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__Sí, por cierto -contesté- un libro que no quise escribir. Hay buenos cristianos
en ambos lados del tema. Lo menos que quiero hacer es crear más controversia- pero
es un tema que debe ser enfrentado y tratado a fondo.
__Un tiempo atrás, nuestra iglesia trajo un pastor asistente nuevo, graduado de
Master’s College del Seminary en California del sur.- explicó el joven: “Él
introduce el calvinismo en casi todas sus secciones de estudio bíblico”.
__Entonces el pastor explica - yo le dije - que Dios tiene que dar vida
soberanamente a aquellos que están espiritualmente muertos, antes de que puedan
creer o aun entender el evangelio, la regeneración debe preceder la fe.
__ ¡Sí, tiene razón! ¡Pero me parece muy extraño... es como si tuviera que ser
salvo, antes de ser salvo!
__El calvinista no lo diría en esas precisas palabras - respondí- pero es aún más
extraño que eso. Sin entender o creer cualquier cosa acerca de Dios, Cristo o la
Biblia - porque el que está totalmente perdido, no puede creer hasta ser regenerado
- los ‘elegidos’ son vivificados por un acto soberano de Dios, sin ninguna
pretensión o participación de parte de ellos, y sin aun saber lo que les está
sucediendo en ese momento.
__Parece no saber cómo manejar la confusión que se ha creado. Nunca hemos escuchado
algo así desde el púlpito, pero ahora también escuchamos reseñas del calvinismo
filtrándose en sus sermones.
La conversación siguió así por algún tiempo. Cada aspecto nuevo del calvinismo que
expliqué fue recibido con exclamaciones como: “¡Sí, eso es exactamente lo que
estamos escuchando!” Otros invitados de diferentes partes del país, empezaron a
relatar sus propias experiencias. Uno de ellos recientemente dejó su Iglesia, la
cual se dividió, debido al tema de calvinismo. Los diáconos habían votado para que
cada miembro firmara una declaración de fe calvinista. Otro más llegó de una
Iglesia donde el pastor y los ancianos tomaron medidas fuertes en contra de un tema
que consideraban divisorio, y desasociaron a un maestro de la escuela dominical por
influenciar a sus estudiantes de secundaria con el calvinismo, a pesar de ser
advertido acerca del tema.
Otra pareja visitó recientemente una Iglesia altamente recomendada en una gran
ciudad cerca de su hogar, pastoreada por un reconocido autor calvinista.
Cuando nos pusimos de pie para salir, una joven que estuvo sentada en silencio
durante toda la conversación pidió un momento en privado. Nos volvimos a sentar y
me relató una historia muy dolorosa. Ella era la esposa de un pastor. Sus vidas y
ministerios habían sido felices y fructíferos hasta que su esposo y dos amigos,
también pastores, se interesaron en una nueva “verdad”. Los tres eran muy
intelectuales. Como resultado de leer autores calvinistas de la actualidad, fueron
atraídos a Juan Calvino, Jonathan Edwards, Juan Knox y a otros.
Su estudio, que los llevó hasta los tiempos de Agustín, eventualmente se convirtió
en una obsesión. Posteriormente cada uno de ellos predicó esta nueva “luz” desde
sus púlpitos. Después de ser advertidos en múltiples ocasiones a desistir, fueron
quitados como pastores. Eventualmente, su esposo empezó a preocuparse, si el
realmente era uno de los elegidos. Estas constantes preguntas se convirtieron en
enormes dudas en cuanto a su salvación. El calvinismo que al principio le pareció
tan satisfactorio, empezó a plagarlo de inseguridad. ¿Era él uno de los elegidos?
__No soy una intelectual, quizá por eso nunca me llamó la atención. Pero ¿no es
Dios supuestamente un Dios de amor? En mi mente simple no tenía sentido que el Dios
de la Biblia no amara a todos lo suficientemente como para tenerlos con Él en el
cielo y que Cristo no murió por todos, a pesar de que la Biblia así parece
afirmarlo.
__Yo seguí insistiendo a mi esposo que el Dios en el cual estaba creyendo, un Dios
que predestina a la gente al Lago de Fuego, aun sin haber nacido, éste no era el
Dios que yo conocía y amaba.