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DERECHO ABSOLUTO
Podríamos decir que “todo derecho viene de Dios”, e la misma manera como se
dice que “todo poder viene de Dios”. Esta afirmación, sin embargo, es relativa. Si todo
derecho proviene de Dios. Entonces todo derecho es divino. Y si admitimos que no es
un pleonasmo decir derecho justo, implícitamente estamos admitiendo que puede existir
un derecho injusto. Ahora bien, ¿es concebible que este último también provenga de
Dios?
Entre los diversos atributos que los filósofos de mayor fuente están acordes en
reconocer al ser Divino, se encuentra el de la Omnipotencia. El sumo Hacedor, se dice,
todo lo puede; es todopoderoso. No se puede imaginar que por encima de él exista un
poder superior, pues entonces dejaría de tener el carácter de divino, el cual pasaría al
ser en cuyas manos estuviera el poder supremo. De manera que si el poder de Dios es
ilimitado, ilimitado es también su derecho. ¿Quiere esto decir que el derecho divino
queda al libre arbitro de la voluntad divina? Más que de la voluntad divina, este derecho
depende de la sapientísima razón del Altísimo, si tenemos en cuenta que también son
atributos de éste, la suma sabiduría y la suma bondad.i Así como un hombre honrado y
bueno podría cometer un crimen si quisiera, pero no lo comete porque su conciencia y
su razón se lo impiden, así la razón y la bondad divina controlan, por así decirlo, la
suma voluntad, formando con ella un todo armónico. Lógico sería pensar que la acción
divina contraviniera los dictados de la razón suprema. Todo en dios es armonía. La
razón ordena, y la voluntad ejecuta.
Llegamos así a la conclusión de que el derecho divino es el sumo derecho, el
derecho absoluto, el derecho total, que Dios posee. Dios posee todo derecho y, sin
embargo, no tiene frente a nadie ninguna obligación. Kant, entre otros, ha hecho notar
igualmente esta carencia de obligación correlativa al derecho divino. ii
Este derecho, según hemos visto, se mide por la fuerza (cualquiera que ella sea:
energía física, inteligencia, habilidad, grande o pequeña) del ser racional o irracional.
De acuerdo con esta idea, si sé acapta que los animales tienen voluntad,
también tiene entonces derecho: podría decirse, por ejemplo, que el tigre tiene derecho
a caminar, a sentarse, a matar, etc. Todo esto, naturalmente, tomando en un sentido
excesivamente amplio la palabra derecho. Aun cuando estos seres animados ignoren
por decirlo así, sus derechos, los ejercitan digamos, inconsciente e instintivamente. No
es la misma situación la que se presenta en los seres inanimados: no podemos decir,
por ejemplo, que la hoja que se pone en movimiento al ser impulsada por el aire,
ejercita un derecho, sino más bien podría decirse que cumple una obligación de
desplazamiento; la hoja es obligada, dijéramos, por el aire a mover. Sólo el hombre está
capacitado para conocer su derecho de fuerza, que puede ejercitar o no ejercitar, y con
respecto al cual no existe, propiamente hablando, una obligación.
Guillermo de Auxerre expone una concepción semejante del derecho natural.
Distingue tras clases de éste: el ius naturale universalissimum, el universalius y el
speciale. Universalissimum es el derecho natural “que se encuentra en todas las
cosas”. De esta justicia natural trata Platón en el timeo. Universalius es el derecho
natural que la naturaleza dicta a todos los seres animados, y del cual había hablado
Ulpiano. El speciale es el derecho natural que ha sido dictado por la recta razón.iv
EL DERECHO RACIONAL
El derecho racional es aquel concebido por la razón. Es exclusivo, pues de todo
ser pensante. Frente a la naturaleza egoísta del hombre, Dios colocó su naturaleza
altruista; frente a la pasión, la razón; frente a lo absurdo, lo lógico.
De acuerdo con este concepto, se tiene derecho a todo lo que no vaya en contra
de la razón; no importa que no sea justo, con tal de que sea tampoco injusto. Como ya
dijimos, todo lo justo es racional, pero no todo lo racional es justo: puede ser ajusto, es
decir, ni justo ni injusto; todo injusto, en cambio, es irracional. Ejemplo de derecho
racional ajusta es el caso que ya hemos citado de la regla de tránsito que ordena según
tal o cual sentido: no es ni justa ni injusta; es simplemente una “norma de ordenación”,
según el nombre que le da Radbruch, desde el punto de vista del derecho estatal, este
precepto es más bien una obligación; desde el punto de vista del derecho racional, es
más bien un derecho, pues la razón no lo ordena ni lo prohíbe, sino simplemente lo
permite. En último análisis, sin embargo, toda obligación entraña o implica un derecho:
el derecho, cuando menos, de cumplirla; pero no todo derecho entraña o implica una
obligación, a menos que sea la de no impedir que se ejercite ese derecho. Estas
obligaciones de “no impedir” se asemejarían bastante a las correlativas de los derechos
positivos llamados reales.
De manera que en el derecho racional encontramos, por vez primera, una
obligación correlativa a un derecho. Al derecho de no hacer injusticia (derecho racional
en sentido amplio) corresponde la obligación de no forzar a cometer injusticia; a la
obligación de hacer justicia (derecho racional en sentido estricto: derecho justo)
corresponde el derecho de recibir justicia. Un ejemplo nos aclarará mejor estas
ideas: frente a la obligación justa que tiene el deudor de pagar su crédito al
acreedor (obligación de recibir justicia); frente al derecho de pagar el adeudo
(derecho de no hacer injusticia), existe la obligación de no impedir esta actitud,
es decir, que el deudor pague su deuda a su acreedor (obligación de no forzar a
hacer injusticia). Podría decirse que el acreedor tiene también derecho a no ser
impedido a recibir el pago de su prestación.
NOTAS
i
Cfr. LEIBNIZ, Gottfried Wilhelm, tres ensayos: el derecho y la equidad, la justicia, la sabiduría, trad.
Eduardo García Máynez, centro de estudios filosóficos, cuaderno 7, Universidad nacional autónoma de
México, 1960, pp. 7 y siguientes.
ii
KANT, op. Cit., “División de la metafísica de las costumbres en general”, III, p. 59; La Paz perpetua
(tratado político-filosófico), trad. R.I. Suh, Araujo, Buenos Aires, 1938, sec. 2ª. 1er. Art. Definitivo, p. 31,
nota.
iii
Naturaleza: conjunto de “cosas” en cuya creación no ha intervenido para nada la voluntad del hombre.
En una estatua, el material, si es puro, es natural; la forma no lo es, porque ha sido creada por
la voluntad humana.
iv
Véase FASSO, Guido, op. Cit., t. 1, cap. 15, núm. 4, p. 174.
1. El derecho divino de los reyes
La verdadera ley de las monarquías libres (The True Law of Free Monarchies),
en la que desarrolló la doctrina del derecho divino de los reyes.
El don real (Basilikon Doron), en la que instruía a su hijo y heredero, el duque
de Rothesay, en el arte de gobernar.
Jacobo VI presenta una monarquía absoluta, que asume directamente el poder
supremo de la sociedad. Apoyándose en una falsa argumentación histórica,
mantiene que el poder de la monarquía es anterior a la existencia de la sociedad y
sus estamentos. La monarquía libre es la independiente de reyes extranjeros y,
sobre todo, de resistencias internas (como el Parlamento, la nobleza o las
ciudades). El poder del rey es semejante al poder de Dios, del que procede. Por
ello, el monarca es el creador de la ley y el Parlamento no puede ser más que un
consejo asesor. Los súbditos han de obedecer el poder ilimitado del rey por
obligación cristiana. El derecho de resistencia no existe en el planteamiento del
monarca escocés.
Según Filmer, Dios le concedió el poder a Adán, al patriarca, para que gobernase
sobre Eva y sus hijos, y sobre los hijos de sus hijos. Vemos, pues, que la familia
es el germen de la sociedad civil y el patriarca el del rey.
1.2. Francia
2.1. Althusius
Por otra parte, Althusius concibe un Estado federal y confesional, de acuerdo con
su profesión calvinista. La república tiene el deber de promover la salud del alma,
la misión de vigilar y actuar para que se cumpla la ley de Dios, la obligación de
proteger la verdadera religión. Para llevar a cabo las funciones religiosas, el
Estado debe contar con una organización eclesiástica dirigida por un presbiterio, al
estilo del gobierno de Ginebra.
2.2. Grocio
2.2.1. Vida y obra
El holandés Huig de Groot (1583-1645), también conocido como Hugo Grotius
o Hugo Grocio, fue un niño prodigio que comenzó a cursar estudios universitarios
de Lenguas clásicas, Filosofía y Derecho a los 11 años en Leiden y Orleans. Con
16 años comenzó a ejercer como jurista. Partidario de la teología arminiana, se
enfrentó a los calvinistas monárquicos en diversas disputas religiosas y políticas, y
en 1618 fue condenado a cadena perpetua y a la confiscación de todos sus
bienes. En 1621 consiguió escapar de la cárcel y se refugió en París, donde vivió
exiliado hasta su muerte.
Formado en la tradición humanista holandesa, la obra de Grocio muestra aspectos
que encontrábamos ya en Erasmo, como un gran dominio del latín, la confianza en
la razón humana, la búsqueda de la conciliación, la paz y el entendimiento entre
los pueblos, o la importancia del Derecho para regular las relaciones
internacionales.
El derecho de presa (De iure praedae commentarius), del que solo fue
publicado un capítulo titulado El mar libre (Mare liberum). En él, Grocio se
opone a la legitimación del monopolio transatlántico hispano-portugués por
medio las bulas alejandrinas, argumentando que la donación pontificia no
puede tener valor jurídico y que únicamente puede ser considerada como un
arbitraje que obligaba a las partes y no a terceros. Grocio defiende la libertad
de los mares y el derecho natural de comunicación (en la línea de Vitoria).
El derecho de la guerra y de la paz (De iure belli ac pacis), su obra más
importante, que ha sido considerada como el primer tratado sistemático sobre
el derecho internacional y, además, recoge su teoría sobre el Derecho natural.
2.2.2. Derecho natural
Grocio tiene un papel fundamental en la filosofía porque evoluciona la concepción
escolástica teológica del Derecho natural a una nueva percepción racionalista,
independiente y secularizada.
El pensador parte de la premisa de que una creencia religiosa (el origen divino del
Derecho natural) no podía ser la base de su obligatoriedad global, en un mundo
que no solo acogía a cristianos de distintas confesiones, sino también a paganos,
que profesaban otras religiones.
De esta forma, Grocio afirma la existencia del Derecho natural como un orden
objetivo autónomo e independiente del dogma teológico (y, consecuentemente, del
poder de la Iglesia) y de la autoridad del Estado absolutista. Así, tanto la jerarquía
eclesiástica como los monarcas habían de someterse al Derecho natural.
Dedica una especial atención al Derecho de gentes, movido por los múltiples
conflictos causados en su época tanto por la fragmentación religiosa, como
por los procesos expansivos europeos y coloniales de las monarquías
absolutas.
Y trata también el derecho de la guerra:
o Piensa que la declaración de guerra es una competencia de la autoridad
pública, afirmando así la legitimidad de cualquier declaración formal de
guerra realizada por el gobernante, independientemente de la justicia de
la causa.
o Intenta reducir los efectos de las guerras, limitando los daños que es lícito
infligir al adversario en función de los principios de necesidad y
humanidad, y ante la posibilidad de tener que contar a largo plazo, en el
futuro, con la alianza de los vencidos en un enfrentamiento venidero
contra otra u otras potencias.
o Y, por último, concede gran importancia al arbitraje internacional.
2.3. Pufendorf
2.3.1. Vida y obra
Samuel Pufendorf (1632-1694) es la primera gran figura de los pensadores
iusnaturalistas alemanes del siglo XVII. Nació en Sajonia en el seno de una familia
protestante. Estudió Teología y Derecho en la Universidad de Leigzip, y Filosofía y
Matemáticas en la de Jena. Desempeñó trabajos diplomáticos hasta que en 1661
fue llamado por la Universidad de Heidelberg para impartir docencia en la primera
cátedra universitaria de Derecho natural y de gentes. En 1570 aceptó la invitación
de Carlos XI de Suecia para ocupar una cátedra en la Universidad de Lund.
Posteriormente, fue nombrado miembro del Consejo privado del citado monarca.
En 1688 volvió a Alemania, al servicio del príncipe elector de Brandenburgo. Murió
en 1694 en Berlín.
Entre las principales obras de Pufendorf, podemos señalar las siguientes:
2.3. Leibniz
2.3.1. Vida y obra
Gottfried Wilhelm von Leibniz (1646-1716) nació en Leipzig en el seno de una
familia de profesores universitarios. Desde la niñez mostró dotes para el estudio,
aprendiendo latín por sí solo a los 12 años. Con 14 años inició los estudios
universitarios en su ciudad natal y con 20 ya se había especializado en Derecho y
Filosofía. Tras doctorarse en la Universidad de Altdorf prefirió no dedicarse a la
docencia universitaria y empezó a trabajar para el elector de Mainz. Aunque en un
primer momento desarrolló tareas jurídicas, posteriormente trabajó en temas
diplomáticos. Ello permitió a Leibniz vivir durante un tiempo en París, Londres y La
Haya, lugares en los que entabló contacto y conoció la obra de muchos de los
intelectuales más destacados de su época. Tras la muerte del elector de Mainz,
Leibniz comenzó a trabajar en Hannover para los duques de Brunswick como
historiador, consejero político y bibliotecario. Leibniz pudo dedicarse también a la
realización de investigaciones y a la redacción de escritos sobre distintas
disciplinas: matemática, lógica, física y filosofía. Leibniz falleció en Hannover en
1716.
Durante su vida, Leibniz publicó innumerables panfletos y artículos académicos
sobre Filosofía, Teología, Derecho, Historia, Matemáticas, Física o Biología en
alemán, francés y latín. Mantuvo una correspondencia muy activa, escribiendo a lo
largo de su vida unas 15.000 cartas. Solo publicó tres libros:
Essais de Théodicée (Ensayos de Teodicea).
De Ars combinatoria.
Nouveaux essais sur l’entendement humain (Nuevos ensayos sobre el
entendimiento humano),
2.3.2. Optimismo y reconciliación
Las bases del pensamiento de Leibniz son el optimismo y la reconciliación:
MIGRACIÓN
Los movimientos migratorios han estado presente a lo largo de toda la historia del
ser humano, para Douglas Massey citado por Andrés Alejandro Robles Chong1,
históricamente tienen sus orígenes en Europa y han cobrado relevancia desde las
épocas de conquistas, colonias, revolución industrial y mitad del siglo XX, dentro
de las cuales han existido flujos migratorios de europeos hacia África, Asia,
América y Oceanía.
de las Naciones Unidas para los Refugiados inicia su papel en la protección de los
derechos humanos de los desplazados en nuestra región.
Por otro lado Alfaro Jiménez amplía el concepto, al incluir diversos elementos, al
mencionar que: “La migración es el desplazamiento de personas o de grupos
sociales que se trasladan de un lugar a otro, por causas de carácter económico,
cultural, de trabajo o de cualquier otra índole. También se dan esos
desplazamientos por razones políticas o religiosas. El movimiento migratorio es de
dos clases, de adentro hacia afuera, en cuyo caso recibe el nombre de
emigración, o a la inversa, de afuera hacia adentro que se llama inmigración. A
quienes se trasladan en uno u otro sentido genéricamente se los denomina
migrantes”13.
Tal como lo expone Alfaro Jiménez, la persona o grupo de personas que realizan
estos movimientos migratorios se les denomina “migrantes”; dependiendo de la
forma de migración se les conoce como “emigrantes” (los que salen de su país de
origen) o “inmigrantes” (los que llegan a un país distinto al de su origen)
Por lo que se puede inferir que refugiado es aquella persona que por temores de
ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un
determinado grupo social, opiniones políticas, o por amenazas por agresiones
graves a su vida, seguridad o libertad, agresión extranjera, conflictos internos,
violación masiva de sus derechos humanos u otras circunstancias que perturben
gravemente el orden público, han huido de su país sin querer regresar a él, en
búsqueda de protección en otro territorio.
En Guatemala, el refugio como migración forzada tuvo su origen alrededor del año
de 1954 por efecto del golpe de Estado a Jacobo Arbenz, guatemaltecos huían al
vecino país del norte, en donde solo se concedió asilo29 a distinguidos
intelectuales, escritores y dirigentes políticos30. Sin embargo tuvo su auge a
inicios de los años sesenta debido al conflicto armado interno que duró 30 años31;
la guerra civil tuvo como consecuencia un movimiento masivo de población
guatemalteca hacia el exterior, especialmente al sur de México.
REFERENCIAS
15 Loc. Cit.
Ningún país ni región del mundo escapa a la dinámica de las migraciones o puede
mantenerse ajeno a sus consecuencias. La mayoría de los movimientos
migratorios se debe a la búsqueda de mejores condiciones de vida, y su dinámica
es favorecida por complejos factores estructurales como las asimetrías
económicas entre las naciones, la creciente interdependencia económica y las
intensas relaciones e intercambios entre los países.12
Borisovna argumenta que “la migración es causada por ciertas fuerzas sociales,
económicas, políticas y ecológicas (o una mezcla de estas) que preceden
claramente al movimiento de población en una secuencia temporal de causa-
efecto.”13
People migrate for many reasons: to escape distressed areas, to find better jobs,
even to satisfy a feeling of wanderlust. Rural people are attracted by the bright
lights of the city; city people move to countryside offer a pleasant climate or
abundant recreational opportunities.17
Para Everett Lee existen cuatro factores que determinan la migración: los factores
asociados con el área de origen, los factores asociados con el área de destino,
obstáculos que intervienen y los factores personales.18
REFERENCIAS
Guadalajara, México.
12 (2004). “Migración mexicana hacia los Estados Unidos”. Revista del Consejo
Estatal de Población. Segundo Trimestre del 2004. Año XII, No. 53, p.5
14 Ibíd., p. 57
22 Bueno Sánchez, Eramis et. al. (2004). Apuntes sobre la migración internacional
y su estudio. Zacatecas:Universidad Autónoma de Zacatecas, Unidad Académica
de Ciencias Sociales, p.43