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El remedio a la inflación

Friedman se pregunta acerca de la razón por la cual el dinero tiene valor y por qué las
personas aceptan intercambiar bienes por este “papel”. La respuesta que da es que cada
persona lo acepta porque confían en que los otros hagan lo mismo. Estos trozos de papel
tienen valor porque todo el mundo piensa que lo tienen. Y lo creen así porque en su
experiencia han tenido valor. “Los EE.UU no podrían funcionar más que a un ritmo menor
que su nivel actual de producción sin un medio de cambio común y ampliamente aceptado,
no obstante, la existencia de este medio de cambio común y ampliamente aceptado se
apoya en una convención que debe su existencia a la aceptación mutua de lo que, desde un
punto de vista, es una ficción”. A pesar de que el valor de la moneda se apoya en una
ficción, el dinero cumple una función económica extraordinariamente útil, es un instrumento
para obtener con rapidez y comodidad lo que se conseguiría, aunque con más lentitud y
fatiga sin el.

Este capítulo examina el camino opuesto en el que el dinero deja de cumplir las funciones
encomendadas: al aumentar demasiado su cantidad.

Las variedades del dinero

A lo largo de la historia se han empleado como dinero una sorprendente variedad de


instrumentos (sal, seda, pieles, pescado seco, metales preciosos, tabaco, etc). La única
cosa que todos los artículos utilizados como dinero han tenido en común es su aceptación,
en un lugar y periodo concreto, a cambio de otros bienes y servicios en la creencia de que
otros aceptarán dichos artículos del mismo modo.
[Acá da ejemplos de cosas que se han utilizado como dinero, y se centra en el tabaco,
cuenta como se usaba y esas cosas, no es importante. Lo más importante que se puede
sacar es que cuando aumentó la producción de tabaco se generó inflación, “porque como
ocurre siempre que la cantidad de dinero aumenta con mayor rapidez que la de bienes y
servicios que se puedan comprar con ese dinero, los precios de los otros bienes
aumentaron en términos de tabaco”].
Los principios generales ejemplificados en el dinero-tabaco utilizado en Virginia siguen
vigentes en la era moderna, a pesar de que el dinero-papel emitido por el estado ha
reemplazado a las mercancías como el dinero básico de la sociedad. Sigue siendo tan
cierto como antes que un aumento más rápido de la cantidad de dinero que de la de bienes
y servicios que se pueden comprar provocará inflación, aumentando los precios en términos
de ese dinero. Hoy en día, cuando los medios comúnmente aceptados de pago no tienen
ninguna relación con una mercancía dada, el estado determina la cantidad de dinero. Este y
solo este es responsable de cualquier aumento rápido de la cantidad de dinero.

Las causas inmediatas de la inflación

“La inflación es una enfermedad, peligrosa y a veces fatal, que si no se remedia a tiempo
puede destruir a una sociedad”. Ningún gobierno está dispuesto a aceptar la
responsabilidad de haber provocado la inflación. Los funcionarios públicos encuentran
siempre una excusa: hombres de negocios voraces, sindicatos codiciosos, consumidores
despilfarradores, los jeques árabes, o cualquier otra que parezca plausible. Es cierto que
todas esas causas pueden conducir a un aumento de precios de bienes individuales, pero
no pueden llevar a un incremento general de los precios de los productos. No pueden ser la
causa de una inflación continua por una simple razón: ninguno de estos aparentes culpables
posee una máquina de imprimir billetes.
-En el mundo moderno, la inflación es un fenómeno relacionado con la impresión de billetes,
es decir, un fenómeno monetario.

Si la cantidad de bienes y servicios que se pueden comprar (la producción) aumentara tan
rápidamente como la de dinero, los precios permanecerian estables. Incluso descenderían
paulatinamente, ya que la tenencia de ingresos superiores llevaría a los individuos a
mantener una parte superior de su riqueza en forma de dinero. La inflación se produce
cuando la cantidad de dinero aumenta más rápido que la de bienes y servicios, cuanto
mayor es el incremento de la cantidad de dinero por unidad de producción, la tasa de
inflación es más alta.
Los recursos físicos y humanos disponibles y la mejora en el conocimiento y la capacidad
para utilizarlos fijan un límite a la producción. La producción crece de un modo bastante
lento.
La cantidad de dinero-mercancía está sujeta a límites físicos similares, a pesar de que a
veces (como lo muestra el ejemplo del tabaco o los metales preciosos del nuevo mundo) el
dinero-mercancía ha crecido más rápidamente que la producción.
Las formas modernas de dinero no están sujetas a límites físicos. La cantidad nominal, es
decir, el número de dólares (o la unidad monetaria que sea) puede crecer a cualquier tasa, y
a veces los aumentos de ésta pueden ser enormes.

.Refutación de otras explicaciones que se han dado sobre la inflación.

Una de las explicaciones señala que los sindicatos son uno de los causantes del aumento
de precios. Se los acusa de utilizar su poder de monopolio para conseguir aumentos
salariales que elevan los costes, y a su vez, los precios. Friedman dice que los sindicatos
pueden prestar servicios realmente útiles a sus miembros. Pueden igualmente hacer
bastante daño limitando las oportunidades de empleo de otros trabajadores, pero no son
causantes de la inflación. El aumento salarial por encima de la productividad constituye una
consecuencia de la inflación, no una causa.
Los empresarios tampoco provocan la inflación. El aumento de los precios de sus productos
es una consecuencia o reflejo de otras fuerzas. Los empresarios no son en realidad más
ambiciosos en los países que han experimentado un aumento muy importante de los
precios que en aquellos cuya inflación ha sido pequeña.
Otras explicaciones que se han dado son la baja productividad…

De esta forma, Friedman refuta otras explicaciones que se han dado y sostiene que la
inflación es principalmente un fenómeno monetario, provocado por un crecimiento mayor de
la cantidad de dinero que de la producción. El papel de la cantidad de dinero es el factor
más importante, el de la producción, el secundario.
Muchos factores pueden producir fluctuaciones temporales en la tasa de inflación pero sus
efectos sólo pueden ser duraderos en tanto en cuanto afecten a la tasa de crecimiento
monetario.

Razones del crecimiento monetario excesivo


La afirmación de que la inflación es un fenómeno monetario es importante, sin embargo, es
sólo el principio de la respuesta sobre las causas y las soluciones a la inflación. La cuestión
más importante consiste en saber por qué se produce un crecimiento excesivo de la oferta
monetaria.
El excesivo crecimiento de la oferta monetaria, y por lo tanto, de la inflación, se deben a los
estados.
En los EE.UU, el crecimiento monetario acelerado durante aprox. los últimos 15 años se ha
producido por 3 razones ligadas entre sí: en primer lugar, el rápido aumento del gasto
público; en segundo lugar, la política de pleno empleo adoptada por la administración; y en
tercer lugar, un plan equivocado de prioridades seguido por el sistema de la Reserva
Federal.
Un gasto público mayor no conducirá a un crecimiento monetario acelerado y a la inflación
si ese gasto adicional se financia mediante impuestos o es dinero privado conseguido
mediante préstamos. En ese caso, el estado tiene más dinero para gastar y el ciudadano
menso. Un gasto público más elevado se corresponde con unos desembolsos privados
menores en cuanto a consumo e inversión. Sin embargo, la imposición fiscal y la obtención
de dinero de los ciudadanos mediante préstamos constituyen vías poco atractivas para
financiar el gasto público adicional. Muchos de nosotros damos bienvenida a un gasto
público más elevado, pero pocos de nosotros queremos pagar más impuestos. El único
camino alternativo para financiar unos gastos públicos más elevados estriba en el aumento
de la cantidad de dinero. Esta constituye una alternativa muy atractiva para el gobierno,
permite aumentar el gasto público y proporcionar bienes y servicios a sus electores, sin
tener que aprobar impuestos para hacer frente a los desembolsos, y sin tener que pedir
prestado a los ciudadanos.
El intento de alcanzar el pleno empleo ha sido otra fuente de importante crecimiento de la
oferta monetaria. La relación con el hecho de la inflación es doble. En primer lugar, se
puede interpretar el gasto público como generador de empleo, y los impuestos recaudados
para financiar aquel como causantes de paro al reducir el gasto privado. Por lo tanto, la
politica de pleno empleo refuerza la tendencia de la Administración a aumentar el gasto,
disminuir los impuestos y financiar cualquier déficit resultante mediante el aumento de la
cantidad de dinero en vez de a través de impuestos o préstamos realizados por el sector
privado.
La tercera fuente de elevado crecimiento de la oferta monetaria en los EE.UU ha consistido
en una política equivocada seguida por el sistema de la reserva federal. El intento de
alcanzar dos obejtivos incompatibles ha generado una desviación inflacionaria. El Banco de
la Reserva Federal tiene el poder para controlar la cantidad de dinero y afirma controlarlo.
Pero este no se ha centrado en el control de la cantidad de dinero, sino en el de los tipos de
interes, algo para lo que carece de poder. El resultado ha sido el fracaso en ambos frentes:
amplias oscilaciones en la cantidad de dinero y de los tipos de interes.
El resultado final consistente en un gasto público más alto, una política de pleno empleo, y
la obsesion del Banco de la Reserva Federal por controlar los tipos de interes, ha sido una
montaña rusa en cuesta arriba. La inflación ha subido y luego ha disminuido. Cada
aumento la ha conducido a un nivel más alto que el punto máximo precedente.
En cada momento la participación del gasto público en la renta ha sido creciente, la de los
ingresos fiscales tambien, pero no tan rápido como el gasto, de modo que el deficit, en
realcion a la renta, ha aumentado.

Los ingresos de la inflación obtenidos por el estado


...

El remedio a la inflación

Es sencillo encontrar un remedio a la inflación y, sin embargo, su puesta en práctica es


difícil. Del mismo modo que un aumento excesivo de la cantidad de dinero es la única causa
importante de la inflación, la reducción de la tasa de crecimiento de la oferta monetaria es el
único remedio para eliminarla. El problema no consiste en no saber qué hacer, pues resulta
bastante sencillo. El estado debe hacer crecer la cantidad de dinero a una velocidad menor.
El problema radica en tener la fuerza política para tomar las medidas necesarias. “Una vez
que la enfermedad de la inflación se encuentra en estado avanzado, su eliminación tarda
mucho tiempo y tiene consecuencias secundarias desagradables”.
Friedman realiza una analogía entre la inflación y el alcoholismo. Y dice “cuando un
alcohólico empieza a beber, los efectos buenos vienen primero, sólo los malos se presentan
al día siguiente cuando se levanta con una resaca, y a menudo no puede evitar mitigarla
más que sintiendo la imperiosa necesidad de volver a beber.” El paralelismo con la inflación
es exacto. Cuando un país inicia un periodo de aumento de los precios, los efectos iniciales
parecen buenos. La cantidad de dinero más alta permite que cualquiera tenga acceso a él
para gastar más sin que ninguna persona tenga que reducir sus gastos. Hay más puestos
de trabajo, la actividad económica se anima y, al principio, prácticamente todo el mundo es
feliz. Pero entonces el mayor gasto empieza a hacer aumentar los precios, los trabajadores
se dan cuenta de que el salario que perciben, aunque monetariamente más elevado, les
permite adquirir menos bienes, los empresarios ven que sus costes han aumentado, de
modo que las ventas adicionales realizadas no proporcionan un beneficio más alto como el
que habían anticipado, a menos que aumenten los precios aún más. Empiezan a surgir las
malas consecuencias: precios más elevados, demanda se apaga, la inflación se combina
con el estancamiento. Como en el caso del alcohólico, el Estado sufre la tentación de
aumentar la cantidad de dinero a un ritmo mayor.
El paralelismo entre alcoholismo e inflación continúa en la solución que debe aplicarse. El
remedio al alcoholismo es sencillo: dejar de beber. Es difícil de aceptar porque, en este
caso, los efectos desagradables llegan primero, y los buenos tardan en llegar. Lo mismo
ocurre con la inflación.
Las consecuencias iniciales secundarias de una tasa menor de crecimiento de la oferta
monetaria son desagradables: una expansión económica más lenta, durante un periodo, un
índice de desempleo más elevado, y sin que por algún tiempo la inflación disminuya. Los
beneficios aparecen aprox. sólo uno o dos años después, en la forma de un aumento más
moderado de los precios, una economía más saludable y dotada con un potencial de rápido
crecimiento económico no inflacionario.
Los efectos secundarios constituyen la razón por la que es difícil que un alcohólico o una
nación que sufre una espiral inflacionaria abandonen la adicción. Sin embargo, existe
también otra razón, la falta de un deseo real para acabar con la adicción.
Por otro lado, “a muchos nos gusta inflación”, naturalmente nos gustaría que los precios de
los artículos bajaran o dejaran de subir. Pero estamos más que contentos viendo que los
precios de los productos que vendemos suben, sean estos los bienes que fabricamos, los
servicios laborales que prestamos, o las casas y otros bienes que poseemos.
Del mismo modo que el elevado gasto público constituye una razón del crecimiento
excesivo de la oferta monetaria, también un menor gasto contribuye a la reducción de dicho
crecimiento.

Los efectos secundarios de una solución al problema de la inflación

“Oímos comentar que una cifra de paro más elevada y un crecimiento económico menor
constituyen soluciones a la inflación, que las alternativas a las que debemos enfrentarnos
son o más inflación o más paro. Sin embargo, a lo largo de las últimas décadas, el
crecimiento de la economía norteamericana ha disminuido, la cifra media de desempleo ha
aumentado, y la tasa de inflación también ha sido más alta. Hemos sufrido al mismo tiempo
más inflación y más paro”. ¿Cómo se explica?
La respuesta es que un crecimiento económico menor y un desempleo más elevados no
son remedios para la inflación. Son los efectos secundarios de una solución adecuada.
Muchas políticas económicas que impiden el crecimiento económico y aumentan el
desempleo, pueden al mismo tiempo incrementar la tasa de inflación. Esto es cierto en el
caso de algunas de las políticas que se han utilizado: controles esporádicos de precios y
salarios, una creciente intervención estatal en la actividad económica, todo acompañado de
un gasto público cada vez mayor, y de un crecimiento rápido de la cantidad de dinero.
Estos efectos secundarios son desagradables, de modo que es importante comprender las
razones debido a las cuales ocurren e intentar encontrar los medios para mitigar sus
efectos.
Consideremos, en primer lugar, lo que ocurre cuando se inicia un crecimiento de la oferta
monetaria inflacionario.
El efecto inicial secundario de un crecimiento más rápido de la oferta monetaria consiste en
la aparición de una cierta prosperidad económica y una cifra de empleo más alta. Pero tarde
o temprano esta señal general se hará notar.
Si el crecimiento de la oferta monetaria no continúa acelerándose, el estímulo inicial que se
había convertido en un aumento del empleo y de la producción se ve reemplazado por la
tendencia opuesta: ambas magnitudes disminuirán como consecuencia de unos precios y
salarios mayores.
Es necesario un cierto tiempo para que estas reacciones se produzcan.
La secuencia de los acontecimientos que conducen a una disminución del crecimiento de la
oferta monetaria es la misma que se acaba de explicar, excepto que se produce en
dirección opuesta. La reducción inicial del gasto se interpreta como una disminución de la
demanda de productos concretos que, tras un intervalo, conduce a una baja en la
producción y en el empleo. Tras otro ínterin, la inflación disminuye, y va acompañada a su
vez de un aumento de la producción y el empleo.
Los cambios que se producen en las tasas de crecimiento de la oferta monetaria y en la
inflación ponen en marcha todos estos ajustes.

La suavización de los efectos secundarios

No hay modo de evitar los efectos secundarios que una solución a la inflación genera, sin
embargo, es posible suavizar dichos efectos.
El instrumento más importante para moderar estas consecuencias consiste en reducir la
inflación gradual, pero continuamente mediante una política anunciada de antemano y que
reciba apoyo de los distintos grupos del país.
La razón de la progresividad y la notificación previa de la política económica que se va a
poner en práctica consiste en dar a la gente tiempo para que ajuste sus acuerdos y
medidas, y para inducirla a que lo haga. (Muchos individuos se han comprometido en firme
en contratos a largo plazo basándose en anticipaciones respecto a la probable tasa de
inflación, si se da un cierto tiempo, estos contratos pueden ser completados, renovados o
renegociados y pueden ajustarse entonces a la nueva situación).
Otro mecanismo que ha demostrado su efectividad para mitigar las adversas consecuencias
secundarias que la eliminación de la inflación plantea, es un regulador automático de la
inflación que se utiliza en los acuerdos a largo plazo, conocidos como cláusulas móviles.
Un ejemplo de esto consiste en la estipulación de ajuste al coste de la vida incluida en
muchos contratos salariales. Un contrato de este tipo especifica que el salario por hora
aumentará en, por ejemplo, un dos por ciento más la tasa de inflación. De este modo, si la
inflación es baja, el aumento salarial nominal es pequeño, si es elevada, tal aumento es
alto, pero en cualquier caso el poder de compra del salario (salario real) permanece intacto.
Estas estipulaciones móviles reducen el retraso temporal que se produce entre la reducción
del crecimiento monetario y el subsiguiente ajuste de los salarios y los precios. De este
modo, acortan el periodo de transición y reducen los efectos secundarios intermedios.
Sin embargo, aunque sean útiles, estas condiciones están lejos de ser una panacea. Es
imposible que todos los contratos sean móviles, y por otra parte es costoso ajustar la mayor
parte de ellos.
Sin embargo, estas estipulaciones son muy útiles como una medida permanente en la
esfera de influencia de la Administración federal. Las ayudas de seguridad social y otras
percepciones de jubilación, los sueldos de los empleados federales, y muchos otros gastos
del gasto público se encuentran en la actualidad automáticamente ajustados a la inflación.
Pero, existen dos olvidos evidentes e inexcusables: los impuestos sobre la renta y el
endeudamiento público de préstamos. El ajuste de la estructura del impuesto de las
personas físicas y de las sociedades a la inflación (de modo que un aumento de precios del
10% aumentara los impuestos en términos monetarios en un 10%) eliminaría la imposición
de gravámenes mayores sin haber sido votados. De este modo, reduciría el incentivo que
en la actualidad tiene el estado a crear inflación, ya que las rentas generadas por la inflación
disminuirían.
Como remedio a la inflación se proponen a veces los controles de precios y salarios. Pero
se ha demostrado que los controles no constituyen una solución, ya que distorsionan la
estructura de precios, reduciendo la eficiencia con la que el sistema trabaja.

Conclusiones

1. La inflación es un fenómeno monetario debido a un aumento más rápido de la


cantidad de dinero que de la producción.
2. En el mundo actual el Estado determina, o puede determinar, la cantidad de dinero.
3. Existe un sólo remedio a la inflación: una tasa de incremento menor de la cantidad
de dinero.
4. La inflación, para desarrollarse, necesita un cierto periodo de tiempo, es necesario
también que transcurra un plazo determinado para eliminarla.
5. La existencia de unos efectos secundarios desagradables (menos producción y más
desempleo) en la eliminación de la inflación es inevitable.

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