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GRUPO:1904
INTEGRANTES:
CERVANTES AVILA RAFAEL
CHAVEZ SANCHEZ BRIAN ALEXANDER
COHUO HERNANDEZ ALAN VIRGILIO
LÓPEZ SANCHEZ ROGELIO
PEREGRINA CHÁVEZ JUANA CAROLINA
Introducción
La autonomía es una forma de libertad, que revela alta autoestima, pues revela
confianza en uno mismo, sentido de control de la propia vida y madurez psicológica.
Puede asociarse con la autenticidad en el sentido de que la persona con autonomía
ejerce su libre albedrío sin la urgencia de caer bien o complacer a otros, en
detrimento de sus deseos y necesidades reales. La autonomía nos lleva a vivir por
leyes personales, por una ética que dicta lo correcto, lo sano, lo adecuado, lo
necesario. Nos dota de congruencia, nos aleja de tener que asumir deberes
indeseados e innecesarios, y de quedar comprometidos por los favores que nos han
hecho. La autonomía es maravillosamente liberadora.
Las leyes a las que está sometido no tienen origen en su propia razón sino que le
vienen dadas de fuera. La voluntad puede estar determinada por dos principios,
puede tener dos fundamentos: la razón o la inclinación.
Cuando es la propia razón la que decreta el modo en que debe actuar la voluntad,
ésta es autónoma porque se da a sí misma sus propias leyes. Sin embargo, cuando
la voluntad está determinada por la inclinación (palabra con la que Kant se refiere
al conjunto de apetitos sensibles) la voluntad es heterónima.
Esta tesis kantiana puede parecer extraña para la forma actual de entender las
cosas, pues ahora es más bien común creer que se es libre si se es capaz de
realizar todos y cada uno de los apetitos que se tengan, por lo que se considera a
la ley moral como un estorbo para la libertad absoluta, entendida como capacidad
para hacer lo que plazca. Sin embargo, Kant pensó que cuando existe el propósito
de seguir las reclamaciones de los deseos o apetitos la conducta no es libre, pues
su realización sólo es posible plegándose a las exigencias que impone el mundo y,
por tanto, a algo exterior a la propia voluntad. Por ejemplo, si alguien considera que
el principio que debe regir su conducta es el de obtener reconocimiento social por
encima de todo, su conducta no será constante pues tendrá que someterse a las
exigencias determinadas por el cambiante orden social: si desea conseguir el
aplauso de la mayoría deberá cambiar de partido político, o de amistades, o de ideas
cuando las circunstancias lo hagan necesario.
La voluntad puede estar determinada por dos principios, puede tener dos
fundamentos: la razón o la inclinación. Cuando es la propia razón la que decreta el
modo en que debe actuar la voluntad, ésta es autónoma porque se da a sí misma
sus propias leyes particulares o discretas. Sin embargo, cuando la voluntad viene
determinada por la inclinación (palabra con la que Kant se refiere al conjunto de
apetitos sensibles venidos de lo ajeno) la voluntad es heterónoma por su
generalidad o sincretismo.
Bibliografía
HEGEL, G.W.F., Filosofía del Derecho, 3ª ed., UNAM, México, 1998
TERÁN Mata, Juan Manuel, Filosofía del Derecho, 17ª ed., Porrúa, México, 2004.
BODENHEIMER, Edgar, Teoría del Derecho, 14ª Reimpresión, F.C.E., México, 1994.