psicomotricidad
Las alteraciones de la psicomotricidad se pueden estructurar desde el punto de vista cuanti-
tativo y cualitativo como lo representa el gráfico 1.
Alteraciones cuantitativas
Agitación psicomotora: estado de marcada inquietud psicomotora con evidencia de au-
mento incontenible de la motilidad y sensación de tensión interna. El paciente se mueve
constantemente sin objetivo o bien mueve sus miembros sin desplazarse; puede empujar
todo aquello que se le pone por delante, está hipoproséxico, grita, chilla, lloriquea o ríe. La
intensidad varía de leve (inquietud psicomotora) hasta la agitación psicomotora propiamente
dicha que puede llegar a la autoagresión o heteroagresión2,3. La agitación no constituye per se
un diagnóstico, es una manifestación de un posible trastorno y la causa puede ser primaria
(en los trastornos psicóticos) o secundaria a daños del encéfalo (tumores cerebrales, accidente
cerebrovascular, enfermedades sistémicas y trastornos que multiorgánicos o multisistémi-
cos2–4.
Otro grupo importante de agentes químicos que pueden ocasionar agitación secundaria se
debe al consumo de sustancias, así, el síndrome de abstinencia o la intoxicación por alcohol,
cocaína, anfetaminas o fenciclidina. Todos los fármacos que pueden producir síndrome con-
fusional (delirium) también pueden manifestarse con agitación psicomotora 3,5–7.
35
Inhibición psicomotora: es el enlentecimiento de la actividad mental y motora, expresada
por una mayor latencia en las respuestas, disminución de la velocidad del pensamiento, dis-
minución de la velocidad del habla y menor actividad motora espontánea, así como también
menor expresividad y reducción en la mímica (hipomimia y amimia)3. La encefalitis, la enfer-
medad de Huntington, los tumores cerebrales o la enfermedad de Parkinson pueden cursar
con notable enlentecimiento psicomotor; otra causa es la intoxicación por benzodiacepinas
y barbitúricos8. En la depresión grave, puede detectarse retardo psicomotor que puede llegar
a inhibición psicomotora completa, donde es común observar la denominada facie en forma
de “omega”, por la similitud con la letra griega, a nivel de las comisuras labiales 2,3,6.
Alteraciones cualitativas
Negativismo: actitud de oposición del paciente ante cualquier movimiento que se le ordene.
Puede existir un negativismo pasivo donde la resistencia no es activa (mantiene los ojos ce-
rrados ante las preguntas) y un negativismo activo en el que el paciente muestra una resisten-
cia y oposición haciendo incluso lo contrario de lo que se les pide2,3.
36
Catatonía: asunción voluntaria de una postura rígida, en la cual, el sujeto se resiste a todo
esfuerzo de ser movido. En su definición original, una característica relevante fue la presencia
de rigidez catatónica, por la cual el paciente mantiene fija la postura, de forma continuada,
con rigidez muscular asociada y resistente al cambio. El paciente se mantiene en vigilia, aun-
que inmóvil y parece ser indiferente al entorno. En general, se asocia con negativismo y en
algunos casos, con obediencia automática. Clásicamente, los estados catatónicos con rigidez
muscular se atribuyen a formas específicas de esquizofrenia (esquizofrenia catatónica) 2,3,7.
La estereotipia puede parecerse a un tic, diferenciándose por presentar un carácter más in-
tencional sin finalidad expresa, aunque recuerda movimientos con finalidades concretas in-
clusive simples; el tic (un parpadeo) denota un movimiento repetitivo, simple y no intencional
(se considera como un movimiento involuntario). Además, las estereotipias suelen tener un
movimiento más rítmico2,3,6,7.
Ecopraxia: imitación de movimientos y gestos que realiza la persona a la que el paciente está
observando2,3,5.
37
de la conciencia y por tanto no se orientan a una intencionalidad. La persona realiza los
movimientos independientemente de lo ajustado que sea al entorno y sin recordar el episodio.
El parkinsonismo puede ser causado por una gran variedad de enfermedades, pero destaca
en psiquiatría la inducción de fármacos, principalmente antipsicóticos típicos con alta acción
antagonista de receptores dopaminérgicos3,10.
Distonía: contracción tónica involuntaria de un grupo muscular que provoca una postura
anormal sostenida; inicialmente, las contracciones pueden ser intermitentes y pueden afectar
a grupos musculares variados. Puede ser idiopática o asociada a otros trastornos neurológicos
como la enfermedad de Parkinson, enfermedad de Wilson o intoxicación por monóxido de
carbono, entre otras causas3,5,13.
Frecuentemente las distonías son secundarias al uso de fármacos bloqueadores de los recep-
tores de dopamina. Suele aparecer de forma brusca a las pocas horas o días de iniciar el
tratamiento o aumentar la dosis de una medicación antipsicótica; por el bloqueo de los re-
ceptores dopaminérgicos, el tratamiento suele combinarse con la administración de anticoli-
nérgicos (biperideno)3,10,11.
Las distonías agudas más típicas producen contracciones musculares que afectan al cuello
(tortícolis); también son comunes las que afectan a la lengua (distonía lingual), la mandíbula
38
o las que provocan desviación de la mirada hacia arriba (crisis oculogiras). En ocasiones,
pueden producir espasmos de los músculos paraespinales, lo que ocasiona opistótonos 3,11.
39
vocales, pueden ser simples o complejos; son variados y en ocasiones las formas son transi-
torias y se exacerban con el estrés. Como ejemplos de tics simples se señalan a los parpa-
deos, guiños o muecas faciales, carraspeos de la voz, tos e inspiraciones. Los tics complejos
más frecuentes pueden ser gestos faciales, gestos relacionados con el aseo, saltar, tocar, repe-
tir palabras o frases fuera de contexto, la coprolalia (uso de palabras socialmente inaceptables
y a menudo obscenas), palilalia (repetición de los propios sonidos o palabras) y ecolalia (re-
petición del sonido, palabra o frase acabados de oír). El trastorno de Gilles de la Tourette
cursa con tics motores vocales. También pueden aparecer como consecuencia del uso de
fármacos (levodopa) o de forma secundaria a otras enfermedades neurológicas (postencefa-
lítica, intoxicación por monóxido de carbono)3,11,13.
Trastornos de la mímica
La mímica es un tipo de expresión o comunicación no verbal (a veces descrita en lenguaje)
en la que se recurre a gesticulaciones y movimientos corporales para transmitir ideas, senti-
mientos y emociones2,6,14.
Fuente: Mesa Cid Pedro J. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide; 2004.
287 p.
Elaboración: autores.
Hipomimias: abarcan desde la escasez de gestos hasta la inmovilidad completa con la mi-
rada fija en un objeto o en el vacío. Se observa en la demencia y retraso mental profundo 2,13.
40
Las alteraciones cualitativas o dismimias reflejan una contradicción entre la expresión
facial-gestual y los contenidos psicoafectivos. Pueden ser de dos tipos:
• Paramimias o mímicas discordantes: existe discordancia entre la expresión verbal y
la facial traducida en una alteración de la utilización de los gestos que no corresponden
a las ideas ni a los sentimientos. No se refleja el verdadero estado de ánimo, como ocurre
en la esquizofrenia2,3,11.
Punto clave
En psicomotricidad se empieza como en todas las funciones, por las alteraciones de tipo cuantitativo
(inhibición o agitación psicomotriz), luego se identifican las de tipo cualitativo (en este punto ya se
dispondrá de la mayor parte sus componentes evaluados, pues esta función se explora desde el
primer contacto con el paciente). Relatar si existe akinesia, hiperkinesia, retardo psicomotor, tem-
blores, balismo, distonías, tics, manierismos, estereotipias y actos compulsivos.
Para explorar esta función mental se observará como es el comportamiento del paciente desde la
primera oportunidad; es decir en la ambulancia, sala de espera, en ventanilla, en consulta etc.
Referencias
1. Oyebode F. Sims’ symptoms in the mind: textbook of descriptive psychopathology.
5ed. Londres: Saunders Ltd; 2015. 388 p.
2. Mesa Cid PJ. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide;
2004. 287 p.
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vier; 2015. 688 p.
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quiatría. Semiología psiquiátrica. Medicine (Baltimore) 2003; 8(104):5595–601.
5. Goldman H. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America:McGraw-
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University Press; 1993. 202 p.
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13. Kaufman DM. Clinical neurology for psychiatrists. 6ed. Philadelphia: Saunders; 2007.
662 p.
1. Hales RE, Yudofsky SC, Gabbard GO. Tratado de psiquiatría clínica. 5ed. Barcelona:
Elsevier; 2009.
42
Capítulo 6
Conciencia
Introducción
Función común a todos los animales, siendo la auto-conciencia única en los seres humanos.
A modo de concepto, la conciencia es el complejo procesamiento de la información (interna
y externa) que sucede en un espacio de trabajo global; de manera más sencilla, es la capacidad
del organismo para conocer sus propias experiencias y las de su entorno junto a la posibilidad
de percatarse de la realidad tanto externa como interna1,2.
Semiología de la conciencia
De estos antecedentes se desprende que la conciencia es la primera función a ser evaluada ya
que si está afectada, el resto de funciones mentales se alteran. La conciencia intacta constituye
la base de un funcionamiento psíquico correcto1,4,5. La conciencia se explora por observa-
ción, durante la entrevista y finalmente por exploración complementaria (por ejemplo, me-
diante el electroencefalograma5. Para fines didácticos, la conciencia abarca dos dimensiones:
1. Conciencia de lo que es externo al individuo, es decir, la capacidad para captar el mundo
externo.
2. Conciencia del yo o capacidad para captar el mundo interno y poseer el sentido de inte-
gridad1,5.
Vigilia, estado de vigilia, nivel de alerta, arousal: es el estado del que depende que el
individuo sea consciente o no del mundo que le rodea y de lo que sucede al interior de la
persona1,5. (5,1). Las alteraciones de la vigilia pueden ser cuantitativas en mayor grado (hiper-
vigilia) o menor grado (hipovigilia)1,4,5.
La hipervigilia es el grado elevado del nivel de vigilia que se presenta con ansiedad, alta ca-
pacidad de respuesta a los estímulos y análisis constante del entorno en busca de amenazas 5.
La hipovigilia evidencia una disminución del grado de vigilia y puede tener varios niveles
que van desde una alteración superficial hasta la más profunda:
43
• Coma: ausencia total de respuesta a estímulos externos o internos, incluso los más in-
tensos; manifiesta ausencia de conciencia1,6,8.
Fuente: a) Goldman Howard. Review of general psychiatry. 5d. United States of America: McGraw-
Hill; 2000. 704 p. b) Vallejo Ruiloba Julio. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona:
Elsevier; 2015. 688 p.
Elaboración: autores.
44
Recordar estos estados y diferenciarlos en detalle puede resultar difícil por lo que existe una
alternativa viable utilizando la escala de coma de Glasgow que proporciona un criterio gra-
duado del nivel de alteración de la conciencia, basándose en la apertura de los ojos, las reac-
ciones verbales y motoras a diversos estímulos9. La escala oscila desde tres puntos para coma
profundo hasta 15 para el estado de vigilia adecuado; es ampliamente utilizada en el ámbito
hospitalario ya que a más de valorar el estado de conciencia predice la categoría de recupera-
ción en el caso de una lesión cerebral traumática6,9.
Campo de conciencia
Es el área en la cual la percepción, atención, memoria y otras funciones psíquicas básicas se
articulan para ordenar la realidad que debe encuadrarse en el espacio de la representación del
individuo5. El estrechamiento de la conciencia es una verdadera retracción del campo de
la conciencia, con lo que una parte de la personalidad y sus manifestaciones psíquicas quedan
inactivas y a la vez, la conciencia del mundo exterior queda reducida a un campo sumamente
estrecho. En estos casos, la personalidad conserva algunas actividades en el orden motor
pero la memoria no fija absolutamente nada1,5.
45
muestra indiferente a la parte del cuerpo alterada o niega que esté ahí. Cuando se le
enfrenta a la situación, niega la evidencia1,5,8.
• Asterognosia: incapacidad para reconocer los objetos a través del tacto; ocurre ante
lesiones del cuerpo calloso1.
• Desrealización: vivencia del individuo que percibe al ambiente externo como irreal o
que ha cambiado; es frecuente en estados disociativos. La despersonalización y la des-
realización ocurren juntas y tal vez deriven del mismo fenómeno1,10.
Punto clave
Explorar esta función en primera instancia; se utiliza la escala de coma de Glasgow (ECG) que
describe con precisión el nivel de vigilia (es más común en el hospital utilizar el nivel de hipovigilia
o conciencia según la ECG que con los niveles psicopatológicos). A continuación si existen, se
describen las alteraciones cualitativas.
Referencias
1. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Else-
vier; 2015. 688 p.
46
47
Capítulo 7
Atención y orientación
Introducción
Al entrevistar a un paciente por primera vez, es necesario evaluar formalmente la atención y
orientación. En entrevistas posteriores, se procurará realizar las mismas preguntas con las
que se evaluó la primera vez1.
Atención
Es el proceso mediante el cual, el individuo centra la conciencia a un estímulo específico, es
decir, enfoca la conciencia a un determinado sector de la realidad. Siguiendo la analogía de la
conciencia, si ésta era el escenario, la atención es el reflector que en medio de la oscuridad
enfoca con su luz al solista1–3.
Fuente: a) Goldman Howard. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-
Hill; 2000. 704 p. b) Trzepacz Paula T, Baker Robert W. The psychiatric mental status examination.
New York: Oxford University Press.; 1993. 202 p.
Elaboración: autores.
Alteraciones cuantitativas
Aprosexia: es el grado máximo de hipoprosexia; consiste en la reducción extrema de la ca-
pacidad atencional o abolición de la misma1,3.
49
Hipoprosexia: atención disminuida; es una constante fluctuación de la atención que se ma-
nifiesta en el paciente porque pasa de un objeto a otro sin que se fije especialmente en alguno.
Negligencia de la atención
Se encuentra asociada a los siguientes síndromes:
Apatía: dificultad para mantener la atención ante estímulos. El sujeto es incapaz de mante-
nerse ajeno a estímulos externos cuando está involucrado a una determinada tarea 1,5.
50
Alteraciones cualitativas
Paroprosexia: atención desviada. Es una falla en la estabilidad de la atención que se carac-
teriza por una constante fluctuación ante diversos estímulos, tanto externos o internos, pro-
duciéndose cambios constantes en su focalización1,6.
Punto clave
Se debe indicar si existe o no atención; pueden existir variaciones durante la entrevista. Se observará
si el paciente mantiene el contacto visual y comprende lo que se le dice. Utilice la prueba de los 3s
o de los 7s.
Orientación
Función que permite al sujeto comprender cada uno de los instantes de la vida en relación al
pasado, presente y futuro, así como determinar con precisión su ubicación en relación a los
espacios que lo rodean y al contexto situacional.
Orientación alopsíquica temporal: el individuo tiene noción del tiempo que trascurre y
mantiene un registro ordenado de vivencias en el tiempo y además tiene la capacidad de
evocar situaciones vivenciales relacionándolas unas a otras en una secuencia determinada
(construcción del pasado).
Desde el presente miramos el pasado y por extrapolación podemos anticipar algún grado el
futuro. Gracias a este tipo de orientación, el sujeto sabe la fecha, día, momento del día, año,
estación del año, etc.4
Este tipo de orientación permite saber en qué lugar se encuentra: país, ciudad, barrio, calle,
inmueble (casa, hospital, etc.) en un momento determinado1,4,8.
51
Semiología de la orientación
Desorientación parcial: alteración en el cual el sujeto se orienta parcialmente. Su ubicación
temporoespacial es insegura e inconstante. Se afecta en mayor medida la orientación tempo-
ral respecto a la espacial. Cuando la orientación autopsíquica está afectada, habitualmente
está comprometida la orientación temporoespacial4,9.
Punto clave
Si el paciente está orientado, basta con escribir “orientado auto y alopsíquicamente”. En el caso de
existir una alteración puntual, se debe desglosar si el paciente está orientado en el tiempo pero
desorientado en espacio y lugar, orientado en persona.
• Para la valoración autopsíquica preguntar ¿Cómo se llama usted? (datos de filiación).
• Para la valoración alopsíquica en tiempo, preguntar ¿qué fecha es el día de hoy? (día, mes y
año).
• Para evaluar la esfera alopsíquica en espacio, preguntar ¿En dónde estamos o, en qué lugar
estamos?
Referencias
1. Mesa Cid PJ. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide; 2004. 287
p.
2. Trzepacz PT, Baker RW. The psychiatric mental status examination. New York: Oxford Uni-
versity Press; 1993. 202 p.
3. Alarcón RD, Mazzoti G, Nicolini H. Psiquiatría. 3ed. Washington: Organización Panamericana
de la Salud; 2012. 1131 p.
4. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
5. Delgado H. Curso de psiquiatría. 6ed. Lima: Universidad Cayetano Heredia. Fondo Editorial;
1993. 458 p.
6. Toro Greiffenstein RJ, Yépez Roldan LE, Palacio Acosta CA. Fundamentos de medicina: Psi-
quiatría. 5ed. Medellín: Corporación para Investigaciones Biológicas; 2010. 587 p.
7. Hernández Ribas R, Crespo Blanco JM, Menchón Magriñá JM. Historia clínica en psiquiatría.
Semiología psiquiátrica. Medicine (Baltimore) 2003; 8(104):5595–601.
8. Oyebode F. Sims’ symptoms in the mind: textbook of descriptive psychopathology. 5ed. Lon-
dres: Saunders; 2015. 388 p.
52
9. Jarne Esparcia A, Talarn Caparrós A, Armayones Ruiz M, Horta I Faja E, Requena Varón E.
Psicopatología. Barcelona: Editorial UOC; 2006. 337 p.
10. Goldman H. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-Hill; 2000.
704 p.
53
Capítulo 8
Pensamiento
Introducción
El pensamiento es una función mental de primer orden, propia del humano que le permite
formar ideas o conceptos (captar la esencia de los fenómenos y los objetos a que se refieren),
la formación de juicios (relación entre dos o más conceptos) y la deducción de conclusiones
o nuevos juicios.
En este sentido, la idea o concepto constituye el elemento básico del pensamiento y repre-
senta a un objeto o constructo mental1,2. El pensamiento permite reflexionar, juzgar y realizar
abstracciones, que facultan la toma de decisiones a la hora de solucionar problemas1.
I. Alteraciones cuantitativas
Trastornos del curso del pensamiento
Bradipsiquia o pensamiento inhibido: flujo del pensamiento escaso o retardado, que se
manifiesta por un discurso más lento de lo normal. El paciente habla poco y da la impresión
que le cuesta pensar. Existe aumento del período de latencia de la respuesta, sin embargo, no
tiene por qué coexistir simplismo argumental.
55
Gráfico 1. Alteraciones del pensamiento.
Fuente: a) Goldman Howard. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-
Hill; 2000. 704 p. b) Vallejo Ruiloba Julio. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona:
Elsevier; 2015. 688 p.
Elaboración: autores.
Bloqueo del pensamiento: es la interrupción súbita del curso del pensamiento antes de
completar una idea, sin que exista razón que lo justifique, al menos para el observador ex-
terno. Se manifiesta por una parada en el discurso, perdiéndose la idea directriz. El paciente
puede referir incapacidad para recordar lo que estaba diciendo o lo que quería decir. Se pre-
senta en la esquizofrenia e incluso, en sujetos normales ante situaciones de ansiedad 2–4.
56
saltígrado) e incluso pueden aparecer asociaciones de ideas por asonancia de palabras (el solo
sonido de una palabra provoca una asociación con otra palabra que es fonéticamente pare-
cida) o por cambio en el sentido de una palabra o también por estímulos externos (mobiliario
de la habitación, etc.). Se asocia frecuentemente a taquipsiquia y aparece en los episodios
maníacos1–3.
Asociación laxa de ideas: existe interrupción de la conexión lógica entre las ideas y el sen-
tido general de la dirección del pensamiento. Existe un deslizamiento constante de un tema
a otro, pero las frases individuales pueden ser claras y con sentido, sin embargo, las ideas se
escabullen unas de otras. Se dicen cosas yuxtaponiéndolas sin una adecuada conexión entre
ellas. El lenguaje resultante denota falta de cohesión y el contenido final del discurso puede
no estar relacionado con la pregunta formulada al principio2,7.
57
e irrelevantes, con múltiples incisos y comentarios aclaratorios y evidentes dificultades para
llegar hasta la idea final2,9.
Ideas fijas: son ideas que pueden ser falsas pero son corregibles y reversibles, de manera
pueden modificarse con un razonamiento adecuado a diferencia de la ideación delirante. El
sujeto no las siente como extrañas o patológicas, carecen de gran carga afectiva sobreañadida
y con frecuencia aparecen en la vida diaria, generalmente por falta de información o por
información ambigua sobre el tema al que responde la idea1,2.
Ideas delirantes
Delusión, delirio o idea delirante: idea falsa e irreductible que es mantenida firmemente a
pesar de la evidencia que la contradice y el hecho que otros miembros del grupo cultural no
la compartan. Se caracterizan por: a) creencia falsa o equivocada, b) es fija y persistente, c) es
incorregible e irreductible a una argumentación lógica, d) aparece sin estímulo externo apro-
piado, e) no es influenciable por la experiencia (convicción), f) se establece por vía patológica
y no se explica por valores sociales, culturales, religiosos o de pertenencia a ningún grupo, y
g) es incomprensible psicológicamente y no deriva de otros síntomas o sucesos de la vida
cotidiana2,7,9.
Temática delirante
Existe una amplia gama de delirios; se exponen los más importantes, algunos con sus epóni-
mos.
Delirios de referencia o de autorreferencia: creencia de que la conducta de otras personas
se refiere al paciente, por lo que pueden existir significados ocultos relacionados con el sujeto
58
en cualquier suceso cotidiano. Así, las acciones de los demás que en condiciones normales
son de carácter neutro, tienen un nuevo significado referido para el paciente considerándolas
incluso amenazadores1,2,9.
Delirio de persecución: la persona cree firmemente que existe una conspiración contra él
o que está siendo perseguido por personas o alguna fuerza externa que intenta causarle daño,
lesiones físicas, pretendiendo matarle, etc. El paciente se siente acosado, perseguido, perju-
dicado e incluso puede creer que su vida está en peligro2,9,11.
Delirio de ruina: creencia de que las posesiones materiales se han perdido; el paciente ase-
vera que él y su familia están totalmente arruinados y en la más absoluta pobreza. Es también
un síntoma frecuente en la depresión grave2.
Delirios religiosos o místicos: el contenido del delirio es de temática religiosa. Debe dife-
renciarse de experiencias religiosas normales que no cumplen las características propias de la
ideación delirante. En el delirio mesiánico, el paciente cree estar predestinado a cumplir mi-
siones redentoras, por designio divino, por creerse líder universal o autocalificarse como un
ser espiritual asumiendo su divinidad1,2,9.
Difusión o divulgación del pensamiento: el sujeto cree que sus pensamientos se difunden
fuera de su mente y pueden ser captados por otros. El paciente asume que los demás saben
lo que él piensa. Es una experiencia pasiva que experimenta el paciente sin ser deseada. En
esta entidad nosológica, el paciente puede también referir sonorización del pensamiento per-
cibiéndolo de forma verbalizada1,2.
Inserción del pensamiento o imposición del pensamiento: el sujeto cree que sus pensa-
mientos son ajenos y le fueron insertados por mecanismo distintos como telepatía, teléfonos,
ordenadores, etc., de manera que está pensando lo que él no desea sino lo que otros quieren
que piense1,2,10.
Lectura del pensamiento: el paciente aduce que los demás conocen sus pensamientos o
pueden leer su mente1,2.
59
significativas en su vida como son sus familiares fueron sustituidos por dobles exactos, que
asumen sus roles y se comportan de forma similar al original. Al ver a la persona que es
conocida, piensa ella no es realmente quien parece ser sino un impostor que ocupó su lugar.
Se trata de una falsa identificación y aparece en algunas enfermedades como la esquizofrenia
y en trastornos mentales orgánicos2,6,12.
60
Delirio megalomaníaco o de grandeza: el paciente tiene una idea exagerada de sus capa-
cidades; considera que tiene habilidades o poderes especiales, posee bienes, que es una per-
sona muy importante, puede considerarse autor de descubrimientos e inventos importantes,
tiene el poder de curar el cáncer, logró el movimiento continuo de un artilugio, construyó
vehículos fantásticos, etc. Es propio de los episodios maníacos y se detecta en algunos tipos
de esquizofrenia1,2,6,11.
Punto clave
El pensamiento se evalúa a través del lenguaje (usualmente oral) y sus componentes. Es fácil con-
fundirse en este punto; cabe recordar que pensamiento, lenguaje y habla son distintos y tienen por
la tanto diferentes alteraciones. En cuanto al curso del pensamiento, se determina si el paciente
evidencia taquipsiquia, bradipsiquia o bloqueo (basta escuchar como es el lenguaje oral del paciente
desde que empieza la consulta para notarlo).
El proceso de pensamiento o estructura se evaluará de acuerdo al tipo de respuestas que paciente
proporcione; según estas, verificar si existe asociación laxa de ideas, fuga de ideas, disgregación,
tangencialidad, perseveración etc.
En el contenido del pensamiento es importante valorar las ideas o creencias (delirantes y no deli-
rantes). En relación a las ideas delirantes, durante la enfermedad actual e historia de la enfermedad,
los familiares refieren pistas como “lo traemos porque mi hermano cree que la gente habla mal de
él y confabulan en su contra”, “la gente es mala y trata de perjudicarme todo el tiempo”, “están
persiguiéndome agentes de la CIA”. En este contexto, debe aclararse si dispone de pruebas y si a
pesar de contrastarlas con la realidad, las ideas del paciente se modifican o persisten. En ocasiones,
los familiares confirman la ausencia de evidencias de lo que el paciente cree.
Si el paciente no tiene ideas delirantes, se indaga al paciente sobre ideas de suicidio; si es afirmativa
la respuesta, preguntar al paciente si ¿ha pensado morir o matarse? o si ¿tiene un plan o tiene los
detalles del mismo?, calificando a las ideas como obsesivas u homicidas.
Referencias
1. Mesa Cid PJ. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide; 2004. 287 p.
2. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
3. Goldman H. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-Hill; 2000.
704 p.
4. Toro Greiffenstein RJ, Yépez Roldan LE, Palacio Acosta CA. Fundamentos de medicina: Psi-
quiatría. 5ed. Medellín: Corporación para Investigaciones Biológicas; 2010. 587 p.
5. Delgado H. Curso de psiquiatría. 6ed. Lima: Universidad Cayetano Heredia. Fondo Editorial;
1993. 458 p.
61
6. Oyebode F. Sims’ symptoms in the mind: textbook of descriptive psychopathology. 5ed. Londres:
Saunders; 2015. 388 p.
7. Jaspers K. Psicopatología general. 4ed. Buenos Aires: Editorial Beta; 1977. 1005 p.
8. Taylor MA. The neuropsychiatric mental status examination. Nueva York: Pergamon Press; 1981.
508 p.
9. Alarcón RD, Mazzoti G, Nicolini H. Psiquiatría. 3ed. Washington, DC: Organización Panameri-
cana de la Salud; 2012. 1131 p.
10. Trzepacz PT, Baker RW. The psychiatric mental status examination. New York: Oxford Univer-
sity Press; 1993. 202 p.
11. Jarne Esparcia A, Talarn Caparrós A, Armayones Ruiz M, Horta I Faja E, Requena Varón E.
Psicopatología. Barcelona: Editorial UOC; 2006. 337 p.
12. Todd J, Dewhurst K, Wallis G. The syndrome of Capgras. Br J Psychiatry. 1981; 139(4):319–27.
13. Gardner-Thorpe C, Pearn J. The Cotard syndrome. Report of two patients: with a review of the
extended spectrum of délire des négations. Eur J Neurol 2004; 11:563–6.
14. Zamora Rodríguez FJ, Benítez Vega C, Calderón López P, Guisado Macías JA, Teva García MI,
Sánchez-Waisen Hernández MR. Un caso de síndrome de Ekbom. Psiquiatr Biol 2011; 18(1):42–
4.
15. Elliott JM, Cox RE, Barnier AJ. Using hypnosis to model Fregoli delusion and the impact of
challenges on belief revision. Conscious Cogn 2016; 46:36–46.
16. Esteban-Jiménez, Navarro-Pemán C, González-Rubio F. Síndrome de Otelo. Semergen 2016;
42(1):63–5.
62
Capítulo 9
Sensopercepciones
Introducción
Es el proceso mediante el cual las sensaciones originadas por estímulos periféricos se con-
vierten en percepciones y luego en representaciones, es decir, en conceptos o ideas por medio
de la actividad cerebral1. Este proceso comienza con la detección del estímulo a través de un
órgano sensorial; se señala como ejemplo el oído donde la onda sonora incide inicialmente
en la membrana timpática que oscila y mueve la cadena de huesesillos para accionar la ven-
tana oval y finalmente movilizar endolinfa en distintos niveles de la cóclea donde el estímulo
se convierte en señales que se transmiten al cerebro como impulsos nerviosos para final-
mente concluir con el procesamiento de las señales para su interpretación1,2
.
Es importante destacar que la sensopercepción trasciende la biología, ya que las cualidades y
las características psicológicas inciden en la interpretación de los estímulos. De esta manera,
la educación, la fe, la ideología etc., intervienen en el modo en que un individuo interpreta
los estímulos sensoriales1,3
Alteraciones cuantitativas
Son anormalidades de la intensidad de las sensaciones; el cerebro en condiciones normales
codifica la intensidad al reconocer la frecuencia y el número de receptores que se excitan ante
la presencia de un estímulo. Por su implicación neurológica se revisan someramente 1,3,4.
Alteraciones cualitativas
1. Pseudopercepciones
Ilusión: deformación del objeto percibido mediada por múltiples factores neurofisiológicos,
emocionales y de la personalidad. Puede presentarse sin que exista un trastorno mental sub-
yacente1–3. Las características de la ilusión patológica son:
• Presencia real del estímulo u objeto.
• Deformación de lo percibido.
• Impresión de lo percibido.
• No existe convencimiento absoluto de realidad.
63
• Corregible y modificable. Sucede en sujetos sanos y eventualmente en pacientes psi-
quiátricos o neurológicos1,6.
Fuente: a) Goldman Howard. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-
Hill; 2000. 704 p. b) Vallejo Ruiloba Julio. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona:
Elsevier; 2015. 688 p. c) Trzepacz Paula T, Baker Robert W. The psychiatric mental status examination.
New York: Oxford University Press; 1993. 202 p.
Elaboración: autores.
Una forma de clasificar las alucinaciones se basa en los sentidos que las perciben en: auditivas,
visuales, táctiles-cenestésicas, gustativas y olfativas:
64
• Alucinaciones auditivas: son las más frecuentes en psiquiatría y varían desde sonidos
elementales hasta las más altamente estructuradas percepciones como son voces huma-
nas o música. Los trastornos psicóticos tienen alucinaciones auditivas como uno de sus
síntomas cardinales1,7.
• Alucinaciones visuales: varían desde las elementales (fogonazos) a las más complejas
(percepción de objetos, animales o personas). A diferencia de las auditivas, las alucina-
ciones visuales predominan en cuadros orgánicos (existe una frase que sentencia “si
tiene alucinaciones auditivas consulte al psiquiatra y si tiene alucinaciones visuales consulte al neuró-
logo” )1,5,7.
65
alucinosis son: a) alucinaciones intensas en cualquier esfera sensorial, especialmente
visual; b) presentación variable con oscilaciones y cambios, dependiendo del con-
texto o del estímulo (p. ej., en una habitación con poca luz, etc.); c) egodistónicas
(no integradas a la personalidad del paciente), d) plena conciencia de la irrealidad y
e) naturaleza, invariablemente orgánica, central o periférica 1,2,6.
Metamorfopsia: son distorsiones del tamaño y forma de los objetos. Deben diferenciarse
de las micro-macrozoopsias del delirium tremens y de otras psicosis tóxicas1,5.
• Macropsia: alteración de la percepción en la que los objetos son percibidos más gran-
des de lo que son en realidad; es un síndrome inverso a la micropsia (“Alicia en el país
de las maravillas”)1,3,9.
• Micropsia o alucinación lilliputense: alteración de la percepción en la que los obje-
tos son percibidos más pequeños de lo que son en realidad y al mismo tiempo parecen
lejanos1,3,9.
3. Otras alteraciones
Imagen eidética: es la visión actual de una imagen visualizada en el pasado. Sucede con los
ojos cerrados y sin la participación directa de la voluntad. En la génesis intervienen mecanis-
mos de la memoria y emocionales. No guarda relación estricta con alguna patología pudién-
dola referir personas normales en condiciones de fatiga o bajo reposo solitario1.
Acinetopsia: incapacidad para percibir el movimiento; se asocia con afasia y acalculia. Ocu-
rre cuando se sugiere al paciente que llene una taza por ejemplo de café, el paciente observa
cómo el líquido parece de hielo o discurre muy lentamente, aunque percibe correctamente la
dirección del movimiento1,4.
Acromatopsia: pérdida de la percepción del color. Puede ser reconocida siempre y cuando
la visión del color permanece inalterable1,10.
66
Punto clave
Durante la exploración del estado mental se da mayor atención a las alteraciones cualitativas; las de
tipo cuantitativo se exploran en el examen físico. Las alteraciones más comúnmente observadas son
las alucinaciones y las ilusiones. El profesional preguntará al paciente si ¿ha sentido que las paredes
le hablan? o ¿alguna vez ha visto algo que los demás no lo ven?
Indagar al familiar si el paciente hace soliloquios.
Referencias
1. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
2. Hernández Ribas R, Crespo Blanco JM, Menchón Magriñá JM. Historia clínica en psiquiatría.
Semiología psiquiátrica. Medicine (Baltimore) 2003; 8(104):5595–601.
3. Mesa Cid PJ. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide; 2004. 287 p.
4. Taylor MA. The neuropsychiatric mental status examination. Nueva York: Pergamon Press;
1981. 508 p.
5. Oyebode F. Sims’ symptoms in the mind: textbook of descriptive psychopathology. 5ed. Lon-
dres: Saunders Ltd; 2015. 388 p.
6. Jaspers K. Psicopatología general. 4ed. Buenos Aires: Editorial Beta; 1977. 1005 p.
7. Alarcón RD, Mazzoti G, Nicolini H. Psiquiatría. 3ed. Washington: Organización Panamericana
de la Salud; 2012. 1131 p.
8. Goldman H. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-Hill; 2000.
704 p.
9. Trzepacz PT, Baker RW. The psychiatric mental status examination. New York: Oxford Univer-
sity Press; 1993. 202 p.
10. Kaufman DM. Clinical neurology for psychiatrists. 6ed. Philadelphia: Saunders; 2007. 662 p.
67
Capítulo 10
Memoria
Introducción
La memoria es una función compleja, mediante la cual, se almacena información proveniente
de distintos estímulos externos e internos para posteriormente recordarlos. En la memoria
deben diferenciarse varios componentes: a) fijación o registro de la información, b) conser-
vación, c) evocación de lo almacenado y d) reconocimiento o sensación de familiaridad que
se experimenta cuando evocamos la información almacenada o cuando esta se vuelve a pre-
sentar1,2. Desde el punto de vista clínico, pueden distinguirse tres tipos de memoria:
Memoria reciente: se refiere a lo ocurrido minutos u horas antes. Se relaciona con la fun-
ción de conservación o almacenamiento de la información. Refleja la capacidad del individuo
para adquirir y retener nueva información. Puede explorarse a través de lo que el paciente
recuerda (p. ej., pidiéndole al sujeto que nombre los dígitos o palabras de la prueba ante-
rior)1,2.
Semiología de la memoria
La memoria puede sufrir alteraciones cuantitativas por defecto o exceso y se denominan
amnesias e hipermnesias respectivamente; las cualitativas reciben el nombre de paramnesias
(ver gráfico 1)1,2,4.
Alteraciones cuantitativas
Hipermnesias: se definen como el incremento anormal de la capacidad de registro, fijación
y evocación de la memoria. Se han descrito diferentes fenómenos hipermnésicos 1,5.
• Ecmesias: el individuo vuelve a experimentar una vivencia del pasado, asociada a gran
carga emocional siendo representada con gran intensidad e implicación emocional1,2.
• Criptamnesia: recuerdo evocado que no se le conoce como tal, sino como un pensa-
miento nuevo y original. También es denominado como reminiscencia1,2.
69
Gráfico 1. Alteraciones de la memoria.
70
71
histerias y en trastornos facticios como el síndrome de Münchausen. En ocasiones, el pa-
ciente al ser confrontado con la realidad, reconoce la falsedad de su historia, sin embargo,
muestra una tendencia inevitable a generar nuevas fantasías1,2,4,8.
Punto clave
La memoria remota suele explorarse desde que el clínico empieza a recoger los datos de filiación y
es la que con menor frecuencia se altera. La exploración de la memoria reciente no debe faltar,
especialmente en adultos mayores y personas en las que se supone tienen un daño o lesión cerebral.
Luego, si existen, deben describirse las paramnesias.
Para explorar la memoria reciente se indica al paciente que repita tres palabras no relacionadas ad-
virtiéndole que luego de 5 minutos se le preguntará de nuevo. “Por favor repita: pelota, bandera,
árbol. En 5 minutos le pediré que las repita de nuevo y sin ayuda”. También se puede preguntar un
hecho reciente como: ¿Qué desayunó hoy en la mañana?, obviamente, el familiar que acompaña al
paciente debe saber la respuesta para corroborar si existe o no hipomnesia de fijación.
Referencias
1. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
2. Mesa Cid PJ. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide; 2004. 287 p.
3. Jarne Esparcia A, Talarn Caparrós A, Armayones Ruiz M, Horta I Faja E, Requena Varón E.
Psicopatología. Barcelona: Editorial UOC; 2006. 337 p.
4. Trzepacz PT, Baker RW. The psychiatric mental status examination. New York: Oxford Univer-
sity Press.; 1993. 202 p.
5. Snyderman D, Rovner BW. Mental status examination in primary care: a review. Am Fam Phy-
sician 2009; 80(8):809–14.
6. Verfaellie M, O’Connor M. A neuropsychological analysis of memory and amnesia. Semin Neu-
rol 2000; 20(4):455–62.
7. Lorch MP. Multiple languages, memory and regression: an examination of Ribot’s Law. Apha-
siology 2009; 23(5):643–54.
8. Oyebode F. Sims’ symptoms in the mind: textbook of descriptive psychopathology. 5ed. Lon-
dres: Saunders; 2015. 388 p.
9. Hernández Ribas R, Crespo Blanco JM, Menchón Magriñá JM. Historia clínica en psiquiatría.
Semiología psiquiátrica. Medicine (Baltimore) 2003; 8(104):5595–601.
72
Capítulo 11
Lenguaje
Introducción
El lenguaje es una característica común de los seres humanos y de algunas especies animales
para expresar sus experiencias y comunicarlas a otros mediante el uso de símbolos, señales y
sonidos registrados por los órganos de los sentidos. Los humanos desarrollaron un lenguaje
complejo que se expresa con secuencias sonoras y signos gráficos, mientras que los animales
se comunican a través de signos sonoros, olfativos y corporales que, en muchos casos, distan
de ser sencillos1–4.
Alteraciones de la lectura
Alexia o ceguera verbal: existe pérdida parcial o total de la capacidad de leer por una lesión
cerebral adquirida previamente. Se clasifica en tres formas: a) alexia pura, b) alexia con agno-
sia de objetos, colores o elementos espaciales y c) alexia con agrafia. Las dos primeras suelen
deberse a lesiones del lóbulo occipital y la última a lesión del pliegue curvo izquierda, for-
mando así parte del síndrome de Gertsmann1,2.
Dislexia: se caracteriza por la confusión de tipo lector, gráfica o fonatoria de una consonante
por otra y por la inversión de sílabas o palabras (escritura en espejo), de manera que, en la
práctica, el individuo es incapaz de reconocer las palabras y su significado2.
Ecolalia: repetición irrelevante y persistente de las últimas palabras o frases que han sido
dirigidas al paciente a modo de eco. Puede también imitar su entonación1,2.
Palilalia: repetición involuntaria de una palabra varias veces seguidas y de forma espasmó-
dica. Es frecuente en pacientes con afasia y otros trastornos neurológicos (enfermedad de
73
Parkinson, etc.); también puede encontrarse en pacientes con esquizofrenia. La repetición
espasmódica de una sílaba en lugar de toda la palabra se llama logoclonía1,2.
Graforrea: tendencia a escribir largamente y sin sentido; es propia de los estados de manía e
hipomanía1,5,6.
74
Glosolalia: uso de lenguaje incoherente formado por neologismos y alteraciones de la sinta-
xis, resultando incomprensible para quien lo escucha a menos que el paciente facilite las cla-
ves para su traducción o interpretación2.
Jergafasia: es una forma de afasia por lesión en las áreas sensitivas del lenguaje. Esta pato-
logía se caracteriza por fluidez verbal con parafasias, perífrasis y abundante logorrea 1,3.
Alteraciones en la voz
Afonía: causada por daño en las cuerdas vocales que provocan cambios en el tono y timbre
de la voz; se observa en el trastorno histriónico de la personalidad (como signo de conver-
sión) y en la esquizofrenia1,2.
Mutismo: el paciente se mantiene callado y no emite sonidos, sin embargo, está vigil, cons-
ciente y comprende órdenes. Puede escribir de forma coherente y la expresión corporal
puede estar conservada. Cursan con mutismo los trastornos depresivos, estados catatónicos
y esquizofrenia. El mutismo también puede aparecer por lesiones que afectan principalmente
al cerebelo1,2.
Musitar: hablar en voz muy baja casi susurrando; no es una alteración en si2,5.
Punto clave
El lenguaje a más de verbal es escrito, mímico y artístico; si existen dificultades para que el paciente
emita el habla podría pedirse que escriba las respuestas y evaluar esta función mental. Si existe ta-
quifemia o bradifemia debe coincidir con taquipsiquia o bradipsiquia respectivamente. Poner
especial atención si tiene coherencia lo que dice o escribe (incoherencia del lenguaje). Verificar si en
75
el habla es manifiesta la disartria o anartria. Se recomienda escuchar como habla el paciente, observar
lo que escribe y que señales da. Corroborar con actitud y psicomotricidad.
Referencias
1. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
2. Mesa Cid PJ. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide; 2004. 287 p.
3. Hernández Ribas R, Crespo Blanco JM, Menchón Magriñá JM. Historia clínica en psiquiatría.
Semiología psiquiátrica. Medicine (Baltimore). 2003;8(104):5595–601.
4. Taylor MA. The neuropsychiatric mental status examination. Nueva York: Pergamon Press;
1981. 508 p.
5. Delgado H. Curso de psiquiatría. 6ed. Lima: Universidad Cayetano Heredia. Fondo Editorial;
1993. 458 p.
6. Trzepacz PT, Baker RW. The psychiatric mental status examination. New York: Oxford Univer-
sity Press.; 1993. 202 p.
7. Toro Greiffenstein RJ, Yépez Roldan LE, Palacio Acosta CA. Fundamentos de medicina: Psi-
quiatría. 5ed. Medellín: Corporación para Investigaciones Biológicas; 2010. 587 p.
8. Goldman H. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-Hill; 2000.
704 p.
76
Capítulo 12
Inteligencia
Introducción
La inteligencia es la capacidad del individuo para utilizar sus funciones mentales, especial-
mente al pensamiento de forma eficiente y productiva, según la experiencia adquirida y los
requerimientos e incitaciones que demande cada situación. Implica que el proceso intelectivo
depende del funcionamiento íntegro del SNC.
Para el clínico, tiene principal importancia apreciar el grado de desarrollo del sistema nervioso
central y, además, determinar las condiciones en las cuales se dificulta su ejercicio por cir-
cunstancias que no dependen de la inteligencia misma, así como reconocer la forma típica o
peculiar de su manifestación en cada caso1.
Una forma de objetivar es a través del denominado cociente intelectual (CI), que resulta de
la edad mental (capacidad intelectual de la persona medida mediante un test estandarizado
para cada nivel de edad), dividida para la edad cronológica (en meses) y multiplicado por 100
para obtener un número entero2,3.
Edad mental
CI: x 100
Edad cronológica
Alteraciones de la inteligencia
Retraso mental: capacidad intelectual general, significativamente inferior al promedio con
un CI de 70 o inferior, acompañado de limitaciones significativas en la actividad adaptativa
propia de al menos dos de las siguientes áreas de habilidades: a) comunicación, b) cuidado
de sí mismo, c) vida doméstica, d) habilidades sociales-interpersonales, e) utilización de re-
cursos comunitarios, f) autocontrol, g) habilidades académicas funcionales, h) trabajo, i) ocio,
j) salud y k) seguridad. Su inicio debe ser anterior a los 18 años de edad3–5.
77
Gráfico 1. Clasificación del retraso mental.
• Retraso mental leve: en esta categoría se ubican la mayoría de retrasos mentales (apro-
ximadamente 85%). El individuo durante el período preescolar adquiere las habilidades
sociales y de comunicación sin mostrar deterioro de las actividades motoras o el déficit
es pequeño. A menudo no se distinguen de los niños con inteligencia promedio; la de-
ficiencia es patente años después. La inteligencia subnormal se manifiesta en los años
escolares, ya que tienden a retrasarse respecto al resto de miembros de su grupo de edad.
Si perseveran, están en condiciones de aprender conocimientos académicos, alcanzando
en la adolescencia un desarrollo intelectual equivalente al de sexto grado. Durante la vida
adulta, suelen aprender conocimientos vocacionales indispensables para lograr indepen-
dencia económica3,6.
• Retraso mental moderado: este grupo constituye alrededor del 10% de los retrasos
mentales. Los individuos de esta categoría presentan una lentitud en el desarrollo de la
comprensión y uso del lenguaje alcanzando un dominio limitado. La adquisición de la
capacidad de cuidado personal y de las funciones motrices también está retrasada, de tal
manera que algunos de los afectados necesitan supervisión permanente. Aprovechan
poco la enseñanza escolar, pero si reciben clases especiales pueden aprender lo esencial
de escritura, lectura y cálculo además de aprender otras destrezas sociales y ocupaciona-
les. En la adultez, rara vez obtienen independencia total, pero suelen ser capaces de
realizar trabajos prácticos sencillos si las tareas son estructuradas y supervisadas de modo
adecuado. La mayoría de sujetos alcanzan un desarrollo normal de la capacidad social
78
para relacionarse con los demás y para participar en actividades sociales simples. En la
mayoría de casos puede reconocerse una etiología orgánica3,6.
• Retraso mental grave: grupo que incluye al 3% a 4% de los individuos con retraso
mental. Es similar al retraso mental moderado, con desarrollo motor anormal, un nivel
mínimo del habla y a menudo deformidades físicas. Aprovechan menos la instrucción
escolar comparados con sujetos afectados por retraso mental moderado, aunque con el
tiempo pueden aprender palabras y frases sencillas, así como adquirir hábitos de higiene
y arreglo personal. En la edad adulta aprenden a ejecutar tareas ordinarias, pero necesitan
completa supervisión y apoyo económico3,6.
Semiología de la inteligencia
La inteligencia de una persona se evalúa a través del coeficiente intelectual, procedimiento
amplio y no factible para utilizarlo en la exploración del examen mental. Existen 3 aspectos
que se pueden utilizar para identificar una posible alteración cognitiva7.
1. Juicio práctico: permite captar una situación, analizarla, evaluar alternativas y tomar
una decisión; debe acoplarse a la realidad, ser racional y socialmente aceptable 7,8.
Punto clave
Preguntar ¿Qué haría usted si mientras pasea, encuentra a un niño de 2 años solo y jugando
cerca de un barranco? Una respuesta adecuada sería el retirar al niño del peligro y una res-
puesta inadecuada no hacer nada o ir a buscar a otra persona.
79
2. Abstracción: operación mental que permite al individuo aislar conceptualmente una
propiedad o función concreta de un objeto y pensar o hablar sobre esta función, igno-
rando mentalmente otras propiedades del objeto en cuestión. Se evalúa mediante la in-
terpretación de semejanzas y refranes. Si el paciente no ha escuchado refranes, utilizar
semejanzas2,7.
Punto clave
Para evaluar la abstracción preguntar al individuo:
• Semejanza: la pera y la manzana son frutas. ¿Qué son el rojo y el verde?
• Refrán: ¿Ha escuchado refranes? ¿Qué quiere decir de tal palo, tal astilla?
3. Cálculo: es una tarea compleja que requiere la integración de varias funciones cognitivas
como el lenguaje, habilidades visuoespaciales, memoria, procesamiento gráfico-verbal
de la información, función ejecutiva, así como ortografía y simbolismo numérico 2,7.
Punto clave
Preguntar ¿Cuánto es 100 menos 7?, ¿93 menos 7? y ¿86 menos 7? Para esta tarea se requiere
concentración, la cual puede estar afectada por ansiedad u otro factor; una vez hecha la prueba
de los siete y si las respuestas no fueron acertadas o resultaron ambiguas repetir con la prueba
de los tres empezando desde 20: ¿Cuánto es 20 menos 3?, ¿Cuánto es 17 menos 3? y ¿Cuánto
es 14 menos 3? Si falla las 2 pruebas, preguntar si ha tenido problemas manejando dinero coti-
dianamente como por ejemplo ¿al comprar en la tienda, alguna vez le entregaron un menor
valor por el cambio?
Referencias
1. Delgado H. Curso de psiquiatría. 6ed. Lima: Universidad Cayetano Heredia. Fondo Editorial;
1993. 458 p.
2. Mesa Cid PJ. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide; 2004. 287 p.
3. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
4. Jarne Esparcia A, Talarn Caparrós A, Armayones Ruiz M, Horta I Faja E, Requena Varón E.
Psicopatología. Barcelona: Editorial UOC; 2006. 337 p.
5. Sandín B. DSM-5: ¿Cambio de paradigma en la clasificación de los trastornos mentales? Rev
Psicopatología y Psicol Clínica 2013; 18(3):255–86.
6. Alarcón RD, Mazzoti G, Nicolini H. Psiquiatría. 3ed. Washington: Organización Panamericana
de la Salud; 2012. 1131 p.
7. Goldman H. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-Hill; 2000.
704 p.
8. Oyebode F. Sims’ symptoms in the mind: textbook of descriptive psychopathology. 5ed. Lon-
dres: Saunders; 2015. 388 p.
80
Capítulo 13
Afectividad
Introducción
La afectividad es una de los puntos más importantes al momento de la exploración en psi-
copatología, tanto por las implicaciones que tiene con el resto de las funciones mentales, así
como por la trascendencia al definir los rasgos de la personalidad de un individuo.
Conceptos básicos
• Sentimiento: reacción positiva o negativa, intensa y transitoria, ante una determinada
experiencia1,2.
• Emoción: sentimiento intenso, de duración breve y de aparición normalmente abrupta.
Las emociones se diferencian de los sentimientos por acompañarse de un cortejo psi-
cosomático agudo, con amplia participación vegetativa y neuroendocrinológica. Su
principal objetivo es mantener al individuo alerta, a fin de reaccionar de un modo lo
más eficaz posible frente al estímulo causal de la emoción1,2.
• Deseos: representan la conciencia de una necesidad, de una carencia o de una atrac-
ción. Normalmente se acompañan de sentimientos que los amplían y dan urgencia;
suponen una parte fundamental del balance sentimental1.
• Pasiones: son movimientos afectivos de duración más prolongada en el tiempo que
los sentimientos y las emociones; desde la holotimia (afectividad de base) alcanzan pro-
porciones catatímicas impregnando buena parte de la actividad psicopatológica global
del individuo1.
Semiología de la afectividad
Para explorar esta función es menester profundizar sobre el humor y el afecto, los cuales son
términos utilizados para describir el estado emocional del paciente y son claves al momento
de describir la clínica de la depresión y el trastorno bipolar3–5.
Humor: también llamado estado de ánimo o talante, es el estado emocional basal interno
del sujeto, es decir, traduce la experiencia subjetiva de los sentimientos o emociones del pa-
ciente. Cada persona puede referir un estado de ánimo particular, usualmente determinado
por la disposición y las circunstancias lo que no es necesariamente patológico3,5. Los tipos de
humor son:
• Hipotimia: estado de ánimo bajo6.
• Disforia: humor displacentero, común en ciertos estados depresivos y que engloba
diferentes emociones o sentimientos como ansiedad, malhumor, sufrimiento angus-
tioso o irritabilidad1.
• Hipertimia: animo elevado6.
• Eutimia: estado de ánimo normal3.
• Expansivo: caracterizado por falta de control en la expresión de los sentimientos3.
81
• Irritable: excesiva sensibilidad o excitabilidad frente a un sinnúmero de situaciones
ante las cuales el paciente reacciona en forma impaciente, tensa y agresiva1.
Fuente: Trzepacz Paula T, Baker Robert W. The psychiatric mental status examination. New York:
Oxford University Press; 1993. 202 p.
Elaboración: autores.
Afecto: manifestación externa de los sentimientos o emociones del paciente, observable por
los demás; se constituye en la parte objetiva del estado emocional del examinado. Puede o
no concordar con el humor3,5. Los tipos de afecto son:
• Aplanado: ausencia de expresión afectiva3.
• Embotado: reducción significativa de la intensidad de la expresión emocional7.
• Lábil: variabilidad anormal del afecto con estados bruscos y rápidos de la expresión
afectiva, sin relación a estímulos externos1.
• Restringido: reducción de la gama e intensidad de la expresión emocional1.
• Paratimia o afecto inadecuado: inadecuación afectiva cuando las emociones del su-
jeto no se corresponden de modo natural al contenido de las vivencias, incluyendo la
conciencia de sí mismo y su entorno. Por ejemplo, un paciente explica que es maltra-
tado de diversas maneras y al mismo tiempo que explica su situación se ríe de manera
incontrolada2,8.
El humor y el afecto a veces son difíciles de distinguir; el examinador que inicia su trabajo en
psicopatología puede evitar esta confusión recordando que el afecto es descrito en el examen
mental y el humor en la anamnesis3. Los parámetros que describen al afecto se condensan
en la tabla 1.
82
Alteraciones de la afectividad
Tristeza patológica: la tristeza como tal es común a todo ser humano; para que constituya
un síntoma debe ser “patológica”. Implica que la tristeza tiene una duración y una intensidad
desproporcionada, además debe interferir con las actividades cotidianas que regularmente
realiza el sujeto1.
Incontinencia afectiva: ocurre falta de control sobre la afectividad por lo que las emociones
surgen de modo exageradamente rápido, alcanzando una intensidad excesiva. Estímulos muy
superficiales motivan intensas emociones que se manifiestan en la mímica y en la gesticula-
ción. Por ejemplo, un sujeto al que se le pregunta el nombre de un familiar cercano, comienza
a llorar desconsoladamente. La incontinencia afectiva puede aparecer en pacientes orgánicos
o en cuadros bipolares mixtos1.
Referencias
1. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
2. Mesa Cid PJ. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide; 2004. 287 p.
3. Trzepacz PT, Baker RW. The psychiatric mental status examination. New York: Oxford Univer-
sity Press; 1993. 202 p.
4. Oyebode F. Sims’ symptoms in the mind: textbook of descriptive psychopathology. 5ed. Lon-
dres: Saunders; 2015. 388 p.
5. Goldman H. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-Hill; 2000.
704 p.
83
6. Jarne Esparcia A, Talarn Caparrós A, Armayones Ruiz M, Horta I Faja E, Requena Varón E.
Psicopatología. Barcelona: Editorial UOC; 2006. 337 p.
7. Taylor MA. The neuropsychiatric mental status examination. Nueva York: Pergamon Press;
1981. 508 p.
8. Alarcón RD, Mazzoti G, Nicolini H. Psiquiatría. 3ed. Washington: Organización Panamericana
de la Salud; 2012. 1131 p.
84
Capítulo 14
Voluntad y conación
Introducción
Se la conoce como un aspecto de la personalidad que impulsa al individuo a ejecutar una
acción voluntaria y consciente, la misma que debe tener dentro de sus componentes un pro-
pósito e intención definidos, con frecuencia asociada a efectos intensos en su actuar 1–4. Las
fases del proceso volitivo incluyen:
1. Tendencia: manifestación de interés o inclinación hacia algo cuya finalidad no se co-
noce; este proceso es previo al acto voluntario.
2. Deseo: proyecto para ejecutar la acción mediante la concienciación del fin que se per-
sigue.
3. Deliberación: conflicto generado sobre la motivación antes de tomar una acción.
4. Decisión: elección de la respuesta frente a los motivos y objetivos propuestos de ac-
ción o inhibición.
5. Acción: ejecución misma del acto2.
Fuente: a) Trzepacz Paula T, Baker Robert W. The psychiatric mental status examination. New York:
Oxford University Press; 1993. 202 p. b) Delgado Honorio. Curso de psiquiatría. 6ed. Lima: Universi-
dad Cayetano Heredia Fondo Editorial; 1993. 458 p.
Elaboración: autores.
85
Semiología de la voluntad
La conación puede tener alteraciones en su cantidad y su calidad.
Alteraciones cuantitativas
Abulia: pérdida total o completa de la voluntad, que conlleva a la inactividad o la realización
de movimientos automatizados e instintivos que no se atribuyen al desinterés, sino como
elemento constitutivo de la pérdida deseo por movilizarse. Los pacientes abúlicos se mues-
tran introvertidos, conformista y tienen repuestas retardadas; son faltos de entusiasmo para
producir un acto motor.
Hiperbulia: incremento en la capacidad de decisión voluntaria del sujeto, junto con la acti-
vidad psicomotora, mientras no pierda la coordinación y si la hiperbulia tiene un sentido
adaptativo no se considera anormal. Existen drogas o medicamentos que producen hiperbu-
lia como la cocaína y otros estimulantes del SNC. El trastorno mental que cursa con hiper-
bulia es la manía2,6,7.
Alteraciones cualitativas
Impulsos irresistibles: ejecución irrefrenable de algunos actos que en ocasiones se torna
violenta; no están mediados por la voluntad y escapa a todo control sin observarse el deseo
de reprimir o luchar contra ellos como sucede en la cleptomanía que no son vividas con el
carácter de inevitabilidad y se ejecutan por una fuerza instintiva incontenible.
• Cleptomanía: propensión a realizar el acto de apoderarse de objetos sin dar importan-
cia al valor de los objetos sustraídos2,5 (como en el hurto).
86
Bizarrearía: son comportamientos del individuo que se traducen como inoportunos (fuera
de lugar) e inesperados, sin ninguna adecuación frente a un comportamiento que es social-
mente esperado; se pueden observar movimientos grotescos, vestimenta sobrecargada, chi-
llona, mal combinada, exagerada e inapropiada de acuerdo a la ocasión2,5,8.
Referencias
1. Alarcón RD, Mazzoti G, Nicolini H. Psiquiatría. 3ed. Washington: Organización Panamericana
de la Salud; 2012. 1131 p.
2. Delgado H. Curso de psiquiatría. 6ed. Lima: Universidad Cayetano Heredia. Fondo Editorial;
1993. 458 p.
3. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
4. Hernández Ribas R, Crespo Blanco JM, Menchón Magriñá JM. Historia clínica en psiquiatría.
Semiología psiquiátrica. Medicine (Baltimore) 2003; 8(104):5595–601.
5. Mesa Cid PJ. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide; 2004. 287 p.
6. Trzepacz PT, Baker RW. The psychiatric mental status examination. New York: Oxford Univer-
sity Press; 1993. 202 p.
7. Snyderman D, Rovner BW. Mental status examination in primary care: a review. Am Fam Phy-
sician 2009; 80(8):809–14.
8. Capponi R. Psicopatología y semiología psiquiátrica. Santiago de Chile: Universitaria; 1987. 231
p.
87
Capítulo 15
Conciencia de enfermedad
Introducción
Al terminar el examen mental, el clínico debe evaluar en el paciente el grado de comprensión
y valoración de la enfermedad y como incide su problema, negativamente, en su vida1. En
psiquiatría, se lo conoce como “conciencia de enfermedad” o con el vocablo ingles insight,
ambos términos hacen referencia a la capacidad que tiene el individuo para reconocer que
sus síntomas son indicativos de un determinado trastorno y que requieren tratamiento, es
decir, se valora el criterio intrapersonal descrito al hablar de normalidad al inicio del libro 2,3.
Los mecanismos de defensa predominantes de una persona también pueden afectar la capa-
cidad de insigth3,4,6.
89
trastornos mentales alteran la visión que tiene el paciente respecto a lo que le rodea, así como
modifica la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias. La evaluación crítica durante la
entrevista predecirá la capacidad de cambio que tiene el paciente y la habilidad para adap-
tarse1,6,7.
Punto clave
La crítica al problema o insigth es importante como factor pronóstico y debe constar al final de toda
exploración del estado mental. Observar si el paciente vino solo o acompañado.
Preguntar ¿por qué ha venido? o ¿qué expectativas tiene del tratamiento?; si no existe insight usual-
mente los pacientes aducen que “me trajeron” “si no acudo me botan de la casa” “mi pareja me dio
un ultimátum”.
Referencias
1. Hales RE, Yudofsky SC, Gabbard GO. Tratado de psiquiatría clínica. 5ed. Barcelona: Elsevier;
2009.
2. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
3. Oyebode F. Sims’ symptoms in the mind: textbook of descriptive psychopathology. 5ed. Lon-
dres: Saunders; 2015. 388 p.
4. Mesa Cid PJ. Fundamentos de psicopatología general. Madrid: Ediciones Pirámide; 2004. 287 p.
5. Snyderman D, Rovner BW. Mental status examination in primary care: a review. Am Fam Phy-
sician 2009; 80(8):809–14.
6. Trzepacz PT, Baker RW. The psychiatric mental status examination. New York: Oxford Univer-
sity Press; 1993. 202 p.
7. Goldman H. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-Hill; 2000.
704 p.
90
Capítulo 16
Síndromes en psicopatología
Introducción
En psiquiatría como en cualquier otra especialidad médica, es necesario una organización
categorial que englobe a los trastornos mentales de forma que permita, llegar a un diagnóstico
fiable en cada paciente. En la actualidad existen numerosos “síndromes”; en este texto, se
describen los dos principales cuya utilidad y terminología aún se mantienen vigentes 1.
Psicosis
El término “psicosis” o el “síndrome psicótico” engloban a un grupo numeroso de trastornos
mentales donde es patente la escisión o pérdida de contacto con la realidad. Se desarrollan
en cualquier momento de la vida del individuo, cursan de forma aguda o crónica y afectan
las funciones psíquicas, especialmente pensamiento y las sensopercepciones, pudiendo gene-
rar un comportamiento desorganizado o absurdo, alterando la capacidad de comportarse e
interactuar socialmente2,3.
La psicosis fue también conocida como la psiquiatría mayor, dada la connotación ominosa
de su equivalente “locura” (término peyorativo, no médico). El sujeto psicótico deja de ser
lo que era, por lo que una o varias de sus cualidades personales se modifican sensiblemente
y es usual que no recupere sus caracteres primitivos2–4.
91
Psicosis transitorias: son las llamadas psicosis exógenas, psicosis secundarias o psicosis
orgánicas; encuentran su causa generalmente en una noxa externa, ya sea traumática, tóxica,
infecciosa, metabólica etc. Interesa su comienzo agudo y su duración limitada. Como ejemplo
se cita a: a) psicosis tóxicas (dietilamida de ácido lisérgico o LSD, hachís, etc.), b) trastornos
psicóticos agudos y transitorios en general y c) trastorno delirante inducido 5,7.
Neurosis
El término “neurosis” o “síndrome neurótico” se refiere a la psiquiatría menor. Se caracteri-
zan por anormalidades más leves de los procesos cognitivos, conativos y motores precipita-
dos por conflictos, frustraciones y otras tensiones emocionales. Clínicamente, la neurosis
implica una alteración corporal sin defecto estructural u orgánico y su sintomatología denota
ciertos trastornos mentales cuyo origen el paciente no puede comprender sin embargo se
percata que “algo está mal con él”1. Las neurosis clásicas incluyen:
• Neurosis de angustia (trastorno de pánico, trastorno de ansiedad generalizada, trastor-
nos de adaptación, trastorno de estrés agudo y/o postraumático).
• Neurosis fóbicas (fobias específicas, agorafobia, fobia social).
• Neurosis obsesiva (trastorno obsesivo compulsivo).
• Neurosis histérica (trastornos somatoformes, trastornos disociativos y trastornos de
conversión)1,7.
Fuente: a) Checa González MJ. Manual práctico de psiquiatría forense. Barcelona: Elsevier; 2010. 511
p., b) Vallejo Ruiloba Julio. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier;
2015. 688 p., c) Goldman Howard. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America:
McGraw-Hill; 2000. 704 p.
Elaboración: autores.
92
Diferencias entre psicosis y neurosis
Al hablar de estos dos grandes síndromes es necesario aclarar sus diferencias, lo cual ayuda
a afinar el diagnóstico de manera deductiva. Si se parte de la premisa que las dos entidades
tienen características contrarias, en una analogía se podrían decir que son tan diferentes como
el día y la noche.
Fuente: a) Checa González MJ. Manual práctico de psiquiatría forense. Barcelona: Elsevier; 2010. 511
p., b) Vallejo Ruiloba Julio. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier;
2015. 688 p., c) Goldman Howard. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America:
McGraw-Hill; 2000. 704 p.
Elaboración: autores.
En el cuadro 1 se incluyen las principales diferencias entre la neurosis y la psicosis, con énfasis
en a) personalidad, b) contacto con la realidad, c) lenguaje, d) pensamiento, e) grado de res-
puesta a la psicoterapia, f) pronóstico de la enfermedad, g) conciencia de enfermedad y h)
prevalencia.
93
Referencias
1. Vallejo Ruiloba J. Introducción a la psicopatología y psiquiatría. 8ed. Barcelona: Elsevier; 2015.
688 p.
2. Goldman H. Review of general psychiatry. 5ed. United States of America: McGraw-Hill; 2000.
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Sainsbury M. Introducción a la psiquiatría. Madrid: Ediciones Morata; 1978. 448 p.
95
Capítulo 17
Ética, bioética y salud mental
Introducción
El concepto de enfermedad mental permitió se conceptualice a la salud mental, muy relacio-
nada a la ausencia de sufrimiento psicológico; la forma de ver y entender a la salud mental
siguió un proceso evolutivo hasta la actualidad donde predomina el enfoque integral que
“corresponde al aspecto sano del individuo en sus dimensiones psicológicas y sociales, a
través de las cuales mantiene una relación armoniosa con su medio ambiente, lo cual le per-
mite realizar las conductas adecuadas y necesarias para su autoafirmación y autorrealización 1.
97
Antes de la emergencia del enfoque científico, existió resistencia para tratar a pacientes con
problemas mentales, sobre todo cuando la enfermedad revestía severidad y el individuo per
se, no podía ejercer sus derechos y por lo tanto no participaba de forma realista en las deci-
siones inherentes a su problema4. La falta de competencia de los enfermos mentales para
decidir, generó problemas éticos como la confidencialidad donde el paciente no ha autorizó
se revele su situación clínica. Individuos con algún tipo de alteración física o psicológica están
propensos a sufrir maltrato por parte de los sistemas de salud, sociedad y familia, incluso, los
encargados de estas personas se apegan a la metodología asistencial que viola derechos de
los usuarios. Por ello, es necesario analizar la ética desde los servicios a fin de reforzar la
comunidad terapéutica y promover la dignidad humana5.
Respecto a las cuestiones éticas de los individuos que atienden a pacientes, se destaca el rol
del profesional, la naturaleza de la enfermedad mental y el contexto sociocultural en el que
ocurre la relación paciente-profesional. Los avances en psiquiatría no se visibilizaron hasta el
siglo XX, cuando la disciplina psiquiátrica dejó el cuidado de enfermos para buscar nuevas
formas de terapia, vinculando a la bioética como ciencia para solucionar conflictos éticos
bajo un enfoque globalizador y de respeto6. De esa manera, se comprenden los cambios
ocurridos en los últimos años; antiguamente, las personas aquejadas de algún tipo de limita-
ción no eran consideradas como parte de una sociedad; actualmente, la bioética vela que los
derechos de los pacientes sean cumplidos y su vida respetada, al proporcionar directrices
éticas que exhortan la protección. La ética humana es una ética de la fragilidad, siendo su
objeto proteger al débil: la bioética, antes que una norma, es una ciencia que procura el estu-
dio sistemático de la conducta humana en el ámbito de la vida y busca la protección a desva-
lidos ahora simbolizados como personas con discapacidad psíquica que requieren de inter-
venciones integrales y de calidad, en los niveles clínico y socio-comunitario7.
98
La relación profesional-paciente ocurre en terrenos más profundos que el técnico y científico;
el ámbito humano exige la mayor prolijidad posible al momento de tomar decisiones y más
aún en el ejercicio profesional en su plenitud, por lo que el especialista en salud mental debe
convertir un modelo de atención vertical paternalista y autoritario en una atención horizontal
humanista y respetuosa de los derechos de los pacientes. Procurará el beneficio para el mayor
número de personas mediante la identificación de la situación presentada, el conocimiento
claro de la situación, analizará un abanico de opciones bajo referentes éticos y posibles con-
secuencias para decidir la mejor alternativa de acción, de actuar y de evaluar11.
Los estudios en este tema se centraron en “encontrar lagunas legales y crear una ley en salud
mental que sea vista como un derecho humano y tenga una esencia bioética” 6, objetivo de
gran envergadura y necesario para garantizar un correcto ejercicio de derechos y cumpli-
miento de obligaciones; a lo largo de la historia es patente la existencia de vacíos legales que
impiden un correcto ejercicio bajo un enfoque bioético de derecho. Así Becerra-Partida pro-
pone generar una nueva Ley de Salud Mental que evidencie “la esencia de los actos y la
pluralidad de ideas en torno a la creación de parámetros de política pública, en un estado de
bienestar social”, mediante la creación de Comités de Bioética como instancias responsables
que representen la presencia concreta del humanismo reflexivo en instituciones de salud,
para resolver eventuales conflictos éticos-médicos y bioéticos6.
99
discapacidad que presuponen la postura de no causar daño. La autonomía se aborda desde
la capacidad de escoger/decidir teniendo en cuenta sus posibilidades y el principio de justicia
es observado siempre y cuando sea respetada la dignidad del paciente. Usar el término de
“persona con discapacidad” en lugar de “discapacitado” se acerca más al enfoque persona-
lista de la bioética14. El discurso bioético es integrador, transdisciplinar y dialógico, formula
problemas, articula disensos y arriba a consensos. Esta ciencia reflexiona sobre el comporta-
miento humano en relación a la salud, analizando dilemas que giran en torno a sus principios
y de este modo reúne varios saberes de distintos campos; a través de los principios de auto-
nomía, beneficencia, no maleficencia y justicia que rigen la actuación de los profesionales de
las ciencias de la salud. La bioética y la salud mental constituyen un proceso analítico com-
plejo en el que se interrelacionan aspectos éticos que sustentan el proceder profesional para
tomar la decisión más adecuada ante un conflicto ético, en el cual, las personas con algún
trastorno mental son incapaces de decidir por sí mismos lo más adecuado para ellos.
Desde esta comprensión del procedimiento, debe realizarse una valoración bioética adecuada
ante cada situación y tener la conciencia que el paciente con una enfermedad mental posee
una alteración. Los problemas que puedan derivar estarán influenciados por la atención que
reciban, punto primordial en donde la bioética debe ser aplicada correctamente con sus prin-
cipios de beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia. Todas las personas tienen de-
recho a la vida y a la salud, por lo es mandatorio brindar una atención integral basada en el
respeto a los derechos de los pacientes, lo cual es un deber que deben cumplir los profesio-
nales de la salud. Además, los profesionales deben realizar acciones para salvar vidas y dis-
minuir los efectos de las enfermedades, deben trabajar por la igualdad en el tratamiento y en
el acceso de los recursos tecnológicos; un modo de mejorar la actuación de los profesionales
de la salud es ubicar a la bioética en un sitial importante en el proceso de enseñanza de las
profesiones del área de la salud16.
Según Ramos, la praxis psiquiátrica frecuentemente presenta dilemas éticos que los profesio-
nales no pueden solventar con los parámetros estrictamente clínicos. Algunos problemas
pueden derivarse del respeto a la confidencialidad, el rechazo a tratamientos, de la aplicación
de medidas coercitivas, entre otros; propone:
100
• Establecer valores instrumentales y morales que guíen los procedimientos técnicos cen-
trados en la persona, sus necesidades, en los procesos de evaluación, diagnóstico y trata-
miento.
• Si es difícil identificar valores, deseos y preferencias de la persona que padece una enfer-
medad mental grave que le impide tomar decisiones, debe evaluarse la competencia del
paciente y si resulta ser mínima o inexistente, se recurrirá a representantes legales para la
toma de decisiones.
• Todo profesional tiene deberes y obligaciones legales que debe acatar y de igual manera
debe cumplirse dentro de un margen ético17.
Existen varias metodologías para resolver dilemas éticos; uno de ellas es el proceso delibera-
tivo y de asesoramiento que no es conceptuado como un método científico; se basa en valo-
res instrumentales y morales, cuyo principal criterio es la prudencia y consiste en: a) detectar
los hechos a través de la historia clínica con la finalidad de brindar toda la información nece-
saria en relación al tratamiento; b) conocer los valores, creencias, preferencias y deseos, y por
lo tanto, las competencias cognitivas para la toma de decisiones por parte de los pacientes o
a su vez de su representante legal; y c) el profesional deberá actuar en función de los proto-
colos y de acuerdo a su código de ética profesional. De esta manera, el profesional podrá
identificar dilemas para ser analizadas ventajas y desventajas, considerando siempre la volun-
tad de los pacientes o familiares y serán las decisiones que minimicen los efectos negativos
considerando que la intervención sea buena y justa17.
Los dilemas éticos también se presentan en los pensamientos suicidas de los pacientes, donde
los principios de autonomía, beneficencia, justicia y no maleficencia entran en conflicto entre
sí y en contradicción con los contextos sociales o culturales cambiantes donde se desenvuelve
la actuación médica. La decisión ética con relación a personas con limitaciones mentales se
mide en virtud de la competencia del individuo, es decir, en la capacidad que tiene la persona
para decidir lo mejor para sí; en caso que no tenga competencia, deben medirse las conse-
cuencias que pueden generarse al tomar decisiones no basadas en la autonomía del paciente 19.
En la vejez son patentes enfermedades propias de este grupo etario que afectan preferente-
mente al sexo femenino y se asocian al estilo de vida en los años previos, a traumas físicos,
psicológicos y sociales sufridos que no fueron adecuadamente atendidos; es necesario consi-
derar en este grupo poblacional los principios de beneficencia y justicia para una atención
101
individual a adultos mayores y generar políticas sanitarias donde prevalezca siempre la equi-
dad. Para ser justo y beneficente es imprescindible ser eficiente; es mandatorio tomar en
cuenta factores propios de las mujeres ancianas: salud física y mental, estado de vida, real
acceso a los servicios, entre otros20.
Conclusión
Es urgente la participación e involucramiento de los estamentos gubernamentales a fin de
que se asignen los recursos necesarios y se genere políticas bioéticas para el tratamiento,
acceso, asesoramiento, deberes y derechos de los individuos con enfermedades mentales y el
control de las acciones éticas de los profesionales. Todas las decisiones tomadas respecto a
conflictos bioéticos deben estar encaminadas a lo que el paciente y el profesional consideren
que es mejor, es decir, bajo los principios éticos de forma deliberativa donde prevalece la
calidad de vida y la voluntad de la persona. Las decisiones serán adoptadas luego de revisarse
con detenimiento todas las alternativas posibles.
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103
Glosario de términos usados
Abulia: impotencia para hacer obrar la voluntad, tomar una decisión o cumplir un acto
deseado y reconocido como necesario por el sujeto. Se observa en pacientes plenamente
conscientes, son capaces de iniciar, comunicar o regular conductas dirigidas a un propó-
sito1,2.
Acinetopsia: incapacidad para percibir el movimiento; se asocia con afasia y acalculia. Ocu-
rre cuando se pide al paciente que llene una taza (de café) y él ve cómo el líquido parece
de hielo o cae muy lentamente, aunque perciba correctamente la dirección del movi-
miento1.
Acromatopsia: pérdida de la percepción del color. La percepción del cambio de color puede
ser reconocida mientras que la visión del color permanece inalterable1.
Afecto: emociones o sentimientos expresados por el paciente observables por los demás. El
afecto es la parte objetiva en el examen mental, en contraste con el ánimo que es una
experiencia subjetiva reportada por el paciente. Afecto es lo que el entrevistador observa
y ánimo lo que él paciente refiere3. Se clasifica el afecto en: a) aplanado, b) embotado, c)
inapropiado, d) lábil y e) restringido1.
105
Alogia: empobrecimiento del pensamiento y cognición que se expresa a través del lenguaje
que se vuelve vacío, lento y rígido. Existe dificultad en el paciente para generar temas y
dotarlos de una información adecuada, de manera que el discurso está empobrecido y
vacío de contenido1.
Amnesia anterógrada: incapacidad de aprender o retener nuevos hechos que ocurren luego
de que se presentó la amnesia. Una persona con amnesia anterógrada puede recordar
perfectamente acontecimientos pasados y previos a la lesión o trastorno siendo incapaz
de retener información o acontecimientos posteriores a la lesión1).
106
que luego de sufrir un traumatismo craneal o un choque eléctrico como parte del trata-
miento de la depresión (terapia electroconvulsiva), el sujeto sufra pérdida generalmente
temporal de la memoria para recuerdos previos1.
Amnesia lacunar o amnesia localizada: pérdida parcial de la memoria que abarca un pe-
ríodo de tiempo concreto. Es característica de los cuadros que cursan con pérdida o dis-
minución de la conciencia (estado de coma u obnubilación). Las funciones de adquisi-
ción, codificación o consolidación de la información funcionan de forma mínima por lo
que se produce un período de amnesia limitada al espacio en el que el paciente presentó
un estado de disminución de la conciencia o la vigilia1.
Ánimo o humor: estado emocional basal del sujeto. Es la experiencia subjetiva de los senti-
mientos o emociones que son expresadas por el paciente y se recoge en la anamnesis 1,3.
Los tipos de humor o ánimo son: a) deprimido, b) disfórico, c) ánimo elevado, d) eutí-
mico, e) ánimo expansivo y f) ánimo irritable.
Apraxia: incapacidad para ejecutar movimientos con una finalidad (sin alteración de la com-
prensión y sin alteración motora). Pueden manifestarse al momento de vestirse, ser cons-
tructivas (realizar dibujos espontáneos o copiados), ideomotoras (un gesto de despedida),
ideacionales (conceptuar un plan de acción como es meter una hoja en un sobre)1,2.
Asociación laxa de ideas: interrupción de la conexión lógica entre las ideas y el sentido
general de la dirección del pensamiento. Existe un deslizamiento constante de un tema a
107
otro, pero las frases individuales pueden ser claras y con sentido, sin embargo, las ideas
se escabullen unas de otras. Se dicen cosas yuxtaponiéndolas sin una adecuada conexión
entre ellas. El lenguaje resultante puede presentar falta de cohesión y el contenido final
del discurso puede no estar relacionado con la pregunta formulada al principio 1.
Bloqueo del pensamiento: interrupción súbita del curso del pensamiento, antes de com-
pletar una idea y sin que exista razón alguna que lo explique al menos para el observador
externo. Aparece una parada en el discurso perdiéndose la idea directriz. El paciente
puede referir incapacidad para recordar lo que estaba diciendo o lo que quería decir. Se
presenta en la esquizofrenia e incluso en sujetos normales ante situaciones de ansiedad 1.
Catalepsia: adopción de una postura no natural mantenida durante largo tiempo. Los pa-
cientes pueden perseverar en posiciones peculiares en las que se les ha colocado mediante
un movimiento pasivo y se comportan como si fuesen de cera, por lo que este fenómeno
se denomina flexibilidad cérea. La catalepsia es rara en la actualidad y cuando se observa
suele ser predominantemente en pacientes con esquizofrenia1.
108
obediencia automática en la que el paciente cambia la postura si se le ordena. Clásica-
mente, los estados catatónicos con rigidez muscular se asocian a formas de esquizofrenia
(esquizofrenia catatónica)1.
Compulsión: necesidad de repetir cierta acción (física o mental) que no es incontrolable por
la voluntad. El sujeto sabe que no existe una relación verdadera entre desplegar la con-
ducta y el complimiento o la evitación de sus fantasías desatadas o temidas. El acto com-
pulsivo puede considerarse desagradable, tedioso o molesto, pero la resistencia se acom-
paña de ansiedad creciente que se alivia mediante la ejecución del mismo3.
Conducta desinhibida: acostumbra suceder en pacientes con alteración del lóbulo frontal,
que parecen adoptar un tono jocoso durante la entrevista (moria). Este signo debe dife-
renciarse de la euforia por patología de la afectividad en sujetos maníacos y de la paratimia
propia en esquizofrénicos1.
Confabulación del recuerdo: se reserva para describir a las falsificaciones del recuerdo que
se producen en pacientes con síndrome amnésico. La confabulación aparece en un pa-
ciente con estado de conciencia lúcida que utiliza recuerdos falsos o inventa recuerdos
sin intención de mentir, para rellenar lagunas de memoria. Frecuentemente, se trata de
recuerdos auténticos sobre experiencias actuales o pasadas, pero mal contextualizadas,
no obstante, y en ocasiones, el sujeto excede en la necesidad de relleno narrando relatos
fantásticos o bizarros. Las confabulaciones típicamente no son intencionales ni suponen
una forma de demanda de atención o búsqueda de compensación. El paciente no reco-
noce la falsedad de sus narraciones y generalmente es inconsciente de sus problemas
mnésicos1.
Déjà vu: proviene del francés, significa “ya visto antes” y es un tipo de paramnesia del reco-
nocimiento1,2.
109
Delirio megalomaníaco o de grandeza: el paciente tiene una idea exagerada de sus capa-
cidades, considera que tiene habilidades o poderes especiales, que posee bienes, que es
una persona muy importante, etc. Es propio de episodios maníacos y de algunos pacien-
tes con esquizofrenia1.
Delirio de persecución: la persona cree firmemente que existe una conspiración contra él
o que está siendo perseguido por otra persona o fuerza externa que intenta hacerle daño,
causarle lesiones físicas, matarle, etc. El paciente se siente acosado, perseguido, perjudi-
cado e incluso cree que su vida está en peligro1.
Delirio de ruina: creencia de que las posesiones materiales se han perdido; el paciente ase-
gura que él y su familia están totalmente arruinados y en la más absoluta pobreza. Es
también un síntoma frecuente de la depresión grave1.
Delirios religiosos o místicos: el contenido del delirio es de temática religiosa. Debe dife-
renciarse de las experiencias religiosas normales que no tienen características propias de
una ideación delirante. En el delirio mesiánico, el paciente cree cumplir misiones reden-
toras designadas por divinidades, ser un líder universal o se cree él mismo una divinidad 1.
110
Delusión, delirio o idea delirante: idea falsa e irreductible que es mantenida firmemente a
pesar de la evidencia que la contradice y del hecho de que otros miembros del grupo
cultural no la comparten. Se caracterizan por: a) creencia falsa o equivocada, b) fija y
persistente, c) incorregible e irreductible a la argumentación lógica, d) aparece sin un es-
tímulo externo apropiado, e) no es influenciable por la experiencia (convicción), f) se
establece por vía patológica y no se explica por valores sociales, culturales, religiosos o
de pertenencia a ningún grupo, y g) es incomprensible psicológicamente y no deriva de
otros síntomas o sucesos de la vida cotidiana1,4.
Discinecia tardía: trastorno del movimiento que puede aparecer con el tratamiento prolon-
gado con antipsicóticos. Se caracteriza por movimientos anormales involuntarios, sin in-
tencionalidad y repetitivos, que el individuo puede suprimir voluntariamente durante un
período transitorio. Los movimientos son de naturaleza coreoatetósica o distónica y afec-
tan predominantemente a la región orofacial. Los movimientos típicos que pueden apa-
recer son de protrusión de lengua, fruncimiento y chasquido de labios, movimientos de
masticación, movimientos laterales de la mandíbula, movimientos similares a soplar, ha-
cer muecas, parpadeos o fruncir el entrecejo. También puede afectar a otras regiones
como las extremidades superiores (predominantemente áreas distales) e inferiores, cuello,
tronco y, de hecho, puede afectar virtualmente a cualquier grupo muscular. Los movi-
mientos suelen aumentar con la tensión emocional y se reducen con la relajación y desa-
parecen durante el sueño. Como se mencionó, la discinesia tardía aparece en el transcurso
del tratamiento prolongado con antipsicóticos (principalmente antipsicóticos clásicos o
neurolépticos) y la incidencia aumenta cuanto mayor es el número de años de tratamiento.
La hipótesis fisiopatológica más aceptada, aunque no la única, atribuye a una hipersensi-
bilidad de los receptores dopaminérgicos en la vía dopaminérgica nigroestriatal 1.
Difusión o divulgación del pensamiento: el sujeto cree que sus pensamientos se difunden
fuera de su mente, de manera que pueden ser captados por otros. El paciente asume que
los demás saben lo que él piensa. Es una experiencia pasiva en el sentido que no es
deseada sino experimentada. El paciente puede también referir sonorización del pensa-
miento, percibiéndola de forma verbalizada1.
111
Disartria: trastorno específico de la articulación (tono, movimiento muscular) en el que las
bases del lenguaje (gramática, comprensión y elección de palabras) están intactas. Es se-
cundaria a lesiones en el sistema nervioso1.
Disfonías: alteración en la emisión habitual de la voz, por lesiones de los órganos de fona-
ción y/o respiratorios; es menos frecuente y se puede observar en situaciones de gran
carga emocional1.
Disforia: humor displacentero, común en ciertos estados depresivos y que engloba diferen-
tes emociones o sentimientos como ansiedad, malhumor, sufrimiento angustioso o irri-
tabilidad, como más frecuentes. Tienen en común la tonalidad negativa que conlleva una
importante sensación de malestar general1.
Distonía: contracción tónica involuntaria de un grupo muscular que provoca una postura
anormal sostenida; las contracciones inicialmente pueden ser intermitentes y afectan a
grupos musculares variados. Puede ser idiopática o asociada a otros trastornos neuroló-
gicos como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Wilson o la intoxicación por
monóxido de carbono, entre otras causas. Una causa frecuente de distonías son los efec-
tos extrapiramidales de los fármacos antipsicóticos. Suele aparecer de forma brusca a las
pocas horas o días del inicio o aumento de la dosis de una medicación antipsicótica, por
bloqueo de los receptores dopaminérgicos; el tratamiento se basa en la administración de
anticolinérgicos (biperideno). Las distonías agudas más típicas producen contracciones
musculares que afectan al cuello (tortícolis), a la lengua (distonía lingual), mandíbula o las
que provocan una desviación de la mirada hacia arriba (crisis oculogiras). En ocasiones
pueden producir espasmos de los músculos paraespinales lo que ocasiona opistótonos 1.
Ecolalia: repetición irrelevante y persistente de las últimas palabras o frases dirigidas al pa-
ciente a modo de eco. Puede también imitar su entonación1.
112
Ensalada de palabras: aparición de conexiones incoherentes o incomprensibles de palabras
que no responden a ninguna regla gramatical, y sin significado aparente. También se ha
llamado por algunos autores esquizoafasia1.
Fobia: temor irracional aceptado por el sujeto a un objeto o situación particulares, al punto
que la vida de la persona se ve dominada por la conducta de evitación3.
Fuga de ideas o pensamiento ideo fugal: sucesión de asociaciones múltiples por la que el
pensamiento parece saltar bruscamente de un tema a otro. Se evidencia por un flujo de
palabras casi continuo; existe además distraibilidad y se cambia de tema ante cualquier
estímulo externo, aunque pueda ser irrelevante, de manera que prácticamente no se con-
cluye ninguna idea. El paciente habla sin cesar, estableciendo escasas pausas, sin parecer
cansarse. Aparece una exagerada capacidad asociativa saltando de una idea a otra con
excesiva facilidad (pensamiento saltigrado) o incluso pueden aparecer asociaciones de
ideas por asonancia de palabras (el solo sonido de una palabra provoca una asociación
con otra palabra fonéticamente parecida) o por cambio en el sentido de una palabra o
también por estímulos externos (mobiliario de la habitación, etc.). Se observa preferen-
temente asociado a taquipsiquia y aparece en los episodios maníacos o secundario a algu-
nos tóxicos1.
113
denotan capacidades mnésicas prodigiosas que por lo general se limitan a un sector con-
creto (recordar listas amplias de palabras, números telefónicos, memoria para materia
musical o matemática). Son personas con inteligencia normal o superior que pueden uti-
lizar procedimientos mnemotécnicos elaborados. Por otro lado, también es conocido el
caso de los idiots savants1,2.
Idea sobrevalorada: creencia persistente y no razonable que se mantiene con menos inten-
sidad que la idea delirante de grandeza (el sujeto es capaz de aceptar la posibilidad de que
su creencia pueda no ser cierta). La creencia no es aceptada habitualmente por otros
miembros de la cultura o subcultura a que pertenece el sujeto1,3,9.
Ideas fijas: ideas que pueden ser falsas pero corregibles y reversibles, de manera que son
cambiadas bajo un razonamiento adecuado, a diferencia de la ideación delirante. El sujeto
no las siente como extrañas o patológicas, carecen de una gran carga afectiva sobreaña-
dida. Con frecuencia aparecen en la vida diaria, generalmente por falta de información o
por información ambigua sobre el tema al que responde la idea1.
114
corregible y modificable. Sucede en sujetos sanos y rara vez en pacientes psiquiátricos o
neurológicos1.
Ilusión de Müller-Lyer: ilusión óptica en la que dos o más segmentos de igual tamaño
parecen más grandes o más pequeños dependiendo de que las puntas de flecha añadidos
en sus extremos apunten hacia adentro o fuera2,10.
Imagen eidética: visión actual de una imagen visualizada en el pasado. Sucede con los ojos
cerrados y sin la participación directa de la voluntad. En su génesis, intervienen mecanis-
mos de la memoria y emocionales. No guarda relación estricta con patologías, refiriéndola
personas normales en condiciones de fatiga o reposo solitario1.
Incontinencia afectiva o llanto fácil: falta de control sobre la afectividad por lo que las
emociones surgen de modo exageradamente rápido, alcanzando una intensidad excesiva.
Los estímulos muy superficiales motivan intensas emociones que se manifiestan en la
mímica y en la gesticulación. Por ejemplo, un sujeto al que se le pregunta el nombre de
un familiar cercano, comienza a llorar desconsoladamente. La incontinencia afectiva
puede aparecer en pacientes orgánicos o en cuadros bipolares mixtos 1.
Inserción del pensamiento o imposición del pensamiento: el sujeto cree que sus pensa-
mientos son ajenos y han sido insertados en su interior mediante algún mecanismo (tele-
patía, ordenadores, etc.), de manera que está pensando lo que él no desea sino lo que
otros quieren1.
115
Insomnio: dificultad para dormir; puede ser insomnio inicial cuando existe dificultad para
quedarse dormido, insomnio medio al despertarse a mitad de la noche y volver a dormir
con dificultad o bien insomnio terminal que consiste en un despertar temprano con in-
capacidad para volver a dormir3.
Labilidad afectiva o labilidad emocional: cambios rápidos del estado emocional indepen-
dientemente de estímulos causales externos. Dura poco tiempo (segundos-minutos), aun-
que puede reaparecer varias veces en el mismo paciente. Este síntoma es común en suje-
tos con trastornos afectivos, trastornos orgánicos, sujetos inmaduros y en otras afeccio-
nes como son los episodios psicóticos agudos. La aparición de labilidad emocional y de
incontinencia afectiva en el mismo paciente es típica de ciertos trastornos orgánico-cere-
brales como la epilepsia, demencias o cuadros seudobulbares1.
Lectura del pensamiento: el paciente cree que los demás conocen sus pensamientos o que
pueden leer su mente1.
Ley de Ribot: versa sobre cómo se pierden los recuerdos. Estos se olvidan siguiendo una
ley cronológica (los recuerdos más recientes son los primeros en perderse) en orden in-
verso a la adquisición10.
Locura de dos o delirio compartido: trastorno caracterizado por compartir ideas delirantes
entre dos (folie á deux) o más individuos (folie á plusieurs) que viven de una manera
íntima por lo general en una relación familiar. Un miembro de la pareja o del grupo parece
influir siempre en los demás y dominarlos. Las ideas delirantes pueden producir tipos
extraños de conducta como hacer preparativos para el fin del mundo 1,3.
Macropsia: alteración de la percepción en la que los objetos son percibidos más grandes de
lo que son en realidad; este síndrome es inverso a la micropsia. “Alicia en el país de las
maravillas”1,3,9.
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Metamorfopsia: son distorsiones del tamaño y forma de los objetos. Deben diferenciarse
de las micro-macrozoopsias, del delirium tremens y de otras psicosis tóxicas1.0
Miodesopsias, moscas volantes o cuerpos flotantes: son un defecto ocular que se mani-
fiesta en la visión como un conjunto de manchas, puntos o filamentos (a veces en forma
de telaraña) suspendidos en el campo visual que no se corresponden con objetos externos
reales10.
Mutismo: el paciente se mantiene callado y no emite sonidos, sin embargo, está en vigilia,
consciente y comprende órdenes. Puede escribir de forma coherente y la expresión cor-
poral puede estar conservada. Cursa en los trastornos depresivos, estados catatónicos y
en la esquizofrenia. El mutismo también puede presentarse por lesiones principalmente
de fosa posterior y que afectan al cerebelo1.
Negativismo: actitud de oposición (por parte del paciente) a los movimientos que se le
ordenan. Se distingue un negativismo pasivo en el que la resistencia no es activa (mantiene
los ojos cerrados ante las preguntas) y un negativismo activo en el que el paciente muestra
una resistencia y oposición activa haciendo incluso lo contrario a lo que se le pide1.
Palilalia: repetición involuntaria de una palabra varias veces seguidas y de forma espasmó-
dica. Es frecuente en pacientes con afasia, esquizofrenia y otros trastornos neurológicos
(enfermedad de Parkinson, etc.).
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La repetición espasmódica de una sílaba en lugar de toda la palabra se llama logoclonía 1.
Parálisis del sueño: estado similar a la cataplejía, pero sin desencadenantes emocionales. El
paciente nota una imposibilidad de movimiento durante el sueño o al despertar, de dura-
ción no mayor a pocos minutos y que puede cesar ante estímulos externos. La parálisis
del sueño aparece en el 10% a 50% de casos de narcolepsia; cuando se asocia a percepción
alucinatoria, constituye una experiencia intensamente ansiógena1.
Parasomnias: trastornos en el que se incluyen desde hechos fisiológicos que adquieren sig-
nificación clínica por presentarse fuera del estado de vigilia hasta condiciones clínicas
exacerbadas por el sueño. Destacan el sonambulismo, los terrores nocturnos, las pesa-
dillas, la enuresis, el bruxismo y el trastorno de conducta de la fase rapid eye movement
(REM) del sueño1.
Pensamiento dereista: incapacidad para tomar en cuenta los hechos de la realidad, de modo
que los pensamientos se derivan principalmente de las fantasías antes que de la expe-
riencia y la inferencia lógica3.
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Pensamiento tangencial: incapacidad para asociar pensamientos dirigidos a un objetivo
específico. El paciente responde de forma oblicua a lo que se le pregunta y pierde el
hilo de la conversación. Existe falta de relación entre la pregunta y la respuesta dada.
El paciente responde de manera general o incluso irrelevante. No llega al objetivo final
(a diferencia del pensamiento circunstancial, donde después de muchos rodeos puede
llegar a la idea final)1.
Pobreza del lenguaje o lenguaje vacío: disminución de la cantidad del habla espontánea,
siendo las respuestas breves, poco fluidas, fragmentarias, vagas y no elaboradas. Es raro
que el paciente proporcione información adicional que no le fue específicamente pre-
guntada. El paciente puede mantenerse callado si no se le pregunta y responde sólo con
monosílabos (sí, no, etc.), incluso algunas preguntas pueden quedarse sin respuesta 1.
Poliopía: visión de imágenes múltiples con frecuencia en un hemicampo, que persisten con
los ojos cerrados. Son habituales en lesiones o traumatismos del lóbulo occipital. Suelen
modificarse cuando el paciente focaliza la mirada1.
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Pseudoalucinación o alucinaciones psíquicas: percepción de un objeto inexistente al in-
terno del sujeto y no en el mundo exterior. No se captan con los órganos de los sentidos
sino con el "ojo interno"2.
Robo del pensamiento: creencia del paciente que alguna fuerza externa le ha sacado los
pensamientos de su cabeza, de manera que ahora ya no los tiene. Es una experiencia
no deseada, pasiva, experimentada como real y que puede llegar a ocasionar explicacio-
nes delirantes1.
Signos de liberación frontal: conjunto de signos que pueden presentarse en niños menores
de un año. Son anormales en niños mayores y adultos posiblemente por lesión frontal.
Algunos de estos signos son: parpadeo glabelar continuado, reflejo palmomentoniano
y paratonía. En pacientes con enfermedades más severas pueden presentarse otros sig-
nos como los reflejos de succión y de prensión. La presencia de fenómenos de libera-
ción frontal es frecuente en la enfermedad de Alzheimer1.
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parece ser, sino un impostor que ha ocupado su lugar. Se trata de una falsa identifica-
ción. Aparece en algunos pacientes con esquizofrenia y en pacientes con trastornos
mentales orgánicos1.
Síndrome de Charles Bonnet: el filósofo suizo Charles Bonnet en 1750, describió un fe-
nómeno sensorial caracterizado por alucinaciones visuales en pacientes con ceguera
parcial o completa. Bonnet describió estas alucinaciones en su abuelo paterno descar-
tando las ilusiones o las delusiones, describiéndolas como “impresiones sensoriales
desde fuera”, como si los objetos (caras, figuras, etc.) estuvieran realmente presentes
en una parte específica del cerebro. Las alucinaciones se perciben en la parte ciega del
campo visual y pueden desaparecer cuando se mueve la mirada o se cierran los ojos. El
trastorno se asocia con frecuencia a degeneración macular (l% a 40%). Las alucinacio-
nes son muy variadas en color, forma, texturas, caras, etc.1.
Síndrome de Cotard o delirio nihilista: recibe su nombre de Jules Cotard, neurólogo fran-
cés que descubrió este síndrome. Son creencias referentes al cuerpo, caracterizadas por
contenidos de negación o inexistencia. El paciente suele creer que uno mismo, los de-
más o incluso el mundo entero no existe. Cree que está muerto, vacío, sin vísceras y
por lo tanto carece de cuerpo material1.
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Síndrome de Ganser: llamado así en honor al psiquiatra alemán Sigbert Josef Maria Ganser
y clasificado dentro de los trastornos disociativos. El sujeto con este síndrome se ca-
racteriza por responder a las preguntas de una manera llamativa, aproximada, sin sen-
tido o evidentemente errónea12.
Terrores nocturnos: parasomnia que aparece en la fase No REM y que incide sobre todo
en niños entre los 4-5 y 12 años. Tiene un importante componente genético; el 90% de
los pacientes tienen historia familiar de terrores nocturnos o sonambulismo. Es un te-
rror extremo y un estado de inhabilidad para recuperar la consciencia completamente.
En este estado, la persona no tiene control de sus movimientos. El niño (o adulto) grita
de forma súbita, presentando un despertar de tipo vegetativo con sudoración, taquicar-
dia e hiperventilación1.
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por numerosas enfermedades y estados. Suelen considerarse tres tipos de temblores: de
reposo, postural e intencional1.
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