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F ste artículo es un intento más por entender la región de Antropología, Mesa Redonda XVIII, 1983, Taxco),
septentrional de Mesoamérica a la cual, alguna vez, lla pero en ningún caso se ha llegado a conclusiones en
mé la Mesoamérica Marginal. Se trata, al mismo tiempo, cuanto a su esencia.
de un resumen sobre los diferentes enfoques: ajenos y Estamos, pues, ante una serie de problemas comple
personales, viejos y recientes, que han permitido avan jos que no se pretende organizar aquí, ni proponer solu
zar en el conocimiento de esta región y de sus diferen ciones generales, pues estos temas requieren de amplia
cias y a la vez de sus relaciones con la Mesoamérica discusión. Sólo se presentarán algunas alternativas de
tradicional, aquélla ubicada al sur de la frontera delimita rivadas de proposiciones incluidas dentro de los varios
da para el siglo XVI y que ha recibido más atención por modelos y diversas hipótesis que hay al respecto. Se
parte de ios antropólogos. Intento presentar también tiene como meta aclarar lo que es Mesoamérica, espe
una basé para la diferenciación de lo que no es meso- cialmente en contraste con lo que no es —el área nor
americano, más al norte. te— para así entender cultural y cronológicamente a
Siendo ésta una región de fronteras, es necesario Mesoamérica.
adoptar modelos e hipótesis que sirvan para entender
las interacciones entre grupos de diferente clase y nivel
cultural: Los modelos aplicables son numerosos, pues
to que deben incluirse tanto aquéllos que puedan servir Antecedentes
para definir las "áreas culturales" que entren en juego,
como los qüe sirvan para entender las relaciones inter En términos generales, el problema inicia hace un siglo,
nas de los sistemas socio-políticos dentro de las áreas cuando los antropólogos norteamericanos descubren
culturales, como las externas; es decir, los sistemas al nuevo "Suroeste", dentro de su reciente adquisición
socio-políticos no necesariamente imbricados dentro territorial. Ellos elaborarían esquemas culturales y cro
de las áreas culturales. Se requiere, igualmente, dé pa nológicos particulares, sin manifestar mayor interés al
rámetros que sirvan para puntualizar los distintos nive hecho de que la región había pertenecido a México
les de desarrollo, puesto que el tipo de relaciones será hasta hacía muy poco tiempo —por lo que el término
de diferente categoría de acuerdo con ellos. "suroeste" era a todas luces inadecuado. Además,($n
Un problema interesante que se analizará es qu^el esta región persistían elementos del centro y del sur de
término Mesoamérica se refiere desde su concepción México que entohces se interpretaban como intrusio
original a un área cultural, mientras que a la región al nes recientes de épocas coloniales^Afortunadamente,
norte no se concibe hoy en díacomo tal; es decir, se está este enfoque centralista norteameTícano cambió con el
ante concepciones diferentes.j t l occidente de México, tiempo, y recientemente, el problema de las conexiones
que está muy relacionado TStfn la Mesoamérica Sep con Mesoamérica es un tema de estudio muy relevante
tentrional ocupa un lugar impreciso dentro del desa (verWilcox. 1986, para un análisis histórico de estas ideas).
bolló mesoamericano, quizá porque los parámetros Sería Kroeber quien, en 1939, delimitaría las "Areas
empleados han sido siempre los determinados para Culturales y Naturales de Norteamérica” definiendo un
s regiones nucleares de Mesoamérica. Tampoco se "Suroeste” centrado en Arizona, Nuevo México y Colo
¡n ?oncebicio estos núcleos como centros de redes que rado. Sin embargo, pronto se anexarían, en forma bas
ocluyan agrupaciones menos complejas en sus peri- tante forzada, culturas evidentemente diferentes como
nas, las cuales pueden estar ubicadas tanto dentro la muy antigua cochise y las supervivientes de cazado
v.®re®cultural como fuera de ella, res-recolectores; así como la de los nuevos cazadores
vaiiri •’.abido importantes esfuerzos por reanalizar la atapascanos. Luego se ampliaría geográficamente el
tamh ir°POl°9Ía'
df»a f del ‘A ce pto Mesoamérica (Sociedad Mexicana
Mesa Redonda XIX, 1985, Querétaro) y
°ién por reubicar al occidente (Sociecfad Mexicana
concepto para integrar culturas supuestamente rela
cionadas, ubicadas en el norte de México, ahora bajo el
nombre del El Gran Suroeste (ver Kirchhoff, 1954, para
99
a
1-1989 A rqueología
un análisis histórico del Gran Suroeste), lo cual "es un
acto superfluo de colonialismo cultural” (Beals, 1954: ¡tigación qui Los mod
193). i delin
Como es de todos conocido, pocos años después, en
1943, Paul Kirchhoff definiría la Mesoamérica Tradicional problemas de cómo identificarla, vistas la ambiguas
como una área cultural con base en una lista de elemen posiciones a las que se ha hecho referenciay especialr criterios arqt
tos etnográficos diagnósticos y específicos, que se re n los límites fronterizos donde debiera
ferían tanto a las superestructuras, como a aspectos de darse situacio nes de marginalidad y retraso con respe he planteadc
carácter básico. Estos se presentaban dentro del área lucleares, así como actividades de penetr trabajo.
cultural,'cuya frontera norteña corría a lo largo del Pá- ción (aculturación y colonización) y de retracción, Se presentí
nuco, LermaySinaloa, en una línea curvada hacia el sur como de interrelación entre grupos de diferente ni\ estableciendi
(Kirchhoff, 1943) que colindaba con regiones “áridas" al (En forma simplista se utilizaron tres elemer no sólo a Mes
norte (Sanders y Price, 1968. fig. 5), donde vivían grupos lógicos para_definir que se estaba en Mesoamérica:¡ ciones respei
de muy bajo nivel cultural llamados chichimecas, quie evidencia de sedentarismo (cimientos, basureros), se considera
agricultura (granos, metates planos) y cerámi cepto inspirai
nes formaban parte de los recolectores-cazadores del gadores, enti
norte de México y estaban integrados, por lo tanto, decir, los elementos básicos del Formativo. Estos
dentro del Gran Suroeste (Kirchhoff, 1942: XVIII; 1943j~J trumentos funcionaron 1969), Sande
no se encuentran al norte de la propuesta fronter Plog(1973)yl
Como contraste con esta realidad que se daba en€i
siglo XVI,¡en esa misma región chichímeca al norte de! a frontera ecológica*
río Lerma, se han reconocido desde hace muchos años del desierto de Chihuahua^
restos arqueológicos que pertenecen a asentamientos de del Gran Salado; por el límite entre los climas °"
tipo mesoamericano, que lógicamente corresponden a ticos) y C (húmedos y templados), y el determ a calidad
una época anterior a la que mencionan las fuentes et- isoyeta de los 500 mm anuales (Braniff, 1961^71 is trabajo:
nohistóricas (Hers, 1989 capítulo 1; Reyes, 1879). Esta Esos trabajos I aunque sólo
es la Mesoamérica SeptentrionaC£uya evolución se tra en dos importar I diseños basac
tará a la luz de nuevos datos e hipótesis. Es en la década I el desarrollo >
de los cincuentas cuando empieza a concretarse la pro problema del abandono de aquellas regiones nortef i. Olivé profi
blemática de esta otra Mesoamérica. por parte de los agricultores hacia el siglo XII; E políticas y Ni£
USirchhoff intentaría mejorar el enfoque del Suroeste y mismos trabajos reinterpreta la información de < rácter ecológi
del Gran Suroeste, proponiendo la existencia de dos etnohistórico, que por una parte concuerda cor
áreas culturales: América Arida y Oásis América. La trucción de Tula, y por otra muestra el rechazo que lostt Un modelo i
base de ésta diferenciación sería, en esencia, el patrón nochcas tenían hacia el chichimecatlalli. Revisa tambié soamericano,
de subsistencia, y se incorporaría dentro del primer las diferentes categorías de chichimecos reconocí cial, pero que i
grupo a los recolectores-cazadores, y dentro del se por los etnohistoriadores: los verdaderos y “ recalcitran ¡í^tros^aróu *”
gundo a los agricultores, estos últimos considerados tes" salvajes; los agricultores bárbaros, los mesoamei ¡?
como una derivación de Mesoamérica!]Era evidente, sin canos transculturados (los tolteca-chichimeca), y otro modelo dr|,
embargo, que había grupos intermedios y otros que de origen norteño que preservaban elementos de ai , ■^ h¡
revertían a la caza, la recolección y la agricultura se cultura (los chichimecas de Xolotl). Armillas no sea estructuras de
gún las circunstancias y necesidades, por lo cual era frentó especialmente al problema del avance de la fro de ^ 2 ^
imposible clasificarlos/Esta proposición recibió duras tera de los cultivadores, que ubicaba a fines del Clásii aS( C0^ 0 )as ,.
críticas, puesto que el concepto de área cultural era, así, y que concebía como reflejos de movimientos actiw información de
prácticamente inaplicable, ya que en la región existe una procedentes de los núcleos vecinos de civilización, <jas ¡ntemamei
enorme gama de medioá ambientes naturales, a veces como el resultado de una progresiva aculturación de a corta y |arga
vecinos, que condicionaron y permitieron toda clase de población local (Armillas, 1964 y 1969). (1988), Broda
adaptaciones (Kirchhoff, 1954; ver tamhién comenta A fines de los años setenta hice una síntesis de 50n obviament
rios de varios autores en ésa misma obra)7i conocido hasta entonces en la Mesoamérica (Brani yna pr0p0Sjc
Por otra parte, los arqueólogos que se'fian especia 1972,1975a y 1975b) y volví después a retomar lospr a que Dj PesQ
lizado en la Mesoamérica Tradicional, la conceptualizan blemas generales sobre este tema y los enfoqué hac jeran(j0 todo
como una unidad homogénea y han elaborado esque regiones más norteñas, extramesoamericanas (Brani midad llamad
mas para reconocerla a través del tiempo como un desa 12§5a; 1985b; 1986; 1988a; 1988b; 1988c 1989a y 198* ;ncajonamientl
rrollo también homogéneo, que se inicia a partir de una Cj-os trabajos recientes, llevados a cabo en Zacateca , se ref¡ere s¡
base neolítica durante el Formativo, para alcanzar un Durango, han sido analizados y resumidos en la obra: ,| norte de| yrd
nivel urbano (Clásico y Postclásico), que se liquidaría Marie Areti Hers (Hers, 1989). Para la región norcen# jor <je car¿cter
en el siglo XVI con la colonización europea (Pifia Chan, (Guanajuato y Querétaro), el nuevo análisis del Cen# !sa reg¡ón vjvj
1985, eñtre otrós). Regional de Querétaro (1989) cubre las importan! ¡azadores-reco
En la región nororiental de la Mesoamérica Septentrio aportaciones sobre esa zona. Otra obra actual de Fosl igricultores civ
nal se establecería una impresionante y larga secuencia y Weigand (1985) se refiere al noroeste e incluye trab erentes medios
arqueológica en la Sierra de Tamaulipas, donde en for jos sobre el occidente de México. El estudio más« a Qran Qh¡Ch¡
ma insospechada se daba el desarrollo de la agricultura portante sobre la región noreste, Río Verde, San U oeste y Gran S
en una época muy temprana fuera de la Mesoamérica Potosí, es de Michelet (1984 y 1986). Otras dos imp° explicar las evic
tradicional (MacNeish, 1958). Asimismo, en ese tiem tantes investigaciones arqueológicas se refieren > egión (Di Pese
po se iniciaron en Zacatecas y Durango las investi muy descuidada cultura de los chichimecas (Rodrigó En cuanto a I
gaciones de J. Charles Kelley y su grupo, que incluía a 1983/ 1985)^) Messistemas d
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BBAN|R ' OSCILACION DE LA FRONTERA A R QUEOLOGI A
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BRANiff ^ ACION PE LA FRONTERA A rqueología
(izada con connotaciones sagradas. Son centros de ción de Occidente, se desarrolla a partir de una antigua
concentración de la riqueza (del surpluss producido por base formatíva que se da hacia 1500 a.C., en Michoacán,
un sistema agrario eficaz y de los recursos comerciales Jalisco, Colima, Nayarit y Sinaloa. Esta tradición está
así como del intercambio de bienes básicos y mercan claramente desprovista de influencias olmecas y del
cías exóticas). El intercambio se basa en la producción centro de-México (Braniff, 1975a; Weigand, 1985:69 y
y explotación específica de cada región, lo cual produce Scott, 1985)[La fase El Arenalfca. 350-300 a.C., a 150-200
una trama multldireccional densa, compleja y formal d.C.) errTeuchitlán, Jalisco, representa la culminación
mente organizada.lEste sistema de bienes materiales es del típico culto funerario (tumbas de tiro), y consolida
paralelo a otro sistema, igualmente regular, de intercam ción en fqjroa submonumental del patrón arquitectónico
bio de información de mensajes, que se basa en un básico (plataforma circular y construcciones circun
conjunto de símbolos visuales asi como en un sistema dantes simétricas) y sus asociaciones específicas (jue
mítico y un campo semántico común. Cada unidad par go de pelota abierto, etc.) que serán la base de las
Has, 1985:38 ticipa e irriga la vida y el organismo social del conjunto; subsecuentes fases dentro del Clásico. Existen desarro
•egión eco» dicha participación dinámica contiene un esquema cos llos regionales diferentes: una región'nuclear en Teu-
ilación mogónico y mítico común, y constituye uno de los prin chitlán y las vecinas áreas lacustres de Nayarit, una
cipales motores de una integración cultural interregional segunda zona menos compleja que se extiende hasta la
(Niederberger, 1987:747-752). zona costera de Jalisco, Nayarit y Colima; finalmente
f |_a diferencia con las etapas posteriores se da con otra, más sencilla y*dispersa, en el norte de Jalisco y sur
ras
basé en la importancia y densidad de este modo de organi de Zacatecas. En la zona nuclear, rica en recursos no
zación política del territorio típicamente mesoamericano, comunes y estratégicos, las complejas tumbas son evi
que se define por esa confederación de cités política dencia de linajes importantes, y las ofrendas asociadas,
mente autónomas. El periodo siguiente, llamado Proto que incluyen laturquesaquimicaque proviene deregio
urbano, se da hacia 500 a.C., se caracteriza por capi nes extramesoamericanas, indican contactos con am
tales regionales mayores, coqmás poder político de plios territorios y son evidencia clara de una habilidad
integración regional (¡bid.: 695). s sociológica para obtener riqueza con fines funerarios y
Es en este mismo tiempo (equivalente al Preclásico de estatus (Weigand, 1985: 63-70).
Superior o Formativo Terminal y Protoclásico) durante Corresponden a esta época, entre otros sitios en Oc
el cual cidente: Morett, en Colima, en su fase Temprana (300
los que a.C.-100d.C.) (Meighan, 1972:18), y posiblemente Ama
i orden yeqii Los avances tecnológicos Impulsaron el desarrollo de las pa, Nayarit, en su fase Gavilán; así como la fase Tierra
:ionesopua del Padre en Chametla, Sinaloa (Meighan, 1976:16,267
necesaria para que pudieran formarse los primeros centros yfig. 6).
urbanos... Ello repercutió en una modificación superestruc En estos tiempos se coloca, además del ya mencionado
tura! drástica, surgiendo el Estadocomo la organización social
apropiada... Fueron estos adelantos quizá los que abrieron la Cuicuilco, CLF., aNmportantísimo sitio deChupicuaro,
posibilidad de que algunos grupos se aventurasen a coloni Guanajuatoi Mientras unos autores ven a Chupícuaro
zar un habitat que antes los hombres no habían podido esta como el componente de un sistema estatal en óxpan-
blecerse (Olivé, 1985:95-98). sión, cuya foco es Cuicuilco (Florance, 1985:45), otros
ven en este último un fuerte impacto que proviene de
luos simboli /~La estructura del Estado mesoamericano está en for Occidente (Bennyyhoff, 1686:20). La arquitectura cir
; también: mación entre 800 a.C. y 100 d.C. En este tiempo existen cular de Cuicuilco, que no tiene" antecedentes en la
ial, concepii cuatro geometrías constructivas, asociadas desde en Mesoaméríca Tradicional (Yadeun, en prensa), puede
ger, 1987:71 tonces a la cosmovisión particular mesoamericana. Las estar relacionada con las plataformas circulares de Teu-
s un elemerl geometrías son la cirqular, la rectangular, la perpendi chitlán (Weigand, 1985:70)£2p considero a Chupícuaro
5, como dek cular y la tetraespacial.íEsta última es la única que tiene como un heredero de la tradición del Occidente (Bra
? comercioi continuidad en el segundo tiempo (100 a.C. a 650 d.C.) niff, 1975a). ?
(Yadeun, 1985:122-123). Finalmente, dentro del proceso de desarrollo de Mesoa-
mérica, la cristalización de metrópolis o superpotencias
La homogeneidad arquitectónica de las estructuras, es una calificadas como “centros de integración supraregio-
manifestación material de otras homologías relacionadas nal" se dan en un período urbano, entre el primer y sexto
con la organización social y con el sistema de creencias siglo de nuestra era (Neiderberger, 1987:694) o entre
(Renfrew, 1986:5. Ver además Weigand, 1985:90, nota 1). 200 y 900 d.C. (Piña Chan, 1985:68). El carácter de las
superestructuras es en este tiempo de tipo teocrático
^-Periodo Proto-urbano, según Niederberger, o (Olivé, 1985:103-104) y la forma arquitectónica tetra-
is —hacia20 .6 a “ ®volución Urbana de acuerdo a Olivé, existen en espacial es la más adaptada, desapareciendo la geóme
en la natura* región norcentral de Mesoaméríca —por debajo del tra circular (Yadeun, 1985:123, en prensa).
•riodo preurt o Lerma—, por lo menos dos tradiciones (ver mapa 1) C_Hacia 650 d.C., desaparece Teotihuacan como centro
jmergencia1 fLnrm caracteri2an Por arquitecturas, tipos cerámicos, de integración supraregional; construyéndose luego y
je integra» guriuas y otrps datos específicos. Una de ellas corres- hasta 950 d.C., el mayor número de capitales de Estado
(villages)sí trai h 8»ix t!’ansfor™ación que se da en la cuenca cen- en toda Mesoaméríca. Es también el momento de coe
es a las dj oímao ’ ■/j * c° ’ después de la fase de "deculturación xistencia del mayor número de variantes temporales de
stóricas. Es* I-meca (después de 700-850 a.C.) y son característicos la geometría espacial. Vuelve a aparecer en los valles
en el centro' íMto* u*dQSsltiosdeZacatenco,TicományCuicuilco centrales (Tula-EI Corral) la geometría circular, esta vez
eolítica cent; xieaerberger, op. c/f.;695). La otra, que llamo Tradi asociada a la rectangular (Yadeun, en prensa). Es tam-
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1*1989 A rqueología
do la cantidad de lluvia era menor {Ibid., fig. 9.2). Tam
bién se tienen datos dendrocronológicos que sustentan Hay que hacer énfasis e
una gran sequía entre 1279 y 1299 d.C., aunque Martín ción que se construyeror ___
(1979: 65-68) refuta esta teoría Hay información acerca desierto por los pueblos Hohokam son infinitaniJ ciones debe
de la reducción de nivel freática y profundización de más amplios y complejos que cualquiera de sus con¡ j¡
arroyos en esos tiempos. partidas mesoamericanas, apesardequeladens¡<ja
I_gin embargo, los estudios polínicos que se han lleva estas poblaciones es mucho menor (Doolittle, t
do a cabo en el norte de México qo confirman clara sugiriéndose asi que éste es un desarrollo regio™
mente dichas sequías (Brown. 1985)/ importado de Mesoamérica (Braniff, 1985: 83). L g jnS6f(
Como contraste, en la cuenca de México, hacia 1000 ¡En relación a la arquitectura, las casas más antiq,
d.C., hay una tendencia hacia una mayor precipitación y en el suroeste de E.U. (200 d.C.) son las casas fo$j¡ ® de Mesoí
temperatura que las actuales. Hacia 1250 d.C., la lluvia planta circular y semihundidas, que difieren totalnu a “ la Mese
sigue en aumento y la máxima se alcanza hacia 1750 d.C. de la antigua habitación mesoamericana. Sedisti
Hacia 1250 d.C., la tempertura alcanza su máxima y se en aldeas, a vec§s alrededor de una casa princip;
reduce notablemente hacia 1500 d.C., cuando alcanza un dell. op. cit.: 218jQEste tipo de casa es el que poste!
nivel similar al de hoy en día. Hacia 1750 la temperatura mente se da en Chihuahua (San Antonio de Pat áre?
desciende mucho más (Niederberger 1987, fig. 596). hacia 750.d.C. (Di Pesó, 1974' volumen 1) y en sj pe" od° P,eU
Los niveles de lluvia en la cuenca actualmente son de (San José Bavícora), entre los siglos XI y XIV (Pj
800 mm, y la temperatura (oscilación media) es de 6o 1980: 29){En la región Hohokam la casa foso difie
(Rzedowski, op cit.', figs. 18 y 13). cuanto a qüe tiende a ser rectangular, con entrada
Una información que puede ser utilizada analógica ral de rampa, que se da entre 300 a.C., y 1100
mente, es de tiempos coloniales, cuando se registran (Haury, 1976: 82, fig. 3.28) aunque los recientes y mensajes q
mítica compa
tudios cronológicos sugieren que la primera fechai gráficos,
fluctuaciones climáticas de años buenos y malos para la que
agricultura, que se suceden cada 10 años. cionada es mucho más reciente (500 d.C. Schi tante de cohe
Las crisis de 1624 y 1692 fueron memorables. En el 1982:335 L ^n Snaketown lazonahabitacionaldea Durante el s
siglo XVIII las sequías y heladas produjeron una serie de foso rodea tina "plaza" central (zona llana circular)] i.C —proseg
hambres y escasez entre 1724 y 1810, las más terribles montículos plataformas circulares de carácter ij que ahora las
fueron las de 1749-50; las de 1785-86, y la de 1809-10 (Haury, op. cit., 82), se ubican al sur de la zonah
(Florescano, 1986: 52 y 71-73). tacional. Los juegos de pelota de muros combados«
De acuerdo con la información anterior es precisa pan igualmente una posición alrededor <
mente en 1750 d.C., cuando la lluvia alcanza un punto casas (Wilcox ef al., 1981, fig. 32). Póster
máximo, pero también cuando hace más frío. 700 y 1000 d.C., se da un cambio en ciertas localidi cüaro,
Los datos históricos sugieren, por otra parte, que en hacia la construcción de "pueblos", que-------- --
los valles centrales existió una época de sequías hacia que integran cuartos contiguos de múlti
1150-1200 d.C. (fin de Tula), acompañadas de migracio mayoría de ellos se encuentra la Kiva de plant estatales,
nes chichimecas (Armillas, 1964 y 1969). Esto contrasta hundida y circular, cuya función .entreoirá tados de igual
con la información arriba indicada, que señala una si algunas áreas (Chaco) la planta del pueblo Un estudio de
tuación totalmente opuesta a la de 1750 d.C., que es de anfiteatro (Cordell op. cit.: 237-301). dará a entendí
también de sequía, pues es entonces cuando la precipi Es en el periodo prehistórico final de "pu r las Esferas
tación pluvial fue mayor que la actual y la temperatura gados", que se inicia hacia 1175 d.C., en el peridoC Es precisarr
co Hohokam (McGuirey Schiffer, 1982:193 y 335)< nformación se
Es evidente que se requieren estudios climáticos más 1300 d.C. (Cordell op. cit. capítulo 10), cuando s< Aesoamérica {
precisos. Sin embargo, como señala Michelet (1984), en gura una nueva época durante
las regiones semiáridas norteñas, una sequía de dos o comunidades muy grandes de e
tres años consecutivos es suficiente para acarrear el contiguos), varios de los cuales fueron conocido Irional
desastre a pueblos cultivadores. los españoles. En la región Hohokam entre 1300y
Para el problema que aqui se analiza es de todas d.C., se alcanza la mayor complejidad y se consto Infiero que la
formas interesante la concordancia cronológica entre ("complejos", compouds, "casas grandes" de muros |os' “ debe a
los cambios que se dan en el extremo noroeste hacia sivos de adobe, plataformas y los "cerros de Trincfi^¡ugiere una col
1100-1200 d.C., y el desplome progresivo de la frontera (Me Guire y Schiffer, op. cit.). De éste periodo esl nuevos
de los agricultores que está bien ubicado en Guanajua- Paquimé que corresponde al auge de Casa iriamenti
to hacia esas fechas. Chihuahua, el cual se caracteriza, precisai ición de I
En cuanto a la agricultura, en gran parte del suroeste sus casas grandes de muchos cuartos contiguos,' vagar
de E.U., las plantas cultivadas fueron las que suplían la pisos y muros de adobe (Dean y Ravesloot, ir°‘
mayor parte de la alimentación, pero siempre se requirió obstante que en esta última, existen elementos
invertir una considerable mano de obra para asegurar el mesoamericano, su conformación es totalmenl y
éxito de la cosecha, empleándose siempre una multitud rente a la arquitectura mesoamericana (Braniff,1 »mún denomi
de sistemas ingeniosos para llevar agua a los campos Yadeun, en prensa).
para conservar la humedad y para detener la erosión. La Pat§ concluir y con base . . . ------ ---- —
agricultura de temporal requirió siempre de esa inver que¿se ha referido fundamentalmente a los asp orrespondient
sión. En otras localidades la agricultura fue sólo suple ecológicos y arquitectónicos, me parece que» o modo sigue,
mento de la caza y recolección y en otras más, sólo un suficientes argumentos para distinguir a la Grafl "mera coloniz
experimento corto y sin éxito (Cordell, op. cit., capítulo chimeca (o Gran Suroeste) de Mesoamérica. Aden iadispersa qur
6). claro que mientras ésta última todavía puede
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A rqueología 1-1989
r .orno una "área cultural” (sensu Kirchhoff, 1954). un tiempo equivalente al de los “Estados" del Clásico en
cerse com (0 qUe sus evidentes interac- Mesoamérica.
, a* * J “ /nMdé’ en ».rse » través de otros parémetrc /En esta discusión cobra importancia mayúscula el sitio
i apartado- refere a modelos. yfér'Tradición” Chupícuaro de Guanajuato7no sólo por
i d e suscoj » s s u f r i d — su participación- e impacto en la cuendrde México
3la densidj —que ya mencionamos— sino porquelge le ha recono
Doolittle, it cido como la base de desarrollos ulteriores en Guana-
juato (Braniff, 1972) y Zacatecas (Kelley, 1966J))Desa-
S í S T l Ua Inserción fortunadamente, las investigaciones en Chupíóuaro se
ní9Íd e Mesoamérica Septentrional enfocaron, solamente, hacia el complejo funerario, y si
bien aportaron valiosas colecciones, la secuencia cro
n totali - |a Mesoamérica Tradicional nológica aún no es clara^Los elementos intrusivos en la
cuenca de México, permiten ^colocar a la “Tradición"
De acuerdo a lo mencionado anteriormente, dentro del Chupícuaro, en términos generales, dentro del Preclá
mesoamericana tradicional y occidental, en el pe- sico Superior, pero no existe todavía la suficiente in
periodo Preurbano 1250 a 700 a.C., florecen diversas formación para precisar su ubicación (Florance, 1985)7)
capitales regionales, cuyas características han sido ya ¡Parte del problema radica en que a esta “tradición" se fe
descritas. Esas capitales participan entre sí de una sim- adjudica una larguísima temporalidad —entre 500 a.C.,
a foso difiei iosis de carácter económico y cultural, definida esta últi- y 350 d.C. (Castañeda et al., 1988, fig. 2); es decir, casi
iacon base en intercambios regionales de información un milenio, durante el cual existe una región nuclear
X y 1100*1 mensajes que se asocian a una ideología religiosa y (¿más temprana?) alrededor de la Presa Solis (Ibid: 323)
>s reciente? mítica compartida, representada por símbolos icono y versiones regionales y/o temporales del complejo ce
ñera fechan gráficos, que a su vez sirven comojjn elemento impor rám ica^-
3 d.C. ScW tante de'cohesión política y sociap Es evidente que entre la cerámica del sitio Chupí
acional dec /Durante el sigu ¡ente periodo Protourbano —700 a 150 cuaro, según Porter (1956) y la Fase Morales que esafín
¿C —proseguirá el mismo sistema arriba descrito, aun- al sitio del mismo nombre (cerca de Comonfort) existen
carácter que ahora las capitales regionales son mayores y tienen similitudes, pero también discrepancias, que en mi opi
~ "— una más amplia capacidad y potencialidad tecnológica, nión implican una diferencia cronológica. Poruña parte
ieconómica y política, alcanzando así la “Revolución hemos identificado en la Fase Morales varios elemen
Urbana", que cristaliza en las grandes construcciones tos similares e idénticos a la Fase Ticomán (Braniff,
las de Cuicuilco y Tlapacoya en el D.F.; Chupí- 1972, lista 1), que se ubica entre 400 y 150 d.C. (Nieder-
, en Guanajuato, y Teuchitlán, en Jalisco^ berger, 1987, fig, 595) lo que me hacen suponer que
interrelaciones de estos centros de poder debie- Chupícuaro es más antiguo y cercano a la herencia de la
ir estudiadas como el preludio de las formacio- tradición de Occidente, cuya presencia en Tlatilco es
• de planta: statales, y el modelo utilizable sería el de “Es evidente en tiempos anteriores (Braniff, 1975: 216).
tados de igualdad", que describimos superficialmente. Una discrepancia importante es el diseño de la greca
teblo tieneli Un estudio de tipo arquitectónico e inconográfico ayu escalonada, que aun cuando tiene gran antigüedad en
dará a entender dichas interrelaciones, así como a defi- Sudamérica (Braniff, 1974b), se presenta, aunque en for
- , 'ueblos nir las Esferas de Interacción coetáneas. ma no muy clara, en Morales, Guanajuato. Otros diseños
■nel peridol f Es precisamente en este tiempo que se incluye la importantes que no existen en Chupícuaro son de aves y
193 y 335)o rtfórmación sobre los primeros grupos agrícolas de la cuadrúpedos. Estas decoraciones son muy importan
~ ,o" H0S* £e*oamér¡ca Septentrional, en su porción norcentral y tes, pues considero que son símbolos tradicionales y
orno ióroccidental. (Los pocos fechamientos que tenemos míticos, que deben contener aquella calidad ideológica
pueblo (cu Jarael Formativo Terminal en la Mesoamérica Septen- y de cohesión social que mencionábamos arriba. Estos
,n conocido rlonal se insertan en un apéndice al final de este tra- diseños aparecen posteriormente en los Altos de Jalis
entre1300y «jo). co hacia 100-250 d.C. (Bell, 1974), después en Zacate
cons1« /jhfiem que |a emérgencia de los asentamientos referi- cas, en la Fase AltaVista, hacia 300 d.C. (Kelley y Kelley,
^deTrinchK'>SiSe debe a es,a revolución cultural, lo que a su vez 1971; Lam. 1) o 750 d.C. (Kelley, 1985; fig. 11.3), y luego
. ,,„.«1 *ug,ereuna colonización, másqueunatransculturacipn en Sriaketown, Arizona en la región Hohókam, donde
Pr « í Gr! nuevos ,erritorios.|Esta proposición no implica, comienzan a aparecer en la Fase Snaketown —hacia 350
5fritamente J f¡Sar,amente' una HÍéjoMa climática para explicar la d.C. (Haury, 1976; fig. 12.93 y 16.1) o 750 d.C. (Schiffer,
Continuos' nvLartÓndela,ron,eramesoamericanáicomohasido 1982; p. 335), y proliferan en las siguientes fases Gila
fCnñ? S ¡ H ? vagamen,e e" el pasado; aur/cuando es de Butte y Santa Cruz —hacia 550 d.C. (Haury, 1976; fig.
T a n to s * M,?a^er< que el meíl10 ambiente debió ser el adecuado 12.93 y 16.1) u 800-1000 d.C. (Schiffer, 1982: 335). Cier
™ 5“ '° rmar las sW “ P'emsas de una agricul- tos diseños, especialmente la greca escalonada, el ave,
5 (Rran¡ff ,*.■ ®za * temporal, que hemos propuesto como la serpiente y combinaciones de éstos, sobrevivirán
a (Bree'e ^ u n denominador mesoamerlcano. En este sentido en contextos más tardíos póst 1200 d.C., en Casas
DOSwanaratfü16 hacer notar clue esta colonización tem Grandes, Chihuahua y entre los pueblos históricos del
as? »rrptsnrf ^ Canza la máxima extensión mesoamericana sur-oeste deE.U. (Braniff, 1986). Estas similitudes sugie
ren, ciertamente, la continuidad de una ideología
e aue ei oS
,C0 ,r0n,eras climó,icas Vgue a aros-
, la Gran wltnera r n ^ 6 Tf^P de Cáncer (ver mapa 3), Esta
t í Adc” C s n P °i0nización tiene- por lo demás, una apaPTén-
(¿transculturación?), más no pueden constituir Esferas
de Interacción o Sistemas Mundiales porque no son
V® .ieCjet¿ pej 5 gue sólo se ctínsolidará posteriormente, en sincrónicas.
107
1*1989 A rqueología ~ ~ ^ ^ OSCILACIC
108
A rqueología
' .¡h.iacan y la costa del Golfo son evidentes: yugos, debieron haberse abandonado primero. Esto se sustenta a
Teotinu vasQs de f0n(jo plano y paredes almenadas, los medias con base en la información que ahora se tiene
palf" “ 'Psaraf¡ados Zaquil, las figurillas moldeadas, los sobre la cultura de Chalchihuites y la región de Rio
ne9^c rie oelota. perfiles de edificios, etc., verifican la Verde, San Luis Potosí y la Sierra de Tamaulipas. que
‘ msencla de aquellos centros de poder en la región nunca más fueron habitadas por mesoamericanos. Sin
presenoi |flm 2o-31,51-52-55; Braniff, 1975c: 223- embargo, el sitio de Villa de Reyes, o Electra, en el
(F? M i’chelet 1984 y 1986) que Michelet asocia con la altiplano potosino, que es la región más árida de Me-
I nlotación mineral del cinabrio (Michelet, 1984), que soamérica Septentrional, aun cuando muestra una dis
1? muy utilizado en la pintura mural (Weigand et al.. continuidad arqueológica, puesto que el complejo del
Clásico (Valle de San Luis) termina abruptamente, al
contrario de lo que la lógica sugiere, volvió a habitarse
(fase Reyes) por gente que traía un complejo cerámico
o —los chichlmecos, muy parecido al de la fase Tollan de Tula, Hidalgo
(Braniff, 1975; Crespo, 1976). Otros sitios toltecas de la
grandes, pequeñ° s y medianos fase Tollan (900-1150 d.C.), se encuentran en Guana-
juato: El Cóporo Tardío (Braniff, 1972: 276), El Cerrito,
Existen claros indicios acerca de que el abandono de la cerca de la ciudad de Querétaro (Crespo, 1985, en Cas
reqión septentrional mesoamericana se inicia hacia 900 tañeda et al., 1988:328) y Carabino, cerca de San Luis de
100d.C. (Braniff, 1989; Castañeda ef al., 1988: 329), que la Paz (Braniff, 1972, lista 2). En este último aparece, por
también púede interpretarse como una "colonización" primera vez en la entidad, un juego de pelota que es de
—si es que el nombre es el adecuado— de grupos "sal tipo cerrado —como los de Tula—; las construcciones
vajes" chichimecas no agrícolas, o como una involu ahora son rectangulares, sin el patio central caracte
ción progresiva de los grupos mesoamericanos civiliza rístico del Clásico (Crespo y Flores. 1984, en Casta
cia. la tempri dos hacia una barbarie y salvajismo, lo cual está rela ñeda et al., 1988, fig. 16) que organizaba el patrón
and. 1985; p.üij cionado con un cambio climático hacia la desertización tetraespacial. La disposición de estas construcciones
en puede que impidió la agricultura de temporal; las regiones más difiere de la geometría del centro d° Tula (Yadeun, 1985,
de tipo SisteJ norteñas, cerca del desierto —el Trópico de Cáncer- fig. 7).
relación estar*
109
A rqueología
Estos sitios toltecas en el Altiplano potosino y nores
te de Guanajuato no tienen carácter defensivo por lo
que la presencia de “aguerridos chichimecas" no se sus
tenta.
En estos mismos tiempos, hacia el centro oriental del
estado, existe, al parecer, un reacomodo hacia una eco
nomía mixta de caza recolección con agricultura; y hacia
el poniente aparece una nueva tradición cerámica aso
ciada a sitios defensivos (Castañeda et al., 1988: 329-
110
Sanders, William T. y Barbara J. Price Apéndice: Fechamientos
nómica y periodi Mesoamérica. The Evolution ot a Civilization,
américa y el centi Random House Studies in Anthropology, New
.mbila y E. Péra
xión Biblioteca schiffer, Michael B. Guanajuato
"Hohokam, chronology: an essay on history and
method ', Hohokam and Patayan. Edited by Ran
dall H. McGuire and Michael B. Schiffer, Acade Sitio Morales (Comonfort). Fase Morales: similitudes
ey in Prehistoric mic Press. New York. pp. 229-344 especificas con la Fase Ticomán de la cuenca central (Bra-
he Archaeology Snarkls, Michael niff. 1972: lista 1). fase que ahora se sitúa entre 400 y 150
¡r Southwest. " a.C. (Niederberger, 1987, fig. 595). Otros sitios cercanos
Hedrick. Transad Ceramic analysis. The Tarascan Aztec Frontier, —de la misma fase—, se ubican en la región de San
iy ot Science. Vol The Acámbaro Focus. Archivo Dirección de Mo Miguel de Allende (Martínez y Nieto, 1987: Braniff, in
numentos Prehispánicos. INAH, mecanoescrito.
forme 1967).
¡odtdad Mexicana de Antropología Sitio El Cóporo (sitio 1. en Braniff. 1974, fig. 3). Fase
laa,s El occidente de México, XVIII Mesa Redonda.
id the Mesoaiw Sociedad Mexicana de Antropología, Taxco. Cóporo Temprano. Identificada con un tipo de la Fase
ory Model of Fid Morales (Braniff. 1974: 277).
ar: Comparatine Sitio El Cubo (sitio 3, en Braniff. 1974, fig. 3). Se identi
ge Jr. And S.l-A >1concepto de Mesoamérica,
fica con el mismo tipo de la Fase Morales
f Oklahoma Pr» Sitios de tradición Chupicuaro en el sur del estado,
entre 500 y 350 d.C. (Castañeda et al. 1988. fig. 2).
icial y cultural^ La diacrosincronia de la estructura urbana del
Estado: en el caso de Mesoamérica. Mesoamérica Sitios relacionados con Chupicuaro (Portei 1956) y
•mèrica y el cen» con Cerro del Chivo (Gorenstein. 1976 y Snarkis 1976).
ibilayE. PérezHj y el centro de México, J. Monjarás-Ruiz, R. Bram-
bila y E. Pérez Rocha, recopiladores. Colección en el sureste del estado sin cronologia absoluta (Flo-
Biblioteca ' rance. 1985).
Biblioteca del INAH, pp. 115-132.
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part 5 The Ai"®1
ad^ohia.
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Enprensa Arqueología del movimiento.
113
Excavación
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era un pozo irr
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cubierta de la t
espesor variable
114
Oscilación de la frontera norte
mesoamericana: un nuevo ensayo
Beatriz Braniff
F 5te articulo es un intento máspor entender la región de Antropología. Mesa Redonda XVIII, 1983. Taxco),
septentrional de Mesoamérica a la cual, alguna vez, lla pero en ningún caso sa ha llegado a conclusiones en
méis Mesoamér Ica Margcnal Se Irata, al mismotiempo. cuanto a su esencia
Ce un resumen sobre loa diferentes enloques: ajenos y Estamos, pues, ente una serie de problemas comple
personales, viejos y recientes, gue han permitido avan jos qua no se pretende organizar aquí, ni proponnrsolu-
zaren el conocimiento de esla región y de sus diferen ciones generales, pues estos remas requieren de amplia
cias y a la vez da tus relaciones con la Mesoamérica discusión Sólo se presentarán algunas alternativas de
tradicional, aquélla ubicada al sur de la frontera delimita rivadas de proposiciones incluidas dentro de los varios
da parael Siglo XVI y que ha recibido más atención por modelos y diversas hipótesis que hay al respecto Se
parle de los antropólogos Inlenln presentar también liene como meta aclarar lo que es Mesoamérica, espe
una base para la diferenciación de lo que no es meso-
te para asi entender cultural y cronológicamente a
Siendc ésta una región de fronteras, es necesaria Mesoamérica.
adoptar modelos e hipótesis que sirvan para entencer
lasinteracciones entre grupos de diferente clase y nivel
cultural. L09 modelos aplicables son numerosos, pues
toqueceben Incluirse tanto aquélIosque puedan servir Antecedentes
para definir las "áreas culturales" que entren en juego,
como los que sirvan para entender las relaciones inter En términos generales, el problema inicia hace un siglo,
nas de los sistemas socio políticos dentro de las áreas cuando los antropólogos norteamericanos descubren
culturales, como las externas: es decir, los sistemas al nuevo "Suroeste", dertro de su reciente adquiaiciór
50C10-P0uticos no necesariamente imbricados dentro territorial. Ellos elaborarían esquemas culturales y cro
ce las área» culturales. Se requiere, Igualmente de pa nológicos particulares, aln manifestar mayor Interés al
rámetrosque sirvan para puntualizar las distintos nive- hecho de que la reglón había pertenecido a México
'esde desarrollo, puesto que el tipo de relaciones será hasta hacía muy poco tiempo —por lo que el término
de diferente categoría de acuerdo con ellos "suroeste" era a todas luces inadecuada. Además,(fin
Un problema Ingresante que se analizará es quq^el esta reglón persistían elementos del centro y del 9urde
lémino Mesoamérica se tefiere desde su concepción México que entonces se interpretaban como ¡ntrusio
anginal aun área cultural, mientras quo a la reglón al nes recientes de épocas coloniales. Afortunadamente,
nortenoseconcibe hoy en día como tal: es decir, seestá asle en loque centralista norteamencano cambió con el
anteconcepciones dilerentes. El occidente de Méxiro, tiempo y recientemente, el problema de lasconexiones
que está muy relacionado ÍOn la Mesoamérica Sep cor Mesoamérica es un tema de estudio muy relevante
tentrional ocupa un lugar Impreciso dentro del desa (ver Wilcox. 1986. para unanálisishistóricode estas ideas)
filo meaoamerlcano. quizá porque loa parámetros Serla Kroeber quien, en '939 delimitaría las Areas
«tipleados han sido siempre los determinados para Culturales y Naturales de Norteamérica' definiendo un
,85 piones nucleares de Mesoamérica Tampoco se "Suroeste" centrado en Arlzona, Nuevo México y Colo
«concebido estos núcleos como centros de redes que rado. Sin embargo, pronto se anexarían, en forma bás
tciuyan agrupaciones menos complejas en sus peri tante forzada, culturas evidentemente diferentes como
stas. las cuales pueden estar ubicadas tanto dentro la muy antigua eochute y las supervivientes de cazado
Cultural como tuera de ella. res-recolectores: asi como la de los nuevos cazadores
« b i d o Importantes esfuerzos par rennellzar la atapascanos Luegu se ampliarla geográficamente el
d * a f Üal conceP,° Mesoamérica (Sociedad Mexicana concepto para integrar culturas supuestamente rela
rttiircpoiogia, Mesa Redonda XIX, 1985. Querétaro)y cionadas. ubicadas en el norte de México, ahora bajo el
tién por raublcar al occidente (Saciedad Mexicans nombre del El Gran Suroeste (ver Kirchhoft, 1954, para
A r q u e o lo g ía
100
ION OS U> FRONTERA A RQ U EOI.OCI A
101
A rqueología
materiales), para reconocer a una unidad cultural tanto cer una primera base de ditererelación y una r*-»,
internamente como en sus extensiones en espacio y precisión cronológica del desarrollo cultural. que»j
tiemoo que puede ut'l zarse para organizaciones esle de a entender las ¡ntnrrolaciones en el tiempo ¿
íales, a.ir» cuando "a mayor complejidad cu toral los ensayo es apenas un principio
intereses y obielivos (de un grupo) serán más claros y la
ideología que acompaña al poder será más consistente"
(Mancha y Rivera 1904, en Branífl. 198b: 26-27).
102
NDE LA FRONTERA A rqueología
lizada con connotaciones sagradas Son centros de ción de Occidente, se desarrolla a partir de una antigua
roncenlración de la riqueza (del surpiuss producido por base formativa que se da hacia 1500 a.C., en Michoacán,
,,r s stema agrario eficaz y de los recursos comerciales Jal'sro, Colima, Nayarii y Sinaloa Esta tradición está
asi como del intercambio de bienes básicos y morcan claramente desprovista de influencias olmccas y del
das exóticas). El intercambie so basa en la producción ceilro de México (Branifl, 1675a; Waigand. 19B5:E9 y
I v explotación especifica de cada región, lo cual produce Seo», 1905)[La fase El A«ena»ce. 350-300 a.C., a 150-200
i *na (rama muUidireCCional densa, compleja y tormal d C.) errTeuchitlán. Jalisco, representa la culminación
t mente organizada Este sistema de bienes materiales es del tipleo culto Funerario (tumbas de tiro), y consolida
| paralelo a oiro sistema, igualmenle regular, de interca m ción en Iqpna submonumental del patrón arquitectónico
h tío de información de mensajes, que se basa en un básico (plataforma circular y construcciones circun
I conjunto de símbolos visuales así como en un sistema dantes Simétricas) y sus ssociac ones específicas Lue
mitico y uncampo semánlicocomún. Cada unidad par go de pelota abierto, etc ) que serán la base de las
I tlcipa e irriga la vida y el orga nismo social del conjunto; subsecuentes Fases dentrodei Clásico. Existen desarro
I «jichB participación dinémicB contiene un esquema cos- líos regionales diferentes una región nuclear en Teu-
[ mogónico y milico común, y constituye uno de los prin chitlán y las vecinas áreas lacustres de Nayarit. una
cipales motores de una integración cultural mterregional segunda zona menos compleja que se extiende »asía a
(Niederberger, 1987:747 752). zona cosiera de Jalisco, tvlayarit y Colima; firalmente
! La diferencia cor las etapas posteriores se da con otra, más sencilla y*dispersa, en el norte de Jalisco y sur
base en la importancia y densidad de esle mododeorgani de Zacatecas En la zona nuclear, rica en recursos no
zación política del territorio típicamente mesoamericano. comunes y estratégicos, las complejas tumbea son evi
que se define por esa confederación de citós política dencia de linajes impórtenles, y las ofrendas asociadas,
manta autónomas El periodo siguiente. Mamado Proto que incluyen laturqueasqulmicaqueprovienede regio
urbano, se da haofl 500 a.C. se caracteriza por capi nes extramesoamericaras, indican contactos con am
tales regionales mayores, congruas poder político de plios territorios y son evidencia ciara de une habilidad
¡nlegración regional (fbid.. 6951 j sociológica para obtener riqueza con Unes lunerarics y
Es en este mismo tiempo (eqtm/alente al Preclásico de estatus (Weigand, 1965 63-70)
Supenor o Formalivo Terminal y Protoclásico) durante Corresponden a esta época, entre otros Sitios en Oc
el cual cidente Morelt, en Colima, en su tase Temprana (300
a.C -100 d C.) (Meighan 1972 18). y posiblemente Ama
uiJiaiuaiJMaflÉÉilMaJHMHCH i i M M i a i i t pa Nayaril, en su fase Gaviláh, asi como la fase Tierra
fuerzas productivas, que a su vez proporcionó la estructura cel Padre en Chametia, Slnaioa (Meighan 1976:16.26/
necesaria para que pudieran formarse los primeros centros V tía 6)
urbanos... Ello repercutió en una modificación superestruc En estos tiempos se coloca, además del ya mencionado
tura! drástica, surgiendo el Estadocomo la organización social
apropiada... Fueronestos adelantos quizá ios que abrieron la Cuicuilco. D.F , al-importanlisimo sitio deChupIcuam.
posibilidad de que algunos grupos se aventurasen a coloni- Guanajualoi Mientras unos autores ven a Chupicuaro
como el componente de un sistema estatal en expan
blecerse (Olivé, 1985:95-98).° ^ ° a ,an podldoes,a sión, cuya foco es Cuicuilco (Plorance, 19S5 4S), otros
ven en este último un fuerte impacto que proviene de
/ La estructura del Estado mesoamericano está en for Occidente (Bennyyholf, 1606:20). La arquitectura cir
mación entre 8ÚÚ a C. y 100 d.C En esle tiempo exister cular de Cuicuilco, que no tiene antecedentes en la
cuatro geometrías constructivas, asociadas desde en Mesoamérica Tradicional (Yadeun. en prensa), puede
tonces t jacosmovisión particular mesoamencana. Las estar relacionada con las plataformas circulares de Teu-
geometrías son ta circular, la rectangular, la perpendi chltlán (Weigand, 1985:70^0 considero a Chupicuaro
cular y la telraespaciaUEsta última es la única que tiene como un heredero de la tradición del Occidente (Bra-
continuidad en si segündo tiempo (100 a.C a650d C.) nitf, 1975a) /
[Yadeun. 1965 122-123) Finalmente, dentro del proceso de desarrollo de Mesoa
mérica, la cristalización de metrópolis n superpotenoins
LaHomogenelded arquiieciónica de las estructures, es una calificadas como "centros de integración supraregio
nal'' se dan en un periodo urbano, antreel primarysexto
yfn ür'„ú'izacinr social y cor Bl slstmna üo :ruu-ic as siglo de nuestra era (Nciderberger. 1907 694] o entre
[flenfrew. 19Ä65 Ver además Weigand, 190S9O, ñola 1). 200 y 900 C.C. (Pida ¿han, 1985:60). El carácter de las
superestructuras es en este tiempo de tipo teocrático
. periodo Proto-urbano según Niederberger.o (Olivé. 1985:103-104) y la forma arquitectónica tetra-
, * “evolución Urbana de acuerdo a Olivé, existen en espacia es la más adaptada, desapareciendo la geóme
¡* «gion norcentral de Mesoamérica —por debajo del tra circular (Yadeun. 1985 123, en prensa)
o Lsrma—, por lo menos dos tradiciones (ver mapa 1) /_Hacla 650 d.C , desaparece Teotihuacan comocentro
^-caracterizan por arquitecturas, tipos cerámicos, ce integración supraregional; construyéndose luego y
■Buqllas y otros datos específicos Una de ellaa corres- baste 950 d.C , el mayor número de capitales de Estaco
tmi a B,l* transformación que se da en la cuencacen- en toda Mesoamérica Es también el momento de coe
m ** ”t " C6' óespuéa de la fase de deculturación xistencia del maynr númerode variantes temporalea de
¡maca (después de 70Q-65Da.C.) y son caracleristicos la geometría especial. Vuelve a aparecer en ios valles
(Mí^?2Í1k1qs ai1los de Zacatenco. Ticomón y Cuicuilco centrales (Tula-EI Corral) la geometría circular, esta ve2
^erberger, op. crf .695). La otra, que llamo Tradi asociada a la rectangular (Yadeun. en prensa). Es tam-
10.3
MM 9 A r QiJ F.or o c i A
104
A RQUEOLOGlA
i u la anterior línea combada (ver mapa 3). La cultural y de cambios en el medio amhiante Estos mo
noS A n te r a del siglo XVI y la anterior de los siglos X y vimientos coinciden con una suslitución momentánea
« T r |UV(j regiones cuya lluvia es menor que los 800 de una producción agrícola intensiva por una menos
¡ 5 anuales por lo que aclámenle la aqrj^lrur» Oa intensiva, y por una mayor actividad de caza y reco
el es también precaria |ver mapa lógico lección. Sin embargo, pronto se reorganizaría toda la
e s¡ esta expansión hacia el sur «¡ene que ver región dentro de sistemes que fueron de diferente ca
proceso de deseri¡7aeión progresiva serian las l dad que los anteriores (Cordall oo cit, capitulo 1)
jnás norteñas las grimeras en ser abandona Sin embargo, en la región desért ca del suroeste los
.7« oor grupo® cultiva flor as_5sta proposición paree« hchokam. hacia 1100 d.C muestran igualmente una
firmarse en Guanajuato. puesto que enlre los siglos inseguridad cultural que se basa en cambios del medio
“ , xv la frontera entre grupos sedentarios y cazado- ambiente, que produjeron cambios culturales sustan
-ecoleciores había descendido hasta aproximada- ciales. Entre otros, se abandona el lamoso sitio deSna-
H »i i'pniro del estado y pare el siglo XVI todavía kelown y se inicia una reorganización política con
^ cait a*t toa li***<1e* con Michoacón tendencia a la secularización (a diferencia del carác
ter religioso anterior) Asimismo, se nota un cambioen
TcasBWa’s' « . ' « « "9* 22 y 23> los sistemas comerciales, por lo que sede|ande recibir
Si de acuetdo con nuestras proposiciones el abando-
0 d€ eS3S tierras está correlacionado con un impe- objetos de origen o inspiración mesoa menean a. como
imento de carácter ecológico, ascciado a la falta de sen Ia9 guacamayas, vasijas trípodes y figurillas {¡bit) :
jvías cíclicas que permite c no el Cultivo de roza y 189: 305-323)
wncorai. es interesante ahondar más acerca de esos En cuanto a estudios del medio ambiente, se mencio
airones pluviométnccs. na que entre 900 y 1200 d.C., existió un cambio en el
En el extremo noroeste de la Gran Chichi meca (el régimen de lluvias, que consistió en dos largas épocas,
Lroe9tR para los norteamericanos), se tiene informa durante Ia3 cuales llovió mucho más que antes (las
ron arqueológica ce una época de cambios culturales máximas se alcanzan en 950 d.C y luego en 1150 d.C ),
¡refundes, que se dieron entre 1200 y 1300 d.C.. duren- separadas por una sola, pero muy larga 3equia (cuya
ai se abandonaren grandes regiones, se poblá máxima se ubica hacia 1050 d.C). Antes de 900 d.C ,y
is y se adoptaron nuevos patrones Las explica- después de 1200 d.C., la oscilación entre épocas da
nenes que sedan para estos movimientos son de tipo lluvias y ce sequías era mucho més frecuente aun cuan-
105
A RQUEOLOGIA
do la caridad ce lluv.a era menor (fbrd. lig. 9.2). Tam
bién se tienen datos dendrccrcnológicos quesustentan Hay que hacer énfasis en que los sistemas tjg....
una gran sequía entre 1279 y 1299 d C.. aunque Martín ción e je se construyeron en ciertas locaiidadei
(1979: 65-08) refuta esta teoría Hay información acerca des eriu pee los pueblos Hohokani so*> nfmi¡aJ
de la reducción de nivel freático y prcfundización de más amplios y complé|os que cualquiera de susc<,„
royos en esos tiempos. parí das mesoamencanas a pesar dequeladensi«,
Sin embargo, los estudios polínicos que se dar lleva estas poblaciones es mucho menor (Duolitlle «
do a cato en el norte de México qo confirman clara sugiriéndose asi que ésie es un desarro lo regional
mente dichas sequías (Brown. 1985)7 importado de Mesoarnérica (Braniíf. 1985. 83i
Como contraste, en la cuenca de México, hacia 1000 En relación a la arquitectura, las casas más anin
d.C., hay una tendencia hacia una mayor precipitación y en el suroeste de t.U I2Ü0 d.C.) son las casas loto
temperalura que las actuales. Hacia 1250 d.C.. la lluvia planta circular y somih andidas, que difieren loialrn,
sigue en aumento y la máxima se alcanza hacia 1750 d.C. de laanligua habitación mesoamericana.Sedislrith,
Hacia 1250 d.C.. la tempertura alcanza su máxima y se en aldeas, a veces alrededor de una casa principa*
reduce notablemente hacia 1500 d.C. cuando alcanza un dell. op. clt 218).'Este lipo de casa es el que posta
nivel s milar al de hoy endia. Hacia 1750 la temperatura mente se da en Chihuahua (San Antonio de p*
desciende mucho más (Niederberger 1987, lig. 596) harria ?Sít d O. (Di Peso. 1974: volumen I) yens.;,
Los niveles de lluvia en ia cuenca actualmente son de (San José Bavicora). entre os siglos XI y XIV (pt
800 mm, y la temperatura (oscilación media) es de 6° 1980 29)/En a reglón HohoKam ia C3sa toso hiten
(Rzedowski. op cil.'. flgs. 18 y 13). cuantos qiie tiende a ser reci anguiar. coneniradsi
Una información que puede ser utilizada analógica ral de rampa que se oa enlre 300 a C . y 110c 4
mente. es de tiempos coloniales, cuando se registran (Haury, 1976. 62. lig. 3.28) aunque los reciente
fluctuaciones climáticas de años buenos y malos para la ludios cronológicos sugieren que la primera lechan
agricultura, que se suceden cada 10 años. clonada es mucho más recreóle (SOO c.C. Schi
Las crisis de 1674 y 1697 tueron memorables. En el 1982 335 ) En Snakelovrn la zona habitación al da;
siglo XVIIII assequías y helacas produjeron una serie de foso rodea úna "plaza" central (zona llana circular|
hambres y escasez entre 1724 y 1810, las más terribles montículos plataformas circulares de carácter 1
tueron las de 1749-50. las de 1785-86. y la de 1809-10 (Haury op. c it. 82). se ubican at sur de la zonal
(Florescano. 1986: 52 y 71-73). lacional. Los juegos Oc pelota de muros corrbadosi
De acuerdo con la ¡nlormación anterior es precisa pan igualmente una posición alrededor ce aseccig
mente en 1750 d.C.. cuando la lluvia alcanza un punió casas (Wilcox ef a/.. 1961. tig. 32) Posteriormente.!
máximo, pero también cuando hace más frió. 700 y 1000 d C . se oa un cambio en ciertas leeak
Los datos históricos sugieren, por otra parle, que en hacia la construcción de "pueblos", quesonesima
los valles centrales existió una época de sequies hacia que integran cuartos contiguos de múltiples usos.l
1150-1200 d.C. Clin de Tula), acompañadas de migracio mayoría de ellos se encuentra ¡a Kiva de plañía1
nes chichi mecas (Armillas. 1964 y 1969). Estn contrasta hundida '/circular, cuya (unción es ritual entre on
con la iniormacicn arriba indicada, que señala una si algunas áreas iChaco) m planta dei pueblo tieret
tuación totalmente opuesta a la de 1750 d C., que es de anfiteatro (Cordell op c/f : 237-301)
también oe sequía, pues es entonces cuando la precipi Es en el periodo prehistórico (¡nal de "pueble; 1
tación pluvial íue mayor que la actual y la temperatura gados", que se inicia hacia 1175 d.C.. en ei per-coi
co Hohokam (McGu.re y SchiHer, 1982.193 y 33S|ol
Es evidente que se requieren estudios climáticos más 1300 d.C. (Cordell np. cif. capitulo 10). cuando se
precisos. Sin embargo, como señala Micheiet ¡1984). en gura una nueva época duran le la cuál se corlo
las regiones semiéridas norteñas, una seguía do dos o comunidades muy grandes de estilo "pueblo |cj
tres años consecutivos es suficiente para acarrear el contiguos), varios de los cuales fueron conocido
desastre a pueblos cultivadores. los españoles En la regiór Hohokam entre 130C)
Para el problema que aquí se analiza es de todas d.C , se alcanza la mayor ccnrptejldari y se consto
formas interesante la concordancia cronológica enlre ("complejos", compouds. "casas grandes" de mure
los cambios que se dan en el extremo noroeste hacia 5ivos de adobe, plataformas y los "cerros deTi indi
11DO-1200 d.C., y el desplome progresivo de la (ronte ra (Me Guire ySchitfer.op cil |. De éste periodo«*
de los agricultores que está bien ubicado en Guanajua Paquime que corresponde al auge ce Casas Gi
to hacia esas fechas. Chihuahua, el cual se caracteriza, preasamertr
En cuanto a la agricultura, en gran parte del suroeste sus casas grandes de muchos cuartos cont giros,'
de E.U.. las plantas cultivadas fueron las que suplian la pisos y muros de adobe (Dean y Ravesloot 19®
mayor parte de la alimenlación, pero siempre se requirió obsiante que en esta úliima. existen elementosd
invertír un a considera ble mano de obra para asegurar ei mesoarnericano, su conformación es lotalntenU
éxito de la cosecha, empleándose siempre une multitud rente a la arquitectura mesoamericana (Bramb.1
de sistemas ingeniosos para llevar agua a los campos Yadeun en prensa).
para conservar la humedad y para detener la erosión. La Para concluir y con base en ésta sintética expá9
agricultura de temporal requirió siempre de esa inver que^se ha referido fundamentalmente a los
sión. En otras localidades la agricultura fue sólo suple ecológicos y arquitectónicos me parece qLed
mento de la caza y recolección yen otras más. Sólo un suficientes argumentos para distinguir a la Gis*
experimento corto y sin éxito (Cordell. op. cit., capitulo chímeca (o Gran Suroeste) de Mesoarnérica Ado*
6) claro que mientras ésta ultima tndavia puedete
106
a i'o e u tq o w g i.
A rqueología
108
Hde LA fBONTEBA A r q u e o l o g ía
r .. acan y d cosía del Godo son evidentes yugos, debieran haberse abandenedo primero. Esloses usténía a
’ T « omos de londo pian o y paredes aImanadas os medias enn hnne en Ja Información que ahora se liere
raimes, ados Zaquil las figurillas moldeadas los sobre la cultura de Chalchihuites y la región de Rio
n’ 7* depeída, perfiles de cdilicios ele verifican la Verde. San Luía Folcsl y la Sierra ríe Tamaulrpas, que
' de aquellos centros de poder en la región nunca más luáron habitadas por mesoamerlcanos. Sin
presflRCi ^ 20.31 51 -52-55; Bianlll, 1975c, 223- embargo, el sitio de Villa de Rayes o Electra en el
(Frano«. * ig86) que ^icheler asocia con la altiplano potosino, que es la región más árida de Me
241 y M'cneiei ' a j' . . . in IMi. h - | . n „_
soamérica Septentrional aun cuando muestra una dis
continuidad arqueológica, puesto que el complejo de
uerajT"
7
H ?T I
Clásico (Valle de San Luis| termina abruptameme, al
contrario de lo que la lógica sugiere, volvió a habitarse
(fase Reyes) por genle que Iraía un complejo cerámico
muy parecido al da la fase Tollan de Tula. Hidalgo
El ocaso —los chichimecos, (Branfl, 1975; Crespo 1976) Otros sitios toitecas de la
nrandes, pequeños y medianos fase Tollan [900-1150 d C.] se encuentran en da ña
juato: F Cóporo Tardío (Branilf 1972 276), El Cerriic
cT^Jer^laros indicios acerca deque el abandono déla cerca de la ciudad de Queráiaro (Crespo, 1965, en Cas
rtúldn septentrional mesoamericana se inicia hacia 900 lañada alai.. 1980:326)yCarabino.cercadeSanluisde
100 (I C- iBraniir, 1905: Castañeda al a l. 198B. 329). que Ja Pa2 (Branilf. 1972, lista 2]. En esta ultimo aparece, par
lamdllTi pbede inlerpreiarse como una "colonización" primera vez en la entidad un juego de pelota que es de
-ales que el nombre es el adecuado—de grupos 'sal- tipo cerrado como los de Tula—, las construcciones
/iies” chichimecas no agrícolas, o come una involu ahora son rectangulares, sin al patio central caracte
ción progresiva de los grupos meso america nos civiliza rístico del Clásico (Crespo y Flores. 1904. en Casta
dos hacia una barbarie y salvajismo, lo cual está rela ñeda el ai., 1988 fig. 16) que organizaba el pairón
cionado con un cambio climático hacia la desertización letraespacíai La disposición de asías construcciones
que impidió ia agricultura de terr peral, las regiones más difiere de la geometría del centro d*>Tula (Yadeun, 1985,
norteña*. cerca del desierto —el Trópico de Cáncer - lig 7)
A rq u e o lo g ía
110
Ine LA FRONTESA A r q u e o lo g ía r im
Haury, Emil
1976 The Hohokem. Oeserl Farmers end Cralternen.
111
nF LA FROMTOM HOHTt A K Q U H O I.O C I A
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ni«. 1972. lisia 11 fase que eho>asesituaentre 400 y 150
a.C. (Niederberger. 1967. (ig 595). Otros sitíos cercanos
analysis The Taraceen Altec Frontier. de le
la misma fase-, se ubican en la región de San
Acámbara Focus. Archivo Dirección de Mo Miguel de Allende (Martinez y Mieto. 1997: Brani«, in-
lemos Prehlspánlcos INAH. macanoescrilo
Sitio Fl Cóporo (sitio 1 en Branitr 1374. tig 3) Fase
ti occidente de Manico. levili Mesa Redonda i poro Temprano Identificada con un tipo de la Fase
3oc edad Melicana de Antropologia. Talco. Morates (Gramil. 1974 277)
Sitio El Cubo (sitio 3. en Braniff. 1974 tig 3). Se identi
o d» Mtíoamirica, fica con el mismo tipo de la Fose Morales
S ÍS - t? J Sillos de tradición Chupicuaro en el sur del estado
:.:vrc
entre 500 y 350 d.C. (Castañeda er al. 1999. fig. 2)
“S J-"Udiaccoslncronia da la estructura urbana del Sitias relacionados con Cbupicuato (Porte, 1956) y
Míateo. J. Monpria-Ruiz. R Bram- con Cerro del Cbivo (Garenstein. 1979 y Snarkis 1976)
en el sureste del estado sin cronología absoluta (Fio
Bíblioteca dfll INAH pp. 115-132. ' ranee. 1985).
113
i
A RQUEOI.OGI A
piejo Tumbas de Tiro de Occidente Una (echa porC14 arrojó la lecha 20202200170 a.C. para esta tase (Ei
dio 1800 60 AP (100 a 250 d C.) (Bell. 1974). aflr h
Sido Toloate. Fechas por C14, entre 100 y 1 a C Cerrito de Bayas, León. Guanajuato (Ran«- -■ I. 3
(Herí. 1989. lig
vanos sitios que se concentran en la Ircntera entre
Jalisco y Zacatecas, del periodo Forruativo Medio y
Tardío (Weigand. 198.6; tig. 7.S ). 'i Querétaro
*77-7
y 1 (Nalca. 1975:82 97 y 99) Hay Indicaciones (per
San Luto Potosí **tn ii • .»-a de ellas de carácter ceremon -
no se ofrecen planos, \ibidem.: 102]. La secuenci,
Sitio Electra (o Villa de Reyes) Fase San Juan (Branilf, linúá con una segunda lase— 1-400 d.C , 48 sitios,
1975. 34-38: Crespo, 1976: 45-47). Una lecha por C14 estructuras de tipo ceremonial (Nalda op. cir.. 102
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