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 ARQUITECTURA

Las manifestaciones arquitectónicas del territorio perteneciente a la ceja de


Selva junto a las evidencias de producción agrícola demuestran la existencia de
civilizaciones antiguas que alcanzaron altos niveles de organización social
durante el periodo arcaico y desarrollo tecnológico desenvolviéndose como
tribus cazadores y recolectores.

En las excavaciones de los montículos arqueológicos de Montegrande y San


Isidro en Jaén,y La Florida, su arquitectura monumental es de carácter público
- religioso, edificada con estructuras de canto rodado, arcilla, quincha y pinturas
murales polícromas con diseños iconográficos complejos que expresan formas
y estilos propios de la Amazonía.

 Sitio arqueológico de Montegrande


El sitio arqueológico de Montegrande, se encuentra ubicado sobre un
montículo artificial en un área de: 4196,41 m², al sur del asentamiento
urbano de Montegrande, a 2,54 km de distancia de la plaza de armas de
la ciudad de Jaén, a una altura de 749,489 m.s.n.m, antiguamente
Montegrande, junto con San Isidro y otros montículos formaron parte de un
gran complejo cultural, que pertenece a la cuenca de Amojú y que
actualmente se cree que desaparecieron o simplemente están sepultados
bajo la actual urbe de Jaén.
Durante las excavaciones se evidenciaron piedras en forma semicircular,
recintos con la forma espiralada o de caracol que se proyectaban en
direcciones Este y Oeste a manera de muros de contención y terrazas, a
medida que se retiraba la capa superficial se evidencio que las piedras
alineadas continuaban posicionadas pero a manera de surcos.
Así mismo, se identificó también un muro enlucido que se proyectaba de
forma semicircular de sur a norte, así como también gradas o escalinatas
de acceso superpuestas, asociadas al muro enlucido. Con la finalidad de
definir mejor las escalinatas, las excavaciones se ampliaron hacia el lado
Este, registrando otro muro con la fina capa de arcilla de color blanco que
mantenía la misma orientación de sur a norte en forma semicircular,
patrón que constituye uno de los símbolos más antiguos y universales de
la historia de la humanidad y que para algunas culturas representan la
unión y reconexión espiritual e intuitiva del hombre con el universo y con
dios.
Los muros identificados con orientación de sur a norte en forma
semicircular se encuentran relacionados con contextos funerarios de
entierros múltiples, asociados al parecer con niños que participaron en
entierros rituales de cierre de recinto arquitectónico. Llama mucho la
atención investigar cuál habría sido la función de este complejo recinto
arquitectónico y que espacio encerraban estas áreas semicirculares.
Quirino (2014) propone que son entierros de épocas posteriores que
fueron depositados en el montículo debido a su importancia religiosa, por
parte de las sociedades que habitaron el lugar.
Al ampliarse las excavaciones se halló un muro circular encerrado por otro
muro con la misma forma circular, el muro interior estaba enlucido y tenía
una orientación sur y el muro exterior que rodea el recinto aparentemente
fue construido en el preciso momento en que se procedió a sellar la
arquitectura del templo durante la última fase de su ocupación.
Siguiendo el curso que seguían las alineaciones del recinto se definió una
forma de espiral que terminaba en el centro de este, en el centro bajaba
de forma vertical. En el lado sureste del recinto se visualizó un individuo
de sexo masculino con la cabeza ubicada hacia el Este y los pies que se
metían debajo del muro, al parecer seria que este entierro seria parte de
las ofrendas colocadas antes de construir la última fase constructiva de
este recinto, Este entierro carece de objetos asociados a excepción de
dos dientes humanos, hallados a la altura del mentón, con perforaciones
en la parte media denotando haber formado parte de un collar. Un
segundo entierro estuvo depositado en medio de las paredes de la
estructura en espiral, en posición de cúbito dorsal flexionado. En
consideración a lo que se evidencia, estas estructuras arquitectónicas a
manera de espiral se encuentran íntimamente vinculados a entierros, sin
embargo esta forma distintiva del espiral representa uno de los más
antiguos símbolos evidenciados como un patrón que no solo se mantuvo
presente en Montegrande, sino que también guarda relación directa con
las estructuras descubiertas por Francisco Valdez en el sitio de La Florida,
en la naciente del rio Chinchipe en Ecuador.
Los recintos arquitectónicos en Monte Grande están ocultos al interior de
montículos construidos por el hombre para conservar y proteger estos
antiguos templos sagrados, estos, como ya se menciono mantienen
estrechas relaciones con las evidencias descubiertas por Francisco
Valdez donde ha registrado y analizado científicamente evidencias de
estructuras en forma de caracol halladas en La Florida, indicando según
otras culturas como los maya que la representación del caracol se
encuentra vinculado al concepto del tiempo como cíclico y no lineal, y que
para otras vendría a ser el inicio de las siembras o a la concepción al
parto (Valdez, 2013 ), dándonos a entender según las evidencias
registradas en estos sitios que su arquitectura está ligada a una ideología,
donde su pensamiento demandó la construcción de espacios con
características simbólicas, concéntricos en forma de espiral.
Discusión

El sitio arqueológico de Montegrande, así como en otros sitios del periodo


arcaico en la Ceja de Selva se conservan evidencias de un patrón en su
arquitectura, teniendo como modelo repetitivo la forma espiralada, símbolo que
por falta de mayores investigaciones no se ha llegado a un significado exacto
pero que como vemos es frecuente en arquitectura asociada a entierros
funerarios y muros enlucidos, tal vez dichos espacios representan una
iconografía que conforman expresiones simbólicas sujetas a órdenes de uno o
varios personajes que ejercían dominio y que estaban calificados para saber la
delimitación del espacio el cual demandaba una planificación y ejecución
técnica. El uso y función del edificio se ha mantenido con una perfecta armonía
espacial y técnica constructiva en relación al desarrollo arquitectónico. Valdez
(2013) Posiblemente el rasgo simbólico en espiral involucró además otro tipo de
conocimientos y de motivaciones, haciendo de estos lugares probablemente de
accesos restringidos.

Del mismo modo, al igual que en la arquitectura, las pictografías y grabados


practicados por estas civilizaciones ancestrales se ve reflejado una simbología
representada por la figura espiralada en su arte rupestre; expresiones artísticas
de comunicación que usaban los antiguos pobladores de la Ceja de Selva como
Faical, Shipal Gramalotes, Bomboca, etc en donde son notorios las pinturas y
grabados en forma de caracol o a manera de espiral.

Cabe resaltar, que para ambas manifestaciones culturales se evidencia un


carácter ideológico y simbólico representado tanto en arquitectura en piedra
como en arte rupestre en cuevas, constituyendo uno de los símbolos más
importantes y antiguos encontrados en el periodo arcaico.
fig.1 ubicación del sitio arqueológico de Montegrande

Fig.2 Recinto circular de Montegrande ubicando las tumbas


REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

Warren. Church

(1997). “Más allá del Gran Pajatén: conservando el paisaje prehispánico Pataz-
Abiseo” Revista del Museo de Arqueología, Antropología e Historia. Trujillo,
Edición N°7, pp. 205-248.

(2004). “Manachaqui: buscando las raíces de los Chachapoya”. Revista


arqueológica SIAN. Año 9. Edición N° 15. TRUJILLO-PERU. Abril 2004.

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