Sie sind auf Seite 1von 2

13 de mayo de 2017

“Estamos viviendo en una sociedad que es una alarma constante”


Por Alejandro Di Donato – Lo Menos Pensado. (FRAGMENTO)

“La Ciudad de Buenos Aires tiene tres millones de habitantes. El treinta por ciento sufre trastornos de ansiedad. Uno de cada diez
padece ataques de pánico. ¿Cuál es el origen?”. Así se presenta “Ataque de Pánico”, el nuevo documental de Ernesto Ardito que se
acaba de estrenar en cines y en la plataforma digital CINE.AR con el propósito principal de que las personas agorafóbicas puedan
acceder a su apreciación sin limitaciones.

Ardito nació en Buenos Aires en 1972 y es cineasta, director y escritor de documentales como “Raymundo”, en el cual abarca la
figura del cineasta argentino Raymundo Gleyzer, secuestrado y asesinado durante la última dictadura cívica-eclesiástica-militar, y la
serie de “Memoria Iluminada”, conocida mayormente por su difusión en Canal Encuentro, aunque quizás la mejor forma de
definirlo sea a través de la categorización de ‘realizador integral’, ya que, por ejemplo, en su último trabajo dividen con Virna
Molina -su compañera creativa y laboral- las tareas de dirección, guión, producción, animaciones, música original, cámara, sonido y
montaje.

“Ataque de Pánico” es un ensayo documental donde se estudia esta enfermedad desde una perspectiva biológica, psicológica y
sociológica. Lo Menos Pensado conversó con su autor sobre éste y también, necesariamente, sobre los acontecimientos que rodean
al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y a la Escuela Nacional de Experimentación y Realización
Cinematográfica (ENERC).

¿Cómo surge la idea de hacer un documental sobre los ataques de pánico? ¿Cuál fue tu objetivo desde el
principio?

En principio, estamos en un marco donde, hablando estadísticamente, un diez por ciento de la sociedad sufre ataques de pánico, y
un treinta por ciento, trastornos de ansiedad, y justamente esto se incrementó muchísimo en los últimos tiempos. La búsqueda del
documental era plantear cuál era el origen de por qué sucedía esto y a partir de ahí es que la investigación arrojó una
multicausalidad que no solamente tiene que ver con el factor individual.

El ataque de pánico es un trastorno que es una sensación de una muerte inminente que te puede agarrar en cualquier lugar y en
cualquier momento, generalmente en el menos pensado, donde te empieza a faltar el aire, te da taquicardia. Y a partir de ahí, la
gente que lo sufre empieza a evitar los lugares en donde le pasó. Empieza un círculo vicioso de miedo al miedo, en donde ya la
gente empieza a dejar de salir y se da un efecto que se llama “agorafobia”, que es la imposibilidad de salir directamente al
exterior. Todo esto se incrementó mucho en los últimos tiempos, y no solamente tiene que ver con lo personal, como te decía,
quizás ahondando en traumas de la infancia o en la personalidad de cada uno, sino también en el tipo de sociedad en la que
vivimos. Estamos viviendo en una sociedad que es una alarma constante, y eso es un estresor que va afectando al sistema
nervioso.

Hace poco leí en una entrevista que decías que lo que más te afectaba cuando sufrías ataques de pánico era la
desinformación de la sociedad. ¿Creés que actualmente hay más información al respecto?

Bueno, vos me preguntabas por las causas, y una es que yo también fui padeciente de ataques de pánico, de trastornos de
ansiedad, y justamente tenía que ver con eso. El hecho de que aumentó tanto en estos últimos tiempos hizo que empezara a
circular un poco más de información, pero realmente el que la sufría, al que le pasaba eso en la década del noventa, ochenta, y
mucho más en décadas anteriores, realmente era un suplicio porque no se sabía diagnosticar muy bien. Si caías en un
diagnóstico falso, eso hacía que directamente se empezara a deteriorar el sistema nervioso y la salud mental. Mucha gente
terminó internada, o con electroshock.

Acá, por ejemplo, en el caso argentino, mucho tiene que ver con la coyuntura. A partir del 2001, donde hubo una crisis económica
y política muy grande, aumentaron muchísimo los casos de ataques de pánico, y hasta en las guardias de los hospitales o
cualquier médico clínico te lo puede diagnosticar. Muchos testimonios que hay en la película cuentan también de ese sufrimiento.
Era una pesadilla porque, primero, el trastorno mental está mal visto, y después, no sabías cómo explicarle a otra persona que no
lo veía como una enfermedad física y que veía que vos estabas imposibilitado de actuar normalmente, y a partir de ahí es que
también se generaba un sistema de angustia y soledad que hasta potenciaba el mismo trastorno.

“Se utiliza el miedo como mecanismo de control social”


Decías que los trastornos mentales no están bien vistos. Al haber más información, ¿creés que se redujo, aunque
sea en parte, la estigmatización?

Mirá, yo creo que lo que se redujo más que todo tiene que ver con la gente que te quiere, en cierta manera. Pero en ámbitos,
digamos, más competitivos, como puede ser el laboral, o en otro tipo de situaciones sociales, yo creo que no, que se corre con la
misma suerte. Creo que, justamente, tiene que ver con esto que te estoy diciendo. En un ámbito laboral competitivo, donde se
potencia el individualismo, donde el otro puede ser el enemigo más cercano, eso también genera el trastorno. Y a la vez es un
círculo vicioso porque en ese núcleo social vos tampoco podés exteriorizar lo que te está pasando. Generalmente se exige de una
persona que no sea frágil, y cuando una persona se vuelve frágil, o ese cristal estalla, esa vulnerabilidad, el que la sufre, la
termina negando, se termina aislando y no lo termina comunicando, porque justamente eso es lo que no está bien visto en una
sociedad competitiva.
Se produce la paradoja de que actualmente hay más información sobre la enfermedad y al mismo tiempo los
elementos sociales que la causan se intensifican cada vez más.

No sólo que se intensifican, sino que son la causa. Por ejemplo, el cuerpo tiene un sistema de alarma que funciona normalmente
en una situación de peligro. Es decir, cuando hay un ataque de un animal o un robo, el cuerpo reacciona para atacar o huir. Con
el estímulo de una sociedad que está en constante alarma, ese sistema interno empieza a fallar, porque es como que siempre está
en constante peligro y esa alarma no es real, porque es virtual.

¿A qué llamo yo esa “alarma constante”? Por ejemplo, el desarrollo de la tecnología hace que las noticias estén circulando todo el
tiempo, con inmediatez y en cualquier lugar. Sucede un terremoto en Japón y nosotros estamos con el celular al lado de la cama y
lo primero que hacemos cuando nos levantamos es abrirlo y vemos eso. Sentimos que ese peligro es próximo y el cuerpo no lo
llega a procesar, lo vive como que nosotros también podemos ser víctimas de ese peligro. Éste es un ejemplo muy chiquito y es
una sumatoria. Por eso digo que es multicausalidad en un montón de temas. El modo en que se da una noticia a través de la
cultura del miedo. Desde la caída de las Torres Gemelas en adelante, se utiliza el miedo como mecanismo de control social y como
mecanismo de ir forjando también la opinión pública de acuerdo al interés de un multimedio o de la coyuntura política. Eso
también va afectando al sistema nervioso. Es decir, si yo estoy en mi casa y lo que recibo todo el tiempo es que “hay robos, hay
robos” a través de la televisión, o a través del celular... O sea, no es una situación normal para la psiquis humana.

Venimos del siglo XIX, del XX, que fueron una tragedia constante partiendo de la Primera Guerra y de la Segunda, pero el ser
humano quizás vivía en aldeas aisladas donde había una tragedia cada tanto, una situación límite cada tanto, y vos lo podías
procesar. Pero cuando eso es constante, y en realidad no sucede, y vos estás como a punto de que puede llegar a suceder algo y no
sucede, eso genera una crisis del sistema de alarma y una crisis mental.

Lo que sucede, más que todo, tiene que ver con la respuesta, con la consecuencia de cuando esto es colectivo. Cuando hay una
gran cantidad de personas que están sufriendo lo mismo, ¿qué es lo que pasa con la sociedad? Un poco de eso es de lo que habla
“Ataque de Pánico”. Empieza como una película que, aparentemente, es científica, testimonial, sobre los ataques de pánico, y
termina siendo una película sumamente social, aunque después termina con que la solución, en cierta manera, tiene que ver con
el vínculo humano más cercano.

“La solución, en cierta manera, tiene que ver con el vínculo humano más cercano”

¿Cómo planteaste el compromiso con el público? ¿De la misma forma que en otros proyectos o sabiendo que
sería especial dado el tema en cuestión y que vos también lo experimentaste?

En principio, la película es de terror en cuanto a los recursos cinematográficos. Es decir, es una película pensada como para que
aquel que no sufre de ataques de pánico pueda ingresar a la subjetividad de aquel que sí lo sufre para poder comprenderlo. Tanto
desde los recursos cinematográficos, a partir de un lenguaje más sensorial, poético, ¿no? O sea, no es una película informativa,
no es una película clásica de ‘cabezas parlantes’. Ese recurso estético pensó o tuvo en cuenta muchísimo al espectador. Es una
película muy fuerte para ver, sobre todo en el cine, que, entre el trabajo del sonido y la imagen, es bastante movilizante.

¿Cómo lograste plasmar en el lenguaje cinematográfico esta subjetividad que mencionás? ¿Cómo fue el proceso
artístico?

Yo vengo trabajando muchísimo también lo que es el aspecto óptico, es decir, con las lentes fotográficas. A partir de ese universo
hasta fantasmal y a la vez asfixiante que puede generar entre los planos detalle, la imagen fantasmal, y a partir del montaje, que
va generando toda esa violencia, es donde uno va ingresando a ese momento. También las imágenes de archivo que van
apareciendo o que van recibiendo desde el mismo relato de aquel que sufrió ataques de pánico, por ejemplo, hablando del 2001,
ese montaje tiene mucho que ver con la percepción de aquel que iba viendo esa realidad argentina que iba sucediendo. Es decir,
esa imagen no está puesta desde un punto de vista más periodístico o informativo, sino justamente desde esa violencia, esa
fragilidad y de esa subjetividad de aquel que lo estaba viendo y que estaba somatizando un ataque de pánico.

(…)

Das könnte Ihnen auch gefallen